Infortunadamente, no he logrado encontrar bibliografía digital sobre el tema, por lo que no puedo ampliar sobre estos
conceptos. Pero quedo con la tarea de profundizar sobre el tema, apoyándome en otras fuentes de información.
Pantomima
es un subgénero dramático del mimo y el mimodrama que consiste en representar una historia mediante la mímica,1
sin diálogos ni palabras, es decir apoyando la narración con expresiones, gestos o movimientos corporales.234
Asimismo da nombre a un subgénero dramático de la comedia musical británica que narra historias tradicionales
navideñas y del folklore, en un espectáculo infantil acompañado de música y danzas.
Respiración y Entonación en el Escenario
La respiración es una función automatizada de nuestro organismo a la que, raramente, prestamos atención. Es un
aspecto caudal en la interpretación teatral y no puede disociarse del trabajo de la voz y la dicción. Pero la
respiración no solo está relacionada con la fonación, la práctica de cualquier ejercicio físico requiere de la toma de
conciencia de la propia respiración y aprender a regularla para conseguir un mejor desempeño.
Observar la respiración no sólo nos permite ser atender a ella, sino que además podemos percibir los estados
internos que, de forma inconsciente, en ella se reflejan. La respiración es una función básica del cuerpo que facilita
todas las demás, pero también es un elemento de comunicación no verbal. Como receptores, captamos las sutilezas
sobre el estado del otro en la manera en que respira, en su agitación o su calma…
En El teatro como oportunidad buscamos, entre otras cosas, el bienestar personal a través de la acción colectiva de
representar la realidad. Una realidad ficticia, que se crea sobre la marcha, como la vida misma. Para que el teatro
nos sirva de herramienta para alcanzar el bienestar o el automejoramiento que nos proponemos, tenemos que
entregarnos a vivir la realidad.
Cuando planteamos una escena, los personajes se topan con una situación que deben resolver en coherencia con
quiénes son y con lo que necesitan y desean. El grupo, actúa de público, nos sirve de espejo y nos devuelve de
forma explícita lo que ha pensado y sentido frente a la realidad representada.
Por otro lado, nosotros mismos observamos lo que ha ocurrido tanto a nivel interno como externo. Podemos
entonces contrastar lo percibido por el grupo, nuestro público, y nuestra experiencia. A menudo, nos damos cuenta
de que lo que hemos expresado no es igual a lo que hemos vivido ya que nuestro lenguaje no verbal transmite una
información distinta de la que ofrecen nuestras palabras. Y nada de esto pasa desapercibido al espectador.
En la respiración encontraremos reflejadas estas divergencias ya que, si bien puede entrenarse para que sea
globalmente más eficiente y aprovechar toda nuestra capacidad respiratoria, liberándola de malos hábitos y
bloqueos, plasma de forma natural nuestro estado emocional.
La respiración responde a nuestras necesidades, se adapta a lo que hacemos y lo que sentimos: si tenemos que
correr, se acelera; cuando descansamos se sosiega. El escenario acota lo que ocurre en una escena, por la que nos
es más sencillo hacer un recorrido de lo que ha sucedido, que por el fluir de nuestra vida. Así podremos ver gracias
a lo que nos señalan los demás y nuestra propia observación, cuando aparecen los bloqueos de la respiración,
cuando usamos sólo la parte superior de los pulmones y cuando sacamos partido a toda nuestra capacidad
(respiración de diafragma, profunda o completa).
Nos es ahora sencillo, poniendo la atención en nosotros y gracias a las observaciones sin juicio del grupo, advertir
cuando cambia nuestra respiración y poder relacionarlo con lo ocurrido en escena por la aparición de un personaje,
un giro en la situación… nos permite darnos cuenta de cómo y cuánto nos afectan sin que seamos conscientes de
ello y, a partir de ahí, trabajar conforme a nuestras necesidades.