Periódico Digital: La Tecnología en la Educación Superior

JohanisGuevara 0 views 7 slides Oct 10, 2025
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El siglo XXI se ha caracterizado por el nacimiento y auge de un abanico de herramientas digitales, herramientas que se han ido integrando poco a poco en contextos educativos, y las cuales han ido transformado progresiva pero profundamente la educación superior, así como los métodos de enseñanza ...


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Descubre como la tecnología
amplía el acceso al
conocimiento, impulsa la
inclusión y moderniza la
educación, pero genera dilemas
éticos.
pág. 02 - 03
Novedades en la metodología docente
gracias a las tecnologías emergentes
Las universidades adoptan nuevas estrategias de enseñanza
apoyadas en herramientas digitales que promueven la
participación, trabajo colaborativo y aprendizaje autónomo.
Más información página 04
Ventajas y
desventajas
Tecnologías
emergentes S.XXI
La inteligencia artificial,
gamificación y realidad
aumentada están revolucionando
las aulas universitarias, creando
experiencias de aprendizaje más
dinámicas, interactivas y
personalizadas. página 04
en la educación
Núm.
01
VIERNES 10
DE
OCTUBRE,
2025
SUPERIOR
LA TECNOLOGÍA
"Una vez que una nueva tecnología te
alcanza, si no formas parte de la aplanadora,
formas parte del camino" Stewart Brand
El siglo XXI se ha caracterizado por el nacimiento y auge
de un abanico de herramientas digitales, herramientas
que se han ido integrando poco a poco en contextos
educativos, y las cuales han ido transformado
progresiva pero profundamente la educación superior,
así como los métodos de enseñanza y aprendizaje, e
incluso la forma en que las universidades se relacionan
con su entorno social y científico.
El desarrollo de las Tecnologías de la Información y la
Comunicación (TIC) ha impulsado significativamente la
digitalización de la educación.
No obstante, estos avances también han generado
desafíos relevantes relacionados con la brecha digital, la
ética en el uso de la inteligencia artificial y la equidad en
el acceso a los recursos tecnológicos. En este marco, el
presente artículo tiene como propósito analizar el
impacto de la tecnología en la educación superior,
destacando sus beneficios, las metodologías docentes
emergentes y los principales retos que enfrenta este
nivel educativo en la era digital.
Tecnología y educación universitaria
│ 01Guevara R., Johanis A.

David Warlick “Necesitamos la tecnología
en cada aula y en las manos de cada
estudiante y de cada profesor, porque es el
bolígrafo y el papel de nuestro tiempo y es
la lente a través de la cual experimentamos
gran parte de nuestro mundo”
Por dicho motivo, la digitalización presenta muchos
inconvenientes, entre estos la brecha digital, pues
comunidades rurales, pueblos originarios o sectores con
bajos recursos corren el riesgo de quedar marginados en un
entorno cada vez más digitalizado. Como señalan Álvarez y
Prieto (2023), la suposición de que la digitalización
garantiza automáticamente inclusión y equidad debe ser
cuestionada, ya que la carencia de infraestructura
tecnológica y competencias digitales puede “perpetuar o
incluso exacerbar las desigualdades existentes” (p. 31).
Las instituciones universitarias han adoptado tecnologías
digitales como parte de su estrategia para responder a las
demandas de accesibilidad, inclusión y pertinencia en los
procesos educativos. Durante la pandemia de COVID-19,
esta transición se aceleró, revelando tanto las fortalezas
como las debilidades del sistema.
De acuerdo con Fernández Lamarra, (2023 como se cita en
Álvarez y Prieto, 2023), las universidades enfrentan el reto
de reestructurarse para responder a “las demandas de un
futuro complejo, diversificado e intensivo en tecnología”
(p.166), lo cual implica no solo invertir en infraestructura
digital, sino también promover reformas curriculares,
garantizar la capacitación docente y atender las
necesidades sociales de las comunidades donde se insertan.
