Cuento de la prima insoportable primaria

angelica549853 2 views 12 slides Aug 31, 2025
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LECTURA DEL CUENTO "UNA PRIMA INSOPORTABLE"


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La prima insoportable Roy Berocay

La casa de Esther quedaba sólo a cinco cuadras y ahora Mayte y sus padres caminaban al costado de una callecita empedrada. Caminaron un trecho; su papá estaba a punto de decir algo, cuando su madre dio la mala noticia. -¡Llegamos! La casa, nueva y de ladrillo, parecía el escenario de un teatro. Lleno de luces, cortinas, rejas recién pintadas. Besos y más besos. Besos pegajosos y un par de pellizcos en los cachetes.-¡Mayte, qué grande estás! -Sí, tía.

Y allí, sentada en un sillón, con un vestido lleno de encajes, el pelo rizado, la sonrisa de muñeca, estaba la prima Esther. Esther, ¿por qué no llevas a la prima Mayte a tu cuarto? Así pueden jugar tranquilas -dijo el tío. -Sí, papá.

El cuarto de Esther estaba tan ordenado y limpio, que Mayte no lograba imaginarse a qué podrían jugar. Siempre que iba allí le sucedía lo mismo. Le daba no sé qué moverse. Sentía que aquel cuarto era un lugar sólo para ser mirado, un lugar al que se debía entrar en silencio y de puntitas como se entra a un museo de objetos delicados.

Esther abrió una puerta del armario y sacó una, dos, tres muñecas, todas con vestidos color rosa. Bien, vamos a jugar a las mamás, ¿te parece? Mayte se encogió de hombros y tomó una de las muñecas que parecía un bebé de verdad. ¿ Y ahora qué hago? Tienes que hacerlo dormir.

Bien, era fácil. Mayte comenzó a sacudir al bebé y a cantarle fuerte, arrullándolo. Pero el bebé no se dormía porque era uno de esos muñecos que no cerraban los ojos.

-Es imposible. Este bebé tiene una enfermedad extraña. Se le pegó en África –Dijo Mayte-. Fue cuando fuimos a cazar rinocerontes, había una invasión de moscas verdes, seguro que lo picaron y ahora tiene la enfermedad del despierto.

Eso es una bobada – protestó Esther, que ya había acostado a las otras dos muñecas. No, en serio. –A Mayte comenzaba a gustarle este juego -. Además mira, ¡tiene diarrea! Esther puso cara de asco. Pero si sólo es un muñeco, no puede estar enfermo ni hacerse popo. ¿Ah no? ¿Y entonces qué es ese olor? ¿No lo sientes?

No huelo nada. Eso es porque no te esfuerzas. Haz la prueba, ¡ uff qué olor! Esto comenzaba a ponerse divertido. -Bueno, huele un poquito- dijo Ester casi convencida. Sí, pero no tenemos tiempo para limpiarlo. ¡Rápido, al armario, que ahí vienen los malvados cazadores!

Mayte comenzó a correr por el cuarto y luego abrió la puerta del armario y se escondió dentro. -¡Rápido, Esther! Si te agarran los cazadores, quien sabe lo que te puedan hacer. -¡Sí, sí! Esther tomó a sus 2 muñecas y corrió hacia el armario, hoy pero cuando estaba a punto de llegar, Mayte abrió la puerta de golpe y saltó hacia afuera.

¡ Aaah ! Mayte Había saltado poniendo cara de fantasma, pero Esther se había asustado tanto que había pegado un verdadero grito de terror y ahora, la muy boba, lloraba. Siempre es lo mismo contigo, nunca se puede jugar tranquila. Mayte intentó defenderse. -¡Estábamos jugando a los cazadores! - ¡No, estábamos jugando a las madres!

Esther se ofendió en serio. hoy dio media vuelta, se acomodó el pelo largo y rizado y después cometió un gravísimo error: Lo que pasa es que me tienes envidia – dijo con tono de telenovela. Mayte tomó a su bebé – el que tenía la enfermedad del despierto – y se lo tiró a su prima en la cabeza. Y así fue como llegaron los cazadore. atraídos por los gritos , entraron al cuarto rápidamente, sin dar tiempo a que Mayte corriera a ocultarse en el armario. los cazadores, que eran muy parecidos a sus padres y a sus tíos, le apuntaban con sus dedos largos.