3. Capsula 3. Como educar en sexualidad..pdf

HUMBERTOSEBASTIANZUI 0 views 30 slides Oct 24, 2025
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About This Presentation

SEXUALIDA


Slide Content

Cápsula tres
¿Cómo educar en sexualidad?
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Hablar, escuchar, preguntar y respetar temas de sexualidad no resulta nada fácil,
sobre todo cuando se trata de un diálogo entre adultos y adolescentes.

Conozca algunas estrategias y recomendaciones para:

• Lograr una buena comunicación.
• Ofrecer una educación integral en sexualidad.
• Lograr un equilibrio entre la autonomía de sus hijos e hijas adolescentes y el
apoyo, atención y cuidados que puede brindarles.


¿Cómo entender la adolescencia?

La adolescencia es una de las etapas más importantes de los seres humanos, tiene
su propia definición, etapas y características que sirven para comprender mejor los
cambios físicos y psicológicos de nuestros hijos e hijas.

¿Quiere saber cómo lograr un equilibrio entre la autonomía de sus hijos e hijas y el
apoyo, atención y cuidados que pueden brindar como padres y madres o personas
a cargo de su cuidado?

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Para reflexionar:
¿Qué comportamientos son los que se desea promover en el ejercicio de
la sexualidad durante esta etapa?
¿Qué educación sexual quiere brindarle a sus hijas e hijos para su
bienestar como parte de sus derechos sexuales y reproductivos?

¿Cuáles son los mitos sobre la sexualidad adolescente más comunes?

Suele decirse que la temeridad en la adolescencia es algo que se puede confundir
con la irresponsabilidad, esto no siempre es así. La temeridad es una tendencia a
“actuar como personas adultas”, y por ello es importante analizar los modelos de
comportamiento que se promueven para la juventud. ¿Qué se promueve, para
hombres y mujeres, acerca de vivir la sexualidad? De esta manera, analizando las
prácticas e ideas poco saludables y riesgosas que se promueven socialmente, y
transformándolas por unas saludables podrían disminuirse las probabilidades de
replicar comportamientos de riesgo o violentos.


Veamos algunos mitos más difundidos entre los adultos en relación con la
sexualidad de los y las adolescentes.


La educación sexual adelanta el inicio de la vida sexual
Este es quizá uno de los mitos más difundidos entre las personas adultas, y es uno
de los más importantes a desechar para poder hablar de sexualidad con las y los
adolescentes. Lo que se ha demostrado en cuanto a la educación integral en
sexualidad es que ésta no solamente NO adelanta el inicio de la vida sexual, sino
que incluso puede llegar a retrasarla. Por ello, se considera la educación y la
información como factores protectores de un embarazo adolescente.

La sexualidad no existe antes de la vida adulta
Otro mito es que la sexualidad no existe antes de la vida adulta; que es algo que se
reserva para una vida de pareja estable y que está destinada exclusivamente a la
reproducción. Esto es falso, dado que la sexualidad está presente toda la vida de la

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persona, desde que nace hasta que muere. Este tipo de ideas falsas dificulta que
se reconozca y acepte que las y los adolescentes tienen prácticas sexuales que
realizan a solas o en pareja, ya sea como forma de autoconocimiento o para
manifestar afecto a la pareja o, en algunos casos realizadas bajo la presión de los
estereotipos de género. La educación sexual que le brinden o le ayuden a conseguir
es parte de las condiciones que necesitan para tener una vida más plena y alejada
de riesgos y daños a su salud.

Las y los adolescentes que no han iniciado su vida sexual son más
responsables
La postergación del inicio de la vida sexual no siempre significa una señal de mayor
responsabilidad, a veces solo significa la ausencia de oportunidades y en casos un
poco más complicados, la sensación de inseguridad que les impide relacionarse con
otra persona, aunque exista el deseo de hacerlo. Es importante diferenciar una
decisión de un impedimento: la primera deja una sensación de autodeterminación
frente a las circunstancias y de satisfacción; la segunda una sensación de ser
incapaz frente a las circunstancias y de frustración. Un chico o chica responsable
es capaz de reconocer su capacidad para vincularse con otras personas, para
desarrollar integralmente su identidad, incluida su autoestima, para poder tomar
mejores decisiones, y para comunicarse de manera asertiva y confiando en sí
mismo(a). La información y la educación sexual son de vital importancia para que
sus hijas e hijos adolescentes ejerzan sus derechos sexuales y puedan elegir y
planear con responsabilidad cuándo iniciar su vida sexual.

Las y los adolescentes son víctimas de sus hormonas y no pueden
controlarse
Este mito confunde y limita a madres y padres para abordar la sexualidad de las y
los adolescentes. Aunque es cierto que durante la adolescencia las hormonas
generan cambios en el cuerpo y el deseo sexual de las y los adolescentes, esto no
significa que sean incapaces de controlar esos deseos. Al principio pueden tener
dificultades para entender ciertas sensaciones (como la excitación sexual y los
cambios físicos que produce) e incluso podrán tener reacciones inesperadas (como
la presencia de erecciones matutinas y eyaculaciones nocturnas en los hombres),
pero forman parte natural de este proceso de crecimiento. Por ello es importante
que conozcan lo que está pasando en esos momentos en su cuerpo y experiencia
corporal, y se les apoye para que se sientan cómodos con esos cambios que, al
irlos conociendo poco a poco, lograrán asimilarlos. En instituciones públicas como
los servicios de salud les pueden dar información acerca de esos cambios
hormonales. La atención en servicios de salud sexual es otro derecho de las y los
adolescentes y como madres y padres pueden ayudarles a que se acerquen a las
unidades de salud y resuelvan todas sus dudas.

