La conducta interpersonal se aprende y por tanto puede enseñarse y
modificarse. Esto se hace por medio de diversas estrategias de intervención
que se han etiquetado como «Entrenamiento en Habilidades Sociales»
(desde ahora EHS). En palabras de Curran (1985, citado por Caballo, 1993),
el EHS es «un intento directo y sistemático de enseñar estrategias y
habilidades interpersonales a los individuos con la intención de mejorar su
competencia interpersonal individual en clases específicas de situaciones
sociales». El EHS, dentro del campo de la competencia social, ha sido una
de las áreas que más interés ha suscitado y que ha experimentado un
notable desarrollo en los últimos años, de forma que, hoy en día
prácticamente cualquier intervención psicológica conlleva algún
componente de entrenamiento o modificación del comportamiento
interpersonal. Son ejemplos de aplicaciones del EHS las siguientes:
a)en el campo clínico (pacientes psiquiátricos, parejas con
problemas, delincuentes juveniles, depresión, drogadicción y
alcoholismo, personas maltratadas) y
b)como promoción de la competencia personal y/o profesional
(profesionales de psicología, educación, salud mental, trabajo
social, ejecutivos, policías, comerciantes…). Actualmente, el
EHS se aplica, solo o en unión de otras técnicas terapéuticas, a
un gran número de problemas de conducta en la infancia. Las
principales aplicaciones son las siguientes: niños/as
rechazados/as por sus iguales, niños/as con excesos
conductuales (conductas agresivas, hiperactivas, etc.),
tímidos/as, retraídos/as y socialmente aislados/as (Rubin y
Asendorpf, 1993), alumnado con necesidades educativas
especiales, problemas psiquiátricos infantiles, adolescentes
inadaptados/ as, niños y niñas maltratados/as (Monjas, 1998).
Las investigaciones realizadas demuestran que el EHS es efectivo en la
enseñanza de conductas socialmente hábiles a niños y niñas y actualmente
se dispone de suficiente evidencia sobre técnicas, estrategias y
procedimientos que se pueden utilizar para la enseñanza de conductas de
interacción social en la infancia (Beck y Forehand,1984; Gresham, 1988;
Hundert, 1995; Ladd y Asher, 1985, entre otros).Hoy en día, junto a las
aplicaciones clínicas señaladas, se aprecia un campo nuevo de intervención
que es el campo educativo. Asistimos, pues, al ingreso del entrenamiento en
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