presentación de Alimentación y sociedad.pptx

AlbertoGutierrez878764 8 views 30 slides Oct 31, 2025
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LA ALIMENTACIÓN COMO FENOMENO SOCIAL. M.E. Alberto Gutierrez

INTRODUCCIÓN La alimentación es un fenómeno social y cultural, en tanto configura un escenario de interacción entre los sujetos, alrededor de circunstancias que entrelazan valoraciones culturales, significaciones subjetivas y relaciones sociales en tiempos y dinámicas particulares. Buscamos hablar sobre los principales temas de investigación, objetivos, alcances y limitaciones de los estudios adelantados por las diversas disciplinas de la ciencia social, destacando de manera especial los significados sociales. La alimentación es una construcción social y cultural. Los alimentos para ser susceptibles de consumo, pasan por un proceso de transformación que expresa normas culturales de clasificación y combinación. En este proceso se convierten en productos deseables, es decir, en comida.  La comida no solo se usa para satisfacer la necesidad de alimentarse. A través de ella se aprehenden normas y conductas sociales mediante las cuales los individuos participan y se incorporan a la vida social, La comida adquiere usos y significaciones diversas según el contexto histórico y social; no obstante, el proceso de socialización e interacción que ocurre en torno de la alimentación es el eje fundante del acto alimentario. Debido a que siempre hemos creído que la alimentación es un acto que realizamos cotidianamente no es un tema con motivos de investigación, debido a que su naturalización conduce a asumirla como parte de la vida cotidiana sin requerir de cuestionamientos o reflexiones

Alimentación La Entendemos por alimentación al acto de incorporar a nuestro cuerpo sustancias y elementos nutritivos de los cuales obtenemos la energía requerida para mantener nuestros ciclos vitales andando y la materia necesaria para emprender los diversos procesos de la vida: crecer, madurar y reproducirnos. Todas las formas de vida que conocemos requieren de alimento, pero no todas lo hacen de la misma manera ni a través de las mismas fuentes. Las plantas, por ejemplo, pueden fabricar su propio alimento (son autótrofas), mientras que los animales debemos ingerir materia orgánica de otras formas de vida (somos heterótrofos). El proceso de la alimentación involucra diversas etapas y actividades, en las cuales se ingieren y procesan los alimentos de los que obtendremos los elementos nutricionales. Esto deriva en el proceso de la excreción, en el cual expulsamos del cuerpo el exceso de materia y los elementos que ya no nos sirven. Por último, de la manera en que nos alimentemos dependerá el funcionamiento de nuestro cuerpo y, por lo tanto, las condiciones de vida que tengamos, por lo que muchos especialistas (médicos y nutricionistas) se dedican a estudiar el modo ideal de llevar a cabo este proceso. La alimentación es el conjunto de acciones mediante las cuales se proporcionan alimentos al organismo. Abarca la selección de alimentos, su cocinado y su ingestión. Depende de las necesidades individuales, disponibilidad de alimentos, cultura, religión, situación socioeconómica, aspectos psicológicos, publicidad, moda, etc. Los alimentos aportan sustancias que denominamos nutrientes, que necesitamos para el mantenimiento de la salud y la prevención de enfermedades. Nutrición  es la ciencia que comprende todos aquellos procesos mediante los cuales el organismo incorpora, transforma y utiliza, las sustancias químicas (nutrientes) contenidas en los alimentos. El cuerpo humano necesita los nutrientes para llevar a cabo distintas funciones: - Cubrir las necesidades energéticas - Formar y mantener las estructuras corporales - Regular los procesos metabólicos - Prevenir enfermedades relacionadas con la nutrición.

Diferencia entre nutrición, alimentación y dieta Existe cierta confusión con el término nutrición. Como ciencia, incluye el estudio de los alimentos y los procesos involucrados utilización de sus nutrientes: la digestión, la absorción y su asimilación en las células del organismo. La nutrición, en realidad, es un proceso involuntario, ya que es demasiado importante como para dejarnos a sus mandos: el funcionamiento fisiológico del cuerpo se encarga de ello. Así pues, sería erróneo hablar de buena nutrición o mala nutrición, porque esto haría referencia a la alimentación. La alimentación es una serie de acciones voluntarias y conscientes que van dirigidas a seleccionar, preparar e ingerir los alimentos. También se suele confundir dieta con alimentación. En cambio, dieta son los hábitos alimenticios de una persona. Aunque ésta se asocie a la pérdida y el control de peso, la dieta no tiene por qué tener ningún objetivo afecte a la imagen corporal.

Vegetarianos Quizás sea el estilo de vida más conocido. Los vegetarianos tienen como principio  no consumir ni carne ni  pescado . Mientras que la base de su dieta es: verduras, legumbres, frutas, cereales, semillas y frutos secos. Además, pueden consumir productos de origen animal como los lácteos (yogur, leche, queso). El seitán, el tofú, semillas o garbanzos son algunos de los alimentos permitidos. Ovolactovegetariano En este tipo de dieta  no se consume ni pescado ni carne, pero sí huevos y lácteos . Siempre en busca de un origen  ecológico y sostenible . Se pueden encontrar dos variantes: Ovovegetarianos :  rechazan los lácteos, pero sí toman huevos. Lactovegetarianos :  no consumen huevos, pero sí lácteos y sus derivados. Apivegetarianos Se trata de aquellos vegetarianos que  incluyen la miel en su dieta , a pesar de ser un alimento de origen animal. Siempre, producida de manera sostenible. Pescetariano Semi-vegetariano . Consiste en no comer carne de vaca, cerdo o ave de corral, pero  sí pescados   y mariscos . Paleo Se trata de la dieta paleolítica, es decir, comer como nuestros antepasados. Se trata de comer solo lo que es bueno para nosotros desde el punto de vista de la salud, evitando los alimentos procesados y los azúcares añadidos. Aunque la base son las proteínas magras, está permitido comer fruta, verdura o semillas. Los lácteos, cereales y legumbres no se contemplan en esta dieta. Dieta sátvica Basada en el ayurveda, una disciplina milenaria de la India, que tiene como objetivo la unificación de cuerpo, mente y espíritu para lograr el bienestar. Y la dieta también es relevante en este objetivo. En esta dieta se consumen alimentos naturales, frescos, orgánicos y cocinados de la manera más natural (hervidos, crudos o con cocciones cortas). Dieta macrobiótica Con origen en Japón este estilo de vida se basa en el equilibrio y la dualidad Ying-Yang. La alimentación es simple, natural y respetando la naturaleza. Por eso es fundamental consumir productos de temporada, lo menos manipulados posible, solo hay que comer cuando se tenga hambre masticando correctamente y sin prisas. No son aptos en esta dieta los lácteos, las carnes rojas, azúcares, berenjenas, tomates, frutas tropicales, especias o alimentos refinados. Tipos de alimentación

