Presentación utilizada en curso de Liturgia. Parroquia Inmaculada Concepción de Talagante. Octubre 2011
Size: 1.98 MB
Language: es
Added: Oct 21, 2011
Slides: 29 pages
Slide Content
I.- Ritos iniciales Entrada
Saludo al altar
Rito penitencial
Oraciones iniciales
II.- Liturgia de la palabraDiálogo entre Dios y su pueblo:
Dios habla
El pueblo responde
III.- Liturgia de la eucaristíaPresentación de las ofrendas
Plegaria Eucarística y consagración
Rito de comunión
IV.- Rito de despedida Avisos (no son parte de la eucaristía)
Saludo y bendición final
Despedida y misión
Llegamos al Templo y nos disponemos para celebrar el Misterio mas grande
de nuestra fe. Acompañamos la procesión de entrada cantando con alegría.
El canto tiene una triple finalidad:
Inicia al espíritu de fiesta
Expresa la alegría de reencontrarse los hermanos entre sí
y con su Padre Dios
Acompaña la procesión (marcha)
El altar es el centro de la celebración
eucarística, mesa del Señor, por eso es
saludado. Se realiza una inclinación y un beso
(a veces se inciensa).
Por el saludo el que preside entra en comunión
con la asamblea.
Después de besar el altar y
hacer la Señal de la Cruz, el
sacerdote saluda a la
asamblea.
Pedimos humildemente perdón al Señor por todas
nuestras faltas. Sin olvidar los fallos personales destaca la
misericordia y la bondad de Dios.
Alabamos a Dios, reconociendo su santidad, al mismo
tiempo que nuestra necesidad de Él.
(No se canta ni en Adviento ni en Cuaresma)
Es la oración que el sacerdote hace al Padre en nombre de
toda la asamblea. En ella recoge todas las intenciones de la
comunidad.
“Señor, mira complacido a tu
pueblo y derrama sobre él los
dones de tu Espíritu, para que
crezcan sin cesar en el amor a la
verdad y busque, en la doctrina y
en la práctica, la perfecta unidad
de los cristianos. Por nuestro Señor
Jesucristo.”.
Dentro de la eucaristía viene a ser la “primera mesa” de la celebración. En ella
Escuchamos a Dios, que se nos da como alimento en su Palabra, y
respondemos cantando, meditando y rezando. Consta de:
Primera Lectura
Salmo
Segunda Lectura
Santo Evangelio
Homilía
Credo
Oración de los fieles
Dios nos habla a través de la historia del pueblo de Israel y
de sus Profetas. Las lecturas están tomadas del Antiguo
Testamento.
Respuesta de acción de gracias, petición o alabanza por
las maravillas realizadas por Dios a favor de su pueblo.
Como está relacionado con la primera lectura no puede ser
sustituido por cualquier canto.
Dios nos habla a través de sus apóstoles, en el nuevo
Testamento.
Con el canto del “aleluya” la comunidad puesta de pie
saluda al Evangelio que llega, es decir al Señor que se hace
presente por medio de su Palabra. Es proclamado por el
presbítero o diácono.
Dios nos habla por medio de su Iglesia. El que preside
actualiza el mensaje de la Escritura para iluminar la vida,
las situaciones que vivimos.
La asamblea recita el Credo como una respuesta a la
Palabra de Dios. Se sienten unidos por una misma Fe.
Rezamos unos por otros, pidiendo por las necesidades de
todos. La comunidad se abre al mundo con sus angustias y
esperanzas.
Tiene tres partes: Presentación de las Ofrendas, Gran plegaria Eucarística
(es el núcleo de toda celebración, es una plegaria de acción de gracias en la
que actualizamos la muerte y resurrección de Jesús) y rito de comunión.
Presentación de ofrendas
Prefacio
Eplíclesis
Consagración
Aclamación
Interseción
Padre Nuestro
Comunión
Oración post-comunión
Presentamos el pan y el
vino que se
transformarán en el
Cuerpo y la Sangre de
Cristo.
Realizamos la colecta
en favor de toda la
Iglesia.
Oramos sobre las
ofrendas.
“Derrama, Señor, la bendición de tu
Espíritu, sobre estos dones que te
presentamos para que tu Iglesia quede
inundada de tu amor y sea ante todo el
mundo signo visible de la salvación. Por
Jesucristo …”
Es una oración de
acción de gracias y
alabanza a Dios, al tres
veces santo.
P: El Señor esté con vosotros
A: Y con tu Espíritu
P: Levantemos el corazón
A: Lo tenemos levantado hacia el Señor
P: Demos gracias al Señor, nuestro Dios
A: Es justo y necesario
P: En verdad es justo y necesario …
El celebrante extiende
sus manos sobre el
pan y el vino e invoca
al Espíritu Santo, para
que por su acción los
transforme en el
cuerpo y la sangre de
Jesús.
“Por eso te pedimos que santifiques
estos dones con la efusión de tu
Espíritu, de manera que sean para
nosotros cuerpo y sangre de
Jesucristo, nuestro Señor …”
El sacerdote hace
“MEMORIA” de la
última cena,
pronunciando las
mismas palabras de
Jesús. El pan y el vino
se transforman en el
cuerpo y la sangre de
Jesús.
“…el cual, cuando iba a ser entregado a
su Pasión, voluntariamente aceptada,
tomó pan, dándote gracias, lo partió y lo
dio a sus discípulos diciendo: "Tomad y
comed todos de él…”
Aclamamos el misterio
central de nuestra Fe.
- P: Este es el Misterio de nuestra fe.
- A: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, Ven Señor Jesús …”
Ofrecemos este
sacrificio de Jesús en
comunión con toda la
Iglesia. Pedimos por el
Papa, por los obispos,
por los difuntos y por
todos nosotros.
“…dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia y
reconoce en ella la Víctima por cuya inmolación
quisiste devolvemos tu amistad…”
Preparándonos para
comulgar, rezamos al
Padre como Jesús nos
enseñó.
El gesto de la paz es
signo de la fraternidad
hecho por toda la
asamblea.
Aclamamos al Cordero
de Dios.
Es el momento en que
la celebración llega a
su objetivo final. Signo
de amor y caridad.
Los que comemos un
mismo pan, formamos
un solo cuerpo.
“Cuando te acerques a recibir el cuerpo del Señor,
no avances con las manos tensas, ni con los dedos
separados, sino haz de tu mano izquierda un trono
para tu mano derecha, ya que ésta debe recibir al
Rey y, en el hueco de tu mano, recibes el cuerpo
de Cristo, contestando: Amén”.
(San Cirilo de Jerusalén, siglo IV)
Según la actual normativa, tan aceptables es recibir la
comunión en la mano como en la boca.
Los dos pueden expresar igualmente nuestra comprensión
y nuestro respeto al misterio eucarístico.
Damos gracias a Jesús
por haberlo recibido, y
le pedimos que nos
ayude a vivir en
comunión.
Este Rito es breve y sencillo. El objetivo
fundamental es devolver a la Comunidad a
la vida.
Los avisos: se dan después de al oración
y antes de la Bendición final.
El presidente desea a todos que el Señor
esté con todos y cada uno.
La Misa culmina en una Misión (Misa):
Extender la presencia de Jesús en
todo el mundo.
La comunidad, inclinando la cabeza,
recibe la bendición, en el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
El Sacerdote besa el altar y se procede a
la salida.