tipos de valores, Valores humano, valor personal

MarthaGarcia275209 17 views 7 slides Jun 12, 2024
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valor de la humanidad


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Valores
DEFINICION
Los valores son los principios, virtudes o cualidades que caracterizan a una persona o una acción, y que se consideran positivos o de gran
importancia para un grupo social.
Los valores motivan a las personas a actuar de cierta manera porque forman parte de su sistema de creencias, determinan sus conductas y
expresan sus intereses y sentimientos.
Valores como la honestidad, la responsabilidad y el respeto, definen los pensamientos de los individuos y la manera en que desean convivir con
su entorno.
Existe una serie de tipos de valores compartidos por la sociedad, que establecen cómo deben ser los comportamientos y actitudes de las personas
para alcanzar el bienestar colectivo.
Valores personales son las pautas que definen a cada individuo en particular y guían su comportamiento y decisiones. Estos pueden incluir la
honestidad, la autonomía, la creatividad, la perseverancia y el respeto propio.
Los valores humanos destacan por tener mayor reconocimiento y repercusión en los distintos grupos sociales. Son el respeto, la tolerancia, la
bondad, la solidaridad, la amistad, la honestidad, el amor, la justicia, la libertad, entre otros.
Por ejemplo, la libertad es un valor humano que poseemos todas las personas para tomar nuestras decisiones y poder expresar nuestros
sentimientos y opiniones.
Los valores culturales se relacionan con las creencias y costumbres que comparte un grupo de personas. Pueden variar ampliamente según la
región geográfica, la etnia o la historia de una comunidad.

Algunos ejemplos son el respeto por la Madre Naturaleza, el peso de las relaciones familiares o la importancia de mantener las tradiciones
históricas y culturales.

INTRODUCCION
Importancia de los valores
La importancia de los valores reside en reconocer los principios que rigen nuestros comportamientos y sentimientos, y que nos motivan a ser
cada día mejores personas.
Los valores conforman las bases para alcanzar el bienestar personal y general. Se relacionan con nuestras acciones desde el punto de vista
personal, familiar, laboral y social, aunque su jerarquía de importancia varíe en cada uno de estos aspectos.
Por ejemplo, con nuestros seres queridos aplicamos ciertos valores como el amor, la comunicación y la gratitud, para establecer una sana
convivencia y el respeto mutuo.
En la escuela o el trabajo podemos aplicar diversos valores sociales, actuando desde la responsabilidad y el respeto con aquellos que nos rodean.
Incluso, si nos referimos a nuestra comunidad, también hacemos uso de valores como la tolerancia y la solidaridad para establecer vínculos
positivos con nuestros vecinos.
Los valores también son importantes porque sirven de guía para tomar las decisiones correctas ante los diversos acontecimientos de la vida, y nos
permiten responsabilizarnos de nuestros actos.
La escala de valores indica que existe un sistema jerarquizado en el que se priorizan unos valores por encima de otros cuando existe un conflicto.
Existe un gran número de valores, tanto generales como específicos, cuyo orden de importancia varía en cada individuo o grupo social.

Por ejemplo, entre amigos existe un conjunto de valores compartidos como la amistad y el respeto. Sin embargo, cada integrante tiene una serie
de valores personales diferentes.
Asimismo, los valores que se consideran más importantes son aquellos que engloban un significado más amplio o complejo. Por ejemplo, el
valor del amor contiene el valor de la amistad.
De allí que estos valores sirvan como fuente de motivación y condicionen la toma de decisiones y las acciones del ser humano.

Conflictos de valores
Los valores éticos son elementos constitutivos de las culturas y de las diferentes formas de vida particulares
que, a diferencia de los principios morales, “no plantean una pretensión de validez universal”: en el plano de
la eticidad concreta no es posible llevar adelante un discurso en sentido estricto, “porque los enunciados
valorativos se apoyan en un trasfondo de creencias y actitudes que no se pueden objetivar mediante
enunciados y argumentos racionales”.
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Además, en sociedades pluralistas, el pedir y exigir razones a quienes
tienen una forma de vida diferente, o juzgar las formas de vida diferentes desde los propios estándares de
vida, significaría poner en juego “la actitud cargosa e intolerante de quién pretende pedir constantemente
explicaciones y justificaciones a los que piensan y viven de manera diferente”.
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Esto representa incluso una
situación potencialmente conflictiva: “si para poder entendernos e interactuar con los otros en las modernas
sociedades pluralistas comenzamos por pedirles las razones de su manera de pensar y de vivir y tenemos que
discutir y enjuiciar sus pretensiones de validez, estaríamos bloqueando el entendimiento y generando desde
el comienzo una situación potencialmente conflictiva”.
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En definitiva, el discurso moral no sólo no agotaría
el ámbito de lo que puede ser justificado racionalmente, sino que tampoco sería un procedimiento adecuado
para resolver determinado tipo de conflictos, como los conflictos de valores.

Los conflictos axiológicos son tan profundos que no pueden ser resueltos mediante el discurso. En el marco
de conflictos axiológicos o religiosos, lo que se pone en juego no es negociable, por lo cual las partes no
suelen estar dispuestas a ceder en sus posiciones. Es por ello que la tolerancia es a menudo una forma más
adecuada de abordar los conflictos interculturales: cuando están en juego valores éticos, valores religiosos o
costumbres ancestrales, el diálogo intercultural e interreligioso es más adecuado para comprender las
diferencias que los discursos argumentativos, porque aquellos no pretenden alcanzar un consenso, sino que,
poniendo en juego la tolerancia mutua, se limitan a la comprensión recíproca.
En los conflictos de valores puede experimentarse así claramente, en opinión de De Zan, una limitación de la
aplicación del principio ético-discursivo, dado que ellos no pueden ser resueltos mediante el discurso
argumentativo orientado al consenso. Para superar esta limitación de la Ética del discurso sería necesario
complementar el discurso argumentativo con la comprensión hermenéutica, que ayudaría a comprender al
otro y las diferencias.
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