Cuidados Postparada
Cardiorespiratoria (PCR)
La atención tras la recuperación de la circulación espontánea (RCE) constituye un
período crítico que determina en gran medida la supervivencia y calidad
neurológica del paciente. A pesar de los avances en reanimación cardiopulmonar,
la PCR sigue siendo una condición con alta mortalidad y potenciales secuelas
neurológicas devastadoras que requieren un abordaje integral y especializado.
Importancia de los Cuidados Postparada
Los cuidados postparada representan el último eslabón de la cadena
de supervivencia, siendo tan cruciales como la propia reanimación.
Su implementación adecuada puede marcar la diferencia entre:
Una recuperación neurológica favorable o secuelas permanentes
La preservación o deterioro de la función orgánica
La prevención o desarrollo del síndrome postparada cardíaca
Estudios recientes demuestran que protocolos estructurados de
cuidados postparada pueden reducir la mortalidad hospitalaria
hasta en un 30%.
Objetivos Generales de los Cuidados Postparada
Identificación y tratamiento de la
causa
Diagnosticar y tratar la causa precipitante de
la PCR, sea isquémica, arrítmica, respiratoria,
metabólica o de otro origen, mediante
evaluación clínica, laboratorio e imagenología
específica.
Manejo de lesiones secundarias
Control y tratamiento de la lesión cerebral
hipóxico-isquémica y la disfunción
miocárdica post-parada mediante estrategias
de neuroprotección y soporte cardiovascular
avanzado.
Control de la respuesta sistémica
Mitigación del síndrome de
isquemia/reperfusión que afecta múltiples
órganos, controlando la inflamación
sistémica, el estrés oxidativo y las
alteraciones metabólicas resultantes.
Soporte Respiratorio
El manejo adecuado de la vía aérea y la oxigenación son pilares
fundamentales para evitar la hipoxemia cerebral secundaria y
optimizar la recuperación neurológica.
Objetivos de oxigenación
Mantener saturación de O¢ entre 94-98%, evitando tanto la
hipoxemia como la hiperoxemia que puede aumentar el estrés
oxidativo cerebral.
Parámetros ventilatorios
Ventilación con frecuencia de 10-12 respiraciones/minuto,
manteniendo normocapnia (EtCO¢ 35-40 mmHg, PaCO¢ 40-45
mmHg).
La intubación endotraqueal está indicada en pacientes con nivel de
conciencia disminuido (Glasgow <9) para proteger la vía aérea y
optimizar la ventilación.
Manejo Hemodinámico
Objetivos de presión arterial
Mantener presión arterial sistólica g 90 mmHg y presión arterial media g
65 mmHg para garantizar perfusión cerebral y coronaria adecuadas. En
pacientes hipertensos crónicos, considerar objetivos individualizados más
elevados.
Estrategias terapéuticas
Uso secuencial de cristaloides isotónicos (500-1000 ml iniciales), seguido de
vasopresores (noradrenalina 0.1-1 ¿g/kg/min o dopamina 5-10 ¿g/kg/min)
e inotrópicos según necesidad.
Monitorización multiparamétrica
Control continuo de presión arterial (preferiblemente invasiva), frecuencia
cardíaca, ECG de 12 derivaciones, saturación de oxígeno y capnografía. En
casos seleccionados, considerar monitorización hemodinámica avanzada.
Manejo de la Isquemia Miocárdica
Evaluación coronaria y tratamiento
Angiografía coronaria urgente (<120 minutos) en pacientes con
elevación del segmento ST en ECG post-PCR
Considerar coronariografía en pacientes con inestabilidad
hemodinámica o eléctrica aunque no presenten elevación del ST
Revascularización completa según hallazgos angiográficos
(ACTP vs. cirugía)
Terapia antitrombótica ajustada según riesgo de sangrado y
necesidad de hipotermia
En casos seleccionados con disfunción ventricular persistente post-
PCR, evaluar la colocación de dispositivo automático implantable
(DAI) para prevención secundaria de muerte súbita.
Para descartar causas no coronarias, considerar tomografía
computarizada craneal, torácica o angioTC según sospecha clínica.
Control de la Temperatura
Inducción de hipotermia
Iniciar enfriamiento a 32-36°C en pacientes inconscientes (Glasgow
<9) tras RCE. Métodos: infusión IV de cristaloides fríos (30ml/kg),
sistemas externos o endovasculares de control térmico.
Mantenimiento térmico
Mantener temperatura objetivo durante 24 horas mediante sistemas
de retroalimentación continua. Monitorización con sonda esofágica,
vesical o nasogástrica. Administrar sedo-analgesia y, si es necesario,
relajantes musculares para evitar escalofríos.
Recalentamiento controlado
Incremento lento de temperatura (0.25-0.5°C/hora) hasta
normotermia. Prevención activa de hipertermia de rebote durante las
72 horas posteriores mediante antipiréticos y sistemas de
enfriamiento si es necesario.
Monitorización y Evaluación Neurológica
La evaluación neurológica multimodal debe retrasarse hasta 72
horas post-PCR en pacientes que han recibido control térmico,
debido a que la sedación y relajación muscular interfieren con la
exploración clínica.
Medidas generales
Elevación del cabecero a 30° para reducir presión
intracraneal
Evitar hipertermia y mantener normocapnia
Control de glucemia entre 80-180 mg/dl
Herramientas pronósticas
Examen clínico: reflejos troncoencefálicos, respuesta motora
Biomarcadores: enolasa neuronal específica (NSE)
Neurofisiología: EEG, potenciales evocados
Neuroimagen: RM cerebral, TAC
Rehabilitación Precoz y
Seguimiento
1 Fase aguda hospitalaria
Iniciar movilización precoz tan pronto como se estabilice
hemodinámicamente al paciente. Implementar protocolos de
prevención de neumonía asociada a ventilación mecánica y úlceras
por presión.
2 Preparación para el alta
Educar a familiares sobre signos de alarma, administración de
medicamentos y cuidados básicos. Programar visitas de seguimiento
con cardiología, neurología y rehabilitación según necesidades
individuales.
3 Seguimiento ambulatorio
Evaluación periódica de función cardiovascular, estado neurológico y
calidad de vida. Continuar rehabilitación física, cognitiva y
psicológica. Considerar grupos de apoyo para pacientes y cuidadores.
Conclusión y Recomendaciones Clave
Los cuidados postparada constituyen una pieza fundamental en la
cadena de supervivencia, con impacto directo en la morbimortalidad
y calidad de vida a largo plazo de los supervivientes de PCR.
Enfoque integral
Abordaje sistemático que incluye soporte respiratorio,
estabilización hemodinámica, control de temperatura y
protección neurológica.
Monitorización continua
Vigilancia multiparamétrica y ajustes terapéuticos
personalizados según evolución y comorbilidades del paciente.
Rehabilitación temprana
Iniciar precozmente rehabilitación física y neurológica,
involucrando activamente a la familia en el proceso de
recuperación.
La implementación de protocolos estandarizados de cuidados
postparada en las unidades de cuidados intensivos ha demostrado
mejorar significativamente los resultados neurológicos favorables y
reducir la mortalidad hospitalaria.