Situación y perspectivas políticas en Bolivia 2022 - 2030.pptx
PabloJavierDeheza
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Situación y perspectivas políticas en Bolivia 2022 - 2030 Pablo Javier Deheza
¿Dónde estamos y cómo hemos llegado aquí? La fortaleza de la representación partidaria en este ciclo es en general débil, particularmente a partir de 1997. El desgaste sistémico es evidente. El actual bloque indígena popular que sustenta al MAS comienza a conformarse claramente en 1993, en torno a CONDEPA y UCS. Ese año, entre ambas fuerzas logran el 28,06% de los votos. Fatalmente los dos líderes históricos de ambos partidos fallecen. En 1997, con Remedios Loza e Ivo Kuljis , suman 32,88%. El MAS logra el segundo lugar en 2002. Su acumulación inicia luego de la denominada Guerra del Agua (2000). En contraste, el declive de la tríada MNR/ADN/MIR es evidente al final del ciclo.
¿Dónde estamos y cómo hemos llegado aquí? El ciclo que emerge a partir de 2005 es muy diferente del anterior, con tres factores fundamentales presentes: 1) La cohesión del bloque indígena popular en torno al MAS; 2) La consecuente presencia partidaria dominante del MAS como eje ordenador del equilibrio sistémico; 3) Las diversas divisiones entre las oposiciones que les impiden cohesionarse como bloque. En 2019 el MAS paga las consecuencias del deseo de su líder histórico de perpetuarse como candidato presidencial. La decisión de pasar por alto el referéndum del 21F tensiona al MAS, inmediatamente luego al bloque popular y finalmente al campo político y a toda la sociedad boliviana, lo cual deriva en crisis. El gobierno transitorio hizo aguas políticamente y esto favoreció la recomposición del bloque indígena popular y el MAS, actualmente con otros liderazgos y actores.
Caracterización de la situación política actual En la última elección las tres principales fuerzas sumaron el 97, 94% de los votos. Así, sistémicamente, el ciclo actual no presenta señales evidentes de agotamiento. Todo lo contrario, los equilibrios actuales (logrados principalmente a través de los mecanismos de distribución territorial del poder), dan señales de alcanzar para procesar conflictividad y solventar la representación política de la población. El ciclo actual tiene como característica sostenida la presencia de un partido dominante (MAS) en las elecciones presidenciales, compitiendo contra al menos dos siglas relevantes por parte de las oposiciones en cada ocasión; lo que posteriormente se complementa en las elecciones subnacionales con victorias de liderazgos contrarios al oficialismo nacional en gobernaciones y alcaldías (principalmente las de ciudades capitales). Las diferencias políticas entre el MAS y las oposiciones están marcadas por los siguientes clivajes: autoidentificación étnica, diferencia entre campo y ciudad, diferencia entre oriente y occidente. Como resultado de lo anterior el MAS se ubica preponderantemente en el eje indígena popular, rural y occidental. Por su parte la oposición lo hace en el eje criollo, urbano, oriental. En torno a esto se han conformado tres grandes identidades políticas, matices más o matices menos: la popular indígena (expresada en el MAS); la criolla de occidente (expresada en las últimas elecciones por CC); y la criolla de oriente (expresada en las últimas elecciones por CREEMOS).
Situación actual del MAS y las oposiciones En el MAS, en el periodo entre las elecciones presidenciales de 2019 y 2020, se produjo un recambio de dirigencias y de liderazgos. Evo Morales ya no el presidente del Estado boliviano y el entorno que lo rodeó cuando lo fue hoy está en segundo plano. El núcleo empoderado actual está siendo encabezado principalmente por campesinos e interculturales. Si bien existen tensiones notorias y públicas al interior del MAS, no hay señales evidentes de fraccionamiento entre las organizaciones que componen la base del bloque indígena popular. Las oposiciones están divididas, principalmente de manera regional. La oposición de occidente no presenta actualmente liderazgos nacionales de recambio. La oposición del oriente, sobre todo la cruceña, está enfocada en la gestión de la gobernación de Santa Cruz, de cuyos resultados depende la proyección de sus actuales liderazgos. Por el comportamiento de los representantes de CC y CREEMOS en la ALP, se infiere que no existe un trabajo conjunto, sino de diferencias de visión y objetivos e incluso de rivalidad entre estas fuerzas.
