A un olmo seco de antonio machado comentario

GuadalupeGonzlezDaz 7,140 views 6 slides Feb 05, 2017
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Comentario de un a un olmo seco, de Machado.Útil para 2º de Bachillerato, de Lengua y Literatura.


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A un olmo seco de Antonio Machado
A UN OLMO SECO
Al olmo viejo, hendido por el rayo 11A
y en su mitad podrido, 7b
con las lluvias de abril y el sol de mayo. 11 A
algunas hojas nuevas le han salido. 11B
¡El olmo centenario en la colina 11 C
que lame el Duero! Un musgo amarillento11 D
le mancha la corteza blanquecina 11C
al tronco carcomido y polvoriento. 11 D
No será, cual los álamos cantores 11 E
que guardan el camino y la ribera. 11F
habitado de pardos ruiseñores. 11E
Ejército de hormigas en hilera 11 F
va trepando por él, y en sus entrañas 11 G
urden sus telas grises las arañas, 11 G
Antes que te derribe, olmo del Duero. 11 H
con su hacha el leñador, y el carpintero 11 H
te convierta en melena de campana. 11 I (i)
lanza de carro o yugo de carreta: 11 J
antes que rojo en el hogar, mañana. 11 I (i)
ardas de alguna mísera caseta, 11J
al borde de un camino; 7K
antes que te descuaje un torbellino. 11 K
y tronche el soplo de las sierras blancas; 11 L
antes que el río hasta la mar te empuje 11-
por valles y barrancas, 7 l (ele)
olmo quiero anotar en mi cartera 11F
la gracia de tu rama verdecida. 11M
Mi corazón espera 7f
también, hacia la luz y hacia la vida, 11 M
otro milagro de la primavera. 11 F
Antonio Machado Campos de Castilla
1. Localización.
Antonio Machado nació en Sevilla en 1875, pasó su juventud en Madrid, y estudió en la
Institución Libre de Enseñanza. Después de una estancia en Parra, estuvo durante cinco años
en Soria como profesor de francés del Instituto. Allí descubrió y se identificó con el paisaje
castellano; allí se casó, y murió, a los dos años, su esposa Leonor. Pasó después a Baeza,
Segovia y, por fin, Madrid. Al ser derrotado el ejército republicano, se trasladó a Francia y
murió en Colliure, un pueblecito cercano a la frontera española, en 1939.Campos de Castilla
(1912) significa el encuentro con Castilla, con el paisaje de sus tierras altas donde proyectará

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su estado de ánimo y encontrará la expresión de la realidad nacional e histórica de España.
Hay también en este libro nostálgicos recuerdos personales, reflexión sobre los grandes temas
de la existencia humana, preocupación patriótica en actitud crítica, pero todo está visto con
una mayor objetividad. Por último, hay que notar la ampliación al paisaje andaluz y los elogios
a diversos escritores contemporáneos: Rubén Darío, J.R. Jiménez, Unamuno, Azorín, etc.
2.-Métrica.
Este poema está formado por treinta versos de arte mayor y menor, ya que son de once y
siete sílabas (endecasílabos y heptasílabos) pero sin seguir ninguna regla aparentemente. Sin
embargo, al tratarse de una combinación de versos de 7 y de 11 que riman a gusto del poeta,
estamos ante una silva, modelo estrófico clásico que admite incluso la posibilidad de que algún
vero quede suelto, como ocurre en este poema. La rima es consonante, menos en el verso
vigésimo cuarto, que es un verso suelto, no rima.
Es encadenada menos en los versos 13 y 14, 15 y 16 y 21 y 22, en los que es abrazada. Se
producen encabalgamientos entre los versos 5 y 6, 16 y 17, 24 y 25, 28 y 29.
3.-Resumen.
A causa de su amor por la tierra de Castilla, el autor encuentra en éste un tema para su
poesía, y en el caso concreto de este poema, se centra en la descripción de un olmo, que es
una especie de árbol que abunda en el país, el cual se halla en la ribera del río Duero, de
manera que consigue crear la imagen de un paisaje en la mente del lector, además de
transmitir la pena que da el árbol agonizante, que ya es viejo y será destruido, ya por causas
climáticas como por el hombre, pero también trayendo una brizna de esperanza por el hecho
de la aparición de unas hojas nuevas.
4.-Tema.
Descripción sensible y patética de un viejo olmo, del cual resurge la vida gracias a la
primavera.
5. Estructura.
Este poema se divide en tres partes: La primera llega hasta el verso decimocuarto, en la
que hace una descripción general del estado del árbol, y de su situación y entorno, citando
también la aparición de las hojas nuevas con la llegada de la primavera, y también lo compara
con otra especie, los álamos.
En la segunda parte, que ocupa casi todo el resto del poema exceptuando los tres últimos
versos, el poeta expresa su deseo de dejar constancia escrita de la aparición maravillosa de
esas hojas entre tanta muerte y podredumbre, después de haber citado todo lo que puede
ocurrirle al árbol en tal estado.
Los tres últimos versos formarían la tercera y última parte, ya que en ellos no se habla ya
del olmo, sino que se expresa un deseo una esperanza.

