1 Antologia historica de Toluca (96).pdf

JosEnriqueRojasGonzl1 516 views 158 slides Jan 19, 2023
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About This Presentation

Antología de Toluca


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Antología histórica
de Toluca

Antología histórica
de Toluca
José L uis Alanís Boyso
H. Ayuntamiento de Toluca
Instituto Municipal de Cultura y Arte

Lic. Martha Hilda González Calderón
Presidenta Municipal Constitucional de Toluca
M. en D . Pedro Daniel García Muciño
Director del Instituto Municipal de Cultura y Arte
Lic. O liverio Arreola
Coordinación de Publicaciones
1a. ed., noviembre de 2013
(Instituto Municipal de Cultura y Arte)
© José L uis Alanís Boyso, Antología histórica de Toluca
© D.R. 2013, H. Ayuntamiento de Toluca
Av. Independencia O te. 207
Colonia Centro, C.P. 50000
Toluca de L erdo, México.
Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, incluido el diseño
tipográfico y de la cubierta, por cualquier medio, ya sea electrónico, químico,
mecánico, óptico, de grabación o de fotocopiado, sin permiso por escrito del autor.
Impreso en México/Printed in Mexico

7
INTRODUCCIÓN
E
l historiador, entre los hombres, tiene el don, casi di-
vino, de vivir el pasado, el presente y, en ocasiones, el
futuro; por ello, su quehacer es mágico y trascendente.
Su misión, siempre matizada por el colorido resplan-
deciente del amor, se materializa en libros, artículos,
conferencias, cátedras en las aulas y desempeño de cargos
relacionados íntimamente con su intelecto.
Otra de las formas que le permiten exponer y plasmar
sus conocimientos, aspiraciones y propósitos son los artícu-
los de fondo y comentarios dados a conocer en la televisión,
la radio, revistas, boletines y periódicos.
En su afán por difundir su pensamiento, utiliza todos
los recursos a su alcance, pues es, por naturaleza, dador de
sí mismo. Este es el sentir que siempre ha animado mi
vocación y pasión, desde hace 42 años, por la historia de
Toluca, tierra fértil donde ha florecido el arte, la ciencia y la
cultura; solar bendito de literatos, escritores, poetas e his-
toriadores que han plasmado en libros el alma de nuestro
municipio, educado, educador y culto.
Nuestra historia, es sin lugar a duda, una de las más
interesantes en el contexto estatal y nacional; todas sus

8
etapas están matizadas de acontecimientos que hablan, por
sí mismos, de la creatividad, anhelos de libertad y supera-
ción de sus habitantes, como lo podemos visualizar en las
páginas de este volumen al cual intitulé: Antología histórica
de Toluca.
Las fuentes que me permitieron investigar, analizar, re-
construir, explicar y describir los sucesos históricos son,
principalmente, cuatro: documentales, bibliográficas,
hemerográficas y orales, siendo las primeras las más im-
portantes, pues su contenido es siempre novedoso, como
es el caso de la mayoría de los textos incluidos, que tienen
como fundamento la documentación del Archivo General
de la N ación.
El conocimiento de este archivo y sus fondos, me per-
mitió dedicarme a estudiar aspectos de la época colonial,
pues, además, al realizar un análisis de la historiografía local
reafirmé mi afición al constatar que era una de las etapas
menos estudiadas.
El contenido del libro, se divide en tres capítulos,
los cuales recrean los temas, tópicos y aspectos más in-
teresantes por épocas para que todos conozcan la enorme
y maravillosa riqueza de la cual somos herederos y de-
positarios, plena de acontecimientos y personajes que
brillaron con gran luminosidad y aportaron lo mejor de sí
mismos con amor, ese mismo amor del que habla Dante
Alighieri en su Divina Comedia, que: mueve el sol y las
demás estrellas.
Los textos, redactados en diferentes momentos y lu-
gares, con objetivos, sensibilidades y emociones también
diversas, constituyen el fiel reflejo de mi inquietud perma-

9
nente por aportar datos novedosos que enriquezcan la vi-
sión y perspectiva del pasado.
El propósito fundamental de la obra, auspiciada por el
Honorable Ayuntamiento que preside dignamente la li-
cenciada Martha Hilda González Calderón, es el de reunir
en un solo volumen una selección de los 44 libros que he
escrito y publicado para que los amantes del pasado conoz-
can de manera sencilla, clara y amena su historia.
El secreto de la vida, consiste no sólo en vivir, sino en
saber para qué se vive. En lo personal, he vivido siendo
un soñador, un romántico, apasionado, sensible, entusias-
ta y aprendiz de historiador que trata de cumplir con su
función: crear, consolidar y difundir la conciencia histórica
entre los toluqueños, la cual se cristaliza en fuertes lazos de
identidad, unión, arraigo y valoración de lo propio.
Sólo se ama lo que se conoce
José L uis Alanís Boyso

La Ciudad a Través del Tiempo

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ÉPOCA PREHISPÁNICA
Matlatzincas
L
os matlatzincas: “los hombres de la red”, fueron quie-
nes habitaron Toluca durante la época prehispánica
y se asentaron sobre la cordillera que se extiende al norte
de nuestra actual ciudad, organizándose en calpullis,
cuyos nombres eran, entre otros: Quauhcingo, Mixcoac,
Ticpac, Pinahuyzco, Cocoyotitlán, Tulytic y Oztotitlán; Eran
grandes cultivadores de maíz, huautli, calabaza y frijol. El
nombre original del lugar fue Nepintahuihui que significa:
“tierra del maíz”.
La construcción más importante es la zona arqueo-
lógica de Calixtlahuaca, donde se encuentra el conjunto
dedicado a Tláloc y el templo de Quetzalcóatl en el que se
descubrió una escultura del dios Ehécatl, deidad del viento,
con una máscara bucal con pico de ave.
Conquista mexica
En 1474, los aztecas, mexicas o tenochcas al mando de
Axayácatl conquistaron a los matlatzincas y le impusieron

14
al poblado el nombre náhuatl de Toluca: “lugar donde está
el dios Tolo o Tolotzin”, y se convirtieron en vasallos tri-
butando mantas o tilmas de algodón y de fibra de maguey,
maíz, fríjol y armaduras para guerreros adornadas con plu-
mas finas, como se hace constar en el Códice Mendocino.

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VIRREINATO
Dominación española
D
espués del descubrimiento de América en 1492 y de
la caída de la gran Tenochtitlán —donde se encuen-
tra actualmente la ciudad de México—, en 1521, Hernán
Cortés mandó ese mismo año a Gonzalo de Sandoval a
someter a los matlatzincas y una vez logrado designó a
Pedro Cortés Coyotzin como gobernador indígena.
Evangelización
La evangelización se inició en 1524, con la construcción
por parte de fray Luis de Fuensalida de la capilla abierta
de Santa Cruz de los Otomites y del convento franciscano
de la Asunción, que se encontraba donde están los portales
y cuyo único testimonio es la capilla exenta que se ubica
atrás del palacio municipal.
Se sumaron a esta tarea de conversión otras órdenes
religiosas que fundaron los conventos de San Juan de Dios
que tenía un hospital (1695), El Carmen (1698), y La
Merced, destinado a los mulatos.

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Fray andrés de castro
Considerado como el apóstol de los matlatzincas, ya que
durante 35 años se dedicó a su evangelización, para lo cual
escribió el arte de esta lengua con su correspondiente voca-
bulario, una doctrina cristiana y un sermonario.
Nació en la provincia de Burgos, España, estudió
en el convento de San Francisco en su lugar de origen
y aprendió desde su llegada a la Nueva España, en 1542, la
lengua náhuatl y más tarde el matlatzinca. Su labor pasto-
ral, consistía en oficiar la santa misa todos los domingos y
días festivos en matlatzinca primero, después en náhuatl
y al final en castellano; administrar los sacramentos del
bautizo y el matrimonio; visitar los pueblos circunveci-
nos; aconsejar a sus feligreses y sobre todo alejarlos de
venerar al dios Tolo. Falleció y fue sepultado en el con-
vento de San Francisco, en Toluca, el 14 de diciembre de
1577; su vida y obra se encuentran reseñadas en la Historia
Eclesiástica Indiana de fray Jerónimo de Mendieta.
Como un homenaje a su memoria, se construyó atrás
del palacio municipal la Plaza Fray Andrés de Castro con
una bella escultura dedicada en su honor realizada por
Ernesto Tamariz.
Corregimiento
Toluca, perteneció a Hernán Cortés, ya que el rey Car-
los V, por cédula expedida en Barcelona el 6 de julio de
1529, le otorgó el Marquesado del Valle de Oaxaca, el cual

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incluía el corregimiento con sus 26 pueblos, mismo que
era administrado por un corregidor y otros funcionarios,
tal y como se consigna en mi libro: Corregidores de Toluca.
Apuntes para su estudio. 1590-1810. Las comunidades indí-
genas tenían sus propias autoridades: gobernador, alcalde,
teniente, regidor, juez mayor y menor, alcaide y tequitlato.
Cortés visitó varias veces la comunidad e introdujo las pri-
meras crías de cerdos que darían tanta fama a Toluca por
sus exquisitos chorizos.
Ciudad de san josé de toluca
A partir del 30 de agosto de 1664 se le comenzó a designar
ciudad de San José de Toluca con base en el título de co-
rregidor otorgado al capitán Antonio Ortiz de Galdós, por
Pedro Ruiz de la Colina, gobernador del Estado y Mar-
quesado del Valle, que se localiza en el Ramo Hospital de
Jesús del Archivo General de la N ación.
Iglesia de la santa veracruz
Se comenzó a edificar el 13 de diciembre de 1753 bajo el
auspicio del mayordomo de la cofradía de la Santa Vera-
cruz, Bernardo Serrano, concluyéndose la primera etapa y
siendo colocada la imagen del Santo Cristo el 28 de fe-
brero de 1797. Años después, el 2 de agosto de 1884, el
arzobispo de México entregó la iglesia a los sacerdotes del
Corazón de María.

18
Padrón de población de 1791
El primer padrón formal de población de familias españo-
las, castizas y mestizas lo realizó el teniente coronel José de
Zea, el 30 de abril de 1791, siendo su población de 1256
familias, integradas por 1273 hombres, 2099 mujeres, 867
niños y 916 niñas, en total 5155 habitantes, de los cuales
7 eran hidalgos, 108 nobles, 2738 españoles, 555 castizos y
1747 mestizos, de acuerdo con los datos que se encuentran
en el Ramo de Padrones del Archivo General de la N ación.
Camino toluca-méxico
La ciudad y el valle de Toluca, fueron durante la colonia
el granero y centro productor de carne de cerdo para los
habitantes de la ciudad de México, por lo que se hizo ne-
cesario construir un camino, mismo que fue auspiciado por
el ayuntamiento de la capital de la Nueva España y por el
virrey L uis de Velasco desde 1564.
Sin embargo, no fue sino hasta 1793 que se comenzó
a construir de manera formal gracias al financiamiento del
teniente coronel Antonio Pérez de Soñánez, quien calculó
el costo en $102,330.00 pesos y de acuerdo al proyecto pre-
sentado por el ingeniero Manuel Agustín Mascaró, quien
justificó la construcción, al decir: “El camino de Toluca es
la garganta de la mayor parte de la tierra adentro; por él
se introduce toda clase de ganado, los maíces, los trigos y
demás semillas necesarias para el abasto de esta populosa
Ciudad de México, el carbón y la leña, las vigas y tablas

19
para la construcción de casas; por él, transita un conside-
rable número de cargas, así de efectos comerciales, como
de tabaco, pólvora y naipes y todas las platas que vienen de
las minas de Sultepec, Temascaltepec y Zacualpan...”. Los
expedientes completos se hallan en el Ramo de Caminos y
Calzadas del Archivo General de la N ación.
Título de ciudad
Durante la segunda mitad del siglo XVII los vecinos de
Toluca iniciaron los trámites para que la corona española
les concediera el título de ciudad, lo cual se logró hasta el
12 de septiembre de 1799, por cédula expedida por el rey
Carlos IV, como lo establece Javier Romero Quiroz en su
libro: La ciudad de Toluca. Historia de su título.

21
INSURGENCIA
Estancia de hidalgo
E
l 28 de octubre de 1810 llegó a esta ciudad Miguel
Hidalgo y Costilla, Padre de la Patria, acompañado
de Ignacio Allende, Mariano Jiménez y Mariano Abasolo,
al frente del Ejército Insurgente formado por casi ochenta
mil hombres, según la opinión de Carlos María de Busta-
mante en su Cuadro histórico de la revolución mexicana..., los
recibió el prior del convento de San Francisco, fray Pedro
Orcillés, quien les condujo a la casa de José Mariano de
Oláes —actualmente museo José María Velasco—, donde
se les ofreció una merienda y durmieron.
Insurgentes toluqueños
Un día después, se unieron a Hidalgo y al movimiento,
además de Orcillés, José de Lugo y Luna, todos los sacer-
dotes del convento, los ciudadanos Joaquín Canseco, Tomás
Vargas y Vicente González y doscientos indígenas, en su
mayoría otomíes, de San Pablo Autopan, San Cristóbal

22
Huichochitlán, San Andrés Cuexcontitlán y San Nicolás
Tlachaloya.
Gregorio melero y piña
Nació en la ciudad de Toluca en 1773 y al tomar los hábi-
tos de la Orden de los Carmelitas, a la edad de veinte años,
en el convento de Puebla, se le impuso el nombre de fray
Gregorio de la Concepción. Posteriormente, se le transfirió
a la Ciudad de México, Oaxaca, Santo Desierto de Tenan-
cingo y San Luis Potosí en 1808. Fue en esta última ciudad,
donde participó la noche del 10 de noviembre de 1810 en el
levantamiento a favor de la independencia, se unió a los in-
surgentes que comandaba el capitán Mariano Jiménez con
quien llegó a Saltillo donde se incorporaron al ejército del
cura de Dolores después de la batalla de Calderón.
Meses más tarde, el 21 de marzo de 1811, todos fue-
ron hechos prisioneros en Acatita de Baján, víctimas de la
traición de Elizondo y conducidos a Durango donde se les
inició el proceso por el delito de infidencia a los generali-
simos Miguel Hidalgo y Costilla e Ignacio José Allende, al
capitán general Mariano Jiménez, al teniente general Juan
Aldama y al mariscal Mariano Abasolo.
Fray Gregorio, estuvo prisionero cuatro años en el con-
vento de Durango para después ser trasladado a San Luis
Potosí donde un consejo de guerra lo sentenció al destierro
en la provincia de Andalucía, España. Después de cinco
años, regresó a la Nueva España, cuando ya se había con-
sumado la independencia, en 1821, decidió secularizarse,

23
lo cual logró después de un largo proceso en Roma el 16 de
marzo de 1828 prestando sus servicios en varias parroquias
y asignándosele una pensión de tres mil pesos anuales por
parte del gobierno, quien le reconoció el grado de general.
En 1838, volvió al convento de Toluca donde permaneció
hasta su muerte el 5 de abril de 1843.
Mártires indígenas
El 19 de octubre de 1811 se realizó la batalla de El Cal-
vario entre los insurgentes de José María Oviedo y los
realistas de Rosendo Porlier, saliendo victorioso este úl-
timo y haciendo prisioneros a cien indígenas, los cuales
fueron fusilados en el lugar que hoy lleva el nombre de
Plaza de los Mártires.
Censo de 1815
El censo sobre el partido de Toluca tenía como finalidad
recaudar la contribución para auxiliar a las “tropas patrió-
ticas” en su lucha contra los insurgentes.
El responsable de su integración, fue José Vicente
Urbina, quien refiere que la jurisdicción estaba integrada
por 26 pueblos, en los cuales cada individuo útil debería
pagar, sin pretexto, un real mensual.
La ciudad de Toluca estaba conformada por nueve
barrios: San Miguel Actipan con 49 contribuyentes, San
Miguel Pinaguisco con 42, Santa Bárbara Tepexpan con

24
38, Santa Bárbara Xolalpa con 14, San Juan Evangelista
con 8, Santiago Clasomulco con 52, San Luis Obispo con
9, Santa Clara con 14, y Tlacopa con 18, dando un total de
244 contribuyentes, los que deberían de entregar al gober-
nador 30 pesos y 4 reales.
El pueblo de San Mateo Oxtotitlán contaba con 88 con-
tribuyentes que deberían dar al alcalde 11 pesos; Santa María
Calixtlahuaca con 97, 12 pesos 1 real; San Buenaventura con
141, 17 pesos 5 reales; San Jerónimo con 123, 15 pesos 3 rea-
les; San Miguel Totocuitlapilco con 113, 14 pesos 1 real; San
Salvador Capultitlán con 225, 28 pesos 1 real; San Bartolo
Tlatelolco con 75, 9 pesos 3 reales; San Pablo Octupa con
268, 30 pesos 4 reales; San Andrés Coscatitlán con 350,43
pesos 6 reales; Nuestra Señora de los Angeles Huichila con
79, 9 pesos 7 reales; San Mateo Oscaticpa con 137, 17 pesos
1 real; Santiago Miltepec con 49, 6 pesos 1 real; San Antonio
Buenavista con 89, 11 pesos 1 real; Texaxic y su barrio de
San Martín con 78, 9 pesos 6 reales; San Nicolás Tlachaloya
con 25,3 pesos 1 real; San Lorenzo Tlapaltitlán con 112, 14
pesos; San Cruz con 55, 6 pesos 7 reales; San Marcos Evan-
gelista con 22,2 pesos 6 reales; Santa María de la Asunción
Cacalomacán con 205,25 pesos 5 reales; San Cristóbal con
154, 19 pesos 2 reales; Santa Ana con 144, 18 pesos; San Pe-
dro Toltepec con 123, 15 pesos 3 reales; San Bernardino de
Senacuitlametitlán con 124, 15 pesos 4 reales; San Sebastián
con 51,6 pesos 3 reales y San Juan Bautista con 115 contri-
buyentes cooperó con 14 pesos 3 reales.
En total Toluca y sus pueblos ayudaron al sostenimiento
de las “tropas patrióticas” con 412 pesos 6 reales, que fueron
reunidos con la contribución de 3,302 causantes.

25

ETAPA INDEPENDIENTE
Fundación del municipio
E
ste acontecimiento histórico, tiene como sustento los
datos que nos proporciona el historiador Aurelio J.
Venegas, confirmados por el investigador Miguel Salinas
Alanís en su libro Datos para la historia de Toluca, en el cual
expresa textualmente:
“Conforme con lo dispuesto en el Artículo 6°, Capítulo
1° de la Constitución Política de la Monarquía Española,
el día 13 de diciembre del año 1812, se erigió Ayunta-
miento en la ciudad de Toluca; pero no se instaló ese
cuerpo sino hasta el 20 de mayo del siguiente año de
1813, habiendo funcionado hasta fines de diciembre de
1814”.
Es importante destacar que la creación de nuestro mu-
nicipio se da en plena lucha armada por la Independencia
de México, ante tal situación, era difícil la consolidación
del municipio y el nombramiento de sus autoridades, lo
cual se normalizó hasta después de la consumación de ésta.