Tendencias actuales y hacia 2025 Fuente: Encuesta FES, diciembre de 2021
Tendencias actuales y hacia 2025 Del cuadro anterior se colige lo siguiente: Luis Arce Catacora es el político mejor visto del país en la actualidad. Evo Morales y Luis Fernando Camacho presentan escasa opinión positiva y mucha negativa a nivel nacional. Carlos Mesa se encuentra en una tendencia a la baja respecto a su situación en 2019 y 2020. Consecuentemente, los liderazgos que mejor lucen al presente hacia 2025 son los de Luis Arce Catacora y la de Manfred Reyes Villa. Manfred reyes Villa está en una situación expectante, con un futuro que, en buena medida, se va a ir construyendo y definiendo sobre la base de sus resultados en la alcaldía de Cochabamba. Además, tiene dos desafíos importantes por delante: cómo resolver su relación y construir alianzas con oriente y con La Paz; luego, lidiar con nuevos liderazgos emergentes, que sin duda van a ir apareciendo. Otro actor con perspectivas es Johnny Fernández. Comparte con Manfred Reyes Villa una vinculación con lo popular en su faceta urbana. Ambos dependen de los resultados de su gestión, por encima de cualquier otra variable. En el caso de las oposiciones, no muestran históricamente una continuidad en sus siglas. Toman la forma que tiene la del líder que las representa en cada ocasión o la alianza que se conforma en torno a ella. Lo que se observa es que esto volverá a reiterarse en 2025, toda vez que CC se muestra al presente como un proyecto agotado.
Tendencias actuales y hacia 2025 En el caso de Luis Arce Catacora su futuro está en función, sobre todo, de los resultados de su gestión presidencial y luego a los acuerdos y equilibrios que pueda armar con los otros dos liderazgos en pugna al interior del MAS: Evo Morales y David Choquehuanca. Al presente no se evidencian condiciones para que el mandato de Luis Arce Catacora pueda ser interrumpido constitucionalmente mediante referéndum revocatorio. El desempeño en las encuestas al presente de Evo Morales y de David Choquehuanca es limitado. En función a las cifras que presentan, no constituyen una opción con mejores condiciones para competir en 2025 que Luis Arce Catacora. Esto podría cambiar, pero no se ve con claridad cómo podría suceder aquello. Todo lo contrario, el empoderamiento creciente de Luis Arce Catacora y la estructura que lo rodea es cada día más evidente. Ahora bien, efectivamente no se trata de una pugna resuelta, de ningún modo. Esto va continuar así y va a tender a empeorar, a hacerse más evidente y beligerante. Por supuesto que esto va a sumar presiones a la gestión de Luis Arce Catacora. Hasta el último momento estará la disputa por ver quiénes quedan en qué lugares en las candidaturas principales y la lista completa en 2025. Lo que equilibrará la brega internamente será la preservación de la unidad, porque a los tres actores principales les interesa ser candidatos de un MAS unido y no acabar como traidores; externamente, el equilibrio vendrá de la disputa por el voto no militante, al que hay que seducir y que desconfía de las exageraciones ideológicas. Las rivalidades dentro del MAS, si bien son particularmente intensas al presente, no dan señales de derivar en la conformación de facciones; es decir que, los conflictos dentro del MAS compiten por liderar al bloque popular indígena y no por dividirlo. Quienes aparecieron con planteamientos divisionistas fueron rápidamente censurados y prontamente alineados. Consecuentemente y si todo permanece relativamente constante, es de prever que el MAS sea el partido que compita representando al bloque social.