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6. Análisis de la forma partiendo del fondo.
Antonio Machado, un hombre serio, introvertido y solitario, cuyas principales
preocupaciones fueron meditar, pasear, leer, asistir a tertulias y escribir, compuso este poema
posiblemente durante alguno de sus paseos por el paisaje castellano, uno de los principales
temas de su poesía. En este caso, sus escritos van dirigidos a un árbol, en concreto a un olmo,
[especie abundante en España} del que consigue extraer,
con sencillez, detalles y reflexiones que se asemejan a la realidad del ser humano, porque en la
obra a la que pertenece este poema, el autor reflexiona sobre los grandes temas de la
existencia humana, angustiándose por el paso del tiempo y la muerte, tal vez a causa del
fallecimiento de su esposa Leonor.
Así que, en este poema a comentar se puede hallar, bajo la simple apariencia de una
poética descripción de un árbol de su amada Castilla, un segundo sentido, pudiéndose
comparar con una vida humana, o mejor dicho, con cualquier vida de un ser humano, con su
primera exuberancia de juventud, la madurez y el posterior deterioro con el paso de los años.
Pero no todo el poema gira solamente en tomo a la idea del envejecimiento de las cosas o
personas, sino que el poeta precisamente se centra, entre la ruina del olmo, en una pequeña
esperanza de resurgimiento de la vida, en forma de hojas verdes nuevas con la llegada de la
primavera, del mismo modo que cuando nosotros muramos otros ocuparan nuestro lugar en la
humanidad.
Al principio del poema, se hace una descripción del protagonista, el olmo, el cual es ya viejo
y las vicisitudes de su existencia, en este caso climáticas lo han. dejado malparado, ya que está:
“…hendido por el rayo y en su mitad podrido,” es decir, le cayó un rayo encima que lo dejó casi
destruido y además está podrido por dentro hasta la mitad. En estos dos primeros versos hay
una gran utilización de los fonemas /o/, /i/, /e/, /d/ y con esta aliteración se produce una
sensación de patetismo y desolación.
Pero tras esta primera triste imagen, se da paso a un hecho que es importante para el yo
poético:
“con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido.”
Utiliza un hipérbaton para cambiar el orden normal de la frase y damos al final un elemento
alegre o esperanzador en contraposición con la anterior desolación. Y da un rodeo (perífrasis)
para situarse en el tiempo en el que ha ocurrido la salida de esas hojas verdes, que es, aunque
se sobreentiende, la primavera.
Él lo expresa mediante dos hechos característicos de esta estación: las frecuentes lluvias
del mes de abril y la posterior llegada del buen tiempo en mayo.
Como ya se ha dicho, el poeta siente gran estima por las tierras altas de Castilla y en el poema
nos sitúa al olmo, del cual hace otra vez referencia a su edad, calificándolo ahora de
“centenario”:
“…en la colina
que lame el Duero!…”