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Para reflexionar:
¿Conoce algún otro mito?
¿Cuáles de estos mitos considera que no lo son y que sí tienen validez?

Cuando comienza la exploración sexual en la adolescencia se pierde la
inocencia
La idea de la sexualidad como pecado, o como algo negativo es algo común en la
sociedad mexicana. Sin embargo, la sexualidad es algo que forma parte de la
naturaleza humana y que ayuda a crecer como personas cuando se vive libre,
saludable y placenteramente. Cuando una madre o un padre se entera de que su
hija o hijo ha iniciado ya su vida sexual, podría pensar que “ha perdido algo”, como
si fuera una persona diferente. Pero no han perdido nada, ellas/os siguen siendo las
mismas personas, solamente que han descubierto una nueva faceta de su vida,
pero eso no necesariamente cambia su personalidad o el tipo de relación que tienen
con ustedes. El conocimiento y las experiencias positivas los hacen mejores
personas y no al contrario. Las y los adolescentes tienen derecho a ejercer y
disfrutar plenamente su sexualidad por lo que no se les debe presionar, discriminar
e inducirles a sentir remordimientos o castigarse por ejercer o no su vida sexual.

Las relaciones sexuales durante la adolescencia son inmaduras e
irresponsables
Algo que es importante recordar es que el nivel de responsabilidad varía
principalmente por el tipo de educación y experiencias que se han tenido. Las y los
adolescentes pueden tomar decisiones en mejores condiciones de seguridad,
libertad y responsabilidad de acuerdo a su momento vital siempre que reciban la
formación necesaria. Las y los adolescentes tienen derecho a decidir de forma libre
sobre su sexualidad, respetándoles sus decisiones en torno a su cuerpo y vida
sexual; como madres y padres sí pueden ofrecerles o acercarles información
científica, confiable y clara para que tomen las mejores decisiones sobre su
sexualidad.



¿Por qué es importante brindar educación sexual a las y los adolescentes?

Aunque las personas adultas solemos pensar que las vivencias de las y los
adolescentes no son tan importantes, hay que recordar cómo era para ellas mismas.
No pueden restarle valor a la forma en que ellas/os sienten, si acaso pueden
ayudarles a dimensionar las cosas para que no caigan en exageraciones, pero no
pueden asumir que lo que les pasa no cuenta o no es tan importante como lo que
las personas adultas consideran, valoran y hacen.

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Por los cambios de maduración sexual es muy probable que los y las adolescentes
tengan contactos sexuales. Por ello, lo más adecuado es que cuando lo hagan
cuenten con la formación necesaria que les permita tener prácticas seguras y con
responsabilidad.

Recordemos que, sin importar el contexto en el que se desenvuelvan las y los
adolescentes, una de las constantes en esta etapa son los cambios de maduración
sexual (en lo físico, psicológico y social) que pueden llevar o no, al inicio de la vida
sexual activa, es decir, tener encuentros sexuales con otras personas. A diferencia
de la niñez, en la adolescencia, los cambios hormonales generan una mayor
atención en las sensaciones físicas, ya sean resultado de una experiencia erótica
individual o del contacto con otras personas. Así que, se les hable o no acerca de
la sexualidad, es muy probable que los contactos sexuales se presenten sin que
como adultos, ustedes lo puedan evitar. Por ello, lo más adecuado es que cuando
lo hagan, las y los adolescentes cuenten con la formación necesaria que les permita
tener prácticas seguras y con responsabilidad.

Algo que les ocurre a todas las personas durante su pubertad y adolescencia es
que el desarrollo de los órganos sexuales y la aparición de otras características
físicas, cambian la concepción del cuerpo propio y el de las otras personas.
Comienza a ser más frecuente el interés por los temas relacionados con la
sexualidad y, dependiendo del contexto cultural, aparecen demandas sociales para
expresar su madurez sexual (esto incluye desde actos para “presentarse”
socialmente, hasta la búsqueda de una pareja por parte de las familias para
asegurar un matrimonio, pasando por el arreglo personal, que suele expresar de
forma simbólica que ya se es un hombre o una mujer). Y aunque no ocurre en todos
los casos, en su mayoría las y los adolescentes quieren expresar o demostrar que
ya no “son unas niñas” o “unos niños”, a través de demostrar su madurez sexual.

Esto no significa que durante la infancia no existan comportamientos sexuales. Los
hay, pero estos corresponden al nivel de maduración física y psicológica de las
niñas y los niños. El tema de la sexualidad de la infancia varía dependiendo de cada
cultura, pero uno de los derechos humanos más importantes de la infancia es el
sentir que su cuerpo les pertenece, aprender a cuidarlo, conocerlo y quererlo; a vivir
de acuerdo a sus necesidades y no exponerles a contenidos o prácticas
inapropiadas. Las niñas y los niños tienen derecho a recibir la formación necesaria
para su desarrollo sexual saludable, lo que definitivamente hará más fácil enfrentar
los cambios que siguen en la pubertad y adolescencia. La educación integral en
sexualidad es importante en todas las etapas de la vida incluyendo la infancia, pues
además contribuye a la prevención del abuso sexual.

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Si durante la adolescencia hay altas probabilidades de que se inicien las relaciones
sexuales, la educación e información sobre sexualidad es necesaria pues
contribuye a disminuir las prácticas de riesgo que se reproducen por la tendencia a
la temeridad en esa etapa de la vida.

Es importante aclarar que las prácticas de riesgo se refieren a comportamientos que
se consideran poco saludables, ya sea porque afectan física, social o
psicológicamente a la persona, o porque desencadenan situaciones que producen
esas afecciones. No todas las prácticas sexuales son de riesgo. Un ejemplo para
aclarar lo anterior puede ser el consumo de alcohol: consumir responsablemente no
es una práctica de riesgo, a diferencia de consumir alcohol de forma excesiva, que
sí lo es.