Siguiendo esta línea, también se presentan debates éticos
relacionados con el uso de la inteligencia artificial, la cual
sí, ofrece nuevas oportunidades en la educación, pero
también puede reproducir sesgos y prejuicios. De allí la
importancia de avanzar hacia lo que Hui (2020, citado en
Álvarez & Prieto, 2023.) expone como tecnodiversidad, es
decir, tecnologías que respondan a diferentes valores y
contextos culturales, en lugar de sólo homogeneizar los
saberes.
BENEFICIOS DE LAS TIC A
NIVEL EDUCATIVO SUPERIOR
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación,
comúnmente conocidas por su acrónimo “TIC”, desde sus
inicios han desempeñado un rol catalizador en todas las
áreas humanas, en especial, en la educación, pues han dado
acceso a creativas pedagogías, así como fácil acceso a todo
tipo de conocimiento. Siguiendo esta línea, organizaciones
como la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) asevera que las
TIC, en la innovación digital, poseen una gran capacidad
para “complementar, enriquecer y transformar la
educación, y posee el potencial para acelerar el avance en
la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 así
como para transformar los modos de acceso universal al
aprendizaje” (párr. 1).
Indudablemente, las plataformas digitales posibilitan
adaptar los contenidos al ritmo y estilo del estudiante, ya
que las tecnologías emergentes, según Villamarín-Reinoso
et al. (2022), promueven pedagogías “que pueden
presentarse tanto de forma complementaria como absoluta,
dependiendo de la necesidad y los objetivos educativos”
(p. 1418), lo que abre el camino al aprendizaje adaptativo.
│ 02

También Estévez et al. (2024) señalan que las tecnologías
emergentes han rediseñado la enseñanza e interacción
profesor-estudiante, promoviendo así la democratización
del conocimiento y colaboración global. Las TIC son también
herramientas de inclusión, pues permiten atender a
estudiantes con necesidades educativas especiales (NEE)
mediante lectores de pantalla, subtitulado o recursos
auditivos, fortaleciendo así la igualdad de oportunidades.
Asimismo, la adopción reflexiva de las TIC en clases
universitarias se encuentra amalgamada con metodologías
activas e interactivas que enriquecen el proceso formativo.
Diaz-Vera et al. (2021), tras la finalización de una
investigación cualitativa concluyen que las TIC constituyen
un “gran aporte” al aprendizaje universitario, pues apoyan
simulaciones, laboratorios virtuales y entornos multimedia
que ilustran conceptos complejos de forma práctica.
Interesantemente, las metodologías activas van ligadas con
la interactividad, recursos multimedia y gamificación,
elementos que incrementan el interés del alumnado. Pérez
(2021) destaca que las tecnologías “ayudan a los
estudiantes a mantener mayor atención… y aprender a
resolver problemas reales” (p. 10), lo cual fomenta la
participación y autonomía.
Aunado a lo anterior, otro beneficio es que las
herramientas digitales facilitan la actualización de
contenidos, acceso a bibliotecas y recursos en línea,
destacando de igual forma la comunicación síncrona o
asíncrona entre comunidades académicas, aspectos que
contribuyen a una educación superior más flexible y
centrada en el estudiante. Pérez (2021) subraya que las TIC
“permiten investigar y debatir las teorías impartidas por el
docente… generando debates y evidencias que contribuyen
al aprendizaje” (p. 4).
Ahora bien, la tecnología en el área académica superior,
pese a sus múltiples beneficios, enfrenta ciertas limitantes,
así como dilemas tanto éticos, sociales como culturales.
Primeramente, en relación con la inteligencia artificial,
Álvarez y Prieto (2023), señalan que esta “tiende a
reproducir prejuicios, y está fuertemente cargada de
sesgos” (p. 29). También advierten que la dependencia de
plataformas digitales globalizadas puede llevar a la
homogeneización cultural y académica, desplazando
enfoques locales o alternativos.
DESAFÍOS Y RIESGOS DE LA
TECNOLOGÍA EN LA
EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
Pérez (2021), también señala que el exceso de estímulos
digitales puede dispersar la atención, ya que los
estudiantes a veces “confían ciegamente en los sitios que
señala el buscador y no leen a profundidad si la
información es veraz” (p. 15), lo que evidencia la necesidad
de educar en pensamiento crítico y alfabetización
informacional.
