persona, pero añade el elemento "están hablando de mí". La mayoría de
nosotros tenemos esta tendencia de poner nuestros atributos personales en
nuestras propias percepciones. Las personas realizadas, en cambio, pueden
tolerar la incertidumbre y la ambigüedad. Maslow lo dijo en forma muy
pintoresca: "Cuando la situación objetiva total lo exige, estas personas
pueden ser confortablemente desordenadas, descuidadas, anárquica s,
caóticas, vagas, recelosas, inseguras, indefinidas, aproximadas, inexactas o
negligentes, todo lo cual es en determinados momentos perfectamente
deseable. Resulta así que la duda, la vacilación y la inseguridad, lo que para
la mayoría constituye una tortura, puede ser un reto agradablemente
estimulante".
2. Aceptación del yo y de los demás
Las personas realizadas aceptan la esencia de las cosas y de la gente,
incluidas ellas mismas. Por ejemplo, el niño es tomado como un ser por
derecho propio y no como un adulto inferior. Algunas personas no saben
comprender o tolerar a los niños, ni relacionarse con ellos, ni con alguien
que sea totalmente distinto de ellas. La gente sana, en cambio, puede tomar
las cosas y la gente tales como son.
La forma más básica de aceptación es la satisfacción consigo mismo. Las
personas autorrealizadas carecen de timidez, sentimiento de culpabilidad y
duda, tan dominantes en la gente en general. Pueden no conseguir sus
ideales pero perciben sus ideas e inclusive sus inferioridades con respecto a
otros como tales, y no por esto se aceptan menos a sí mismas. La persona
realizada no quiere ser otra persona, aunque perciba de modo muy claro la
realidad de sus propios defectos y se esfuerce por mejorarlos.