West _ Fisiología respiratoria_ Fundamentos-10°Ed..pdf

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About This Presentation

Fisioterapia Cardiorrespiratorio


Slide Content

WEST
FISIOLOGÍA
RESPIRATORIA
FUNDAMENTOS
10.ª EDICIÓN

John B. West, M.D., Ph.D., D.Sc.
Professor of Medicine and Physiology
University of California, San Diego
School of Medicine
La Jolla, California
Andrew M. Luks, M.D.
Associate Professor of Medicine
University of Washington
WEST
FISIOLOGÍA
RESPIRATORIA
FUNDAMENTOS
10.ª EDICIÓN

Av. Carrilet n.º 3, Edifici D
Ciutat de la Justícia
08902 L’Hospitalet de Llobregat
Barcelona (España)
Tel.: 93 344 47 18
Fax: 93 344 47 16
e-mail: [email protected]
Traducción de la 10.ª edición
Beatriz Magri Ruiz
Traductora e intérprete de conferencia
Traducción de las anteriores ediciones
Mª Jesús del Sol Jaquotot
Licenciada en Medicina y Cirugía
Revisión científica
Piedad Ussetti Gil
Jefe de Sección del Servicio de Neumología
Hospital Puerta de Hierro
Profesor Asociado Departamento de Medicina
Universidad Autónoma de Madrid
Revisión científica
Dr. Oscar López Santiago
Medicina Interna, Medicina Crítica y Cardioneumología
Centro Médico Nacional “20 de Noviembre”. ISSSTE
Centro Médico Nacional “La Raza”. IMSS
Corporativo Hospital Satélite
México
Dirección editorial: Carlos Mendoza
Editora de desarrollo: Núria Llavina
Gerente de mercadotecnia: Juan Carlos García
Composición: Servei Gràfic NJR, S.L.U.
Diseño de portada: Sonia Bocharán
Impresión: R.R. Donnelley Shenzen/Printed in China
Se han adoptado las medidas oportunas para confirmar la exactitud de la información presentada y describir la
práctica más aceptada. No obstante, los autores, los redactores y el editor no son responsables de los errores u
omisiones del texto ni de las consecuencias que se deriven de la aplicación de la información que incluye, y no
dan ninguna garantía, explícita o implícita, sobre la actualidad, integridad o exactitud del contenido de la publi-
cación. Esta publicación contiene información general relacionada con tratamientos y asistencia médica que no
debería utilizarse en pacientes individuales sin antes contar con el consejo de un profesional médico, ya que los
tratamientos clínicos que se describen no pueden considerarse recomendaciones absolutas y universales.
El editor ha hecho todo lo posible para confirmar y respetar la procedencia del material que se reproduce en este
libro y su copyright. En caso de error u omisión, se enmendará en cuanto sea posible. Algunos fármacos y
­productos sanitarios que se presentan en esta publicación sólo tienen la aprobación de la Food and Drug
Administration (FDA) para un uso limitado al ámbito experimental. Compete al profesional sanitario averiguar la situación de cada fármaco o producto sanitario que pretenda utilizar en su práctica clínica, por lo que aconse- jamos la consulta con las autoridades sanitarias competentes.
Derecho a la propiedad intelectual (C. P. Art. 270)
Se considera delito reproducir, plagiar, distribuir o comunicar públicamente, en todo o en parte, con ánimo de
lucro y en perjuicio de terceros, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o
ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autori-
zación de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios.
Reservados todos los derechos.
Copyright de la edición en español © 2016 Wolters Kluwer
ISBN edición española: 978-84-16654-00-0
Depósito legal: M-40651-2015
Edición en español de la obra original en lengua inglesa West’s respiratory physiology: the essentials, 10th edition,
de John B. West y Andrew M. Luks.
Copyright © 2016 Wolters Kluwer
Two Commerce Square
2001 Market Street
Philadelphia, PA 19103
ISBN edición original: 978-1-4963-1011-8

Para P.H.W.—John B. West
Para P.A.K., R.W.G. y E.R.S.—Andrew M. Luks

vii
Esta obra se publicó por primera vez hace 40 años y ha servido a varias
generaciones de estudiantes. No en vano, se ha traducido ya a 15 idiomas.
Esta nueva 10.ª edición incorpora varias novedades, la más importante de las
cuales la incorporación de Andrew Luks, M.D., como coautor de la obra. El
Dr. Lucks es una acertada elección: se doctoró en medicina en la University
of California San Diego (UCSD) School of Medicine, de modo que estudio
la asignatura para la cual este libro fue escrito originalmente. ¡Incluso aún
conserva gran parte de la 5.ª edición del libro subrayada! Luks tiene un gran
interés en la enseñanza a estudiantes de la University of Washington School
of Medicine, y tiene una buena preparación para cuidar de las generaciones
venideras.
Otra de las novedades que incorpora esta nueva edición son las viñetas clíni
­
cas para cada uno de los nueve primeros capítulos del libro. Se han creado con el propósito
de señalar cómo la fisiología que se describe en el texto principal
puede aplicarse en una situación clínica. Asimismo, se han añadido 26 nuevas preguntas de elección múltiple. Algunas de ellas requieren más razonamiento que las preguntas tradicionales, basadas en gran medida en la memorización. Otra novedad son las 14 conferencias de 50 minutos basadas en el contenido del libro. Todas ellas están disponibles gratuitamente en YouTube, y su utili- dad y popularidad entre los estudiantes ya ha sido constatada. Sin ir más lejos, la primera conferencia sobre la estructura y la función del pulmón ha recibido ya más de 100
000 visitas. La URL es http://meded.ucsd.edu/ifp/jwest/resp_
phys/index.html. Finalmente, se ha cambiado el título del libro, en coherencia con su mayoría de edad.
A pesar de estas nuevas características, los objetivos del libro no han cam
-
biado. En primer lugar, pretende ser un texto introductorio para estudian- tes de medicina y otras ciencias relacionadas de la salud. Como tal, se usará, normalmente, junto con una serie de clases, como se hace en la University of California San Diego (UCSD) School of Medicine. La primera edición se escribió porque creí que no había un texto adecuado, en aquel momento, para acompañar a la asignatura de fisiología de primer año.
En segundo lugar, la obra está escrita como una revisión para residentes
y compañeros de áreas como la neumología, la anestesiología y la medicina interna, particularmente para ayudarles a preparar diversos exámenes. Aquí
PrefacIO

viii  PREFACIO
las necesidades son diferentes. El lector está familiarizado con el tema gene-
ral, pero necesita refrescar la memoria en varios puntos, y los numerosos
esquemas didácticos del libro son especialmente importantes para ello.
Podría ser útil añadir una o dos palabras sobre cómo el libro encaja con las
clases para los estudiantes de primer año de medicina de la UCSD. Nos vemos
limitados a unas 12 clases de 50 min sobre fisiología respiratoria, complemen-
tadas por dos laboratorios, tres grupos de debate y una sesión de revisión con
toda la clase presente. Las clases siguen estrechamente los diferentes capítulos
del libro, y la mayor parte de estos capítulos se corresponden con una sola
clase. Las excepciones son el capítulo 5, que tiene dos (una sobre intercambio
normal de gases, hipoventilación y cortocircuito; otra sobre el difícil tema de
las relaciones entre ventilación y perfusión); el capítulo 6, que tiene dos (una
sobre el transporte a través de la membrana alveolocapilar y otra sobre el
equilibrio acidobásico); y el capítulo 7, que también tiene dos (sobre estática y
dinámica). El capítulo 10, «Pruebas funcionales respiratorias», carece de cla-
ses, porque no forma parte del núcleo central de la asignatura; se ha incluido,
en parte, por interés y, en parte, porque es importante para las personas que
trabajan en laboratorios de función pulmonar.
Esta nueva edición se ha actualizado en muchas áreas, como el flujo san-
guíneo y el metabolismo, transporte de gases a través de la sangre, y fisiología
de grandes alturas. El apéndice B contiene comentarios de las respuestas a las
preguntas, incluyendo las nuevas preguntas de las viñetas clínicas. Un gran
número de animaciones en línea ayudan a explicar alguno de los conceptos
más complicados. La parte del texto con material adicional se señala con el
siguiente símbolo
. Se ha hecho un gran esfuerzo para que el libro siga
siendo de pocas páginas, a pesar de las enormes tentaciones de engrosarlo. Con frecuencia, los estudiantes se preguntan si el libro es demasiado super-
ficial. No estoy de acuerdo; de hecho, si los residentes de neumología que inician su formación en unidades de cuidados intensivos entendieran todos los conceptos sobre mecánica e intercambio de los gases, el mundo sería un lugar mejor.
Muchos estudiantes y profesores han escrito para preguntar sobre afirma-
ciones del libro o para hacer sugerencias para su mejora. Respondo personal- mente a cada uno de los puntos que plantean, y aprecio mucho este interés.
John B. West
[email protected]
Andrew M. Luks
[email protected]

ix
ÍNDICE DE CAPÍTULOS
Prefacio vii
Capítulo 1 EStructurA Y FunciÓn­—Cómo la arquitectura
pulmonar contribuye a su función 1
Capítul
o 2
VentilaCiÓn—Cómo llega el aire a los alvéolos 14
Capítul
o 3
DifusiÓn—Cómo el aire atraviesa la membrana
alveolocapilar 28
Capítul
o 4
FLUJO SANGUÍNEO Y MetabolismO—Cómo
la circulación pulmonar elimina gases de los pulmones
y altera algunos metabolitos 41
Capítul
o 5
RelaCiÓn ENTRE VentilaCiÓn Y PerfusiÓn—Cómo
las relaciones entre el aire y la sangre determinan
el intercambio de gases 63
Capítul
o 6
TransportE DE GASES POR LA SANGRE—Cómo
los gases se desplazan hasta los tejidos periféricos 87
Capítul
o 7
MecÁnicA DE LA RESPIRACIÓN—Cómo se sostienen
y se mueven los pulmones 108
Capítulo 8 Control DE LA VentilaCiÓn—Cómo se regula
el intercambio de gases 142
Capítulo 9 APARATO RespiratorIO Y EStrÉs—Cómo se produce
el intercambio de gases durante el esfuerzo, a presiones barométricas bajas y
 elevadas, y al nacer 161
Capítulo 10 PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS—Cómo se
aplica la fisiología ­respiratoria para medir la función
pulmonar 182

x  ÍNDICE DE CAPÍTULOS
Apéndice
A—Símbolos, unidades y ecuaciones
 199
Apéndice B—Respuestas 206
P
rocedencia de las figuras
 229
Índice alfabético de materias 231

1
1
Empezaremos con una breve revisión de
las relaciones que existen entre la estructura
y la función de los pulmones. En primer lugar,
observamos la membrana alveolo­capilar, donde
tiene lugar el intercambio de los gases en la
respiración. A continuación, veremos cómo se
conduce el oxígeno a esa interfase a través de
las vías respiratorias y, después, cómo la sangre
obtiene el oxígeno de los pulmones. Finalmente,
se considerarán brevemente dos
 posibles
problemas de los pulmones: cómo mantienen los alvéolos su estabilidad y cómo se mantienen limpios los pulmones en un entorno contaminado.
EStructurA
Y FunciÓn
Cómo la arquite
ctura
pulmonar contribuye
a su función
• Membrana alveolocapilar
• Vías respiratorias y flujo aéreo
• Vasos y flujo sanguíneo
• Estabilidad de los alvéolos
• Eliminación de partículas
inhaladas

2  CAPÍTULO 1
El pulmón es un órgano destinado al intercambio de gases. Su principal función
es permitir que el oxígeno se desplace desde el aire a la sangre venosa, y que el
dióxido de carbono haga el camino opuesto, aunque también tiene otras funcio-
nes: metaboliza algunos compuestos, filtra materiales no deseados de la circula-
ción y actúa como reservorio de sangre. No obstante, su función esencial es
intercambiar gases y, por lo tanto, empezaremos por hablar de la membrana
alveolocapilar, que es donde se produce ese intercambio.
Me
mbrana alveolocapilar
El oxígeno y el dióxido de carbono se desplazan entre el aire y la sangre por difusión simple, es decir, desde una zona de presión parcial elevada a otra de
presión parcial baja
1
, de forma parecida a como el agua corre cuesta abajo. La ley
de difusión de Fick establece que la cantidad de gas que se desplaza a través de una lámina de tejido es proporcional al área de la misma, pero inversamente propor-
cional a su grosor. La membrana alveolocapilar es extremadamente fina (fig. 1-1), y tiene una superficie que oscila entre 50 m
2
y 100 m
2
. Es, por lo tanto, muy ade-
cuada para su función de intercambio de gases.
¿Cómo puede obtenerse un área de difusión tan prodigiosa en el interior de la
limitada cavidad torácica? Pues envolviendo los pequeños vasos sanguíneos (capi- lares) alrededor de un enorme número de pequeños sacos aéreos denominados alvéolos (fig. 1-2). Existen, aproximadamente, 500 millones de alvéolos en el pul-
món humano, cada uno de ellos de alrededor de 1/3 mm de diámetro. Si fueran esféricos
2
, su superficie total sería de 85 m
2
aunque su volumen fuera sólo de 4 l.
Por el contrario, una única esfera de ese volumen tendría una superficie interna de tan sólo 1/100 m
2
. Así pues, el pulmón proporciona esta gran área de difusión por
estar dividido en innumerables unidades.
El aire llega a uno de los lados de la membrana alveolocapilar transportado por
las vías respiratorias, y la sangre llega al otro lado a través de los vasos sanguíneos.
Vías respiratorias y FLujo aéreo
Las vías respiratorias consisten en una serie de tubos ramificados, que se vuelven más estrechos, cortos y numerosos a medida que profundizan en el pulmón (fig.
 1-3). La tráquea se divide en los bronquios principales derecho e izquierdo,
que se dividen, a su vez, en bronquios lobulares y, luego, en bronquios segmenta- rios. Este proceso continúa hasta llegar a los bronquíolos terminales, que son las vías
1
La presión parcial de un gas se obtiene multiplicando su concentración por la presión total. Por ejem-
plo, el aire seco tiene un 20,93 % de O
2. Su presión parcial (Po
2) a nivel del mar (presión atmosférica de
760
 mm Hg) es de 20,93/100 × 760 = 159 mm Hg. Cuando el aire entra en las vías respiratorias supe-
riores, se calienta y humedece, y la presión de vapor de agua es entonces de 47 mm Hg, de modo que la
presión total del aire seco es sólo de 760 – 47 = 713 mm Hg. La Po
2 del aire inspirado es, por lo tanto, de
20,93/100 × 713 = 149 mm
Hg. Un líquido expuesto a un gas hasta llegar al equilibrio tiene la misma pre-
sión parcial que el gas. En el apéndice A, se ofrece una explicación más completa de las leyes de los gases.
2

Los alvéolos no son esféricos, sino poliédricos. Ni toda su superficie está disponible para la difusión
(v. fig. 1-1). Estas cifras son, por lo tanto, sólo aproximadas.

ESTRUCTURA Y FUNCIÓN  3
respiratorias más pequeñas que no presentan alvéolos. Todos estos bronquios
constituyen las vías respiratorias de conducción. Su función consiste en llevar el aire
inspirado hasta las regiones de intercambio de gases del pulmón (
fig. 1-4). Las
vías respiratorias proximales más grandes contienen una gran cantidad de cartí- lago en sus paredes. A medida que las vías respiratorias avanzan distalmente, el porcentaje de cartílago disminuye y la musculatura lisa aumenta, de tal manera que las vías respiratorias distales muy pequeñas están compuestas principalmente
Hem
Hem
4
3
2
FB
FB
IN
IN
C
C
EN
EN
EP
EP
MB
1µm
Figura 1-1. Microfotografía electrónica que muestra un capilar pulmonar (C) en la pared
alveolar
. Obsérvese la membrana alveolocapilar extremadamente delgada, de unos 0,3
 µm,
en algunos puntos. La flecha grande indica la vía de difusión desde el aire alveolar hasta el
interior del hematíe (Hem), y comprende la capa de agente tensioactivo (no mostrada en la
preparación), el epitelio alveolar (EP), el intersticio (IN), el endotelio capilar (EN) y el plasma.
También se observan partes de las células estructurales denominadas fibroblastos (FB), la membrana basal (MB) y un núcleo
 de una célula endotelial.

4  CAPÍTULO 1
de músculo liso. Dado que las vías respiratorias de conducción carecen de alvéolos
y, por lo tanto, no intervienen en el intercambio de gases, constituyen el espacio
muerto anatómico, en que el término «espacio muerto» hace referencia a las zonas
del pulmón que reciben ventilación pero no reciben flujo sanguíneo. Su volumen
es de, aproximadamente, 150 ml.
Figura 1-2. Corte pulmonar que muestra muchos alvéolos y un pequeño bronquíolo. Los
capilares pulmonares discurren en las paredes de los alvéolos (fig. 1-1). Los agujeros de las
paredes alveolares son los poros de Kohn.

ESTRUCTURA Y FUNCIÓN  5
Los bronquíolos terminales se dividen en bronquíolos respiratorios, que presentan
algunos alvéolos que brotan de sus paredes. Finalmente, llegamos a los conductos
alveolares, completamente tapizados de alvéolos. Esta región pulmonar con alvéolos,
en la que se produce el intercambio de gases, es lo que se conoce como zona respira-
toria. La parte pulmonar distal a un bronquíolo terminal forma una unidad anató-
mica denominada ácino. La distancia desde el bronquíolo terminal al alvéolo más
distal es de tan sólo unos milímetros, pero la zona respiratoria constituye la mayor
parte del pulmón, siendo su volumen de unos 2,5 a 3 l en situación de reposo.
Durante la inspiración, el volumen de la cavidad torácica aumenta y el aire
entra en los pulmones. El aumento de volumen se consigue, en parte, por la con-
tracción del diafragma, lo que origina su descenso, y en parte, por la acción de los
músculos intercostales, que elevan las costillas, con lo que aumenta el área trans-
versal del tórax. El aire inspirado se dirige hacia los bronquíolos terminales des-
plazándose en masa, como hace el agua a través de una manguera. Más allá de ese
punto, el área transversal total de las vías respiratorias es tan enorme, a causa del
Figura 1-3. Molde de las vías respiratorias de unos pulmones humanos. Los alvéolos se
han eliminado, con lo que pueden verse las vías respiratorias de conducción desde la trá-
quea hasta los bronquíolos terminales.

6  CAPÍTULO 1
Z
0
1
2
3
4
16
5
17
18
19
20
21
22
23
Tráquea
Bronquios
Bronquíolos
Bronquíolos
terminales
Zona de conducción
Zonas de transición
y respiratoria
Bronquíolos
respiratorios
Conductos
alveolares
Sacos
alveolares
Figura 1-4.
 Idealización de
las vías respiratorias humanas
según
Weibel. Obsérvese que
las 16
 primeras generaciones
(Z) constituyen las vías respira- torias de conducción, y las siete últimas, la zona respiratoria (o las zonas de transición y respi- ratoria).
05 10 15 20 23
100
200
300
400
500
Generación de la vía respiratoria
Bronquíolos
terminales
Zona
respiratoria
Zona de
conducción
Área transversal total (cm
2
)
Figura 1-5. Esquema que mues­
­tra el aumento extremadamente rápido
del área transversal total
de las vías respiratorias en la zo­­na
respiratoria (compárese con la fig.
 1-4). Debido a ello, la velocidad
de avance del aire durante la ins­
piración disminuye mucho en la
región de los bronquíolos respira- torios, y la difusión de los gases pasa a ser el modo principal de ventilación.