De igual forma, otro riesgo presentado es la pérdida del
contacto humano, ya que la excesiva fragmentación del
aprendizaje en entornos digitales disminuye la relevancia
de las interacciones sociales y emocionales, las cuales son,
sin duda alguna, fundamentales para la formación integral
de los estudiantes. Asimismo, el constante aislamiento en
la educación virtual representa un reto para la construcción
de comunidades académicas sólidas y empáticas. Lo
anteriormente descrito expone una realidad, lo cual es la
introducción de sesgos algorítmicos, problemas de
privacidad de datos, así como y promoción de la justicia
social en el acceso al conocimiento.
En América Latina resaltan otras limitantes, entre estas
marcadas brechas digitales que limitan el potencial de las
TIC en la educación. En este acuerdo Herrera et al. (2025) en
conjunto con la División de Desarrollo Social de la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), señalan
que pese a las mejoras significativas “…todavía existen
brechas de acceso, uso de herramientas digitales y,
especialmente, competencias que impiden que todos
puedan beneficiarse de las oportunidades de la era digital”
(p. 44).
Interesantemente, estudios realizados por el Banco Mundial
(2023) informan que 240 millones de personas, un
aproximado del 38% de la población latinoamericana no
│ 03

¿SABÍAS QUÉ?
80 % de las universidades de América Latina
implementaron plataformas virtuales por primera vez
durante la pandemia, y que muchas de ellas las
mantuvieron como parte de su oferta permanente
TECNOLOGÍAS EMERGENTES
EN LA EDUCACIÓN
Las tendencias actuales en tecnología educativa reflejan
una profunda transformación en el proceso de enseñanza -
aprendizaje. La educación postpandemia ha consolidado
formatos tanto virtuales, en modalidades sincrónicas y
asincrónicas, como híbridos que combinan la presencialidad
con la virtualidad. Villamarín-Reinoso et al. (2022)
destacan que las instituciones de educación superior “se
encuentran en la segunda, tercera y cuarta generación de
evolución educativa, hasta la incorporación de las TIC” (p.
1418). Un ejemplo claro de esta tendencia se observa en
Ecuador, donde universidades como la Técnica Particular de
Loja y la de Guayaquil han institucionalizado la modalidad
en línea como una alternativa permanente dentro de su
oferta académica (Morán et al., 2021).
Otra tendencia es la gamificación y el aprendizaje basado
en simulación. De acuerdo con Gaitán (s.f.), la gamificación
accede a Internet debido a una brecha de uso por falta de
recursos económicos y habilidades digitales mientras que
un 7% no tiene redes disponibles. Morán et al. (2021)
advierten que “solo uno de cada dos hogares está
conectado a Internet en América Latina y el Caribe” (p. 318).
Esta falta de conectividad produce desigualdades para
integrar la tecnología en las aulas de clase, especialmente
en contextos rurales, pues muchas universidades carecen
de laboratorios equipados o licencias de software
educativo.
Aunado a esto, Diaz-Vera et al. (2021) en su investigación
“Las TIC en la educación superior durante la pandemia de la
COVID-19” señala que la transición acelerada a lo virtual
evidenció que ni profesores ni alumnos contaban con la
formación necesaria para explotar las TIC; de hecho, el
cambio súbito a la educación virtual “implicó nuevos retos”
para docentes y estudiantes que carecían de los
conocimientos o recursos tecnológicos mínimos, estas
deficiencias se agravan en contextos con limitados
presupuestos educativos, donde aún predomina la
enseñanza tradicional.
es una “técnica de aprendizaje que traslada la mecánica de
los juegos al ámbito educativo-profesional con el fin de
conseguir mejores resultados, ya sea para absorber mejor
algunos conocimientos, mejorar alguna habilidad, o bien
recompensar acciones concretas, entre otros muchos
objetivos”. Las simulaciones tecnológicas y entornos
gamificados fomentan la experimentación, motivación y
aprendizaje activo. Pérez (2021) sostiene que las TIC
“inciden en el desarrollo de habilidades a través de la
ejercitación y permiten simular procesos complejos” (p. 7),
lo que coadyuba en la comprensión práctica de los
contenidos.