El inicio de la vida sexual por sí mismo no es una práctica de riesgo, siempre que
sea una decisión libre, consciente e informada. Sin embargo, esto no siempre ocurre
así, generando el riesgo de un embarazo no planeado y/o no deseado. Y,
dependiendo del tipo de contexto social, este inicio de la vida sexual activa puede
ser alentado por las diferentes redes sociales de las personas y las ideas del
sistema sexo-género, provocando que, en ocasiones, más que un evento de tipo
personal se convierta en un evento de tipo social que debe de cumplirse para
pertenecer a un grupo social, para tener un valor más elevado dentro de éste o para
acceder a ciertos derechos que se consideran exclusivos de las mujeres que están
casadas y son madres. En México existen regiones donde esta situación es muy
común, lo que está particularmente relacionado con el cumplimiento de los roles
tradicionales y estereotipos de género.

En 2012, casi la mitad de las adolescentes tenían mayor riesgo de embarazo que
en 2006 al no utilizar ningún método, o bien de contraer una infección de transmisión
sexual. Del total de adolescentes sexualmente activos, 14.7% de los hombres y
33.4% de las mujeres no utilizaron ningún método anticonceptivo en la primera
relación sexual, lo que representa una reducción notable en relación con 2006,
cuando 30% de los hombres y 57% de las mujeres no los utilizaban.
Gutiérrez, Rivera-Dommarco, Shamah-Levy, Villalpando-Hernández, Franco,
Cuevas-Nasu, Romero-Martínez, Hernández-Ávila, (2012), Encuesta Nacional de
Salud y Nutrición 2012. Resultados Nacionales. Cuernavaca, México: Instituto
Nacional de Salud Pública. Marzo 1, 2016 de ENSANUT 2012 Resultados
Nacionales (PDF).

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Estos datos de México nos muestran que mujeres y hombres adolescentes pueden
llegar a tener prácticas sexuales de riesgo, que pueden deberse al desconocimiento
o la falta de habilidades para la vida, las cuales consisten en aptitudes necesarias
para tener un comportamiento adecuado y positivo que permita enfrentar
eficazmente los retos y desafíos de la vida diaria. Si se carece de habilidades para
la vida, puede existir dificultad para ejercer, respetar y hacer valer los derechos
sexuales y reproductivos. A veces sí tienen el conocimiento, pero su contexto
familiar o social influye para que tomen decisiones arriesgadas. Como ya se revisó
antes, recuerde que el hecho de que ocurra o no un embarazo durante la
adolescencia, es resultado de varias cosas, no solamente de la madurez sexual,
sino de los ambientes en que se desenvuelven, la cultura, las habilidades con las
que cuentan, la educación que han recibido (tanto en casa como en la escuela u
otros lugares), el acceso que tienen a métodos anticonceptivos y cómo los usan,
etcétera.

En México, la edad mediana, es decir, la edad típica de inicio de la vida sexual en
mujeres es de 18 años según la ENADID, 2014.


¿Desde cuándo empieza la educación sexual para nuestras(os) hijas e hijos?

Dado que educación sexual de hijas e hijos adolescentes es muy importante, es
necesario reconocer que debe iniciarse desde la infancia ya que en este momento
se sientan las bases de la comprensión que las niñas y niños hacen sobre su cuerpo,
el erotismo y los afectos entre las personas.

La educación sexual es muy importante y comienza, en la mayoría de las ocasiones,
sin darnos cuenta a través de los mensajes cotidianos que reciben las niñas y los
niños acerca del cuerpo, la desnudez, el amor entre las personas, el placer, así
como la maternidad y paternidad, entre otros temas.

Estos mensajes se dan hablados o actuados con los gestos, comportamientos e
incluso con los silencios. Por eso es muy importante decidir, como personas
responsables del cuidado o como madres y padres, qué educación sexual quieren
brindarles a las y los adolescentes. Esto significa que les debe preocupar tanto la
Para reflexionar:
¿A qué cree que se deba que más adolescentes hombres usan métodos
anticonceptivos? Y ¿por qué ha disminuido su uso?

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educación sexual cómo enseñar las reglas de cortesía, los hábitos de higiene o los
hábitos alimenticios, porque la sexualidad es una parte fundamental del cuerpo, la
identidad y por supuesto, de las relaciones personales.

Recibir Educación Integral en Sexualidad (EIS) es un derecho de las niñas, los
niños, las y los adolescentes y jóvenes, por lo que se debe realizar de forma decidida
también en casa. Esto no excluye la educación que se da en espacios educativos o
de salud, sino que la complementa. En ocasiones las madres y padres de familia
pueden sentir agobio e inseguridad para brindar esta educación en casa y prefieren
que alguien más lo haga fuera del hogar.

Sin embargo, cuando esto ocurre, podrían estar perdiendo dos grandes
oportunidades: la de saber que la información que se recibe es adecuada y la de
mostrar a sus hijas e hijos que su hogar es un espacio donde pueden sentir la
confianza y/o el apoyo necesario para aprender a vivir de forma saludable,
responsable y placentera.

Derechos sexuales y reproductivos de las y los adolescentes
La EIS es parte de los derechos sexuales y reproductivos de las y los adolescentes,
que han sido reconocidos en instrumentos jurídicos internacionales de derechos
humanos como la Convención de los Derechos de los Niños –CDN, la Convención
sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer –
CEDAW. Estos derechos incluyen:

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El derecho a la Educación Integral en Sexualidad se basa en considerar la salud en
general y la salud sexual en particular como aspectos fundamentales para el
bienestar y la calidad de vida de las personas.

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Para reflexionar:
¿Qué tipo de educación en sexualidad están recibiendo sus hijos e hijas?