26
Capital del estado
Toluca, ha sido capital del Estado de México desde el 12
de julio de 1830 hasta la fecha.
Los antecedentes de este acontecimiento histórico son:
nuesta entidad federativa, se erigió el 2 de marzo de 1824,
con una extensión territorial de aproximadamente 20,800
kilómetros cuadrados y siendo parte de su jurisdicción el
Distrito Federal, los estados de Hidalgo y Morelos y gran
parte de Guerrero, así como el distrito de Calpulalpan que
hoy pertenece a Tlaxcala.
Su primera capital fue la Ciudad de México y su primer
gobernador Melchor Múzquiz, quien residió en el antiguo
palacio de la inquisición en la plaza de S anto Domingo.
El 4 de enero de 1827, el congreso del estado decretó
que la capital se trasladara a la ciudad de Texcoco, lugar
donde había gobernado el Rey-Poeta Nezahualcóyotl,
donde se expidió la primera constitución local.
Ese mismo año, 30 de abril, la Cámara de Diputados
ordenó el cambio a San Agustín de las Cuevas, que por
decreto del 25 de septiembre se le concedió el título de ciu-
dad con el nombre de Tlalpan, siendo gobernador Lorenzo
de Zavala, quien fundó el Instituto Literario, y finalmente,
como lo mencioné al principio, se trasladó a Toluca.
José maría gonzález arratia
José María Nemesio González Arratia Ortiz del Ángel,
nació en Toluca el 31 de octubre de 1783, es considerado el

27
benefactor más destacado de su historia, ya que desde 1813
comenzó a planear su modernización.
En 1823, según lo refiere Gustavo G. Velázquez en su
libro intitulado: José María González Arratia, construyó el
primer teatro que tuvo la ciudad perteneciente al hospital
de San Juan de Dios, institución benéfica a la que apoyó
hasta su muerte. Al integrarse la logia masónica yorkina
llamada “R egeneración Toluqueña”, en 1825, se le designó
primer venerable. Ocho años después, introdujo el agua des-
de la hacienda La Pila, de su propiedad, y construyó cinco
fuentes públicas para calmar la sed de los más necesitados.
En 1842 terminó la alameda plantando ochocientos
fresnos, contando con la cooperación de los vecinos; un
año después, promovió la desaparición y limpieza del ce-
menterio del convento de S an Francisco.
Prosiguiendo con su pasión por embellecer la ciudad,
construyó el Teatro del Alva, en 1845, y al año siguiente, la
presa del Jaral para repartir el agua a las haciendas del valle.
Culminó su extraordinaria obra como benefactor en 1851,
al edificar el Teatro Principal e inaugurarlo el 16 de septiem-
bre con un suntuoso baile, y en un anexo establecio un hotel
con baños, al cual le puso el nombre de La Gran Sociedad.
Fue presidente municipal en 1852 y murió ese mismo
año el 14 de octubre, en esta ciudad.
Portales
El 6 de febrero de 1832, González Arratia comenzó a cons-
truir los portales. Terminó su primera etapa en noviembre

28
de 1836 con 81 arcos, de cuatro metros ochenta y un centí-
metros de altura cada uno, con un costo de $164,500.00.
Posteriormente, se concluyeron los 118 arcos en diferentes
etapas hasta 1917, siendo su longitud total de 586 metros.
Instituto literario
El 7 de mayo de 1833, el V Congreso Constitucional por
decreto 296, facultó al gobernador Lorenzo de Zavala para
establecer el Instituto Literario en Toluca, encargándo-
se su organización e instalación en el edificio del antiguo
beaterio a González Arratia, quien después de cumplir su
misión renunció al cargo, siendo nombrado José María
Heredia en 1834.
Ocupación norteamericana
Toluca fue ocupada por el ejército norteamericano al
mando del general Geo Cadwalader el 7 de enero de 1848,
habiéndose nombrado en la primera sesión de cabildo ex-
traordinario y secreto del Honorable Ayuntamiento que
era encabezado por el general José María Díaz Noriega
como presidente municipal y alcalde primero una comi-
sión permanente integrada por José Jiménez de Velasco,
alcalde segundo; José María Moreno y Valencia, síndico
primero; y el licenciado Agustín Andrés Franco, síndico
segundo, para que se ocupara de las relaciones con los
invasores, asumiendo una actitud patriótica.

29
Las tropas salieron de la ciudad el 31 de mayo del
mismo año, según las referencias que se consignan en
el libro de Actas Secretas del Ayuntamiento de Toluca del año
de1848.
Monumento a hidalgo
La primera estatua que se erigió a nivel nacional a don
Miguel Hidalgo y Costilla Gallaga fue develada el 16 de
septiembre de 1851 por el gobernador constitucional del
estado, Mariano Riva Palacio, siendo presidente munici-
pal Ramón Martínez de Castro. La escultura de mármol
blanco, realizada por Joaquín Solache Monroy, medía dos
metros ochenta centímetros de altura y pesaba tres tonela-
das, fue colocada en el centro de la Plaza de los Mártires y
tenía una inscripción en la parte inferior: ¡Al cura de Dolo-
res, Miguel Hidalgo, Padre de la Patria, El Estado de México!
En el año de 1900 se trasladó este monumento a la
ciudad de Tenancingo, de donde era originario el escultor.
Reforma y segundo imperio
Durante la Guerra de Reforma, los generales Felipe Be-
rriozábal y Santos Degollado rechazaron, en 1860, el ata-
que de los conservadores Miramón y Márquez contra
Toluca. Dos años más tarde, el propio Berriozábal formó
un batallón con ciudadanos toluqueños, quienes tomaron
parte en la batalla del 5 de mayo en Puebla.

30
Toluca de lerdo
La cabecera del municipio recibió la denominación de To-
luca de Lerdo por decreto número 45, expedido por la H.
Cámara de Diputados local, el 14 de noviembre de 1861,
en honor de Miguel Lerdo de Tejada,quien fue secretario
de hacienda con Benito Juárez y promulgó la Ley de Des-
amortización de Fincas Rústicas y Urbanas, mejor conocida
como Ley Lerdo.
Invasión francesa
Toluca volvió a sufrir otra ocupación cuando el ejército
francés comandado por el general De Bertier el 5 de julio
de 1863 hizo su entrada a la ciudad. Posteriormente, del 25
al 28 de octubre de 1864, los emperadores Maximiliano y
Carlota visitaron la capital y sus alrededores, siendo hospe-
dados en la casa de S oledad Pliego y Albarrán.
Catedral
La catedral, se comenzó a construir en 1867 con base en
el proyecto de Ramón Rodríguez Arangoity y la terminó
en la década de los años cincuentas el arquitecto Vicente
Mendiola Quezada, siendo consagrada el 11 de abril de
1978 por el obispo de la Diócesis de Toluca, Arturo Vélez
Martínez. Obra monumental de estilo neoclásico conju-
ga el arte de la antigüedad grecorromana, pues su fachada
principal tiene columnas con capitel corintio, un frontón

31
con un relieve de la Ascensión del Señor y cuatro escul-
turas de los apóstoles Santiago el Mayor, San Pablo, San
Pedro y San Felipe. Tiene dos torres y sobre la base de las
mismas los evangelistas San Mateo, San Juan, San Marcos
y San Lucas. Su cúpula es de estilo clásico con linternilla
y arriba de ella la escultura en bronce de San José presen-
tando al niño Jesús, ya que San José es el Patrono de la
diócesis y también de la ciudad de Toluca.
Ingresando a la catedral por las puertas de enfrente se
encuentra el magnífico vestíbulo con vitrales y desde ahí
podemos contemplar su planta en forma de cruz latina
compuesta por cinco naves, el crucero, el ábside, los dos
coros, las ventanas con emplomados, los grandes candiles
de cristal y el altar mayor colocado exactamente en el pun-
to central debajo de la cúpula. Dentro de la catedral se
encuentra la portada de la iglesia de la Tercera Orden, bella
reliquia del arte popular indígena original del Siglo XVIII.
Palacio municipal
Edificio diseñado por el arquitecto Rodríguez Arangoity
en 1870, inició su construcción en 1872, siendo presidente
Margarito García Rendón, se concluyó en 1883.
Porfirismo
Otros personajes que continuaron el embellecimiento de
la ciudad fueron los gobernadores José Zubieta, quien de

32
1880 a 1889 creó la Normal de Profesores, la Academia
Nocturna para Artesanos, la Escuela de Artes y Oficios e
inauguró el ferrocarril México-Toluca en 1882 y seis años
después el alumbrado eléctrico.
José Vicente Villada, por su parte, construyó el Hos-
pital General, la Correccional, la Casa de Maternidad,
el Asilo del Mendigo, el Tívoli para Obreros, la Gota de
Leche, embovedó el Río Verdiguel y mandó erigir mo-
numentos como el de los Hombres Ilustres del Estado y
el dedicado a Cristóbal Colón, cuya figura es del escultor
Guillermo Cárdenas y el pedestal fue obra del ingeniero
Ignacio P. Guzmán, se inauguró en 1900.

33
SIGLO XX
Revolución
E
n 1910 se festejó en Toluca el Centenario de la Inde-
pendencia, con la presencia del gobernador Fernando
González y del enviado especial de España marqués de
Polavieja, se inauguró la fuente ex profesa para este fes-
tejo, conocida como del águila, el edificio de la Escuela
Normal de Profesores y la Plaza España.
En 1912 el presidente de la República, Francisco I.
Madero, acompañado de su esposa Sara P. de Madero, el
vicepresidente, José María Pino Suárez, y el diputado Se-
rapio Rendón, visitaron la ciudad, encontrando el apoyo
de un nutrido grupo de liberales, entre quienes se hallaban
Valente Enríquez, Cirilo T. Cancelada, Ildefonso Velás-
quez, Heriberto Enríquez,
Leodegario Arce, José de la Serna, Leopoldo y Gusta-
vo Vicencio, Enrique E. Enríquez, José Guzmán, Eduardo
González y Pichardo, Francisco de P. Castañeda y Leopol-
do Zincúnegui Tercero. Un año después, la capital cayó en
poder del ejército de Victoriano Huerta; y, en 1915, fue
sede de la Convención Revolucionaria.

34
Inicios de una nueva etapa
Toluca comenzó en 1930 una nueva etapa con Filiber-
to Gómez, quien mandó construir el primer Aeropuerto,
terminó el Mercado 16 de septiembre y remodeló el de-
portivo que hoy lleva el nombre de Agustín Millán.
Isidro Fabela (1942-1945), estableció los museos de
Arte Popular y el de Bellas Artes; Alfredo del Mazo Vé-
lez (1945-1951), impulsó la construcción del ferrocarril
de vía ancha México-Toluca-Acámbaro, edificó centros
escolares como: Miguel Alemán e inauguró el Hemici-
clo a Juárez diseñado por el arquitecto Vicente Mendiola
Quezada. Asimismo, durante su período se publicó en
1947, el primer número del Diario de Toluca que a par-
tir de 1950 se llamó El Sol de Toluca; Salvador Sánchez
Colín (1951-1957), construyó la Colonia Pensiones para
maestros y burócratas, la Policlínica, la Zona Militar,
otorgó al ICLA la categoría de Universidad Autónoma
del Estado de México e inauguró el estadio de futbol del
Club Deportivo Toluca; y, Gustavo Baz Prada (1957-
1963), inició la edificación de la ciudad universitaria en el
cerro de Coatepec.
Juan fernández albarrán
El gobernador Juan Fernández Albarrán (1963-1969),
contó con la participación de los presidentes municipales
Jaime Pons Hernández y Felipe Chávez Becerril, transfor-
mó la fisonomía del centro de la ciudad: edificó el palacio

35
del Poder Ejecutivo, la Casa de la Cultura —actualmente
Cámara de Diputados—, el Teatro Morelos —con una
escultura ecuestre del prócer de la independencia—, re-
modeló la Plaza Cívica, el Palacio Municipal y el Tribunal
Superior de Justicia, además, construyó cuatro edificios
para las facultades de Ingeniería, Leyes, Comercio y Ad-
ministración, Enfermería y Obstetricia de la universidad,
una normal, tres secundarias, siete primarias, una escuela
de Rehabilitación para Menores, el Hospital para la Mu-
jer, el Hospital para el Niño y ciento cincuenta casas de
interés social en la colonia Morelos, erigió un monumen-
to a Cuauhtémoc en la Alameda.
Modernización
Se consolidó la modernización de la ciudad con Carlos
Hank González (1969-1975) con la colaboración de los
ediles Alfonso Gómez de Orozco y Arturo Martínez Le-
gorreta, construyó la primera etapa del circuito Tolocan,
la Terminal de Autobuses, el Mercado Benito Juárez, la
Plaza Fray Andrés de Castro, la Casa de las Artesanías, el
corredor industrial Toluca-L erma, el monumento a Adol-
fo López Mateos del escultor Adolfo Villa en Ciudad
Universitaria, creó la Rotonda de los Hombres Ilustres y
la Orquesta Sinfónica del Estado, y se celebró el Campeo-
nato Mundial de Fútbol (1970) y el Sesquicentenario de la
Erección del Estado.
Jorge Jiménez Cantú (1975-1981) con el apoyo de los
alcaldes Yolanda Sentíes Echeverría y José Anto Muñoz

36
Samayoa estableció el Cosmovitral y Jardín Botánico y las
plazas Toluca, Ángel Ma. Garibay y González Arratia, la
escuela de Bellas Artes, prolongó el paseo Tolocan hasta
La Marquesa, construyó el boulevard Toluca-Zinacantepec
y amplió las vías Toluca-Palmillas y Toluca-N aucalpan con
ocho carriles.
Alfredo del Mazo González (1981-1986) con los
alcaldes Emilio Chuayffet Chemor y Jaime Almazán Del-
gado inauguraron el Aeropuerto Internacional; Alfredo
Baranda García (1986-1987) y el mandatario municipal
Agustín Gasca Pliego pusieron en servicio el Centro Cul-
tural Mexiquense, sede de los museos de Antropología e
Historia, Culturas Populares, y Arte Moderno, así como
de la Biblioteca Pública y el Archivo Histórico del Estado,
y se realizó por segunda ocasión el Campeonato Mundial
de Fútbol (1986) fue sede nuestra ciudad de las selecciones
de Paraguay, Bélgica e I rak.
Mario Ramón Beteta Monsalve (1987-1989), junto
con los alcalde Agustín Gasca Pliego y Laura Pavón Jara-
millo apoyaron la seguridad pública, la dotación de agua y
la ecología.
Ignacio Pichardo Pagaza (1989-1993) y los alcaldes
Laura Pavón Jaramillo y Enrique González Isunza rehabili-
taron varias casas antiguas para convertirlas en museos: José
María Velasco, Felipe Santiago Gutiérrez, Luis Nishizawa,
de la acuarela, numismática, y la casa de las diligencias.
Emilio Chuayffet Chemor (1994-1995) y el edil Ale-
jandro Ozuna Rivero inicaron un plan de identidad a nivel
estatal, el cual se reflejó de manera significativa en la muni-
cipalidad.

37
César Camacho Quiroz (1995-1999) y los presiden-
tes Alejandro Ozuna Rivero y Armando Garduño Pérez
reinauguraron la plaza José María González Arratia y
auspiciaron un amplio programa cultural y editorial pu-
blicando libros sobre diversos temas, las monografías de
las veinticuatro delegaciones del municipio y celebrando
el bicentenario del título de la ciudad de Toluca.

LA INQUISICIÓN (1564-1817)

41
EL SANTO OFICIO
EN LA NUEVA ESPAÑA
I
nquisición, palabra mágica que definió, por sí misma, el
pensamiento, formas de vida, la esencia y ser de hom-
bres y mujeres de otros tiempos.
La diversidad de aspectos relacionados con la fe de
que se ocupaba en la Nueva España, ha despertado no
pocas polémicas entre los historiadores que han pretendido
profundizar sus investigaciones para llegar a la debida inter-
pretación del funcionamiento de tan discutida institución.
Se opone primordialmente a este análisis, la ardua ta-
rea de paleografiar la letra en que están escritos la mayoría
de los miles de expedientes del Ramo de Inquisición del
Archivo General de la Nación, aunada a la comprensión de
la terminología que caracteriza a los procesos.
La historia del tribunal novohispano se remonta a 1526;
a partir de este año y hasta 1571, ejercieron la función inqui-
sitorial, sin ningun mandamiento legal, los religiosos de la
orden de Santo Domingo, ya que en España el Santo Oficio
estaba bajo su jurisdicción.
En cambio, este poder sí lo tenían los obispos que
pasaban al Nuevo Mundo. El primero que utilizó esta

42
prerrogativa y la que le había conferido en 1535 el Inqui-
sidor General de España, Alfonso Manrique, fue fray Juan
de Zumárraga.
Entre los procesos que siguió, figura el de un indio no-
ble de Texcoco, Carlos Ometochtzin Chichimecatecutli,
quien después de un largo proceso terminó en la hoguera,
por lo cual Carlos V, con fecha del 15 de octubre de 1539,
prohibió al tribunal que castigase a los naturales por ser
recién conversos.
De lo anterior, se infiere que los juicios, castigos, tor-
mentos, quema de códices, destrucción de templos e ídolos
y autos de fe que realizaron dominicos y franciscanos no se
le pueden atribuir al Tribunal, ya que éste no se estableció
en México sino hasta 1571.
Su función consistía en investigar la verdad sobre las
personas que, profesando la fe católica, declaraban contra
sus sacramentos y mandamientos por medio de la pala-
bra, la acción o el ejemplo; y para los que no siendo de
esta religión, trataran de combatirla haciendo que otros
practicaran la fe de ellos; para ambos casos, el Santo Ofi-
cio tenía facultades para indagar y, una vez comprobada
la falta, debían de entregar al reo a la justicia ordinaria o
civil, que era la que tenía la obligación de aplicar el castigo
correspondiente.
El Tribunal de la Inquisición fue creado de manera
formal para toda Hispanoamérica por Cédula de Felipe II,
fechada el 25 de enero de 1569 –L ey I, tit. XIX, lib. I de la
Recopilación de Indias–, cuyo tenor asienta:

43
“… el inquisidor apostólico general en nuestros reinos y
señoríos, con acuerdo de los de Nuestro Consejo de la Ge-
neral Inquisición, y consultado con Nos, ordenó y proveyó
que se pusiese y asentase en aquellas provincias el Santo
Oficio de la Inquisición, y por el descargo de nuestra real
conciencia y de la suya, diputar y nombrar inquisidores
apostólicos contra la herética pravedad y apostasía, y los
oficiales y ministros necesarios para el uso y ejercicio del
Santo Oficio…”.
De conformidad con esta determinación y por lo que
toca a la Nueva España, el propio rey por disposición ex-
pedida en Madrid el 16 de agosto de 1570 nombró como
inquisidores al doctor Pedro Moya de Contreras y al licen-
ciado Juan de Cervantes, habiendo fallecido este último en
el trayecto.
Por fin, el 4 de noviembre de 1571, quedó establecido
formalmente el tribunal efectuándose en la Catedral el
juramento de fe, con asistencia del Virrey, Audiencia, Órde-
nes Religiosas y gran concurrencia del pueblo. Esta fecha,
marca un cambio decisivo en el rumbo de nuestro devenir
histórico, ya que vino a modificar de manera notable la
conducta de la gente en sus mutuas relaciones sociales, al
convertirse en censores y denunciadores unos de otros.
Los Tribunales –nos dice Boleslao Lewin en su estudio
sobre La Inquisición en Hispanoamérica– desarrollaban su
actividad por medio de comisarios, especie de jueces de
instrucción que vigilaban sobre el terreno, contando con la
colaboración de familiares, clérigos y religiosos, el compor-
tamiento de los habitantes blancos y mestizos no sólo en
lo concerniente a su presunto o real alejamiento de la más
estricta ortodoxia católica, sino también si caían bajo la

44
imputación de blasfemos hereticales, hechiceros, adivinos,
invocadores del demonio, astrólogos, alquimistas, bígamos,
excomulgados, protestantes, moriscos y judíos que no ha-
bían abandonado su fe.
Por lo que corresponde al Estado de México, los co-
misarios y familiares de la inquisición desarrollaron una
intensa actividad en los pueblos que forman su actual ju-
risdicción territorial, como se puede constatar a través de
la amplia documentación que se encuentra en el Ramo de
Inquisición (1553 volúmenes) del Archivo General de la
Nación. Las localidades sobre las cuales se ejerció una ma-
yor vigilancia, seguramente por su importancia económica,
política y social, fueron: Toluca, Texcoco, Temascaltepec,
Tenango del Valle, Zacualpan, Sultepec, Chalco, Cuauti-
tlán, Jilotepec e I xtlahuaca.

