L, casa de los abuelos de Itatí
puerta de madera, Una huerta pequeñ
de crecen ti y y al fon
la escalera que lleva ala terraza. Allíla
«comoda las macetas con floresy está
el cuartito donde trabaja el abuelo Ba
El primo de Ttatíse llama Facundo y vive
en Buenos Aires. Una niñera lo cuida cuan
do sus papás van ale oficina. En cambio a
Ita, cuando la mamá tiene trabajo, la leva a
La casa de los abuelos que viven en el mi
mo barri,
Algunas semanas al año, Facu viene de
visita y son fiesta para los primos.
Juegan desde que se despiertan hasta muy
tarde, y duermen en el cuarto que comp:
tíanel papá de Facu y la mamá de Ita cua
do eran chicos,
Los días que p
rtidos. Ca
uela les ensen
tico. Itatíle indica a su pri
mo el camino hasta el almacén de la otra
le cuenta sobre el funciona-
miento de los ascensores y cómo es vivir
en una ciud
Cuando Facu no está, Itatí juega con
otras cosas, Los abuelos tienen una caja
llena de monedas que ya no se usan y otra
con laves que no abren ninguna puerta
La caja más grande está llena de sobres
y papeles que se pusieron amarillos por
que son muy viejos.
di
-Son cartas —dice la abuela, y explica
que antes del whatsapp la gente escribía
en un papel aquello que quería contar, lo
ponía en un sobre y lo maz
Itatíno entiende qué es un “correo” pero
esas letras redonditas aun
que tod: También,
juega con medallas, a illos vie-
jos que encuentra
No son juguetes,
la mamá cuando llega a buscarl
cuentra llena de collares.
Us mañana, Itatí estaba jugando con
| perro cuando vio a un señor que llama
ba desde la vereda.
Abu... Vino alguien! —avisó,
Y cuando la abuela se asomó dijo sor
ero tuvo quees
perar la respuesta porc uela fue hasta
el portoncito y le in bolso
y de las cartas? Bueno...a
ta para Baltasar.
—¿Y qué dice? —preguntó la niña, curiosa.
La abuela miró el sobre, y dijo:
cartas son privadas y solo se pue
ndo tienen tu nombre.
Después dejó el sobre en la mesa de la
cocina y se puso a cortar cebollas para
ar el almuerzo.
ro ladraba para seguir ju-
gando, Itatí quería saber qué decía la car
ta. Miró el sobre por los dos lados pero no
pudo leerlo,
—¿Puedo llevárselo? —pre
—El abuelo está en su “reino” —dijo la
abuela. Así le de | cuarto de la ter
za donde Baltasar hacía tal
muebles de madera. A Itatí le talló un per-
chero con flores que tiene en su cuarto y
cuando cumplió el
con muebles para las muñecas.
—¿Puedo llevarle el sobre? ¿Puedo? Dale,
élar
Golpeá la puerta antes de entrar por
que al rey no le gusta que lo interrumpan
gregó sonriendo,
LAS
El abuelo Baltasar
tenta y apurada, It
lera con el sobre en la ma
llegó a la puerta, del otro |
in los s de la |i
— ¡Te legó una carta! —dijo la niña emo
sobre. El abuelo
o. Paı
repintié. Lo guardó en el
bolsillo del delantal de trabaj
—Tenés que leer... pidió Ita
—Ahora estoy preparando una n
—dijo el abuelo volviendo a la mesa con la
ljaenla
—Pero... ¿no querés saber quién te es-
cribe?
—Más tarde.
—¿Qué hacés, abue? ¿Algo para
—preguntó la nena.
—Solo estoy preparando una madera. To-
davia no sé qué voy a tallar.
ara ver, Ita. Anc
para abajo que estoy ocupado —dijo Balta:
viciándolela cabeza y cerró la puerta
Justo, la abuela estaba subiendo la esca
lera
No quiso abrir el sobre—lamentó Itatí.
—Está ocupado —lo excusó la abuela, y
para distraerla le mostró un gusano largo
y colorido que estaba devorändose las ho
jas de una planta,
— ¿Viste qué hermoso?
Pero quiero saber qué dice la carta.
—Mejorayudame a busca
quinta para la ensalada —pidi
bajaron juntas la escalera mientras escu:
chaban el sh sh sh que
la lija sobre la madera,
4
Una tarde diferente
À sign te, la abuela tenía turno en
eldentista. Entonces el abuelo Baltasar tuvo
que bajar de su reino para cuidara la nieta.