ESTRUCTURA Y FUNCIÓN  7
gran número de ramas (fig. 1-5), que la velocidad de avance del aire disminuye.
La difusión del aire por las vías respiratorias pasa a ser entonces el mecanismo
dominante de ventilación en la zona respiratoria. La velocidad de difusión de las
moléculas de gas en las vías respiratorias es tan rápida y las distancias a cubrir son
tan cortas que las diferencias de concentración en el interior del ácino desapare-
cen, prácticamente, en un segundo. Sin embargo, como la velocidad del aire dis-
minuye rápidamente en la región de los bronquíolos terminales, el polvo inhalado
se acumula, frecuentemente, aquí.
El pulmón es un órgano elástico, y regresa de forma pasiva al volumen preins-
piratorio durante la respiración en reposo. Es enormemente fácil de distender. Una
respiración normal de unos 500 ml, por ejemplo, necesita una presión de disten-
sión de menos de 3 cm
H
2O. Por el contrario, el globo de un niño puede necesitar
una presión de 30 cm H
2O para producir la misma variación de volumen.
La presión necesaria para desplazar aire por las vías respiratorias también es
muy pequeña. Durante la inspiración normal, una velocidad de flujo aéreo de 1 l/s
necesita una disminución de presión a lo largo de las vías respiratorias de menos de 2 cm
H
2O. Compárese con la paja de refresco, que necesita una presión de unos
500 cm
H
2O para que se produzca la misma velocidad de
flujo.
Vasos y FLujo sanguíneo
Los vasos sanguíneos pulmonares también constituyen una serie de tubos que se ramifican desde la arteria pulmonar a los capilares y, de regreso, hacia las venas pul- monares. Inicialmente, las arterias, las venas y los bronquios discurren juntos, pero hacia la periferia pulmonar, las venas se alejan para pasar entre los lobulillos, mientras que las arterias y los bronquios viajan juntos hacia los centros de los mismos. Los capilares constituyen un retículo denso en las paredes alveolares (fig.
 1-6). El diámetro de un segmento capilar es de unos 7 μm a 10 μm, justo lo
suficientemente grande para que pase un hematíe. Las longitudes de los segmen- tos son tan cortas que el denso retículo forma una lámina casi continua de sangre en la pared alveolar, una disposición muy eficaz para el intercambio de gases. Las paredes alveolares casi nunca se enfrentan, como en la figura 1-6. La sección transversal microscópica habitual (fig. 1-7) muestra los hematíes en los capilares, y destaca la enorme exposición de sangre al aire alveolar, interponiéndose sólo la delgada membrana alveolocapilar (compárese con la fig. 1-1).
Debido a la extrema delgadez de la membrana alveolocapilar, los capilares se
lesionan con facilidad. Al aumentar la presión en los capilares hasta niveles eleva-
• Divididas en una zona de conducción y una zona respiratoria.
• El volumen del espacio muerto anatómico es de unos 150 ml.
• El volumen de la región alveolar es de unos 2,5 l a 3 l.
• El desplazamiento de gases en la región alveolar es fundamentalmente
por difusión.
Vías respiratorias

8  CAPÍTULO 1
dos o al inflar los pulmones a grandes volúmenes, por ejemplo, se puede aumentar
el estrés sobre la pared de los capilares hasta el punto de poderse producir cambios
estructurales. Se filtra, entonces, plasma desde los capilares, e incluso hematíes,
hacia los espacios alveolares.
La arteria pulmonar recibe todo el gasto cardíaco desde el corazón derecho,
pero la resistencia del circuito pulmonar es asombrosamente pequeña. Se necesita
una presión media en la arteria pulmonar de tan sólo unos 20 cm
H
2O (unos
15 mm Hg) para un flujo de 6 l/min (el mismo flujo a través de una paja de refresco
necesita 120 cm H
2O).
Figura 1-6. Imagen de una pared alveolar (en la rana) que muestra el denso retículo de
capilares. También puede observarse una arteria pequeña (izquierda) y una vena (dere-
cha). Los segmentos capilares individuales son tan cortos que la sangre forma una lámina
casi continua.
• Gran parte de esta área es extremadamente delgada (0,2-0,3 µm).
• Tiene una enorme superficie, de 50-100 m
2
.
• La gran superficie se debe a los, aproximadamente, 500 millones de
alvéolos.
• Es tan delgada que los grandes aumentos de la presión capilar pueden
lesionar la membrana.
Membrana alveolocapilar
500 µ

ESTRUCTURA Y FUNCIÓN  9
Cada hematíe pasa 0,75 s en el retículo capilar y, durante este tiempo, es pro-
bable que atraviese dos o tres alvéolos. Es tan eficaz la anatomía para el intercam-
bio de gases que este corto tiempo es suficiente para completar, prácticamente, el
equilibrio del oxígeno y el dióxido de carbono entre el aire alveolar y la sangre
capilar.
Los pulmones tienen un sistema sanguíneo adicional, la circulación bronquial,
que aporta sangre a las vías respiratorias de conducción hasta aproximadamente
los bronquíolos terminales. Parte de esta sangre se aleja de los pulmones a través
de las venas pulmonares, y parte entra en la circulación sistémica. El
flujo a tra-
vés de la circulación bronquial es una mera fracción del que discurre por la cir­
culación pulmonar, y los pulmones pueden funcionar bastante bien sin él, por
ejemplo, tras un trasplante pulmonar.
Figura 1-7. Corte microscópico del pulmón de un perro que muestra capilares en
las paredes alveolares. La membrana alveolocapilar es tan delgada que no puede identifi-
carse aquí (compárese con la fig. 1-1). Este corte se preparó a partir de un pulmón que se
congeló rápidamente mientras se perfundía.
• Todo el gasto cardíaco del corazón derecho se dirige a los pulmones.
• El diámetro de los capilares es de unos 7 µm a 10 µm.
• El grosor de gran parte de las paredes capilares es inferior a 0,3 µm.
• La sangre pasa alrededor de 0,75 s en los capilares.
Vasos sanguíneos

10  CAPÍTULO 1
Para concluir esta breve explicación de la anatomía funcional de los pulmones,
veremos un par de problemas especiales que el pulmón debe superar.
Estabilidad de los alvéolos
El pulmón puede contemplarse como una colección de 500 millones de burbujas,
cada una de ellas de 0,3 mm de diámetro. Esta estructura es inherentemente inesta-
ble. A causa de la tensión superficial del líquido que tapiza los alvéolos, aparecen
fuerzas relativamente grandes que tienden a colapsar los alvéolos. Afortunadamente,
parte de las células que revisten los alvéolos secretan una sustancia denominada ten-
sioactivo (surfactante), que disminuye considerablemente la tensión superficial de la
capa que tapiza los alvéolos (v. cap. 7). Como consecuencia, aumenta enormemente
la estabilidad alveolar, aunque el colapso de las pequeñas vías respiratorias siempre es
una posible complicación, y se observa, con frecuencia, en algunas enfermedades.
Eliminación de partículas inhaladas
Con su superficie de 50-100 m
2
, los pulmones presentan la mayor superficie del
organismo frente a un entorno cada vez más hostil. Se han desarrollado varios mecanismos para enfrentarse a las partículas inhaladas (v. cap. 9). Las partículas grandes se filtran en la nariz. Las partículas de menor tamaño que se depositan en las vías respiratorias de conducción se eliminan mediante una «escalera» mucoci- liar, que se desplaza y que continuamente barre restos hacia la epiglotis, donde son deglutidos. El moco, segregado por glándulas mucosas y también por células cali- ciformes de las paredes bronquiales, es impulsado por millones de cilios diminu- tos, que se mueven rítmicamente en condiciones normales, pero que quedan paralizados por la inhalación de algunos tóxicos.
Los alvéolos carecen de cilios, y las partículas que allí se depositan son englo-
badas por grandes células itinerantes, denominadas macrófagos. El material extraño se elimina desde los pulmones a través de los linfáticos o el torrente circu- latorio. También intervienen en la reacción de defensa frente al material extraño células sanguíneas como los leucocitos.
1.
La membrana alveolocapilar es extremadamente delgada y presenta una gran superficie, que es ideal para el intercambio de gases por difusión pasiva.
2. Las vías respiratorias de conducción se extienden hasta los bronquíolos termi- nales, con un volumen total de unos 150 ml. Todo el intercambio de gases se produce en la zona respiratoria, cuyo volumen es de unos 2,5 l a 3 l.
3. El flujo por convección conduce aire inspirado hasta los bronquíolos termi-
nales; más allá de este punto, el desplazamiento de aire es, cada vez más, por difusión en la región alveolar
.
4.
Los capilares pulmonares ocupan una enorme área de la pared alveolar, y un hematíe pasa alrededor de 0,75 s en ellos.
CONCEPTOS CLAVE

ESTRUCTURA Y FUNCIÓN  11
PREGUNTAS
Un varón de 50 años, que fuma dos cajetillas de cigarrillos al día
desde los 18 años de edad, estaba bien hasta hace un año, cuando
presentó hemoptisis (expectoración de sangre). En la broncoscopia,
durante la cual se introdujo a través de las vías respiratorias un tubo
iluminado provisto de una cámara en su extremo, se observó una
masa en el bronquio principal izquierdo, la principal vía respiratoria que
abastece al pulmón izquierdo. Cuando se realizó la biopsia de la masa,
se demostró que era maligna. Una tomografía computarizada (TC)
reveló que el cáncer no se había diseminado. El paciente fue tratado
con una
 neumonectomía en la que se extirpó todo el pulmón izquierdo.
Cuando se sometió a una evaluación al cabo de 6 meses,
se observó que el volumen del pulmón se había reducido un tercio
respecto al valor preoperatorio. La capacidad del pulmón para transferir gases a través de la membrana alveolocapilar se había reducido un 30
% en comparación con el valor preoperatorio. (Esta
prueba se conoce como la capacidad de difusión para el monóxido de carbono y se expone en el cap. 3). La presión arterial pulmonar era normal en reposo, pero aumentaba durante el esfuerzo más que antes de la operación. Su capacidad de esfuerzo se había reducido un 20
%.
• ¿Por qué el volumen pulmonar se redujo sólo un tercio cuando se le extirpó un pulmón?
• ¿Cómo puede explicarse la reducción del 30
% de la capacidad de
la membrana alv
eolocapilar para transferir gases?
• ¿Por qué la presión arterial pulmonar aumentaba más con el esfuerzo que antes de la operación?
• ¿Por qué se redujo la capacidad de esfuerzo?
CASO CLÍNICO
Elija la mejor respuesta para cada pregunta.
1. En la membrana alveolocapilar del pulmón humano:
A. La parte más delgada de la membrana tiene un grosor de unos 3 μm.
B. El área total de la membrana alveolocapilar es de, aproximadamente, 1 m
2
.
C. Alrededor del 10 % del área de la pared alveolar está ocupado por capila-
res.
D. Si la presión en los capilares se eleva hasta niveles altos anormales, puede
lesionarse la membrana alveolocapilar.
E. El oxígeno atraviesa la membrana alveolocapilar por transporte activo.

12  CAPÍTULO 1
2. Cuando el oxígeno se desplaza a través del lado delgado de la membrana alveo-
locapilar, desde el aire alveolar a la hemoglobina del hematíe, atraviesa las
siguientes capas, en orden:
A. Célula epitelial, agente tensioactivo, intersticio, célula endotelial, plasma,
membrana del hematíe.
B. Agente tensioactivo, célula epitelial, intersticio, célula endotelial, plasma,
membrana del hematíe.
C. Agente tensioactivo, célula endotelial, intersticio, célula epitelial, plasma,
membrana del hematíe.
D. Célula epitelial, intersticio, célula endotelial, plasma, membrana del he
­
matíe.
E. Agente tensioactivo, célula epitelial, intersticio, célula endotelial, mem- brana del hematíe.
3. ¿Cuál es la Po
2 (en mm Hg) del aire inspirado húmedo de un alpinista en
la cumbre del monte Everest (suponga una presión atmosférica de 247 mm Hg)?
A. 32
B. 42
C. 52
D. 62
E. 72
4. Acerca de las vías respiratorias del pulmón humano:
A. El volumen de la zona de conducción es de unos 50 ml.
B. El volumen del resto del pulmón en situación de reposo es de unos 5 l.
C. Un bronquíolo respiratorio puede distinguirse de un bronquíolo termi- nal en que este último tiene alvéolos en sus paredes.
D. De promedio, hay unas tres ramificaciones de las vías respiratorias de conducción antes de que aparezca el primer alvéolo en sus paredes.
E. En los conductos alveolares, el modo predominante de flujo aéreo es la
difusión, en lugar de la convección.
5.
Acerca de los vasos sanguíneos de los pulmones humanos:
A. Las venas pulmonares forman un patrón de ramificación igual que el de las vías respiratorias.
B. El diámetro promedio de los capilares es de unos 50 μm.
C. La circulación bronquial tiene, aproximadamente, el mismo flujo sanguí-
neo que la circulación pulmonar
.
D. En promedio, la sangre pasa 0,75 s en los capilares en situación de reposo.
E. La presión media de la arteria pulmonar es de unos 100 mm
Hg.

ESTRUCTURA Y FUNCIÓN  13
6. Un varón de 65 años refirió un empeoramiento de la disnea de esfuerzo de
6 meses de evolución. Se realizó una biopsia pulmonar debido a las altera-
ciones observadas en las pruebas de imagen de tórax. El informe de anatomía
patológica indica que el grosor de la cara delgada de la membrana alveolo-
capilar es superior a 0,8 μm en la mayoría de los alvéolos. ¿Cuál de los
 siguientes
cabría esperar?
A. Disminución de la velocidad de difusión del oxígeno hacia los capilares pul- monares.
B. Aumento del volumen de los hematíes individuales.
C. Mayor riesgo de rotura de la membrana alveolocapilar.
D. Difusión más lenta del aire desde las vías respiratorias distales hasta los alvéolos.
E. Disminución de las concentraciones de agente tensioactivo alveolar.

14
2
Veremos ahora con más detalle cómo llega
el oxígeno a la membrana alveolocapilar por
el proceso de ventilación. En primer lugar,
revisaremos brevemente los volúmenes
pulmonares; a continuación, la ventilación total
y la ventilación alveolar, que es la cantidad de aire
fresco que llega a los alvéolos. La parte de
los pulmones que no participa en el intercambio
de gases se comentará en los apartados sobre espacio muerto anatómico y fisiológico. Finalmente, se presentará la distribución desigual de la ventilación causada por la
 gravedad.
VentilaCiÓn
Cómo llega el aire
a los
 alvéolos
• Volúmenes pulmonares
• Ventilación
• Espacio muerto anatómico
• Espacio muerto fisiológico
• Diferencias regionales de
ventilación

VENTILACIÓN  15
Los tres capítulos siguientes explican cómo el aire inspirado llega a los alvéolos,
cómo los gases atraviesan la membrana alveolocapilar y cómo son eliminados de
los pulmones a través de la sangre. Estas funciones se llevan a cabo mediante la
ventilación, la difusión y el flujo sanguíneo, respectivamente.
La figura 2-1 es un esquema muy simplificado de un pulmón. Los diversos
bronquios que constituyen las vías respiratorias de conducción (v. figs. 1-3 y 1-4)
se representan ahora con un solo tubo señalado como «espacio muerto anató-
mico», que conduce a la región pulmonar de intercambio de gases, que está
rodeada por la membrana alveolocapilar y la sangre de los capilares pulmonares.
Con cada inspiración, entran en el pulmón unos 500 ml de aire (volumen corriente)
y aproximadamente sale el mismo volumen. Obsérvese qué proporción tan pe
­­
queña del volumen pulmonar total está representada por el espacio muerto anatómico. Cuanto mayor es el volumen del espacio muerto, menor es el volumen de aire fresco que entra en los alvéolos. Obsérvese también lo pequeño que es el volumen de sangre capilar en comparación con el volumen de aire alveolar (com
-
párese con la fig. 1-7).
1~––
Ventilación total
7 500 ml/min
Volumen corriente
500 ml
Frecuencia
15/min
Espacio muerto anatómico
150 ml
Ventilación alveolar
5 250 ml/min
Aire alveolar
3 000 ml
Flujo sanguíneo
pulmonar 5 000 ml/min
Sangre capilar
pulmonar
70 ml
FLUJOSVOLÚMENES
Figura 2-1. Esquema de un pulmón que muestra los volúmenes y los flujos típicos.
Existe una variación considerable en torno a estos valores en función del tamaño y el sexo
del paciente.
Volúmenes pulmonares
Antes de observar el movimiento del aire en el interior de los pulmones, es útil
mirar brevemente los volúmenes pulmonares estáticos. Algunos de ellos pueden
medirse con un espirómetro (fig. 2-2). Obsérvese que ahora los dispositivos elec-
trónicos han sustituido al espirómetro de agua que se muestra en esta
figura.

16  CAPÍTULO 2
Durante la espiración, la campana asciende y el lápiz baja, trazando una gráfica en
movimiento. En primer lugar, puede observarse la respiración normal (volumen
corriente) y, a continuación, el paciente realiza una inspiración máxima, que conti-
núa con una espiración máxima. El volumen exhalado se denomina capacidad vital.
Sin embargo, tras una espiración máxima, queda algo de aire en los pulmones, que
es lo que se denomina volumen residual. El
 volumen de aire que queda en los pul-
mones tras una espiración normal es la capacidad residual funcional (FRC).
Ni la capacidad residual funcional ni el volumen residual pueden medirse con
un espirómetro sencillo, pero sí puede utilizarse una técnica de dilución de gases, como se muestra en la figura 2-3. Se conecta al paciente a un espirómetro que
0
2
4
6
8
Capacidad
pulmonar
total
Capacidad
vital
Capacidad
residual
funcional
Volumen
corriente
Litros
Volumen
residual
Papel
Espirómetro
Lápiz
Figura 2-2. Volúmenes pulmonares. Obsérvese que la capacidad pulmonar total, la capa­
cidad residual funcional y el volumen residual no pueden medirse con el espirómetro.
V
2
C
1
C
1
× V
1
= C
2
× (V
1
+ V
2
)
V
1
C
2
Antes del equilibrio Después del equilibrio
Figura 2-3. Medición de la capacidad residual funcional mediante dilución de helio.

VENTILACIÓN  17
contiene una concentración conocida de helio, que es prácticamente insoluble en
la sangre. Tras varias respiraciones, la concentración de helio en el espirómetro y
en los pulmones llega a ser la misma.
Dado que no se ha perdido helio, la cantidad de este gas presente antes del
equilibrio (concentración por volumen) es:
C
1 × V
1
e iguala la cantidad tras el equilibrio:
C
2 × (V
1 + V
2)
A partir de aquí:
V
2 = V
1 ×
C
1 – C
2
C
2
En la práctica, se añade oxígeno al espirómetro durante el equilibrio, para com-
pensar el consumido por el paciente, y también se absorbe dióxido de carbono.
Otra forma de medir la capacidad residual funcional es con un pletismógrafo
corporal (fig. 2-4). Se trata de un gran habitáculo hermético, como una cabina
telefónica antigua, en la que el paciente se sienta. Al final de una espiración nor-
mal, un obturador cierra la boquilla, y se pide al paciente que realice esfuerzos respiratorios. Cuando el paciente intenta inhalar, expande el aire en sus pulmones; el volumen pulmonar aumenta, y la presión en el habitáculo aumenta porque dis- minuye su volumen de aire. La ley de Boyle establece que la presión × el volumen es constante (a temperatura constante).
Por lo tanto, si las presiones en el habitáculo antes y después del esfuerzo inspi-
ratorio son P
1 y P
2, respectivamente, V
1 es el volumen preinspiratorio en el habitá-
culo y D V es el cambio del volumen del habitáculo (o pulmón), podemos decir que:
P
1V
1 = P
2 (V
1 – DV)
Así, puede obtenerse DV. A continuación, se aplica la ley de Boyle al aire del pulmón. Entonces:
P
3V
2 = P
4 (V
2 + DV)
PV
P
PV = K
V
Figura 2-4. Medición de la capacidad resi­
dual funcional (FRC) con un pletismógrafo
­corporal. Cuando el paciente realiza un esfuer­
­zo inspiratorio contra una vía respiratoria
cerrada, aumenta ligeramente el volumen de
sus pulmones, disminuye la presión en las vías
respiratorias y aumenta la presión en el pletis­ mógrafo. El volumen pulmonar se obtiene a partir de la ley de Boyle (v. el texto).

18  CAPÍTULO 2
donde P
3 y P
4 son las presiones en la boca antes y después del esfuerzo inspirato-
rio, y V
2 es la FRC. Así, puede obtenerse la FRC.
El pletismógrafo corporal mide el volumen total de aire en los pulmones,
incluso el que pueda quedar atrapado más allá de vías respiratorias cerradas (en la
fig. 7-9, se muestra un ejemplo) y, que por lo tanto, no se comunica con la boca.
Por el contrario, el método de dilución de helio sólo mide gas que se comunica, o
volumen pulmonar ventilado. En las personas jóvenes y sanas, estos volúmenes
son prácticamente iguales, pero en pacientes con neumopatías, el volumen venti-
lado puede ser considerablemente inferior al volumen total, a causa del aire atra-
pado más allá de las vías respiratorias obstruidas.
Ventilación
Supongamos que el volumen exhalado con cada respiración es de 500 ml (fig. 2-1)
y que la frecuencia respiratoria es de 15 resp/min. El volumen total que abandona
los pulmones cada minuto será, entonces, 500 × 15 = 7
500 ml/min. Esto se conoce
como ventilación total
o ventilación por minuto. El volumen de aire que entra en los
pulmones es ligeramente superior, porque se capta más oxígeno que el dióxido de carbono que se expulsa.
Sin embargo, no todo el aire que pasa por los labios alcanza el comparti- miento aéreo alveolar, que es donde se produce el intercambio de gases. De
cada 500 ml inhalados en la figura 2-1, 150 ml permanecen por detrás del espacio muerto anatómico. Así, el volumen de aire fresco que entra en la zona respiratoria cada minuto es de (500 – 150) × 15 o 5
250 ml/min. Es lo que se denomina venti-
lación alveolar, y tiene una importancia clave porque representa la cantidad de aire fresco inspirado que está disponible para el intercambio de gases (estrictamente, la ventilación alveolar también se mide en espiración, aunque el volumen es casi el mismo). Obsérvese que aunque sólo entran 350 ml de aire fresco en los alvéolos con cada respiración, aún así el volumen alveolar se expande al tamaño completo del volumen corriente, ya que los 150 ml de aire que quedan en el espacio muerto anatómico al
final de la espiración previa son arrastrados hasta los alvéolos con
cada respiración antes de que entre el aire fresco.
La ventilación total puede medirse fácilmente haciendo que el paciente respire
a través de una caja de distribución que separa el aire inspirado del espirado, y
• El volumen corriente y la capacidad vital pueden medirse con un espiró­
metro sencillo.
• La capacidad pulmonar total, la capacidad residual funcional y el volu­
men residual necesitan una determinación adicional con el método de
dilución de
 helio o un pletismógrafo corporal.
• El helio se utiliza por su escasa solubilidad en la sangre.
• El uso del pletismógrafo corporal depende de la ley de Boyle, PV = K, a
 temperatura constante.
Volúmenes pulmonares

VENTILACIÓN  19
recogiendo todo el aire espirado en una bolsa. La ventilación alveolar es más difí-
cil de determinar. Un modo consiste en medir el volumen del espacio muerto
anatómico (v. más adelante) y calcular la ventilación del espacio muerto (volu-
men
 × frecuencia respiratoria). Esto se resta luego de la ventilación total.
Se puede resumir todo convenientemente con símbolos (fig. 2-5). Usando V
para indicar volumen, y los subíndices T, D y A para indicar corriente (tidal), espacio muerto (dead space) y alveolar, respectivamente:
V
T = V
D + V
A*
por lo tanto,
V
T · n = V
D · n + V
A · n
donde n es la frecuencia respiratoria.
Por lo tanto,
V
·
E = V
·
D + V
·
A
donde V
·
indica volumen por unidad de tiempo, V
·
E es la ventilación total espirada,
y V
·
D y V
·
A son el espacio muerto y la ventilación alveolar, respectivamente (en el
apéndice A, se presenta un resumen de símbolos).
Así pues,
V
·
A = V
·
E – V
·
D
Una dificultad que presenta este método es que no es fácil medir el espacio
muerto anatómico, aunque puede suponerse, con escaso error, un valor para él. Obsérvese que la ventilación alveolar puede aumentar si se eleva el volumen corriente o la frecuencia respiratoria (o ambos). Con frecuencia, el aumento del
V
D
V
A
F
I
F
A
F
E
V
T
Figura 2-5. El volumen corriente
(V
T) es una mezcla de aire del espacio
muerto anatómico (V
D) y una contri­
bución del aire alveolar (V
A). Las con­
centraciones de CO
2 se muestran por
medio de puntos. F, concentración
fraccional; I, inspirado; E, espirado.
Compárese con la figura 1
-4.
*

Obsérvese que V
A aquí significa volumen de aire alveolar en el volumen corriente y no volumen de aire
alveolar total en los pulmones.