45
El tribunal en toluca
E
n cuanto a Toluca, en aquel entonces era un corregi-
miento perteneciente al Marquesado del Valle de Oaxaca,
el cual había sido otorgado a Hernán Cortés el 6 de julio de
1529 por el rey Carlos V y que a partir del 3 de septiembre
de 1664 se le comenzó a designar “Ciudad de San José de
Toluca”, de acuerdo con la documentación del Ramo Hospital
de Jesús del Archivo General de la Nación.
Los juicios inquisitoriales sobre nuestra ciudad coinciden
en gran parte con lo señalado anteriormente por Boleslao
Lewin, ya que se circunscriben, en su mayoría, a denuncias
por delitos contra la fe católica, siendo los más comúnes
a lo largo de 300 años (1564-1817), los siguientes: Blas-
femias, 38 casos; solicitudes deshonestas, 21; herejías, 18;
bigamias, 13; supersticiones, 12; y acusaciones contra clé-
rigos por absolver sin consultar al Santo Oficio, blasfemos
y por fingir milagros, 11. Otros en menor número, pero no
por esto de menos importancia, son: hechicerías, 5; insur-
gentes, 3; poligamias, 3; judaizantes, 2; y sodomías, 2.
Además de los juicios antes descritos y que constitu-
yen el grueso de la documentación, encontramos datos
relativos a las pretensiones, genealogías, nombramientos

46
y juramentos de varios funcionarios inquisitoriales, a sa-
ber: comisarios, 15 casos, notarios, 33; alguaciles mayores,
4 y familiares, 2.
Asimismo, existen testimonios sobre edictos de fe,
adeudos al real fisco, excesos cometidos en los bailes, in-
cumplimiento de los mandamientos de la iglesia, amo-
nestaciones para contraer matrimonio, denuncias contra
personas por fingirse sacerdotes, algunos asuntos sobre las
órdenes religiosas y edictos sobre calificación y libros pro-
hibidos.
De estos últimos sobresalen, entre otros títulos: El
oráculo de Apolo; El pecador arrepentido; Compendio de todo
género de oraciones gramaticales; Mística teología; Goberna-
dor cristiano; Avisos y exhortaciones de un criollo español a sus
conciudadanos de América; Idea sucinta del origen, gobierno,
aumento, excesos y decadencia de la compañía…, con un re-
sumen de sus relatadas opiniones morales; y Proclama de José
Napoleón al clero americano.
Es importante aclarar —al menos por lo que toca a la
relación anterior— que la terminología para designar algu-
nos de los delitos enjuiciados por la inquisición no fue bien
definida, pues a una persona que profería palabras contra
la iglesia, se le acusaba indistintamente de blasfemo, hereje
o judaizante.

47
COMISARIOS Y NOTARIOS
P
or la trascendencia que representa doy a conocer la
nómina de los dos funcionarios inquisitoriales más
importantes para Toluca durante la época de la Colonia
como lo fueron los comisarios y notarios.
COMISARIOS
Doctor Baltazar Muñoz de Chávez.
Genealogía.- Padres: Baltazar Muñoz de
Chávez y María Sotelo de Betanzos. Abuelos
paternos: Pedro Muñoz de la Cerda y María
de Chavez. Abuelos maternos: Gonzalo Gó-
mez de Betanzos y María de Aguilar y Zayas.
Licenciado Diego de N ájera Yanguas.
Cura Beneficiado de Jocotitlán. Se encargó de
administrar los sacramentos a los mazahuas
durante más de 35 años, además de ser autor
de varias obras, de las cuales se conservan:
1618
1626-1627

48
Doctrina y enseñanza en la lengua mazahua de
cosas muy útiles y provechosas para los ministros
de doctrina y para los naturales que hablan la
lengua mazahua, impresa en México por Juan
Ruiz el año de 1637 y reeditada bajo el rubro
de la Biblioteca Enciclopédica del Estado de
México, y Manual para administrar los santos
sacramentos en la lengua mazahua.
Doctor N icolás de Madrid y Pedraza
Doctor Juan G utiérrez del Castillo
Juan Díaz del Castillo
Fray Baltasar de la Carrera
Bachiller Juan Varón de L ara.
Bachiller Nicolás de Villegas
(fungió también en los pueblos de Calima-
ya, Xalatlaco y Metepec)
Licenciado José S ánchez Vargas Malpica
Licenciado Miguel José Vargas de Valdés
Bachiller Juan de Bensis y Garnica
Doctor Antonio Joaquín González de Velasco
1650
1658-1676
1681-1701
1707-1730
1731-1732
1733-1735
1737
1740
1742-1764
1765-1768

49
(fungió también en los pueblos de Zinacan-
tepec, Almoloya y Metepec)
Fray José de Isla
Alejo Antonio Betancourt
Fray Antonio de L eyza
Fray Antonio García
Fray Mariano José Casasola
Fray Manuel José Gil
NOTARIOS
Gaspar de Villalpando
Fray S ebastián González
Bachiller Felipe R uiz de Pastrana
Francisco Macario de Zúñiga
Manuel Díaz de Vargas
José L lanos y Valdés
1769-1779
1780
1781-1784
1783
1785-1790
1792-1810

1694
1695
1723
1729
1732
1742

50
Bachiller Juan de Bensis y Garnica
Juan Antonio Palazuelos
Licenciado Manuel de Espinoza y Manuel
de Ibarra
Domingo González de Terán
Bartolomé del Pico y Palacio
Juan Eusebio Chavero
Domingo Real y Montero
Fray José de Isla
Domingo Hermosa y Peña
Antonio González Fernández
Fray Francisco Castellanos
Fray Mariano José Casasola
1742
1742
1742
1743
1745
1745
1746
1749
1764
1765
1781
1781

51
NOMBRAMIENTO DE BALTASAR
MUÑOZ DE CHÁVEZ PARA
COMISARIO DE TOLUCA (1618)
En la ciudad de México, miércoles catorce días del mes de
febrero de mil seiscientos dieciocho años los inquisidores
licenciado Gutiérrez Bernardo de Quiroz y doctores Juan
Gutiérrez Flores y don Francisco Bazán de Albornoz, en su
audiencia de la mañana, habiendo visto las informaciones
hechas por mandado de este Santo Oficio de la genealogía y
limpieza del doctor Baltasar Muñoz de Chávez, presbítero
beneficiado por su majestad del lugar y partido de Jiquipil-
co, vecino y natural de esta ciudad, dijeron que las aprueban
y dieron por bastantes, y nombraron por comisario de este
Santo Oficio al dicho doctor Baltazar Muñoz de Chávez de
la villa y valle de Toluca y su partido y le dieron comisión
en forma para ejercerle y mandaron se le despache título de
ello precediendo el juramento de fidelidad y secreto acos-
tumbrado ante todas cosas así lo mandaron y señalaron. Va
entre renglones y valle bala.
(rúbrica) (rúbrica) (rúbrica)
Ante mí Juan de la Paraya (rúbrica)
1

1 Ramo de Inquisición, vol. 318, exp.1, fs. 1-37.

53
PROCESOS INQUISITORIALES
A
bogados de presos del S anto Oficio:
Pretensiones, 1 (1791)
2

Adeudos:
Personales, 4 (1699-1732)
Real Fisco, 1 (1726)
Alguaciles Mayores:
Denuncias, 1 (1595)
Nombramientos, 3 (1704-1743)
Bailes:
Excesos, 1 (1805)
Blasfemias:
38 (1564-1811)
2 El número correspondiente al total de casos.

54
Clérigos —acusaciones—:
Absolver sin consultar al tribunal, 1 (1766)
Blasfemias, 7 (1732-1792)
Disturbios, 1 (1796)
Flagelante y fingir milagros, 1 (1791)
Ilusos, 1 (1792)
Solicitudes deshonestas, 21 (1582-1789)
Comisarios del S anto Oficio:
Juramentos, 1 (1658)
Nombramientos, 12 (1618-1792)
Pretensiones, 1 (1781)
Suspensiones, 1 (1791)
Conventos:
Carmen de Toluca —intromisión de hués-
pedes—,1 (1768). S an Hipólito de Toluca
—fundación de un convento hospital—, 1
(1695)
Juntas secretas, 1 (1733)
Cristo de la Santa Veracruz —supersti-
ción—, 1 (1790).
Edictos:
De fe, 15 (1627-1817)
Libros prohibidos, 3 (1748-1783)
Papeles impresos por el hereje José Rojas
—prohibiendo su lectura—, 1 (1807)

55
Familiares —laicos— del S anto Oficio:
Genealogía, 2 (1625-1642)
Haciendas:
Pago de avíos, 2 (1739)
Hechicerías:
5 (1632-1786)
Herejías:
7 (1613-1730)
Herejías mixtas:
11 (1658-1738)
Insurgencia:
3 (1811-1812)
Judaizantes:
2 (1650)
Libros:
Calificadores —notarios revisores expurga-
dores—, 3 (1731-1760)
Traslado —solicitud de—, 1 (1816)
Libros e impresos prohibidos:
Revisión —de un papel que contiene algunas
adivinaciones—, 1 (1789)
Títulos: El oráculo de Apolo; El pecador arre-

56
pentido; Compendio de todo género de oraciones
gramaticales; Mística teología; Gobernador cris-
tiano; Avisos y exhortaciones de un criollo español
a sus conciudadanos de América; Idea sucinta de
origen, gobierno, aumento y excesos de decadencia
de la compañía…, con un resumen de sus re-
latadas opiniones morales; y Proclama de José
Napoleón al clero americano, 8 (1676-1810)
Mandamientos de la iglesia —incumplimiento—:
Ayuno —por no guardarlo—, 1 (1661)
Cometer actos pecaminosos, 1 (1717)
Matrimonios:
Adulterio, 1 (1725)
Amonestaciones, 4 (1664-1769)
Bigamia, 13 (1572-1763)
Poligamia, 2 (1763-1782)
Solicitudes deshonestas, 1 (1776)
Ministerio Eclesiástico:
Confesionarios —sin las calidades que man-
dan los edictos—, 1 (1787)
Fingirse sacerdote, 2 (1776-1789)
Sermones —predicación—, 1 (1780)
Ministerio del S anto Oficio:
Averiguación y examen de contestes, 1
(1790)
Desacato, 1 (1585)

57
Notarios:
Genealogías, 1 (1760)
Nombramientos, 20 (1694-1781)
Pretensiones, 12 (1694-1803)
Ordenes religiosas:
Carmelitas —procesión contra los Francis-
canos de Toluca-Toluca—, 2 (1801)
Sodomía:
2 (1765)
Supersticiones:
11 (1626-1796).

Pueblos y Elecciones
de República (1729-1811)

61
Jurisdicción Geográfica
L
a historia del Corregimiento de Toluca en la época
colonial, se inició con la creación del Marquesado del
Valle de Oaxaca, otorgado a Hernán Cortés por cédula
del rey Carlos V, expedida en Barcelona el 6 de julio de
1529. Es difícil dar razón exacta de los numerosos pueblos
que comprendía, ya que durante el virreinato su categoría
se modificó varias veces; algunos barrios, conforme iban
adquiriendo importancia, eran elevados a la categoría de
pueblos. En 1698, año en que escribió su obra fray Agustín
de Vetancurt, el corregimiento tenía 21 localidades, distri-
buidas de la siguiente manera:
“...matlatzincas: San Mateo Oztotitlán, San Francisco Ca-
lixtlahuacan, Santiago Tlaxomolco, Santa Cruz, Santiago
Metepec, San Lorenzo y San Mateo Ocozacaticpac. Az-
tecas: San Pedro Totoltepec, La Concepción Tlacotepec,
San Juan Tlacotepec, Cacalomacán. Otomíes: San Buena-
ventura, San Antonio, San Pablo Huexoapan, San Andrés
Cuezcontitlán y S an Cristóbal...”
3
3 Fray Agustín de Vetancurt, Teatro mexicano -Descripción breve de los
sucesos ejemplares de la Nueva España en el Nuevo Mundo occidental de la
Indias-Chronica de la provincia del Santo Evangelio, Madrid, José Porrúa
Turanzas, 1961, III, pp. 166-168.

62
En 1746, Villaseñor y Sánchez señalaba 17 poblaciones:
Al poniente, Santa Ana con 124 familias de indios, San Juan
con 227 familias, San Jerónimo con 61, San Pedro con 141,
San Mateo con 64 y San Lorenzo con 70; rumbo al sur se
encontraban San Miguel con 101 familias, San Bartolomé
con 89 y Capultitlán con 125; al norte se hallaban Santa
Cruz con 51 familias, San Francisco con 61, San Pablo
con 161, San Cristóbal con 164 y San Andrés con 134; al
poniente, por último, Tecaxic con 64 familias, San Buena-
ventura con 46, San Antonio con 51, Ostotitlán con 58 y
Cacamoloatlán con 72 familias todas de indios
4
.
A finales de 1811 el corregimiento, que tenía como ca-
becera a la ciudad de San José de Toluca, se formaba de
un total de 25 pueblos, todos ellos localizados actualmente
dentro de los límites de los municipios de Toluca y Mete-
pec. Estos límites coinciden en gran parte con los antiguos
linderos del corregimiento colonial si tomamos como váli-
dos los del mapa elaborado por Peter Gerhard
5
.
Los pueblos comprendidos dentro del corregimiento
se pueden clasificar en cabeceras y sujetos. Como en todo
México, los primeros eran aquellos que tenían alta jerar-
quía económica, política y social, tal es el caso de Toluca,
Chicahualco y Autopan; los segundos, por no tener mayor
importancia, permanecían sujetos a los primeros, verbigra-
4 Joseph Antonio de Villaseñor y Sánchez, Theatro americano. Descrip-
ción general de los reynos y provincias de la Nueva España y sus Jurisdicciones...,
México, Viuda de Joseph Bernardo de Hogal, 1746, pp. 220 linderos del
corregimiento colonial si tomamos como válidos los del mapa elaborado por
Peter Gerhard.
5 Peter Gerhard, A guide to the historical geography of New Spaín, Cambrid-
ge, Cambridge University Press, 1972, p. 331.

63
cia, Huichochitlán, Cuexcontitlán, Tlachaloya, etc. Éstos
no reunían las condiciones necesarias para ser indepen-
dientes, de acuerdo a los requisitos establecidos por la ley:
1. Suficiente número de familias, cada una con casa y
oficio.
2. Iglesia con todos los ornamentos para celebrar misa.
3. Tierras suficientes para su sustento.
Los sujetos y barrios podían alcanzar el rango de cabe-
cera o de pueblo mediante un procedimiento, relativamente
sencillo, que se hizo muy común en el siglo XVIII, el cual
ejemplificaré con el caso de San Bernardino, localidad que
estuvo sujeta a Toluca hasta 1796, año en que el goberna-
dor del Estado y Marquesado del Valle, Joaquín Ramírez
de Arellano, le concedió su separación. Por la importancia
que representa, transcribo íntegramente el documento que
sancionó la separación de este pueblo de su antigua cabecera:
Don Joaquín Ramírez de Arellano, Marqués de Sierra Ne-
vada, gobernador, justicia mayor y administrador general
del Estado y Marquesado del Valle de Oaxaca en esta Nue-
va España:
Por cuanto en este mi juzgado se presentó el escrito remiti-
do por el corregidor de Toluca, por su decreto de veintisiete
del próximo pasado enero, cuyo tenor es el siguiente: El co-
mún y naturales del pueblo de San Bernardino y su anexo
San Simón, en el que hay sólo dos familias, de esta juris-
dicción de Toluca, como mejor por derecho proceda ante
vuestra merced parecemos y decimos: que con el motivo
de estar sujetos al gobernador de esta cabecera y jurisdic-
ción, le acudimos y entregamos a dicho gobernador los
tributos que nos corresponden pagar cada cuatro meses

64
del año, contribuyendo con lo demás que es necesario y
se nos pide por medio de un regidor o cobrador que se
nos nombra; con este motivo hemos experimentado, de
muchos años a esta parte, que los gobernadores que son
y han sido de dicha cabecera, bien por retardarse en el
entero de dichos tributos, o por quiebra que en ellos ten-
gan, se procede con nuestros bienes como que estamos
sujetos a dicho gobernador, sin embargo de que hayamos
pagado lo que nos toca satisfacer y con esto se nos origina
crecido daño y perjuicio sin ser culpables en nada. Esto
supuesto, y para reparar todo quebranto en lo sucesivo, se
ha de servir vuestra merced de concedernos licencia para
separarnos del gobierno del ya referido gobernador, y que
por sí podamos hacer nuestra elección de alcalde y de-
más república con atención a que somos ciento sesenta
y siete tributarios, familia bastante y suficiente para que
sea pueblo, tener todas sus casas con ganados para el be-
neficio de las sementeras y todos los demás con oficios
de albañiles, panaderos y tocineros, sin haber gente ociosa
ni vaga, pagando sus tributos por tercios cumplidos y sus
obvenciones; además de esto tenemos iglesia con torre,
campanas y ornamentos con que se celebra el santo sa-
crificio de la misa en los días festivos; todo es lo que se
requiere para que sea pueblo y una vez que no carecemos
de nada se nos debe hacer la separación y mediante a ella
haremos nuestros enteros por sí sin estar sujetos a dicho
gobernador; y como quiera que todo esto consta a nuestro
reverendo padre cura, quien podrá informar y la utilidad
que nos resulta, y ser cierto lo expuesto por todo lo cual:
A vuestra merced suplicamos haga como pedimos, que es
justicia; juramos no ser de malicia y lo necesario, etcétera.
José Luis Antonio Venegas, escribano de república.
Sigue: Y con audiencia del abogado de cámara mandé al
corregidor y se pasó ruego y encargo al padre cura para

65
que me informaran sobre la utilidad o inconvenientes que
resultarían de esa pretensión, como lo hicieron por sus in-
formes del veintisiete del próximo pasado mayo en que
me dicen tener el barrio de San Bernardino con exceso las
seiscientas varas y componerse de setenta tributarios, a los
que agregados ochenta y tres de su anexo San Bernardino
Socoyotitlán y dieciséis de San Simón Zacango, componen
el total de ciento sesenta y nueve tributarios; tener igual-
mente una capilla de tamaño regular con dos campanas,
adorno suficiente de retablos y demás paramentos sagrados
para la celebración del santo sacrificio de la misa y que de
esta separación les resulta utilidad así a los indios como a
sus ganados. Dada vista al abogado de cámara me hizo el
pedimento siguiente:
Pedimento del abogado de cámara: Señor Marqués de Sie-
rra Nevada, gobernador del Estado y Marquesado del Valle:
El abogado de cámara del excelentísimo señor Duque de
Terranova advierte por los informes del cura y corregidor
de Toluca que la reducción de indios de San Bernardino es
bastantemente extensa por todos los vientos, que tiene un
número competente de vecinos tributarios, y que su iglesia
está regularmente adornada para poderse celebrar el santo
sacrificio de la misa; circunstancia que concurriendo con
el objeto de libertarse estos naturales de las inquietudes
y extorsiones que les origina la sujeción al gobernador de
la cabecera, presta mérito para que se acceda a la solicitud
que han interpuesto de que dicha reducción se constitu-
ya pueblo formal con independencia de dicho gobernador.
Puede vuestra señoría por tanto mandar se les extienda el
titulo correspondiente con facultad de que hagan anual-
mente elección de alcaldes, regidores y demás oficiales de
república con asistencia de su párroco conforme a la ley,
para cuya inteligencia y la del gobernador de la cabecera
será conveniente que el corregidor de Toluca a quien se re-
mita el título haga saber a todos la erección de tal pueblo,

66
instruyéndoles de la buena armonía que deberán guardarse
mutuamente los de la cabecera y San Bernardino, y en las
demás obligaciones con que han de cumplir exactamente los
oficiales que se nombraren en república en servicio de Dios,
del rey y del excelentísimo señor Duque de Terranova, pro-
curando los alcaldes se hagan los enteros de tributos con
prontitud y sin vejación de los indios. México, dos de junio
de mil setecientos noventa y seis. Licenciado José Mariano
de Cárdenas.
Sigue: Y conformado con este pedimento, por mi decreto
del día de hoy resolví expedir el presente, por el cual concedo
a los naturales del barrio de San Bernardino y sus agrega-
dos San Bernardino Socoyotitlán y San Simón Zacango se
separen del gobierno de la cabecera de Toluca a que han
estado sujetos, haciendo anualmente la elección de alcaldes,
regidores y demás oficiales de república para la recaudación
de tributos, de que darán cuenta del mismo modo que lo
ejecutan los demás pueblos de la jurisdicción. Y mando a
don Agustín de Arozqueta, corregidor interino de aquella
ciudad, haga saber a estos naturales y al gobernador de la
cabecera la separación y erección de pueblo que les concedo,
instruyéndolos en la buena armonía que deberán guardarse
mutuamente y en las demás obligaciones que deben cumplir
exactamente en servicio de Dios, del rey y del excelentísimo
señor Duque de Terranova, y cuidará de que los enteros de
tributos se hagan con prontitud y a que a estos naturales se
les ponga su caja de comunidad con tres llaves, de las que
una reservará en su poder, otra entregará al reverendo padre
cura y la tercera al alcalde del pueblo como la tienen los
demás pueblos; sentando a continuación de este despacho
las diligencias que practicaré, las que hechas se lo entregará
a los oficiales de república y naturales de San Bernardino y
sus anexos para su resguardo. Y de este despacho se tomará
razón en la contaduría y escribanía de este Estado. México
y junio siete de mil setescientos noventa y seis. El Marqués

67
de Sierra Nevada. Por mandato del señor gobernador, Ma-
nuel José N úñez Morillón, escribano real y del Estado.”
6
Documentos similares dan fe del procedimiento seguido
por otros pueblos de la jurisdicción hasta los últimos años
del régimen colonial y del gobierno del marquesado.
6 Archivo General de la Nación (AGN), Ramo Hospital de Jesús (HJ), vol.
19, exp. 2, fs. 128-130v.

