Pensamientos marianos de Francisco Palau

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Al amor de María
debe el mundo su
salvación. Nos vio
perdidos, buscó un
Salvador y le
encontró, y nos le
ofreció sacrificado
sobre el ara de la
cruz; y en este
sacrificio ella quiso
ser con su Hijo
nuestra
corredentora. Por
este amor mereció
el título de Madre
común de todos los
vivientes

¡Cuán lejos estaba María de
pensar que Gabriel arcángel
le anunciase su elección para
la alta dignidad de Madre de
Dios!. Se tenía por la más
dichosa entre las mujeres
sólo con poder besar los pies
de aquella virgen pura que
había de ser la Madre del
Salvador. Dios vio la
humildad de su sierva
y la exaltó

María, asistida por la gracia y dones
del Espíritu Santo desde su
inmaculada concepción, amó con tal
intensidad a Dios, que atrajo a su
seno virginal al mismo Hijo de Dios, y
Él no vaciló en tomarla por Madre

En varias circunstancias dio María gracias
a Dios en nombre nuestro de un modo
muy especial y eficaz: sintió en sus
entrañas purísimas a Dios Redentor, y
vio en la encarnación el mundo
redimido;
cuando le vio nacido, y cuando al pie de
la cruz vio acabada la obra de la
redención; y en nombre propio por su
inmaculada concepción y por su
elección por Madre de Dios

Y, como en la
tierra un buen
hijo no niega a su
madre ninguna
gracia que sea
justa y necesaria,
mucho menos en
el cielo negará
Jesucristo a su
Madre lo que le
pida siendo,
como es, tan
justo y necesario

María hizo con nosotros una obra de
misericordia tan grande, que no habrá
otra igual. Estábamos perdidos por la
culpa original, y nos dio un Salvador

Deposita tus afanes con plena confianza
en los brazos de tu Santísima Madre. En
el modo en que te acerques, lo creas y lo
esperes, así se hará. Póstrate ante su
imagen y trata con ella. La Madre jamás
niega a sus hijos gracia alguna si la piden
con entera confianza

Ave, gratia plena; si, llena de
gracias, llena de dones; si, llena de
dones, llena de virtudes

María Virgen es el
único tipo, la única
figura que en el cielo
representa con más
perfección la Iglesia
santa, porque criada y
formada para este fin,
es tanto en el orden
moral y espiritual
como en el físico y
material, la obra más
acabada y perfecta de
la sabiduría y
omnipotencia de Dios

María al pie de la cruz
ofreció en
sacrificio voluntario a su Hijo
y a si misma

¡Cuán dulce,
cuán agradable,
cuán deleitable
debe ser el
reposo en los
brazos de una
Madre Virgen, y
tan pura cual es
la Iglesia
Triunfante!

María excedió en
caridad a todos los
hombres y a todos los
ángeles juntos, y por
esto fue exaltada
sobre todos ellos

La Virgen
María ,
Madre de
Dios, es un
espejo
limpidísimo
donde el
hombre
puede
contemplar
la Iglesia
Santa

Así como por
Cristo vamos al
Padre, por
María nuestro
corazón eleva
las llamas de
su amor hacia
su cosa amada,
que es la
Iglesia

Sólo esta purísima Virgen reúne en si con
toda plenitud y perfección aquella
inexplicable belleza y amabilidad que
busca nuestro corazón

Ni el ojo la vio, ni el oído puede percibir, y
el corazón humano puede formarse apenas
una idea o bosquejo de quien es esa Virgen
siempre virgen, esa joven infinitamente
bella, esa Mujer tan bien formada, siempre
ágil, sana, sobre la que reflejan todos los
atributos y perfecciones de Dios

María nuestra bella y hábil jardinera a tu
cuidado, habilidad y buen gusto fiamos el
cultivo de nuestro jardín

María, Madre de misericordia toma por suyas las
necesidades de sus hijos.

Los discípulos de María nunca se dan
por vencidos

María es tipo perfecto y acabado
de la Iglesia

Al pie de la cruz está la Virgen del
Carmen y esta es la que preside nuestra
misión

A la fe, a la esperanza y a la caridad de
María debemos nuestra salvación.
¡Gloria a ella!
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