20  CAPÍTULO 2
volumen corriente es más eficaz porque esto reduce la fracción de cada respiración
ocupada por el espacio muerto anatómico (que a veces se denomina fracción de
espacio muerto).
Otro modo de medir la ventilación alveolar en personas sanas es a partir de la
concentración de CO
2 en el aire espirado (fig. 2-5). Como no se produce inter-
cambio alguno de gases en el espacio muerto anatómico, no existe aquí CO
2 al
final de la inspiración (se puede despreciar la pequeña cantidad de CO
2 en el aire).
Así, como todo el CO
2 espirado procede del aire alveolar,
V
·
co
2 = V
·
A ×
% CO
2
100
El cociente % CO
2/100 se denomina, con frecuencia, fracción de CO
2, y se
representa por Fco
2.
Por lo tanto,
V
·
co
2 = V
·
A × Fco
2
y reordenando,
V
·
A =
V
·
co
2
Fco
2
Así, la ventilación alveolar puede obtenerse dividiendo la salida de CO
2 por la
fracción alveolar de este gas.
Obsérvese que la presión parcial de CO
2 (indicada por Pco
2) es proporcional a
la fracción del gas en los alvéolos, o Pco
2 = Fco
2 × K, donde K es una constante.
Por lo tanto,
V
·
A =
V
·
co
2
Pco
2
× K
Es lo que se denomina ecuación de la ventilación alveolar.
Como en las personas sanas la Pco
2 del aire alveolar y la sangre arterial son,
prácticamente, idénticas, puede usarse la Pco
2 arterial para determinar la ventila-
ción alveolar. La relación entre ventilación alveolar y Pco
2 tiene una vital impor-
tancia. Si se divide por dos la ventilación alveolar (y la producción de CO
2
permanece invariable), por ejemplo, la Pco
2 alveolar y arterial se duplicará. La
producción de CO
2 en reposo suele ser constante, pero está afectada por la activi-
dad metabólica y puede aumentar a causa de factores como el esfuerzo, la
fiebre y
la infección.
Espacio muerto anatómico
Es el volumen de las vías respiratorias de conducción (v. figs. 1-3 y 1-4). El valor normal es de unos 150 ml, y aumenta con inspiraciones grandes a causa de la

VENTILACIÓN  21
tracción o el empuje que el parénquima pulmonar circundante ejerce sobre los
bronquios. El espacio muerto depende también del tamaño y la postura de la
persona.
El volumen del espacio muerto anatómico puede medirse por el método de Fowler.
El paciente respira a través de una caja de distribución, y el tubo para muestras de
un analizador rápido de nitrógeno obtiene continuamente muestras del aire a nivel
de los labios (fig. 2-6A). Tras una inspiración de O
2 al 100 %, la concentración de
N
2 aumenta a medida que el aire del espacio muerto es lavado cada vez más por aire
alveolar. Finalmente, se observa una concentración del gas casi uniforme, que
Figura 2-6.
 Método de Fowler para medir el espacio muerto anatómico con un analiza­
dor rápido de N
2. A) Muestra que, tras una inspiración de prueba con O
2 al 100
%, la concen­
tración de N
2 aumenta durante la espiración hasta casi un nivel «meseta», que representa
aire alveolar puro. B) La concentración de N
2 se representa frente al volumen espirado, y el
espacio muerto es el volumen hasta la línea vertical discontinua, que hace que las áreas A y
B sean iguales.
A
0
0
51 0
40
80
O
2
Inicio de
la inspiración
Meseta
alveolar
Inicio de la
espiración
Final de
la espiración
Tubo de
muestreo
Tiempo (s)
Concentración de N
2
(%)
Medidor
de N
2
Registro
B
0
0
0,20 ,4
40
0,6 0,8
A
B
Volumen espirado (l)
Concentración de N
2
(%)

22  CAPÍTULO 2
representa gas alveolar puro. Esta fase se denomina a menudo «meseta» alveolar,
aunque en las personas sanas no es muy aplanada, y en los pacientes con neumopa-
tías puede elevarse de forma empinada. También se registra el volumen espirado.
El espacio muerto se obtiene representando la concentración de N
2 frente al
volumen espirado y trazando una línea vertical, de modo que el área A es igual
al
 área B en la figura 2-6B. El espacio muerto es el volumen espirado hasta la
línea vertical. En efecto, este método mide el volumen de las vías respiratorias de conducción hacia el punto medio de la transición desde el espacio muerto al aire alveolar.
Espacio muerto FIsiológico
Otra forma de medir el espacio muerto es el método de Bohr. La figura 2-5 muestra que todo el CO
2 espirado procede del aire alveolar, y nada del espacio muerto.
Podemos, por lo tanto, escribir:
V
T · Feco
2 = V
A · Faco
2
Ahora,
V
T = V
A + V
D
Por tanto,
V
A = V
T – V
D
Sustituyendo:
V
T · Feco
2 = (V
T – V
D) · Fa co
2
De donde:
V
D
V
T
=
Paco
2 – Pe co
2
Paco
2
(ecuación de Bohr)
donde A y E se refieren al espirado alveolar y mixto, respectivamente (v. apén- dice
 A). El cociente normal entre espacio muerto y volumen corriente se encuen-
tra entre 0,2 y 0,35 durante la respiración en reposo. En las personas sanas, la Pco
2
del aire alveolar y la de la sangre arterial son, prácticamente, idénticas, de modo que, con frecuencia, la ecuación se escribe:
V
D
V
T
=
Paco
2 – Pe co
2
Paco
2

Debe señalarse que los métodos de Fowler y de Bohr miden cosas algo diferen-
tes. El método de Fowler mide el volumen de las vías respiratorias de conducción hacia el nivel en que se produce la dilución rápida del aire inspirado con aire que ya había en los pulmones. Este volumen se determina por la geometría de las vías respiratorias que se expanden rápidamente (v. fig. 1-5) y, como refleja la morfolo-

VENTILACIÓN  23
gía de los pulmones, se denomina espacio muerto anatómico. El método de Bohr
mide el volumen pulmonar que no elimina CO
2. Dado que es una medida funcio-
nal, el volumen se denomina espacio muerto fisiológico. En las personas sanas, los
volúmenes son casi iguales. Sin embargo, en pacientes con neumopatías, el espa-
cio muerto fisiológico puede ser considerablemente mayor por el desequilibrio
entre flujo sanguíneo y ventilación en los pulmones (v. cap. 5). El tamaño del
espacio muerto
fisiológico es muy importante. Cuanto más grande es, mayor es la
ventilación total que tiene que generar una persona para garantizar la entrada de una cantidad adecuada de aire en los alvéolos para participar en el intercambio de
 gases.
Di
ferencias regionales de ventilación
Hasta ahora, hemos supuesto que todas las regiones del pulmón normal tienen la misma ventilación. Sin embargo, se ha demostrado que las regiones pulmo- nares inferiores ventilan mejor que las zonas superiores, lo que se puede mos- trar si una persona inhala xenón radioactivo (fig. 2-7). Cuando el xenón-133 entra en el campo contador, su radiación penetra la pared torácica, y puede ser registrado por un banco de contadores o una cámara de radiación. De este modo, puede determinarse el volumen del xenón inhalado que se dirige a varias regiones.
La figura 2-7 muestra los resultados obtenidos en una serie de voluntarios
sanos tras usar este método. Puede observarse que la ventilación por unidad de volumen es máxima junto a la base pulmonar, y que disminuye progresivamente hacia el vértice. Otras determinaciones muestran que, cuando la persona se encuentra en decúbito supino, la diferencia desaparece, y las ventilaciones apical y basal se igualan. No obstante, en esa posición, la ventilación de la parte pulmo- nar más posterior supera a la de la parte anterior, más superior. De nuevo, en decúbito lateral (la persona tumbada sobre uno de sus lados), la parte pulmonar más declive se ventila mejor. En el capítulo 7 se comenta la causa de estas dife- rencias regionales.
• La ventilación total es el volumen corriente multiplicado por la frecuencia
respiratoria.
• La ventilación alveolar es la cantidad de aire fresco que llega a los alvéo­
los, o (V
T – V
D) × n.
• El espacio muerto anatómico es el volumen de las vías respiratorias de
conducción, unos 150 ml.
• El espacio muerto fisiológico es el volumen de aire que no elimina CO
2.
• Los dos espacios muertos son casi iguales en las personas sanas, pero el
espacio muerto fisiológico está aumentado en muchas neu
­mopatías.
Ventilación

24  CAPÍTULO 2
133
Xe
0
60
40
20
100
80
Contadores
de radiación
Zona
inferior
Zona
media
Distancia
Zona
superior
Ventilación/unidad de volumen
Figura 2-7.
 Medición de diferencias regionales de ventilación con xenón radioactivo.
Cuando se inhala el gas, su radiación puede detectarse con contadores situados fuera
del tórax. Obsérvese que la ventilación disminuye desde las regiones pulmonares inferiores
a las superiores.
CONCEPTOS CLAVE
1. Los volúmenes pulmonares que no pueden medirse con un espirómetro senci-
llo son la capacidad pulmonar total, la capacidad residual funcional y el volu-
men residual, que sí pueden determinarse mediante el método de dilución de
helio o con un pletismógrafo corporal.
2.
La ventilación alveolar es el volumen de aire fresco (no del espacio muerto) que entra en la zona respiratoria por minuto. Puede determinarse a partir de la ecuación de la ventilación alveolar, es decir, la producción de CO
2 dividida
por la fracción de CO
2 en el aire espirado.
3.
La concentración de CO
2 (y, por lo tanto, su presión parcial) en el aire alveolar
y en la sangre arterial es inversamente proporcional a la ventilación alveolar.
4.
El espacio muerto anatómico es el volumen de las vías respiratorias de conduc- ción, y puede medirse a partir de la concentración de nitrógeno tras una sola inspiración de oxígeno.
5. El espacio muerto fisiológico es el volumen pulmonar que no elimina CO
2. Se
mide por el método de Bohr utilizando CO
2 arterial espirado.
6.
Las regiones pulmonares inferiores ventilan mejor que las superiores, a causa de los efectos de la gravedad sobre el pulmón.

VENTILACIÓN  25
Una estudiante universitaria de 20 años llega al servicio de
urgencias a la una de la mañana, donde se observa que está
confusa, apenas puede hablar y el aliento le huele mucho a alcohol.
Los amigos que la trajeron se fueron antes de poder obtener
información sobre la chica. Preocupada por su capacidad para
proteger la vía respiratoria y el hecho de que la chica pueda tragar
secreciones bucales que vayan a los pulmones (aspiración),
la
 médico de urgencias intuba a la paciente. Esto implica introducir
un tubo por la boca hasta la tráquea para poderla conectar a un respirador. El respirador se programa en un modo que le permite ajustar su propia frecuencia respiratoria y volumen corriente. El fisioterapeuta respiratorio revisa la información que aparece en el indicador del respirador y observa que la frecuencia respiratoria es de 8 respiraciones por minuto y el volumen corriente es de 300 ml.
• ¿Cuál es la diferencia entre su ventilación total y lo que cabría
esperar para una persona sana de esta edad? ¿Qué podría
explicar esta variación?
• ¿Cuál es el espacio muerto como fracción del volumen corriente
en comparación con la situación antes de su enfermedad?
• ¿Qué variación cabría esperar ver en la P
co
2 arterial en
comparación con la situación antes de su enfermedad?
CASO CLÍNICO
Preguntas
Elija la mejor respuesta para cada pregunta.
1. La única variable de la siguiente enumeración que no puede medirse con un
espirómetro sencillo y un cronómetro es:
A. Volumen corriente.
B. Capacidad residual funcional.
C. Capacidad vital.
D. Ventilación total.
E. Frecuencia respiratoria.
2.
En el ácino pulmonar:
A. Menos del 90 % de la captación pulmonar de oxígeno se produce en los
ácinos.
B. El porcentaje de cambio de volumen de los ácinos durante la inspiración es menor que el de todo el pulmón.
C. El volumen de los ácinos es menos del 90
% del volumen pulmonar total
con FRC.
D. A cada ácino llega un bronquíolo terminal.
E. La ventilación de los ácinos en la base pulmonar a FRC en una persona erecta es menor que la de los ácinos del vértice.

26  CAPÍTULO 2
3. En una determinación de la FRC mediante dilución de helio, las concentracio-
nes inicial y final de helio fueron del 10 % y del 6 %, y el volumen del espiró-
metro se mantuvo a 5 l. ¿Cuál era el volumen de la FRC en litros?
A. 2,5
B. 3,0
C. 3,3
D. 3,8
E. 5,0
4.
Un paciente se sienta en un pletismógrafo corporal y realiza un esfuerzo espi- ratorio contra su glotis cerrada. ¿Qué sucede con la presión siguiente en las vías respiratorias, el volumen pulmonar, la presión en el pletismógrafo y el volumen en el pletismógrafo?
P. en vías resp. Volumen pulm. P. pletismógrafo V. pletismógrafo
A. ↓ ↑ ↑ ↓
B. ↓ ↑ ↓ ↑
C. ↑ ↓ ↑ ↓
D. ↑ ↓ ↓ ↑
E. ↑ ↑ ↓ ↓
5.
Si la producción de CO
2 permanece constante y la ventilación alveolar se tri-
plica, ¿qué porcentaje representará la Pco
2 alveolar que se alcanza tras una
situación de equilibrio con respecto a su valor anterior?
A. 25
B. 33
C. 50
D. 100
E. 300
6.
Una mujer de 56 años recibe ventilación mecánica después de acudir al servi-
cio de urgencias con insuficiencia respiratoria aguda. El respirador se pro-
grama para administrar un volumen corriente de 750 ml 10 veces por minuto. Tras el traslado a la UCI, el médico disminuye el volumen corriente a 500 ml y aumenta la frecuencia respiratoria a 15 respiraciones por minuto. La paciente está muy sedada y no inicia ninguna respiración aparte de la que le propor-
ciona el respirador (es decir, la ventilación total está
fija). ¿Cuál de los siguien-
tes cambios cabría esperar que se diera como consecuencia de la intervención del médico?
A. Disminución del volumen del espacio muerto anatómico.
B. Disminución de la resistencia de las vías respiratorias.
C. Disminución de la PaCO
2.
D. Aumento de la fracción de espacio muerto.
E. Aumento de la producción de CO
2.

VENTILACIÓN  27
7. Un varón de 40 años recibe ventilación mecánica en la UCI tras ingresar por
insuficiencia respiratoria grave. Los ajustes del respirador comprenden un vo­­
lumen corriente de 600 ml y una frecuencia respiratoria de 15. El paciente está en un coma profundo y no puede aumentar su ventilación total más allá de lo que el ventilador está programado para administrar
. Al quinto día del ingreso,
presenta fiebre alta y se determina que tiene una nueva infección hematoló-
gica. ¿Cuál de los siguientes cambios cabría esperar como consecuencia de este cambio en la situación del paciente?
A. Disminución del espacio muerto
fisiológico.
B. Disminución del espacio muerto anatómico.
C. Aumento del CO
2 arterial.
D. Aumento de la ventilación a las regiones dependientes del pulmón.
E. Aumento del volumen de aire transportado a los alvéolos con cada respi- ración.

28
3
Consideraremos ahora cómo se desplazan
los gases a través de la membrana alveolocapilar
por difusión. Primero, se presentarán las leyes
básicas de la difusión y, a continuación, se
distinguirá entre gases limitados por difusión y
 gases limitados por perfusión. Se analiza
después la captación de oxígeno a lo largo de
 los capilares, y se ofrece una sección sobre
la determinación de la capacidad de difusión
usando monóxido de carbono. La velocidad limitada de reacción del oxígeno con la hemoglobina se expone junto con la difusión. Finalmente, se hará una breve referencia a la
 interpretación de las determinaciones de la
capacidad de difusión, y las posibles limitaciones de la difusión del dióxido de
 carbono.
DifusiÓn
Cómo el aire atraviesa
la
 membrana alveolocapilar
• Leyes de la difusión
• Limitaciones de la difusión
y la perfusión
• Captación de oxígeno a lo
largo del capilar pulmonar
• Medición de la capacidad
de difusión
• Índices de reacción con
la hemoglobina
• Interpretación de la capacidad
de difusión para el CO
• Transferencia de CO
2
a través
de los capilares pulmonares

DIFUSIÓN  29
En el capitulo anterior, observamos como el aire se desplaza de la atmosfera a los
alvéolos, o en dirección contraria. Ahora, vamos a explicar la transferencia de
gases a través de la membrana alveolocapilar, proceso que se produce por difusión.
Hace tan sólo 80 años, algunos fisiólogos creían que el pulmón liberaba oxígeno
al interior de los capilares, es decir, que el oxígeno se desplazaba desde una región
de menor presión parcial a una de mayor presión parcial. Se creía que un proceso
como este se producía en la vejiga natatoria de los peces, y que necesitaba energía.
Sin embargo, determinaciones más precisas demostraron que no es esto lo que
sucede en los pulmones, y que todos los gases se desplazan a través de la pared
alveolar por difusión pasiva.
Leyes de
la difusión
La ley de Fick describe la difusión a través de los tejidos (fig. 3-1). Esta ley esta-
blece que el índice de transferencia de un gas a través de una lámina de tejido parecida a un sello es proporcional a la superficie tisular y a la diferencia de presión parcial del gas entre los dos lados, e inversamente proporcional al grosor del tejido. Como ya hemos visto, la superficie de la membrana alveolocapilar en los pulmones es enorme (50
 m
2
a 100 m
2
), y el grosor es sólo de 0,3 μm en muchos
puntos (v. fig. 1-1), de modo que las dimensiones de esta membrana son ideales para la difusión. Además, el índice de transferencia es proporcional a una cons- tante de difusión, que depende de las propiedades del tejido y del gas concreto. La constante es proporcional a la solubilidad del gas, e inversamente proporcio- nal a la raíz cuadrada del peso molecular (fig. 3-1). Esto significa que el CO
2
difunde unas 20 veces más rápidamente que el O
2 a través de láminas tisulares,
porque su solubilidad es mucho mayor, pero su peso molecular no es muy dife- rente.
Vgas∝

D
Peso mol.
solubilidad
A

.
D
.
(P
1 – P
2)
T
O
2
P
1
P
2
CO2
Grosor (T)
Área (A)
Figura 3-1. Difusión a través de una lámina tisular. La cantidad de gas transferida es
proporcional al área (A), una constante de difusión (D) y la diferencia de presión parcial
(P
1
 – P
2), e inversamente proporcional al grosor (T). La constante es proporcional a la solubi­
lidad del gas, pero inversamente proporcional a la raíz cuadrada de su peso molecular. A raíz de esto, el dióxido de carbono se difunde más rápidamente que el oxígeno.

30  CAPÍTULO 3
Limitaciones de la difusión y la perfusión
Supongamos que un hematíe entra en un capilar pulmonar de un alvéolo que
contiene un gas extraño, como monóxido de carbono u óxido nitroso. ¿Con
qué rapidez aumentará la presión parcial en la sangre? La figura 3-2 muestra el
tiempo en el que el hematíe se desplaza a través del capilar, un proceso que dura
• La velocidad de difusión de un gas a través de una lámina tisular es pro­
porcional al área, pero inversamente proporcional al grosor.
• La velocidad de difusión es proporcional a la diferencia de presión parcial.
• La velocidad de difusión es proporcional a la solubilidad del gas en el
tejido, pero inversamente proporcional a la raíz cuadrada del peso mo
­­
lecular
.
Ley de Fick de la difusión
N
2O
O
2
CO
O
2
00 ,250 ,50 0,75
Principio
del capilar
(Normal)
(Alterada)
Final
del capilar
Tiempo en el capilar (s)
Presión parcial
Alveolar
Figura 3-2. Captación de monóxido de carbono, óxido nitroso y O
2 a lo largo del capilar
pulmonar. Obsérvese que la presión parcial en sangre del óxido nitroso alcanza práctica­
mente la del aire alveolar muy al principio del capilar, de forma que la transferencia de este
gas está limitada por la perfusión. Por el contrario, la presión parcial del monóxido de car­
bono en la sangre casi no varía, por lo que su transferencia está limitada por la difusión. La
transferencia de O
2 puede estar limitada por perfusión o limitada, en parte, por la difusión,
dependiendo de las situaciones.

