Psicología del amor, La adicción amorosa.pptx

LucianoSanchez50 10 views 34 slides Sep 19, 2025
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Patologías en las relaciones amorosas. La adicción al amor no necesariamente pertenece a las relaciones románticas o sexuales. Es posible que una persona se relacione como un adicto al amor con sus amigos, sus hijos, lideres o figuras religiosas, estrellas.


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Adicción amorosa Las personas  desarrollan adicciones para protegerse de los sentimientos insoportables y dolorosos como ansiedad , tristeza o inseguridad. Así evitan entrar en contacto consigo mismos, con su sufrimiento y malestar, utilizando este problema como vía de escape. Aunque normalmente pensamos en sustancias como el alcohol o las drogas, existen otras versiones que pueden llegar a ser igualmente dañinas. Una de ellas es la adicción al amor

Cuando se da cuenta de que tiene una adicción,  la persona suele hacerle frente o suele pedir ayuda,  ya sea a un familiar como a un profesional, pero también hay un gran número de personas que prefieren permanecer en el autoengaño . Sin embargo, una adicción siempre crea consecuencias nocivas ,  aunque a menudo sean ignoradas, sobre todo en los primeros momentos en los que se construye el hábito.

Los adictos al amor. Los adictos al amor, como los que lo son a cualquier sustancia o hábito,  pasan mucho tiempo esforzándose por la persona con la que están obsesionadas . Estos individuos valoran el amor hacia el otro por encima de sí mismos, y su enfoque en el amado es muy dañino.

Este comportamiento hace que los adictos al amor   se descuiden a sí mismos de diferentes maneras , como por ejemplo abandonando aspectos importantes de sus vidas. Esto provoca que pierdan el bienestar que surge de mantenerse conectados con otras cosas o valores.

La adicción al amor  no necesariamente pertenece solo a las relaciones románticas o sexuales . Es posible que una persona se relacione como un adicto al amor con sus amigos, sus hijos, líderes o figuras religiosas, o incluso con personas a las que nunca ha conocido, como estrellas de cine.

Sea como sea cuando un adicto al amor tiene una relación se involucra demasiado en ella, hasta tal punto que se descuida a sí mismo constantemente. El núcleo de fantasía de un adicto al amor es la  expectativa  de que alguien más puede resolver sus problemas, su deseo de conseguir una consideración positiva incondicional en todo momento de otro individuo, y su necesidad de que le cuiden.

Cuando no se cumple con esta necesidad irreal, los adictos al amor pueden verse resentidos, y crear conflictos en sus relaciones con los demás. El problema es que es prácticamente imposible que una pareja o cualquier otro ser querido cumpla con las expectativas hiperexigentes de los adictos. Por ello,  esta manera de entender las relaciones casi siempre causa problemas .

Y es que existe un conflicto insalvable dentro de la adicción al amor: la persona que la sufre  no está viviendo realmente su relación , sino que se pasa el tiempo dentro de su cabeza y tratando de evitar la realidad. Esta base hace que las interacciones con otros sean tensas, débiles y sometidas a toda clase de conflictos.

Los antecedentes de la adicción al amor Las personas que se vuelven adictas al amor, en general,  tienen antecedentes de abandono de sus cuidadores primarios . Los adultos adictos al amor generalmente vienen de niños que no conseguían sus necesidades de validación, amor y relación con uno o ambos padres.

Esto puede afectar a su autoestima de forma espectacular en la vida adulta. El problema es el resultado de un miedo consciente de abandono y un miedo subconsciente y subyacente a la intimidad. Para un adicto al amor,  la intensidad en una relación es a menudo confundida con la  intimidad .

Al igual que con cualquier otro problema de este tipo,  la recuperación de la adicción al amor es un proceso de auto-descubrimiento . Se requiere la adopción de medidas específicas: romper con la negación y el reconocimiento de la adicción; ser dueño de las consecuencias perjudiciales de la adicción; e intervenir para detener el ciclo adictivo que se produce.