Como derecho humano (que ya hemos revisado en la cápsula dos) se basa en los
derechos sexuales y reproductivos, así como los derechos de las mujeres y de la
infancia. Además, la EIS toma en cuenta la salud, las identidades, las relaciones
humanas, la expresión, y todo lo que conforma la sexualidad, aspecto esencial del
desarrollo personal y el logro máximo de su potencial como ser humano, para el
ejercicio pleno de la ciudadanía y de los derechos humanos. El derecho a la
educación sexual integral es fundamental para el ejercicio de los demás derechos
sexuales y reproductivos de las y los adolescentes.


Es muy importante que las personas responsables del cuidado, madres o padres,
tomemos conciencia de la educación sexual que sus hijas/os han recibido de
manera no deliberada sino como resultado de la vida cotidiana, la influencia de
medios de comunicación y de mensajes velados que pueden estar basados en
estereotipos y roles tradicionales de género, así como en ideas tergiversadas o
erróneas acerca de la sexualidad humana.

Asimismo, es fundamental aprovechar la oportunidad que se tiene cada día para
brindarles una educación de la sexualidad, con una perspectiva de género y de
derechos humanos, como uno de los más valiosos apoyos que se les pueda dar en
sus vidas al proveerles de información, así como de herramientas efectivas y
confiables que les sirvan al tomar decisiones de manera responsable en torno a su
vida sexual, al ejercicio de sus derechos sexuales y un pleno desarrollo y bienestar.

Las ventajas de educar deliberadamente sobre sexualidad las podemos
apreciar a continuación.

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Es importante evitar contradicciones
Al estar tan estrechamente relacionadas, estas dos formas de educación pueden
llegar a contradecirse. Cuando existen contradicciones entre ambas formas de
educación, las y los adolescentes pueden llegar a sentir desconfianza o confusión,
lo que no facilita el objetivo. Por ejemplo, cuando por una parte escucha que el
amor no puede ser violento y por el otro escucha frases como “el amor duele”

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o “quien bien te quiere te hará llorar” o “si lo quieres debes perdonarle todo
lo que te haga”.

La educación no deliberada en sexualidad refuerza los estereotipos y roles
tradicionales de género y reproduce la discriminación y la desigualdad.

Por su parte, la educación deliberada en sexualidad y basada en los derechos
humanos abona a un ejercicio de la sexualidad plena en un marco de derechos
sexuales y reproductivos, en beneficio de un mayor respeto a todos los seres
humanos.

Por otro lado, cuando ambas formas de educación apuntan a una misma dirección
(por ejemplo, ambas refuerzan la idea de que hombres y mujeres pueden participar
de la crianza), el camino hacia nuestro objetivo suele ser más fácil.
Afortunadamente, la EIS permite trabajar con las propias actitudes para cambiarlas
y por lo tanto contribuye a mejorar aquella educación informal que se brinda en el
día a día a las y los hijos.

Lo importante es buscar la congruencia entre ambas. Obviamente, esto se logra a
través de la experiencia y la práctica, es algo en lo que se necesita dar el tiempo
suficiente para desarrollarlo.

Dado que cuando usted era adolescente, las fuentes de información sobre
sexualidad eran otras a las que actualmente tienen acceso las y los adolescentes,
deben reconocer que muchas veces no cuentan con la facilidad ni la experiencia
para hablar de estos temas, como tampoco cuenta con toda la información confiable
y científica para abordarlos. Sería ideal empezar a hablar con las hijas e hijos sobre
la sexualidad desde sus primeros años de vida; sin embargo, en cualquier momento
se puede iniciar con esta labor.


¿Cómo hablar de sexualidad con mis hijas e hijos?
Comunicación asertiva sobre sexualidad
Imaginemos un momento en que se encuentra frente a su hijo o hija adolescente
para hablar de sexualidad. Es probable que sienta...

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Tal vez hablar del cambio corporal puede ser relativamente sencillo, pero las cosas
se complican cuando se tiene que hablar sobre los cambios de comportamiento. No
es fácil, por ejemplo, hablar de excitación, de placer o de deseo sexual. Sin
embargo, la mayor parte del tiempo estos sentimientos son parte de la inseguridad
que se siente como madre o padre para abordar estos temas y porque usted no
quisiera que sus hijas/os los perciban como ignorantes o inexpertos/as.

Estrategias que le ayudarán a lograr una comunicación asertiva


Relajarse
Algo que puede ayudar a relajarse y no sentirse inseguro es recordar que la propia
experiencia corporal y de crecimiento de las y los adolescentes les lleva a tener una
idea de lo que significa la intimidad y el pudor, y generalmente necesitan sus propios
espacios o momentos, por lo que como madres o padres deben confiar en que
ellas/os dirán qué necesitan saber realmente.

Busque un momento propicio
Cotidianamente, se tienen muchas oportunidades de abordar estos temas con
ellas/os, como cuando ven un programa de televisión, un comercial sobre el cuerpo
de las mujeres o cuando hablan de cantantes. Todos los días se presentan estas
excelentes oportunidades para que la plática sea más fácil y fluida.

Actitud positiva
Más allá de la vergüenza, existen otras razones por las cuales las y los adolescentes
dejan de acercarse a su madre o padre para preguntarle o decirle lo que les ocurre;

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entre ellas se encuentran las actitudes. Las actitudes de una persona son negativas
cuando algo le desagrada o no está de acuerdo y positivas, cuando algo sí le gusta
y le parece adecuado o correcto. Las actitudes se reflejan no solo en la información
que la persona da, sino en las expresiones que utiliza, que a veces no concuerdan
con lo que se dice o expresa corporalmente.