DIFUSIÓN  31
unos 0,75 s. Observemos, en primer lugar, el monóxido de carbono. Cuando el
hematíe entra en el capilar, el monóxido de carbono se desplaza rápidamente a
través de la membrana alveolocapilar, extremadamente delgada, desde el aire alveo-
lar a la célula. Debido a ello, aumenta el contenido de monóxido de carbono en la
célula. Sin embargo, a causa del fuerte enlace que se forma entre el monóxido de
carbono y la hemoglobina en el interior de la célula, ésta puede captar una gran
cantidad de monóxido de carbono sin que prácticamente aumente la presión par-
cial. Así, cuando la célula se desplaza a través del capilar, la presión parcial de
monóxido de carbono en la sangre apenas varía, por lo que no se produce un apre-
ciable cambio de presión, y el gas sigue desplazándose rápidamente a través de la
membrana alveolocapilar. Está claro, por lo tanto, que la cantidad de monóxido de
carbono que llega a la sangre está limitada por propiedades de difusión de la mem-
brana alveolocapilar y no por la cantidad de sangre disponible
1
. Se dice, por tanto,
que la transferencia de monóxido de carbono está limitada por la difusión.
Contrasta el curso cronológico del óxido nitroso. Cuando este gas se desplaza,
a través de la pared alveolar, a la sangre, no se produce combinación alguna con la
hemoglobina. Debido a ello, la sangre no tiene en absoluto por el óxido nitroso
la
 avidez que tiene por el monóxido de carbono, y la presión parcial aumenta rápi-
damente. En realidad, la figura 3-2 muestra que la presión parcial del óxido nitroso en la sangre ha alcanzado, prácticamente, la del aire alveolar cuando el hematíe ha recorrido sólo una décima parte del camino a lo largo del capilar. A partir de este punto, ya no se transfiere casi óxido nitroso. Así, la cantidad de este gas captada por la sangre depende totalmente de la cantidad de flujo sanguíneo disponible, y no de las propiedades de difusión de la membrana alveolocapilar. La transferencia de óxido nitroso está, por lo tanto, limitada por la perfusión.
¿Y qué sucede con el O
2? Su curso cronológico se encuentra entre el del
monóxido de carbono y el del óxido nitroso. El O
2 se combina con la hemoglobina
(a diferencia del óxido nitroso), pero no con la avidez con que lo hace el monóxido de carbono. En otras palabras, el aumento de la presión parcial cuando el O
2 entra
en un hematíe es mucho mayor que el que se produce con el mismo número de moléculas de monóxido de carbono. La figura 3-2 muestra que la Po
2 del hematíe
cuando entra en el capilar es ya de unas cuatro décimas del valor alveolar, a causa del O
2 de la sangre venosa mixta. En condiciones típicas de reposo, la Po
2 capilar
prácticamente alcanza la del aire alveolar cuando el hematíe lleva, aproximada- mente, una tercera parte del camino a lo largo del capilar. En estas condiciones, la transferencia de O
2 está limitada por la perfusión, como con el óxido nitroso. Sin
embargo, en algunas circunstancias anómalas en que las propiedades de difusión pulmonares están alteradas, por ejemplo, a causa del engrosamiento de la mem- brana alveolocapilar, la Po
2 de la sangre no alcanza el valor alveolar al final del
capilar, y existe aquí también una cierta limitación de la difusión.
Un análisis más detallado muestra que el hecho de que un gas esté o no limi-
tado por la difusión depende esencialmente de su solubilidad en la membrana alveolocapilar, en comparación con su «solubilidad» en la sangre (realmente, la pendiente de la curva de disociación; cap. 6). Para un gas como el monóxido de carbono, son muy diferentes, mientras que para un gas como el óxido nitroso, son
1
Esta descripción introductoria sobre la transferencia de monóxido de carbono no es completamente
exacta debido al índice de reacción del monóxido de carbono con la hemoglobina (v. más adelante).

32  CAPÍTULO 3
iguales. Como analogía, pensemos en la velocidad con que unas ovejas pueden
entrar en un campo a través de una entrada. Si la entrada es estrecha, pero el
campo es grande, la cantidad de ovejas que pueden entrar en un tiempo determi-
nado está limitada por el tamaño de la entrada. Sin embargo, si tanto la entrada
como el campo son pequeños (o ambos son grandes), el número de ovejas está
limitado por el tamaño del campo.
Captación de oxígeno a lo largo
del capilar pulmonar
Observemos ahora con más detalle la captación de O
2 por la sangre al desplazarse
a través de un capilar pulmonar. La figura 3-3A muestra que la Po
2 de un hematíe
que entra en el capilar es, normalmente, de unos 40 mm
Hg. A través de la mem-
brana alveolocapilar, un camino de sólo 0,3 μm, la Po
2 alveolar es de 100
 mm Hg.
Po
2
mm Hg
A
B
0
0
0,25 0,50 0,75
50
100
Po
2
mm Hg
0
0
0,25
50
0,50 0,75
Esfuerzo
Esfuerzo
Alveolar
Alterada
Alterada
Muy alterada
Muy alterada
Tiempo en el capilar (s)
Alveolar
Normal
Normal
Figura 3-3. Curso temporal
del oxígeno en el capilar pulmo­
nar cuando la difusión es normal
y cuando está alterada (p. ej., a
causa del engrosamiento de la
membrana alveolocapilar por una
enfermedad). A) Muestra el curso
cronológico cuando la P
o
2 alveo­
lar es normal. B) Muestra una oxi­
genación más lenta cuando la Po
2
alveolar es anormalmente baja. Obsérvese que en ambos casos el
 esfuerzo intenso disminuye el
tiempo disponible para la oxige­ nación.

DIFUSIÓN  33
El oxígeno fluye a favor de este gran gradiente de presión, y la Po
2 del hematíe
aumenta rápidamente; en realidad, como ya se ha visto, casi alcanza la Po
2 del aire
alveolar en el momento en que el hematíe sólo ha recorrido un tercio de su camino
a lo largo del capilar. Así, en circunstancias normales, la diferencia de Po
2 entre el
aire alveolar y la sangre al final del capilar es inmensurablemente pequeña (una
mera fracción de 1 mm
Hg). En otras palabras, las reservas de difusión de los pul-
mones sanos son enormes.
Con un esfuerzo intenso, el flujo sanguíneo pulmonar aumenta notablemente,
y el tiempo que normalmente pasa el hematíe en el capilar (alrededor de 0,75 s) puede disminuir hasta tan sólo la tercera parte. Por lo tanto, el tiempo disponible para la oxigenación es menor, aunque en personas sanas que respiran aire no suele producirse aún una disminución mensurable en la Po
2 al final del capilar. Sin
embargo, si la membrana alveolocapilar está muy engrosada por alguna causa patológica, de modo que se impida la difusión del oxígeno, el índice de aumento de la Po
2 en los hematíes es correspondientemente lento, y la Po
2 puede no alcan-
zar la
 del aire alveolar antes del tiempo disponible para la oxigenación en el capi-
lar. En este caso, puede producirse una diferencia mensurable entre la Po
2 del aire
alveolar y la de la sangre al final de los capilares.
Otro modo de subrayar las propiedades de difusión de los pulmones es dismi-
nuir la Po
2 alveolar (fig. 3-3B). Supongamos que se ha disminuido a 50 mm
Hg,
porque la persona ha ascendido a una gran altitud o porque ha inhalado una mez
-
cla con escaso O
2. Ahora, aunque la Po
2 en el hematíe al principio del capilar
puede ser sólo de unos 20 mm
Hg, la diferencia de presión parcial responsable de
conducir el O
2 a través de la membrana alveolocapilar ha disminuido desde
60
 mm Hg (fig. 3-3A) a sólo 30 mm Hg. El O
2 atraviesa, por tanto, más lenta-
mente. Además, la velocidad del aumento de la Po
2 para un determinado aumento
de la concentración de O
2 en la sangre es menor de la que era, a causa de la escar-
pada pendiente de la curva de disociación para el O
2 cuando la Po
2 es baja (v.
 cap. 6).
Por ambas razones, por lo tanto, el aumento de la P
o
2 a lo largo del capilar es
relativamente lento, y es más probable que no se pueda alcanzar la Po
2 alveolar.
Así, el esfuerzo intenso a una gran altitud es una de las pocas situaciones en las que puede demostrarse, de modo convincente, la alteración de la difusión de la trans- ferencia de O
2 en personas sanas. De modo análogo, será más probable que los
pacientes con un engrosamiento de la membrana alveolocapilar muestren signos de alteración de la difusión si respiran una mezcla con escaso oxígeno, especial- mente si también realizan esfuerzos.
• La sangre sólo permanece unos 0,75 s en el capilar en reposo.
• En situación de reposo, la Po
2 de la sangre prácticamente alcanza la del
aire alveolar tras un tiempo de, aproximadamente, un tercio del que pasa
en el capilar.
• Con el esfuerzo, el tiempo disminuye a, quizá, 0,25 s.
• El proceso de difusión se altera por el esfuerzo, la hipoxia alveolar
y el engrosamiento de la membrana alveolocapilar.
Difusión del oxígeno a través de la membrana
alveolocapilar

34  CAPÍTULO 3
Medición de la capacidad de difusión
Hemos visto que la transferencia de oxígeno a los capilares pulmonares está nor-
malmente limitada por la cantidad de flujo sanguíneo disponible, aunque, en algu-
nas circunstancias, también se produce una limitación por la difusión (fig. 3-2).
Por el contrario, la transferencia de monóxido de carbono únicamente está li
­­
mitada por la difusión y, por lo tanto, es el gas de elección para medir las propie-
dades de difusión de los pulmones. Antes se utilizó el O
2 en condiciones hipóxicas
(fig. 3-3B), pero es una técnica que ya no se usa.
Las leyes de la difusión (fig. 3-1) establecen que la cantidad de gas transferido
a través de una lámina de tejido es proporcional al área, a una constante de difu- sión y a la diferencia de presión parcial, e inversamente proporcional al grosor, o:
V
·
gas =
A
T
· D · (P
1 – P
2)
En una estructura compleja como la membrana alveolocapilar del pulmón, no es posible medir el área ni el grosor durante la vida. En su lugar, la ecuación se rees- cribe:
V
·
gas = D
L · (P
1 – P
2)
donde D
L es la capacidad de difusión del pulmón, y comprende el área, el grosor y las
propiedades de difusión de la lámina de tejido y del gas en cuestión. Así, la capa- cidad de difusión para el monóxido de carbono viene dada por:
D
L =
V
·
co
P
1 – P
2
donde P
1 y P
2 son las presiones parciales del aire alveolar y de la sangre capilar,
respectivamente. Como ya se ha visto (fig. 3-2), la presión parcial del monóxido de carbono en la sangre capilar es extremadamente pequeña y, generalmente, puede despreciarse. Así:
D
L =
V
·
co
Pa
co
o, en otras palabras, la capacidad de difusión del pulmón para el monóxido de carbono es el volumen de monóxido de carbono transferido en mililitros por minuto por mm
Hg de presión parcial alveolar.
Una prueba usada frecuentemente es el método de respiración única, en el que se
realiza una sola inspiración de una mezcla diluida de monóxido de carbono, y se
 calcula la velocidad de desaparición del monóxido de carbono del aire alveolar
durante 10 s de contención de la respiración. Suele realizarse midiendo las con- centraciones inspirada y espirada del monóxido de carbono con un analizador de infrarrojos. La concentración alveolar del monóxido de carbono no es constante durante el período de contención de la respiración, pero puede tenerse en cuenta. También se añade helio al aire inspirado para proporcionar una medida del volu- men pulmonar por dilución.

DIFUSIÓN  35
El valor normal de la capacidad de difusión para el monóxido de carbono en
reposo es de unos 25 ml/min/mm Hg, que se duplica o triplica con el esfuerzo,
debido al reclutamiento y distensión de capilares pulmonares (cap. 4).
Índices de reacción con
la hemoglobina
Hasta ahora, hemos supuesto que toda la resistencia al desplazamiento del O
2 y
del CO reside en la barrera que existe entre la sangre y el aire. Sin embargo, la
figura 1-1 muestra que la longitud del camino desde la pared alveolar hasta el
centro de un hematíe supera la de la propia pared, de forma que parte de la re
­­
sistencia a la difusión se localiza dentro del capilar. Además, hay otro tipo de re­sis­
tencia a la transferencia del gas que se comenta, más convenientemente, con la difusión, es decir
, la resistencia causada por el índice finito de reacción del O
2 o el
CO con la hemoglobina del interior del hematíe.
Cuando se añade O
2 (o CO) a la sangre, su combinación con la hemoglobina es
bastante rápida, completándose casi en 0,2 s. Sin embargo, la oxigenación se pro- duce con tal rapidez en el capilar pulmonar (fig. 3-3) que incluso esta rápida reac- ción retrasa significativamente la carga de O
2 por el hematíe. Así, la captación de
O
2 (o CO) puede contemplarse como algo que sucede en dos etapas: a) difusión
del O
2 a través de la membrana alveolocapilar (que incluye el plasma y el inte-
rior
 del hematíe), y b) reacción del O
2 con la hemoglobina (fig. 3-4). De hecho, se
pueden sumar las dos resistencias resultantes para producir una resistencia global a la «difusión».
Ya vimos que la capacidad de difusión del pulmón se define como
D
L = V
·
gas/(P
1 – P
2), es decir, como el flujo del gas dividido por una diferencia de
presión. Así, la inversa de la D
L es la diferencia de presión dividida por el flujo,
y es, por lo tanto, análoga a la resistencia eléctrica. En consecuencia, la resisten- cia de la membrana alveolo
­capilar en la figura 3-4 se muestra como 1/D
M, donde
M significa membrana. La velocidad de reacción del O
2 (o del CO) con la
hemoglobina puede describirse por
 θ, que proporciona la velocidad en mililitros
por minuto de O
2 (o de CO) que se combina con 1 ml de sangre por mm
Hg
de presión parcial de O
2 (o de CO). Es
 análogo a la «capacidad de difusión» de
1 ml de sangre y, cuando se multiplica por el volumen de sangre capilar (V
c),
proporciona la «capacidad de difusión» eficaz de la velocidad de reacción del O
2
• Se usa el monóxido de carbono porque la captación de este gas está
limitada por la difusión.
• La capacidad de difusión normal es de unos 25 ml/min/mm Hg.
• La capacidad de difusión aumenta con el esfuerz
o.
Medición de la capacidad de difusión

36  CAPÍTULO 3
con la hemo­globina. De nuevo, este inverso 1/(θ · V
c) describe la resistencia de
esta reacción. Podemos añadir las resistencias ofrecidas por la membrana y la
sangre, para obtener la resistencia total a la difusión. De este modo, la ecuación
sería:
1
D
L
=
1
D
M
+
1
θ · V
c
En la práctica, las resistencias ofrecidas por la membrana y los componentes
sanguíneos son aproximadamente iguales, de modo que una disminución del volu- men de sangre capilar por una enfermedad puede reducir la capacidad de difusión del pulmón. La θ para el CO disminuye si una persona respira una mezcla con una concentración elevada de O
2, porque éste compite con el CO por la hemoglobi
­
­na. A causa de ello, la capacidad de difusión medida disminuye al respirar O
2.
De
 hecho, es posible determinar por separado D
M y V
c midiendo la capacidad de
difusión del CO para diferentes valores de Po
2.
1
θ

V
c
O
2 + Hb → HbO
2
θ• V
c
1
=
D
L
O
2
D
M
1
D
M
+
Hematíe
Alvéolo
Pared
alveolar
Figura 3-4. La capacidad de difusión
del pulmón (D
L) consta de dos compo­
nentes: el debido al propio proceso de
difusión y el atribuible al tiempo que
tarda el O
2 (o el CO) en reaccionar con la
hemoglobina.
• La velocidad de reacción del O
2 es rápida, pero como se dispone de tan
poco tiempo en el capilar, esta velocidad puede ser un factor limitante.
• La resistencia a la captación de O
2 atribuible a la velocidad de reacción
es
 probablemente la misma, aproximadamente, que la debida a la difu­
sión a través de la membrana alveolocapilar.
• La velocidad de reacción del CO puede alterarse cambiando la Po
2 alveo­
lar. De esta forma, pueden derivarse las contribuciones separadas de las
propiedades de difusión de la membrana alveolocapilar y el volumen
de sangre capilar.
Velocidad de reacción del O
2 y el CO con la hemoglobina

DIFUSIÓN  37
Interpretación de la capacidad ­
de difusión para el CO
Está claro que la capacidad de difusión medida del pulmón para el CO depende,
no sólo del área y el grosor de la membrana alveolocapilar, sino también del volu-
men de sangre en los capilares pulmonares. Además, en los pulmones enfermos, la
determinación se ve afectada por la distribución de las propiedades de difusión, el
volumen alveolar y la sangre capilar. Por estas razones, en ocasiones (sobre todo
en Europa) se usa el término factor de transferencia para destacar que la medición
no refleja únicamente las propiedades de difusión del pulmón.
Transferencia de CO
2 a través
de los capilares pulmonares
Hemos comentado ya que la difusión del CO
2 a través de un tejido es unas
20
 veces más rápida que la del O
2, a causa de la solubilidad mucho mayor del CO
2
(fig. 3-1). A primera vista, por lo tanto, parece improbable que la eliminación de CO
2 pueda afectarse por dificultades de la difusión y, en realidad, ésa ha sido la
creencia general. No obstante, la reacción del CO
2 con la sangre es compleja
(v.
 cap. 6) y, aunque existe alguna incertidumbre sobre las velocidades de diversas
reacciones, es posible que pueda aparecer una diferencia entre la sangre al final del capilar y el aire alveolar si existe una afectación patológica de la membrana alveolocapilar.
ConceptOs CLAVE ConceptOs CLAVE
1. La ley de Fick establece que la velocidad de difusión de un gas a través de una lámina de tejido es proporcional al área de la lámina y a la diferencia de
 presión parcial a través de ella, e inversamente proporcional al grosor de
la lámina.
2.
El monóxido de carbono y el óxido nitroso son ejemplos de gases limita- dos por la difusión y por la perfusión, respectivamente. La transferencia de oxígeno está limitada normalmente por la perfusión, pero puede producirse alguna limitación por la difusión en algunas situaciones, entre ellas el esfuerzo intenso, el engrosamiento de la membrana alveolocapilar y la hipoxia alveolar.
3. La capacidad de difusión pulmonar se mide usando monóxido de carbono inhalado. El valor aumenta notablemente con el esfuerzo.
4. La velocidad de reacción finita del oxígeno con la hemoglobina puede dis- minuir su velocidad de transferencia a la sangre, y el efecto es similar al de la disminución de la velocidad de difusión.
5. La transferencia de dióxido de carbono a través de la membrana alveolocapilar probablemente no está limitada por la difusión.

38  CAPÍTULO 3
PREGUNTAS
Elija la mejor respuesta para cada pregunta.
1. Usando la ley de Fick de difusión de los gases a través de una lámina tisular, si
un gas X tiene una solubilidad y una densidad cuatro veces superiores a las de
otro gas Y, ¿cuál es el cociente entre las velocidades de difusión de X con res-
pecto a Y?
A. 0,25
B. 0,5
C. 2
D. 4
E. 8
Una mujer de 40 años que nunca ha fumado acude al médico para
someterse a la evaluación de un empeoramiento de la dificultad para
respirar (disnea) de 6 meses de evolución. Durante la exploración,
presenta una frecuencia respiratoria elevada y un desplazamiento
diafragmático limitado cuando se le pide que realice una inhalación
máxima. Durante la auscultación, presenta crepitantes inspiratorios
finos en los campos pulmonares posteroinferiores bilateralmente.
La
 radiografía de tórax muestra unos volúmenes pulmonares bajos
con opacidades «reticulares», o en forma de red, en las zonas pulmonares inferiores. Durante las pruebas de la función pulmonar, presenta una disminución del volumen pulmonar y una capacidad de
 difusión para el monóxido de carbono inferior a la mitad del valor
normal. Se realiza una gasometría arterial con la paciente en reposo y
 después de un paseo vigoroso por la clínica. Tiene una Po
2 arterial
normal en reposo, que disminuye significativamente con el esfuerzo. Se la deriva para someterse a una biopsia pulmonar quirúrgica, que revela zonas de fibrosis densa con depósitos de colágeno y engrosamiento de las paredes alveolares.
• ¿Por qué está disminuida la capacidad de difusión para
el
 monóxido de carbono?
• ¿Por qué la Po
2 disminuyó con el esfuerzo?
• ¿Cómo podría mejorar la transferencia de oxígeno a través de
 la membrana alveolocapilar?
• ¿Cuál cabría esperar que fuera el valor de la Pco
2 arterial?
CASO CLÍNICO

DIFUSIÓN  39
2. Una persona que realiza esfuerzo respira una baja concentración de CO en una
situación de equilibrio. Si la Pco alveolar es de 0,5 mm Hg y la captación de
CO es de 30 ml/min, ¿cuál es la capacidad de difusión del pulmón para el CO en
ml/min/mm
Hg?
A. 20
B. 30
C. 40
D. 50
E. 60
3.
En una persona sana, si se duplica la capacidad de difusión del pulmón, cabría esperar que:
A. Disminuyera la Pco
2 durante la respiración en reposo.
B. Aumentara la captación de oxígeno en reposo cuando la persona respire oxígeno al 10
%.
C. Aumentara la captación de óxido nitroso durante la anestesia.
D. Aumentara la Po
2 arterial durante la respiración en reposo.
E. Aumentara la captación máxima de oxígeno en altitudes extremas.
4. Si una persona realiza varias respiraciones de una mezcla de gases que con- tenga concentraciones bajas de monóxido de carbono y óxido nitroso:
A. Las presiones parciales del monóxido de carbono en el aire alveolar y en la sangre al final de los capilares serán prácticamente iguales.
B. Las presiones parciales del óxido nitroso en el aire alveolar y en la sangre al final de los capilares serán muy diferentes.
C. El monóxido de carbono se transfiere a la sangre en toda la longitud del capilar.
D. Se captará poco óxido nitroso en la parte inicial del capilar.
E. Puede usarse la captación del óxido nitroso para medir la capacidad de difusión del pulmón.
5. En cuanto a la capacidad de difusión pulmonar:
A. Se mide mejor con monóxido de carbono, porque este gas difunde muy lentamente a través de la membrana alveolocapilar.
B. La limitación por difusión de la transferencia de oxígeno durante el esfuerzo es más probable a nivel del mar que a grandes altitudes.
C. Al respirar oxígeno disminuye la capacidad de difusión medida para el monóxido de carbono en comparación con la respiración de aire.
D. Disminuye con el esfuerzo.
E. Aumenta en la fibrosis pulmonar, lo cual produce un engrosamiento de la membrana alveolo
­capilar.

