La relación entre Dios y el engaño de las riquezas se explica bíblicamente como la riqueza que puede "ahogar" la palabra y el conocimiento de Dios, impidiendo que una persona dé fruto espiritual. Este engaño ocurre porque la codicia y las preocupaciones por las posesiones materiales p...
La relación entre Dios y el engaño de las riquezas se explica bíblicamente como la riqueza que puede "ahogar" la palabra y el conocimiento de Dios, impidiendo que una persona dé fruto espiritual. Este engaño ocurre porque la codicia y las preocupaciones por las posesiones materiales pueden desplazar el enfoque de la fe en Dios y su Palabra.
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Added: Oct 21, 2025
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GUIA DEVOCIONAL DE ESTUDIO PARA HOY 21 DE OCTUBRE DE 2025, “AÑO
DE LA INSTRUCCIÓN Y LA BENDICIÓN”
”EL ENGAÑO DE LAS RIQUEZAS”
“A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza
en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas
las cosas en abundancia para que las disfrutemos.” (1 Timoteo 6:17).
PASAJE COMPLEMENTARIO
Mateo 6:19-21
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y
donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la
polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque
donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.”
Uno de los grandes problemas del ser humano es la actitud incorrecta que
tiene frente a las riquezas y la dificultad para comprender que el verdadero
tesoro, la riqueza que es integral, la que nunca se acaba, la que trae alegría y
bendición, la que se puede disfrutar en acción de gracias y con sencillez de
corazón, es la que da Dios y se refiere a un nuevo corazón sano y
transformado por el Señor. Sólo un hombre o una mujer a quienes Dios ha
dado sabiduría e integridad, pueden disfrutar la vida y todo aquello que Dios
en su infinita misericordia le provea. Dios es el único que vive para siempre,
las cosas materiales son temporales, son como la vida del hombre “que hoy
es, y mañana dejará de ser”; si esto es la vida de un ser humano, ¿Qué serán
las riquezas materiales de este mundo?
Por eso, la advertencia de nuestro Creador es: ser sabios y entendidos con
sus enseñanzas, nos enseñan a confiar en Dios como nuestro Padre bueno,
que nos da todo lo que necesitamos para disfrutar. Por el contrario, confiar
en las riquezas materiales es encontrar seguridad y placer temporal.
Adoptemos el modelo de vida que acumula tesoros en el cielo y en el futuro
nos permitirá disfrutar de la vida eterna, y con ello, ¡Cuánto bien dejaremos a
nuestros seres amados!
Cuidemos ese tesoro y no olvidemos dar de todo bien, así siempre nos
encontraremos con lo necesario y suficiente para cada día; y por nada de la
vida nos limitemos sólo cuidar del dinero, no sea que de la noche a la
mañana todo se haya esfumado, quedando sin la bendición de Dios y sin
dinero para sus necesidades y las de su familia.
Dios nuestro Padre, ha prometido ser nuestro proveedor y satisfacer los
deseos de nuestro corazón, pero así mismo, desea que seamos disciplinados
en nuestras prioridades y actitudes. De esa manera apoyándonos tanto en las
promesas de Dios, como teniendo una buena, sana y correcta actitud de los
asuntos materiales, podemos confiar en que Dios le añadirá más conforme a
sus riquezas en gloria. Medite en lo siguiente: “Joven fui, y he envejecido, y
no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan”
(Salmo 37:25). Mientras sigamos la voz de Dios, nunca nos faltará el pan de
cada día.
HABLEMOS CON DIOS
“Padre bondadoso, me acerco en oración nuevamente para rogarte que me
enseñes a atesorar para la vida eterna; pues todas las posesiones materiales
perecerán pero lo único que me hace realmente feliz es vivir con tu
bendición. Te agradezco Señor por darme tan maravillosa promesa que me
hace confiar más y más en ti, y declarar cada día que Tú eres fiel y proveedor,
gracias Señor, Amén”.
GUIA DE LECTURA Y ESTUDIO BIBLICO DIARIO PARA HOY 21 DE OCTUBRE DE
2025, “AÑO DE LA INSTRUCCIÓN Y LA BENDICIÓN”
• Apocalipsis 21:1-22:21
• Isaías 9:1-10:34
• Salmo 111:1-10