Genere un ambiente de empatía
Haga a un lado o dé menos importancia a los pensamientos y necesidades propias.
Conectar con las de su hija o hijo adolescente, puede ayudar a abordar esos temas
que generalmente pueden ser difíciles de platicar.

Evitar mensajes contradictorios
Alguien puede dar una información muy clara sobre los métodos anticonceptivos,
haciendo énfasis en la responsabilidad, pero en algún momento hace un comentario
como “nada más cuídate de que no te vean con eso porque van a pensar mal de ti”.
¿Qué mensaje está dando entonces? ¿A qué se refiere con “pensar mal de ti”? Este
tipo de mensajes suelen confundir a las y los adolescentes. Por una parte, se está
pidiendo que sea responsable de cuidarse usando un método anticonceptivo para
no embarazarse, y por la otra, también se le dice que eso está mal visto. Ambas
ideas juntas no son coherentes y generan confusión en la o el adolescente.

Cuidar las expresiones no verbales
Estas incluyen los gestos de la cara (sonreír, alzar las cejas, fruncir el ceño y otras)
los gestos de sus manos (manotear, ocultar las manos, frotarlas), su postura
corporal (alejada, cercana, de espaldas), su mirada (confiada, evasiva, demasiado
fija, etcétera.), el tono de voz que utiliza (bajo, fuerte, a gritos, rápido o lento) y otro
tipo de señales como el reírse, si toca a la otra persona o evita el contacto.

Coherencia entre lo verbal y lo no verbal
La falta de coherencia entre lo que se dice y las expresiones no verbales puede
hacer que tu hija o hijo adolescente no sienta confianza de hablar contigo. Por
ejemplo, cuando una madre le dice a su hija adolescente “Hija, confía en mí;
conmigo puedes hablar de todas tus dudas y experiencias acerca de tu cuerpo y tu
sexualidad”, y se lo ha dicho con mucha seriedad, con el ceño fruncido, con los
brazos cruzados, agachándose y sin mirarla a los ojos. Evidentemente esta
invitación verbal de la madre no es coherente con esas expresiones no verbales
que denotan desconfianza, enojo o hasta temor de la madre para abordar ese tema.

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Derechos sexuales de las y los adolescentes

Para conocer o detectar cuáles son sus expresiones no verbales, solo hace falta
que le pregunte a alguien sobre lo que percibe cuando usted habla con ella/él. Tal
vez no sea muy agradable escuchar las respuestas, pero ayudará a mejorar la forma
cómo se comunica como madre o padre o persona a cargo de su educación, Incluso
podría ensayar frente al espejo para mejorar sus expresiones.

Las estrategias que aquí le presentamos no son las únicas, puede buscar en internet
otras recomendaciones que le ayuden a establecer un diálogo apropiado con su hijo
o hija adolescente.

La regla del “alto”

Es común que cuando hablamos de temas “incómodos” con nuestras hijas e hijos
vemos que “ponen caras” o usan frases como “¿Por qué me dices eso?”, “¡qué
horror!”, “¡Ay no!”.

Esto no significa que quieran dejar de conversar. Para facilitar la conversación en
un ambiente que no resulte incómodo, podemos usar la “regla del alto”. Lo que
hacemos es comentar que durante la conversación pueden hacer todas las
expresiones que quieran, decir y preguntar lo que sea, pero cuando sientan que un
tema es incómodo, pongan un alto. El alto se debe marcar con una palabra o gesto
acordado, como ponerse un cojín en la cara, decir: “ya estoy cansado/a”, o decir
“eso lo preguntaré después”, etc. En ese momento nos detenemos. Esta regla del
“alto” ayudará a relajar la situación además de que marcará el momento en que la/el
adolescente se sienta más incómodo y que necesita tiempo para pensar sobre ese
asunto y plantearlo de una manera cómoda para él/ella.

Tal vez al inicio no sea fácil implementar estas estrategias, pero poco a poco se
podrá facilitar el intercambio de ideas, incluso, la búsqueda, entre ambos o ambas,
de información sobre la sexualidad, el erotismo, el cuerpo, el placer y todas las
temáticas relacionadas.

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¿Cómo fomentar el autocuidado en mis hijas e hijos?

Señales de alerta
Las madres, padres y tutores de adolescentes, pueden contribuir con su educación
sexual si toman en cuenta algunos principios de autocuidado y los favorecen. A
continuación, se presenta una lista de aspectos que les permitirán reconocer si su
hija o hijo están preparados para su autocuidado.


Principios de autocuidado
Los y las adolescentes que logran reconocerse como individuos que son
responsables de su autocuidado, logran tomar decisiones asertivas.

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¿Por qué es importante establecer relaciones de comunicación y confianza
con mis hijas e hijos?

Aunque no es algo exclusivo de la adolescencia, guardarse los problemas suele ser
común en esta etapa. Como madres/padres les gustaría saber si las cosas van bien
o no, para poder ayudarles a resolver algún problema, y para esto es necesario
saber de ellos. La mayor parte de las ocasiones, esta falta de comunicación se debe
a que las/os adolescentes dudan sobre la reacción que tendrán con las personas
que les cuidan, con madres o padres, cuando se enteren.

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Para reflexionar:
¿Cómo puedo favorecer la comprensión con mis hijas e hijos?



Como madres, padres, tutor o persona responsable del cuidado de una o un
adolescente, a veces cuesta trabajo comprender su forma de pensar y
consideramos algunos de sus pensamientos como inmaduros, e incluso no
podemos creer que pasen por su cabeza. Sin embargo, ante cualquiera situación
en la que piense que algo está sucediéndole a su hija o hijo, es preferible
preguntarle y buscar la manera de hacerle sentir que puede contar con ustedes.

