cuestiones judiciales; y siguiendo el modelo francés, se creó
la figura de los Intendentes, funcionarios encargados de las
cuestiones económicas.
Quedan unas Cortes, las de Castilla; acogen representantes
de todos los territorios; tienen poder mínimo (jura del
heredero, aprobación dócil de leyes...) y apenas serán
convocadas.
Los Borbones también reformaron la administración central consolidando el establecimiento de
una plena monarquía absoluta. Se suprimieron todos los Consejos, exceptuando el Consejo de
Castilla que se convirtió en el gran órgano asesor del rey. También pervivió el Consejo de Indias.
Se crearon las Secretarías de Despacho (Estado, Guerra, Marina,
Hacienda, Justicia e Indias), antecedentes de los ministerios. En 1787
se establece la Junta Suprema de Estado, antecedente del Consejo de
Ministros.
Se intensifica la política regalista, que busca el control de la Iglesia
nacional, como una rama más de la Administración estatal, controlando
sus ingresos y nombramientos, en contra del Papa; la consecuencia
más espectacular será la expulsión de la Compañía de Jesús
(jesuítas) adoptada por Carlos III en 1767, que se negaba a “obedecer”
al Estado.
Se intenta reformar el sistema de Hacienda. Se trató de unificar y racionalizar el sistema de
impuestos y, para ello, se llevó a cabo el Catastro del Marqués de la Ensenada (ministro de
Fernando VI) en 1749 en la Corona de Castilla. Este Catastro es un censo de todas las propiedades
del reino. Se promocionaron igualmente las obras públicas (caminos, canales…) y la Marina, para
potenciar el comercio con América.
El reformismo ilustrado de Carlos III, punto culminante de la influencia ilustrada, a través de sus
ministros: Esquilache, Campomanes, Floridablanca, Cabarrus. La etapa de reformismo profundo de
Esquilache termina con el llamado motín de Esquilache (1766). El miedo a las revueltas moderará
las reformas. Abarcan reformas militares (servicio obligatorio-las quintas), sociales (legislación a
favor de dignificar los trabajos manuales) o económicas (repoblaciones en Sierra Morena,
liberalización del comercio con América, creación del Banco de San Carlos -1782-) y una política
proteccionista de fomento de las manufacturas nacionales que llevará a la creación de las Reales
fábricas, grandes talleres de escasa rentabilidad. Destacan, en Castilla la Mancha, las de Paños de
Guadalajara o Brihuega, las de seda y armas de Toledo o la Real Fábrica de Latón de Riópar
(Albacete)
El reformismo en América: como medidas políticas, destaca la reorganización de los
virreinatos, al dividir el del Perú en tres (Perú, Nueva Granada y Río de la Plata). Como medidas
económicas destaca la progresiva liberalización del
comercio con América hasta los decretos de Carlos IIII
(1778), que elevó mucho el tráfico. La Casa de
Contratación pasó a Cádiz (1717) y en 1790
desapareció. La sociedad americana evoluciona: crece
el descontento de los criollos ante los españoles, y
va madurando su independentismo del siguiente siglo.