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ser ingerido diariamente en la dieta, durante toda la vida, sin que se presente un riesgo para la
salud humana, basándose en estudios de toxicidad aguda y prolongada (FAO/WHO, 1975).
Además, se debe aplicar un factor de seguridad que consiste en usar una concentración 100 veces
menor respecto a la dosis en la cual no fueron detectados efectos adversos (Oser, 1978).
Por otro lado, los altos costos de las pruebas toxicológicas agudas que, en 1981 tenían un
precio de 7,840 a 56,000 dólares o de las crónicas de 224,000 a 504,000 dólares, ha hecho que el
número de nuevos aditivos sea cada vez menor y que varios de los ya existentes reafirmen su
uso, por haber sido ampliamente usados y hasta la fecha no han reportado casos graves. Por
ejemplo, en los Estados Unidos de América, se tiene una clasificación para aditivos que a través
de los años han demostrado ser inocuos para la salud humana, siendo conocidos como "GRAS"
(Generally Recognized as Safe) o sea "generalmente reconocidos como seguros". Sin embargo,
esta clasificación no es absoluta ya que algunos han sido reconsiderados respecto a su seguridad
de empleo en alimentos, como en el caso del Rojo Dos (Emerson, 1981). Además de las pruebas
toxicológicas antes mencionadas, hay otras como las que detectan mutaciones, alteraciones
durante el embarazo, alergias, teratogénesis, etc. Todo esto, obviamente, incrementa el costo de
los estudios. Dentro las sustancias “ Gras” se deben considerar a los sabores, evaluando su
potencial toxicidad, conocer los compuestos que forman un sabor es por demás complejo, pero
aún así tiene que ser regulado, se requiere vigilar que sustancias sin mayor interés o por falta de
datos toxicológicos sean eliminadas de la lista Gras, por ejemplo: 2-metil-5-vinilpirazina, o-
vinilanisol y ambreta-almizcle (Smith, et al, 1996).
Entre los aditivos que han logrado relativamente demostrar su seguridad de empleo en los
alimentos, está el aspartamo, el cual es un péptido formado por el ácido aspártico y el metil-Ester
de fenilalanina, siendo aprobado por el FDA (Food and Drug Administration) de los Estados Unidos
de América como edulcorante para cereales, gomas de mascar, bebidas en polvo, café, té,
pudines, bebidas carbonatadas, productos lácteos, etc., (Calorie Control Council. 1981; Inglett,
1981). Mientras que otros compuestos están pendientes de demostrar su inocuidad de empleo,
como sería el poliazúcar obtenido de la unión Ester de sacarosa y un polímero de alcohol vinílico.
Este último compuesto es interesante, ya que puede interaccionar con las papilas gustativas para
causar un efecto edulcorante, sin embargo no es biotransformado, por lo que su ingesta no
representa un exceso de calorías (Maugh, 1982). En contraparte se debe descartar la práctica de
agregar dietilenglicol a los vinos, a pesar de que este compuesto imparte un sabor dulce y
agradable a los vinos (Achiron, y Smart, 1985), pero puede biotransformarse en oxalato, el cual es
tóxico.
Otro aditivo reciente, que incluso llegó a distribuirse en casas de productos naturales en
los Estado Unidos de América, es el "Bloqueador de Almidón" que en realidad son inhibidores
proteicos de las amilasas los cuales se pueden obtener de las habichuelas. El efecto de inhibición
impide que el almidón sea ingerido, evitando que éste se asimile, con el riesgo de complicarse con
diarreas. Por otro lado no se cuenta con datos sobre estudios prolongados (crónicos), indicando
que debe ser ampliamente analizado en el laboratorio antes de que se piense en comercializarlo
(Seligmann y Witherspoon, 1982).
Al hablar de aditivos, muchas veces implica peligro para la mayoría de los consumidores,
ignorando los beneficios que de ellos se obtienen, por esto hay que resaltar que algunos
compuestos se emplean para aumentar el contenido nutricional, evitar la formación de tóxicos,
evitar intoxicaciones, reducir costos de producción, aumentar la disponibilidad de productos e
incluso por razones de conveniencia y apariencia (Kramer, 1978; Lechowich, 1981; Oser, 1978;
Roberts, 1978). Es decir que se debe considerar el balance entre riesgo y beneficio al emplearse
aditivos (Graham, 1981). El riesgo se define como la amenaza a la vida o la salud humana por el
uso de químicos, mientras que los beneficios se pueden considerar en cuatro categorías: a) para la
salud y la nutrición humana; b) apariencia; c) conveniencia, y d) proporcionar mayor disponibilidad
de alimentos.