Objetivos
•Favorecer el vínculo entre iguales.
•Apreciar y disfrutar de las manifestaciones
culturales de su entorno.
•Potenciar la expresión de ideas,
sentimientos y deseos.
•Descubrir otros aspectos de juego y otras
formas de representación y expresión.
Organización de espacio y tiempo
•La representación durará unos 20 minutos
aproximadamente y se llevará a cabo en la
sala de usos múltiples con la que cuenta el
centro en la Casa de la Música.
•Se realizará por la tarde, después de la
relajación y de una pequeña asamblea
donde se les explicará la actividad.
Materiales
•Teatrillo de marionetas
•Marionetas hechas con cartulina
•Cuento El príncipe Rana, extraído del
libro Carabás 2 (1992), ed. Anaya
•Decorados hechos en papel continuo
•Colores, rotuladores, cartulinas,
tijeras, etc.
Metodología
•La actividad se llevará a cabo en forma de
taller de marionetas, donde además los
niños trabajarán los personajes de los
cuentos tradicionales. También se les
mostrarán diferentes tipos de marionetas y
diferentes formas de representación.
•Así pues, durante la representación, se
animará a los niños a participar activamente
en el cuento haciéndoles partícipes de la
historia mediante la interacción con los
personajes.
Ejemplo de marionetas
Cuento El Príncipe Rana
•Había una vez un príncipe que estaba
cansado de ser príncipe. Apenas podía
salir de casa y no le gustaba ponerse la
corona.
•Su casa era un palacio. El palacio
estaba rodeado por un jardín, y el
jardín estaba rodeado por un muro.
•En el muro había una puerta que
siempre estaba cerrada, pero un día se
quedó abierta.
-Me asomaré para ver lo que hay fuera. -
pensó el príncipe.
•Fuera había un bosque misterioso.
-Daré un paseo por el bosque. Sólo para
ver los árboles. - pensó luego.
•Caminando, caminando, llegó junto a una
laguna.
•En la laguna, las ranas se divertían.
•El príncipe dijo:
-También quiero divertirme.
•De modo que se quitó la corona y las ropas
de príncipe, y se metió en la laguna.
-¿Vienes a saltar conmigo?, -le pregunto una
ranita muy joven.
-Claro que voy; saltar es muy divertido.
•La rana dio tres saltos sobre el agua y
no se hundió. El príncipe dio un solo
salto y se hundió. La ranita se sentó
encima de un nenúfar, y el nenúfar no
se partió. El príncipe se sentó encima de
otro nenúfar y el nenúfar se partió.
•Entonces el príncipe se puso muy triste
y la ranita le dio un beso porque quería
consolarlo.
•-¡Oooh! Este beso me ha encantando -exclamó
el príncipe.
•-¡Oooh! ¿Qué ha ocurrido con mis piernas?
-dijo enseguida.
•Y es que sus piernas de príncipe se habían
convertido en patas de rana. Y lo mismo
sucedió con sus brazos, con sus orejas y con
todo su cuerpo de príncipe.
•-¡Oooh!, ahora soy una rana. ¡Oooh! Ahora
soy un príncipe encantado. - exclamo.
•Luego, el príncipe rana dio tres saltas
sobre el agua y no se hundió. Se sentó
encima de un nenúfar y el nenúfar no se
partió.
-¡Bravo! - gritó.
•Pero enseguida pensó: “mis padres
estarán muy preocupados”. Así que salió
del agua y les escribió un mensaje en
una hoja de chopo.
•“Queridos padres: estoy encantado. Besos.”
•Buscó al cartero del bosque, que era un
pájaro azul, y le pidió, por favor, que lo
llevara a palacio. Luego él se volvió al
agua para seguir divirtiéndose.
•El rey recibió el mensaje y gritó:
-¡Pronto!, que vengan muchas princesas.
•Llegaron muchas princesas y el rey gritó:
-¡Pronto!, busquemos al príncipe.
•El rey, la reina, las princesas y todos los
ministros se fueron al bosque para buscar al
príncipe.
•Se acercaron a la laguna y vieron en la orilla
su corona y sus ropas.
•También vieron muchas ranas.
-¡Pronto! Cojamos ranas. Todos los príncipes
encantados se convierten en ranas, - gritó el
rey.
•Los ministros cogieron muchas ranas y el rey
dijo:
-¡Pronto! Que las princesas les den besos. Los
besos de las princesas desencantan a los
príncipes.