También la inteligencia artificial (IA) se posiciona como una
herramienta emergente clave en el siglo actual, pues
analizan patrones de comportamiento, adaptan contenidos
y optimizan el proceso de aprendizaje según las
necesidades de cada estudiante. Villamarín-Reinoso et al.
(2022) plantean que las tecnologías emergentes “se
originan en el marco de las investigaciones tecnológicas
universitarias” (p. 1420), lo que impulsa el desarrollo de
sistemas de recomendación de contenidos y plataformas
inteligentes capaces de ofrecer experiencias educativas
más individualizadas y efectivas.
Por último, destaca la realidad aumentada (RA), elemento
que combina elementos físicos y digitales en entornos
interactivos. Cabero Almenara et al. (2020, como se cita en
Montenegro-Rueda y Fernández-Cerero, 2022) destacan que
“la realidad aumentada posibilita la creación de nuevos
entornos inmersivos e interactivos de aprendizaje” (p. 98),
y es que la RA puede traducirse en múltiples beneficios, es
decir, mayor motivación discente, aprendizajes más
significativos, construcción de entornos constructivistas, así
como la posibilidad de simular escenarios complejos, pero
de forma segura.
En conclusión, para que las tecnologías emergentes
cumplan su promesa, deben ir acompañadas de una
capacitación docente sólida y de un diseño pedagógico
pertinente.
│ 04

IMPACTO DE LA TECNOLOGÍA
EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR
“La tecnología nunca reemplazará a los
grandes maestros, pero la tecnología en
manos de grandes maestros es
transformadora” George Couros
Estudios realizados y evidenciados en el análisis de
Montenegro-Rueda y Fernández-Cerero (2022) justifican
que la realidad aumentada asiste en la creación de
entornos de aprendizaje más activos y realistas, lo cual no
sólo produce estudiantes más motivados, sino que
incrementa la satisfacción, relevancia e implicación de los
discentes. Los investigadores Bacca et al. (2014, como se
cita en Montenegro-Rueda y Fernández-Cerero, 2022)
comentan que el uso de la RA en áreas como ciencias, arte
y humanidades ha enriquecido los procesos formativos.
En contraste con todos los beneficios mencionados, existen
limitantes en la implementación de la Realidad Virtual en la
educación, ejemplo la falta de formación docente, escasez
de materiales educativos producidos y ausencia de
reflexión teórica sobre su impacto pedagógico.
Montenegro-Rueda y Fernández-Cecero, (2022) expresan
que pese a los beneficios estas tecnologías “…debemos
tener en cuenta que no surtirá efecto su inclusión sin
previamente haber realizado un diseño del proceso de
enseñanza-aprendizaje que esté adaptado al contexto y
que tenga en cuenta al profesorado” (p. 102), y añaden que
“son necesarios docentes con capacidad de organización y
planificación, al mismo tiempo que estén dotados para
motivar al alumnado, de forma que favorezcan
aprendizajes adaptados a las necesidades actuales” (p. 102)
REALIDAD AUMENTADA (RA)
El uso de herramientas digitales ha transformado los roles
docentes y discentes. Actualmente los profesores han
dejado de ser simples transmisores de información para
convertirse en facilitadores, guías y orientadores, siendo su
meta el desarrollo autónomo del estudiante. En relación
Pérez (2021), connota que “el docente siempre va en busca
de nuevos conocimientos y estrategias que le permitan
dominar la andragogía” (p. 11). En este sentido, el
estudiante asume ahora una participación más activa,
gestionando su propio aprendizaje mediante el uso de
herramientas tecnológicas que promueven la autonomía e
interacción.
Seguidamente, y gracias a la digitalización nacen
metodología como Flipped Classroom, en español, clase
invertida, también el aprendizaje colaborativo en línea y
aprendizaje basado en proyectos. Las herramientas
anteriormente mencionadas, apoyadas en plataformas
digitales, no sólo motivan al discente y le hacen sentir que
lo que aprende le es útil, sino que fomentan el trabajo
autónomo, cooperación y desarrollo de competencias clave
como la resolución de problemas y el pensamiento crítico.