—¿Miramos la tele? propuso é
—¿Abriste la carta? —insistió la niña
—¡Qué curiosa! —dijo el abuelo-. ¿Qué
te gustaría hacer hoy?
Quiero...ir al cuarto
mé a pedirla niña.
—¿Para qué? —dijo Ba neiendo
el ceño,
—Para ver
—¡Qué curiosa! —repitió el abuelo mien
as subía la escalera con la nieta detrás.
Al abrir la puerta, vio las herramientas
que usaba sobre la mesa, y se arrepintió
—Espera acá —le dijo. Htatí vio una ma
dera lijada y limpi
—¿Ya sabés qué vas a tallar?
Sos tan preguntona como tu abuela
—se quejó Baltasar y abrió el mueble del
fondo. La niña pudo ver que estaba lleno
de cosas.
Con esto vamos a jugar —dijo él mien
aba un objeto grande y redondo.
El abuelo y la nieta bajaron la escalera.
—Esto es un globo terráqueo —le exp
lo mientras lo apoyaba sobre la
ajita del comedor.
Ita solo conocia los globos de cumpleaños.
Son redondos también, pero tienen di
ujados los países del mundo. Los mares,
las ciudades, los ríos —explicó el abuelo.
Mientras ella lo miraba sorprendida, Bal-
tasar buscó un trapo húmedo para saca
la tierra acumulada.
—Ojalé fuera tan fácil limpiar el mundo
—bromeé,
Después le enseñó cómo hacerlo girar
Le mostró dónde estaba la Argentina, y en
a provincia de Corrientes buscaron Aguas
Claras, el pueblo donde vivían.
El abuelo señaló la ciudad de Buenos
Aires porque ahí vive Facu con su mamá
preguntó Itat{por
das que el abuelo se olvidara de que
solo quería jugar,
E
5
Un juego divertido
ntras la abuela seguía en
sta, el y la nieta inventaron
un juego
Giraban el globo mi
un dedo, Cuando se detenía el giro el
abuelo leía cómo se llamaba el país adonde
el dedo “había viajado”, Si el dedo de
señalaba el océano, Baltasar decía “glu g
6 tu dedo” o “te comió el dedo
cía reír. Cuando el d
señalaba algún país, también decía cosas
graciosas:
—Tu dedo está bailando una tarantela
lia
—¿Qué es una tarantela? —preguntó It,
y el abuelo tarareó una música muy ale
gre y bailaron un rato dando vueltas por
mió un león en Mozambique
—dijo el abuelo riendo,
os leones en Mozambique?
fa mucho y podía
respondertodas las preguntas, Le fue con
istorias divertidas de cada
-iFrancial, tu dedo e
Torre Eiffel
mostró una foto y
tan los t que viajan a París. También
letarareó La Marsellesa, que es el himno de
Francia.
‘Tu dedo quedó absolu:
tamente congelado!
—¡España!, tu dedo aterrizó justo d
nació mi abuelo hace muchísimos años.
—¿Tenés abuelo, —preguntó
—Ya no. Pero tenía, y alguna vez hasta tuve
siete años como vos —dijo él sonriendo
Y el globo seguía girando.
—iMadagascar! —Baltasar le explicó que
no solo era una película, sino una isla de
África donde vivían muchos animales,
-iChinal Tu dedo puede caminar por la
Muralla China.
—¿Qué es eso, abuelo?
El abuelo sacó otro libro de su biblioteca
para mostrarle una foto,
s muy linda —dijo Itatí.
Muralla China la construyeron hace
onola hicieron
turistas.
éla hicie
nen tiempos de g
invadirlos—dijo el abuelo,
Eran feas las guerras, dno, abue?
—Feísimas...¿Y si preparamos una ri
merienda para esperar a la abuela? —pro-
pusoel abuelo terminando el juego.
Todavía no la lei.
repetir el juego. lobo te-
rráqueo de
siempre sobre la mesita
ti quería que viniera su primo
elo y que fueran dos dedos viajando por
el mundo. Poreso cha pena aquella
tarde enla que el abuelo no quiso jugar més.
El dedo señaló Australia, y Baltasar dijo
que los canguros le enseñarian a saltar y
le mostrarfan la bolsa donde llevaban a
sus crías,
Después paró en Tailandia.
