Compilación de Imagen Corporativa Mtro. Oscar Alvarez
González
acomodada que se le da a un sobreprotegido presidente puede ser
desorientadora. Tiene que hacerse alguna forma de apreciación externa,
objetiva, solo para estar seguro de cual es la reputación real que tiene la
compañía ente sus negocios de interés. Igualmente importante, en especial en
las organizaciones grandes más complejas, es conocer la percepción interna.
Entrevistas objetivas a los ejecutivos, hechas por un tercero, pueden establecer
la realidad de la compañía como ellos la ven.
Obviamente, antes de pensar en la posibilidad de hacer cambios importantes en
la identidad de la compañía, como un cambio de nombre, y antes de asumir
compromisos financieros considerables en programas de publicidad corporativa,
hay que tomar en cuenta ese tipo de investigación.
5.5.2 CONSISTENCIA COHESIVA
La personalidad de un individuo se establece por sus acciones, su forma de
hablar y sus maneras, que se repiten en el tiempo. Estas acciones tienen una
razonable cohesión que proviene de la personalidad interna del individuo. La
formación de la personalidad de una compañía requiere una consistencia
cohesiva similar en sus acciones. Esto lo incluye todo, desde los sistemas
visibles de identidad corporativa (signos y logos), hasta el tono en que se hable
en las noticias y en la correspondencia de ventas. El establecimiento de esta
consistencia involucra el espíritu de los empleados en su trato con los clientes,
la comunidad y la familia, cuando manejan las cuentas morosas refleja la
personalidad de la misma. Idealmente, todos estos contactos públicos tienen
que dar la impresión de venir de la misma entidad. Tiene que haber coherencia,
un punto de vista sobre la forma en que la compañía hace las cosas. A esto se
le ha llamado cultura corporativa.
5.6 PROGRAMA DE CONTROL DE LA IMAGEN CORPORATIVA
El primer paso que debe dar una empresa que adopte un programa de imagen
en la fase de control es establecer una correlación entre los postulados de
identidad corporativa en forma de partículas de identidad, del estilo,
honorabilidad, confianza, etc., que ya hemos visto en todo el capítulo I, y los
postulados de imagen de esas particulares. Es decir, que si en la definición de
la identidad de la empresa se encuentra que se da prioridad a una personalidad
técnica basada en ideas de progreso, de cumplimiento, etc., la imagen
proyectada bajo control debe ceñirse un elemento designado – como hemos
planteado en páginas anteriores – de la identidad, sino el resultado de esa
identidad en la mente del público.
Al planificar, pues, la implantación o colocación de la imagen de la empresa es
imperativo volver los ojos a la identidad. Observemos el siguiente cuadro.
En general para un uso amplio del cuadro como metodología de distribución
temporal de la conducta corporativa en materia de imagen, habría que tener en
cuenta lo siguiente: primero que todo la referencia del cuadro, porque allí se
generan el proceso de intervención en la medida en que se cuadro contiene las
correlaciones elaboradas a priori sobre la conveniencia del tratamiento que se
debe dar a cada situación del estado de la imagen, y por tanto, son susceptibles
de ser distribuidos con arreglo a la realidad y a las prioridades de la empresa.
La tercera columna que debe ser llenada en el cuadro es la relativa a la
frecuencia de exposición de los mensajes terminales al público. Obviamente,
debe haber indicaciones al respecto en la sección correspondiente al plan de
desarrollo de la comunicación, para cada uno de los discursos prácticos
(comunicación interna, publicidad, relaciones públicas e información comercial).
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