69
Pueblos del Corregimiento
E
n este capítulo se incluye una lista detallada de los
pueblos del corregimiento, en la cual se consignan
los siguientes datos: si el pueblo era sujeto o cabecera, la
fecha probable de su separación tomando como base la
primera hoja de la elección de oficiales de república
7
, las
variantes ortográficas del nombre indígena a través de la
documentación que se manejó y su situación geográfica.
Los pueblos del corregimiento fueron denominados,
de acuerdo con la costumbre, de diferentes formas; en la
mayor parte de los casos prevaleció el nombre compuesto.
Los evangelizadores antepusieron a la denominación indí-
gena de los pueblos el nombre de algún santo de la iglesia
católica, que muchos de ellos conservan hasta la fecha: San
Francisco Calixtlahuaca, San Jerónimo Chicahualco, etc.
Al ser bautizados de esta manera, los pueblos quedaron
con “nombre español y apellido indígena”.
8
7 Vid. N ómina de gobernadores y alcaldes.
8 Cecilio A. Robelo, et al., Nombres geográficos indígenas del Estado de Méxi-
co. Estudio crítico etimológico, textos revisados y anotados por Angel María
Garibay K., México, Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, 1966,
p. xx.

70
Otros fueron conocidos nada más por el nombre del
santo patrón, como el de San Marcos, San Sebastián y San
Bernardino, y otros, sólo por el nombre indígena, como
Cacalomacán. Estos últimos sufrieron algunas alteraciones
tanto en su escritura como en su pronunciación original,
como consecuencia del desconocimiento y mal uso del lengua-
je por los españoles, pero sustancialmente son las mismas
denominaciones existentes en la época precortesiana.
Autopan, san pablo, pueblo
Conocido comúnmente por San Pablo, se agregaba en oca-
siones “cabecera de otomites”; sin embargo, existen algunas
alteraciones de Autopan: Huexoupa, Otompam, Otonpam
y Otumpa
9
. Era además cabecera de tres pueblos, como se
hace constar en un documento del 20 de enero de 1775: “el
pueblo de San Pablo Otompam como cabecera de sus tres
pueblos anexos: San Andrés [Cuexcontitlán], San Cristó-
bal [Huichochitlán] y S an Nicolás [Tlachaloya].”
10
Es dudoso que los dos primeros pueblos de la cita ante-
rior hayan sido sujetos hasta 1775, pues se tienen elecciones
de república a partir de 1729, de lo cual se desprende que
9 En relación con la significación etimológica de los nombres indígenas, vid.
Manuel de Olaguíbel, Onomatología del Estado de México, edición facsimi-
lar de la de 1894, México, Biblioteca Enciclopédica del Estado de México,
1975; Antonio Peñafiel, Nombres geográficos indígenas de México..., México,
Secretaría de Fomento, 1885; Cecilio A. Robelo, Nombres geográficos indí-
genas del Estado de México. Estudio crítico etimológico, Cuernavaca, Luis G.
Miranda, 1900.
10 HJ, vol. 10, exp. 3, f. 85.

71
ya eran independientes. Autopan está situado por el rumbo
septentrional de la ciudad de Toluca, en terreno plano y
húmedo y a una distancia de ocho kilómetros
11
.
Atzcapotzaltongo, santa cruz, pueblo
Estuvo sujeto a San Jerónimo Chicahualco y tal parece
que a partir de 1729 se separó. Las variantes ortográficas
más frecuentes del nombre indígena fueron: Azcapusalco,
Ascapusalco, Acapucalco y Ascapuzalco. Actualmente el
caserío de este pueblo se extiende sobre un terreno lige-
ramente inclinado y pedregoso, que forma una rinconada
abierta por el lado septentrional, entre los cerros de Santa
Cruz al poniente, y el de Miltepec al oriente y a la dis-
tancia de cuatro kilómetros de la ciudad de Toluca, por el
rumbo del norte.
Cacalomacán, S anta maría de la asunción
Se conoció únicamente por Cacalomacán. La población se
encuentra en dirección sudoccidental de Toluca, en terreno
ligeramente inclinado y húmedo, a una distancia de siete
kilómetros y medio.
11 La localización de los pueblos se tomó de Lázaro Manuel Muñoz, Libro
de jeroglíficos y etimologías de nombres aztecas, correspondientes a las localidades
del Estado de México, Toluca, Escuela Industrial y de Artes y Oficios, 1942.

72
Calixtlahuaca, san francisco, pueblo
Este pueblo fue la capital de los matlatzincas en la épo-
ca prehispánica. Durante la colonia permaneció sujeto a
Chicahualco y quizá obtuvo su autonomía a partir de 1729.
Las diferentes modalidades del nombre indígena aparecen
siempre precedidas por el del santo patrón y son: Caliztla-
guaca, Caliztlauca, Calistlaguaca, Caliltlauca, Calixtlahuac,
Calistlahuaca, Calistlauaca y Calixtlaguaca. El poblado, se
localiza al pie oriental del cerro de Thenismó, estando la ma-
yor parte de las casas en terreno plano y el resto en la falda
oriental del cerro. Está a nueve kilómetros al noroeste de
Toluca.
Capultitlán,
transfiguración o san salvador, pueblo
Estuvo sujeto a Chicahualco y probablemente se separó en
1729. La única transformación del nombre indígena es Ca-
pultintlán. El nombre religioso que siempre se usó hasta 1774
fue Transfiguración, y a partir de esta fecha aparece como
San Salvador. Está situado en terreno plano y a una distancia
de cinco kilómetros del centro de la ciudad de Toluca.
Cuexcontitlán, san andrés, pueblo
Este pueblo permaneció durante mucho tiempo sujeto a
Chicahualco y se independizó en 1729. Se conoció por San

73
Andrés, aunque en algunas ocasiones agregaba el nombre
indígena, el cual sufrió dos alteraciones: Cuescontitlán y
Quesconstitlán. Está situado por el rumbo septentrional
de la ciudad de Toluca, en terreno húmedo y plano y a la
distancia de once kilómetros y medio.
Chicahualco, san jerónimo, pueblo
Este pueblo, de acuerdo con un documento fechado en
1682, era cabecera de Totoltepec, Otzacatipan, Tepaltitlán,
Cuexcontitlán, Miltepec, Atzcapozaltongo, Calixtlahuaca y
Capultitlán
12
; las diversas modalidades con que se designó
su nombre indígena son: Tzincuaguasco, Tzincaguascon,
Chicahuastla, Chicahuazco y Chicahusco. Actualmente
pertenece al municipio de Metepec.
Huichochitlán, san cristóbal, pueblo
Esta comunidad permaneció sujeta a San Pablo Autopan,
pero seguramente se erigió en pueblo independiente en 1729
y se le conoció por San Cristóbal agregando en ocasiones “par-
cialidad de otomites”. Raras veces se le designó por el nombre
indígena, aunque se encontró una alteración: Aguitzotitla. La
localidad está situada en terreno plano y húmedo, casi al norte
de Toluca y a una distancia de nueve kilómetros.
12 AGN, Indios, vol. 26, exp. 90, fs. 159v-160.

74
Huitzila, santa maría de los angeles, pueblo
Este pueblo estuvo sujeto a Toluca y es factible que haya
alcanzado su autonomía en 1774. Actualmente forma parte
de la ciudad como barrio, situado en el extremo nororiental.
Durante el virreinato fue conocido con el nombre indí-
gena, cuyas variantes son: Huiztila, Guichila, o en forma
compuesta anteponiendo el del santo patrón.
Miltepec, santiago, pueblo
El poblado estuvo sujeto a Chicahualco y se separó en
1807. La única variante del nombre indígena es Miltepe-
que. Se encuentra en el rumbo septentrional de la ciudad
de Toluca, en una rinconada abierta por el lado oriental y
entre las faldas de los cerros de Miltepec al norte, del To-
loche al poniente, y los de Zopilocalco y San Juan al sur,
extendiéndose la mayor parte del caserío en terreno plano
y a una distancia de un kilómetro y medio de la cabecera.
Otzacatipan san mateo, pueblo
Este pueblo permaneció sujeto a Chicahualco y se indepen-
dizó en 1729. En él se acentuó la gran diversidad de cam-
bios ortográficos: Sacaticpa, Ococsacaticpa, Ocosacaticpa,
Ocosacaticpac, Ocosacaticpan y Sacaticpan. La localidad
está situada en terreno plano y en una llanura por el rumbo
nordeste de Toluca y a una distancia de siete kilómetros.

75
Oxtotitlán, san mateo, pueblo
Las diferentes transformaciones que sufrió el nombre in-
dígena son: Ostotitla, Ostotitlán y Ozthotitla. El poblado
se encuentra en terreno inclinado y pedregoso, en la falda
occidental del cerro de La Teresona, por el rumbo poniente
de Toluca y a una distancia de dos kilómetros y medio.
San antonio buenavista, pueblo
Con este nombre se conoció y en ocasiones sólo por el
del santo patrón. La denominación indígena es Tlalzint-
lán, aunque nunca se le ha designado así. El pueblo está
situado al pie de las faldas o vertientes septentrionales
del Xinantécatl o Nevado de Toluca, sobre una loma de
poca altura, a una distancia de ocho kilómetros de Toluca
por el rumbo sudoccidental a un kilómetro del pueblo de
Cacalomacán.
San bernardino, pueblo
Este pueblo era cabecera de los barrios de San Bernar-
dino Socoyotitlán y San Simón Zacango. Se conoció por
el nombre del santo, excepto en un documento en el cual
aparece el indígena como Quitlametitlán. Actualmente es
parte de la ciudad de Toluca y la iglesia lleva el nombre de
su patrón.

76
San buenaventura, pueblo
Fue designado únicamente por el nombre con que lo
bautizaron los religiosos y la nomenclatura indígena era
Huejuapan o también Tulytic. La localidad está situada en
terreno húmedo y plano, por el rumbo sudoccidental de
Toluca a una distancia de cuatro kilómetros.
San juan bautista, pueblo
Conocido únicamente por esta denominación, en ocasio-
nes se agregaba “de los mexicanos”. Actualmente forma
parte de la ciudad de Toluca y su iglesia se conoce como
San Juan el Grande.
San marcos evangelista, pueblo
Comúnmente conocido como San Marcos, nunca agre-
gó el indígena Yachihuacaltepec. El poblado, está situado
en un cerro pedregoso llamado Thenismo, muy cerca del
pueblo de Calixtlahuaca, por el rumbo noroccidental de
Toluca a la distancia de ocho kilómetros.
San sebastián, pueblo
Conocido por el nombre del santo patrón. El indígena
era Xaxalpa o Xalpan. Con seguridad éste estuvo sujeto a

77
Toluca y se independizó en 1798. Ahora forma parte de la
ciudad y su iglesia lleva el nombre de S an Sebastián.
Tecaxic, santa maría de los angeles, pueblo
Designado por el nombre indígena, salvo algunas excep-
ciones, sus variantes son: Tecaxique y Thexaxquique. La
localidad está situada en terreno inclinado y pedregoso, por
el rumbo noroccidental de Toluca, en un cerro poco eleva-
do del mismo nombre y a una distancia de once kilómetros.
Tepaltitlán, san lorenzo, pueblo
Estuvo sujeto a Chicahualco y se independizó en 1729.
En ocasiones sólo aparece por el nombre del santo patrón
y en otras agregaba el indígena, cuyas alteraciones son:
Tanpaleatitla, Altlapaltitlán, Atlapaltitlán, Atlapaltitla y
Tlapaltitlán. El pueblo, está situado en terreno plano, por
el rumbo nordeste de Toluca, a la distancia de cinco ki-
lómetros.
Tlachaloya, san nicolás, pueblo
El pueblo de Tlachaloya estuvo sujeto a la cabecera de
San Pablo Autopan hasta 1808, año en que el gobernador
del Estado y Marquesado del Valle, Manuel Fernando
Sáenz de Santa María, le concedió su separación y facultad

78
para realizar elecciones de tres oficiales: alcalde, teniente
y escribano
13
. La población, está situada hacia el rumbo
septentrional de Toluca, sobre unas lomas, muy cerca de
la ribera izquierda del río Lerma, a una distancia de die-
ciocho kilómetros de dicha ciudad.
Tlaltelulco, san bartolomé, pueblo
Este pueblo permaneció sujeto a Toluca. En el año de 1591
el virrey de la Nueva España, Luis de Velasco, ordenó al
corregidor de Toluca, licenciado Francisco Manjarrez, que
no permitiera que los indios de las estancias de Tlaltelulco
y Totocuitlapilco hicieran elecciones de oficiales de repú-
blica y que siguieran sujetos a dicha villa
14
. Posteriormente,
en 1729, se sustrajo al gobierno de dicha cabecera. Las va-
riantes ortográficas del nombre indígena son: Tlatinlulco,
Tlatilloco, Tlatilulco, Tlatilolco, Tlatelulco, Tlatiluco, Tla-
telulcon, Tlateluco y Clatelolco. En la actualidad pertenece
a la municipalidad de Metepec, y está situado en terreno
inclinado por el rumbo sudoriental de Toluca.
Tlapaltitlán, santa ana, pueblo
Las diversas modalidades con que fue conocido el nombre
indígena son: Atlapaltitla, Tlallapaltitlán, Tlanpaltitlán,
Atlapaltitlán, Apalticlan y Tlapaltictlán. A partir de 1800
13 HJ, leg. 51, fs. 153-161.
14 Indios, vol. 6, 2a. parte, exp. 280, fs. 62-63v.

79
se le conoció solamente por Santa Ana. El pueblo, está
situado en terreno húmedo y plano, por el rumbo sudeste
de Toluca a una distancia de dos kilómetros y medio.
Toluca, san josé, ciudad
Toluca era la residencia de los corregidores y por tanto la
cabecera del corregimiento del mismo nombre; era además
cabecera de los pueblos de Tlaltelulco, Totocuitlapilco
15
y
San Bernardino.
Totocuitlapilco, san miguel, pueblo
Este pueblo estuvo sujeto a Toluca y probablemente se
separó en 1729. Las alteraciones del nombre indígena
fueron: Totoquitlapilco, Thotocuytlapilco, Totocuictlapilco,
Totoquicapilco y Totocuicapilco. Actualmente pertenece
al municipio de Metepec.
Totoltepec, san pedro, pueblo
El poblado permaneció sujeto a San Jerónimo Chicahualco
y quizá consiguió su autonomía en 1729. Las variantes del
nombre indígena son: totoltepequen, Totoltepeque, To-
totepec, Tototepeque, Solotepeque, Totultepe, Toltepec y
Toltepeque.
15 Ibidem., vol. 6, la. parte, exp. 118, f. 28; exp. 119, fs. 28-29v.

81
ELECCIONES DE REPÚBLICA
T
enían como finalidad nombrar al personal adminis-
trativo-judicial de las comunidades y se efectuaban de
acuerdo a normas definidas que, en algunos casos, fueron se-
ñaladas en la legislación indiana. Sólo, me interesa estudiar
el procedimiento electoral de los pueblos del corregimiento
de Toluca desde el punto de vista de la práctica, a través de
la documentación del ramo Hospital de Jesús del Archivo
General de la Nación.
Las elecciones eran preparadas normalmente por el
cura de la parroquia de la cabecera o por sus vicarios, de
acuerdo con las instrucciones del virrey
16
. Los curas for-
maban los padrones de los indios tributarios que tenían
derecho a votar y procedían a citarlos para la elección
17
.
16 Ver, por ejemplo, las instrucciones del 23 de enero de 1775: “S uperior
orden de el excelentísimo señor baylio frey Antonio Bucareli y Ursua, virrey
y capitán general de esta Nueva España, para que los curas y ministros de
doctrina concurran a hacer las elecciones anuales de los gobernadores, alcal-
des y demás oficiales de sus repúblicas en sus respectivos pueblos y barrios...”
en HJ, vol. 10, exp. 3, f. 84. En las siguientes notas se recogen ejemplos de
varias fases del procedimiento electoral en diversos años del siglo XVIII. En
lo sustancial, los documentos son todos semejantes.
17 “...en atención a haberse formado los padrones generales de la cuenta
de todos los indios tributarios de esta parroquia de mi cargo por los meses

82
Ésta se celebraba comúnmente durante los meses de di-
ciembre a junio, citando a los indios para el efecto en el
cabildo, en las casas de comunidad, en la iglesia o en la
celda del fraile que realizaba y presenciaba el acto.
Una vez reunida la mayoría del pueblo, el gobernador
saliente y el suficiente número de vocales para la votación,
se indicaba su inicio “a son de caja y clarín”
18
. En seguida, se
procedía a la postulación de los indios más ancianos y que
eran considerados de mayor juicio para ocupar los cargos
de mayor importancia
19
. Los puestos de oficiales duraban
un año y eran repartidos de acuerdo al número de votos
que obtenía cada uno de los postulados, ocupando el cargo
más importante la persona que obtenía la mayoría en la
votación y así sucesivamente
20
.
de octubre, noviembre y diciembre de el año próximo pasado de setescientos
setenta y cuatro... cité a los indios de su cargo y a los que deben ser vocales
para la elección de los gobernadores, alcaldes y demás oficiales de repúbli-
ca...”. Ibidem., f. 85.
18 estando en las casas de comunidad todos los naturales con el común y
república actual, a son de caja y clarín, a efecto de hacer la nueva elección”.
Documento de enero 29, 1766, en HJ, leg. 59, f. 107.
19 “...estando juntos en la celda de mi habitación se hizo la postulación de
tres indios ancianos y de mayor juicio para el cargo de gobernador, alcalde,
escribano y demás oficiales de república y habiendo votado con votos secre-
tos salió electo...”. Documento de enero 20, 1775, en HJ, vol. 10, exp. 3, U.
85.
20 “...salió electo con la mayor parte de los votos para el cargo de goberna-
dor (del pueblo de Autopan) Don Felipe Tomás, para su teniente a Pascual
Tomás, para alcalde ordinario a Lorenzo Bartolomé, para alguacil mayor
a Miguel Nicolás, para regidor mayor a Felipe Santiago, para juez menor
a Pascual de los Santos, para mayor de la cárcel a Hilario Antonio y para
escribano de la república a Nicolás de Santiago...”. Documento de mayo 4,
1778, en HJ, leg. 51, U . 15.