En última instancia,  los adictos al amor deben entrar en un proceso de duelo para tratar el dolor emocional subyacente  que está en el centro de la adicción de la que se van a liberar. Esto se hace, por ejemplo, mediante la exploración de las experiencias de la infancia que pueden causar este problema.

La sobriedad A diferencia de las adicciones a sustancias (como el alcohol, la cocaína o el tabaco), la adicción al amor es particularmente difícil porque, en realidad, necesitamos amor para funcionar como seres humanos sanos y felices. Para recuperarse, un adicto al amor tiene que aprender que el amor puede ser sano. De esa manera, puede obtener sus necesidades de conexión íntimas sin caer en conductas obsesivas.

El mundo de las relaciones no siempre es blanco y negro. Además, incluso si se termina una relación, simplemente se está alargando el tiempo para desear o querer empezar con otra relación. Sin cambiar los problemas de fondo,  ¿cómo vas a saber si en la nueva  relación  estás actuando como adicto o no? Se define a la sobriedad basada en el comportamiento de la persona como el   deseo de interrumpir el comportamiento adictivo,  en este caso, relacionado con el amor. Esto se hace día a día, a través de estrategias y recursos que sirvan a la persona, como por ejemplo, realizando una lista personal en la que figuren actividades y comportamiento adictivos que se tengan y estar atentos para hacerles frente.

Pero  la sobriedad para ti puede ser muy diferente a como la vive otro.  La definición es personal, basada en cómo la adicción al amor se presenta para ti. Tómate el tiempo para definir los comportamientos y actitudes que te pongan en riesgo. ¿Cuándo se empieza a perder el contacto con uno mismo? ¿En qué situaciones estás dispuesto a abandonarte por el bien de tu pareja? Por ejemplo, la sobriedad en este sentido puede significar lo siguiente: Asistir a mis propios pensamientos, sentimientos y comportamientos. Prestar atención a lo que yo quiero y necesito. Ocuparme de mí mismo. Definir y hacer cumplir  límites  saludables. Estar en contacto con lo que está pasando en este momento, incluyendo lo que siento por mi pareja. Aceptar la responsabilidad de mi propia felicidad, seguridad y otras necesidades (lo que significa que sé cómo pedir el apoyo apropiado). Reconocer y celebrar mis puntos fuertes, sin dejar de ser humilde en mis debilidades. Hacer mía plenamente la realidad, independientemente de si me gusta.

Si existen días en que tu sobriedad se ve amenazada, puedes: Meditar. Leer algo inspirador. Dormir. Comer algo saludable. Hacer algo de yoga. Salir a la calle… Las adicciones son actividades por las cuales nos abandonamos. Debido a ello, una de las características clave de la sobriedad es volver a estar bien con nosotros mismos.

¿amor o apego ? Es importante la distinción entre amor y apego. Desde la psicología budista, el amor es la aspiración y el deseo de que todos los seres sean felices. Así pues, si entendemos el amor como la aspiración de la felicidad de los demás, no sería algo enfocado realmente a nosotros mismos. Sin embargo, el apego es un aferramiento a alguien o algo y esperar que nos haga felices. Por lo tanto, más que adicción al amor,  estaríamos hablando de un apego excesivo para buscar fuera la felicidad que no tenemos dentro .

