molestia que le provocó ver a Gregor ahí, comenzó a perseguirlo bombardeándolo con
manzanas, de las cuales una de ellas le logra dar en la espalda y lastimarlo quedándose
adherida en el lugar, haciendo que así él regrese nuevamente a su habitación.
Los señores Samsa, guiados por la necesidad deciden alquilarle una de las habitaciones
de la casa a tres caballeros desconocidos, los mismo que una tarde mientras disfrutaban
de la hermosa melodía que tocaba la hermana de Gregor con ayuda del violín, logran
verlo y quedan asombrados (más no asustados) con el aspecto de este. Gregor que había
salido, con la esperanza de escuchar mejor a su hermana sin ser visto, fue descubierto,
no solo por los tres hombres sino también por sus padres y hermana que
automáticamente dejo de tocar.
Aquellos caballeros, guiados por su indignación deciden marcharse de la casa sin pagar
sus días de estadía ahí.
Su hermana, ya cansada de toda esa situación, trata de convencer a su padre de que
deben de deshacerse de ese “bicho”, diciéndole que ese no era su hermano y que se
habían aferrado mucho tiempo a la idea de que un día este regresaría.
Al escuchar todo eso, Gregor decide retirarse a su cuarto. Atormentado por todo lo que
su hermana dijo, el rechazo de sus padres, el hecho de haber perdido su trabajo y sobre
todo porque ya no era el mismo hombre de negocios que antes, decide volverse a
encerrar y dormir un poco. Además de que la herida de que tenía en la espalda no había
sanado, llevando aún la manzana sobre la espalda cubierta por una lama blancuzca. Con
el recuerdo de todos los hechos, Gregor solo suspiró y dejó caer su cabeza.
A la mañana siguiente, la empleada, como de costumbre va a ver como está Gregor y lo
encuentra en la misma posición que lo encontró la primera vez. Guiada por la curiosidad
de ver que no había levantado la cabeza cuando ella llegó, decide pincharlo con el palo
de escoba.
Lo pinchó y lo pinchó, pero el “escarabajo petrolero” jamás reaccionó. Inmediatamente
esta decide avisarles a sus patrones que el “bicho” había muerto.
Los señores Samsa, al escuchar la noticia se dirigieron corriendo a la habitación de
Gregor, y tal como había dicho la mujer de la limpieza…. Era verdad, el animal había