83
Formalmente se decía que para ser elegible se reque-
ría ser indio puro sin mezcla de ninguna otra sangre y no
haber ocupado el puesto anteriormente
21
. De los dos orde-
namientos anteriores, el primero sí se cumplió, al menos
sobre el papel, pero el segundo casi nunca se observó. Hay
casos de tres, cuatro y hasta cinco reelecciones consecu-
tivas, sobre todo en el cargo de escribano. También hubo
reelecciones en los puestos más importantes como el de
gobernador y alcalde, como es el caso del gobernador de
Toluca Felipe de Santiago, quien se reeligió durante tres
años, de 1740 a 1742.
Terminada la votación se leían los resultados, para
comprobar que todos los indios estuvieran de acuerdo. Las
elecciones quedaban asentadas en el acta correspondiente
con un sello de a cuartillo
22
. A menudo también se escri-
bían en náhuatl
23
.
Finalmente, el cura hacía constar que había presencia-
do la elección y que se había celebrado de acuerdo a la
ley, “sin vicios ni nulidad alguna”
24
. El acta era turnada al
corregidor, quien la recibía y examinaba con dos testigos
21 “Certificación dada por el reverendo padre cura (Fray José Tamaríz Car-
mona) con atención a ser los electos indios puros sin mezcla de otras castas
ni haber sido reelectos en sus empleos...” Documento de febrero 19, 1801,
en Ibzdenz., U . 61.
22 “...habiendo leído esta elección delante de todo el común y naturales de
dicho pueblo [S an Juan Bautista] dijeron que estaba bien hecha y a contento
de todos, lo que así certifico para que la presenten donde convenga..., y lo
firmó fray José de Isla, cura ministro”. Documento de febrero 12, 1775, en
HJ, vol. 10, exp. 3, f. 89.
23 Puede verse un ejemplo en un documento de enero 19, 1729, en HJ,
leg. 59, f. 7.
24 Documento de enero 23, 1775, en HJ, vol. 10, exp. 3, f. 5.

84
de asistencia
25
. Los oficiales electos tenían obligación de
presentarse ante el corregidor como prueba de reconoci-
miento a su autoridad o se les desconocía y hasta podían
ser encarcelados por desacato, como en el caso siguiente:
“[El corregidor] don Nicolás Gutiérrez Caballero... Cer-
tifico y doy fe que habiéndose despojado de sus empleos
a el alcalde y república del pueblo de San Andrés de esta
jurisdicción y reduciéndoseles a prisión en pena de no haber
ocurrido a reconocer la legítima autoridad y gobierno de
esta ciudad, procedí con aprobación del excelentísimo señor
virrey del reino [Francisco Javier Venegas] a disponer que
los indios del expresado pueblo hiciesen nueva elección de
república...
26
El corregidor, después de examinar la elección, ordena-
ba a los oficiales designados que presentaran la hoja de la
votación ante el gobernador del Estado y Marquesado del
Valle o ante su juez privativo conservador para solicitar su
confirmación:
“El alcalde y república contenidos arriba ocurrirán a solici-
tar la confirmación del señor gobernador del Estado a cuyo
efecto se les devuelve este documento, y conseguida me la
presentarán para aposesionarlos, así lo ordeno y firmo con
los de asistencia, yo don Francisco Meana Rodríguez en-
cargado de justicia de esta ciudad y en ausencia de su corre-
gidor don N icolás G utiérrez...”
27
25 H j, leg. 51, f. 21.
26 Documento de enero 5, 1811, en HJ, vol. 10, exp. 3, f. 183.
27 Documento de marzo 14, 1809, HJ, leg. 51, f. 108

85
El gobernador o el juez turnaba la hoja de la votación
al abogado de indios del Marquesado para que la analiza-
ra y vista por él se confirmaba
28
. Aprobada la elección se
devolvía al corregidor y éste tomaba el juramento y daba
posesión de sus empleos a los oficiales de república.”
29

28 Oficio del juez privativo conservador. México 19 de febrero de 1802.-
Reconózcase la elección precedente de gobernador y oficiales de república
del pueblo de Capultitlán por el abogado de indios del Estado y hallándose
arreglada o falta de algún requisito, con lo que expusiere, se volverá a dar
cuenta para la calificación y despacho que corresponda. Proveyólo así el se-
ñor juez conservador del Estado y lo rubricó. Oficio del abogado de indios.
Señor juez privativo conservador del Estado don Juan Francisco de Anda:
reconocida la precedente elección de oficiales de república del pueblo de
Capultitlán, no halla el abogado de indios traer vicio que impida su confir-
mación, por lo que pide el que responde se sirva vuestra señoría impartírsela.
México, 20 de febrero de 1802. Juan Rivera. Confirmación, México y febrero
23 de 1802. -S e aprueba y confirma y para su uso y ejercicio.
29 “Líbrese el despacho en la forma acostumbrada”. Documento de marzo
14, 1809, en I bidem, f. 86. 27 HJ, vol. 10, exp. 3, f. 183.

87
GOBERNADORES Y ALCALDES
E
sta relación, constituye un primer intento por conocer
los nombres de los principales oficiales de república
de los pueblos del corregimiento de Toluca. He asentado
el nombre del gobernador electo en el caso de las cabeceras
y el del primer alcalde en el de los sujetos. Los nombres
provienen de la revisión de los legajos del ramo Hospital
de Jesús del Archivo General de la Nación, y los ordené
cronológicamente.
Gobernadores

Autopan

1729. Martín Juan
1730. Matías Francisco
1741. Miguel Juan
1742. Gaspar de los Reyes
1744. Juan Miguel
1745. Antonio L uis
1748. Miguel Juan de la Fuente
1754. Juan de la Fuente

88
1766. Félix de la Trinidad
1774. Pablo de S antiago
1775. Felipe Tomás
1776. Felipe Tomás
1778. Felipe Tomás
1784. Pascual de la Cruz
1786. Felipe Tomás
1790. Francisco Clemente
1791. Juan de la Cruz
1795. Miguel de S antiago
1796. Juan de la Cruz
1798. Marcos Antonio
1801. Bernabé Antonio
1802. Francisco Clemente
1803. N icolás de S antiago
1807. Bernabé Antonio
1808. Francisco Javier
1809. Pascual de la Cruz
1811. L orenzo Martín (alcalde)
Alcaldes
Atzcapotzaltongo

1730. Pascual de los S antos
1741. Pablo Pedro
1742. N icolás de S antiago
1744. Felipe de S antiago
1745. N icolás Tolentino

89
1766. Juan Marcos
1774. Miguel Jerónimo
1775. Remigio Jerónimo
1778. Juan Crisóstomo
1779. Jacinto Romero
1784. Pedro Martín
1790. Agustín L uis
1791. Juan de la Cruz
1795. Julián Manuel
1796. L uciano Antonio
1798. Anastasio de la Cruz
1801. L uciano Antonio
1802. José Antonio
1803. Gregorio Martín
1807. Juan José
1808. José Antonio
1809. Juan de los S antos
1811. José Teodoro
C acalomacán

1791. Roberto José
1795. Manuel Agustín
1796. Feliciano Antonio
1798. Hilario Martín
1801. Andrés Javier
1803. Tomás Martín
1807. Diego Martín
1808. Mariano Ambrosio

90
1809. Mariano Ambrosio
1811. Fabián S ebastián
C alixtlahuaca

1729. Francisco de la Cruz
1730. José de la Cruz
1738. S alvador de S antiago
1740. Manuel de la Cruz
1741. S alvador de S antiago
1742. L orenzo S antiago
1744. Marcos Alonso
1776. Manuel Francisco
1790. Buenaventura José
1791. Aparicio Miguel
1795. S ibrías [sic] Martín
1796. José Máximo
1798. Augusto Antonio
1801. Juan Bonifacio
1802. José Anastasio
1803. S ebastián Fabián
1807. Juan Bautista
1808. Vicente José
1809. Máximo José
C apultitlán
1729. Manuel de la Cruz
1730. L ucas Pedro

91
1738. José N icolás
1741. S alvador N icolás
1744. Francisco Baltazar
1745. Manuel Bernabé
1748. Francisco N icolás
1754. S antiago N icolás
1766. Gregorio de S an Juan
1774. Valeriano de S antiago
1775. S ilvestre de la Cruz
1776. Andrés de S an Juan
1779. Ventura José
1784. Juan de la Cruz
1786. Tomás Basilio
1790. Bernardo Agustín
1791. Felipe N eri
1795. L eonardo Antonio
1796. Aparicio Antonio
1798. Blas Antonio
1801. Juan Victoriano
1802. Martín S imón
1803. Patricio Julián
1807. Anastacio José
1808. Bartolomé L uis
1809. L orenzo Cayetano
1811. Juan L uciano

Cuexcontitlán

1729. Pascual Miguel de los Angeles
1730. Felipe de la Cruz

92
1741. Marcos N icolás
1744. L uis Juan
1745. Miguel de S antiago
1766. Pascual Tomás
1774. Juan de los S antos
1775. José R amón
1779. Juan de los S antos
1784. S antiago de la Cruz
1786. Marcos Antonio
1790. Antonio Juan García
1791. Pascual Francisco
1795. Agustín Pérez
1796. Marcos Marcelino
1798. Martín José de los Reyes
1801. Marcos Marcelino N icolás
1802. Mateo de S antiago
1803. Miguel García
1807. Jacinto Roque
1808. Eugenio Trinidad
1809. Cayetano L orenzo García
1811. José S antiago Tenorio
Chicahualco

1729. L ucas Gregorio
1730. L orenzo Baltazar
1744. Joaquín José
1754. N icolás de S antiago
1774. Pedro Javier

93
1775. Agustín Blas
1776. Hilario Antonio
1779. Cayetano Ciríaco
1784. Juan Diego
1786. Julián Martín
1790. Domingo de la Calzada
1791. Juan Dámaso
1795. Cayetano Ciríaco S errano
1796. Juan de S antiago
1798. Basilio N icolás
1801. Remigio Angel Alonso
1802. Manuel Antonio
1803. Juan José
1807. N icolás G uadalupe
1808. Victoriano Antonio
1809. Pedro de la Cruz
1811. Manuel Hilario
Huichochitlán
1729. Antonio Esteban
1741. Baltazar de los Reyes
1744. S antiago de la Cruz
1745. Pascual Vicente
1748. Francisco de S antiago
1754. N icolás Pérez
1766. Pascual Vicente
1774. Antonio de los S antos
1775. Felipe de S antiago

94
1776. Cayetano Martín
1779. José Jiménez
1784. Dionisio Blas
1786. Francisco Antonio
1790. Julián Juan
1791. Marcelo de los S antos
1795. Eusebio de la Cruz
1796. Isidro de la Cruz
1798. Pablo de S antiago
1801. Paulino Martín
1802. Marcelo de los S antos
1803. L ucas Pérez
1807. Isidro de la Cruz
1808. Ventura de la Cruz
1809. Ventura de S antiago
1811. Gregorio L aureano
Huitzila

1774. Miguel Jerónimo
1775. Francisco Javier
1776. Pedro de S anta María
1779. Vicente Damián
1784. Manuel de la Cruz
1786. N icolás G uadalupe
1790. Gregorio José
1791. Marcelo Antonio
1795. N icolás G uadalupe
1796. Gregorio Román

95
1798. N icolás S imón
1801. Máximo de la Cruz
1802. Máximo L uis
1803. Bernardino Antonio
1807. Hipólito Antonio
1808. Vicente Ferrer
1809. Macedonio Antonio
1811. Máximo L uis
Miltepec

1807. Matías de la Cruz
1808. Matías de la Cruz
1811. S ilverio Antonio
Otzacatipan

1729. Andrés L uis
1744. Pedro Diego
1766. Ventura Antonio
1774. Martín Carlos
1775. Alonso de la Cruz
1776. Mateo R afael
1779. José de S antiago
1784. Marcelo Domingo
1786. José de S antiago
1790. Antonio de los S antos
1791. José de S antiago

96
1795. Marcos de la Cruz
1796. Marcos de la Cruz
1798. Vicente Martín
1801. Martín Carlos
1802. Juan del Carmen
1803. Casimiro L uciano
1807. Agustín L uis
1808. Manuel de la Cruz
1809. S ebastián Antonio
1811. Juan Andrés
O xtotitlán

1729. N icolás Martín
1744. Hilario José
1745. N icolás José
1748. Miguel García
1784. N asario R amos
1786. Bernardino de S ena
1790. Manuel Antonio
1791. Cresencio Martín
1795. Felipe S antiago
1796. Isidro Bonifacio
1798. Ignacio Gregorio
1801. Bonifacio Antonio
1802. Juan de los Angeles
1803. Casimiro L uciano
1807. Alejandro Julián
1808. Dionisio S eberino

97
1809. Gregorio Maximiliano
1811. Gregorio Alejandro
San Antonio Buenavista
1790. L ázaro Antonio
1791. Bartolomé Bonifacio
1795. Juan Pablo
1796. Fabián Antonio
1798. Francisco Antonio
1801. Macedonio Martín
1802. Fabián Antonio
1803. Bernardino de la Trinidad
1807. Cayetano L orenzo
1808. Francisco Javier
1809. Pascual Antonio
1811. Mariano Antonio
San Bernardino
1798. Domingo L aureano
1801. Florencio O bispo
1802. Miguel Jerónimo
1803. Felipe de S antiago
1807. Juan S imón
1808. Juan Felipe
1809. Juan Martín

98
San Buenaventura
1790. Pascual Francisco
1791. Agustín de S antiago
1795. Basilio Antonio
1796. José R afael
1798. Juan Bautista
1801. Francisco R amón
1802. Teodoro José
1803. Diego Martín
1807. Domingo Isidro
1808. Domingo Isidro
1809. Marcelo Antonio
1811. Timoteo Martín
San Juan Bautista
1729. Bernardino Francisco
1738. Matias de la Cruz
1740. Toribio de la Cruz
1741. Juan de Dios Jiménez
1742. Diego S ebastián
1744. Andrés Bautista
1745. Joaquín Velázquez
1748. N icolás Jiménez
1775. Juan R amos
1776. N icolás Gregorio
1778. Juan Antonio de la Cruz
1779. S alvador Asensio

99
1784. Pedro N icolás
1790. Pascual Antonio
1791. S alvador Antonio
1795. Juan Bautista
1796. Antonio L ázaro
1798. Hilario José
(gobernadores)
1801. Romualdo Antonio
1802. Antonio L ázaro
1803. Florentino José
1807. Eusebio Victoriano
1808. José Hilario
1809. Fabián Victoriano
1811. Juan del Carmen
Alcaldes
San Marcos Evangelista
1807. S antiago de la Cruz
1808. Juan Antonio
1809. José Feliciano

100
San Sebastián
1798. Máximo Rosario
1801. S abino S ilvestre
1802. Juan de S antiago
1803. Mateo Mauricio
1808. Antonio Abad
1809. Apolmario de S antiago
1811. Rosel de S antiago
T ecaxic
1790. L orenzo N icolás
1791. Marcial Trinidad
1795. S ebastián Juan
1796. Gregorio Antonio
1798. R amón José
1801. S ebastián Juan
1802. Agustín N icolás
1803. Gregorio Antonio
1807. Gregorio Antonio
1808. Máximo Antonio
1809. Juan Faustino
T epaltitlán
1729. Félix de S antiago
1741. Bernardo de S antiago

101
1742. N icolás Antonio
1748. S alvador de S antiago
1774. Gregorio N icolás
1775. Mateo de la Cruz
1776. N icolás Hernández
1779. Tomás de S antiago
1784. Alejandro José
1786. Antonio N icolás
1790. Eusebio L ázaro
1791. Cayetano L orenzo
1795. Julián N icolás
1796. Eusebio Domingo
1798. Antonio Rosales
1801. S imón Victoriano
1802. José de Jesús
1803. Pablo Julián
1807. José Mariano
1808. Marcelo José
1809. Bernardino Celestino
1811. Jacinto R amos
T lachaloya
1808. Juan Reyes

102
Tlaltelulco
1729. N icolás de S antiago
1738. Isidro de S an Juan
1740. Jacobo de S antiago
1741. N icolás Francisco
1742. Francisco Pedro
1744. Jacobo N icolás
1745. Felipe de S antiago
1748. Diego N icolás
1754. N icolás Francisco
1766. Asensio N icolás
1775. Bartolomé Joaquín
1776. Juan N icolás
1779. Manuel de la Cruz
1790. Hilario Martín
1791. Valeriano Jacinto
1795. Valeriano Jacinto
1798. Martín Hilario
1801. Martín Andrés
Gobernadores
1802. N icolás Alberto
1803. Mariano Horición
1807. Juan Antonio
1808. José Gabriel
1809. Martín Félix
1811. Andrés Antonio

103
Alcaldes

T lapaltitlán
1729. Miguel de la Cruz
1738. Félix G utiérrez
1740. Juan Bautista
1741. Juan de S antiago
1744. Juan de S antiago
1745. Juan N icolás
1754. Miguel Jerónimo
1766. Antonio de la Cruz
1774. Félix de la Cruz
1775. Asensio N icolás
1776. Hilario Blas
1779. Antonio Eugenio
1784. Joaquín José
1785. Juan de Dios
1790. S alvador de la Cruz
1791. Cerafín Pablo
1795. Ambrosio Antonio
1796. Agustín José
1798. Carlos Antonio
1801. S antos Feliciano
1802. Cerafín Andrés
1803. S alvador Francisco
1807. Alejandro Martín
1808. Francisco Tomás
1809. Agustín Martín

104
Gobernadores
T oluca
1729. Matías de la Cruz y S antillán
1738. N icolás de Tapia
1739. Felipe de S antiago
1740. Felipe de S antiago
1741. Felipe de S antiago
1742. Matías de la Cruz
1744. Matías de la Cruz y S antillán
1745. Juan Rodolfo de S antillán
1766. Antonio Hilario
1774. José Martín
1775. José Hipólito
1786. Felipe de S antiago
1790. Juan Pastor
1791. Juan pastor
1795. José María Encarnación
1796. Juan del Carmen
1798. Mauricio Antonio Pastor
1801. Juan del Carmen
1802. José Teodoro
1803. Teodoro José
1807. José Teodoro
1808. José Elias
1811. José Elias

105
Alcaldes
T otocuitlapilco
1729. Gabriel Marcos
1738. Francisco Gregorio
1740. Francisco Felipe
1741. Felipe de S antiago
1742. N icolás Feliciano
1744. Francisco Felipe
1748. Antonio Juan
1754. Marcelino Miguel
1766. José Gabriel
1775. Antonio Marcos
1786. Martín José
1790. Eusebio Antonio
1791. N icolás Francisco
1795. Julián Manuel
1796. Tomás Ventura
1798. S antiago Félix
1801. Manuel Morales
1802. Francisco Tomás
1803. Francisco Anastasi
1807. G uadalupe N icolás
1808. Marcos N icolás
1809. Alejo Antonio
1811. Alejo Mariano

106
T otoltepec
1729. S ebastián de la Cruz
1730. Bernardino Felipe
1738. Aparicio Bernardo
1741. Bernabé Juan
1742. S alvador de la Cruz
1744. Cayetano Matías
1745. Julián R amírez
1748. Miguel Jerónimo
1754. Felipe de S antiago
1766. Isidro L ópez
1774. Francisco de la Cruz
1775. Antonio de la Cruz
1776. N icolás de S antiago
1779. Juan Blas
1784. Adrián Martín
1786. Manuel S alvador
1790. Mateo Juan
1791. N icolás de S antiago
1795. L orenzo Antonio
1796. L ucas Máximo
1798. Juan Antonio de la Cruz
1801. Pablo Antonio
1802. Francisco Javier
1803. Manuel Francisco
1807. Pedro N olasco
1808. Tomás Martín
1809. Manuel Reyes
1811. Anselmo Martín

TRADICIONES Y COSTUMBRES

109
VOCES DEL PASADO
Denominaciones virreinales
L
a historia de Toluca y por tanto de su primer nombre,
durante la colonia, se inicia con la creación del Mar-
quesado del Valle de Oaxaca otorgado a Hernán Cortés
por el rey Carlos V, en cédula expedida en Barcelona, el 6
de julio de 1529, cuyo texto asienta:
Por la presente vos hacemos merced, gracia e donación pura
perfecta y no revocable que es otra entre vivos para ahora
e para siempre jamás de las villas e pueblos de Cuynacan,
Atlacavoye, Matalcingo, Toluca, Calimaya, Cuernavaca.
(Cedulario Cortesiano, p. 127-128).
Como se puede constatar, en dicha provisión no se
aclara si el rango de Toluca era el de villa o pueblo; pero es
de suponerse, con base en la documentación del Hospital
de Jesús y otros ramos, que era villa, porque además Toluca
era la cabecera del corregimiento del mismo nombre y éste
comprendía numerosos pueblos.
Ahora bien, esta designación subsiste hasta el 29 de
abril de 1655, fecha en que se expide título de corregidor

110
a José Arias Maldonado, en los siguientes términos:
“Don Diego Valles, etc., por cuanto conviene y es necesario
nombrar persona que use y ejerza oficio de Corregidor en
la villa de Toluca, que sea de toda satisfacción y confian-
za y teniéndola del licenciado don José Arias Maldonado,
abogado por la Real Audiencia de esta Nueva España, en
quien concurren las partes y calidades necesarias, por el pre-
sente en nombre de su excelencia y en virtud de la facultad
que tengo le proveo y nombro por tal corregidor, alcalde de
la Santa Hermandad, juez de obrajes, tenerías, matanzas,
caminos y demás haciendas de la dicha villa y su jurisdic-
ción...” (L eg. 95, exp. 5, fs, 177r-178v).
Asimismo, existen testimonios para inferir que este
nombre, o sea Villa de Toluca, continuó hasta fines del mes
de noviembre de 1655.
La denominación se modifica a partir del 5 de abril de
1656, fecha en que se confiere a Miguel de Aragón título
de corregidor, que a la letra dice:
“...Por cuanto conviene y es necesario nombrar persona que
use y ejerza oficio de Corregidor en la Ciudad de San Jo-
seph, Valle de Toluca... y en virtud de la facultad que tengo
le proveo y nombro por tal corregidor... de la dicha ciudad,
su distrito e jurisdicción...” (L eg. 95, exp. 5, fs. 192r-193v).
Esta designación perdura a través de todos los demás
nombramientos y se conserva hasta el 26 de abril de 1677,
fecha en que se otorga título a Francisco Argote de Molina
para: “...que use el oficio de Corregidor en la Ciudad de
San Joseph, Valle de Toluca, su partido y jurisdicción...”
(Leg. 283, exp. 28, fs. 3r-4r).