40  CAPÍTULO 3
6. La capacidad de difusión pulmonar para el monóxido de carbono aumenta por:
A. Enfisema, que causa una pérdida de capilares pulmonares.
B. Asbestosis, que causa un engrosamiento de la membrana alveolocapilar.
C. Embolia pulmonar, que interrumpe el aporte sanguíneo a una zona del
pulmón.
D. Esfuerzo en una persona sana.
E. Anemia grave.
7.
Un varón de 63 años con fibrosis pulmonar de causa desconocida es derivado para someterse a una prueba de esfuerzo cardiopulmonar como preparación para un trasplante de pulmón. Anteriormente se sometió a una biopsia pulmo- nar, que reveló que la parte delgada de la membrana alveolocapilar en las zonas afectadas tenía un grosor de 0,9 μm. La capacidad de difusión para el monóxido de carbono era de tan sólo el 40
% del valor teórico. En comparación con una
persona normal, ¿cuál de las siguientes observaciones cabría esperar en la prue
­ba de esfuerzo en este paciente?
A. Disminución de la Po
2 inspirada.
B. Disminución de la Po
2 alveolar.
C. Disminución de la Po
2 arterial.
D. Disminución del volumen del espacio muerto anatómico.
E. Aumento de la velocidad de difusión a través de la membrana alveoloca- pilar.
8. Una mujer de 58 años que toma ibuprofeno desde hace mucho tiempo para la artrosis acude a su médico debido a un cansancio excesivo. Las pruebas ana
­
líticas revelan una concentración de hemoglobina de 9 g/dl (normal 13 g/dl

a
15 g/dl). ¿Cuál de las siguientes anomalías es más probable que se observe?
A. Disminución de la capacidad de difusión para el monóxido de carbono.
B. Disminución de la capacidad residual funcional.
C. Disminución del volumen residual.
D. Aumento del espacio muerto fisiológico.
E. Aumento de la ventilación a las zonas pulmonares superiores.

41
4
Veremos ahora cómo se eliminan de
los pulmones los gases respiratorios. En primer
lugar, se consideran las presiones dentro y
fuera de los vasos sanguíneos pulmonares y,
a continuación, se comentará la resistencia
vascular pulmonar. Explicaremos después la
 medición del flujo sanguíneo pulmonar total
y su distribución desigual causada por
la gravedad. Seguiremos con el control activo
de la circulación, y con el equilibrio hídrico
en los pulmones. Finalmente, se abordan
otras funciones de la circulación pulmonar,
particularmente las funciones metabólicas de
 los pulmones.
FLUJO SANGUÍNEO
Y M
etabolismO
Cómo la
circulación
pulmonar elimina gases
de los pulmones y altera
algunos metabolitos
• Presiones en el interior de los
vasos sanguíneos pulmonares
• Presiones alrededor de los
vasos sanguíneos pulmonares
• Resistencia vascular pulmonar
• Medición del flujo sanguíneo
pulmonar
• Distribución del flujo
sanguíneo
• Control activo de
la circulación
• Equilibrio hídrico en
los pulmones
• Otras funciones de la
circulación pulmonar
• Funciones metabólicas
de los pulmones

42  CAPÍTULO 4
La circulación pulmonar se inicia en la arteria pulmonar principal, que recibe la
sangre venosa mixta bombeada por el ventrículo derecho. Esta arteria se ramifica
sucesivamente como el sistema de las vías respiratorias (v. fig. 1-3) y, en realidad,
las arterias pulmonares acompañan a las vías respiratorias hasta los bronquíolos
terminales. A partir de ahí, se dispersan para proporcionar el lecho capilar que se
encuentra en las paredes de los alvéolos (v. figs. 1-6 y 1-7). Los capilares pulmo-
nares forman un retículo denso en la pared alveolar que constituye una disposi-
ción sumamente eficaz para el intercambio de gases (v. figs. 1-1, 1-6 y 1-7). Es tan
tupida la malla que algunos fisiólogos opinan que es erróneo hablar de una red de
segmentos capilares individuales, y prefieren considerar el lecho capilar como una
sábana de sangre que fluye, interrumpida en algunos puntos por postes (v. fig. 1-6),
como un garaje subterráneo. La sangre oxigenada se recoge del lecho capilar por
las pequeñas venas pulmonares, que discurren entre los lobulillos y que, final-
mente, se unen para formar las cuatro grandes venas pulmonares (en los seres
humanos), que desembocan en la aurícula izquierda.
A primera vista, esta circulación parece ser, sencillamente, una versión redu-
cida de la circulación sistémica, que empieza en la aorta y termina en la aurícula
derecha. Sin embargo, existen diferencias importantes entre ambas circulaciones,
y los intentos de demostrar similitudes entre ellas suelen causar confusiones.
25
8
25
0
120
0
25
120
80
12~

8
30
10
20
~

Pulmonar
Arteria
Vena Vena
CapCap
Media = 15
VD
Sistémica
Arteria
Media = 100
VI
AD AI
Figura 4-1. Comparación de presiones (mm Hg) en las circulaciones pulmonar y sisté­
mica. Las diferencias hidrostáticas las modifican.
Presiones en el interior de los vasos
sanguíneos pulmonares
Las presiones en la circulación pulmonar son notablemente bajas. La presión me
­­
dia en la arteria pulmonar principal es sólo de unos 15 mm Hg; las presiones sistó-
lica y diastólica son de unos 25 y 8 mm Hg, respectivamente (fig. 4-1). La presión

FLUJO SANGUÍNEO Y METABOLISMO  43
es, por lo tanto, muy pulsátil. Por el contrario, la presión media en la aorta es de
unos 100 mm Hg, unas seis veces más que en la arteria pulmonar. Las pre­siones en
las aurículas derecha e izquierda no difieren mucho: unos 2 y 5 mm Hg, respectiva-
mente. Así, las diferencias de presión de la entrada y la salida de los ­sistemas pul-
monar y sistémico son, aproximadamente, de (15 – 5) = 10 y (100 – 2) = 98 mm Hg,
respectivamente: un factor de 10.
En armonía con estas bajas presiones, las paredes de la arteria pulmonar y sus
ramas son muy delgadas, y contienen relativamente poca musculatura lisa (se con- funden fácilmente con venas). Esto contrasta llamativamente con la circulación sistémica, donde las arterias generalmente tienen paredes gruesas y las arteriolas, en particular, cuentan con abundante musculatura lisa.
Las razones para estas diferencias quedan claras cuando se comparan las fun-
ciones de ambas circulaciones. La circulación sistémica regula el aporte de sangre a diversos órganos, entre ellos los que pueden estar muy por encima del nivel del corazón (el brazo estirado hacia arriba, por ejemplo). Por el contrario, se necesi- tan los pulmones para aceptar todo el gasto cardíaco en todo momento. Rara vez tiene que ver con dirigir sangre de una región a otra (una excepción es la hipoxia alveolar localizada; v. más adelante), y su presión arterial es, por lo tanto, tan baja como acorde con la elevación de la sangre hacia el vértice pulmonar. Esto man- tiene el trabajo del corazón derecho tan reducido como conviene para que se produzca un eficaz intercambio de gases en los pulmones.
La presión en el interior de los capilares pulmonares es desconocida. El mejor
dato sugiere que se encuentra, aproximadamente, a medio camino entre la presión arterial y la presión venosa pulmonares, y que, probablemente, gran parte de la caída de presión se produce en el interior del propio lecho capilar. Ciertamente, la
 distribución de presiones a lo largo de la circulación pulmonar es mucho más
simétrica que en su equivalente sistémica, donde la mayor parte de la caída de pre- sión se produce justo antes de llegar a los capilares (fig. 4-1). Además, la presión dentro de los capilares pulmonares varía considerablemente por todo el pulmón, a causa de efectos hidrostáticos (v. más adelante).
Presiones alrededor de los vasos
­sanguíneos pulmonares
Los capilares pulmonares son característicos en cuanto que están prácticamente
rodeados de aire (v. figs. 1-1 y 1-7). Cierto es que existe una capa muy fina de células
epiteliales que tapizan los alvéolos, pero los capilares obtienen escasa protección y,
en consecuencia, pueden colapsarse o distenderse, dependiendo de las presiones
dentro y fuera de ellos. Esta última está muy próxima a la presión alveolar. (La pre-
sión en los alvéolos suele estar próxima a la presión atmosférica; realmente, cuando
se contiene la respiración con la glotis abierta, las dos presiones son idénticas.) En
algunas situaciones especiales, la presión eficaz que rodea a los capilares disminuye
por la tensión del líquido que tapiza los alvéolos. Generalmente, no obstante, la
presión eficaz es la presión alveolar, y cuando ésta aumenta por encima de la presión
en el interior de los capilares, éstos se colapsan. La diferencia de presión entre el
interior y el exterior de los capilares se denomina, con frecuencia, presión transmural.

44  CAPÍTULO 4
¿Qué presión es la que rodea a las arterias y venas pulmonares? Puede ser con-
siderablemente inferior a la presión alveolar. Cuando el pulmón se expande, estos
vasos sanguíneos de mayor tamaño se abren por la tracción radial del parénquima
pulmonar elástico que los rodea (figs. 4-2 y 4-3). En consecuencia, la presión
eficaz a su alrededor es baja; de hecho, hay algunos datos que indican que esta
presión es incluso inferior a la presión que rodea a todo el pulmón (presión intra-
pleural). Esta paradoja puede explicarse por la ventaja mecánica que se produce
cuando una estructura relativamente rígida, como un vaso sanguíneo o un bron-
quio, está rodeada por un material elástico que se expande rápidamente, como el
Vasos
extraalveolares
Vasos alveolaresAlvéolo
Figura 4-2. V­
mente, los capilares, y están expuestos a la presión alveolar. Los segundos se abren por la
tracción radial del parénquima pulmonar circundante, y la presión eficaz a su alrededor es,
por lo tanto, menor que la presión alveolar.
Figura 4-3. Corte de un pulmón, que muestra muchos alvéolos y un vaso extraalveolar
(en este caso, una pequeña vena) con su envoltura perivascular.

FLUJO SANGUÍNEO Y METABOLISMO  45
parénquima pulmonar. En todo caso, tanto las arterias como las venas aumentan
su calibre cuando el pulmón se expande.
El comportamiento de los capilares y de los vasos sanguíneos de mayor tamaño
es tan diferente que, a menudo, se alude a ellos como vasos alveolares y vasos
extraalveolares respectivamente (fig. 4-2). Los vasos alveolares están expuestos a la
presión alveolar, e incluyen a los capilares y los vasos ligeramente mayores en las
esquinas de las paredes alveolares. Su calibre está determinado por la relación
entre la presión alveolar y la presión en su interior. Los vasos extraalveolares son
todas las arterias y venas que discurren por todo el parénquima pulmonar. Su
calibre está muy afectado por el volumen pulmonar, porque esto determina el
empuje expansivo del parénquima sobre sus paredes. Los vasos sanguíneos muy
grandes que se encuentran cerca del hilio están por fuera de la sustancia pulmonar,
y están expuestos a la presión intrapleural.
Resistencia vascular pulmonar
Es útil para describir la resistencia de un sistema de vasos sanguíneos:
presión de entrada – presión de salida
Resistencia vascular
flujo sanguíneo
=
Es análogo a la resistencia eléctrica, que es (voltaje de entrada – voltaje de
salida) dividido por la corriente. La cifra de la resistencia vascular no es cierta- mente una descripción completa de las propiedades de presión y flujo del sistema. Por ejemplo, el valor suele depender de la magnitud del flujo sanguíneo. No obs- tante, a menudo permite una comparación útil de diferentes circulaciones o de la misma circulación en situaciones diferentes.
Ya hemos visto que la caída de presión total desde la arteria pulmonar a la aurí-
cula izquierda en la circulación pulmonar es sólo de unos 10 mm
Hg, frente a unos
100 mm Hg de la circulación sistémica. Dado que los flujos sanguíneos a través de
ambas circulaciones son prácticamente idénticos, la resistencia vascular pulmonar es sólo una décima parte de la de la circulación sistémica. El flujo sanguíneo pul- monar es de unos 6 l/min, por lo que, en cifras, la resistencia vascular pulmonar es (15 – 5)/6 o unos 1,7 mm
Hg/l por minuto.
1
La elevada resistencia de la circula-
ción sistémica se debe fundamentalmente a las numerosas arteriolas musculares
• Los vasos alveolares están expuestos a la presión alveolar, y se compri­
men si ésta aumenta.
• Los vasos extraalveolares están expuestos a una presión menor que la
alveolar, y se expanden por la tracción radial del parénquima circun­
dante.
Vasos alveolares y extraalveolares
1
Los cardiólogos expresan, a veces, la resistencia vascular pulmonar en dinas · s · cm
-5
. El valor normal
está en la región de 100.

46  CAPÍTULO 4
que permiten la regulación del flujo sanguíneo hacia diversos órganos del cuerpo.
La circulación pulmonar no tiene estos vasos, y parece tener una resistencia tan
baja que es compatible con la distribución de sangre en una delgada película sobre
una amplia superficie en las paredes alveolares.
Aunque la resistencia vascular pulmonar normal es extraordinariamente pe
­
queña, tiene una notable facilidad para disminuir aun más cuando aumenta la pre-
sión en el interior de los vasos. La figura 4-4 muestra que un aumento en la
presión arterial pulmonar o en la venosa hace que la resistencia vascular pulmonar disminuya. Dos son los mecanismos responsables de ello. En condiciones norma- les, algunos capilares están cerrados o abiertos pero sin flujo de sangre. Cuando la presión aumenta, estos vasos empiezan a conducir sangre, con lo que disminuye la
 resistencia global. Es lo que se denomina reclutamiento (fig. 4-5), que es, apa-
rentemente, el principal mecanismo de la disminución de la resistencia vascular pulmonar que se produce cuando la presión arterial pulmonar asciende desde niveles bajos. No se
 conoce bien la razón por la que algunos vasos no están per-
10 20 30 40
100
0
200
300
Presión arterial o venosa (cm H
2
O)
Aumento de presión
arterial
Aumento de presión
venosa
Resistencia vascular pulmonar (cm H
2
O/l/min)
Figura 4-4. Descenso de
la resistencia vascular pul­
monar cuando aumenta la
­presión arterial o venosa pul­
monar. Cuando se cambió la
presión arterial, la presión
venosa se mantuvo constante
a 12
 cm H
2O, y cuando se cam­
bió la presión venosa, la pre­ sión arterial se mantuvo a 37
 cm H
2O. (Datos de una pre­
paración de un pulmón de ani­ mal extirpado.)
Reclutamiento Distensión Figura 4-5. Reclutamiento
(apertura de vasos previamente cerrados) y distensión (aumen­
­to del calibre de los vasos).
Son los dos mecanismos para
­dis­minuir la resistencia vascu­
lar pulmonar que se produce cuando aumentan las presiones vasculares.

FLUJO SANGUÍNEO Y METABOLISMO  47
fundidos con presiones de perfusión bajas, pero quizá se deba a diferencias aleato-
rias en la geometría del complejo retículo (v. fig. 1-6), que da lugar a canales
preferentes para el flujo.
Con presiones vasculares más elevadas, se produce un ensanchamiento de seg-
mentos capilares individuales. Este aumento de calibre, o distensión, es muy sor -
prendente, teniendo en cuenta la membrana tan delgada que separa el capilar del
espacio alveolar (v. fig. 1-1). Probablemente, la distensión es, fundamentalmente,
un cambio de forma de los capilares, desde casi planos a más circulares. Hay datos
que indican que la pared de los capilares es muy resistente al estiramiento. La
distensión es, aparentemente, el mecanismo predominante de la caída de la resis-
tencia vascular pulmonar con presiones vasculares relativamente elevadas. Sin
embargo, es frecuente que el reclutamiento y la distensión se produzcan al mismo
tiempo.
Otro importante factor determinante de la resistencia vascular pulmonar es el
volumen pulmonar. El calibre de los vasos extraalveolares (fig. 4-2) está determi-
nado por un equilibrio entre varias fuerzas. Como ya hemos visto, se abren cuando
los pulmones se expanden. Debido a ello, su resistencia vascular es baja con volú-
menes pulmonares grandes. Por otro lado, sus paredes contienen músculo liso y
tejido elástico, que resiste la distensión y tiende a reducir el calibre de los vasos.
En consecuencia, tienen una resistencia elevada cuando el volumen pulmonar es
bajo (fig. 4-6). Realmente, si el pulmón está completamente colapsado, el tono de
la musculatura lisa de estos vasos es tan eficaz que la presión en la arteria pul
­
monar tiene que aumentar varios centímetros de agua por encima de la presión aguas abajo antes de que haya flujo alguno. Es lo que se denomina
presión crítica de
apertura.
¿Está la resistencia vascular de los capilares influida por el volumen pulmonar?
Esto depende de si la presión alveolar cambia con respecto a la presión dentro de
 los capilares, es decir, si se altera su presión transmural. Si la presión alveolar
aumenta con respecto a la presión capilar, los vasos tienden a aplastarse, y su re­sis-
50 100 150 200
80
60
100
120
Volumen pulmonar (ml)
Vaso
extraalveolar
Capilar
Resistencia vascular (cm H
2
O/l/min)
Figura 4-6. Efecto del volu­
men pulmonar sobre la resisten­
cia ­vascular pulmonar cuando se
mantiene constante la presión transmural de los capilares. Con v
olúmenes pulmonares bajos, la
resistencia es alta, porque los vasos extraalveolares se estre­ chan. Con volúmenes elevados, los capilares se estiran y su calibre disminuye. Obsérvese que la re­ sistencia es mínima con unos volúmenes respiratorios normales.

48  CAPÍTULO 4
tencia aumenta. Es lo que suele ocurrir cuando una persona sana inspira pro­
fundamente, porque la presión vascular desciende. (El corazón está rodeado
por presión intrapleural, que disminuye con la inspiración.) Sin embargo, las pre-
siones en la circulación pulmonar no permanecen estables tras una maniobra de
 este tipo. Un factor adicional es que el calibre de los capilares disminuye con
unos volúmenes pulmonares grandes debido al estiramiento de las paredes. Una analogía sería un trozo de tubo de goma de paredes finas que se estira a través de su diámetro, con lo cual el calibre se reduce mucho. Así, incluso si la presión trans- mural de los capilares no varía con grandes insuflaciones pulmonares, su resisten- cia vascular aumenta (fig. 4-6).
Debido al papel que desempeña la musculatura lisa en la determinación del
calibre de los vasos extraalveolares, las sustancias que producen contracción de la musculatura aumentan la resistencia vascular pulmonar. Entre ellas se encuentran la serotonina, la histamina, la norepinefrina y la endotelina. El importante papel de la hipoxia se expone luego. Estos fármacos son vasoconstrictores especialmente eficaces cuando el volumen pulmonar es bajo y las fuerzas de expansión que actúan sobre los vasos son débiles. Las sustancias que pueden relajar la musculatura lisa en la circulación pulmonar comprenden la acetilcolina, los inhibidores de la fos- fodiesterasa, los antagonistas del calcio y la prostaciclina (PGI
2).
Medición del flujo sanguíneo pulmonar
El volumen de sangre que pasa por los pulmones cada minuto (Q
.
) puede calcu-
larse mediante el principio de Fick, que establece que el consumo de O
2 por minuto
(V
.
o
2) medido en la boca es igual a la cantidad de O
2 captado por la sangre en los
pulmones por minuto. Como la concentración de O
2 en la sangre que entra en
los
 pulmones es Cv

o
2, y la de la sangre que lo abandona es Cao
2, entonces:
V
.
o
2 = Q
.

( o
2 – Cv
– o
2)
o,
Q
.
=
V
.
o
2
Cao
2 – Cv
– o
2
• Normalmente, es muy pequeña.
• Disminuye con el esfuerzo, debido al reclutamiento y la distensión de
capilares.
• Aumenta con volúmenes pulmonares elevados y bajos.
• Los vasoconstrictores comprenden la hipoxia, la serotonina, la hista­
mina, el tromboxano A
2 y la endotelina.
• Los vasodilatadores comprenden el óxido nítrico, los inhibidores de la
fosfodiesterasa, los antagonistas del calcio y la prostaciclina (PGI
2).
Resistencia vascular pulmonar

FLUJO SANGUÍNEO Y METABOLISMO  49
V
˙
o
2 se mide recogiendo el aire espirado en un gran espirómetro, y midiendo su
concentración. La sangre venosa mixta se obtiene a través de un catéter en la arte-
ria pulmonar, y la sangre arterial, mediante punción de la arteria radial. El flujo
sanguíneo pulmonar también puede medirse mediante la técnica de dilución de
indicador, en la que se inyecta un colorante u otro indicador en la circulación
venosa, y se registra su concentración en la sangre arterial. Ambos métodos son
muy importantes, pero no se detallarán aquí, porque entran dentro del terreno de
la fisiología cardiovascular.
Distribución del flujo sanguíneo
Hasta ahora, hemos ido suponiendo que todas las partes de la circulación pulmo- nar se comportaban de forma idéntica. Sin embargo, existe un considerable dese
­
quilibrio de flujo dentro del pulmón humano, que puede mostrarse mediante una
modificación del método con xenón radioactivo que se usaba para medir la distri- bución de la ventilación (v. fig. 2-7). Para la determinación del flujo sanguíneo, el xenón se disuelve en solución salina, y se inyecta en una vena periférica (fig. 4-7). Cuando llega a los capilares pulmonares, se desenvuelve en el aire alveolar, debido a su escasa solubilidad, y puede medirse la distribución de radioactividad mediante contadores colocados sobre el tórax mientras se contiene la respiración.
En el pulmón de una persona en posición erecta, el flujo sanguíneo dismi- nuye casi de forma lineal desde la base hasta el vértice, alcanzando valores
muy bajos en este último (fig. 4-7). Esta distribución se ve afectada con los cam- bios de postura y con el esfuerzo. Cuando la persona está en decúbito supino,
02 02 5
50
0
100
150
5 10 15
Distancia hasta el pulmón (cm)
Flujo sanguíneo/unidad de volumen
VérticeBase
Contadores
de radiación
Figura 4-7. Medición de la distribución del flujo sanguíneo en el pulmón humano en
posición vertical, usando xenón radioactivo. El xenón disuelto entra en el aire alveolar desde
los capilares pulmonares. Las unidades de flujo sanguíneo son tales que si el flujo fuera
uniforme, todos los valores serían 100. Obsérvese el escaso flujo en el vértice.