—Tu dedo bucea para mirar los miles de
pececitos de colores que hay en ese mar.
le ocuria
go gracio ar se levantó de
la silla y dijo
Ya basta, Ita, por hoy no quiero jugar
cién empezamos, abue..
Tengo que trabajar, querida —dijo, y
trabajando en
—¿Qué pasa, hermosa? —
piándose las manos.
El abuelo ya no quiere jugar:
Estará cansado.
Me parece que no le gustó el lugar adon-
de viajó mi dedo.
—Qué raro —dijo la abuela=. ¿Qué lu
s islas que están al
a. No me acu
Qué tiene que ver la carta con el glo
preguntó Itatí,
ela respondió que
grandes,
¿Cosas grandes o cosas de gr
confundida, La abuela no res
pondid, Le propuso hacerunatorta y cuan
do entraron en la casa, se apuró a subir el
globo terráqueo ala biblioteca, como silo
estuviera poniendo en penitencia,
mamá de Ita llegó a bus
7.
¡Llega Facu!
lies que est
do en una crisálida que colgaba del
del
hermoso era juga
la carta?
No preguntes más por esa carta —ad
Por suerte, esa misma tarde llegó Facu.
ue se encontraban, estaban más
grandes, Después de un rato, se sentían
como si se hubieran visto ayer y se diver-
tian mucho
Pasaron el resto de la tarde inventando
juegos. Y luego de cenar, cuando la abue-
la los man y les apagó la luz,
prendieron las linternas debajo de
frazadas para mirar un libro, conversa!
tí se acordó
6 a Facu sobre el carte-
roy que nad ué hab
el sobre. También le explicó el juego del
globo terráqueo y que el abuelo no había
querido jugar más.
~a¥ por qué?
No sé. Me parece que mi dedo quedó
en un lugar que no le gusté
—¿Déónde? —pregunté el primo. Itatí tra-
tó de expli
—Eran unas islas cerca de la Argenti-
na.
sislas Malvinas? —pre
guntó Facu, recordando que en su escuela
bían estudiado con un map
Ik
—dudé Facu-. ¿Y si
| abuelo no le gustan las
—Las islas le gustan. Va a pescar a las
slas del Paraná con sus amigos. Mada-
gascar es una isla y le encantó contarme
sobre los animales que viven ahi
—Deben ser “esas” islas, entonces —dijo
Facundo.
Se durmieron pens
averiguar lo que le pas
id que el globo terráqueo explotaba
le caramelos.
buscaran otra cosa pa
Nunca vamos a poder jugar con el glo
bo terráqueo —dijo Ita esa noche.
~8Y si subimos por nuestra cuenta a
propuso Facundo,
lacaraconla almohada porque
a desobedecera los grandes, El
la había metido en líos muchas veces
y su mamá se quejaba porque decía que era
desobediente,
El abuelo no nos va a dejarsubir—avisó,
y Facu dijo que no había que pedir permiso
para todo.
—Podemos subir cuando estén dorm
dos —propuso—. Capaz que
contramos ese sobre.
Itatí no se animaba. Pero la idea
y
9.
El plan secreto
[ass Facundo empezaron a hacer planes,
Tenían que pensar en todos los detalles. Por
oche, Facu fue hasta el baño que queda
o de los abuelos para vers
apreguntarsi
Solo hacer pis
acostarse
Alvolvera le camale
—Creo que es mejor si esperamos una
hora pare que estén bien dormidos,
domingo los papás venían a bus-
Facu, así que el sábado Itatí se dejó
vencer, Usarían las linternas para no
prender la luz. Irfan descalzos, ya que en
medias el ruido de los
La abuela les dio las
rato la casa estaba en
asomaron al pasillo escucharos
los del abuelo.
ba adelante. Al principio, no pren-
las linternas ya que conocían bien
la casa y temían que se viera el reflejo de
las luces por debajo de la puerta
Al llegar al comedor se sintieron más
nquilos. Itatí prendió su linterna y enfo-
la escalera que estaba al fondo del patio.
Facundo no quiso prender la suya y tro:
pezó con el canasto del tejido de la abuela,
que hizo ruido al caer.
¡Alcuarto! ordenó ella, y los dos volvie
Ton corriendo y se acostaron justo cuando la
abuela abría la puerta de su habitación. Se
oyeron los ladridos del perro desde el jard
—Seguro fue un gato —rezongó el abuelo.