111
Por último, esta denominación cambia por la de Ciu-
dad de San José de Toluca a partir del 1o. de mayo de 1677
al tomar posesión dicho corregidor.
La afirmación anterior se refuerza con una relación de
tributos de fecha similar, donde se le menciona una vez
más como “Ciudad de San Joseph de Toluca” (L eg. 283,
exp. 28, fs. 1r-2r), título que conservó durante el resto de la
época colonial.
Esclavos negros
La presencia de los negros en la Nueva España durante la
colonia fue de gran importancia en lo económico y social,
de lo cual se ha escrito en lo general, pero en lo particular,
muy poco, como es el caso de Toluca.
Ahora les narro, después del exterminio de la pobla-
ción indígena a causa de la esclavitud y las enfermedades,
se trajeron negros africanos que eran comercializados en
varias ciudades, entre ellas la nuestra, a través de con-
tratos de compra-venta, que se encuentran en la notaría
número 1.
En Toluca, en casi todas las casas de los españoles
importantes había un esclavo negro y más aún en las ha-
ciendas agrícolas y ganaderas del valle para realizar los
trabajos más pesados.
Para su venta, se tomaba en consideración su pro-
cedencia, sexo, color, edad, salud y se les sometía a una
rigurosa revisión, la mayor parte eran traídos de Angola
y se caracterizaban por ser limpios, dóciles y laboriosos,

112
así como de el Congo y Biafra, los cuales eran pacíficos y
amables, pero muy propensos a la melancolía.
Su precio era de 300 a 400 pesos de oro común o
más, dependía mucho del sexo, ya que los hombres tenían
mayor costo, aunque en algunas ocasiones muy especiales
las mujeres valían más, como el caso de una negra llama-
da María que se vendió como nodriza o “negra de leche”
para amamantar a un niño o bien las mujeres que al estar
embarazadas garantizaban tener un esclavo gratis al ser-
vicio del amo.
Los esclavos negros, a pesar de su gran utilidad, eran tra-
tados como objetos o mercancía como un negrito de quince
años que se entregó a los frailes del convento de San Fran-
cisco como limosna en una misa dominical.
Comercio colonial y del siglo xix
Toluca, por su privilegiada ubicación geográfica, ha sido
cruce de caminos, punto de encuentros y desencuentros,
lugar donde el comercio floreció desde la colonia hasta
principios del siglo XX vendiendo los productos derivados
de las tres actividades más importantes como la agricultu-
ra, la ganadería y la industria.
En cuanto a la agricultura, se sembraba y vendía maíz,
trigo, frijol, cebada, alberjón y papa; en la ganadería, por
su parte, se criaban y comerciaba con cabras, borregos,
puercos y reses, todo lo que producían además de su carne
como pieles, manteca, cebo para velas, lana, quesos, man-
tequillas y los exquisitos embutidos como el chorizo, lo

113
cual se transportaba en recuas de mulas, yeguas y caballos
por el camino que conducía a la Ciudad de México y otro
a tierra adentro por Ixtlahuaca, conocido como de “Las
partidas”.
Esta situación, prosiguió durante el porfiriato y se in-
crementó con la instalación de la fábrica de cerveza que
producía a finales del siglo XIX dos millones de litros al
año, así como las fábricas de tejidos de algodón, almidón,
jabón, aguas gaseosas y conservas alimenticias.
El comercio se incrementó al interior de la ciudad por
un sistema de tranvías y en el exterior por el ferrocarril
México-Toluca que se inauguró en 1882 y el de Toluca a
Maravatio que se puso en operación un año después.
En esta época, Toluca se embelleció bajo el gobierno
de José Vicente Villada, contaba en los portales y sus alre-
dedores con 20 cajones de ropa, 219 tiendas de abarrotes
que vendían todo tipo de comestibles, cacao, telas, cerámi-
ca, vino y plata labrada; había también un molino de trigo,
2 de aceite, 14 panaderías, 9 ferreterías, 5 sombrererías, 10
boticas, 15 mesones y hoteles y para quitarse la sed había
53 pulquerías.
Viajeros extranjeros
Nuestro país, después de la caída de la gran Tenochtitlán,
en 1521, ha sido visitado y descrito por una cantidad im-
portante de viajeros extranjeros, quienes nos han dejado
sus vivencias e impresiones en libros, diarios, cartas, me-
morias, crónicas e informes.

114
Entre ellos, encontramos cronistas que participaron en
la conquista, frailes, misioneros, virreyes, hombres de cien-
cia, naturistas, pintores, aventureros y médicos.
En relación con nuestra Toluca, la lista es grande, pero
deseo destacar la presencia de cuatro de ellos: Fray Bernar-
dino de Sahagún, pionero en la investigación histórica y
antropológica, quien en su obra Historia general de las cosas
de la Nueva España, nos regala un estudio de las costum-
bres, trabajos, virtudes y significado de Toluca y sus pobla-
dores los matlatzincas.
Otro fraile franciscano que menciona a la ciudad en su
Tratado curioso y docto de las grandezas de la Nueva España
es Antonio de Ciudad Real, quien describe el convento de
la Asunción, el clima y la gastronomía, cuando dice: “hay
muchas estancias, críanse muchos puercos y hácense mara-
villosos perniles que tienen fama en toda la Nueva España”
Un relato extraordinario de su estancia en Toluca es el
de la Marquesa Calderón de la Barca, quien en 1841 nos
visitó y se enamoró de nuestro solar, del cual afirma:
“...es una ciudad grande e importante, antigua y tranquila,
de aspecto respetable y atrayente... en las calles, en la pla-
za y en las iglesias reina la limpieza y la hermosura... sali-
mos en la noche a dar una vuelta por la alameda y pasamos
bajo los portales hermosos y limpios mucho más que los
de México... todo respiraba tranquilidad y el ambiente era
conventual...”.
Un dato curioso, es el hecho de que un viajero cita en
uno de sus libros a Toluca sin haberla conocido, se trata
nada más ni nada menos que de Julio Verne, el extraor-

115
dinario autor de novelas de ciencia ficción que imaginó los
submarinos, los aviones, la televisión y los cruceros espaciales.
Este escritor que usted ya conoce porque ha leído Viaje
al centro de la tierra; De la tierra a la luna; y Vuelta al mun-
do en 80 días, llevada por cierto al cine y en la cual actuó
Cantinflas; escribió una pequeña novela a la que título Un
drama en México y ahí es donde narra: “De Toluca a Méxi-
co el camino es hermoso porque ya se ha pasado la Sierra
Madre”.
Bustamante en toluca
Fue un gran liberal y prolífico escritor, quien al decir de
Joaquín García Icazbalceta: “hizo sudar las prensas a lo lar-
go de medio siglo”: Carlos María de Bustamante.
Don Carlos, un hombre honesto, apasionado e inteli-
gente, escribió una de las obras cumbres de nuestra inde-
pendencia, el Cuadro Histórico de la Revolución Mexicana,
conoció personalmente al Padre de la Patria:

“En el año de 1799, refiere, traté con interioridad en Gua-
najuato al señor cura Hidalgo y lo hallé tan predispuesto
para la revolución como lo estaba la noche del 15 de sep-
tiembre de 1810, en que dio la voz de independencia en el
pueblo de Dolores”
Pues bien, del 25 de septiembre al 16 de octubre de
1834 Bustamante estuvo en Toluca, de la cual afirmó:

116
“es una ciudad muy bella, situada en un hermoso valle, ro-
deado de pueblos y en una campiña dilatada y fecunda. Sus
calles son bien anchas algunas y rectas de oriente a ponien-
te. Tiene callejones pero no demasiado estrechos. Sus casas
por lo común son cómodas y regulares; algunas se han fa-
bricado de moda y con adornos de lujo. Esta casi concluida
una magnífica portalería en derredor del convento de San
Francisco... donde conté quince faroles hermosísimos de
cristal, pendientes de los techos... hay en el mismo portal
una gran sociedad y cafés decentes, talleres de sastres y ca-
jones salientes. El alumbrado formado por el patrón del de
México, proporciona seguridad de noche, esta cuidado por
guarda serenos armados de chuzos y cincuenta gendarmes
creados para la seguridad de la ciudad”.
¿Hermosa descripción, no cree usted?
Monedas y billetes
Las monedas, medallas, papel moneda y téseras, las cuales
son estudiadas por una de las ciencias auxiliares de la his-
toria: la numismática.
En Toluca, la primera pieza que se imprimió fue una
moneda de cartón, que data del año de 1915, cuando el go-
bernador era el joven revolucionario, Gustavo Baz Prada.
La moneda era pequeña, redonda y tenía un valor de cinco
centavos.
El propio gobernador ordenó la emisión de papel mo-
neda en billetes o como la gente los conocía “bilimbiques”
con un valor de cinco, diez, veinte y cincuenta centavos.
Asimismo, se han acuñado en diferentes épocas
medallas conmemorativas, siendo la más interesante la

117
Condecoración Cruz de Toluca que se creó para premiar a
los soldados del Ejército Trigarante que al mando de Vi-
cente Filisola derrotaron en los alrededores de nuestra ciudad
a los realistas el 19 de junio de 1821.
Otras más fueron las dedicadas a Porfirio Díaz en 1897,
a la compañía cervecera en 1910, a instituciones educativas
como el Instituto Científico y Literario y la Escuela de Ar-
tes y Oficios, mismas que se pueden admirar en el museo
de numismática de esta ciudad.
Xinantécatl
El maravilloso Parque Nacional del Nevado de Toluca, es
único en el mundo porque se puede subir hasta el cráter y
sus dos lagunas, conocidas como del sol y de la luna, donde
matlatzincas y aztecas, en la época prehispánica, hacían sus
ceremonias rituales.
El nevado se localiza a 48 kilómetros al suroeste de la
ciudad de Toluca, saliendo por Paseo Colón y prosiguien-
do por la calzada al Pacífico. Es después del Popocatépetl
“la montaña humeante”, el Iztaccíhualtl “la mujer dormi-
da” y el Pico de Orizaba, la cuarta elevación del país con
una altura de 4,680 metros sobre el nivel del mar.
En 1936, fue declarado Parque Nacional, ya que es uno
de los volcanes apagados, según la clasificación de los cien-
tíficos, más representativos del territorio nacional, así como
por su majestuosidad, su bosque de coníferas, su flora y
fauna silvestre, en síntesis su extraordinaria belleza, misma
que ha sido captada en los cuadros de pintores como Rafael

118
Huerta, Luis Nishizawa, Ignacio Barrios, Benito Nogueira
y Vicente Mendiola.

Región lacustre
El antiguo valle de matlatzinco, donde se encuentra actual-
mente nuestrá ciudad y municipio, se caracterizó desde los
tiempos más remotos por estar rodeado de grandes zonas
lacustres. Es por ello, que aquí se asentaron los matlatzincas
“los señores de la red” durante la época prehispánica, quienes
aprovechando las condiciones pluviales y sus vastos mantos
acuíferos comenzaron a sembrar maíz hasta hacer de la re-
gión durante los siglos posteriores el granero del país.
Claro que este paraíso fue cambiando con el tiempo, ya
que durante la colonia y con la construcción de los conven-
tos de San Francisco, El Carmen, La Merced y San Juan
de Dios fue necesario traerla de un manantial ubicado en
la hacienda de L a Pila a través de un acueducto.
En aquellos años, la ciudad la atravesaba de poniente
a oriente el río Xihualtenco, conocido actualmente tomo
Verdiguel, el cual nace de las vertientes del Nevado de To-
luca o Xinantécatl.
Durante el siglo XIX, los ayuntamientos construyeron
fuentes públicas en los lugares más importantes para el su-
ministro del vital líquido a las casas y su utilización en los
lavaderos y baños públicos.
A principios del Siglo XX, y en décadas posteriores, se
comenzó a captar y utilizar por medio de pozos el agua alma-
cenada en el Nevado de Toluca, que es nuestro gran tanque.

119
Árbol de las manitas
Macpalxóchitl, es el nombre en lengua náhuatl de un árbol
que es casi único en el mundo y es el más representativo de
nuestra ciudad, aunque ya quedan pocos ejemplares. Sí, le
hablo del famoso árbol de las manitas.
Éste era venerado por los matlatzincas en la época pre-
hispánica y tenían la creencia de que sólo existía uno en el
universo, porque además cortaban las flores para que sus
semillas no se esparcieran y nacieran nuevos árboles.
En el virreinato, dos de los cronistas e historiadores
más importantes le mencionan en sus obras, tal es el caso
de Francisco Javier Clavijero, quien en su Historia antigua
de México, dice que tiene mucha semejanza con el tulipán,
pero la figura del pistilo es como el pie de un ave, o más
bien como el de un mono con seis dedos y que terminan en
otras tantas uñas. La gente vulgar española del país, prosi-
gue, da al árbol que produce estas flores curiosas el nombre
del árbol de las manitas.
Fray Bernardino de Sahagún, quien afirmaba que los
indígenas eran sabios “y muy mucho”, en su libro Historia
general de las cosas de la Nueva España, se expresa en térmi-
nos similares.
Historiografía
Mucha gente me ha preguntado donde pueden leer y sa-
ber un poco más sobre Toluca, les contesto que por fortuna
nuestra ciudad y municipio cuenta con un gran numero de

120
libros que se encuentran compilados en el Ensayo de Biblio-
grafía sobre la Ciudad de Toluca de Gonzalo Pérez Gómez.
El primer libro que se publicó fue el de Antonio Díaz
del Castillo, en 1730, titulado: Mano Religiosa de Fray José
Cillero en la obra de la sacristía y altares del convento francis-
cano..., el único que salió de las prensas coloniales dedicado
a una sacristía.
Posteriormente, se prosiguió con la escritura con cier-
ta periodicidad a partir de 1883, año en que se editó la
obra de Isauro Manuel Garrido: La ciudad de Toluca; y
más tarde los de Aurelio Javier Venegas, Guía del viajero
en Toluca; Francisco Zárate Ruiz, Toluca antigua y mo-
derna; Miguel Salinas Alanís, Datos para la historia. de
Toluca; y Javier Romero Quiroz, La ciudad de Toluca. Su
historia, en dos tomos que reseñan los momentos cum-
bres desde la época prehispánica hasta la contemporánea.
Otros libros interesantes son los de Rodolfo Gar-
cía Gutiérrez, Cosas de Toluca; Leopoldo Zincunegui
Tercero, Toluca en mis recuerdos; Gustavo G. Velázquez,
Toluca del ayer; Ramón Pérez, Toluca anecdótico, el cual
contiene un haz de buen humor inspirado en la gente
de la ciudad.
Mención aparte merece Mario Colín Sánchez, quien
además de editar más de cincueta libros sobre Toluca en
diferentes colecciones, compiló la antología Toluca, Cróni-
cas de una ciudad, en cuyo prólogo señala:

“Para amar más a nuestra provincia, para herirla menos y,
por lo contrario, enaltecerla a cada momento, es necesario
acercarse a ella como cuando niños nos acercábamos al ti-

121
bio regazo materno. Tal es el objeto de este libro: invitar al
conocimiento y a la comprensión de Toluca”.
Poesía
Simpática ciudad, mansión querida,
Donde respiro venturosa calma;
Árbol hospitalario de mi vida
Y nido de ilusiones para mi alma
Con este verso, comienza Lázaro Manuel Muñoz su poema
dedicado a Toluca y seguramente es el mismo sentimiento
que alegró a los bardos que le han cantado a ella.
Muchos han sido los poetas, hombres y mujeres, que
han hecho de Toluca su principal motivo de inspiración
desde que fray Juan de la Anunciación, en 1691, le escribió
sus Quintillas.
A partir de ese entonces, le han cantado abriendo su
corazón para contarle sus cuitas: Ignacio Manuel Altami-
rano, Justo Sierra, Heriberto Enríquez, José Luis Álamo,
Leopoldo Zincúnegui, Gustavo G. Velázquez, Rodol-
fo García Gutiérrez, Alfonso Sánchez García y Gonzalo
Pérez Gómez, quien publicó un interesante libro titulado:
Toluca en la poesía.
La temática, variada, ya que hacen referencia al neva-
do o Xinantécatl, la catedral, el árbol de las manitas, sus
calles, casas, mercados y cerros como el de la Teresona;
sus amaneceres, crepúsculos y paisajes; y no podían faltar
los sentimientos de amor, orgullo, dolor, añoranzas y fe-
licidad.