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Los signos de admiración dan más énfasis la frase, ayudándonos a comprender lo que para
el autor significa aquella tierra, Se produce un paréntesis en la parte descriptiva para damos
una rápida visión del paisaje que está contemplando o que ha contemplado muchas veces y
tiene grabado ya en la memoria, de manera que en nuestra mente se coloca ya al olmo en un
ambiente, y no como se nos presenta al principio, en un entorno sombrío y solitario. Además,
la colina en la que se encuentra el olmo está junto a un río, el Duero.
El yo poético lo expresa con el verbo “lamer’, es una prosopopeya ya que la colina no tiene
lengua, pero esta expresión acerca más la colina al río que si por ejemplo utilizara la expresión
“al lado” o “junto”. Y este hecho, que la colina y el olmo estén tan cerca del río, embellece y da
más vida al paisaje que se ha creado en nuestra mente, por estar el río siempre en constante
movimiento y ser el agua símbolo de vida. La descripción que sigue del olmo parece que tenga
diversas partes diferenciadas, ya que primeramente utiliza gran cantidad de adjetivos que nos
ayuden a ver en qué estado tan lamentable se encuentra éste:
“…Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
“Por la forma en que está construida esta frase, ésta toma velocidad, es decir, se pronuncia
rápidamente, y jugando con los fonemas de los adjetivos (aliteración) /a/, /e/, /i/, /o/ nos
produce una sensación desagradable, de podredumbre, de manera que queda relacionada con
la descripción inicial, en la que ya se nombra este hecho. Posteriormente, el yo poético
compara al pobre olmo con otros árboles, los álamos.
Estos árboles son de altura considerable y también se encuentran a los lados de los ríos y
los caminos, como el yo poético indica, de manera que parece que los- guarden, que los
protejan, aunque claro, eso no es posible ya que se trata de seres inanimados (prosopopeya).
Además, él califica a estos ‘árboles de “cantores”, pero en realidad no se está refiriendo a los
árboles en sí, sino a los pájaros que habitan en ellos, que no se ven escondidos entre las ramas
y las hojas, pero que en cambio sí puede oírse su música, como si saliera de los árboles en los
que habitan. Pero el yo poético los cita solamente para poder compararlos con su destartalado
olmo y pasándose al tiempo futuro, lo ve completamente solo, sin ningún pájaro, en este caso
ruiseñores, famosos por su alegre canto, que quiera habitar en él para darle vida y alegrarlo
con su música. Después vuelve con su olmo para describir como un:
“Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él,…”
Naturalmente, no se trata de un ejército de tales insectos, pero los compara
metafóricamente con uno porque siempre se encuentran juntas en gran número y porque su
organización, como la de las abejas, es perfecta, sabiendo cada una lo que debe hacer.
Además, estos versos sirven para indicar, como los anteriores, que los únicos seres vivos que
quieren vivir en él son las hormigas silvestres, que se alimentan de inmundicias, y las arañas,
las cuales “urden”, es decir, tejen sus telas en las “entrañas”, en el interior podrido del árbol.
Aunque el yo poético habla del olmo en tercera persona hasta la mitad del poema,
convirtiéndose estos versos en una descripción del estado del árbol, posteriormente se dirige
al árbol como si éste pudiera contestarle, apostróficamente. De este modo, con este recurso,

