cuerpos indóciles a ser controlados, reticulados y moldeados. Se buscaba formar la mente de los
alumnos en su máxima expansión, y para ello era necesario inmovilizar sus cuerpos.
A estos se le fueron sumando contemporánea o posteriormente otros: higienismo, nacionalismos,
normalismo, asistencialismo, pragmatismo, materialismo, sensualismo, etc.
La escuela triunfa y se expande por todo el globo, al mismo tiempo descabezándose la pedagogía
tradicional al cambiarle los fines transcendentales o metafísicos comenianos, kantianos o herbartianos,
y ubicando allí el liberalismo, el nacionalismo y/o el cientificismo. El logro de los procesos de
aprendizaje escolar quedó conformado centralmente por el siguiente triángulo:
a. Alumno pasivo y vacío, reductible a lo biológico, y asocial. Se debe controlar su cuerpo y formar su
mente
b. Docente fundido en el método, reducido a ser un robot enseñante
c. Saberes científicos acabados y nacionalizadores.
Con respecto al Siglo XX, donde ya el reinado y la notable expansión global de la escuela es innegable,
en las primeras décadas el énfasis estuvo puesto en la generación de una validación académica y
teórica del modelo, y fundamentalmente, nos queda la definición durkheimiana de la educación como
proceso social que, a pesar de haber sido revisada y cuestionada, para Pineau no ha sido superada,
ya que su matriz sigue en pie. En efecto, Durkheim, en su Educación y Sociología, definió a la
“educación” realizando varias operaciones:
1. Despega la educación de cualquier definición trascendental y la limita a la espera de lo social. de
fenómeno esencialmente humano en Kant, la educación se vuelve un fenómeno esencialmente social.
2. Determina muy fuertemente el lugar del educador y del educando. Continuando los planteos de Kant,
la educación es un proceso de completud del infante como sujeto inacabado, al que Durkheim sumó su
comprensión como sujeto social.
3. Refuerza la dupla represión/liberación mediante la inscripción social de la educación.
4. Ya fuera de la definición, Durkehim naturaliza a la escuela al volverla heredera de la evolución
pedagógica previa, negando su historicidad.
5. La pone bajo el control estatal. Las ecuaciones son educación=escuela y sociedad=estado, de forma tal
que la enunciación fundante, “la educación es un proceso social”, se desplaza a “la escuela debe ser
estatal”.
Luego, la historia siguió nuevos derroteros, como el debate entre la escuela nueva y la tradicional,
la psicologización de la pedagogía, nuevas formas de organización y administración, la globalización de
la información, la masificación del sistema, la constitución de nuevos agentes educativos, y la
aparición de nuevas formas de procesamiento de la información, entre muchos otros fenómenos que
condicionaron su devenir.
A modo de breve cierre, digamos que Pineau aporta el pensar la escuela no como un fenómeno natural
y evolutivo, sino histórico y contradictorio, como una de las tantas, y no la única opción posible. De tal
modo, el autor deconstruye el concepto “escuela” desde lo histórico-social, invitándonos a tratar de
separar la escuela del paisaje exterior que la rodea, la modernidad, poniendo a rodar lo natural de la
escuela, que no es algo dado, sino una construcción a desarmar. Y luego de esta deconstrucción, nos
invita a confiar en la escuela como una alternativa posible.
Fuente bibliográfica
Pineau, Pablo ([1996]-2001) "¿Por qué triunfó la escuela?, o la modernidad dijo: ‘Esto es educación’ y la escuela respondió: ‘Yo me
ocupo’ " en: Pineau, P., Dussel, I. y Caruso, M., La escuela como máquina de educar. Buenos Aires: Paidós.