122
Quien mejor logró captar la esencia y ser de la ciu-
dad, fue el bardo Horacio Zúñiga en su hermoso Himno
a Toluca, en cuya cuarta estrofa, exclama:
¡Rincón solariego de nuestros mayores
En donde vivimos los años mejores;
De la patria, santo, bendito girón!
¡Toluca! ¡T oluca! ¡madre! musa y hada
Aquí te dejamos ¡O h tierra sagrada!,
Sembrado en tu entraña nuestro corazón...
Xinantécatl poético
El Nevado de Toluca o Xinantécatl, es uno de los volcanes
más hermosos de nuestro país y por ello motivo de inspi-
ración para los poetas como Juan Nepomuceno Lacunza,
Emma Leurette, Delfino Sánchez Rosales y José Yurrieta
Valdés, entre otros.
Sus versos, están impregnados de una gran fascinación,
como el que le dedicó Lázaro Manuel Muñoz, quien con
vehemencia, expresa.
¡Soberbio Xinantécatl, fuerte señor desnudo,
en cuya frente ruge la voz del huracán,
con férvido entusiasmo, te admiro y te saludo,
del valle de Toluca, centinela y guardián!
Por su parte, el bardo R afael Bernal, manifiesta.
¡Oh Xinantécatl, padre Xinantécatl!
tú, con tus faldas de pinares negros
y la testa de rocas impolutas,

123
eres la vida,
eres el alma de mi tierra santa.
Horacio Zúñiga, laureado poeta extraordinario orador,
refiere:
¡Oh Señor Desnudo! Para ti ha bordado
la luna, el chambergo de eterna blancura
que sobre tu cima luce su hermosura,
cual sobre tu testa de un príncipe osado.
Asimismo, Rafael Cravioto le dedica una ingeniosa
balada, durante la cual nuestra preciosa joya nos narra su
origen.
—No soy más que Xinantécatl,
hijo fiel de los volcanes
que en otra llanura viven
contemplándose en silencio:
Ella por siempre tendida,
él, hecho de nieve a su lado.
Ella se llama Iztaccíhualtl
él es Popocatépetl.
Corridos
El corrido, afirmaba el distinguido maestro Mario
Colín Sánchez en su libro El corrido popular en el Estado
de México: “Es la expresión poética más característica de
nuestro pueblo; es la voz del mestizo, es decir, del pueblo

124
nuevo que surge de la conjugación biológica y cultural del
indígena y el español”
Definición a la cual agregaríamos que es un elemento
fundamental de identidad entre sus habitantes; tal y como
nos lo manifiesta Arturo Espinoza en su corrido Recuerdo
de Toluca la Bella, cuyo fragmento a continuación doy a
conocer
Tanto en el Portal Reforma
Como en el Constitución
Y el Portal Madero,
Hay comercios “de a bolón”
Chorizos y longaniza
Venden con gran profusión
Queso, mantequilla y crema,
Ponte-duro y chicharrón.
También en la mayoría de nuestras veinticuatro dele-
gaciones se componen corridos como en San Juan Tilapa
con La tragedia del 71 y El zafarrancho; en Miltepec con
el de Linuzel González Alemán; en Huichochitlán con El
huizache; en Tlacotepec con Que rechulo es vivir; y el dedi-
cado a Santa Ana Tlapaltitlán, que en su primer párrafo
nos dice:
Por la gracia del Creador
Les canto de buena gana
Un corrido que es de amor
Por el pueblo de S anta Ana

125
Yo soy toluqueño
Yo soy toluqueño, es el título del corrido que José Alfredo
Jiménez, el más grande compositor de música vernácula
de nuestro país, dedicó a nuestra ciudad, éste, por cierto,
es casi desconocido, lo divulgamos gracias a la generosidad
de mi amigo e interprete de excelente voz, Ángel Pérez
Gavira.
José Alfredo, visitó y actuó en múltiples ocasiones en
Toluca, formando parte de la Caravana de Estrellas Mun-
diales, como se anunciaba en la propaganda, allá por las
décadas de los sesenta y setenta, entre quienes venían
Los Panchos, Irma Serrano, Pomponio y Kikaro, Enrique
Cuenca El Polivoz, Yolanda y su Trío Perla Negra. En una
de esas ocasiones, como sin querer queriendo, nos regalo
este corrido:
Yo soy toluqueño mi tierra es Toluca,
pa’ todo mi suelo canto esta canción.
Nací en el nevado, juntito del lago,
por eso es que el frío es mi valedor
Los indios de raza mi tierra los tiene,
y me enorgullezco de ser donde soy.
Cualquier visitante que a Toluca viene,
se lleva un recuerdo de mi gran región.
Y que traigan más bebida
que me quiero emborrachar,
como se toma en Toluca
con mosquitos o con pulque,
no tequila ni mezcal.

126
No traigo cuchillo no traigo pistola,
ni voy presumiendo de ser valentón.
Pero yo les juro que a la hora de l’ora,
Toluca se muere por su pabellón.
Así somos todos calmados y nobles,
y como nos tratan sabemos tratar.
Si no buscan ruido, ruido no buscamos
pero si eso quieren aquí también hay.
Y que traigan más bebida
que me quiero emborrachar,
como se toma en Toluca
con mosquitos o con pulque,
no tequila ni mezcal.
Refranes y dichos
Un tema muy familiar, ya que son expresiones que sinteti-
zan la sabiduría popular son los refranes y dichos.
En el caso de nuestra ciudad, el más conocido, es aquel
que dice: Toluca, buen gente, no mata, nomás taranta, quita
cobija y echa barranca, el cual se refiere a la costumbre que
tenían nuestros indígenas de los pueblos cercanos, hace ya
mucho tiempo, de venir a la capital a vender sus mercancías y
al regresar, bien servidos de pulquito, se caían al río verdiguel.
Otro, que data de la revolución, señala. Toluca la bella,
Toluca la hermosa, ya no tiene leche ni los Barbabosa, para in-
dicar lo pobre que quedó la ciudad después del conflicto
armado.
Nuestra catedral se comenzó a construir en 1870 y se
quedó durante muchos, muchos años, sólo en los cimientos;

127
por ello, cuando alguien se tardaba en realizar un trabajo,
le reprochaban. ¡Caray, parece que estas haciendo la obra de la
catedral!
Después de estos tres dichos, hay cientos de refranes
que se siguen utilizando en el municipio y que usted segu-
ramente ha escuchado en el lugar donde reside; ayúdeme
por favor a complementarlos:
- No por tanto madrugar..., si tiene usted razón, ama-
nece más temprano
- Camarón que se duerme...
- Dime de que presumes...
- Agua que nos has de beber...
- Candil de la calle...
- Ojos que no ven... corazón que no siente
- Más sabe el diablo por viejo...
- En términos beisboleros: ni picha, ni cacha...
- Botellita de jérez...
Aunque usted, claro está, me podrá,decir que: Del dicho
al hecho hay mucho trecho.
Leyendas
Forman parte de la tradición popular de nuestras ciudades,
villas, pueblos, rancherías y aún de las comunidades más
pequeñas y alejadas, donde a través de narraciones breves
se hacen presentes lloronas, demonios, nahuales, brujas y
duendes, entre otros tantos seres fantasmagóricos.

128
Estos relatos, en otros lugares del mundo han tenido
tal trascendencia que han dado origen a famosas obras
literarias como Fausto de Goethe, Don Juan Tenorio de
José Zorrilla y la Canción los Nibelungos.
En nuestro país, quién no conoce el célebre libro de Luis
González Obregón: Leyendas de la Ciudad de México; o bien
la extraordinaria obra de José Rogelio Álvarez: Leyendas
Mexicanas, en cuatro tomos, en la cual tuve la oportunidad
de colaborar aportando las referentes al Estado de México.
En Toluca, nuestros abuelitos eran muy buenos na-
rradores y platicadores de leyendas como las referentes al
Cristo negro de la Santa Veracruz, el aldabón, el ángel, el
atrio, la casa del perdón, el faro guardián o bien la de las
momias del Instituto Literario, actual edificio de rectoría
de nuestra universidad, una de las cuales es la del padre
botella, quien no era precisamente padre pero si era bien
botello, pues era un borrachín empedernido que murió
ahorcado. Otra, hace referencia al tesoro del Nevado de
Toluca, la cual nos dice que se encontró en un viejo baúl
un manuscrito que señalaba el sitio exacto de un tesoro en
barras de plata y objetos de oro.
Callejón del muerto
Hoy en día hemos perdido esa sana costumbre de con-
vivencia con nuestros abuelos, padres e hijos para plati-
car nuestras experiencias, vivencias e historias personales,
familiares y de la comunidad donde vivimos. Más aún,
aquellos relatos y tradiciones que antes formaban parte de

129
nuestras vidas ya desaparecieron; por ello, quiero contarles
sobre la leyenda del callejón del muerto, la más conocida
en nuestra ciudad, la cual se incluye en el interesante libro
de la cronista, Margarita García Luna, intitulado: Leyen-
das, relatos y tradiciones toluqueñas.
El relato dice que en pleno movimiento por nuestra
independencia vivian en Toluca Antonio de Manjarrez,
hombre maduro, rico, violento y altanero, que gozaba con
maltratar a los pobres y Ana de Bobadilla, una preciosa
jovencita de quince años, con quien se casó, y nadie supo
jamás el porqué de esta unión.
Cuando los insurgentes llegaron a la ciudad y se en-
frentaron en contra de los realistas a quienes se había
unido Manjarrez, éste recibió un tiro de arcábuz en sus
partes nobles que le dejó imposibilitado para tener hijos, lo
cual agrió aún más su terrible carácter.
A partir de ese momento, el malvado personaje se dedicó
todas las noches a martirizar a su bella esposa, ensillándola
como si fuera caballo y azotándola hasta hacerla sangrar de
todo su cuerpo, por lo que Ana lloraba y se quejaba de la
manera más espantosa, lo cual motivo que la gente comen-
zara a decir que en esa casa espantaban y salía un muerto
para caminar por el callejón que conduce al convento del
Carmen.
Sin embargo, un buen día y después de varios años los
vecinos dejaron de escuchar los lúgubres quejidos y pen-
saron que la había asesinado, hasta que tiempo después
las autoridades abrieron la casa y descubrieron un cadáver
pestilente ¿de quién creen que era? si acertaron, del malva-
do Antonio de Manjarrez.

130
La sufrida esposa se había hecho justicia por su propia
mano y huyó hacia S ultepec con un soldado insurgente.

131
FERVOR RELIGIOSO
Semana santa
L
as festividades religiosas de nuestros pueblos y ciudades
constituyen una parte importante de sus tradiciones,
costumbres, historia y cultura.
Son manifestaciones que unen a todos sus habitantes,
hombres y mujeres, de todos los estratos sociales y edades,
la mayoría de las ocasiones en torno a la imagen del santo
patrón, o bien de las festividades comunes como las posa-
das, el nacimiento del niño Jesús y la S emana S anta.
En cuanto a esta última, se inicia con el Domingo de
Ramos durante el cual los personajes, habitantes de la pro-
pia comunidad, que han ensayado durante meses, salen a
las calles con palmas y flores, para vitorear a Jesús de Na-
zareth, quien montado en un burrito saluda a la gente que
se congrega por miles durante el recorrido que se inicia y
termina en la parroquia.
Prosigue el jueves santo con la visita de las Siete Iglesias,
capillas o casas donde se acostumbra que los propietarios re-
galen pequeñas cruces, imágenes y pan que previamente han
bendecido. Terminado el recorrido, toda la población se tras-

132
lada a la plaza principal donde con anticipación se montaron
los escenarios para hacer la representación del lavatorio de los
pies y la última cena de Cristo con sus doce apóstoles.
Continúa el viernes en el mismo lugar, con el juicio de
Poncio Pilatos, el recorrido al monte calvario, las tres caídas
y la crucificción, durante la cual muchas personas terminan
llorando al escuchar las palabras biblicas: Perdónalos Señor
porque no saben lo que hacen. Por la noche, en Toluca se rea-
liza la procesión del silencio con los religiosos e integrantes
de diversas cofradías vestidos con túnicas púrpuras, negras y
moradas, encapuchados y con cirios recorren las principales
calles del centro de la ciudad.
Finalmente, concluye con el sábado de gloria, durante
el cual prosiguen las representaciones en las delegaciones
municipales; por ejemplo, en Capultitlán, a las 12:00 de la
noche, se escenifica La aurora: bajando a Cristo de la cruz,
colocándolo en los brazos de la Virgen María, sepultándolo
y presenciando su resurrección.
Virgen del carmen
Una de las fiestas más populares y por lo mismo más con-
curridas es la de Nuestra Señora del Carmen, cuya iglesia
se encuentra a un costado del cosmovitral, fue bendecida el
25 de marzo de 1711.
La iglesia, es muy hermosa y formaba parte del conven-
to de esta orden; el edificio actualmente es ocupado por el
museo de Bellas Artes y la Escuela Secundaria Número 1
“Miguel Hidalgo”

133
Desde tiempo inmemorial y a partir del 16 de julio
se celebra el novenario dedicado a la virgen y con este
motivo se adorna la iglesia maravillosamente con flores
multicolores, velas, veladoras, incienso y la virgencita luce
esplendente con su corona y resplandor de oro, su rostro
irradia luz e ilumina y bendice a todos los fieles que por
cientos concurren todos los días a venerarla.
En el atrio, se queman castillos y concurren danzantes.
En la parte de afuera y calles circunvecinas se instala la feria
con los tradicionales caballitos, carros chocones, rueda de
la fortuna y claro está que no podían faltar los puestos de
fruta, de pan recién horneado, de tacos de carnitas, barbacoa,
obispo y chorizo, todo para el disfrute de los toluqueños, tal
y como lo hacían a mediados del siglo pasado, según la des-
cripción de Leopoldo Zincúnegui Tercero, en su libro Toluca
en mis Recuerdos: “Durante la temporada de la verbena, es-
pecialmente el meritito día de la fiesta, —nos narra— todo
Toluca se vaciaba sobre la rumorosa y empavesada plazuela
del Carmen. Y no se crea que a ella concurrían solamente
los peladitos, sino también la gente de pomada, quienes
después de la misa o el rosario, se dignaban honrar con su
presencia aquellas fiestas, echándose entre pecho y espalda
un sabroso plato de mole o unas enchiladas con sus corres-
pondientes frijolitos
Cristo negro
Una de las imágenes más veneradas, por ser muy milagrosa
es el Cristo Negro o Señor del Veneno que se encuentra

134
en el altar mayor de la iglesia de la Santa Veracruz en el
corazón de nuestra ciudad de Toluca, la cual se ve muy
concurrida frecuentemente por las ceremonias de bodas y
quince años.
¿Pero como llegó este Cristo y el porqué de su color?
Ahora se lo cuento, recurriendo a la tradición oral, que nos
dice en forma de leyenda, que durante la época de la co-
lonia se presentaron ante un vecino noble y virtuoso dos
jóvenes, quienes le mostraron una perfecta efigie de Cristo
Crucificado pretendiendo vendérsela en treinta pesos, lo
cual acepto, pero al estar contando el dinero los dos man-
cebos desaparecieron.
Inmediatamente dio parte al cura, quien dispuso que
ante tal prodigio se realizaran solemnes procesiones y se
colocara en el altar de la parroquia.
En cuanto al color, se dice que era tradición bajar
al Cristo para colocarlo en la nave del templo y ungido
con vino que después era aprovechado como milagrosa
medicina. A estas unciones y a las innumerables velas y
antorchas que ardían en torno de Él, se atribuye la colo-
ración negra.
Otra versión, expresa que el sacristán quiso envenenar
al capellán de la iglesia untando veneno en los pies de la
imagen, pero al acercarse a besarlos el Cristo se torno ne-
gro salvándose así de una muerte segura.
Otros cristos negros en el estado de México son los
que se encuentran en Valle de Bravo; y el milagroso Cristo
del santuario de Chalma.

135
San salvador
Una de las expresiones más puras de nuestra cultura po-
pular, desde la época colonial, y sin lugar a duda la más
importante, es la celebración anual del santo patrón o pa-
trona de nuestras ciudades, villas, pueblos y comunidades.
En Toluca, cada una de las 24 delegaciones festejan a
sus patronos como en Cuexconntlán a San Andrés que es
la más grande del municipio porque todo el pueblo vie-
ne a pie hasta la catedral y regresan después de recibir la
bendición del obispo danzando y cantando con decenas de
carros alegóricos y bandas de música.
En Huichochitlán veneran a San Cristóbal, en Au-
topan a San Pablo, en Tlalmimilolpan a San Felipe, en
Tlacotepec a Santiago, en Oxtotitlán a San Mateo, en Ti-
lapa a S an Juan, entre otros.
En Capultitlán, conmemoramos el 6 de agosto a San
Salvador o el Divino Salvador con una fiesta que comien-
za desde el primero y termina quince días después; en su
iglesia, cuyo interior esta bellamente decorado: el retablo, la
cúpula, las bóvedas, columnas, arcos, el presbiterio y la mesa
del altar estan cubiertas por hojas de oro de 24 quilates.
Capultitlán, todo el atrio esta de fiesta, pues también
celebramos a los santos y santas de nuestras once capillas,
dedicadas a la Santísima Trinidad, Santa María de Guada-
lupe, San Antonio, San José, San Felipe de Jesús, Espíritu
Santo, Santa Cruz, San Isidro Labrador, Cristo Rey, Jesús
Buen Pastor y N uestra S eñora de la Concepción.

137
ESPIRITUALIDAD INDíGENA
Matrimonio matlatzinca
U
na costumbre muy antigua de nuestros pueblos y que
en algunos casos se sigue preservando en nuestras de-
legaciones y subdelegaciones es la referente al matrimonio,
el cual se iniciaba con el pedimento de la novia por parte
del novio, quien se hacía acompañar de sus padres, de
sus abuelos, el señor cura o alguna autoridad civil que lo
respaldara.
En caso de que los padres de la novia no aceptaran,
el novio se la robaba y la llevaba a su casa. Entonces su
papá buscaba a algún familiar o un compadre para ir a
participar que la muchacha se encontraba en su casa y
para solicitar una entrevista para buscar la conciliación.
Sin embargo, cuando tocaban la puerta nadie les abría
y así pasaban algunos días hasta que eran recibidos y lle-
gaban con canastas de fruta, pan, dulces y botellas de vino
para obsequiarlos a la familia de la novia.
La plática entre las partes era de respeto y amabilidad
y se ponían de acuerdo en cuanto a quienes serían los
padrinos del casorio y la fecha de la boda.

138
Antes de la ceremonia, los novios eran puestos a
prueba durante un tiempo. Al muchacho lo ponían a su-
bir mazorcas en costales al colote y a la mujer la ponían a
hacer tortillas en el fogón.
Y por fin, llegaba el día del casamiento. La novia lucía
con gran porte su chincuete, su faja y su rebozo; él vestía
con pantalón y camisa nuevos y con un sombrero de fiel-
tro negro. Se dirigían a la iglesia montados en caballos,
acompañados de sus familiares e invitados, quienes iban
bailando al son de la música de jaranita y violín, cantando
y, claro está, tomando vino y aguardiente.
Rito matlatzinca sobre la sequía
Nuestros indígenas matlatzincas, como muchas de nues-
tras etnias en el país, todavía hace algunas décadas, tenían
costumbres y tradiciones sobre el campo, la bendición del
colote, San Isidro Labrador y la fiesta patronal, así como
sobre su ciclo de vida, el parto, cordón umbilical, el temas-
cal, matrimonio y los muertos.
De todas ellas, les narraré cómo enfrentaban las terri-
bles sequías, pues las lluvias no llegaban y los sembradíos
se morían de sed, por lo cual tenían que realizar una
peregrinación hacia las lagunas del sol y de la luna que
se encuentran en la parte más alta del nevado de Toluca
donde moraban los dioses.
Normalmente las lluvias llegan a mediados de abril,
pero en ocasiones hasta mayo y el agua no se veía por nin-
gún lado, entonces los fiscales organizaban con todo el

139
pueblo una procesión para llevar una ofrenda al Xinantécatl
consistente en flores, copal y ceras.
La peregrinación, duraba tres días, durante los cuales
rezaban hasta llegar a la cima y esperaban a que saliera la
luna. Entonces, todos se paraban en círculo alrededor de la
laguna con las ceras encendidas.
Éste, era el momento más importante, ya que si sus
cuerpos se reflejaban en las aguas era señal de que llovería
y se tendrían buenas cosechas, lo cual agradecerían ya en el
pueblo con música, danzas y oraciones.
Combate y colote
Toluca, se llamaba en lengua matlatzinca Nepintahuihui
que significa. “tierra del maíz” y donde se guarda el maíz se
le conoce como colote.
Pero vamos por partes. Ustedes saben que el trabajo del
campesino es duro, desde sembrar la semilla y ver crecer
las milpas hasta emocionarse con los primeros jilotes que
se convertirán en elotes y, ya secos, en mazorcas para hacer
las sabrosas tortillas.
Antes de recoger el maíz el dueño de la tierra elige el
padrino del combate. Le he de aclarar a usted que así le
llaman a los trabajos de la cosecha, porque dicen ellos que
es como una pelea contra la milpa. Hace muchos años los
viejecitos le llamaban también armas al pizcador y al ayate.
Terminado el combate, se realiza la bendición del co-
lote poniendo un sahumerio con copal debajo de la cama
donde se asienta y el padrino procede a adornarlo con flo-

140
res y papel y en el momento en que es vaciada la última
costalada de mazorcas le coloca una cruz y le echa agua
bendita e incienso.
Asimismo, para proteger el maíz se busca la mazorca
más grande y bonita y se le coloca un palito para hacer la
serial de la cruz.
A partir de este momento, se inicia la gran fiesta que
dura tres días, pues el patrón invita a los peones que parti-
ciparon en la cosecha y les da de comer carnitas, barbacoa
de res y de borrego, mole rojo con guajolote, pollo, pulque
o vino y claro esta todo amenizado por la música de banda.
Temascal
El temascal o tradicional baño de vapor, es una de las cos-
tumbres más arraigadas entre nuestros pueblos indígenas
del valle de Toluca por su poder medicinal y curativo.
Normalmente es un cuartito rectangular, techado con
vigas recubiertas con ocojal, que es la hoja seca del pino,
con una pequeña puerta de acceso de un metro de altura
por cincuenta centímetros de ancho y cubierto con una co-
bija como cortina.
Para preparar el baño, se ponen a calentar piedras du-
rante una o dos horas hasta que quedan al rojo vivo, después
se les echa una cubeta de agua fría para que hagan vapor,
se coloca una tina con agua tibia y ahí se sienta la persona
muy agusto a disfrutar del barrio, al cual se le pueden agre-
gar algunas plantas medicinales como la ortiga, la hierba del
zopilote y las varas del Pirul.