50  CAPÍTULO 4
aumenta el flujo de la zona apical, pero el de la zona basal permanece práctica-
mente sin cambios, con lo que la distribución desde el vértice a la base se vuelve
casi uniforme. Sin embargo, en esta postura, el flujo sanguíneo de las regiones
posteriores (inferiores o declive) del pulmón es mayor que el flujo de las partes
anteriores. Las mediciones en personas suspendidas boca abajo muestran que el
flujo sanguíneo apical puede superar al basal en esta postura. Con el esfuerzo leve,
los flujos sanguíneos de la zona superior e inferior aumentan, y disminuyen las
diferencias regionales.
La distribución desigual del flujo sanguíneo puede explicarse por las diferen-
cias de presión hidrostática en el interior de los vasos sanguíneos. Si consideramos
el sistema arterial pulmonar como una columna continua de sangre, la diferencia
de presión entre el vértice y la base de un pulmón de una altura de 30 cm será de
unos 30 cm de agua, o 23 mm
Hg. Es una gran diferencia de presión para un sis-
tema de tan baja presión como la circulación pulmonar (fig. 4-1), y en la figura 4-8
se muestran sus efectos sobre el flujo sanguíneo regional.
Puede haber una región en el vértice pulmonar (zona 1) donde la presión arte-
rial pulmonar desciende por debajo de la presión alveolar (normalmente, próxima a la presión atmosférica). Si esto sucede, los capilares se aplanan, y no es posible que exista flujo. La zona 1 no existe en condiciones normales, porque la presión arterial pulmonar es suficiente para hacer llegar la sangre hasta el vértice pulmo- nar, pero puede aparecer si la presión arterial disminuye (p. ej., tras una hemorra- gia intensa) o si la presión alveolar aumenta (durante la ventilación con presión positiva). Este pulmón ventilado pero no perfundido no es útil para el intercambio de gases, y se denomina espacio muerto alveolar.
P
A
P
vP
a
Flujo sanguíneo
Distancia
Alveolar
Arterial Venosa
Zona 1
P
A
> P
a
> P
v
Zona 2
P
a
> P
A
> P
v
Zona 3
P
a
> P
v
> P
A
Figura 4-8.
 Explicación de la distribución desigual del flujo sanguíneo en el pulmón,
basada en las presiones que afectan a los capilares.

FLUJO SANGUÍNEO Y METABOLISMO  51
Más abajo (zona 2), la presión arterial pulmonar aumenta a causa del efecto
hidrostático, y supera la presión alveolar. Sin embargo, la presión venosa sigue
siendo muy baja y menor que la presión alveolar, lo que lleva a unas peculiares
características de la relación presión-flujo. En estas condiciones, el flujo sanguí-
neo está determinado por la diferencia entre las presiones arterial y alveolar (no la
diferencia habitual arteriovenosa de presión). En realidad, la presión venosa
carece de influencia sobre el flujo, salvo que supere a la presión alveolar.
Un tubo de goma flexible en el interior de una cámara de vidrio puede ser un
modelo de este comportamiento (fig. 4-9). Cuando la presión de la cámara es
mayor que la presión de salida, el tubo de goma se colapsa en su extremo aguas
abajo, y la presión en el tubo en este punto limita el flujo. El lecho capilar pulmo-
nar es, claramente, muy diferente de un tubo de goma; sin embargo, el comporta-
miento global es similar y, con frecuencia, se denomina resistor de Starling, efecto
compuerta o cascada. Como la presión arterial aumenta al descender de zona,
pero la presión alveolar es la misma en todo el pulmón, la diferencia de presión
responsable del flujo aumenta. Además, por debajo de esta zona se produce un
reclutamiento cada vez mayor de capilares.
En la zona 3, la presión venosa supera a la presión alveolar, y el flujo viene
determinado, del modo habitual, por la diferencia arteriovenosa de presión.
Aparentemente, el aumento del flujo sanguíneo por debajo de esta región pulmo-
nar se debe, principalmente, a la distensión de los capilares. La presión en el inte-
rior de éstos (que se encuentra entre la arterial y la venosa) aumenta al descender
de zona, mientras que la presión en el exterior (alveolar) permanece constante.
Así, la presión transmural aumenta y, realmente, las medidas muestran que su
amplitud media aumenta. El reclutamiento de vasos anteriormente cerrados tam-
bién puede intervenir algo en el aumento del flujo sanguíneo al descender de esta
zona.
El esquema que se muestra en la figura 4-8 resume el papel que desempeñan
los capilares en la determinación de la distribución del flujo sanguíneo. Con vo
­­
lúmenes pulmonares bajos, la resistencia de los vasos extraalveolares adquiere importancia, y se observa una disminución del flujo sanguíneo regional, que empieza primero en la base del pulmón, donde el parénquima se expande menos (v
. fig 7-8). Esta región de flujo sanguíneo disminuido se denomina, en ocasiones,
A
B
Figura 4-9. Dos resistores de Starling,
cada uno de ellos formado por un tubo de
goma en el interior de un recipiente.
Cuando la presión de la cámara supera a
la presión de salida, como en (A), el flujo
no depende de la presión descendente.
Sin embargo, cuando la presión descen­
dente supera a la presión de la cámara,
como en (B), el flujo está determinado
por
 la diferencia de presión de entrada y
salida.

52  CAPÍTULO 4
zona 4, y puede explicarse por el estrechamiento de los vasos extraalveolares, lo
que sucede cuando el pulmón que los rodea está escasamente insuflado (fig. 4-6).
Existen otros factores que causan desigualdad del flujo sanguíneo en el pul-
món. La disposición compleja y en parte aleatoria de los vasos sanguíneos y
capilares (v. fig. 1-6) produce una cierta desigualdad de flujo sanguíneo en cual-
quier nivel pulmonar. También hay pruebas de que el flujo sanguíneo disminuye
a lo largo del ácino, con partes periféricas con menor aporte sanguíneo. Algunas
mediciones sugieren que las regiones periféricas de todo el pulmón reciben
menos flujo sanguíneo que las regiones centrales. En algunos animales, algunas
regiones pulmonares parecen tener una resistencia vascular intrínsecamente
mayor.
Control activo de la circulación
Ya hemos visto que los factores pasivos dominan la resistencia vascular y la distri- bución del flujo en la circulación pulmonar en condiciones normales. Sin embargo, se produce una importante respuesta activa cuando disminuye la Po
2 del aire
alveolar. Es lo que se conoce como vasoconstricción pulmonar hipóxica, y consiste en la contracción del músculo liso de las paredes de las pequeñas arteriolas en la región hipóxica. Se desconoce el mecanismo exacto de esta respuesta, pero se produce en el pulmón extirpado y aislado, por lo que no depende de conexiones nerviosas centrales. Puede observarse cómo segmentos extirpados de la arteria pulmonar se contraen si se consigue un entorno hipóxico, por lo que puede ser una acción local de la hipoxia sobre la propia arteria. Curiosamente, es la Po
2 del
aire alveolar, y no de la sangre arterial pulmonar, lo que determina fundamental- mente la respuesta. Esto puede comprobarse al perfundir un pulmón con sangre con una elevada Po
2, al tiempo que se mantiene baja la Po
2 alveolar. En estas
condiciones, se produce la respuesta.
La pared del vaso se torna, como resultado, hipóxica durante la difusión de
oxígeno sobre la corta distancia desde la pared a los alvéolos circundantes. Recuérdese que una pequeña arteria pulmonar está rodeada estrechamente por alvéolos (compárese la proximidad de los alvéolos a la pequeña vena pulmonar en la fig.
 4-3). La curva estímulo-respuesta de esta constricción es muy poco lineal
• La gravedad provoca grandes diferencias a lo largo del pulmón.
• En la zona 1, no hay flujo porque la presión arterial pulmonar es inferior
a la presión alveolar. Esto no se observa en condiciones normales.
• En la zona 2, el flujo viene determinado por la diferencia entre las presio­
nes arterial y alveolar.
• En la zona 3, el flujo viene determinado por la diferencia entre las presio­
nes arterial y venosa.
Distribución del flujo sanguíneo

FLUJO SANGUÍNEO Y METABOLISMO  53
(fig. 4-10). Cuando la Po
2 alveolar se altera en la región por encima de 100 mm Hg,
se observan pocos cambios en la resistencia vascular
. Sin embargo, cuando la Po
2
alveolar disminuye por debajo, aproximadamente, de 70 mm
Hg, puede produ-
cirse una importante vasoconstricción, y con una Po
2 muy baja, el flujo sanguíneo
local casi puede desaparecer.
El mecanismo de la vasoconstricción pulmonar hipóxica sigue siendo objeto de
muchas investigaciones. El principal desencadenante de la contracción del múscu
­
­lo liso es el aumento de la concentración del ion calcio en el citoplasma, que se da
como consecuencia de varios factores. Las investigaciones han demostrado, por
ejemplo, que están implicadas la inhibición de los canales de potasio regulados
por
 voltaje y la despolarización de membrana, que llevan a un aumento de las con­
centraciones del ion calcio en el citoplasma.
Las sustancias vasoactivas derivadas del endotelio también desempeñan un
papel importante en la regulación del tono vascular
. Uno de estos factores es el
óxido nítrico (NO), que se forma a partir de la l-arginina por catálisis y mediante la acción de la NO sintasa endotelial (eNOS). El NO activa la guanilato ciclasa soluble y aumenta la síntesis de 3’,5’-monofosfato cíclico de guanosina (GMP cíclico). Posteriormente, el GMPc inhibe los canales de calcio, lo que impide un aumento de las concentraciones de calcio intracelular y promueve la vasodilata- ción. Los inhibidores de la NO sintasa aumentan la vasoconstricción pulmonar hipóxica en preparaciones de animales, mientras que la administración de NO en concentraciones bajas (10 a 40 ppm) por vía inhalada reduce la vasoconstricción pulmonar hipóxica en los seres humanos. Se ha demostrado que la alteración del gen de la eNOS produce hipertensión pulmonar en modelos animales.
05 0 100 200
60
150 300 500
40
20
80
100
PO
2
alveolar
Flujo sanguíneo (% control)
Figura 4-10. Efecto de la disminución de la Po
2 alveolar sobre el flujo sanguíneo pulmo­
nar. (Datos de un gato anestesiado.)

54  CAPÍTULO 4
Las células del endotelio vascular pulmonar también liberan vasoconstrictores
potentes como la endotelina 1 (ET-1) y el tromboxano A
2 (TXA
2), que desempe-
ñan un papel en la fisiología normal y en la enfermedad. Los antagonistas de los
receptores de endotelina ahora forman parte de las pautas de tratamiento de mu
­
chos pacientes con hipertensión pulmonar.
La vasoconstricción hipóxica tiene el efecto de alejar el flujo sanguíneo de re­
giones pulmonares hipóxicas. Estas regiones pueden deberse a obstrucción bron-
quial y, al desviar el flujo sanguíneo, se reducen los efectos nocivos sobre el intercambio de gases. A una gran altitud, la Po
2 está reducida por todo el pulmón,
lo que se traduce en una vasoconstricción pulmonar generalizada, que lleva a una elevación de la presión arterial pulmonar. Aunque, probablemente, la situación más importante en la que actúa el mecanismo es en el momento del nacimiento. Durante la vida fetal, la resistencia vascular pulmonar es muy elevada, en parte, a causa de la vasoconstricción hipóxica, y sólo un 15
% del gasto cardíaco va a través
de los pulmones (v
. fig. 9-5). Cuando la primera respiración oxigena los alvéolos,
la resistencia vascular desciende de forma con
­siderable, por la relajación de la
musculatura lisa vascular
, y el flujo sanguíneo pulmonar aumenta notablemente.
Se han descrito otras respuestas activas de la circulación pulmonar. Un pH
sanguíneo bajo causa vasoconstricción, especialmente cuando existe hipoxia alveolar. También hay datos de que el sistema nervioso autónomo ejerce un con- trol débil, un aumento del flujo (estimulación) simpático que causa rigidez de las paredes de las arterias pulmonares y vasoconstricción.
Equilibrio hídrico en los pulmones
Dado que sólo 0,3 μm de tejido separa el flujo capilar del aire en el pulmón (v. fig. 1-1), el problema de mantener los alvéolos sin líquido es esencial. Se cree que el intercambio de líquido a través del endotelio capilar obedece a la ley de Starling. La fuerza que tiende a empujar líquido hacia el exterior del capilar es la presión hidrostática capilar menos la presión hidrostática en el líquido intersti- cial, o P
c – P
i. La fuerza que tiende a empujar líquido hacia el interior es la pre-
sión coloidosmótica de las proteínas de la sangre menos la de las proteínas del líquido intersticial, o π
c – π
i. Esta fuerza depende del coeficiente de reflexión s ,
• La hipoxia alveolar constriñe las pequeñas arterias pulmonares.
• Probablemente, un efecto directo de la baja Po
2 sobre el músculo liso
vascular.
• Su eliminación es esencial al nacer en la transición de la respiración a
través de la placenta a la respiración de aire.
• Aleja el flujo sanguíneo de áreas mal ventiladas del pulmón afectado en
el adulto.
Vasoconstricción pulmonar hipóxica

FLUJO SANGUÍNEO Y METABOLISMO  55
que indica la eficacia de la pared capilar para evitar el paso de proteínas a través
de ella. Así,
salida neta de líquido = K[(P
c – P
i) – s (π
c – π
i)]
donde K es una constante denominada coeficiente de filtración. Esto se denomina
ecuación de Starling.
Desgraciadamente, el uso práctico de esta ecuación es limitado ya que se desco-
nocen muchos de los valores. La presión coloidosmótica en el interior del capilar
es de unos 25 a 28 mm
Hg. La presión hidrostática capilar se encuentra, probable-
mente, a medio camino con valores entre la presión arterial y la venosa, pero es muy superior en la base pulmonar y no tanto en el vértice. Se desconoce la presión coloidosmótica del líquido intersticial, pero es de unos 20 mm
Hg en la linfa pul-
monar. Sin embargo, este valor puede ser mayor que el del líquido intersticial que rodea los capilares. La presión hidrostática intersticial se desconoce, pero algunas medidas muestran que está muy por debajo de la presión atmosférica. Es probable que la presión neta de la ecuación de Starling sea hacia fuera, causando un pequeño flujo de linfa de unos 20 ml/h en los seres humanos en condiciones normales.
¿Dónde va el líquido cuando deja los capilares? La figura 4-11 muestra que
el líquido que sale al intersticio de la pared alveolar atraviesa el espacio inters
­
ticial hasta los espacios perivascular y peribronquial dentro del pulmón.
Numerosos linfáticos recorren los espacios perivasculares, y ayudan a transpor-
tar el líquido hacia los ganglios linfáticos hiliares. Además, la presión en estos espacios perivasculares es baja, con lo que se forma un sumidero natural para el drenaje de líquido (compárese con la fig. 4-2). La forma inicial del edema pul- monar

2
se caracteriza por la congestión de estos espacios peribronquiales y peri-
vasculares, y se denomina edema intersticial. El índice de flujo linfático desde
1
2
Capilar
Pared alveolar
Intersticio
Alvéolos
Espacio alveolar
Bronquio
Arteria
Espacio perivascular
Figura 4-11. Dos vías
posibles para el líquido que
sale de los capilares pul­
monares. El líquido que entra
en
 el intersticio inicialmente
encuentra su camino en los espacios perivasculares y pe
­­
ribronquiales. El líquido más tardío atraviesa la pared al­ veolar
, llenando los espacios
alveolares.
2
Para una explicación más extensa sobre el edema pulmonar, véase JB West, Fisiopatología pulmonar,
8.ª ed. Lippincott Williams & Wilkins. Barcelona, 2013.

56  CAPÍTULO 4
los pulmones aumenta considerablemente si la presión capilar está elevada
durante un largo período.
En una etapa más avanzada del edema pulmonar, el líquido puede atravesar el
epitelio alveolar hacia los espacios alveolares (fig. 4-11). Cuando esto sucede, los
alvéolos se llenan de líquido uno a uno y, como no están ventilados, no es posible
oxigenación alguna de la sangre que pasa a través de ellos. Se desconoce qué es lo
que hace que el líquido empiece a desplazarse al interior de los espacios alveolares,
pero puede que esto suceda cuando se supera el máximo drenaje a través del espa-
cio intersticial, y la presión allí ascienda en exceso. El líquido que alcanza los
espacios alveolares se bombea activamente hacia el exterior por una bomba de
sodio-potasio ATPasa en las células epiteliales. El edema alveolar es mucho más
grave que el edema intersticial, a causa de la interferencia con el intercambio de
gases en los pulmones.
Otras funciones de la circulación
pulmonar
La principal función de la circulación pulmonar es desplazar sangre hacia y desde la membrana alveolocapilar, de forma que se produzca el intercambio de gases. Sin embargo, también tiene otras funciones importantes. Una de ellas es actuar como reserva de sangre. Ya observamos que el pulmón tiene una impor-
tante capacidad para reducir su resistencia vascular pulmonar cuando sus presio- nes vasculares aumentan a través del mecanismo de reclutamiento y distensión (fig. 4-5). Los mismos mecanismos permiten al pulmón aumentar su volumen de sangre con aumentos relativamente pequeños de las presiones pulmonares arte- rial o venosa. Es lo que sucede, por ejemplo, cuando una persona se tumba tras estar en pie. La sangre drena entonces desde las extremidades inferiores a los pulmones.
Otra de las funciones de los pulmones es filtrar sangre. Pequeños trombos san
­
guíneos se eliminan de la circulación antes de que puedan llegar al cerebro o a otros órganos vitales. Muchos leucocitos son atrapados por los pulmones y libera
-
dos después, aunque no está claro el valor de esta acción.
Funciones metabólicas de los pulmones
Además del intercambio de gases, los pulmones tienen importantes funciones metabólicas, y diversas sustancias vasoactivas son metabolizadas por ellos (tabla
 4-1). Dado que el pulmón es el único órgano, además del corazón, al que
llega la circulación total, está característicamente adecuado para modificar sustan- cias transportadas por la sangre. Una fracción importante de todas las células endoteliales vasculares del organismo se localiza en los pulmones. Las funciones metabólicas del endotelio vascular se abordarán aquí sólo brevemente, ya que muchas quedan dentro del ámbito de la farmacología.
El único ejemplo conocido de activación biológica por el paso a través de la
circulación pulmonar es la conversión de la angiotensina I, un polipéptido relati- vamente inactivo, en angiotensina II, un vasoconstrictor potente. Esta última, que

FLUJO SANGUÍNEO Y METABOLISMO  57
es hasta 50 veces más activa que su precursora, no se afecta por el paso a través de
los pulmones. La conversión de la angiotensina I está catalizada por la enzima
de
 conversión de la angiotensina (ECA), que se localiza en pequeñas fositas en la
superficie de las células del endotelio capilar.
Muchas sustancias vasoactivas se inactivan, parcialmente o completamente,
durante el paso a través de los pulmones. La bradicinina se inactiva en gran medida (hasta un 80
%), y la enzima responsable es la ECA. Los pulmones son el principal
punto de inactivación de la serotonina (5-hidroxitriptamina), aunque no por degradación enzimática, sino por un proceso de captación y almacenamiento (tabla
 4-1). Parte de la serotonina puede transferirse a plaquetas en el pulmón, o
almacenarse de algún otro modo y liberarse durante la anafilaxia. Las prostaglan- dinas E
1, E
2 y F
2α también se inactivan en los pulmones, que es una fuente abun-
dante de las enzimas responsables. La noradrenalina también es captada por los pulmones en cierta medida (hasta un 30
%). Parece que la histamina no se inactiva
a su paso por el pulmón sano, pero sí cuando éste está afectado por alguna lesión.
Algunas sustancias vasoactivas atraviesan los pulmones sin sufrir aumento ni
pérdida significativos
de actividad. Entre ellas, se encuentran la adrenalina, las
prostaglandinas A
1 y A
2, la angiotensina II y la vasopresina (ADH).
Diversas sustancias vasoactivas y broncoactivas se metabolizan en los pulmo-
nes, y pueden liberarse a la circulación en determinadas circunstancias. Son importantes entre ellas los metabolitos del ácido araquidónico (fig. 4-12). El ácido araquidónico se forma por la acción de la enzima fosfolipasa A
2 sobre fosfo-
lípidos unidos a las membranas celulares. Hay dos vías principales de síntesis, y las reacciones iniciales están catalizadas por las enzimas lipooxigenasa y ciclooxige- nasa, respectivamente. La primera produce los leucotrienos, entre ellos el media- dor descrito originalmente como sustancia de reacción lenta de la anafilaxia (SRS-A). Estos compuestos producen constricción de las vías respiratorias, y pue-
Tabla 4-1.  Destino de las sustancias en la circulación pulmonar
Sustancia Destino
Péptidos
 Angiotensina I Con versión en angiotensina II por ECA
 Angiotensina II No se afecta
 Vasopresina No se afecta
 Bradicinina Inactivado hasta un 80 %
Aminas
 Serotonina Casi totalmente eliminada
 Noradrenalina Eliminada hasta un 30 %
 Histamina No se afecta
 Dopamina No se afecta
Metabolitos del ácido araquidónico
 Prostaglandinas E
2 y F
2α Casi totalmente eliminada
 Prostaglandina A
2 No se afecta Prostaciclina (PGI
2) No se afecta Leucotrienos Casi totalmente eliminada

58  CAPÍTULO 4
den desem­peñar un papel importante en el asma
3
. Otros leucotrienos intervienen
en respuestas inflamatorias.
Las prostaglandinas son potentes vasoconstrictores o vasodilatadores. La pros-
taglandina E
2 desempeña un papel importante en el feto, porque contribuye a
relajar el conducto arterioso permeable. Las prostaglandinas también afectan a la
agregación plaquetaria, y son activos en otros sistemas, como la cascada calicreína-
­
cinina de la coagulación. Pueden tener también un papel en la broncoconstricción
del asma.
También existen indicios de que los pulmones desempeñan un papel en el
mecanismo de la coagulación sanguínea, en circunstancias normales y anómalas. Por ejemplo, existe un gran número de mastocitos que contienen heparina en el intersticio. Además, el pulmón puede secretar inmunoglobulinas especiales, sobre todo IgA, en el moco bronquial, que contribuye a su defensa frente a la infección.
Las funciones pulmonares de síntesis comprenden la síntesis de fosfolípidos
como la dipalmitoil fosfatidilcolina, que es un componente del agente tensioactivo pulmonar (v. cap. 7). También es claramente importante la síntesis de proteínas, porque el colágeno y la elastina constituyen la estructura de los pulmones. En algunas situaciones, se liberan, aparentemente, proteasas de leucocitos en los pul- mones, que causan la escisión del colágeno y la elastina, lo que puede producir enfisema. Otra área importante es el metabolismo de los hidratos de carbono, especialmente la elaboración de mucopolisacáridos del moco bronquial.
Leucotrienos
Lipooxigenasa Ciclooxigenasa
Prostaglandinas,
tromboxano A
2
Fosfolípido unido a membrana
Ácido araquidónico
Fosfolipasa A
2
Figura 4-12.
 Dos
generan por la vía de la lipooxigenasa, mientras que las prostaglandinas y el tromboxano A
2
lo hacen por la vía de la ciclooxigenasa.
3
Puede encontrar más detalles en JB West, Fisiopatología pulmonar, 8.ª ed. Lippincott Williams & Wilkins.
Barcelona, 2013.
CONCEPTOS CLAVE CONCEPTOS CLAVE
1. Las presiones en la circulación pulmonar son muy inferiores a las de la circu- lación sistémica. Además, los capilares están expuestos a la presión alveolar, mientras que las presiones que rodean a los vasos extraalveolares son inferiores.