Flexitarianos Aunque no sea una dieta vegetariana como tal es un término que está cobrando bastante relevancia en los últimos años. Esta dieta consiste en consumir alimentos vegetarianos o veganos, pero no de manera exclusiva. Normalmente se trata de aumentar el consumo de vegetales y frutas, reduciendo el consumo de carnes animales. Veganos Más es una forma de alimentarse es ya una filosofía de vida. Consiste en no consumir ningún alimento de origen animal, ya sea carne, pescados, huevos o lácteos, en no utilizar productos de origen animal, como ropa o calzado, y en no visitar lugares como circos o zoos ya que se considera al animal como un igual. Crudiveganos Los crudiveganos  defienden el consumo de alimentos crudos para conservar al máximo sus nutrientes. También conocido como crudismo o dieta raw, admite algunas técnicas de cocina mientras que no se superen los 40-42 grados centígrados. Frugivoristas Es un tipo de veganismo donde solo se alimentan de frutas. Es una dieta con grandes carencias nutricionales y puede disparar los niveles de glucosa en sangre. Tipos de alimentación

Características de la alimentación Voluntaria y consciente La alimentación es un proceso voluntario, al menos en los seres dotados de conciencia (no sabemos en las plantas). Un animal puede decidir si alimentarse o no, y puede decidir qué cosas consumir y cuáles dejar pasar. En este sentido interviene la voluntad del individuo. Individualidad A pesar de que todos los seres humanos debemos alimentarnos y requerimos los mismos nutrientes elementales para existir, hay muchas formas de alimentarse, que obedecen a las características individuales de una persona o de su grupo cultural y étnico. Así, una persona tiene gustos y preferencias individuales, pero también un tipo de dieta determinado por su contexto social, cultural, étnico y religioso. Completa Una alimentación completa es aquella que cubre todas las necesidades nutricionales del organismo —en términos de energía y de elementos nutritivos— como pueden ser ácidos grasos y aminoácidos que, a pesar de ser indispensables, no se sintetizan dentro del organismo. Equilibrada Una alimentación equilibrada es aquella que se rige por las proporciones ideales de los diversos grupos de alimentos. Debe resultar completa pero no abusar de la presencia de alguno, lo cual podría resultar en complicaciones. En el caso del ser humano esto se traduce en: 55% de carbohidratos, 30-20% de lípidos y 20-15% de proteínas. A esto habría que añadir las vitaminas, minerales y el agua, también necesarios para nuestro cuerpo y obtenibles mediante la alimentación. Los cometidos de la alimentación son claros e indispensables para mantener la vida: Mantener los niveles de energía. Brindar al organismo el combustible necesario para obtener la energía química indispensable para vivir. En nuestro caso, la glucosa necesaria para ser oxidada y generar energía (ATP). Mantener los niveles de calor. Las calorías obtenidas a través de los alimentos mantienen la termorregulación del organismo en sus niveles óptimos, compatibles con la vida. Brindar materia orgánica. A través de la alimentación, el organismo adquiere materiales y elementos necesarios para la reparación de los tejidos, la fabricación de nuevas células y el crecimiento del organismo. Brindar energía extra. El excedente de energía obtenido de una buena alimentación nos permite emprender actividades físicas más allá del sostén mínimo de la vida. Funciones de la alimentación

El hambre y la saciedad Nuestras necesidades fisiológicas constituyen los determinantes básicos de la elección de alimentos. Los seres humanos necesitan energía y nutrientes a fin de sobrevivir y responden a las sensaciones de hambre y de saciedad (satisfacción del apetito, estado de ausencia de hambre entre dos ocasiones de ingesta). En el control del equilibrio entre hambre, estimulación del apetito e ingesta de alimentos participa el sistema nervioso central.  Los macronutrientes (hidratos de carbono, proteínas y grasas) generan señales de saciedad de intensidad variable. Sopesando las evidencias parece claro que las grasas son las que tienen la menor capacidad saciante, mientras que los hidratos de carbono tienen una capacidad saciante intermedia y se ha demostrado que las proteínas tienen la mayor capacidad saciante. Se ha demostrado que las dietas ricas en energía tienen un gran efecto sobre la saciedad, aunque las dietas pobres en energía generan mayor saciedad que aquéllas. La riqueza en energía de los alimentos con alto contenido de grasas o de azúcares también puede conducir a un "consumo excesivo pasivo": se ingiere un exceso de energía de forma no intencionada, y ello, sin consumir el volumen adicional.  El volumen de alimento o el tamaño de las raciones consumidos pueden constituir una señal de saciedad importante. Muchas personas no son conscientes de qué tamaño deben tener las raciones para considerarse adecuadas y, por eso, ingieren un exceso de energía sin darse cuenta. Se ha investigado en varios estudios la influencia de la palatabilidad sobre el apetito y sobre la ingesta de alimentos en seres humanos. A medida que aumenta la palatabilidad se produce un aumento de la ingesta de alimentos, pero el efecto de la palatabilidad sobre el apetito en el período posterior a la ingesta sigue sin estar claro. Además, incrementar la variedad de alimentos puede aumentar también la ingesta de alimentos y de energía y, a corto plazo, puede alterar el equilibrio energético.