¿Amor verdadero o dependencia emocional ? El amor verdadero no duele. Amar con madurez, inteligencia y equilibrio requiere dejar a un lado dependencias y miedos. Todo ello contribuirá a crear vínculos felices y enriquecedores . “Siempre está haciendo cosas del trabajo y no me presta atención”, “No tiene detalles conmigo”, “Si no quiere estar siempre a mi lado, es que no me quiere”…  Tras este tipo de frases a menudo tan comunes, puede esconderse una compleja realidad que a la larga, nos traerá una clara infelicidad en la relación de pareja.  Lejos de ser una amor verdadero estamos ante un vínculo claramente desgastante

Lo que está claro es que este tipo de expresiones denotan por parte del que las dice algo más que preocupación.  Hay sufrimiento. Es un lazo que lejos de enriquecer, de ofrecer impulso, crecimiento y satisfacción, sitúa la mirada en la carencia, en la necesidad de recibir pruebas constantes de afecto. Algo así aboca a menudo a una presión nada saludable donde aparecen los chantajes, los miedos, los recelos… La persona presa de la dependencia emocional es en todos los casos alguien que cuenta con una  autoestima  baja.  Son perfiles con un autoconcepto tan mermado que renuncian a su propia vida, a sus valores, a sus creencias… ¿Cómo descubrir si en una relación hay amor verdadero o  es dependencia emocional?

¿Qué es y por qué se produce la dependencia emocional ? La dependencia emocional es una  adicción  hacia otra persona . No siempre tiene por qué ser la pareja, pero es sin duda el caso más típico. Se puede decir que es algo parecido a la adicción al alcohol o a otras drogas. Cabe señalar que esta dinámica se da en ambos sexos. Aunque a menudo tengamos la idea de que es más común entre el género femenino  estamos ante una realidad tan común como recurrente tanto en hombres como en mujeres . Así,  estudios  como el llevado a cabo en la  Universidad de Canterbury por el psicólogo Bruce J. Elliss , nos señalan datos muy interesantes al respecto.

Baja autoestima Las personas con dependencia emocional albergan en su interior pensamientos de inferioridad y baja autoestima. Son perfiles con una necesidad de validación constante. Tienden a idealizar a la otra persona. Tienen miedo a la soledad, a ser abandonados. Carecen de una adecuada realización personal, madurez emocional y autonomía. Dificultad para tomar decisiones.

Estos pensamientos provocan que en el momento en que alguien se fija en ellos, se sienten tan valiosos e importantes que no pueden “perder la oportunidad”. Al final ellos, que a lo mejor en un principio no se habían sentido atraídos por esta persona,  acaban por ceder al verse de pronto visibilizados en el mundo . Ahí es donde se encuentra el problema. No saben diferenciar si su relación se basa en el amor verdadero o dependencia emocional. Evidentemente, no han escogido a esta pareja por tener cosas en común o por sentir armonía con ella, si no por la necesidad de ser amado y el miedo atroz a ser rechazada o sentirse solo.

No es amor verdadero, es sufrimiento No debemos equivocarnos.  Estas relaciones erigidas sobre la dependencia emocional no se nutre con el amor verdadero.  Poco poco el dependiente deja de lado todos sus planes, proyectos, sueños e ilusiones. Se desprende incluso de familiares y amigos. Queda aislado y se desprende incluso de sí mismo.

La dependencia y el sufrimiento emocional Cuando esto ocurre, cuando te faltas el respeto a ti mismo de esta manera, es normal que tengas sentimientos de  ansiedad  y que incluso puedas llegar a caer en depresión . No eres feliz y tampoco amas a esa persona, simplemente tu miedo al abandono puede más que la aventura de ser quien realmente quieres ser, es demasiado arriesgado para ti.

El dependiente necesita también ejercer control en su pareja, necesita saber dónde está en todo momento, con quién está y qué está haciendo. Evidentemente  la confianza brilla por su ausencia porque como  “yo soy tan inferior y valgo tan poco, él/ella me puede engañar”.  A raíz de estos comportamientos es lógico pensar que se generarán multitud de discusiones. Se darán dinámicas que oscilan entre la distancia y la reconciliación, altibajos emocionales donde quedar aún más debilitados psicológicamente.

