Que la Corte Constitucional se ha pronunciado en diversas sentencias como la C-098 de
1996, la SU- 337 de 1999, T-551 de 1999, la C-507 de 1999 y la T-1096 de 2004, entre
otras, y de manera explícita sobre el tema de la orientación sexual, la identidad de género
y la diversidad sexual, considerándolas condiciones de la autonomía personal protegidas
por la Constitución y ha llamado la atención sobre la necesidad de desarrollos normativos
que eviten estas formas de discriminación y protejan a las personas homosexuales y
transgeneristas de la vulneración de sus derechos.
La necesidad constante del ser humano para ejercer control social en los diferentes
contextos y culturas ha ido generando en diferentes escenarios como lo son: el político, el
religioso, el económico y cultural que se establezca normatividad y conceptos que
fundamentan los principios que deben regir a las personas.
Desde el escenario de la moral, debemos remontarnos a la época de la “colonización”,
tiempo histórico de nuestra Patria Colombia, en la que pasamos de ser una sociedad
politeísta a monoteísta, de un tipo de organización social indígena a una organización
establecidos por la monarquía española.
Teniendo en cuenta estos antecedentes, el establecimiento de las leyes y normas
nacionales, comienzan a estar influenciadas por el clero, en el marco de la religión
Católica. Posiciones morales que han influenciado en lo que es nuestra sociedad hoy en
día, según el Padre Tony Misfurd: “La Teología Moral, acudiendo a la revelación y a la
razón humana, orienta el comportamiento de las personas según el camino del bien: hacer
el bien y evitar el mal” (1996, pág. 31).
La relación entre Fe (predominantemente Católica) y moral se propone desde un vínculo
muy estrecho, lo que el Padre Tony Misfurd: “La vida moral, para el creyente es
consecuencia y coherencia con la fe que profesa. Por una parte no se trata de una fe que
busca ganar puntos frente a Dios para exigir recompensa sino una moral que fluya desde
la fe. Por otra parte, si la fe no se traduce en una vida moral, entonces cabe preguntarse
por la autenticidad de la fe que se profesa” (1996, pág. 26).
Con lo anterior se puede argumentar que para realizar un ejercicio de la moral, es
imprescindible cumplir con los criterios establecidos desde la fe. En este caso específico,
y referenciando a Colombia como un país donde la mayoría de las personas siguen las
tendencias Cristianas, ya sean protestantes o Católicas, las personas con diversidad en su
orientación sexual, no podrían ser considerados morales, ya que la Fe establece como lo
plantea Raúl Berzosa: “Se representa a Dios como constructor que con la misma materia
del varón (costilla) crea un ser humano idéntico: Issah (mujer) e Is (hombre) son iguales
en dignidad y en naturaleza” (1996, pág 65).