Los principales factores determinantes de la elección de alimentos El principal factor impulsor de la alimentación es, obviamente, el hambre, pero lo que decidimos comer no está determinado únicamente por las necesidades fisiológicas o nutricionales. Algunos de los demás factores que influyen en la elección de los alimentos son: Determinantes biológicos como el hambre, el apetito y el sentido del gusto Determinantes económicos como el coste, los ingresos y la disponibilidad en el mercado Determinantes físicos como el acceso, la educación, las capacidades personales (por ejemplo, para cocinar) y el tiempo disponible Determinantes sociales como la cultura, la familia, los compañeros de trabajo y los patrones de alimentación Determinantes psicológicos como el estado de ánimo, el estrés y la culpa Actitudes, creencias y conocimientos en materia de alimentación Repasando la lista que se acaba de exponer y que no es exhaustiva, resulta obvio que la elección de los alimentos es un asunto complejo. Los factores que influyen en la elección de alimentos varían también en función de la fase de la vida, y el grado de influencia de cada factor varía entre un individuo o grupo de individuos y otro. Por eso, un mismo tipo de intervención que se realice para modificar la conducta en cuestión de elección de alimentos no tendrá éxito en todos los grupos de población. Por lo tanto, deberán realizarse diversas intervenciones orientadas a diferentes grupos de la población, teniendo en cuenta los numerosos factores que influyen en sus decisiones a la hora de elegir alimentos.

Alimentación SOCIAL La alimentación social define la posibilidad de generar las energías humanas unificantes para la dignificación y el enaltecimiento de la convivencia social. La Alimentación Social define a la nutrición como la fuente existencial del individuo, la familia y la sociedad. El placer de comer y el aspecto social y cultural de las comidas, son tan importantes para nuestro bienestar, como el aspecto nutritivo. En nuestra cultura, cualquier evento gira en torno a la mesa. Celebraciones familiares, sociales o laborales dedican un tiempo y un espacio a la comida. En la actualidad, cuando se define la Dieta Mediterránea no se habla sólo de los alimentos que la caracterizan, sino también de la socialización, de que la convivencia potencia el valor social y cultural de la comida. El hecho de cocinar y sentarse alrededor de la mesa en compañía, proporciona un sentido de comunidad; compartir una comida es una buena manera de relajarse y estrechar las relaciones sociales. Cada vez hay más evidencia de que en la salud intervienen factores físicos, sociales y psicológicos, no sólo importa lo que comemos sino también con quién, cómo y dónde. El apoyo social puede incrementar la promoción de la salud mediante el impulso de la sensación de pertenencia a un grupo, así como ayudando a las personas a mostrarse más competentes y eficientes por sí mismas en este ámbito Las influencias sociales sobre la ingesta de alimentos se refieren a las influencias que una o más personas tienen sobre la conducta alimentaria de otras personas, ya sea directamente (compras de alimentos) o indirectamente (aprendizaje a partir de la conducta de otros), y ya se trate de una influencia consciente (transferencia de creencias) o subconsciente. Incluso cuando comemos solos, nuestra elección de alimentos se ve influenciada por factores sociales, porque se desarrollan actitudes y hábitos mediante la interacción con otras personas. Sin embargo, cuantificar las influencias sociales sobre la ingesta o consumo de alimentos resulta difícil, ya que las influencias que las personas tienen sobre la conducta alimentaria de los demás no se limitan a un solo tipo de influencia y además, porque la gente no es necesariamente consciente de las influencias sociales que se ejercen sobre su propia conducta alimentaria

RELIGIÓSOS CULTURALES ECONOMÍCOS PERSONALES Factores Cultura es un complejo que comprende conocimiento, creencias, arte, moral, leyes, usos y otras capacidades y usanzas adquiridas por el hombre en cuanto que es miembro de una sociedad determinada. Conjunto de creencias religiosas, de normas de comportamiento y de ceremonias de oración o sacrificio que son propias de un determinado grupo humano y con las que el hombre reconoce una relación con la divinidad (un dios o varios dioses). La extracción, producción, intercambio, distribución y consumo de bienes y servicios; La forma o medios de satisfacer las necesidades humanas ilimitadas mediante recursos limitados; La forma en la que las personas y sociedades sobreviven, prosperan y funcionan. En relación con los principios e ideas que tenemos, decimos que forman nuestras creencias personales, aquellas valoraciones u opiniones sobre distintos aspectos de la realidad.

La alimentación como signo de cultura Una parte muy importante de la cultura del hombre está constituida por su alimentación, a través de su relación con la naturaleza comestible que lo rodea. Este aspecto está claramente relacionado con la naturaleza, el clima o la geografía. La incorporación de ciertos alimentos en la dieta de los adolescentes está cubierta de algunos tabúes. El consumo de café y de bebidas alcohólicas se autoriza socialmente a partir de ciertas edades En casi todas las sociedades existe la costumbre de que las mujeres embarazadas sigan un cierto régimen. Con ello queda patente que las costumbres alimentarias de la madre influirán sobre el futuro bebé. En nuestra sociedad es muy habitual decir que la embarazada «debe comer por dos» y que «tiene antojos». Algunas creencias atribuyen a ciertos alimentos poderes relacionados con el mundo de la sexualidad. Algunos pueblos atribuyen la longevidad al consumo de un determinado alimento, como es el ejemplo de las regiones del Cáucaso, que consumen un producto lácteo parecido al yogur. El hombre se alimenta como lo hace la sociedad a la que pertenece, su cultura define la gama de lo que es comestible. Las influencias culturales conducen a diferencias en el consumo habitual de determinados alimentos y en las costumbres de preparación de los mismos; en ciertos casos, pueden conducir a restricciones tales como la exclusión de la carne y de la leche de la alimentación. Sin embargo, es posible cambiar las influencias culturales: cuando un individuo pasa a vivir en otro país, suele adoptar los hábitos alimentarios concretos de la cultura local de ese país.

