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CUERPO DEL ENSAYO
Velázquez, autor y responsable de la pintura las meninas. En la pintura aparecen
los siguientes personajes: el propio Velázquez, la infanta margarita acompañada
de sus damas de honor y dos enanas, un personaje que abre una puerta y da
paso a la claridad en la pintura, y la cortina que sostiene este personaje, es la que
nos lleva a la cortina que aparece en el cuadro donde aparece el rey y la reina,
y la pareja reflejada en un espejo, y finalmente el persona más importante de la
pintura, el espectador. El reflejo en el espejo no nos muestra puramente al rey y la
reina, sino que nos muestra el reflejo de la pintura que Velázquez está realizando.
El aguador de Sevilla es otro de los cuadros de Velázquez en el que podemos
apreciar las etapas de la vida.
La cena de Emaús, que es una escena de interior, pintura religiosa y bodegón a
su vez. Introduce lo sobrenatural sobre la vida cotidiana. Vemos un cuadro dentro
de otro cuadro.
Velázquez también tenía lugar en sus cuadros espacio para los famosos picaros,
sucios borrachos que deambulaban por las calles de España, liberados por la
bebida. Velázquez pinta la victoria de Baco, mejor conocido como los borrachos
cunado Rubens viaja a España en 1629.
En Venecia se llega a sospechar que Velázquez es un espía. El no pinta un
acontecimiento, pinta a la infiel venus traicionando a su marido vulcano con
marte, pinta el anuncio de este acontecimiento, y pinta en este a Apolo
haciendo anuncio de la noticia. Es una palabra lo que se representa, y esta
palabra es el acontecimiento. La luz y el espacio en el cuadro muestran la
influencia de su estancia en Italia. Pero es controversial ya que representa a
vulcano como un ser humano y no como un dios.
Las paredes del prado contienen las pinturas de Velázquez.
En 1629 Rubens dice de Felipe IV, pintado por Velázquez: “Solo despierta mi
simpatía, la naturaleza le ha dotado, los dones de la mente, y en mi trato con él lo
he llegado a conocer bastante bien. Ciertamente sería capaz de gobernar en
cualquier situación si no le faltará confianza en sí mismo y no se apoyara tanto en
los demás”.
La moral católica del siglo de oro quiere honrar a la miseria, no hay salvación
para los ricos que no conocen la compasión y rehúyen a los importunados, y la
fealdad hace valorar a la belleza, y la locura hace valorar la razón, a la grandeza