Templete de san pietro in montorio

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Templete de San Pietro in Montorio. Roma
Donato Bramante 1444-1514, representa la severidad arquitectónica. Sus
prometedores comienzos los realiza en las cortes quattrocentistas de
Federico de Montefeltro en Urbino y de Ludovico Sforza en Milán. En
Urbino adquiere los conocimientos de la perspectiva arquitectónica y en
Milán el ideario de los edificios de planta centrada. Estas experiencias las
reelabora a partir de 1500 en Roma, con el estudio de las ruinas,
inaugurando un estilo solemne, presidido por la potencia del orden dórico,
sin ninguna concesión ornamental.
En 1502 Bramante por encargo de los Reyes Católicos, en agradecimiento
por la Toma de Granada, levantó en el lugar donde una piadosa tradición
creía que fue crucificado San Pedro el templete de San Pedro in Montorio,
una construcción de apenas 6 metros de diámetro que, a pesar de su tamaño
casi insignificante, presenta una grandiosa monumentalidad conseguida
mediante la manipulación de los intervalos geométricos y de las
proporciones (la altura de la cella equivale al radio) y se convirtió en un
auténtico manifiesto de la nueva arquitectura, la búsqueda de la armonía y el
orden clásico. Resulta la expresión más depurada del lenguaje clásico.
Es un templo circular (recuerdo de los tholois griegos) períptero en granito
rodeado por 16 columnas de orden toscano (Bramante emplea el orden
clásico apropiado al carácter masculino del edificio) que se elevan sobre un
pequeño basamento que se interrumpe para, que a través de una grada, dar
acceso al interior a través de un vano adintelado.
En el muro de la cella se alternan unos vanos adintelados con otros de
mayor altura rematados con arcos de medio punto cuya finalidad es doble;
por un lado articular el muro y aligerarlo de peso y por el otro crear efectos
de suaves de luz y sombras.
Las columnas soportan un entablamento clásico de metopas y triglifos, en
las metopas Bramante alterna los instrumentos de martirio de San Pedro y
objetos de la liturgia cristiana como elemento decorativo
Sobre la cornisa y precediendo al segundo cuerpo, aparece una airosa
balaustrada que aporta ligereza y transparencia frente a la robustez de las
columnas inferiores. El segundo cuerpo lo preside una cúpula semiesférica,
cuyos nervios confluyen en una estilizada linterna que termina en cruz. Esta
cúpula está levantada sobre un tambor en el que se suceden las ventanas
abiertas, las ventanas ciegas y los nichos en forma de semicúpulas
culminadas por conchas de gallones. Llama la atención que los alféizares de
las ventanas estén en perspectiva; así, los puntos de fuga que generan llevan
irremisiblemente hacia el centro virtual del recinto, corroborando su
planteamiento unitario y centralizado.
El templete está confinado dentro del claustro del monasterio de San Pedro
en el Ianicolo, su diseño manipula sabiamente la perspectiva que percibe el
espectador, creando una ilusión de sorprendente monumentalidad para un
edificio de tan modesta escala (su cella mide tan solo 4´5 m.).
Bramante busca organizar el espacio de forma pictórica, de tal modo que
parece una arquitectura esculpida, caracterizada por: el contraste de masas y
las profundas perspectivas, la alternancia de llenos y vacíos, el dominio de
las curvas y las rectas.
Para controlar el efecto que produciría el templo, Bramante no sólo
experimentó con el cálculo matemático sino también con la luz. Así, a partir

de un criterio prácticamente pictórico, generó el claroscuro entre los fustes
de las columnas y la curvatura de la cella, en contraste con la transparencia
de la balaustrada.
Su estructura es muy sencilla pero el rigor y la perfección que logró
Bramante en la utilización de los órdenes y en las proporciones que dio a
todo el conjunto hicieron que los hombres de su tiempo consideraran al
templete como una de las obras maestras de la arquitectura moderna y la
más perfecta recreación de una arquitectura clásica, hasta el punto de llegar
a compararlo con el Panteón.
Esta arquitectura sigue los ideales filosóficos de la Escuela de Ficino, dentro
del neoplatonismo, donde se equiparaba a Dios como fuerza cósmica que
tenía una forma esférica. Por eso, el templete tiene forma circular, módulo
que Bramante aplica a todos sus elementos: columnas, cella, cúpula,
balaustrada...
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