La alimentación como signo de religión Las diferentes religiones existentes en el mundo dictan prescripciones alimentarias o dietéticas para millones de personas. Las religiones pueden abordar diversos aspectos relacionados con la alimentación: ­ Las prohibiciones acerca de los alimentos. ­ Qué alimentos pueden ser incluidos en la dieta y cuáles no. ­ Qué estacionalidad debe de respetarse. ­ Horas del día en que deben ser tomados los distintos alimentos. ­ Cuándo y cuán largo debe ser el ayuno. Algunos ejemplos de ello podrían ser la ingestión de sangre para muchas religiones, la prohibición de alcohol o cerdo para el Islam, o la de té o café para los siks . Otro aspecto a considerar es la gula, considerada como pecado capital en la religión cristiana. Se podrían poner muchísimos otros ejemplos, aunque resulta imposible desligar la religión del entorno en que se mueve el individuo. Para muchas culturas, la religión explica la dieta y, a través de esa dieta, la religión condiciona la ecología. Otras veces, determinados actos y creencias religiosas son respuestas al entorno. Por ejemplo, la prohibición y los tabúes sobre la ingestión de carne animal, comunes en muchas religiones, son el resultado del aumento progresivo de los costes energéticos de la producción de la carne animal. En Occidente, donde predomina la religión cristiana, la abstinencia en el consumo de carne tenía como objetivo la purificación del alma y el alimento del espíritu, pero también así se cuidaba la salud porque la alternancia entre alimentos ricos en grasas animales y alimentos vegetales con pescado es una manera de disminuir el aporte graso de la dieta. Es precisamente en los monasterios donde se gestan los inicios de una cocina light. Será la limitación --y no la abundancia-- la que proporcionará salud en este caso. Se alterna la dieta de los días festivos, donde existe despilfarro y abundancia (también existe elaboración de postres muy típicos de monasterios), con la de los días laborables, con mayor sobriedad y monotonía.

La alimentación como signo de economía Sin duda, el coste de los alimentos es uno de los principales factores que determinan la elección de alimentos. El hecho de que el coste sea prohibitivo o no depende fundamentalmente de los ingresos y del estatus socioeconómico de cada persona. Los grupos de población con ingresos bajos muestran una mayor tendencia a seguir una alimentación no equilibrada y, en particular, ingieren poca fruta y pocas verduras14. No obstante, el hecho de disponer de acceso a mayores cantidades de dinero no se traduce, por sí mismo, en una alimentación de mayor calidad, aunque la variedad de alimentos de entre los que elegir debería aumentar. Cuando están disponibles dentro de pueblos y ciudades, los alimentos saludables tienden a ser más caros que en los supermercados de las afueras. No obstante, el hecho de aumentar el acceso, por sí solo, no es suficiente para que se consiga incrementar la compra de frutas y verduras, que siguen siendo consideradas por la población en general como prohibitivamente caras En estudios llevados a cabo en la población se halló que existen diferencias claras entre las diversas clases sociales en relación con los alimentos y con la ingesta de nutrientes. Una alimentación deficiente puede provocar tanto una nutrición insuficiente (deficiencia de micronutrientes) como un exceso de alimentación (consumo excesivo de energía que ocasiona sobrepeso y obesidad); se trata de problemas a los que se enfrentan diferentes sectores de la sociedad, por lo que se requieren diferentes niveles de especialización y pericia y diferentes métodos de intervención.

Factores físicos de la alimentación Se sostiene que el trabajo es el pivote regulador del resto de los ritmos vitales y que, en las sociedades modernas la vida cotidiana se organiza en torno a las actividades laborales. Esto distorsiona el resto de las actividades y ritmo ritmos cotidianos, en particular la organización doméstica y la realización de la comida dentro y fuera del hogar. La alimentación quedaría subordinada a los horarios laborales de cada uno de los miembros de la familia, con la consiguiente ruptura de los horarios de comida compartidos por ellos. Como la gestión, la compra y la preparación de la comida requieren mucho tiempo los ritmos laborales están afectando a la alimentación cotidiana de modo diverso, sustituyendo por las ofertas del mercado la falta de tiempo (productos con algún tipo de elaboración), recurriendo a organizaciones alternativas (comer fuera de casa o llevar la comida al trabajo) o bien delegando en otras instituciones la alimentación (comedores escolares o de empresa). La accesibilidad a las tiendas es otro factor físico importante que influye en la elección de alimentos, y depende de recursos tales como el transporte y la ubicación geográfica.