El modelo económico de Luis Arce Catacora En gran medida, no es de esperarse grandes giros en la política económica y en la política fiscal por parte del actual gobierno de Luis Arce Catacora, respecto a lo hecho en su gestión como ministro de Economía en los gobiernos de Evo Morales. Claramente su prioridad en el corto plazo es y va a seguir siendo mantener el equilibrio macroeconómico. Para esto se observa un ajuste en curso que se está dando en el gasto público. Por ejemplo, lo sucedido con SABSA, pero sobre todo en lo que hace a municipios y gobernaciones. El modelo que impulsa el MAS se centra en los siguientes componentes: fortalecimiento del mercado interno, fortalecimiento de la moneda nacional, participación del Estado en la economía y políticas financieras y de redistribución orientadas a las clases medias y populares. Consecuentemente, es de esperarse que el gobierno de Luis Arce Catacora procure no alterar el tipo de cambio, tampoco los impuestos IVA e IT. Es probable que, de darse la necesidad, opte por crear nuevos impuestos orientados a quienes poseen un mayor patrimonio, que es lo que ya viene haciendo. Una de las grandes incógnitas es la subvención a los combustibles. La emergencia de evento externo como el conflicto en Ucrania genera un escenario volátil, cuando menos en cuanto al precio de los hidrocarburos, que dificulta la previsión a nivel global. La otra incógnita son las consecuencias en Bolivia del incremento en la demanda global de proteínas vegetales, positiva en cuanto a las exportaciones, pero negativa en lo que hace a las importaciones, por ejemplo con el caso del maíz. La relación de la empresa privada con el gobierno de Luis Arce Catacora depende actualmente, y lo seguirá haciendo, de la habilidad que muestren los actores económicos para establecer relaciones de mediano y largo plazo con el presidente y la estructura que le rodea. Fue así con Evo Morales, lo es con Luis Arce Catacora y así seguirá siendo con quien sea que fuere presidente a partir de 2025. Se trata de construir relaciones de confianzas mutuas personales a partir de alianzas de trabajo´.
Algunos apuntes sobre las estrategias del gobierno del MAS y de las oposiciones El gobierno del MAS en todo momento va a buscar si no favorecer directamente, al menos no entrar en contradicción con los intereses de los sectores indígenas y populares. Esto es particularmente cierto en lo que hace a campesinos e interculturales. Las medidas económicas que puedan afectar negativamente a los actores señalados, será lo último por lo que optará el gobierno de Luis Arce Catacora. En su relación de competencia con las oposiciones, por supuesto que privilegiará representar al bloque indígena popular. Sin embargo esto tiene límites, que son los que impone la pugna por la representación de las clases medias, particularmente urbanas, sin las que no le es posible una victoria electoral. En esa lógica, no tiene ni tendrá reparos en confrontar, en polarizar, con los núcleos opositores duros, pero deberá cuidarse de no ofender en el camino a las mayorías urbanas. Por su parte, las oposiciones duras, expresadas principalmente al presente por CC y CREEMOS, no muestran tener posibilidades reales de competir con sus actuales liderazgos por el sillón presidencial en 2025. Aquí se abren varias opciones: la primera es que los grupos opositores más enfrentados con el MAS de oriente y occidente encuentren la manera de armar una fórmula que los represente; algo que resultó infructuoso en el pasado reciente. La segunda es que vayan por separado, autocontenidas cada una en sí, desde su visión regional. Finalmente, la tercera, es que puedan complementarse con los liderazgos de Manfred Reyes Villa y Johnny Fernández. Esto último puede redibujar el perfil y las perspectivas de las oposiciones, porque mejora sus posibilidades de representar a sectores populares, principalmente urbanos, donde el MAS presenta debilidades.
2030 Tres apuntes: Los ejes del poder global están cambiando, desplazándose de la hegemonía de Estados Unidos y Europa occidental, el orden de la postguerra, hacia un mundo por lo menos multipolar, con Asia del Este como protagonista de primer orden. Esta transición generará crecientes tensiones, que veremos cómo la humanidad es capaz de resolver y cómo esto afectará a la región y a nuestro país específicamente. Quien quiera tomar la posta y reemplazar al MAS tiene que pensar en liderar un nuevo ciclo. Está claro que los proyectos coyunturales no han servido hasta ahora para redibujar el campo político en otras coordenadas que las actuales, donde el MAS sale vencedor cuasi sistémicamente por la correlación de fuerzas entre el bloque indígena popular y las oposiciones minoritarias y dispersas. El espacio de las oposiciones duras es cada vez más fragmentado, divido entre oriente y occidente, y cada vez más distante de lo popular en el campo político nacional. Así, no están en condiciones de reimaginar y replantear la naturaleza misma de la disputa política. Los dos grandes clivajes históricos en Bolivia, las cuestiones de la clase social y la de las regiones, se mantienen y están en proceso de reencuadrarse en los códigos propios de la política de las identidades, propias de la época a nivel global. Esto se observa tanto en el MAS como en las oposiciones. Consecuentemente, seguirán siendo las pulsiones que determinen en buena medida la discursividad y la diferenciación conceptual entre amigo y enemigo desde las diferentes trincheras.