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la sustancia del Cuerpo y de la Sangre de Cristo. El pan ya no tiene la
sustancia que lo hacía pan, y el vino ya no tiene las que lo hacían vino, pero
permanecen los accidentes del pan y del vino, tales como su olor, textura y
sabor.
Como la sustancia es la de Cristo, cualquier pedazo minúsculo contiene a
Cristo entero, así como una sola gota de vino. De esta forma, comiendo
únicamente el pan o bebiendo solamente el vino, se come o se bebe el
Cuerpo entero de Cristo. Esta doctrina católica, aceptada íntegramente por
los ortodoxos, es la que conocemos como Transubstanciación.
Esta presencia real y única de Cristo en la Eucaristía fue negada por Martín
Lutero (1483-1546), quien elaboró una doctrina teológica denominada
Consubstanciación, que sostiene erróneamente que en la Eucaristía coexisten
las sustancias originales del pan y del vino, conjuntamente con el Cuerpo y la
Sangre de Cristo.
Es decir, la Consustanciación considera que en la Eucaristía se encuentra de
forma real Cristo, pero existiendo al mismo tiempo la sustancia del pan y del
vino. Por lo tanto, y según los luteranos, después de la consagración no
existiría en las formas únicamente la presencia divina de Cristo, tal y como se
mantiene en la Transubstanciación, sino que además seguiría habiendo el
pan y el vino originales.
Esta idea de la Consubstanciación la tomó Lutero de uno de los primeros
defensores de la teoría, Berengario de Tours (1000-1088), quien sostenía que el
pan consagrado retenía su sustancia anterior, al mismo tiempo que adquiría
el Cuerpo de Cristo. Es decir, no perdía nada de su sustancia original,
representando el Cuerpo y la Sangre de Cristo de manera simbólica.
También los Bautistas y los Calvinistas se hicieron partícipes de la teoría de
la Consubstanciación conjuntamente con los Luteranos. En cambio, la Iglesia
Anglicana acepta la presencia real de Cristo en los elementos consagrados,
sin entrar a discutir cómo ocurre el Misterio. Por otra parte, los protestantes
rechazan ambas doctrinas argumentando que para obtener la vida eterna
sólo es necesaria la verdadera fe en Jesús, lo cual según ellos eliminaría la
necesidad de cualquier sacramento.