—Miauuuuu —susurró Facu haciéndose
el gracioso. Itatí sonrió también pero sin
animarse a maullar.
10.
Paseo en la oscuridad
-
Lisperaron un rato para volver a hacer el
recorrido, Esta vez fueron con más cuida:
do y no chocaron con nada, Cruzaron late
rraza llen: etas, A Itatí le dio m
que su primo golpeara la planta con la
sálida. La escale
cadaesca
ba. Ya
asuprimo,
puerta del taller del abuelo
Facundo seguía tentado de risa, giré el
orte yla puerta hizo un if
dejó congelados hasta que estuvieron segu:
rosdequelosabuelos seguían dormid
Entraron despacio y con las linternas
alumbraron buscando el globo terráqueo.
Sobre la mesa, vieron la madera q
abuelo estaba lija aún no había t
do nada,
Facu abrió el mueble del for
taba lleno de cosas. Sacaron
queo, y aunque jugaron dos +
en dedo”, no resultó entretenido.
El dedo de Itatí señaló M
supo qué decir,
El dedo del primo “viajó” a Corea y tam
poco se les ocurrió algo p
A Facundo le
visar |
el mueble. Encontrö una foto con tres sol-
dados jóvenes abrazados y sonrientes. Una
carpeta negra con recortes de diarios viejos
EUFORIA POPULAR PORLA |
RECUPERACIÓN DE LAS MALVINAS
DUROS COMBATES AÉREOS
Y NAVALES
Así decían los titulares en esos diarios
de papel amarillento. tatíintentó leerlos
pero no entendía esas palabras difíciles
—Busquemos la carta —propuso Facu
isaba todo,
de vidrio, Facundo la apoyó sobre la mesa y,
«lalumbrarconla linterna de lt, vieron que
dentro había una medalla plateada que te
nía grabadas las islas Malvinas y una cinta
con ls colores de la bandera argentina
—Todo sobre lo mismo —dijo Itatí.
abuelo con
as? —pregun!
Itatí no podía responder, pero s
esas cosas la ponían triste. Se puso a
girar el globo terráqueo pensando por qué
un juego quel había gustado tanto ahorare
sultaba aburrido. Y así estaban los dos, curio
seando entre las cosas del abuelo, cuando,
iPummmm!, hizo la puerta al cerrarse
con una corriente de aire. Los chicos se
n inmóviles,
-Apaguemos las lintemas —dijo Facu,
Se quedaron a oscuras y en silencio,
Itatítemblaba y temía que los latidos de
su corazón se escucharan desde el cuarto
delos abuelos.
AN
<K
1
Encerrados
Tea unos minutos. Ningún
ruido se escuchaba abajo. Volvieron a ilu
minar con las linternas y Facu fue hacia la
puerta, pero al intentar abrirla se qued
con el picaporte en la mano.
—Uhhhhh —dijo tentado de risa.
—Ponelo de nuevo —pidió ltetí pensando
que era fácil. Aunque los dos lo intentaron, el
«porte giraba en falso y la puerta no abría
—Estamos encerrados —dijo Facu sen-
tändose en el piso. Ya no se reía. Itatí se
acomodó a su lado y se quedaron calla-
dos, pensando en qué dirían los abuelos
cuando descubrieran su travesura.
apo no pasaba más y los chicos te-
nian sueño.
—Capaz que el abuelo n las islas
vinas y las extraña —dijo Facu, por d
ciralgo.
—Pero si le gustan, ¿por qué no quiso de-
cirme nada de ellas en el juego? -pregun-
tó Itatí, y tenía razón. No era algo bueno
lo que le pasaba con ese lugar del
—iSeré que extraña a alguien que vive
ahí? inventé ella. Facu dijo que su papá
le hubiera contado si tuvieran parientes
tan lejanos.
Se quedaron mirando un rato la foto
de los tres soldados. Del otro lado decía:
“Malvinas, 1982”.
—Me parece que hace mucho frío en las
jo de la mesa
ati se fijó en que, d
asomaba un pape
¡Era la carta del abuelo!
—iLa tiré ala basura! —dij,resc
Aunque repitió lo que la abue
dicho sobre la privacidad de las cartas,
Facu sacó la hoja del sobre y leyó en voz
alta
Municipio de Aguas Claras
Sr. Baltasar Martinez:
13.