•Las princesas dieron muchos besos a muchas
ranas. Pero el príncipe estaba debajo del agua,
charlando con su amiga la ranita, y no le
dieron ninguno.
-¡Basta! Que se vayan las princesas.
•Las princesas se marcharon, y el rey
gritó:
-¡Pronto!, que busquen al mago de los
desencantamientos.
•Entonces, todos los ministros corrieron a
buscar al mago y las ranas volvieron
todas al agua.
•Las ranas dijeron al príncipe que el rey
y la reina estaban en la orilla y que los
ministros buscaban al mago.
-Tengo que volver a casa - dijo el
príncipe, y su voz sonaba triste.
-Por favor, no te marches todavía. -Suplicó
la ranita.
•-Tengo que irme.
-Si quieres, iré yo en tu lugar - dijo la rana
aventurera. Deseaba ver el mundo, porque
estaba aburrida de vivir siempre en el agua.
-Pero tú eres una rana y no un príncipe
encantado.
-No importa, saltaré fuera del agua y me sentaré
en la orilla a esperar que venga el mago.
Cuando me vea, se creerá que soy tú. Dirá
sus palabras mágicas y yo me volveré
príncipe.
-Entonces, si quieres ve en mi lugar. Pero te
advierto que ser príncipe es mucho más
aburrido que ser rana.
-Iré de todas maneras.
-Gracias. Te prometo que no será para siempre.
Cuando pase un año, yo regresaré al palacio.
Entonces, tú volverás a tu casa.
-¡Adiós! - dijo la rana que quería ver el mundo,
y fue a sentarse en la orilla.
•Cuando llegó el mago y la vio, gritó con voz
muy fuerte:
Rana sentada,
Sal de tu piel
Y ponte el traje
Que yo te dé
•La rana aventurera se quitó su traje verde y
se puso las ropas y la corona del príncipe, y
¡zas!, se convirtió en príncipe.
•Pero la reina le dijo el rey:
-Este príncipe no se parece a nuestro hijo.
-Se parece. Ha cambiado por estar dentro del agua -
respondió el rey.
-Si, el agua me ha cambiado - afirmó la rana
aventurera.
-¿Y su voz? No es la voz de nuestro hijo.
-Sí es la de nuestro hijo; el agua se la ha
mojado y la tiene acatarrada.
-Pues entonces, que se abrigue y nos volvemos a
casa – dijo la reina y comenzó a marchar
hacia el palacio.
•Durante un año. El príncipe rana vivió
muy feliz en la laguna. Pero el año pasó
y tuvo que regresar. Se lo había
prometido a la rana aventurera.
•Cuando llegó al palacio, llamó a la
puerta.
-¿Quién es? - preguntó el portero.
-Soy yo, el verdadero príncipe.
•El portero miró fuera y vio a una rana.
-Vete rana, el verdadero príncipe está sentado en el
trono.
•El príncipe rana volvió a llamar a la puerta.
-¿Quién llama? - preguntó la reina.
-Soy yo, madre, tu verdadero hijo.
-Vete, rana. Mi verdadero hijo estudia para ser
rey.
•El príncipe rana no se marchó, y otra
vez llamó a la puerta.
-¿Quién está ahí? - pregunto el rey.
-Soy yo, padre, tu verdadero hijo.
-Vete, rana. Mi verdadero hijo está montando
a caballo.
•Y de nuevo el príncipe volvió a llamar
a la puerta.
-¿Quién es? - preguntó la rana aventurera.
-Soy yo, el verdadero príncipe. He venido
para cumplir mi promesa. Ya puedes
regresar a tu laguna.
-Pero qué simplezas dices. Yo soy el
verdadero príncipe. Vete, rana, y vuelve
tú a la laguna.
•El falso príncipe se alejó por el jardín.
Tenía la corona puesta y se notaba
enseguida que le encantaba ser príncipe.
-Entonces, ¡adiós a todos! - dijo el verdadero
príncipe y regresó a la laguna.
•Por el camino daba saltos de alegría. Y todo
lo que pensaba le parecía estupendo:
•Si miraba su piel verde, pensaba: ¡qué cómodo
es este traje…! Y también es una suerte tener
las patas tan largas, por eso doy estos saltos…
En cuatro o cinco segundos, puedo ver más de
mil cosas, porque mis ojos son grandes…
•Y el príncipe seguía saltando, y cada vez
más deprisa, porque quería llegar
pronto a la laguna. Se le notaba
enseguida que le encantaba ser rana.