No menos de cincuenta mil combatientes, una centena de batallas, en 1.500
kilómetros, a lo largo de dos años. Quechuas, Aymaras, Tobas, Chancas,
Matacos, Mocovíes, Pampas, Chiriguanos, mestizos, negros, mulatos,
criollos, y, según algunas fuentes, hasta algunos europeos.
En el Alto Perú, actual Bolivia, Julián Apaza,
cambia su apellido al de Katari, tomado de un
precursor, y su nombre al de Tupac, en
homenaje al líder quechua peruano Tupac
Amaru, al que reconoce como Rey.
Nace así como Tupac Katari, el aymara que, a
diferencia de Tupac Amaru, no poseía ningún
linaje de nobleza, pero fue nombrado virrrey y
capitán en el Alto Perú del movimiento.
Nace también la alianza quechua aymara, el
núcleo estratégico de la confederación
pluriétnica de la insurrección.