Alumno: Alondra Verónica Sánchez Banda. Profesor: Víctor Manuel Camacho Montes. Escuela: Centro Universitario de los Valles. Materia: Expresión Ora y Escrita. Código: 211501753
Tardes de Lluvia
Autora Claudia Celis. Nació el 6 de abril de 1951, en Tepexpan, estado de México. Es profesora de educación preescolar y ha dedicado la mayor parte de su vida a la docencia. Colabora en periódicos y revistas culturales de circulación nacional y ha cursado el diplomado en creación literaria en la escuela para escritores de la SOGEM.
Personajes Rafael, que es el padre. Natalia, la madre. Florita, la abuela. Javier, el hermano mayor. Cristina, la hermana de en medio . Fernando, el hermano menor. Mara, la mejor amiga de Cristina. Roy.
Cristina es una chica de catorce años, está estudiando la secundaria, y es responsable, callada y tímida. Tiene una familia muy peculiar, dos padres amorosos, un hermano mayor y uno pequeño que la adora, una abuela muy simpática y una mejor amiga que se la vive en su casa y que no tiene pelos en la lengua.
Un día, Javier se encontró en la preparatoria a su mejor amigo de la infancia que era Roy. Él se había ido a vivir fuera de la ciudad por el trabajo de su padre. Javier decide invitar a Roy a comer a su casa y todo el camino se fueron charlando de Roy.
Desde ese momento cambia la vida de Cristina y Roy, ella descubre lo que es sentir mariposas en el estomago cada vez que lo ve. Roy también se siente así, a pesar de ser dos años mayor y tener mucho éxito con las chicas, nunca se había sentido así.
Después de un tiempo se hicieron novios, llevaban una muy bonita relación. En una ocasión los dos fueron al departamento donde vivía Roy, se dejaron llevar y sin darse cuenta habían tenido por primera vez relaciones sexuales. Cristina se sentía mal porque había echado a la basura la confianza que le tenían sus padres.
Desde ese día Cristina no volvió a se la misma, de todo lloraba, así que decide confesarle a su mejor amiga Mara que tiene dos meses de retraso. Así que cristina busca a Roy para decirle de su retraso.
« Roy no pensaba en otra cosa. Esperar continuamente las palabras de Cristina se le había vuelto obsesión. Deseaba escuchar cualquier cosa: todavía nada o falsa alarma; pero que le dijera algo. Desde luego habría preferido mil veces oír la última frase, pero algo en su interior le decía que no sería así»