Forjar comprensión
Es importante que las y los adolescentes sientan la confianza de recurrir a su mamá
o su papá cuando lo necesiten, sobre todo cuando existe un problema que tienen
que resolver. ¿Cómo se expresa cuando quiere hablar con usted alguno(a) de sus
hijos e hijas sobre algo que le preocupa a él o a ella?

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Conversar y preguntar a las personas sobre sí mismas


Una de las principales formas de obtener comprensión es conversando y
preguntando a las personas sobre sí mismas . El saber que alguien les
comprende es una necesidad que tienen todas las personas, les ayuda a sentirse
mejor y a conocerse mejor.

Por ejemplo, una profesora que busca comprender la situación de sus estudiantes
puede tener una mejor relación con ellos o saber si alguien tiene una necesidad
especial, etcétera. Piense un momento en sus relaciones de amistad, por ejemplo.
¿Cómo te sientes cuando alguien te pregunta sinceramente cómo va tu vida? Si la
persona hace esto frecuentemente, es probable que se gane tu confianza y te
conozca cada vez mejor.

Madres y padres pueden hacer algo similar por sus hijas e hijos; no se trata de
convertirse en sus mejores amigas/os, porque son dos formas de relación
diferentes, pero sí de conocerles mejor y usar este conocimiento para apoyar y
favorecer su crecimiento personal.

Mostrar comprensión también con el lenguaje corporal


Sin embargo, para que sus hijas e hijos se den cuenta de sus esfuerzos por
comprenderles no es suficiente con preguntarles, hay que mostrarles comprensión.
Para demostrar la comprensión es necesario aceptar que la persona tiene derecho
a pensar y sentir diferente; y que, a pesar de estas diferencias, puede entender lo
que siente y sentir empatía es decir, “ponerse en sus zapatos” para comprender su

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situación. Esto ayudará a mostrar actitudes de comprensión en vez de actitudes de
crítica y rechazo o descalificación. Se verán algunos ejemplos de cómo sustituir
actitudes de crítica por actitudes de comprensión.

Mostrar comprensión incluye también el lenguaje corporal.

Hacer una propuesta que vaya orientada a su autocuidado


Además de que permite tener más información y generar confianza, mostrar
comprensión tiene la ventaja de que es posible expresar la desaprobación sin que
esto genere la idea de que se hace por prejuicio o capricho, sino porque se tiene
una razón para hacerlo y será mejor escuchada y recibida. De esta manera va
orientando mejor a las hijas e hijos, sin que sientan hostilidad de parte de la madre
o el padre. Posteriormente se les puede hacer una propuesta que vaya orientada a
su autocuidado.

Fomentar la reflexión en torno a sus actos y las consecuencias que pueden
tener

En el último recuadro poner mejor así: Es importante manifestar la solución que le
propondrías:

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¿Cómo educar en sexualidad?
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Lo más probable es que la conversación no termine ahí, sino que continúe con un
poco de resistencia por parte de las/los adolescentes. Sin embargo, como no hay
hostilidad, se puede aprovechar para fomentar la reflexión en torno a sus actos y
las consecuencias que pueden tener.

Visibilizar las situaciones que nos preocupan sin llegar a una discusión o un
regaño

En el recuadro de en medio poner mejor esto:
Es muy importante preguntarle qué opina y darle tiempo para que reflexione

Y aunque en muchas ocasiones haga falta mucho más que hablar con ellas/ellos,
este tipo de comunicación permite visibilizar las situaciones que nos preocupan sin
llegar a una discusión o un regaño.

La comunicación sirve para motivar, reflexionar sobre los valores y las
prácticas saludables de autocuidado.


¿Por qué es importante enseñar a mis hijas e hijos a valorarse?

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En la cultura mexicana se tiene la costumbre de una educación basada en señalar
lo que se considera como malo, y casi nunca rescata lo que sí se está haciendo de
forma adecuada. Las y los adolescentes no solo necesitan saber lo que no hay qué
hacer, también necesitan saber lo que sí hay que hacer para su bienestar.
Reconocer y valorar estos comportamientos también ayuda a la construcción de su
autoestima y les ayuda a tener formas de pensamiento más positivas. En ocasiones
las y los adolescentes se juzgan duramente, ya que suelen compararse con
estereotipos u otras personas y al pensar que no pueden parecerse a éstos (lo que
generalmente nadie puede) no reconocen ni valoran sus propias características.

A veces es difícil encontrar las palabras para rescatar lo que sí se está haciendo
adecuadamente, porque demostrar la aprobación es complicado cuando no se tiene
la costumbre de hacerlo. Pero una vez que lo hacemos, se hace más fácil cada vez.
Existen prácticas de autocuidado que vale la pena fomentar y que, al hacerlo, se
está fortaleciendo a las y los adolescentes para enfrentar situaciones que les ponen
en riesgo.

Si se pone atención a los comportamientos positivos de las hijas e hijos, al igual que
a los comportamientos negativos (a través de la comprensión) se logra que al mismo
tiempo que se sienten valoradas/os en sus cualidades, se siente aceptadas/os en
las cosas que tienen que mejorar. Es decir, no buscan ser perfectas/os, pero valoran
lo que son y buscan mejorar. Es por esto que la comunicación para reconocer lo
valores internos de las y los adolescentes, les fortalece para enfrentar la vida.

Esto es lo que se conoce como la educación en valores.

La necesidad de educar en valores es lo que viene a la cabeza cuando se identifica
que alguien hace algo que pudiera tomarse como “incorrecto”, que refleja falta de
respeto o de consideración. Y esto se debe a que los valores son aquellos que
demuestran lo que las personas piensan sobre el mundo y sobre sí mismas. En el
tema de la sexualidad aparecen constantemente expresiones como “ya no hay
ética”, “se han perdido los valores”, “esa persona no se valora” o “esa persona no
tiene valores”.