FLUJO SANGUÍNEO Y METABOLISMO  59
2. La resistencia vascular pulmonar es baja, y desciende incluso más cuando
aumenta el gasto cardíaco, a causa del reclutamiento y la distensión de los
capilares. La resistencia vascular pulmonar aumenta con volúmenes pulmona-
res muy bajos o elevados.
3.
El flujo sanguíneo tiene una distribución desigual en el pulmón en posición vertical. Es mucho mayor en la base que en el vértice, a causa de la gravedad. Si la presión capilar es menor que la presión alveolar en el vértice pulmonar, los capilares se colapsan y no hay flujo sanguíneo (zona 1). Existe también un flujo sanguíneo desigual en cualquier punto del pulmón debido a variaciones aleatorias de los vasos sanguíneos.
4. La vasoconstricción pulmonar hipóxica disminuye el flujo sanguíneo en regio- nes pulmonares mal ventiladas. La liberación de este mecanismo es muy res- ponsable de un gran aumento de flujo sanguíneo hacia los pulmones al nacer.
5. El desplazamiento de líquido a través del endotelio capilar está regido por el equilibrio de Starling.
6. La circulación pulmonar tiene muchas funciones metabólicas, fundamental- mente la conversión de la angiotensina I en angiotensina II, por la acción de la enzima conversora de la angiotensina.
Un varón de 24 años ingresa en el hospital tras sufrir una fractura
pélvica y de fémur en un accidente de automóvil a alta velocidad.
Durante la recuperación en planta después de la reparación
quirúrgica de las fracturas, presentó dolor torácico de inicio
repentino en el lado izquierdo y dificultad grave para respirar.
Observó que el dolor era punzante y aumentaba con el movimiento,
la tos o la respiración profunda, un fenómeno denominado dolor
«pleurítico».
Tenía una frecuencia cardíaca y una frecuencia
respiratoria elevadas, pero una presión arterial normal y ausencia de
 datos anómalos en la auscultación pulmonar. La radiografía de
tórax mostró una disminución de la trama vascular en el campo pulmonar izquierdo inferior. La TC con contraste intravenoso reveló una ausencia de flujo sanguíneo a
 todo el lóbulo inferior izquierdo,
que era indicativa de embolia pulmonar (un coágulo en la arteria pulmonar). Entonces se realizó una ecocardiografía, que mostró una función normal del ventrículo derecho y sólo un pequeño aumento de la presión arterial pulmonar sistólica respecto al intervalo normal.
• Si la circulación a todo el lóbulo inferior izquierdo estaba ocluida,
¿por qué la presión arterial pulmonar sólo aumentó un poco
respecto al valor normal?
• ¿Qué cabría esperar que sucediera con el flujo sanguíneo
al
 vértice pulmonar derecho?
• ¿Qué sucedería con la ventilación del espacio muerto y la
 ventilación alveolar?
CASO CLÍNICO

60  CAPÍTULO 4
Elija la mejor respuesta para cada pregunta.
1. El cociente entre la resistencia vascular sistémica total y la resistencia vascular
pulmonar es, apro­ximadamente, de:
A. 2:1
B. 3:1
C. 5:1
D. 10:1
E. 20:1
2. En los vasos extraalveolares pulmonares:
A. La tensión en las paredes alveolares circundantes tiende a estrecharlos.
B. Sus paredes contienen músculo liso y tejido elástico.
C. Están expuestos a la presión alveolar.
D. Su constricción, en respuesta a la hipoxia alveolar, se produce fundamen- talmente en las venas.
E. Su calibre disminuye por la insuflación pulmonar.
3. Un paciente con una afección vascular pulmonar presenta una presión arterial y una presión venosa medias de 55 y 5 mm
Hg, respectivamente, y el gasto
cardíaco es de 3 l/min. ¿Cuál será la resistencia vascular pulmonar
, expresada
en mm
Hg/l por minuto?
A. 0,5
B. 1,7
C. 2,5
D. 5
E. 17
4. El descenso de la resistencia vascular pulmonar con el esfuerzo se debe a:
A. Disminución de la presión arterial pulmonar.
B. Disminución de la presión venosa pulmonar.
C. Aumento de la presión alveolar.
D. Distensión de los capilares pulmonares.
E. Hipoxia alveolar.
5. En una medición del gasto cardíaco utilizando el principio de Fick, las concen- traciones de O
2 de la sangre venosa mixta y la sangre arterial son de 16 y
20 ml/100 ml, respectivamente, y el consumo de O
2 es de 300 ml/min. El gasto
cardíaco en l/min es:
A. 2,5
B. 5
C. 7,5
D. 10
E. 75
PREGUNTAS

FLUJO SANGUÍNEO Y METABOLISMO  61
6. En la zona 2 del pulmón:
A. La presión alveolar supera a la presión arterial.
B. La presión venosa supera a la presión alveolar.
C. La presión venosa supera a la presión arterial.
D. El flujo sanguíneo está determinado por la presión arterial menos la
presión alveolar.
E. El flujo sanguíneo no se afecta por la presión arterial.
7.
La resistencia vascular pulmonar disminuye por:
A. Extirpación de un pulmón.
B. Respiración de mezcla con 10 % de oxígeno.
C. Espiración desde la capacidad residual funcional al volumen residual.
D. Aumento brusco de la presión venosa pulmonar.
E. Ventilación pulmonar mecánica con presión positiva.
8. La vasoconstricción pulmonar hipóxica:
A. Depende más de la Po
2 de la sangre venosa mixta que del aire alveolar.
B. Se libera en la transición desde la respiración a través de la placenta a la respiración de aire.
C. Conlleva la captación de CO
2 en la musculatura lisa vascular.
D. Deriva en parte flujo sanguíneo desde regiones bien ventiladas a las zo­­
nas pulmonares afectadas.
E. Aumenta al inhalar concentraciones bajas de óxido nítrico.
9. Si la presión en los capilares y en el espacio intersticial en el vértice pulmonar son de 3 mm
Hg y 0 mm Hg, respectivamente, y las presiones coloidosmó­
ticas de la sangre y el líquido intersticial son de 25 mm Hg y 5 mm Hg, res­
pec­tivamente, ¿cuál es la presión neta, en mm Hg, que desplaza líquido a los
capilares?
A. 17
B. 20
C. 23
D. 27
E. 33
10.
Las funciones metabólicas de los pulmones incluyen:
A. Conversión de la angiotensina II en angiotensina I.
B. Producción de bradicinina.
C. Secreción de serotonina.
D. Eliminación de leucotrienos.
E. Generar eritropoyetina.

62  CAPÍTULO 4
11. Un varón de 45 años ingresa en el hospital con neumonía grave del lóbulo
inferior derecho y recibe ventilación mecánica. Al segundo día del ingreso,
su hipoxemia empeora y la repetición de la radiografía de tórax muestra un
aumento de las opacidades en ambos pulmones. La gasometría revela un
pH de 7,47 y una Po
2 arterial de 55 mm
Hg, mientras que la ecocardiografía
muestra una función del ventrículo izquierdo y un tamaño de la aurícula izquierda normales, pero una presión arterial pulmonar sistólica considera
-
blemente aumentada. ¿Cuál de los siguientes factores es probable que expli- que los datos obtenidos en esta ecocardiografía?
A. Disminución de la Po
2 alveolar.
B. Disminución de la Po
2 arterial.
C. Disminución de la actividad del sistema nervioso simpático.
D. Aumento del pH sanguíneo.
E. Aumento de la presión venosa pulmonar.
12.
Tras ingresar en la unidad de cuidados intensivos después de un infarto de miocardio grave, una mujer de 62 años tiene dificultad creciente para res-
pirar. Las pruebas analíticas revelan una albúmina sérica de 4,1 mg/dl (nor-
mal > 4 mg/dl) y una Po
2 arterial de 55 mm
Hg, mientras que la radiografía
de tórax muestra un corazón grande y opacidades bilaterales difusas, lo que es indicativo de edema pulmonar
. Se lleva a cabo una ecocardiografía, que
muestra dilatación del ventrículo izquierdo con disminución de la función sistólica, hipertrofia de la aurícula izquierda y aumento leve de la presión arterial pulmonar sistólica. ¿Cuál de los siguientes factores es más probable que explique la aparición de edema pulmonar en esta paciente?
A. Disminución de la Po
2 arterial.
B. Disminución de la presión coloidosmótica.
C. Aumento del drenaje linfático del intersticio pulmonar.
D. Aumento de la presión hidrostática capilar pulmonar.
E. Reclutamiento y distensión de los vasos sanguíneos pulmonares.

63
5
Este capítulo está dedicado a la principal
función de los pulmones, es decir, el intercambio
de gases. En primer lugar, se considera un
pulmón ideal teórico. A
 continuación, se revisarán
tres mecanismos de hipoxemia: hipoventilación, limitación de la difusión y cortocircuito. Posteriormente, se presenta el difícil concepto de
 desequilibrio ventilación-perfusión y, para
ilustrarlo, se describen las diferencias regionales
de intercambio de gases en el pulmón humano en
 posición vertical. Exami­naremos luego cómo
el desequilibrio ventil
ación-perfusión altera el
intercambio global de los gases. Se hace hincapié en que esto sucede así no sólo para el oxígeno, sino también para el dióxido de carbono. Se comentarán brevemente, a continuación, los
 métodos para medir el desequilibrio
ventilación-perfusión.
RelaCiÓn
ENTRE
VentilaCiÓn
Y PerfusiÓn
Cómo las rela
ciones entre
el aire y la sangre determinan
el intercambio de gases
• Transporte de oxígeno desde
el aire a los tejidos
• Hipoventilación
• Limitación de la difusión
• Cortocircuito
• Cociente ventilación-perfusión
• Efecto de la alteración del
cociente ventilación-perfusión
de una unidad pulmonar
• Intercambio regional de gases
en el pulmón
• Efecto del desequilibrio
ventilación-perfusión en el
intercambio global de gases
• Distribuciones de los cocientes
ventilación-perfusión
• Desequilibrio ventilación-per-
fusión como causa de
retención de CO
2
• Medición
del desequilibrio
ventilación-perfusión

64  CAPÍTULO 5
Hasta aquí, hemos considerado el desplazamiento del aire hacia y desde la mem-
brana alveolocapilar, la difusión de gases a través de ella, y el desplazamiento de
sangre hacia y desde la membrana. Sería natural suponer que, si todos estos pro-
cesos fueran adecuados, estaría asegurado un intercambio de gases normal en los
pulmones. Desgraciadamente, no sucede así, porque el ajuste entre la ventilación
y el flujo sanguíneo en varias regiones pulmonares es esencial para que se pro-
duzca un intercambio de gases adecuado. Realmente, el desequilibrio entre la ven-
tilación y el flujo sanguíneo es responsable de la mayor parte del intercambio de
gases defectuoso en las enfermedades pulmonares.
Después de realizar un análisis preliminar de la transferencia normal de O
2,
examinaremos las principales razones por las cuales las personas presentan hipoxe-
mia, es decir, una Po
2 anormalmente baja en la sangre arterial. A continuación
consideraremos tres causas relativamente simples de deterioro del intercambio de
gases: hipoventilación, limitación de la difusión y cortocircuito, y luego analizare-
mos en mayor detalle el tema importante (pero difícil) de cómo las relaciones
entre la ventilación y el flujo sanguíneo determinan el intercambio de gases.
Transporte de oxígeno desde el aire
a los tejidos
La figura 5-1 muestra cómo la Po
2 desciende cuando el aire se desplaza de la
atmósfera en la que vivimos a las mitocondrias, donde se utiliza. La Po
2 del aire es
de un 20,93
% de la presión total del aire seco (p. ej., excluyendo el vapor de agua).
A nivel del mar
, la presión atmosférica es de 760
 mm Hg, y a la temperatura cor-
P
O
2
mm Hg
Aire
150
100
50
0
Atmósfera
Pulmones y sangre
Perfecta
Hipoventilación
Tejidos
Mitocondrias
Figura 5-1. Esquema de las presiones parciales de O
2 desde el aire a los tejidos. La línea
continua muestra una situación perfecta hipotética, y la línea discontinua indica hipoventila-
ción. La hipoventilación disminuye la Po
2 en el aire alveolar y, por lo tanto, en los tejidos.

RELACIÓN ENTRE VENTILACIÓN Y PERFUSIÓN  65
poral de 37 °C, la presión del vapor de agua del aire húmedo inspirado (que está
totalmente saturado con vapor de agua) es de 47 mm Hg. Así, la Po
2 del aire ins-
pirado es de (20,93/100) × (760 – 47), o 149
 mm Hg (150, redondeando).
En la figura 5-1, se representa un pulmón perfecto hipotético, y muestra que
en el momento en que el O
2 ha llegado a los alvéolos, la Po
2 ha descendido apro-
ximadamente a 100
 mm Hg es decir, un tercio. Esto es así porque la Po
2 del aire
alveolar está determinada por un equilibrio entre dos procesos: por un lado, la retirada del O
2 por la sangre capilar pulmonar y, por otro, su continua reposición
por la ventilación alveolar. (Estrictamente, la ventilación alveolar no es continua, sino respiración a respiración. Sin embargo, la fluctuación de la Po
2 alveolar
con
 cada respiración es sólo de unos 3 mm Hg, porque el volumen corriente es
pequeño, en comparación con el volumen de aire de los pulmones, así que el pro
-
ceso puede considerarse continuo.) La velocidad de retirada del O
2 de los pulmo-
nes está dirigida por el consumo tisular de O
2, y varía poco en situaciones de
reposo. En la práctica, por lo tanto, la Po
2 alveolar está fundamentalmente deter-
minada por el nivel de ventilación alveolar. Lo mismo se aplica a la Pco
2 alveolar,
que normalmente es de unos 40
 mm Hg.
Cuando la sangre arterial sistémica alcanza los capilares tisulares, el O
2 difunde
hasta las mitocondrias, donde la Po
2 es mucho menor. La Po
2 «tisular» probable-
mente difiere considerablemente por todo el organismo y, en algunas células al menos, es de tan sólo 1
 mm Hg. Sin embargo, el pulmón es un enlace esencial en
la cadena del transporte de O
2, y todo descenso de la Po
2 en la sangre arterial debe
producir una menor Po
2 tisular, siendo otros valores iguales. Por los mismos moti-
vos, la alteración del intercambio de gases en los pulmones causa un aumento de la Pco
2.
Aunque así es como tiene lugar el intercambio normal de gases, en algunas
situaciones estos procesos se frustran y los pacientes presentan hipoxemia. Esto puede suceder por una de varias razones, que se denominan hipoventilación, cor-
tocircuito, anomalía de la difusión y desequilibrio ventilación-perfusión.
Hipoven
tilación
Ya hemos observado que el nivel de Po
2 alveolar está determinado por un equili-
brio entre la velocidad de extracción de O
2 por la sangre (que se establece por las
demandas metabólicas de los tejidos) y la velocidad de reposición de O
2 por la
ventilación alveolar. Así, si la ventilación alveolar es anormalmente baja, la Po
2
alveolar desciende. Por motivos similares, la Pco
2 aumenta. Es lo que se conoce
como hipoventilación (fig. 5-1).
• Hipoventilación.
• Limitación de la difusión.
• Cortocircuito.
• Desequilibrio ventilación-perfusión.
Cuatro causas de hipoxia

66  CAPÍTULO 5
Entre las causas de hipoventilación se encuentran: fármacos como la morfina y
los barbitúricos, que deprimen el impulso central hacia los músculos respiratorios;
la lesión de la pared torácica o la parálisis de los músculos respiratorios, y una
resistencia elevada a la respiración (p. ej., aire muy denso a gran profundidad bajo
el agua). Algunas enfermedades, como la obesidad patológica, pueden provocar
hipoventilación al afectar al impulso respiratorio central y la mecánica respirato-
ria. La hipoventilación siempre causa un aumento de la Pco
2 alveolar y, por tanto,
la arterial. La relación entre ventilación alveolar y Pco
2 ya se mostró en la pág. 20
en la ecuación de la ventilación alveolar:
Pco
2 =
V
.
co
2
V
.
A
× K
donde V
.
co
2 es la producción de CO
2, V
.
A es la ventilación alveolar y K es una
constante. Esto significa que, si la ventilación alveolar se reduce a la mitad, la Pco
2
se duplica, una vez establecida una situación estable.
La relación entre el descenso de la Po
2 y el aumento de la Pco
2 que se produce
en la ventilación puede calcularse a partir de la ecuación del aire alveolar, si conoce- mos la composición del aire inspirado y el cociente de intercambio respiratorio R. Este último viene dado por la relación producción de CO
2/consumo de O
2, y está
determinado por el metabolismo de los tejidos en una situación estable. Se le conoce, a veces, como cociente respiratorio. Una forma simplificada de la ecua- ción del aire alveolar es:
Pao
2 = Pi o
2 –
Paco
2
R
+ F
donde F es un pequeño factor de corrección (típicamente, de unos 2 mm Hg res-
pirando aire), que se puede ignorar. Esta ecuación muestra que, si R tiene su valor normal de 0,8, el descenso de la Po
2 alveolar es ligeramente mayor que la eleva-
ción de la Pco
2 durante la hipoventilación. En el apéndice A, se ofrece la versión
completa de la ecuación.
La hipoventilación siempre disminuye la Po
2 alveolar y arterial, salvo cuando
la persona respira una mezcla enriquecida con O
2. En este caso, la cantidad aña-
dida de O
2 por respiración puede suplir fácilmente el flujo reducido de aire inspi-
rado (v. pregunta 3 en pág. 84). Si se aumenta repentinamente la ventilación alveolar (p. ej., mediante hiperventilación voluntaria), puede que pasen varios minutos antes de que la Po
2 y la Pco
2 alveolares adquieran sus nuevos valores de
situación estable. Esto sucede así a causa de las diferentes reservas de O
2 y CO
2 en
el organismo. Las de CO
2 son mucho mayores que las de O
2, debido a la gran
cantidad de CO
2 en forma de bicarbonato que hay en la sangre y en el líquido
intersticial (v. cap. 6). Por lo tanto, la Pco
2 alveolar tarda más en llegar al equili-
brio y, durante la situación inestable, el valor R del aire espirado está elevado mientras se eliminan los depósitos de CO
2. Se observan cambios opuestos con el
inicio de la hipoventilación.

RELACIÓN ENTRE VENTILACIÓN Y PERFUSIÓN  67
LIMITACIÓN DE LA DIFUSIÓN
La figura 5-1 muestra que, en un pulmón perfecto, la Po
2 de la sangre arterial sería
la misma que la del aire alveolar. En la vida real, no es así. Una de las razones es
que, aunque la Po
2 de la sangre aumenta y se acerca cada vez más a la del aire
alveolar, a medida que la sangre atraviesa el capilar pulmonar (v. fig. 3-3), nunca
puede llegar a alcanzarla. En condiciones normales, la diferencia de Po
2 entre el
aire alveolar y la sangre al final de los capilares que resulta de la difusión incom-
pleta, es inmensurablemente pequeña, pero se muestra de forma esquemática en
la figura 5-2. Como hemos visto, la diferencia puede hacerse mayor durante el
esfuerzo, o cuando la membrana alveolocapilar se vuelve más gruesa, o si se inhala
una mezcla con escaso O
2 (v. fig. 3-3B). No obstante, la limitación de la difusión
casi nunca provoca hipoxemia en reposo a nivel del mar, ni siquiera en presencia
de enfermedad pulmonar, porque los hematíes pasan tiempo suficiente en el capi-
lar pulmonar como para permitir un equilibrio casi completo.
• Aumenta siempre la Pco
2 alveolar y arterial.
• Disminuye la Po
2 salvo que se inspire O
2 adicional.
• La hipoxemia es fácil de invertir añadiendo O
2 al aire inspirado.
Hipoventilación
P
O
2
mm Hg
150
100
50
0
Aire
Gas
Capilar
Arteria
Difusión Cortocircuito
Tejidos
AtmósferaM itocondrias
Figura 5-2. Esquema de la transferencia de O
2 desde el aire a los tejidos que muestra la
disminución de la Po
2 arterial causada por difusión y cortocircuito.