¡Ala cama!
Pise died y los
dos chicos se quedaron callados un mo
mento, pensando,
—¿Qué es un e
6 Itati—. ¿Y un veterano?
Los Caídos en la Guerra de
nes”? ¿En lasislash
Facu, confundido.
tras seguían h
do entender, por la ventana del cuarto del
abuelo Itatí y Facundo vieron el amane
cer La claridad asomaba entre los árboles
dela calle y los primos no paraban
te
¿Se enojarían los abuelos cuando los
contraran? Ita estaba preocupada.
problema y solo quería dormirenla cama.
o oyeron ruidos en la
a y apareció la abuela en la puerta,
—iA la cama! dijo como si fuera normal
que estuvieran ahí. Y los dos bajaron en si
por el cuarto grande escu
charon los ronquidos del abuelo Baltasar.
Itatísinque Faculo notara,sehabíaguar-
dado la carta dentro del piyama, Era un pe
pel importante y no podía estar en el tacho
de la basura. Cuando llegaron al cuarto se
rd a esconderlo en s
Los primes durmiero mediod
merzo, Baltasar preguntó por
ela exp
có que se habían quedado jugando hasta
tarde,
¿Por qué no le había contado al abuelo
dela excursión noctuma?
14.
Secretos
E
Fira domingo y Facu volvió la ciudad.
lat seguía sin entender qué pa
—¿Es bu ecretos? —le pregun
tó a su mamá esa noche mientras ella la
vaba los platos
—Depende de la situación. Hay secretos
indos, como una fiesta sorpresa o un re
galo especial, Hay secretos tontos que no
acen mal a nadie. Y hay otros que son
dolorosos y difciles de explic
—¿Como el de mi papá? —preguntó Ita,
y la mamá asintió con la cabeza y las meji-
llas se le pusieron rojas.
—Como lo de tu papá —dijo raspando la
olla con la esponja de metal. No hacía
cho tiempo que la mamá le había ex
cado por qué ella no tenía un papá como
otros niños.
—Los abuelos tienen un secreto —dijo
Itatí en voz baja.
La mamá dejó de lavar y se sentó frente
aella en la mesa de la cocina.
—¿Y les hace mal?
Al abuelo me parece que si.
Entonces le contó todo. Desde el juego
con el globo terráqueo hasta la noche en
la que con Facu habían subido al cuarto
de la terraza,
—Ay, hija —dijo la mamá con cara tris-
te—. No es un secreto para nosotros. El
abuelo fue uno de esos soldados que viste
en la foto, Tenía solo dieciocho años y lo
mandaron a la guerra para recuperar las
islas Malvi
—¿A qué..2 —dijo Itatí y se quel
boca abierta, ¿Cómo? ¿Cuándo?
za se le llenaba de preguntas y no sabía
por cuál empez
15.
La guerra
=
| Eisbuelo habts peleado en una
Itati no podía creerlo.
—Pero.. ¿quién lo
—No, hija. A la
Fue un gobi
zon pelear una guerre contra Ingle
un pais muy poderoso al que era impos
ble ganarle
Itatí entendió poco de lo que su mamá
dijo después, Usó palabras como gobiern
militar, soberanía, colonia, usurpación,
—¿Pero todavia existen las guerras? —pre-
gunté ella y la mamé le tomó la mano con
na sonrisa triste
~Si, Ita. En muchos lugares del mundo
todavía hay pueblos que pelean contra
otros pueblos.
—¿Y por qué pelean?
—Por territorios, como en el caso de las
islas Malvinas; porreligión.
Itatí nunca había pensado que podían
seguir existiendo las guerras más allá de
las pantallas, donde en alguna película
to bombas, soldados, peleas...
El abuelo no va a pelear más en las
—No Ita. Nunca más.
—Pero le mandaron una carta... ¿Es para
que vaya otra vez..? —dijo la niña preocu
pada
—¿Qué decís? -dijo la mamá sin ent
der.
Entonces Itatí fue hasta su mochila y
trajo el sobre. La mamá sacó la hoja y la
leyó con atención.
—No, Ita. Esto no es una invitación a
lear, Es un homenaje, Es para reconocerel
lor y la fuerza
que fueron a defender
y por quéla tiró a la bası
Ay, hija... Es difícil de e
rante muchos años fueron pocos los que
reconocieron o se interesaron por los ex
com!