De hecho, Morán et al. (2021) destacan que la interacción a
través de videoconferencias fortalece la comunicación
docente-estudiante y la colaboración, lo que evidencia el
potencial de las TIC para enriquecer la experiencia
educativa.
En concordancia con Sánchez-Caballé y Esteve-Mon (2023)
subrayan que las metodologías utilizadas o medidas con
tecnologías digitales más frecuentes en la educación
superior son el trabajo en grupo, aprendizaje basado en
problemas y las simulaciones. Estas prácticas le permiten al
docente integrar el componente tecnológico de forma
creativa, permitiendo al estudiante construir conocimiento
de manera activa. Además, la expansión de los modelos
híbridos y virtuales, verbi gratia, e-learning y aulas
virtuales, ha consolidado un nuevo ecosistema formativo
más flexible y adaptativo (Salinas et al., 2017, como se cita
en Sánchez-Caballé & Esteve-Mon, 2023).
No obstante, cabe señalar que el impacto de la tecnología
en la educación superior también puede ser negativo si no
se planifica conscientemente su uso en las aulas de clase.
Kimmons et al. (2020, citado en Sánchez-Caballé & Esteve-
Mon, 2023) advierten que muchos docentes aún hacen un
uso limitado de la tecnología, restringiéndola a una función
meramente sustitutiva, sin aprovechar su potencial
transformador.
│ 05

Posterior al trabajo realizado, se concluye que:
1.La tecnología y su incorporación en la educación
superior resalta como un abanico de oportunidades
nunca vistas pues coadyuban al proceso de
enseñanza-aprendizaje creando un ambiente inclusivo
y participativo en donde se promueve la motivación,
autonomía, creación de habilidades critico-reflexivas y
competencias relevantes.
2.Pese a los múltiples beneficios de las herramientas
tecnológicas es necesario señalar que existen
desventajas y que estas pueden generar un impacto
negativo en el contexto educativo si se utilizan de
forma no consciente; entre los principales desafíos
están: desigualdad tecnológica, pérdida del vínculo
humano y sesgos algorítmicos. Por tanto, es crucial
que las instituciones universitarias promuevan
políticas de inclusión digital, inviertan en la
capacitación docente y fomenten la innovación
pedagógica desde una perspectiva ética y
contextualizada
CONCLUSIONES
Después del análisis de las tecnologías emergentes a nivel
educativo superior, desafíos, ventajas y como estas se
amalgamaban con ciertas metodologías educativas se
espera que el proceso de aprendizaje universitario se
encamine hacia una modalidad hibrida, la cual combine las
mejores características tanto de la presencialidad como
virtualidad. Asimismo, otra perspectiva futura son aulas de
clases mucho más inclusivas, donde todos los estilos de
aprendizaje sean tratados gracias al auge e
implementación total de herramientas como la IA y RA.
Debido a lo anteriormente descrito, una problemática
futura será garantizar la esencia. También se espera que las
universidades asuman un rol activo como reguladoras y
promotoras del conocimiento responsable, ya que, así como
lo dice Álvarez y Prieto (2023), solo una educación digital
“inclusiva, equitativa y sostenible” podrá cumplir con el
objetivo de desarrollo sostenible número 4, el cual está
vinculado al aprendizaje de calidad.
PERSPECTIVAS FUTURAS
¿SABÍAS QUÉ?
La realidad aumentada ya se utiliza en
carreras universitarias como medicina, ingeniería
y arquitectura para simular laboratorios y escenarios reales
sin necesidad de materiales físicos.
Según Montenegro-Rueda y Fernández-Cerero
(2022), esta tecnología “posibilita la creación
de nuevos entornos inmersivos e interactivos
de aprendizaje”, mejorando la motivación y la
comprensión de los estudiantes.
│ 06

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Bibliografía Núm.
01 VIERNES 10
DE
OCTUBRE,
2025
│ 07
Guevara R., Johanis A.