Estas expresiones se usan sobre todo para referirse a las conductas de
jóvenes, en este caso, de adolescentes, ya que se piensa que los valores se
han perdido o han cambiado, pero ¿será así? ¿De qué se habla cuando se
habla de valores?

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Hay muchas maneras de pensar en el concepto o significado de valores, pero algo
en lo que coinciden muchas de las filosofías que los estudian es que lo más
importante reside en aquellas características que están vinculadas con el espíritu (y
por espíritu se refieren a lo que se es como “persona”). Especialistas en el estudio
de los valores plantean que los valores son resultado de la historia personal,
colectiva e histórica en una sociedad determinada. Además, señalan que existen
valores que permiten producir riqueza y otros que permiten contribuir a la sociedad
y ser una persona ética.

Se puede hablar entonces de dos tipos de valores: los del tener y los del ser. Los
primeros son valores que le dan cierta importancia a la persona en la sociedad, pero
no definen lo que es como persona y se pueden perder. Los segundos, son los que
definen la personalidad de alguien y nadie puede quitarle.

Ambos valores pueden dirigir las decisiones de una persona, de ahí la importancia
de reflexionar sobre ellos. Cada vez que se enfrenta una decisión, se puede elegir
entre algo que refuerce el ser, lo que se es o algo que no. Se trata de los valores
éticos, son convicciones acerca de las acciones, atributos humanos o condiciones
vinculadas con el bien hacer y el desarrollo del ser humano en armonía con su
entorno.

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Para reflexionar:
¿Qué comportamientos se alientan y reconocen en su familia?
¿Qué valores le gustaría fomentar en su familia?

Son ejemplos de valores éticos: compromiso, sensibilidad, responsabilidad, justicia,
tolerancia, respeto, búsqueda de la verdad, libertad, identidad, democracia,
etcétera.

Los valores del tener son aquellos aspectos que más se aprecian socialmente: tener
belleza, ser popular, tener dinero, entre muchas otros. Son cosas que efectivamente
tienen un valor, pero el día de mañana podemos perder cualquiera de ellos y ¿qué
quedaría? Lo que queda es lo que se es como persona. Enseñar esta diferencia a
las hijas/os es importante para que tratar de que en la mayoría de las ocasiones
coloquen en una balanza qué tiene más peso: tener o ser.

Un valor es algo que es digno de estima o algo que apreciamos.

Hemos aprendido que el dinero tiene valor porque nos lo han enseñado. Un bebé
puede tirar un billete a la basura, porque para él no tiene un valor. Con las personas
pasa igual.

Sabemos que un comportamiento tiene valor porque en nuestra familia así nos lo
han enseñado: Si me alientan y reconocen porque soy un buen atleta, entonces
tomaré eso como un valor. Si no, carecerá de valor para mí.


¿Qué valores puedo fomentar en sus hijas e hijos?

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Use palabras y expresiones donde valore lo que son y a continuación diga qué hace
él o ella para ser así:
• “Me gusta que seas independiente, sobre todo cuando veo que haces tú tarea
sin que nadie tenga que decírtelo”
• “Cada vez que te escucho hablar de lo que quieres lograr en la vida me siento
muy bien, creo que eres muy persistente y vas a llegar lejos”
• “Creo que terminar con ese chico cuando te gritó no fue fácil, pero eso
demuestra tu carácter. Creo que eres valiente y que te valoras de verdad”

De esta manera, al mismo tiempo que fomenta los valores que desea tengan tus
hijas e hijos, está también fortaleciendo su valor personal, sus comportamientos
positivos y la relación de afecto que tiene con ella o el. Hay que recordar que como
madre o padre se puede fomentar y reforzar los valores que se quiere que tengan
las y los hijos; sin embargo, ellas/os tomarán la decisión con base en los valores
que conformen según sus experiencias personales, familiares y de la comunidad
donde se encuentren conviviendo y desarrollándose. De ahí la importancia de que
las madres y los padres les den información sobre estos temas, comprendiendo que
sus hijas/os adolescentes son personas que harán sus propias reflexiones y
tomarán sus propias decisiones.

Incluso en este tema de los valores podemos ver como el género también pesa.
Socialmente se valoran más algunas características para hombres y otras para
mujeres. Piense en algún cuento de hadas, por ejemplo: ¿sería igual si no se tratara
de un príncipe? ¿Qué hubiera pasado si la princesa no hubiese sido “la más bella
del reino”? ¿El final sería el mismo?

En nuestra sociedad suele valorarse a los hombres por su dinero y a las mujeres
por tener una belleza de acuerdo a los estereotipos físicos de las modelos o artistas
de moda. A las mujeres se les exige ser piadosas, a los hombres valientes… ¿Qué
valores son importantes sin tomar en cuenta el sexo al que se pertenece?

Es importante hacer esto a partir de una reflexión sobre los valores que son
realmente importantes para el bienestar de la persona, tratando de evitar
estereotipos (sobre todo los de género), prejuicios o discursos que van en contra de
los derechos de las y los adolescentes. Los valores por sí mismos no existen, sólo
existen si las personas los practican y los reconocen como valiosos. Un billete, hoy
puede valer algo, pero si nadie lo reconoce mañana no valdrá nada. Si la
honestidad, deja de ser reconocida, deja de tener valor. Si sus hijas e hijos sienten
que no se les reconoce en casa y en la escuela, sentirán que no tienen valor.
Educar en valores también implica que aprendan a distinguir el valor y los valores
en las otras personas. Utilizar ejemplos en historias o en casos de otras personas

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es muy útil. Algunos pueden ser: “¿qué tuvo más peso para la protagonista cuando
se enamoró de este personaje? ¿Fue por algo que él era o por algo que él tenía?”,
“¿Crees que una persona por ser bonita sea más valiosa que otra que no lo es?”,
“¿Tú a quien contratarías: a alguien que es popular o alguien que es honesto?”.

