5
2. BREVE HISTORIA DEL SISTEMA EDUCATIVO JAPONÉS
El origen del sistema escolar japonés, debemos remontarlo al comienzo de nuestra era,
fruto de la influencia que culturas como la china o la coreana ejercieron sobre el territorio nipón.
Estos primeros lugares de escolarización que nacieron alrededor del siglo IV dC, tenían como
objetivo principal la enseñanza de la lengua y escritura china y de las dos religiones por
excelencia, la confucianista y la budista (García Garrido 2005: 441.).
En el siglo X, se introducía en Japón el uso de la escritura kana, que suponía la adopción,
basándose siempre en los caracteres chinos, de un sistema de escritura propio. En estos siglos,
en el Japón de la era Heian (794-1192 dC), se asistió a un renacimiento cultural que llevó a la
fundación de la primera Universidad, que enseñaba matemáticas, derecho, ética y literatura
china, además se produjo un florecimiento de las artes plásticas y literarias, considerándose muy
importante la maestría de los aristócratas en poesía, música y danza, caligrafía, etc.
Las escuelas budistas impartían enseñanzas tanto a los monjes como a los laicos; de
hecho, a lo largo del siglo IX en las escuelas la educación estaba exenta de la división de las
clases y a la que cualquiera, independientemente de su origen, podía acceder.
Cuando finalizó este periodo se produjo una conflictiva época feudal, en la que primarían
las luchas entre clanes. Esta etapa favorecería que la recién institucionalizada educación,
dirigida a la nobleza palaciega y centrada en las artes, fuera sustituida por una enseñanza de tipo
eminentemente militar dirigida a los samuráis, donde se superponía la instrucción marcial a la
formación intelectual, pero siempre desde un punto de vista muy práctico, ya que se combinaba
el arte de la guerra con la alfabetización y una especial preocupación por la tarea administrativa.
(García Garrido 2005: 441.).
Hasta el siglo XVI, en cuestión educativa, Japón había ido sobreviviendo gracias, en
primer lugar, a la instrucción en casa, y en segundo lugar, a la creación de escuelas budistas de
carácter privado. Pero a partir del siglo XVI, en Japón se producirá una oleada de misioneros
cristianos, entre ellos españoles, que van a dar pie a la creación de instituciones de índole
católica, mientras que Japón, había descuidado los sistemas de enseñanza, relegándolos a un
segundo plano en el contexto guerrero. De repente todo esto, llevó al país a idear iniciativas que
reforzaran la formación intelectual propia contra la ajena.
Se iniciaba, entonces, en el siglo XVII, el período basado en la política del “país cerrado”,
correspondería al Periodo Edo, en el que el país se emergería en una profundo aislamiento
cultural, educativo y económico más de doscientos cincuenta años hasta mediados del siglo
XIX. (Beasley 1995: 45). En esta etapa habían varios tipos de escuelas: Escuelas de Samuráis
(formación intelectual y administrativa); Escuelas feudales confucianas; escuelas de carácter
privado; escuelas de la burguesía; terakoyas budistas; escuelas privadas para mujeres; y la que
primaba era la Educación militar, lecto-escritura. “Obediencia, disciplina, fidelidad,