08-Clase de Los diez Leprosos, uno que fue agradecido

zerciakenneth 0 views 8 slides Oct 15, 2025
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About This Presentation

Clase que habla de la sanidad de 10 leprosos y uno que fue agradecido.


Slide Content

El hombre que dijo Gracias.
(Lucas 17:11-19)

Actividad
No tocar
Coloque una cuerda o lana en el piso para crear un círculo. Pídales a los niños que caminen dentro del
círculo, pero explíqueles que no deben tocarse entre sí, o quedarán fuera. A medida que el juego
continúa, haz el círculo más y más pequeño. Recuérdeles a los niños que a las personas con lepra no se
les permitía tocar o acercarse a los demás.

Introducción
¿Por qué deberíamos realmente decir gracias? Cuando Jesús sanó a diez leprosos, una persona supo lo
importante que era esto.
Dios quiere que seamos agradecidos, porque así nosotros mismos seremos felices, haremos el bien a los que
nos ayudan, y también crearemos alegría en donde estemos.
Los niños de la película animada ven que Jesús habla con unas personas que están muy enfermas. Cuando han
terminado de hablar, siguen adelante, ¡pero de repente descubren que Jesús los ha sanado! Todos aplauden
aliviados y continúan felices su camino. Pero entonces uno de ellos se detiene y se devuelve para agradecer a
Jesús. Todos estaban felices de haberse recuperado, pero solo uno se acordó de dar gracias, ¡y fue el más feliz
de todos! Jesús también estaba feliz, porque el hombre se dio cuenta de que era Dios quien lo había sanado.
Mostró la gloria de Dios y luego también pudo ayudar a otras personas. (De Lucas 17:11-19)

Desarrollo
Jesús estaba haciendo un viaje a Jerusalén. En el camino, pasó por los límites de Samaria y Galilea. Cuando Jesús
entró en cierta aldea, diez hombres con lepra vinieron a su encuentro.
Los leprosos fueron tratados como marginados. No había cura para la lepra. Era una enfermedad terrible que
lentamente dejaba al individuo desfigurado por la pérdida de los dedos de las manos, los pies y las extremidades.
Estos leprosos tuvieron que dejar sus hogares y familias y vivir juntos en las afueras del pueblo. Tenían que
mantenerse alejados de todos para no transmitir su enfermedad contagiosa. Caminaban tocando una campana y
gritando “inmundo”.
Cualquiera que los oía, huía de ellos. Los diez leprosos se mantuvieron a distancia, pero gritaron: “Jesús, Maestro,
¡ten piedad de nosotros!”.

Desarrollo
Jesús los miró y dijo: “Id, mostraos a los sacerdotes”. La ley requería que un sacerdote verificara si un leproso
estaba curado. Si lo estaba, podría regresar con su familia. Pero los diez hombres todavía tenían lepra. Sin
embargo, obedecieron a Jesús. Entonces sucedió algo asombroso, mientras se dirigían a ver al sacerdote,
quedaron limpios. Uno de ellos, cuando vio que estaba curado, se dio la vuelta para correr de regreso a Jesús.
Estaba alabando a Dios tan fuerte como podía. Cuando llegó a Jesús, se postró sobre su rostro a los pies de
Jesús, dándole gracias.
Este hombre también era samaritano. Jesús preguntó: “¿No fueron diez los sanados? ¿Dónde están los nueve?
¿Nadie más ha vuelto para dar gloria a Dios sino este extranjero? Jesús le dijo al samaritano:
“Levántate y sigue tu camino. Tu fe te ha sanado”.
¿Cómo demuestras tu agradecimiento a Dios? ¿Pasas más tiempo pidiéndole cosas a Dios que dándole gracias?
¿Haces pública tu acción de gracias? ¿Estás gritando en voz alta con agradecimiento por la misericordia de Dios?

Desarrollo
Podemos ser rápidos para pedir, pero lentos para agradecer. Repetidamente la Biblia nos dice la importancia de
dar gracias. 1 Tesalonicenses 5:18, por ejemplo, dice: "Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de
Dios para con vosotros en Cristo Jesús".
Tenemos mucho que agradecer a Dios, seamos rápidos para hacerlo.

Conclusión
Jesús nos escucha cuando clamamos a Él. Dios no tarda en mostrar misericordia y satisfacer
nuestra mayor necesidad. Debemos tener cuidado de darle alabanza por quién es y por lo que hace.

Actividad
Invite a los niños a ponerse de pie y a hacer el siguiente verso de movimiento con usted. Improvise
acciones que las palabras sugieran.
Éstos son los ojos, ésta es la nariz,
Éstas las orejas, y éstos son los pies.
Tócate los hombros,
y estírate hasta arriba
Tócate el cabello
y siéntate en la silla.
Señálese la boca y diga: “Doy gracias por mi boca”. Pida a los niños que repitan la frase y la acción. Repita
con los ojos, la nariz, los oídos, las manos y los pies. Invite a los niños a sugerir cosas por las que están
agradecidos y repita la frase de las cosas que mencionen.
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