CONCLUSIONES
1) Los motivos que llevan a la práctica de ritos satánicos son muy diversos y
entre éstos podemos encontrar: la convicción de obtener ventajas materiales de
diverso tipo, incluso con perjuicio para otras personas; el deseo de ser distinto,
excéntrico y transgresivo; una morbosa atracción hacia lo que es pavoroso y
horrendo, como respuesta violenta a traumas, a veces sufridos en la infancia;
desear adquirir poderes particulares que se cree que pueden obtenerse por
medio de conocimientos ocultos y por la participación en determinados ritos; las
desviaciones sexuales satisfechas a través de experiencias inusuales, que tienen
como base algo de oscuro y ritual.
2)Diversos problemas de la sociedad contemporánea contribuyen, ciertamente,
a hacer que el terreno para la siembra satánica sea más fértil, y entre éstos
encontramos: la soledad del individuo, es decir, la masificación de la persona; el
impacto con ambientes que denigran al cristianismo o que en su propia visión
tratan de diluirlo; la disgregación de la familia a causa del debilitamiento o de la
pérdida de la fe en Dios, único que puede darle amor, armonía y unidad.
3)Ciertas actitudes le hacen el juego al satanismo, porque en mayor o menor
grado le dan impulso a su difusión.. La primera actitud es la de subestimar el
satanismo, considerándolo como algo sin importancia; una especie de juego de
sociedad o de rol, cuya posible perversidad puede ser socialmente tolerada.
4)Otra actitud, que podemos considerar como opuesta a la primera, es la
sobrevaloración lo considera excesivamente difundido, viendo en los grupos
satánicos organizaciones que siempre y en todas partes se dedican a actividades
criminales, lo que lleva a crear reacciones de fobia satanista o de caza al
satanista.
5)El satanismo conlleva una fuerte carga emocional y de evasión hacia lo
irracional. El mal profundo que proviene de todo esto asume aspectos y
motivaciones personales y oscuras; se concreta en los pecados personales y
tiene como común denominador de los diversos ritos, símbolos, prácticas y
creencias, la negación de la recta razón y una herida profunda a la integridad de
la persona humana, cosa que se manifiesta en las aberraciones sexuales, en la
sed de poder, en la búsqueda desmedida de dinero o de éxito, en un narcisismo
exasperado; todos esos elementos alejan del amor a Dios y al prójimo, y de la
búsqueda del verdadero bien personal y común.
6)En este mundo, en donde se tiene la impresión de que el mal -como quiera
que se entienda- vence al bien, creo que es cada vez más urgente dirigir a todos
la exhortación del Santo Padre: "No tengáis miedo". Esta tranquilidad sólo puede
surgir de la convicción de que la liberación del mal y la salvación pasan a través
de la obra redentora de Jesucristo, único Salvador del hombre.