La necesidad de construir relaciones maduras y conscientes La dependencia emocional de un ser a otro es una de las cosas que más daño puede provocar en una relación de pareja. Tanto para el dependiente como para el no dependiente. Como hemos dicho, no se trata de amor sin límites que todo lo puede y con el que todo queda justificado, si no que  la pareja se convierte en una relación carente de confianza, respeto, libertad, autenticidad…  El objetivo por tanto no puede ser más claro:  lograr relaciones interpersonales más equilibradas, maduras, conscientes . Aumentar nuestra  autoestima  teniendo claro quiénes somos y actuando como tal es sin duda un gran paso. Deberemos también aprender a estar solos y disfrutar de ello, dejando a un lado la necesidad de aprobación y temor al rechazo.  Todo ello contribuirá a construir un amor verdadero.

11 síntomas del adicto al amor. Inmadurez emocional. Falta de crecimiento emocional, que se traduce en infantilismo. Tendencia a crear dependencias emocionales: el adicto dependerá de «alguien» o «algo» que, aun cuando sea sólo momentáneamente, cubra su necesidad imperiosa de sentirse cuidado o protegido.

Egocentrismo: el sujeto buscará llamar la atención y ser el centro mediante acciones buenas o malas. Incapacidad para amar: el adicto padece de esterilidad afectiva, que compensa simulando que ama. Sexualidad desintegrada: tiene problemas con la aceptación de la sexualidad y las encubre compensándolas con una «doble moral» o promiscuidad.

Labilidad o endeblez emocional: el adicto es incapaz de gobernar las emociones propias, es vulnerable y frágil emocionalmente. Conducta impulsiva: el adicto muestra deficiencia en la modulación de la intensidad de los estímulos y, sobre todo falta de control de las órdenes de la mente, las emociones y los sentimientos.

Angustia patológica o existencial: el enfermo tiene miedo a todo y a nada, y muestra probable carencia de endorfinas que ocasiona una gran susceptibilidad a emociones (por ejemplo: el miedo), que se vuelven como una sombra fatal de la que no puede desprenderse. Soledad existencial: el adicto se siente siempre solo y tiene necesidad constante de estar en compañía de los seres que dice «querer». Está es mayor mientras más acompañado esté.

Mitomanía y mundo fantástico: el adicto dice mentiras crónicas, tejidas en historias fantásticas, en las cuales el adicto al amor es héroe protagónico, y las que él mismo llega a creer como si fueran verdad. Tendencia a la manipulación: el adicto finge actitudes y emociones para dominar a quienes se encuentran a su alrededor.

Incapacidad para integrarse a los grupos humanos: el adicto posee una manera desproporcionada y distorsionada de concienciar sus defectos de carácter, de ahí que se aísle emocionalmente y en forma fatal del resto del mundo. Incapacidad para asimilar experiencias: el adicto, debido probablemente a una carencia de betalipotropina , no posee la capacidad natural de recordar experiencias emocionales y evocar el sufrimiento, de ahí que cometa desde niño una y otra vez el mismo error que lo conduce a sufrir.

Incapacidad para tolerar la frustración: posee poca o nula tolerancia a la frustración y su respuesta ante la misma es impulsiva y violenta. Incapacidad para tolerar el sufrimiento: no puede modular sus respuestas ante estímulos efectivos y responde con gran ansiedad ante la presencia de conflictos. Esto le hace vivir en una constante lucha por resolver la dicotomía entre sufrir y dejar de sufrir. Vivir sufriendo y sufrir viviendo: siempre se siente mal y es incapaz de disfrutar por más que su circunstancia se encuentre muchas veces colmada de satisfactores emocionales o materiales.

Tendencia a la evasión (fuga): buscará desde temprana edad todas las formas de fuga con tal de no sentirse como se siente y de no ser lo que es. No encontrará placer ni satisfacción en actividades como el deporte, el estudio o la lectura, la única solución la encuentra en el «anestésico» para sus emociones: el alcohol, las drogas, la comida o una relación destructiva. El sufrir es la meta del adicto al sufrimiento.