Para el ejercicio de la sexualidad, lo más importante es enseñar a las hijas e hijos a
valorarse a sí mismas/os por lo que son y que la mayor parte de sus metas tengan
que ver con lo que quieren ser, ahora y en un futuro, no solamente con lo que
quieren tener. Pensar en tener una profesión es importante, pero lo es también ser
una profesionista bien preparada. Tener una pareja amorosa es importante, además
de ser una pareja amorosa. La educación en valores del ser está muy vinculada con
el proyecto de vida y el ejercicio de la sexualidad. Por ejemplo, valores del ser como
el respeto, la dignidad, la honestidad, la libertad, la responsabilidad, son parte del
marco que las y los adolescentes necesitan para vivir su sexualidad de manera
saludable, placentera y responsable al contribuir con su elección del uso de métodos
anticonceptivos para prevenir consecuencias no esperadas como un embarazo y/o
una infección de transmisión sexual.




Los comportamientos sexuales están influidos por la cultura

Si bien es cierto que la conducta sexual tiene un componente fisiológico y de
impulsos (generalmente vinculados con la respuesta sexual del cuerpo, las
sensaciones y la atracción sexual) no hay que olvidar que la mayor parte de los
comportamientos sexuales están influidos por la cultura, así como por la situación
en la que se presenta la posibilidad de tener un contacto sexual. Inclusive, una
comunidad puede tener un concepto distinto de una conducta sexual que se
considera normal en otra comunidad, aunque en cualquier parte del mundo el acto
sexual implique básicamente lo mismo, el significado de la sexualidad puede ser
diferente en cada cultura.

* Imágen: Tribu Bororos o Wodaabes que habitan en Níger, en el corazón de África
Occidental.

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A mayor información se posponen las relaciones sexuales

De acuerdo con las investigaciones especializadas, las y los adolescentes que
tienen mayor comunicación con sus madres y padres acerca de la sexualidad
tienden a posponer el inicio de las relaciones sexuales, a tener menos parejas, o a
utilizar condón y otros métodos anticonceptivos cuando deciden iniciar la actividad
sexual con su pareja.

Marzo 16, 2016 de www.plannedparenthood.org




Actualmente se inicia la vida sexual a edades más tempranas

De acuerdo con un estudio reciente de INEGI (2017) con datos de la Encuesta
Nacional de la Dinámica Demográfica 2014, en México, la edad mediana de la
primera relación sexual de las mujeres en edad fértil para 2014 fue de 17.6 años1.
En cambio, según la misma encuesta en 2009 se señalaba una edad mediana de
19 años en el mismo grupo de mujeres, lo que significa una reducción en la edad
de inicio de la vida sexual.

* Fuente: "La anticoncepción: implicaciones en el embarazo adolescente, fecundidad
y salud reproductiva en México". INEGI, 2017, página 24.

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Reflexiones finales...


• La EDUCACION INTEGRAL EN SEXUALIDAD
puede hacerse también desde la familia.
• Se hace educación sexual continuamente, aunque
no se esté consciente de ello. Se educa a las y los
hijos a través de los pudores, las caricias, los
silencios u opiniones.
• Una educación sexual de calidad debe dirigirse a
que las y los hijos aprendan a conocerse,
aceptarse y a expresar su sexualidad de modo
que sean felices.
• Hay que educar siempre desde lo positivo y no de
lo negativo, fomentando la autoestima del niño/a.
• Trata de encontrar “oportunidades para enseñar”.
Utiliza programas de televisión, libros tareas
escolares, canciones.
• No espere que tu hija o hijo le hagan preguntas a
usted; muchas/os nunca preguntan. Usted
necesita decidir lo que le importa que él o ella sepan.
• Hay que estar dispuestos para dialogar. El diálogo no puede ser impuesto;
siempre debe existir respeto y aceptación.
• Escuche la pregunta que hay “detrás de la pregunta”. Por ejemplo, la
pregunta implícita “¿soy normal?”, a menudo oculta otras acerca del
desarrollo sexual, los pensamientos sexuales y los sentimientos sexuales.
Dele seguridad a su hijo o hija siempre que pueda.
• Escuche, escuche, escuche. Pregúntele que quiere él o ella saber y qué es
lo que sabe.
• Es posible que se sienta incómodo/a cuando trata estos temas con sus
hijas/os.
• No vea con ojos de adulto lo que hacen los niños y niñas, y las y los
adolescentes. No haga interpretaciones precipitadas.
• Es importante que se pregunte qué tan preparado(a) se siente para hablar
de sexualidad con sus hijos e hijas. A veces es suficiente con saber qué
recursos hay en la colonia, pueblo o ciudad a dónde acompañarles o
derivarles para que reciban información y/o sean atendidas/os.
• Conviene dejarles claro que con ustedes, madre o padre, se puede hablar de
sexualidad y que son personas dispuestas a hacerlo, si es que ellos quieren.
Sin embargo, también es muy importante que si no quieren hablar con usted
acerca de su sexualidad, debe respetarles su decisión y darles la oportunidad

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de que ellas/os se acerquen cuando lo consideren más conveniente para sus
necesidades e intereses como adolescentes.
• Respete el pudor, los secretos de su hija/o y sus silencios.
• No haga juicios de valor. Intente comprenderles para saber orientarles y
ayudarles.
• Háblele acerca de los placeres de la sexualidad.
• Recuerde que le estás diciendo a tu hija/o que a usted le importa su felicidad
y bienestar.
• Conozca lo que se enseña de sexualidad en las escuelas y promueva que se
les brinde educación integral en sexualidad en el marco de los derechos
humanos.
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