Un conflicto que surja entre dos empresas que tratan de lograr
el predominio en un mercado, mientras no traiga consigo una
infracción a las leyes sobre la libre concurrencia, o de alguna
otra disposición jurídica, no tendrá carácter de litigio y, por
tanto, no será susceptible de ser sometido a la decisión de
un juzgador, de un órgano jurisdiccional del Estado, por medio
del proceso.
En cambio, cuando en un conflicto el derecho otorga su tutela en favor
de uno de los intereses en pugna, se puede hablar propiamente de litigio.
Para seguir los dos ejemplos que hemos mencionado, podemos señalar que
cuando la competencia entre dos empresas por un mercado tenga como
consecuencia una infracción a las leyes relativas a la libre concurrencia o a
alguna otra disposición jurídica; o cuando en el debate científico se profieran
insultos, amenazas o alguna otra violación del ordenamiento jurídico, el
conflicto de intereses adquirirá el carácter de un verdadero litigio, por lo que
los interesados podrán someterlo al conocimiento y resolución de la
autoridad competente.
1
Por otro lado, Cipriano Gómez Lara nos indica que el litigio forma
parte, en general, de los fenómenos de la conflictiva social o sinergia social,
pues es el choque de fuerzas contrarias una de las características más
importantes de toda la sociedad. Cuando dicho choque de fuerzas se
mantiene en equilibrio, el grupo social progresa o al menos se conserva
estable; pero cuando las fuerzas no se mantienen en equilibrio, ello se
convertirá́ en un síntoma patológico social, es decir, el grupo social entrará
en crisis o se estancará. Carlos Marx dejó establecido, en el Manifiesto
comunista, que la historia de la humanidad no es sino una lucha de clases.
Esa lucha de grupos, de clases, de intereses, alcanza un equilibrio o no lo
alcanza.
2
Además de ofrecernos una propia definición, el autor en mención cita
a dos grandes exponentes del derecho, Carnelutti de quien hemos hablado
previamente, y de Alcalá Zamora Castillo, quien a su criterio comenta que el
litigio “ha de implicar trascendencia jurídica y ha de dilatarse, en el sentido de
rehuir especificaciones contrarias a su verdadero alcance y, por tanto, que
por litigio debe entenderse, sencillamente el conflicto jurídicamente
1
OVALLE FAVELA, José, “Teoría General del Proceso”, Editorial Oxford, Séptima Edición, México,
2016.
2
GÓMEZ LARA, Cipriano, “Teoría General del Proceso”, Editorial Oxford, Décima Edición, México,
2012.