Factores psicológicos de la alimentación Estrés El estrés (la tensión psicológica) es una característica frecuente de la vida moderna y puede modificar las conductas que afectan a la salud, como el ejercicio físico, el consumo de tabaco o la elección de alimentos. La influencia del estrés sobre la elección de alimentos es compleja, y aún en mayor medida a causa de los diversos tipos de estrés que una persona puede padecer. El efecto del estrés sobre la ingesta de alimentos depende de cada individuo, del factor o factores estresantes y de las circunstancias. En general, algunas personas comen más de lo normal, y otras menos de lo normal, cuando se ven sometidas a estrés. Los mecanismos que se han propuesto como explicación de los cambios en la alimentación y la elección de alimento motivados por el estrés son: diferencias en la motivación (reducción de la preocupación por el control del peso), mecanismos fisiológicos (reducción del apetito causada por los procesos vinculados al estrés), y cambios de tipo práctico en cuanto a las oportunidades de ingesta de alimentos, la disponibilidad de alimentos y la preparación de las comidas. Además, de los estudios efectuados parece desprenderse que si el estrés laboral es prolongado o frecuente, pueden aparecer cambios adversos en cuanto a la alimentación, incrementándose la posibilidad de aumento de peso y en consecuencia el riesgo cardiovascular. Estado de ánimo Hipócrates fue el primero en sugerir que los alimentos pueden tener poder curativo; sin embargo, no fue hasta la Edad Media cuando se consideró que los alimentos podían constituir una herramienta para modificar el temperamento y el estado de ánimo. En la actualidad, se reconoce que los alimentos tienen influencia sobre nuestro estado de ánimo y que el estado de ánimo ejerce una gran influencia sobre la elección de alimentos. Un hecho interesante es que parece que la influencia de los alimentos sobre el estado de ánimo está relacionada, en parte, con las actitudes hacia alimentos concretos. Muchas personas tienen una relación ambivalente con la comida: quieren disfrutar de ella, pero están preocupadas por su peso, y viven esa relación como una batalla. Las personas que se ponen a dieta, las personas que se controlan mucho y algunas mujeres manifiestan que se sienten culpables por no comer de la manera que piensan que deberían comer.Además , los intentos de limitar la ingesta de determinados alimentos pueden incrementar la apetencia por esos alimentos concretos, conduciendo a lo que se describe como "antojos" (de determinados alimentos). Las mujeres manifiestan tener antojos más frecuentemente que los hombres. Parece que los estados depresivos afectan a la intensidad de dichos antojos. Asimismo, se notifican más antojos en las fases premenstruales; dichas fases se caracterizan por ser momentos en los que la ingesta total de alimentos aumenta, a la par que se produce un cambio en el índice metabólico basal. Por lo tanto, tanto el estado de ánimo como el estrés pueden afectar a la conducta en cuanto a elección de alimentos y, posiblemente, a las respuestas a corto y largo plazo a las intervenciones de tipo alimentario.

Trastornos alimenticios A diferencia de muchas otras funciones biológicas, la conducta alimentaria se ve sometida a menudo a un sofisticado control cognitivo. Una de las formas de control cognitivo de la ingesta de alimentos más ampliamente practicadas es ponerse a dieta. Muchas personas expresan el deseo de perder peso o de mejorar su aspecto corporal y adoptan diversos enfoques a fin de lograr un índice de masa corporal idóneo. Sin embargo, pueden surgir problemas cuando alguien se pone a dieta o realiza ejercicio físico demasiado radicalmente. La etiología de los trastornos alimentarios suele estar constituida por una combinación de factores, entre los que se encuadran los de tipo biológico, psicológico, hereditario y sociocultural. La aparición de los trastornos alimentarios suele estar vinculada a una imagen distorsionada que la persona afectada tiene de sí misma, a un nivel bajo de autoestima, a ansiedad no específica, a obsesiones, al estrés y a la infelicidad. En general, para tratar los trastornos alimentarios se debe estabilizar el peso del paciente y hacer que éste acuda a psicoterapia individual. La prevención resulta más complicada de definir, pero se ha sugerido que se debe: evitar los maltratos a menores, evitar magnificar los problemas de peso y de salud, mostrar afecto sin caer en un control excesivo, no fijarse pautas imposibles de alcanzar, premiar los pequeños logros en el presente y fomentar la independencia y la sociabilidad.

Anorexia Hablar de canon de belleza haciendo referencia al conjunto de características que debería reunir un objeto o persona para que la sociedad en la que habita considere su atractivo. Este concepto varía según las épocas y de una cultura a otra. Durante gran parte de la prehistoria existía un canon de belleza que correspondía a una mujer de vientre grande, pechos voluptuosos y caderas anchas ya que el principal objetivo era la supervivencia y la reproducción de la especie. Este concepto fue evolucionando hasta llegar a la actualidad, etapa en la que la extrema delgadez llena las pasarelas . Este tipo de estereotipos sociales asociados a la belleza corporal están provocando un efecto potenciador de diferentes trastornos alimenticios La anorexia es un trastorno alimentario que provoca que la persona se obsesione con su peso y lo que ingiere. Causa que las personas pierdan más peso de lo que se considera saludable para su edad y estatura. Las personas con este trastorno pueden tener un miedo intenso a aumentar de peso, incluso cuando están con peso insuficiente. La anorexia se caracteriza por una imagen corporal distorsionada y el miedo injustificado a subir de peso. Los síntomas incluyen tratar de mantener un peso por debajo de lo normal mediante la inanición o el ejercicio excesivo. Para evitar aumentar de peso o para seguir adelgazando, las personas anoréxicas suelen restringir demasiado la cantidad de comida que consumen. Para controlar el consumo de calorías, pueden vomitar después de comer o usar de modo indebido laxantes, suplementos dietéticos, diuréticos o enemas. Además, para intentar bajar de peso, pueden ejercitarse en exceso. No importa cuánto baje de peso, la persona continúa sintiendo temor a aumentar de peso. En realidad, la anorexia no se trata de la comida. Es una manera extremadamente poco saludable y, en ocasiones, mortal de intentar afrontar los problemas emocionales. Cuando tienes anorexia, lo que haces con frecuencia es equiparar la delgadez con la autoestima.

Bulimia Es un trastorno alimenticio y psicológico caracterizado por la adopción de conductas en las cuales el individuo se aleja de las formas de alimentación saludables La bulimia nerviosa es un trastorno alimentario caracterizado por los atracones y las purgas. Al igual que la anorexia, la persona está obsesionada con su “peso ideal” (distorsionado como la visión de su imagen corporal) y tiene miedo a la obesidad, buscando por encima de todo su delgadez. La persona comienza a sentir una necesidad imperiosa de ingerir alimentos a toda costa y sin autocontrol. Después de estos episodios de sobreingesta o comúnmente llamados “atracones” el sujeto es invadido por sentimientos negativos de culpa que intenta subsanar mediante el vómito inducido, el uso de purgantes y laxantes o el consumo de anfetaminas. Este comportamiento circular (necesidad comer - sentimiento de culpa – eliminación de dichos sentimientos) se produce una y otra vez constantemente perpetuando el cuadro bulímico. La influencia de los medios de comunicación y publicidad, las exigencias profesionales en algunos casos y la propia necesidad de integración social, pueden ser factores que predisponen a la persona a sufrir este tipo de trastornos. Las edades más afectadas son las que abarcan la adolescencia, donde la autoestima tiene su mayor inestabilidad y la aceptación social y del grupo de referencia es la prioridad número uno, pero cualquiera puede ser vulnerable.

