Europa las ensombrecerían. El 9 de noviembre de 1799, Napoleón Bonaparte fue
nombrado Primer Cónsul de Francia tras un golpe de Estado. Con este cargo, el
corso obtuvo poderes casi dictatoriales. La ambición de Napoleón Bonaparte no
frenó y el 2 de diciembre de 1804, en la catedral de Notre Dame, fue nombrado
Emperador. Para muchos supuso una enorme decepción. Obsesionado con el
poder, Napoleón comenzó a pensar en su descendencia. Su esposa, Josefina, no
podía darle más hijos, por lo que se divorciaron. En diciembre de 1809, Josefina
volvió a su antigua vida. Su nueva esposa fue la archiduquesa de Austria, María
Luisa. En 1811, nació el primer hijo del matrimonio: Napoleón II. Con él, el
Emperador de los franceses reafirmó sus ansias de gobernar. Durante esta época,
el Imperio francés alcanzó su máximo esplendor. Sin embargo, poco después, el
Imperio napoleónico comenzó a tambalearse. El sistema continental que impedía
cualquier tipo de comercio con Gran Bretaña, le pasó factura. Con esto paralizó la
economía de los británicos, pero también la de sus aliados. Napoleón Bonaparte
fue enviado a la Isla de Elba. Prácticamente encerrado, Napoleón planeó un nuevo
ataque desde allí del que salió victorioso. Fue así como volvió a lo más alto de
nuevo, aunque no por mucho tiempo. En 1815, fue completamente derrotado en
la batalla de Waterloo. De esta manera, acabó su conocido como “Imperio de los
Cien Días”. Napoleón se entregó y fue exiliado a un islote en África: Santa
Elena. El 5 de mayo de 1821 murió allí . La crisis del Imperio estalló cuando
España y Portugal se aliaron con Gran Bretaña para acabar con su hegemonía.
Aunque, en 1812, otro error condujo a Napoleón a su caída: trató de invadir Rusia,
pero el frío y el hambre acabó con ellos. La figura de Napoleón Bonaparte emergió
durante la Revolución Francesa, y con el paso de los años se agigantó hasta
convertirse en uno de los símbolos militares y políticos más importantes de la
historia de Europa. Como emperador, dominó su país y lo embarcó en una espiral
expansionista: las Guerras Napoleónicas. Consumado estratega, ganó buena
parte de las batallas que libró, hasta las que fueron sus dos grandes derrotas, en
Leipzig y Waterloo. Más allá del ámbito militar, como gobernante francés Napoleón
promovió un nuevo código civil, que, entre otras cosas, prohibía los privilegios
basados en el nacimiento, establecía la meritocracia en el funcionariado y
abogaba por la libertad religiosa.