—¿Los ex. qu
—Los que pelearon en Malvinas, Pa:
ron cuarenta años y Aguas Claras recién
se acuerda de homenajearlos, y eso al
abuelo lo enoja
—Pero ahora se acordaron —dijo lt
dijo Ita cus
la luz. ¿No vamos
esos islas otra vez?
No, hija, quedate tranquila. Las Mal
son argentinas y las seguimos reclamando,
pero por los caminos del derecho y de la paz,
—¿Qué? —dijo Ita ya que su mamá ha:
blaba muy difícil
amos a tener otra guerra, mi chi
qu
A Ita le pareció que se secaba las
ajo de los 1
ba ala cama
Ó
—
16.
Secretos develados
=
Lil lunes por la mañana, la mamá de Itatí,
antes de ira trabajar, subió al cuarto de la
terraza y estuvo largo rato hablando con el
abuelo,
Cuando al fin se fue, Ita yla abi
banamasando p
Al mediodía, Ba
porque dijo que y
tenía que hacerlo rápido
-iEl rey y sus ocurrencias! -dijola abue-
sonriendo mi
sándwich.
avo el abuelo encerrado en su
Apenas bajaba un ratito a descansar
y no quiso contar a nadie qué era lo que
estaba haciendo, Itatí temía que estuviera
molesto por lo de la carta, pero la mamá le
dijo qué ss quedara tranquila. Que dabudlo
estaba pensando, y que mientras tallaba la
madera pensaba mejor.
El jueves la abuela tenía otra vez turno
con el dentista. Itatí estaba un poco in:
quieta pensando en qué haría sola con el
abuelo.
Baltasar juntó la mesa y lavó los platos
mientras ella miraba una película,
—Bueno, Ita, hoy te voy a invitar a mi
reino —le dijo caminando hacia la escale-
ra. La nena lo siguió y vio que la puerta
del taller estaba abierta. Sobre la mesa, la
madera estaba tapada con una tela verde.
El abuelo abrió el mueble y fue sacan
do cada uno de sus recuerdos. Le explicó
por qué le habían dado una medalla. Le
dijo que en la foto estaba con dos amigos
suyos que habían ido a la guerra también
pero no habían vuelto. Itatí no quiso pre-
guntar por qué,
—¿Puedo verlo que estás tallando?
El abuelo corrió la tela yallfapareeieron
las islas Malvinas con unas letras grandes
que decían:
—¿Qué son? —preguntó Ita porque se dio
cuenta de que la talla no estaba terminada.
¡ARGENTINAS! -Ieyö el abuelo mos-
trándole que, en lápiz, estaban marcadas
las letras.
—¡Qué hermoso, abuelo! —dijo la n
abrazándolo.
LA VOZ DE AGUAS CLARAS
DÍA DEL VETERANO
Y DE LOS CAÍDOS
EN LA GUERRA
DE MALVINAS
Ayer, en la plaza del pue- nombres yuna escultura de
blo, conmemorando el 40° las islas realizada por el Sr
aniversario de la guerra de Baltasar Martinez.
Malvinas, se realizó un ho- Familiares y amigos acom:
menaje alos excombatien- paftaron a los excomba-
tes de Malvinas que viven tientes para reconocer su
en nuestra comunidad. — valentíay agradecer suen-
Secolocóunaplacacon sus trega.
Cis volvieron del acto en la plaza,
el abuelo estaba muy contento. Facundo
y sus papás habían viajado especialmente
para acompañarlo y toda la familia estaba
orgullosa del abuelo Baltasar.
La abuela subió a buscar una si
que se sentaran a almorzar y la escucha
ron llamar desde la terra
~ilta!iFacu! ¡Vengan! ¡Rápido!
Subieron todos con apuro. La abuela es-
taba junto a las macetas.
—Miren... es una maravill
bre el piso, elinsectose etiraba, pegajoso.
La familia entera se quedó en silencio
mirando cómo extendía sus alas con gran
esfuerzo, Cuando estuvieron desple
sus hermosos colores, las
dado, Una vez, dos veces, tres. has!
salió volando, Se detuvo un momento en
la reja estirándose más y después la
posa voló hacia el cielo celeste pintado de
nubes blancas.
Agradecimientos
que le
1.La casa delos abuelos
2.El cartero
3.Elabuelo Baltasar