Elcontemplarestos paisajes de X. Moreda, supone realizar una auténtica.
excursión por los "lugares" de las riberas del Eo.
La primera sensación que nos sobreviene es la de un profundo sosiego,
una profunda calma, fruto de su marcado caracter intimista. Nos sentimos ple-
namente introducidos "dentro" del paisaje y somos partícipes de la serenidad que
lo envuelve, Estos retazos de realidad, que han perdurado de entre sus recuerdos
infantiles, no los constituyen amplias e inaccesibles perspectivas, tan difíciles de
aprehender para un niño, sino pequeños y solitarios parajes, casas y caminos des-
habitados, rincones rurales y urbanos tan próximos a nosotros que los podríamos
tocar, pero en los que el menorruido perturbarfa el silencio casi “franciscano” que
los alumbra.
En detrimento de lo efímero, captado como instantánea fotográfica, lo.
que intenta reflejar X. Moreda es lo esencial e imperecedero, construido a base de
sólidas y pesadas arquitecturas, de dibujo firme y resabios postcubistas. Es, por
tanto el suyo, un paisaje universal, tanto en su forma como contenido, que
podríamos extrapolara muchas otras partes de Galicia, pero que el pintor interpreta.
y retrata bajo su prisma particular, proyectándose sobre él y animándolo con un
cierto espiritu enigmático (como sus rostros de mujer). Son paisajes recreados,
pues aunque el principio es objetivo (ese "poso" de realidad ya mencionado), la
continuación, subjetiva; se conjugan dos mundos: la realidad extema (el paisaje
de Ribadeo) y la interioridad del artista impregnada de una fuerte ingenuidad y
nostalgia
Pero estos escenarios paisajísticos no sólo están compuestos por sólidas
arquitectura, sino también por luz y color. Una luzintensa que incide perpendicu-
lar y homogénea, inundando la escena sin apenas dejar espacio alas sombras, va
sintetizando las estructuras y acrecentando el ímpetu de la gama cromática, que
quizás se haya enfriado respecto a sus primeros paisajes, predominando ahora los
tonos grises y azules y laacidez de los amarillos. Este rasgo no impide que algunos
de estos parajes se vean envueltos poruna fina atmósfera nebulosa, tan peculiar por
otra parte de laría, que diluye los contornos, confundiéndolos hasta desembocar en
un auténtico caos de luz y color, muy cerca ya de la abstracción.
Si, con paisajes de Ribadeo, más no el puerto del Rinlo, ni los picos.
Mondigo y Sta. Cruz, ni las marismas... sino aquellos rincones sencillos e
intimistas que podrían pasarnos desapercibidos, pero con los que X. Moreda se ha.
sentido tan idemificado, hasta el punto de despertar en él la disposición estética
necesaria para plasmarlos en el lienzo.
ANA VASCO