La alimentación como objeto de estudio en las ciencias sociales Cuando consideras la comida y sus diversos procesos, claramente consciente de la necesidad de participación de todas las disciplinas debes comprender y resolver los diferentes problemas que surgen. Esto no es suficiente para la práctica científica. Asumir un enfoque holístico en el enfoque empírico de los hechos. Investigación porque sigue el marco conceptual de cada disciplina autodefinido según el objeto de conocimiento que aclara su existencia y que hacer. Por lo tanto, en algunos casos, la dieta está determinada por objeto de conocimiento .  Las explicaciones se apoyan en información proveniente de registros oficiales , que miden y cuantifican la compra de alimentos, el gasto promedio de los hogares en alimentación, el gasto en comidas fuera del hogar, tendencias del consumo, lugares preferentes de compra, etc.  Otra línea económica ha visto el problema de la alimentación en relación con las condiciones de pobreza que viven los hogares, especialmente en los países en vía de desarrollo. Esta línea emergió a partir de la década del 70 del siglo XX

La alimentación en América Latina. El análisis del perfil epidemiológico actual de la población en los países de América Latina y el Caribe muestra avances en el control de la desnutrición, pero también evidencia un proceso de transición en el que se han incorporado estilos de vida sedentarios y un consumo de alimentos con un denso contenido energético, ricos en grasas saturadas, azúcares y sal y pobres en fibras y micronutrientes. A esto se le suman otros determinantes sociales como la urbanización, las largas jornadas laborales, el aumento de cadenas de comida rápida, el impacto de la propaganda de alimentos en los medios de comunicación y la alta oferta de alimentos poco saludables. Esto ha provocado un rápido aumento del sobrepeso, la obesidad y diversas enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) que en ocasiones conviven con la desnutrición en las mismas comunidades y familias, lo que representa una doble carga para los sistemas de salud y para la economía en los países de la región.

La obesidad es el principal factor modificable de riesgo de padecer diabetes y otras ECNT. Se estima que el número de personas que sufren diabetes en América Latina se incrementará en más de un 50 %. Así, para el año 2030 se prevé que 32,9 millones de personas padecerán esta enfermedad. La diabetes y la obesidad ya no son dolencias de la abundancia y afectan desproporcionadamente a los sectores pobres y de nivel cultural más bajo de la región, donde también se concentran los más altos índices de desnutrición. Las tasas más elevadas de prevalencia de la diabetes corresponden a Belice (un 12 %) y México (un 10 %), mientras que Jamaica, Managua, Ciudad de Guatemala, las Bahamas y Bogotá cuentan con tasas de entre un 7 y un 10 % (OPS, 2012; OMS y OPS, 2012). Ámbito individual • Promover una dieta saludable y culturalmente aceptable para la población. • Corregir los hábitos alimentarios indeseables y reforzar aquellos deseables para el mantenimiento de la salud. • Orientar al consumidor con respecto a la elección de una dieta saludable de acuerdo con los recursos económicos disponibles, los alimentos producidos localmente y tomando en cuenta la estacionalidad de los mismos. Ámbito gubernamental • Servir de base para la planificación y evaluación de programas sociales y de alimentación y nutrición. • Servir de insumo para la formulación de políticas relacionadas con la alimentación y la nutrición. • Orientar y unificar el contenido de los mensajes sobre alimentación y nutrición de las distintas organizaciones e instituciones. • Proporcionar información básica para incluir en los programas de educación formal y no formal en todos los niveles (primario, secundario y universitario). • Promover la oferta de alimentos saludables en todos los programas de alimentación coordinados por los gobiernos. Ámbito de la industria de alimentos • Orientar a la industria de alimentos en la elaboración de alimentos de alta calidad nutricional. • Orientar el etiquetado nutricional en la industria alimentaria La Conferencia Internacional sobre Nutrición, organizada por la FAO y la OMS en Roma en 1992, identificó estrategias y acciones para mejorar el estado nutricional y el consumo de alimentos en el ámbito mundial. El Plan de Acción para la Nutrición, adoptado por los países en dicha conferencia, incluyó una sección titulada Fomento de dietas y modos de vida sanos en la cual los gobiernos fueron instados a proveer al público orientación en materia de nutrición elaborando guías alimentarias para diferentes grupos de edad y estilos de vida de las poblaciones de cada país, siendo esta la manera en que los países se comprometieron a desarrollar las guías alimentarias (FAO, 1992). Más recientemente, en el año 2004, la OMS propuso la Estrategia mundial sobre régimen alimentario, actividad física y salud, que alienta a los gobiernos a formular y actualizar directrices nacionales en materia de alimentación teniendo en cuenta la evidencia científica proporcionada por fuentes nacionales e internacionales. El propósito de las guías alimentarias es educar a la población y guiar las políticas nacionales de alimentación y nutrición así como a la industria de alimentos. Las guías alimentarias constituyen una forma práctica de alcanzar las metas nutricionales establecidas para la población, a la vez que toman en consideración los factores sociales, económicos y culturales así como el ambiente físico y biológico (OMS y FAO, 1998). La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que unos pocos factores de riesgo son responsables de gran parte de la epidemia de obesidad y ECNT: » hipertensión arterial » hipercolesterolemia » bajo consumo de frutas y verduras » exceso de peso » falta de actividad » tabaquismo Guías alimentarias

