CANONES DE BELLEZA GRIEGA…. “EL CUERPO MASCULINO”
En un tema tan interesante como son “los cánones de belleza a lo largo de la
historia” y con tanto material que en mayor o
menor medida tiene que ver con él, creemos
importante dedicar un apartado a la “moda,
modelos y pasarelas”. Ya que es la moda, una
vez implantada la que marca el canon de
belleza vigente en cada momento, ya sea
moda en cuanto a maquillaje, peinado y
calzado, como la moda propiamente dedicada
a la vestimenta. Son las modelos las que nos
muestran la moda que se lleva, con las que
en muchas ocasiones intentamos
identificarnos. Y finalmente es en las
pasarelas donde podemos observar a estas
modelos con todas las tendencias que cada
vez más intentamos hacer nuestras.
La belleza se concebía como el resultado de cálculos matemáticos, medidas
proporciones y cuidado por la simetría. Es hasta cierto punto lógico que esto se
diera así en Grecia, pues en ese contexto es donde nacen otras disciplinas como
la filosofía entendida como conocimiento del mundo, de la ética y del hombre para
ser más feliz. En Grecia se entendía al cuerpo humano como el ideal de belleza en
el que todas las partes deben guardar una proporción armónica entre ellas.
La belleza reside, no en la proporción de los elementos constituyentes, sino en la
proporcionalidad de las partes, como entre un dedo y otro dedo, y entre todos los
dedos y el metacarpo, entre el carpo y el antebrazo y entre el antebrazo y cl brazo,
en realidad entre todas las partes entre si, como está escrito en cl Canon de
Polícleto. Para enseñarnos en un tratado toda la proporción del cuerpo, Polícleto
apoyó su teoría en una obra, haciendo la estatua de un hombre de acuerdo con
los principios de su tratado y llamó a la estatua, como al tratado, Canon
Es necesario —afirma Polícleto— que la cabeza sea la séptima parte de la altura
total de la figura, el pie dos veces la longitud de la palma de la mano mientras la
pierna, desde el pie a la rodilla, deberá medir seis palmos, y la misma medida
habrá también entre la rodilla y el centro del abdomen Para demostrar la exactitud
de su canon esculpió una estatua que nos ha llegado en numerosas copias
romanas: el Doríforo —es decir, el portador de lanza—, un joven, una vez más,
completamente desnudo, que lleva con desenvoltura una ligera lanza en la mano.