141
El temascal, se utiliza para curar los dolores del cuerpo,
las reumas y sobre todo para que no les entre el frío a las
mujeres que acaban de aliviarse de parto, ya que después
de cuarenta días la mamá o la suegra le ayudan a la partu-
rienta a bañarse, la limpian con copal y algunas hierbas y al
salir la cubren con cobijas, la meten a la casa y la mujer no
puede salir afuera en el transcurso de quince días.
El temascal ha sido tan importante que muchos de
nuestros pueblos en el país y en nuestro Estado de México
se le hace referencia en su nombres como Temascaltepec,
Temascalapa y Temascalcingo.
Plantas medicinales
La herbolaria ha sido desde la época prehispánica, la colonia
y hasta nuestros días la base de la medicina tradicional, basta
recordar el Códice Florentino; por ello, les hablaré de nuestras
plantas medicinales y sus propiedades, comenzando por el
cascalote el cual es utilizado para curar enfermedades esto-
macales, el toronjil para los nervios, el simonillo para la alta
temperatura, el romero para la digestión difícil, la manzanilla
para los cólicos en recién nacidos y enfermedades oculares,
el muitle contra la anemia, la hierbabuena para el dolor de
estómago y diarrea, el gordolobo cura la tos y bronquitis, el
epazote de perro para el dolor de estómago y lombrices, la bo-
rraja contra la bronquitis y la árnica atenúa el dolor, reduce
la inflamación y acelera la curación de una herida.
El hinojo, por su parte, aumenta la producción de le-
che en las mujeres, la sábila ayuda a acelerar la curación y

142
cicatrización de heridas; la flor de sauco cura enfermedades
del aparato respiratorio, el estafiate se usa para la gripay
el dolor de estómago, el chiclacote también se utiliza para
el dolor de estómago y untado o restregado alivia la ur-
ticaria; los cocollitos o retoños del capulín y tejocote para la
tos, la cebolla morada para la tosferina, la flor del sapo para
niños diabéticos o inflamación del estómago, el shayahual
para la urticaria en infantes, la ruda para curar el aire, hacer
limpias o curar el mal de ojo, el té negro para los nervios,
la trompetilla o hierba del golpe para sanar heridas, la malva
para inflamación del estómago, la siempreviva para el dolor
de encías, el eucalipto para enfermedades respiratorias y el
propoleo para la fiebre, gripa y aliviar las vías respiratorias,
sólo por mencionar las plantas medicinales más comunes.
Quinto sol
En el estado de México y sobre todo en Toluca con moti-
vo del Bicentenario de su fundación como municipio se
han venido realizando eventos y actividades de gran re-
levancia como el festival del Quinto Sol en las zonas
arqueológicas como Teotihuacán, Huamango, Malinalco,
Teotenango y, en el caso particular de nuestro municipio,
en Calixtlahuaca.
En este lugar, el 21 de marzo de cada año, con la pre-
sencia de los jefes supremos de los pueblos otomí, náhuatl,
matlatzinca, mazahua y tlahuica, se realiza la ceremonia
del encendido del fuego nuevo, pidiendo permiso a los
guardianes de los cuatro puntos cardinales y a la madre

143
tierra, para proseguir con las danzas prehispánicas de los
grupos Calpulli Ehécatl Ketzalkóatl y el Tloke Nahuake al
ritmo del panhéhuetl, caracoles, sonajas y cascabeles.
Los asistentes, en su mayoría vestidos de blanco, par-
ticipan con gran entusiasmo, destacan la indumentaria
de los danzantes pintados en su rostro y cuerpo de negro,
amarillo y azul, con pieles y penachos de hermosas plumas.
Tienen como testigos el templo circular de Quetzalcóatl,
el templo de Tláloc con su altar de cráneos y el calmecac.
Todos alzan los brazos hacia el cielo y el sol para llenar-
se de energía y contribuir además a preservar, reconocer y
difundir la historia, tradiciones y costumbres de nuestros
indígenas.
Por la tarde, en el Cosmovitral se tiene la oportunidad de
presenciar el extraordinario fenómeno del “sol en el sol”, que
únicamente se observa una vez al año, con la participación
del mejor organista de México, el maestro Víctor Urbán.
Artesanías
Expresiones artísticas manuales que se realizan por me-
dio de formas sensibles como el diseño, el estilo y el color.
Quiero señalar que en nuestro municipio tenemos exce-
lentes artesanos que se dedican a la alfarería y cerámica,
cantería, fibra vegetal, metalistería, textil, pirotecnia, con-
fitería y, en menor grado, trabajan la madera, el hueso, la
plumaria y la talabartería.
Esta actividad, es tan importante que doce de las
veinticuatro de nuestra delegaciones se dedican a ella;

144
las manos maravillosas de los viejecitos, mujeres, niños y
hombres hacen ollas y cazuelas de barro: molcajetes con su
tejolote y metates de piedra; sombreros, petates, bolsas y
canastas de fibra vegetal; alhajeros, vitrinas y faroles de lata,
latón y lámina negra; servilletas, manteles, morrales, gaba-
nes, tapetes y colchas de algodón y lana; toritos, cascadas,
castillos y cohetes de luz; y no podían faltar las ricuras de
la confitería como jamoncillos, macarrones, mostachones,
gañotes, mueganos y frutas cristalizadas que usted puede
comprar en la mejor dulcería de Toluca, la de El Socio.
En vidrio estirado hacen verdaderas obras de arte en
miniaturas decorativas y también en papel de china picado
y en papel maché.

145
REMEMBRANZAS DEL MÁS ALLÁ
Día de muertos
T
oluca, todos los años recuerda a sus fieles difuntos o
“muertos grandes” como también se les conoce, así
como a “todos los santos’’ con la colocación de las ofrendas
indígenas matlatzinca, mazahua, otomí, tlahuica, nahuatl
mestiza en diferentes sitios de la ciudad como el Palacio
del Poder Ejecutivo, el Palacio Municipal, todos los mu-
seos, la casa de la cultura, la plaza José María González
Arratia y la Concha Acústica.
Actualmente, esta festividad es el reflejo de nuestra
identidad y herencia cultural, es el sincretismo de lo in-
dígena con lo hispano, la forma de expresar emociones,
sentimientos, creencias y todo aquello que forma parte de
nuestra espiritualidad.
En este contexto, la colocación de altares es parte
fundamental de la celebración, dado que son considera-
dos como una forma de compartir con los que se han ido,
ciertos goces de la vida y algo de los frutos de la pasada
cosecha. Para iniciar este ritual, encienden velas y vela-
doras, cuya luz guiará a las almas hacia la ofrenda que los

146
espera, la cual no es otorgada como dádiva, sino como
una forma de gratitud, amor y veneración.
Entre la población mestiza de Toluca y del Estado de
México, el 31 de octubre se les ofrece una ofrenda a los
niños o “angelitos”, en ella se pone sal y agua, asi como
atole, chocolate, pan y dulces; posteriormente, el 1° de
noviembre desde muy temprano empiezan a preparar los
tamales, el mole rojo y verde, arroz y tortillas y los colocan
sobre una mesa en el lugar donde la familia acostumbra
tener sus imágenes religiosas y agregan una gran variedad
de flores y frutas de temporada, las tradicionales hojaldras
y pan de muerto, el copal en los sahumerios, las figuras de
alfeñique y las calaveritas de azucar, el papel picado y el
retrato del difunto.
El día 2, a las tres de la tarde, se escucha el doblar de las
campanas de las iglesias, pues es la hora en que los muertos
regresan después de haber disfrutado de la hospitalidad de
sus familiares, quienes calientan los alimentos que fueron
colocados en la ofrenda para que todos reunidos, después
del trabajo de esta celebración, coman de lo preparado y
finalmente se les obsequia un “muertito” que consiste en un
itacate con frutas, pan y comida.
Ofrenda matlatzinca
Los matlatzincas, los señores de la red, fueron los fundadores
de Toluca. El culto a sus muertos era una de las costumbres
y creencias más importantes con un significado mágico-
religioso.

147
Desafortunadamente, en el municipio ya no hay ha-
bitantes de esta etnia indígena, pero si los hay en San
Francisco Oxtotilpan, municipio de Temascaltepec, al sur
de nuestro estado, ya que lograron sobrevivir cuando hu-
yeron al ser derrotados por el hueytlatoani de los aztecas,
Axayácatl, durante la época prehispánica.
Sus tradiciones del día de muertos, se inician el 31
de octubre colocando un aro en forma de aureola hecho
del corazón de una palma que significa, para ellos, los ra-
yos del sol que iluminan las almas de los difuntos.
Además, ponen un petate nuevo, ceras para iluminar el
camino, pan de burritos y perritos de diferentes tamaños,
imágenes religiosas, flores de cempasúchil, fruta, chocolate,
dulces de alfeñique y calaveras que compran en Toluca y
agua para los muertitos que fallecieron a temprana edad.
El primero de noviembre, muy temprano, sirven para
sus familiares difuntos el desayuno con café, atole y pan y
después viene el almuerzo con mole, tamales, arroz, torti-
llas, un poco de aguardiente y cigarros.
Al día siguiente, vuelven a servir el desayuno y la comi-
da; por la tarde van con la familia y vecinos para adornar sus
tumbas; a su regreso, se repican las campanas de la iglesia
y los mayordomos pasan a las casas para recolectar comida
que después reparten en el atrio de la iglesia a la población.
Hermosa lección de vida en día de muertos.
¿No cree usted?

148
Dulces de muertos para los vivos
Nuestra ciudad durante los primeros días del mes de no-
viembre, se viste de fiesta para recibir a nuestros muertos,
grandes y chiquitos, que vienen del más allá para convivir
con nosotros en el más acá.
Para ello, nos preparamos con estricto apego a nuestras
tradiciones y costumbres para realizar la recepción y despe-
dida de las ánimas, la colocación de las ofrendas o altares,
el arreglo de las tumbas, la velación en los cementerios y la
celebración de los oficios religiosos.
En cuanto a las ofrendas, un elemento importante en
su integración, además de la comida, bebida, flores y frutas,
son los famosos dulces de muerto; y para esto, los toluque-
ños nos pintamos solos, ya que contamos con una Feria y
Festival del Alfeñique, donde se pueden admirar y degus-
tar los cientos de figurillas hechas del riquísimo chocolate,
amaranto, pepita y claro está de alfeñique.
Esta tradición, que fue declarada por acuerdo de cabildo,
en octubre del 2010, como Patrimonio Cultural inmaterial
del municipio, tiene sus raíces y nos viene desde la época
prehispánica donde nuestros ancestros hacían los dulces
para sus difuntos con una pasta compuesta de maíz, miel y
huautli que es la semilla de la alegría.
Feria del alfeñique
Una de las tradiciones más ricas y dulces de Toluca es la
Feria del Alfeñique, que se instala todos los años del ocho

149
de octubre al cuatro de noviembre en los Portales, en el
centro de nuestra ciudad.
Pero ¿sabe usted que es el alfeñique?, ¿nó?, pues ahora
se lo voy a decir. El alfeñique, es una pasta de azúcar coci-
da y estirada en barras muy delgadas y retorcidas, con las
cuales se hacen infinidad de figuras y cuyo origen se lo de-
bemos a los árabes, quienes la llevaron a España y después
de la conquista de nuestro territorio se comenzó a elaborar
en algunas localidades de la N ueva España.
En Toluca, la tradición se inició en 1630, fecha en la
que Francisco de la Rosa le solicitó permiso a la corona es-
pañola para fabricar el dulce e instalar una pequeña tienda
en la calle real, que hoy lleva el nombre de independencia.
Esta costumbre, esta íntimamente vinculada al culto a
los muertos, pues las figuras de alfeñique se colocan en la
ofrenda.
La Feria del Alfeñique, única en todo el país, es una
fiesta de colores, sabores y olores a la que concurren miles
y miles de personas todos los días para comprar y saborear
los exquisitos dulces de alfeñique, azúcar al vaciado, cho-
colate, pepita y amaranto, en forma de borreguitos, patos,
palomas, vacas, cerditos, caballos, conejos, venados, cora-
zones, cruces, casas, platos de enchiladas, ramos de flores,
manzanas, plátanos, peras, botellas, zapatos, botas, guita-
rras, ¡ah! y no podían faltar los ataúdes y las multicolores
calaveritas de todos los tamaños.

151
RIQUEZA GASTRONÓMICA
Comida típica
L
a gastronomía es el arte de preparar una sabrosa, apeti-
tosa y suculenta comida y nuestro país es un verdadero
mosaico de sabores, olores y colores.
Toluca tiene una extraordinaria riqueza gastronómica,
producto de su ubicación geográfica en un fértil valle y, fa-
mosa, desde la época colonial, por sus derivados del cerdo
como el chorizo, la longaniza, el jamón, los embutidos, el
queso de cabeza en tompiate y la cecina adobada; así como
por sus derivados de la leche como queso, mantequilla y
crema.
¿Quiere comer rico? Comience en los Portales donde
tenemos no menos de cuarenta alacenas o puestos de dulces,
tacos y tortas; estas últimas, las puede pedir de estopa, bom-
bas, chile macho, queso de puerco o chorizo rojo o verde.
Si no le gustan las tortas, entonces se va a los tacos de
“obispo”, “placero”, de cabeza de res, chiles rellenos, tortitas
de carne, albóndigas, arroz con huevo cocido y milanesa.
Si lleva a los niños a la Alameda, no deje de comerse
un exquisito “huarache” preparado con una tostada bastante

152
grande de maíz negro o blanco martajado con frijoles mo-
lidos, nopales, cebolla, cilantro, queso espolvoreado y salsa
bien picosa.
Pero si usted es de los que les gusta ir a los mercados,
le recomiendo que vaya al Benito Juárez, al 16 de Septiem-
bre, al Morelos o bien al Hidalgo y ahí podrá disfrutar de
las quesadillas de flor de calabaza, huitlacoche, requesón,
sesos, tinga y quintoniles; también hay gorditas de haba,
frijol y chicharrón prensado o tacos de carpa, huevera, pata
de res y acociles.
Para bajar la comida, !qué le parece! ¿una garapiña bien
helada o una buena copa de nanche, zarzamora o higo?
Y para finalizar un postre, que puede ser una alegría
hecha con semillas de hautle y miel, un turrón, un alfajor,
frutas cristalizadas como naranjas, chilacayotes, acitrones,
sidra, xoconostle, limones rellenos de coco o a la mejor le
gustan más los jamoncillos, las duquesas, pepitorias, chara-
muscas, ponteduros, palomas, muéganos y trompadas.
Chorizo
Es un tema que se les va a hacer agua la boca ¿si adivinaron
ustedes?, les platicaré de nuestra exquisita comida derivada
del cerdo, como las ricas carnitas, el crujiente chicharrón, las
patas en escabeche bien picosas, el queso de puerco para las
tortas, la moronga, la longaniza y el chorizo para los tacos
con su salsa “pico de gallo”
Esta tradición nos viene desde la época de la colonia,
pues Hernán Cortés trajo de España los primeros marra-

153
nos a Toluca y ya para 1713, cuando el virrey Duque de
Linares, imagínese usted, mandó levantar en pleno Zóca-
lo de la Ciudad de México una gran pirámide de comida
con todos los productos de la Nueva España, los deliciosos
chorizos fueron una parte importante, como lo señala el
poeta fray José Gil en su canto al Paraíso de la gula:
Desierto Metepec, yerma Toluca, señala,
Lloraron, imitando hondas al N ilo
Las sartas de chorizos, hilo a hilo.
Muchos fueron los viajeros que tuvieron la oportunidad
de degustar nuestras delicias como Lorenzo Boturini, el Ba-
rón de Humboldt y Carlos María de Bustamante, quien en
su libro: Viaje a Toluca en 1834, refiere que bajando de La
Marquesa ya toda la región olía a cerdo.
¿Pero por qué son tan famosos y ricos nuestros chori-
zos?, pues porque la carne con la cual los preparamos viene
de marranos alimentados con maíz, aderezada con el pico-
so chile ancho o jaral, la semilla de culantro, la frescura del
jengibre y los sabores y aromas de las yerbas de olor.
Algunos tocineros preparan chorizos más finos agregan-
do al relleno nueces de castilla o nuez moscada, almendras,
cacahuates o piñones.
Moscos
Han escuchado hablar ustedes de los famosos mosquitos
toluqueños. No crea usted que se trata de un equipo de

154
béisbol o fútbol de ligas infantiles; se trata del licor de na-
ranja más famoso por estos lares.
Su historia, se remonta a la época de los años veinte
cuando Adolfo Almazán, originario de Valle de Bravo, se
vino a vivir a Toluca y estableció en los Portales una tienda
de abarrotes y cantina donde vendía bebidas al copeo.
Fue en 1924, cuando “inventó” un licor de naranja con
diferentes gradaciones de alcohol al cual le llamó “moscos”,
por que los parroquianos al beberlo volvían al día siguiente
diciendo: “regresamos porque con el licor de ayer nos que-
damos picados” .
Para diferenciar las cuatro graduaciones utilizó las pri-
meras cuatro letras de su apellido. La letra A con el 19%
de alcohol para damas; AL con 31% para jóvenes; ALM
con 43% para caballeros; y ALMA con 45% para suegras.
Para su elaboración se utilizan naranjas dulces y amargas
de Veracruz, las cuales tienen en su cáscara una esencia
fuerte que da el exquisito sabor y aroma al licor.
Fue José Luis Almazán Solalinde, mi tocayo como yo le
llamaba, quien lo comenzó a comercializar en las ferias de
Aguascalientes, León, Guadalajara, Nuevo Laredo, Vera-
cruz y San Luis Potosí, entre otras, y a nivel internacional
en Japón, Brasil, Ecuador, España y Estados Unidos.

Índice
Introducción............................................................................
La ciudad a través del tiempo
Época prehispánica
........................................................
Virreinato..........................................................................
Insurgencia........................................................................
Etapa Independiente .....................................................
Siglo XX.............................................................................

La Inquisición (1564-1817)
El S anto Oficio en la N ueva España
.....................
El tribunal en Toluca ....................................................
Comisarios y notarios...................................................
Nombramiento de Baltasar Muñoz de Chávez
para comisario de Toluca (1618)
..............................
Procesos inquisitoriales................................................
Pueblos y elecciones de República (1729-1811)
Jurisdicción geográfica
.................................................
Pueblos del Corregimiento ........................................
Elecciones de República ..............................................
Gobernadores y alcaldes..............................................
7
13
15
21
25
33
41
45
47
51
53
61
69
81
87

Tradiciones y costumbres
Voces del pasado
..........................................................
Fervor religioso.............................................................
Espiritualidad indígena.............................................
Remembranzas del más allá....................................
Riqueza gastronómica...............................................
109
131
137
145
151

Antología histórica de Toluca de José Luis Alanís Boyso se ter-
minó de imprimir durante el mes de noviembre de 2013. El
tiraje consta de 1,000 ejemplares. En su composición se utilizó
la familia tipográfica Adobe Caslon Pro de 9, 11, 13 y 16 pun-
tos. Formación de interiores: Claudia Yatsiri Gutiérrez Sánchez.
Cuidado de la edición: Ricardo X. Garduño.
Editor
Oliverio Arreola
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