Un automóvil circulando por una ruta de un carril es molestado por un camión
que expulsa mucho humo, tanto para atrás como para los costados. ¿Cómo
pasarlo, si ambos ya están yendo a la máxima velocidad posible?
Si este automóvil pudiera moverse en otra dimensión, podría “tunelear” y
moverse en línea recta, viendo al camión trazar un arco. El camión vería por su
espejo retrovisor desaparecer al automóvil, viéndolo aparecer delante suyo
luego.
Ya que el automóvil no puede hacer eso, podemos simular esto con un puente.
Supongamos que el carril derecho va a nivel del piso, y el carril izquierdo tiene
una elevación: la subida de un puente muy alto. Si el auto circula por el lado
derecho, por el carril a nivel del suelo, recorrerá menos distancia que el camión
que subió al puente, aunque mantengan la misma velocidad. Finalmente lo
pasará y quedará delante de él. Para el automovilista, el camión trazó un arco:
subió y luego bajó, aunque el camionero lo único que hizo fue seguir hacia
adelante por el camino. Para un vehículo normal, un puente o una calle plana es
lo mismo: hay que avanzar.
¿Cuál es la forma más directa de cruzar al otro lado de una montaña? ¿Escalarla?
Más corto sería cavar un túnel que la atraviese, de ser factible.
Este segundo ejemplo podría llegar a ser útil y aplicable en el ámbito de la física
cuántica, para explicar fenómenos como el tuneleo de partículas.
Podrían también investigarse cómo serían los diferentes movimientos,
como la rotación (que implica que los extremos de los cuerpos se mueven
en direcciones opuestas), aplicados si el eje de rotación fuera el tiempo. Es un
tema complementario para tener en cuenta pero que queda fuera del alcance de
este escrito.
Quinta parte: la quinta dimensión como el tiempo del tiempo
Por lo que vimos antes, podríamos preguntar: ¿qué hay en (1,2,3,4)? y la
respuesta podría ser: “depende, ¿en qué momento?”. Están preguntándonos por
el tiempo, que se supone es la cuarta coordenada y vale 4. Ahora bien, si
miramos esta quinta coordenada como un tiempo del tiempo, podríamos decir
ya no “donde” z=1 sino que “cuando” z=1, en (1,2,3,4) había una cosa, pero
cuando z=2, en (1,2,3,4) hay otra. Esos objetos comparten lugar y tiempo, pero al
avanzar el primero a (1,2,3,4,2) y dejar la tupla (1,2,3,4,1) desocupada, el segundo
objeto, que viene “detrás” la ocupa. Así, esta quinta dimensión, sería el tiempo
propio para un observador de cuatro dimensiones.
Podríamos extrapolar y suponer que un observador de n dimensiones está
sujeto a una dimensión más sobre la cual no tiene ningún control, la cual estaría
siempre variando en un movimiento secuencial y uniforme. Bajo este aspecto, no
habría solo cinco dimensiones, sino infinitas: siempre habría una más.