Análisis de la alimentación desde la cultura El análisis de la alimentación desde la cultura, la transforma en un fenómeno complejo que trasciende a la ingesta de nutrientes y que pone en el centro a las personas que realizan elecciones mediadas por su posición en determinados contextos  Así, la relación de la persona con la comida, sus elecciones alimentarias y los efectos que ésta puede tener en su salud, pueden ser explicados también desde sus relaciones y entorno sociocultural. Un ejemplo de esto es cuando definimos lo que es un alimento saludable y a menudo nos encontramos con nociones biomédicas que se contraponen a la definición cultural del mismo concepto. En ese sentido, “lo saludable” puede significar al mismo tiempo algo nutritivo, algo que engorda, algo que no engorda, lo que sabemos cocinar, lo que nos cocinaba algún ser querido, lo que nos reconforta luego de una jornada extenuante o que nos da energía para empezar el día, alimentos a los que no podemos acceder, lo natural, y un largo etcétera que se pone en tensión cuando las recomendaciones nutricionales desde la medicina se deben poner en práctica en la cotidianeidad. Entonces, para estudiar la alimentación desde la cultura  ¿debemos dejar de lado la evidencia científica que respalda que ciertos tipos de alimentos contribuyen a la aparición de enfermedades? ¿Cómo podemos establecer puntos de encuentro? Si consideramos que la alimentación debe ser leída dentro de su contexto, todas las aristas son importantes de tomar en cuenta. Uno de los elementos contextuales relevantes para entender cómo nos alimentamos actualmente, es la transición nutricional en América Latina que se asentó en la década de los 90 a partir de la incorporación de alimentos hipercalóricos diseñados con un exceso de grasas y azúcares lo que, sumado a los cambios económicos, los hizo preferentes por ser más baratos y rápidos de preparar y consumir, acorde con los estilos de vida más acelerados y que, de la mano con otros cambios demográficos y sociales, se terminó favoreciendo su consumo por sobre otros alimentos tradicionales y naturales 

La alimentación es un hecho que trasciende la biología para entrar de lleno en la cultura, prueba de ello son los argumentos siguientes: Existen preferencias y aversiones muy diferentes de unas culturas a otras en relación con unas mismas fuentes de proteínas (por ejemplo: insectos, ranas, caracoles, cerdo, vaca, etc.) que van más allá de los condicionamientos biológicos y que nos remiten a diferentes estrategias particulares de adaptación al medio. En todas las culturas conocidas, las prohibiciones alimentarias parecen mucho más importantes cuando se trata de productos animales que cuando se trata de productos vegetales.  Los animales tienen atributos morfológicos que los aproximan mucho más a los seres humanos.  Y cuanto más se aproximan, tanto más son objeto de prohibiciones y aversiones, pues, a diferencia de la savia de los vegetales, la sangre de los animales remite a la imagen de la vida humana. Muy frecuentemente, la carne es el alimento más demandado.  La valoración de la carne en numerosas culturas e innumerables épocas es una constante, hasta el punto de que los historiadores han medido la prosperidad de un período y/o de una categoría social por el aumento del consumo per cápita de carne.  Se puede afirmar que la cocina, o mejor dicho las cocinas, reflejan las sociedades. Cada grupo social posee un cuadro de referencias que guía la elección de sus alimentos -algunos de éstos son compartidos con otros grupos, otros son exclusivos-, cuyo conjunto constituye un corpus más o menos estructurado de criterios que le corresponden y, por esta razón, le confieren una particularidad sea diferencial, sea distintiva. Desde un punto de vista culinario, los grupos sociales son portadores de unas características específicas Factores culturales de los alimentos

La alimentación como identidad cultural La aplicación rigurosa de las reglas alimentarias ha sido, a lo largo del tiempo, una protección contra la aculturación y la pérdida de identidad ante el contacto cultural con otros grupos y es muy lógico que los colectivos de inmigrantes no quieran abandonar ciertas prácticas, sino, por el contrario, crear en sus sociedades de destino los espacios adecuados para satisfacer las demandas de productos axiales en su alimentación de origen y sus peculiaridades alimentarias. Se ha podido comprobar, en efecto, que, en ciertas situaciones de minorías culturales, algunos trazos culinarios persisten, aunque otros se hayan olvidado. Así, el estilo alimentario parece, aunque acostumbra a registrar cambios de diferente tipo, más fuerte y más duradero que otras características culturales que son, no obstante, también básicas, como las prácticas religiosas, el uso de la lengua materna o los vestidos. En caso de asimilación total, las prácticas alimentarias serían las últimas en desaparecer. Incluso, sucede que adquieren un lugar muy importante para marcar las diferencias con la sociedad de destino, dado que sus portadores le confieren una significación considerable  La alimentación tiene hoy, más que nunca, una importante raíz social. Nuestra cultura nos dice cuáles son los ingredientes que hemos de utilizar en los platos, en qué orden han de tomarse los alimentos, etc. Los hábitos de alimentación en la familia y los individuos vienen condicionados por la disponibilidad de los alimentos, el acceso a ellos y el aprendizaje, entre otros.

La comida como interacción social Nuestros comportamientos alimentarios se articulan mediante dos tipos de normas básicas: las normas sociales y las normas dietéticas. Las normas sociales se refieren al conjunto generalizado de ‘acuerdos’ relativo al número, tipo, momento, lugar, composición y estructura de los diferentes tipos de tomas alimentarias y a las condiciones y contextos en los que se produce su consumo. Por ejemplo, establecer unos horarios definidos según el tipo de comidas, considerar unas ingestas más importantes que otras, adoptar unos modales particulares, comer, dependiendo de los platos y alimentos, con los dedos o con los cubiertos. Las normas dietéticas refieren al conjunto de prescripciones basadas en conocimientos científico-nutricionales. Más o menos fluctuantes a lo largo del tiempo, variables según los descubrimientos y el aumento de la influencia social de sus prescriptores, las normas dietéticas describen, en términos cuantitativos y cualitativos, lo que es una comida adecuada, una alimentación equilibrada, cómo se han de organizar las ingestas alimentarias diarias con el fin de mantener un buen estado de salud, etc.  El seguimiento de las normas sociales o normas de grupo supone también una afirmación de la identidad. En esta situación se establecen también diversas interacciones. La persona o personas que han preparado los alimentos lo hacen con el objeto de demostrar su afecto y son reforzadas por el resto, al mismo tiempo que recompensan a los demás proporcionando más comida. En este contexto, una persona con una fuerte motivación por ser aceptada puede comer en exceso si es reforzada por ello. Así, se siente más querida si come más. Esto puede llevar al inicio de un sobrepeso como consecuencia de querer agradar a los demás. Por el contrario, una persona que es instigada a comer más de lo que desea, en una situación que se da de forma reiterada, puede sentirse excluida del grupo y la hora de la comida convertirse en un acontecimiento absolutamente indeseado que tiende a evitarse  El momento de la comida es una situación importante que suma, al valor motivacional de la alimentación, la motivación por la pertenencia social. El hecho de proporcionar alimentos a los miembros de la familia o el grupo de amigos se considera un acto de estrechamiento de los lazos sociales. Preparar un plato especial y compartirlo en momentos especiales