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parece que le esté dando alma al ser vegetal, de manera que al referirse al árbol, éste pierde
un poco su situación de ser irracional, pareciéndose más a una persona y siendo más capaz de
transmitir sensaciones al lector, como si se tratara, en su imaginación, de un anciano a punto
de morir.
En todo el resto del poema hasta el final, excluyendo los tres últimos versos, el yo poético
cambia el orden normal de la escritura (hipérbaton), en la que el sujeto y el verbo van
primeros, seguidos de los complementos correspondientes. Este recurso lo utiliza para
exponer, antes de la conclusión, todo lo que puede ocurrirle al olmo en su estado. El modo
verbal cambia a subjuntivo, expresando la posibilidad, ya que el yo poético no sabe realmente
lo que ocurrirá.
Al principio de cada uno de esos hechos que expone, utiliza el adverbio “antes” como
anáfora, de manera que ya se supone que el yo’ poético quiere expresar un deseo o voluntad
antes de que ocurra alguna de esas cosas, pero este deseo no se nos es revelado hasta cash el
final del poema, finalizando ya toda la narración aunque después haya una pequeña reflexión
personal .El primer caso que expone es:
“Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;”
Cambiando el orden normal de la frase, lo que primero se le aparece al lector es el verbo,
en este caso “derribar”, de manera que éste ya se da cuenta enseguida de las cosas horribles
que pueden ocurrirle al pobre árbol, después de haber sentido el patetismo de la descripción
anterior. En este caso el que derriba al olmo es el leñador, para que después el carpintero lo
transforme en algo útil. No puede utilizarlo para hacer cosas hermosas, ya que su madera no
está en buen estado, así que el yo poético nos enumera algunos instrumentos de madera
sencillos, que sean de utilidad y no para decorar y ser vistos, como por ejemplo los muebles,
sino la melena de una campana, es decir, el armazón de madera que va unido a ella y que sirve
para voltearla, o instrumentos que se utilizan en el campo, como una lanza de carro (la vara de
madera que va unida por uno de sus extremos al juego delantero de un carruaje y sirve para
dirigirlo) o un yugo de carreta (instrumento al cual, en forma de yuntas, se unen los animales
de labor). Otra de las cosas que podría pasarle es que acabara ardiendo en un fuego tierra. Con
el adverbio “mañana”, utiliza una metonimia, ya que no se refiere en realidad al día siguiente
sino a cualquier día futuro.
El yo poético se vale de una metáfora, “rojo”, para describir el hecho que se estaría
quemando. Pero en realidad, para el yo poético lo triste no es que acabara quemado, sino que
ardiera en “alguna mísera caseta” seguramente de algún labrador que vive en el campo como
indica el verso:
“al borde de un camino;”
y no en la ciudad, en la casa de alguien bien acomodado. Ese sería el verdadero deshonor.
Seguidamente da paso a otra posibilidad, al hecho que fuera arrancado por un torbellino. El
término “torbellino” puede tener dos significados, ya que el árbol se encuentra en la ribera del
Duero y el movimiento de las aguas de un curso fluvial recibe el nombre de torbellino, al igual
que el movimiento de rotación del aire. El verso:

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” y tronche el soplo de las sierras blancas;”
podría explicarse si el poeta o el paisaje que describe se encontrara en el paso del Duero por
Soria, ya que ese “soplo” podría traducirse por el aire frío que llega de las montañas nevadas
del Sistema Ibérico, o si o puede ser que el yo poético se refiera a la futura llegada del invierno.
Y el último caso que expone es que el olmo pueda ser arrastrado por la fuerte comente del río,
que se encuentra en su curso alto y tiene abundante caudal, hasta que éste lo dejara en el mar
tras su larga travesía, pasando
“por valles y barrancas,”
Finalmente, el yo poético nos hace conocedores de su deseo. Él lo expresa en los dos versos
siguientes:
“olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.”
Después de haber visto el estado lamentable del olmo y la pequeña chispa de vi que de él
brotaba, el yo poético desea guardar un recuerdo escrito del maravilloso hecho.
Pero en realidad, aunque parezca una contradicción, ya lo ha hecho en el mismo poema, de
manera que ha dejado esta frase para el final, cuando ya ha hablado extensamente del árbol, y
parece que el poema no haya sido compuesto intencionadamente, sino simplemente en la
mente del autor. Este recurso expresivo da sinceridad y veracidad al poema. El yo poético,
aunque ha descrito todo el árbol en general, en la idea principal en la que quiere centrarse y
con la que quiere terminar el poema es en la aparición de esas nuevas hojas verdes, con la
gracia de tu rama ‘Verdecida.” es decir, la hermosura de una rama a la que califica de
“verdecida”, o sea, coloreada por el vivo color verde de las hojas nuevas. En los tres últimos
versos parece que el yo poético se aparta ya un poco del tema concreto del olmo :
“Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.”
Estos tres versos parecen reflejar algún deseo o esperanza del yo poético, como todo el
poema anterior hubiera sido un ejemplo para él mismo que le ayudara animarse y a mantener
la esperanza. Cuando dice “mi corazón” se está refiriendo a su alma, a sus sentimientos, a él
mis El yo poético utiliza el recurso de la metonimia, de tipo la parte por el todo. Y “espera”,
dice, “otro milagro de la primavera.”, siendo el primero la aparición de las hojas verdes en el
árbol muerto, pero en realidad no se llega a descubrir que es lo que está esperando, aunque,
eso sí, debe ir”…hacia la luz y hacia la vida,”
Tal vez se refiere a la aparición de una nueva vida, mientras otra se va al final de vejez. Y el
término primavera podría tener un doble significado, refiriéndose metafóricamente a la
juventud, fresca y vital.
Quién sabe si el poeta Machado recordaba su infancia y su juventud mientras paseaba por
la orilla del Duero.
Campos de castilla