Soluaga, Laura Noemí
Fundamentación:
El estudio de las operaciones con números fraccionarios comprende un campo numérico
que abarca el conjunto de los números racionales, e implica en primera instancia saber que está
formado por números naturales, enteros y fracciones positivas y negativas, y que en la escuela
primaria se tratan los números racionales positivos. Por lo tanto las fracciones, funcionan y cobran
sentido en la idea de división y de medida, cuando expresan el resultado de un reparto equitativo,
cuando determinan una medida, cuando dan cuenta de una relación de proporcionalidad directa,
cuando habilitan a establecer relaciones entre cantidades enteras y sus partes. Además dan
cuenta de una relación de proporcionalidad directa y habilitan a establecer relaciones entre
cantidades enteras y sus partes.
Para abordar este complejo campo numérico es necesario tener en cuenta algunos
obstáculos que tienen los alumnos para su comprensión, ello corresponde a una ruptura que se
vincula con un cambio en la representación de número que tienen hasta ese momento, dar cuenta
que los números no tienen siguiente, que la multiplicación de dos números no siempre es mayor
que cada uno de los factores, que la representación de las fracciones de un entero se podrá
graficar dividido en partes y algunas de ellas sombreadas. Con respecto a los algoritmos, se
deberá considerar que para operar con fracciones, se separan la fracción en dos naturales y que
los mismos ocultan las operaciones intermedias que se realizan. Por ello si el trabajo con
fracciones se reduce a aprender y utilizar algoritmos, el sentido de este objeto matemático se ve
enormemente empobrecido ya que se desatienden los problemas que las fracciones resuelven y
las relaciones que tienen con otros conceptos. Es necesario que los niños construyan herramientas
para tener control sobre las producciones. La creación de estrategias de control apunta al dominio
del cálculo mental y a la búsqueda de resoluciones alternativas. Según la propuesta del Diseño
Curricular, los procedimientos de cálculo mental se definen por contraste con aquellos que
responden a cálculos algoritmizados. Estos últimos consisten en una serie de reglas aplicables en
un orden determinado, siempre del mismo modo, independientemente de los datos, que
garantizan alcanzar el resultado buscado en un número finito de pasos. Las cuentas
convencionales que se utilizan para resolver las operaciones constituyen procedimientos de este
tipo: en ellas se recurre a una única técnica para una operación dada, siempre la misma,
independientemente de cuáles sean los números en juego. Dentro de estos últimos podemos
mencionar, por ejemplo, el algoritmo para obtener fracciones equivalentes, consistente en
multiplicar o dividir el numerador y el denominador por un mismo número; el algoritmo de
división de fracciones; el algoritmo de división de un número decimal por otro número decimal;
entre otras posibilidades.
El cálculo mental, en cambio, refiere al "conjunto de procedimientos que, analizando los
datos por tratar, se articulan sin recurrir a un algoritmo preestablecido, para obtener resultados
exactos o aproximados". Es decir, se caracteriza por la presencia de una diversidad de técnicas que
se adaptan a los números en juego y a los conocimientos del sujeto que las despliega.