Aspectos sanitarios y nutrición En otra dirección, desde el área de la salud y la nutrición se han realizado investigaciones orientadas a la identificación de cambios en los conocimientos, actitudes y prácticas alimentarias de pacientes diabéticos, con VIH y madres gestantes y lactantes. El interés de estos estudios se centra en el análisis de los cambios que genera la aparición de determinada enfermedad, los cuales están asociados, generalmente a modificaciones en los hábitos de alimentación. De igual forma, se indaga cada vez más en las creencias y los patrones alimentarios de las madres gestantes y lactantes, por la importancia que éstos tienen en el desarrollo infantil y por la primacía que las políticas de infancia otorgan a esta etapa del desarrollo. El enfoque de la Seguridad Alimentaria y Nutricional ha sido fuertemente impulsado para el análisis de las políticas en esta materia. En el campo de la economía aplicada ubica el problema alimentario en relación con factores estructurales que afectan la disponibilidad y acceso a los alimentos; en especial, ubica los cambios que ha vivido Colombia en los contextos internos y externos que moldean las políticas y la evolución del sistema agroalimentario y su problemática. Mantilla y Morales (2008) evalúan la política pública de la SA impulsada por el gobierno nacional desde el año 2005, con el propósito de establecer alcances y vacíos respecto al logro del derecho a la alimentación, como el más representativo de los derechos económicos, sociales y culturales.

La situación de hambre en el mundo ha conducido a un interés creciente en lo relativo a la alimentación, tanto en el campo académico, como en el campo de la acción política, de manera tal que el conocimiento sistematizado sobre las condiciones objetivas y subjetivas de la situación alimentaria de las sociedades, sirva de brújula para la definición y la implementación de políticas orientadas a garantizar el derecho a la alimentación de la población. Los avances y desarrollos científicos permiten que en la actualidad se disponga de información suficiente sobre la composición de los alimentos, los efectos de los diferentes nutrientes en la salud y la nutrición de la población según características de sexo y edad, las tendencias y cambios del consumo, los sistemas agroalimentarios y de conservación, entre otros; mientras que lo relativo a las prácticas concretas de alimentación, las creencias, los saberes, las tradiciones y costumbres alimentarias en diversos grupos sociales han sido poco exploradas. Algunas razones para ello pueden deberse a la tendencia de considerar la alimentación como un objeto de estudio propio de las ciencias de la salud. El carácter marginal que este ocupa en el análisis de las ciencias sociales y a que la dimensión social de la nutrición recién alcanza auge en las últimas tres décadas, en comparación con otras tendencias de análisis, como se ha señalado anteriormente. Adicionalmente, los rituales, las simbolizaciones, los valores sociales y estéticos expresados en el proceso alimentario han contado con escasos desarrollos, pese a que existe una línea de investigación desde la sociología de la alimentación y la sociología de la comida. Lamentablemente no alcanzamos a dimensionar la importancia no solo de una alimentación adecuada, pese a los estudios sociológicos que existen, caemos en las costumbres, creencias y en el echo de que el uso adecuado de una alimentación adecuada, aun no lega a tantas personas como para generar un impacto social. Los aportes de la sociología de la alimentación 

Qué pretende y qué nos puede aportar La sociología de la alimentación pretende modificar la perspectiva teórica y las herramientas analíticas centradas en el consumo, para focalizar en el comportamiento de los sujetos, respecto a intereses y condiciones que intervienen en el acceso, preparación y disposición de los alimentos y en el acto alimentario. Este cambio de visión busca destacar la diversidad y la heterogeneidad de procesos intervinientes en las situaciones alimentarias, generalmente invisibles en los análisis tendientes a la generalización, trascender los abordajes económicos y nutricionales predominantes e incluir aspectos motivacionales y variables de tipo social que puedan explicar la permanencia y los cambios de este comportamiento. En síntesis, una perspectiva sociológica contribuye a develar y destacar los contenidos subjetivos y simbólicos de la alimentación que enmarca el fenómeno. Es una contribución para avanzar en el posicionamiento de los análisis micro sociales que pongan al descubierto la multiplicidad de factores que inciden en la conducta alimentaria, ajenos a la pretensión de homogeneidad, determinación o generalización que ha caracterizado las investigaciones en la materia, por parte de otras disciplinas. 

CONCLUSION La alimentación humana se puede explicar desde diversos puntos de vista y tiene múltiples funciones: satisface necesidades fisiológicas y también deseos; la cocina identifica culturalmente, señala un estatus social y refleja los roles de género; los alimentos pueden sanar o provocar enfermedades; permiten cuidar las relaciones familiares y establecer alianzas políticas; sirven para incrementar la acumulación de capital e impulsar la globalización económica, pero también para promover estrategias de resistencia y oposición a estos procesos. Comer es, en definitiva, una actividad polisémica; tanto o más que un requerimiento funcional humano, es un fenómeno social, económico y político.
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