68  CAPÍTULO 5
Cortocircuito
Otra razón por la que la Po
2 de la sangre arterial es inferior a la del aire alveolar es
la sangre que se desvía. El término cortocircuito (o shunt) se refiere a sangre que
entra en el sistema arterial sin pasar por áreas ventiladas del pulmón. En el pul-
món sano, las venas pulmonares recogen parte de la sangre arterial bronquial tras
perfundir los bronquios y vaciar parcialmente su O
2. Otra fuente es una pequeña
cantidad de sangre venosa coronaria que drena directamente en la cavidad del
ventrículo izquierdo a través de las venas de Tebesio. El efecto de la adición de
esta sangre poco oxigenada es la disminución de la Po
2 arterial. Algunos pacientes
tienen una conexión vascular anómala entre una pequeña arteria pulmonar y una
vena (malformación arteriovenosa pulmonar). En pacientes con cardiopatías,
puede existir una adición directa de sangre venosa a sangre arterial a través de un
defecto entre los lados derecho e izquierdo del corazón.
Cuando el cortocircuito se debe a la adición de sangre venosa mixta a sangre que
drena de los capilares, se puede calcular la cantidad de flujo del cortocircuito
(fig.
 5-3). La cantidad total de O
2 que abandona el sistema es el flujo total de sangre
Q
.
T multiplicado por la concentración de O
2 en la sangre arterial Cao
2 , o Q
.
T × Cao
2.
Esto debe ser igual a la suma de las cantidades de O
2 en la sangre del cortocircuito,
Q
.
S × Cv
– o
2, y la sangre al final de los capilares, (Q
.
T – Q
.
S) × Cc'o
2 . Así pues,
Q
.
T × Cao
2 = Q
.
S × Cv
– o
2 + (Q
.
T – Q
.
S) × Cc'o
2
Reordenando, se obtiene:
Q
.
S
Q
.
T
=
Cc'
o
2
– Ca
o
2

Cc'
o
2
– Cv

o
2
La concentración de O
2 en la sangre al final de los capilares suele calcularse a
partir de la Po
2 alveolar y la curva de disociación del oxígeno (v. cap. 6). El cociente
entre el flujo del cortocircuito y el flujo total se denomina fracción de cortocir-
cuito.
Q
S
=
Q
T
Q
T
Q
T
Q
S
CC'
O
2
– Ca
O
2
Ca
O
2
CC'
O
2
CC'
O
2 – CV
O
2
CV
O
2
Figura 5-3. Medición del flujo del
cortocircuito. El oxígeno transporta­
­do en la sangre arterial equivale a la
suma del oxígeno transportado en
la sangre capilar y el de la sangre que
se desvía (v. texto).

RELACIÓN ENTRE VENTILACIÓN Y PERFUSIÓN  69
Cuando el cortocircuito se debe a sangre que no tiene la misma concentración
de O
2 que la sangre venosa mixta (p. ej., sangre venosa bronquial), generalmente
no se puede calcular su magnitud real. Sin embargo, con frecuencia, es útil calcu-
lar un cortocircuito «como si», es decir lo que sería el cortocircuito si la disminu-
ción observada de la concentración arterial de O
2 se debiera a la adición de sangre
venosa mixta.
Una característica importante de un cortocircuito es que la hipoxemia no puede
suprimirse haciendo que el paciente respire O
2 al 100
%, y esto es así porque la
sangre desviada que evita los alvéolos ventilados nunca está expuesta a la mayor Po
2
alveolar, por lo que sigue disminuyendo la Po
2 arterial. Sin embargo, parte de la
elevación de la Po
2 arterial se produce a causa del O
2 añadido a la sangre capilar del
pulmón ventilado, y esto puede ser valioso en algunos pacientes. La mayor parte del
 O
2 añadido está en forma disuelta, en lugar de unido a la hemoglobina, porque
la sangre que está perfundiendo alvéolos ventilados está casi totalmente saturada (v.
 cap. 6). La respuesta a la administración de oxígeno suplementario en presencia
de un cortocircuito variará en función de la fracción de cortocircuito (fig. 5-4). La administración al paciente de O
2 al 100
% es una medida muy sensible del cortocir-
cuito,
porque cuando la Po
2 está elevada, una pequeña disminución de la concentra-
ción arterial de O
2 causa un descenso relativamente importante de la Po
2 a causa de
la pendiente casi plana de la curva de disociación del O
2 en esta región (fig. 5-5).
Un cortocircuito no suele causar una elevación de la Pco
2 en sangre arterial,
incluso aunque la sangre desviada tenga una concentración elevada de CO
2. La
razón es que los quimiorreceptores perciben cualquier elevación de la Pco
2 arterial,
y responden aumentando la ventilación. Esto reduce la Pco
2 de la sangre no desviada
hasta que la Pco
2 es normal. Realmente, en algunos pacientes con un cortocircuito,
la Pco
2 arterial es baja porque la hipoxemia aumenta el impulso respiratorio (v. cap. 8).
500
400
300
200
100
02 04 06 08 0
100
% Cortocircuito
Aire
inspirado
0
10
20
30
50
Concentración de O
2
inspirado (%)
Po
2
arterial (mmHg)
Figura 5-4. Respuesta de la Po
2 arterial al aumento de las concentraciones de oxígeno
inspirado en un pulmón con distintos grados de cortocircuito. Obsérvese que la Po
2 se man-
tiene muy por debajo del nivel normal para el oxígeno al 100
%. Sin embargo, se producen
aumentos útiles de la o
xigenación incluso con grados graves de cortocircuito. (Este dia-
grama muestra sólo los valores típicos; los cambios en el gasto cardíaco, la captación de
oxígeno, etc., afectan a la posición de las líneas.)

70  CAPÍTULO 5
Cociente ventilación-perfusión
Hasta aquí, hemos considerado tres de las cuatro causas de hipoxemia: hipoventi-
lación, difusión y cortocircuito. Abordaremos ahora la última causa, que es la más
frecuente y la más difícil de entender: el desequilibrio ventilación-perfusión.
Muestra que, si la ventilación y el flujo sanguíneo se desajustan en varias regiones
pulmonares, se produce una alteración de la transferencia tanto del O
2 como del
CO
2. La clave para entender cómo sucede esto es el cociente ventilación-perfusión.
Consideremos un modelo de una unidad pulmonar (v. fig. 2-1) en el que se imita la captación de O
2 usando colorante y agua (fig. 5-6). El colorante en
P
O2
mm Hg
02 00
15
10
5
400 600
O
2
al 100%
Curva de disociación del O
2
Concentración de O
2
(ml/100 ml )
Figura 5-5. Disminución de la Po
2 arterial por cortocircuito durante la respiración de O
2 al
100 %. La adición de una pequeña cantidad de sangre desviada con su baja concentración de
O
2 disminuye notablemente la P
o
2 de la sangre arterial. Esto sucede porque la curva de diso-
ciación del O
2 es casi plana, cuando la P
o
2 es muy alta.
• La hipoxemia responde poco al O
2 inspirado añadido.
• Cuando se inspira O
2 al 100
%, la Po
2 arterial no aumenta al nivel espe-
rado: es una prueba diagnóstica útil.
• Si el cortocircuito está causado por sangre venosa mixta, su tamaño
puede calcularse a partir de la ecuación del cortocircuito.
Cortocircuito

RELACIÓN ENTRE VENTILACIÓN Y PERFUSIÓN  71
polvo entra continuamente en la unidad, para representar la adición de O
2 por la
ventilación alveolar. El agua se bombea continuamente a través de la unidad, para
representar el flujo sanguíneo que se lleva el O
2. Un agitador mezcla los conteni-
dos alveolares, un proceso que normalmente se realiza por difusión de gases. La
pregunta esencial es: ¿qué determina la concentración del colorante (o el O
2) en el
compartimiento alveolar y, por lo tanto, en el agua (o sangre) que sale?
Está claro que tanto la velocidad con la que se añade el colorante (ventilación)
como la velocidad a la que se bombea el agua (flujo sanguíneo) afectarán a la con-
centración del colorante en el modelo. Lo que puede no estar claro por intuición
es que la concentración del colorante está determinada por el cociente entre estas
velocidades. En otras palabras, si el colorante se añade a una velocidad de V g/min,
y el agua se bombea a Q l/min, la concentración del colorante en el comparti-
miento alveolar y en el agua que sale es de V/Q g/l.
De un modo exactamente igual, la concentración de O
2 (o, mejor, la Po
2) en
cualquier unidad pulmonar está determinada por el cociente entre la ventilación y el
flujo sanguíneo, y no sólo el O
2, sino el CO
2, el N
2 y cualquier otro gas que esté
presente en condiciones estables. Esta es la razón por la que el cociente venti
­lación-
perfusión
desempeña un papel esencial en el intercambio de gases en los pulmones.
Efecto de la alteración del cociente
ventilación-perfusión de una unidad
pulmonar
Observemos con más detalle el modo en que las alteraciones del cociente ventila- ción-perfusión de una unidad pulmonar afectan al intercambio de gases. Así, la figura 5-7A muestra la Po
2 y la Pco
2 en una unidad con un cociente venti
­lación-
perfusión normal (de, aproximadamente, 1; v
. fig. 2-1). El aire inspirado tiene una
Po
2 de 150
 mm Hg (fig. 5-1) y una Pco
2 de 0 mm Hg. La sangre venosa mixta que
V/Q
Q
Colorante en polvo V
Concentración
Agua
Agitador
Figura 5-6. Modelo para ilus-
trar cómo el cociente ventila-
ción-perfusión determina la Po
2
en una unidad pulmonar. Se añade colorante en polvo por ventilación a una velocidad V y se elimina por el flujo sanguíneo Q, para representar los factores que controlan la P
o
2 alveolar. La con-
centración del colorante viene dada por V/Q.

72  CAPÍTULO 5
entra en la unidad tiene una Po
2 de 40 mm Hg y una Pco
2 de 45 mm Hg. La Po
2
alveolar de 100 mm Hg está determinada por un equilibrio entre la adición de O
2
por la ventilación y su retirada por el flujo sanguíneo. La Pco
2 normal de 40
 mm Hg
se establece de forma similar
.
Supongamos ahora que el cociente ventilación-perfusión de la unidad dismi-
nuye gradualmente al obstruir su ventilación, dejando el flujo sanguíneo invaria-
ble (fig. 5-7B). Está claro que el O
2 en la unidad descenderá y que el CO
2 se
elevará, aunque los cambios relativos de ambos no son evidentes de forma inme-
diata
1
. Sin embargo, podemos predecir fácilmente lo que ocurrirá al final cuando
la ventilación se elimine por completo (cociente ventilación-perfusión de cero). El
O
2 y el CO
2 del aire alveolar y de la sangre al final de los capilares deben ser, ahora,
iguales a los de la sangre venosa mixta. (En la práctica, unidades completamente
obstruidas se colapsan finalmente, pero podemos dejar a un lado estos efectos a
largo plazo en este momento.) Obsérvese que estamos suponiendo que lo que
sucede en una unidad pulmonar de entre un gran número de ellas no afecta a la
composición de la sangre venosa mixta.
Supongamos, en su lugar, que el cociente ventilación-perfusión aumenta por la
obstrucción gradual del flujo sanguíneo (fig. 5-7C). Ahora, el O
2 aumenta y el
CO
2 disminuye, alcanzando finalmente la composición del aire inspirado cuando
B
V
A/Q
O
2 =40
0 ∞
V
A/Q
O
2=40
CO
2 =45
CO
2 =45
A
O
2 =100
CO
2 =40
O
2 =150 mm Hg
CO
2 =0
C
O
2 =150
CO
2 =0
Normal
Disminución Aumento
Figura 5-7. Efecto de la alteración del cociente ventilación-perfusión sobre la Po
2 y la Pco
2
en una unidad pulmonar.
1
La ecuación del gas alveolar no puede aplicarse aquí, porque el cociente de intercambio respiratorio no
es constante. La ecuación adecuada es:
22
2
OOCO
A
A
.
V
.Ca C
V
8,63R
PQ
=−
Se denomina ecuación del cociente ventilación-perfusión. Véase el apéndice B para más detalles.

RELACIÓN ENTRE VENTILACIÓN Y PERFUSIÓN  73
desaparezca el flujo sanguíneo (cociente ventilación-perfusión de infinito). Así,
cuando se altera el cociente ventilación-perfusión de la unidad, la composición de
sus gases se aproxima a la de la sangre venosa mixta o a la del aire inspirado.
Un modo conveniente de representar estos cambios es usando el esquema
O
2-CO
2 (fig. 5-8). En él, la PO
2 se representa en el eje de abscisas (x) y la Pco
2 en
el eje de ordenadas (y). En primer lugar, se localiza la composición normal del aire
alveolar, o punto A (Po
2 = 100, Pco
2 = 40). Si suponemos que la sangre se equilibra
con el aire alveolar al final del capilar (v. fig. 3-3), este punto puede representar
igual de bien la sangre al final del capilar. A continuación, encontramos el punto de
la sangre venosa mixta, v

(Po
2 = 40, Pco
2 = 45). La barra sobre la v significa «mixta»,
o «media». Finalmente, encontramos el punto de aire inspirado I (Po
2 = 150,
Pco
2
 = 0). También aquí, obsérvense las similitudes entre las figuras 5-7 y 5-8.
La línea que une v

e I pasando por A muestra los cambios en la composición
del aire alveolar (y la sangre al final del capilar) que pueden producirse cuando el cociente ventilación-perfusión
disminuye por debajo de lo normal (A → v

) o
aumenta por encima de lo normal (A → I). En realidad, esta línea indica todas las
posibles composiciones del aire alveolar en un pulmón al que llega aire de compo- sición I y sangre de composición v

. Por ejemplo, un pulmón así no podría conte-
ner un alvéolo con una Po
2 de 70 mm
Hg y una Pco
2 de 30 mm Hg, porque este
punto no se encuentra en la línea de ventilación-perfusión. Sin embargo, esta composición alveolar podría existir si se cambiara la sangre venosa mixta o el aire
inspirado de modo que la línea pasara entonces por ese punto.
Intercambio regional de gases
en el pulmón
El modo en que el cociente ventilación-perfusión de una unidad pulmonar deter-
mina su intercambio de gases puede ilustrarse gráficamente observando las diferen-
P
CO
2

mm Hg
P
O2
mm Hg
05 0
A
0
V

I
50
100
150
Normal

Disminución V
A
/Q

·
· A
u
m
e
n
t
o

V
·
A/
Q
·
Figura 5-8.
 Esquema O
2–CO
2 que muestra una línea de cociente ventilación-perfusión. La
Po
2 y la Pco
2 de una unidad pulmonar se desplazan a lo largo de esta línea desde el punto
venoso mixto hasta el punto del aire inspirado I, a medida que el cociente ventilación-perfu-
sión aumenta (compárese con la fig. 5-7).

74  CAPÍTULO 5
cias que se producen al descender por un pulmón en posición vertical. En las
figuras 2-7 y 4-7, se mostraba que la ventilación aumenta lentamente desde el vértice
pulmonar hasta la base, y el flujo sanguíneo aumenta más rápidamente (fig. 5-9).
Debido a ello, el cociente ventilación-perfusión es anormalmente alto en el vértice
5
0,15
0,10
0,05
3
2
1
4 3 2
VA/Q
Base Vértice
Número de costilla
% del volumen pulmonar (l/min)
Cociente ventilación-perfusión
Flujo sanguíneo
Ventilación
Figura 5-9.
 Distribución de la ventilación y del flujo sanguíneo al descender por un pul-
món en posición vertical (compárense las figs. 2-7 y 4-7). Obsérvese que el cociente ventila-
ción-perfusión disminuye al descender por el pulmón.
P
CO
2

mm Hg
P
O2 mm Hg
40
40
120 140
20
0
60
60 80 100
V

bajoV
A/Q
alto
V
A
/
Q
I
Figura 5-10. Resultado de la combinación del patrón de la desigualdad del cociente
ventilación-perfusión que se muestra en la figura 5-9 con los efectos de esto sobre el inter-
cambio de gases como se muestra en la figura 5-8. Obsérvese que el elevado cociente ven- tilación-perfusión en el vértice produce una PO
2 elevada y una PCO
2 baja allí. En la base, se
observa lo contrario.

RELACIÓN ENTRE VENTILACIÓN Y PERFUSIÓN  75
pulmonar (donde el flujo sanguíneo es mínimo) y mucho menor en la base. Podemos
usar estas diferencias regionales del cociente ventilación-perfusión en un esquema
O
2-CO
2 (fig. 5-8), para representar las diferencias resultantes en el intercambio de
gases.
La figura 5-10 muestra el pulmón en posición vertical dividido en «cortes»
horizontales imaginarios, cada uno de ellos localizado en la línea ventilación-­
perfusión por su propio cociente ventilación-perfusión. Este cociente es elevado en el vértice, por lo que este punto se encuentra hacia el extremo derecho de la línea,
mientras que la base pulmonar se localiza hacia la izquierda de la normali-
dad (compárese con la fig. 5-8). Está claro que la Po
2 de los alvéolos (eje horizon-
tal) disminuye mucho al descender por el pulmón, mientras que la Pco
2 (eje
vertical) aumenta mucho menos.
La figura 5-11 ilustra los valores que pueden leerse en un esquema como la
figura 5-10. (Por supuesto, habrá variaciones entre las personas; el objetivo prin- cipal de este método es describir los principios subyacentes al intercambio de gases.) Obsérvese en primer lugar que el volumen del pulmón en los cortes es menor cerca del vértice que hacia la base. La ventilación es menor en el vértice que en la base, pero las diferencias de flujo sanguíneo son más importantes. En
13 0,82 1,29 0,63 89 42 582 19,24 97,396 039
70,240,073,3 132 28 553 20,04 27,514 8
V
A/QVol
(%)( l/min) (mm Hg)
conc.
(ml/100 ml) (ml/min)
VA P
O
2P
CO
2 O
2CO
2pHO
2CO
2P
N
2
Q
Entr.S al.
Figura 5-11. Diferencias regionales en el intercambio de gases al descender por el pul-
món sano. Para una mayor claridad, sólo se muestran los valores apicales y basales.

76  CAPÍTULO 5
consecuencia, el cociente ventilación-perfusión disminuye al descender por el
pulmón, y todas las diferencias en el intercambio de gases se deducen de esto.
Obsérvese que la Po
2 cambia más de 40 mm Hg, mientras que la diferencia de
P
co
2 entre el vértice y la base es mucho menor. (Incidentalmente, la elevada Po
2
en el vértice probablemente se debe a la preferencia de la tuberculosis del adulto por esta región, ya que proporciona un entorno más favorable para este microor-
ganismo.) La variación de Pn
2 es, en efecto, por defecto porque la presión total en
el aire alveolar es la misma en todo el pulmón.
Las diferencias regionales de Po
2 y Pco
2 implican diferencias en las concentra-
ciones de estos gases al final de los capilares, que pueden obtenerse a partir de las curvas de disociación adecuadas (v. cap. 6). Obsérvese la diferencia sorprendente- mente grande de pH en el pulmón, que refleja la considerable variación de la Pco
2
de la sangre. La contribución mínima a la captación global de O
2 que realiza el
vértice pulmonar puede atribuirse, fundamentalmente, al escaso flujo sanguíneo aquí. La diferencia en la salida de CO
2 entre el vértice y la base es mucho menor,
ya que puede mostrarse que está relacionada más estrechamente con la ventila- ción. A causa de ello, el cociente de intercambio respiratorio (producción de CO
2/
captación de O
2) es mayor en el vértice que en la base. Con el esfuerzo, cuando la
distribución del flujo sanguíneo se hace más uniforme, el vértice asume una mayor parte de la captación de O
2.
Efecto del desequilibrio ventilación-
perfusión en el intercambio global
de gases
Aunque las diferencias regionales en el intercambio de gases comentadas anterior-
mente son interesantes, más interesante para el organismo como un todo es si la ventilación desigual y el flujo sanguíneo afectan al intercambio de gases global de los pulmones, es decir, su capacidad para captar O
2 y expulsar CO
2. Parece que un
pulmón con desequilibrio ventilación-perfusión no puede transferir tanto O
2 y
CO
2 como un pulmón que está uniformemente ventilado y perfundido, siendo lo
demás igual. O, si se están transfiriendo iguales cantidades de gases (porque se han establecido por las demandas metabólicas del organismo), el pulmón con desequi- librio ventilación-perfusión no puede mantener una Po
2 arterial tan elevada o una
Pco
2 tan baja como lo hace un pulmón homogéneo, siendo de nuevo aquí todo lo
demás igual.
La razón por la que un pulmón con ventilación y flujo sanguíneo desigual tiene
dificultad para oxigenar la sangre arterial puede ilustrarse observando las diferen- cias a lo largo del pulmón en posición vertical (fig. 5-12). Aquí, la Po
2 en el vértice
es unos 40
 mm Hg superior a la de la base pulmonar. Sin embargo, la parte prin-
cipal de la sangre que abandona los pulmones procede de las zonas inferiores, donde la Po
2 es baja. Debido a esto, disminuye la Po
2 arterial. Por el contrario, el
aire alveolar espirado procede más uniformemente del vértice y la base, porque las diferencias de ventilación son mucho menores que las de flujo sanguíneo (fig.
 5-9).
Por el mismo motivo, la Pco
2 arterial se elevará, porque es mayor en la base que
en el vértice pulmonar (fig. 5-11).

RELACIÓN ENTRE VENTILACIÓN Y PERFUSIÓN  77
En la figura 5-13, se muestra otra razón por la que la ventilación y el flujo
sanguíneo desiguales disminuyen la Po
2 arterial. Se representan tres grupos de
alvéolos con cocientes ventilación-perfusión bajo, normal y elevado. Las concen-
traciones de O
2 de la sangre que sale son de 16, 19,5 y 20 ml/100 ml, respectiva-
mente. Debido a ello, las unidades con el cociente ventilación-perfusión elevado
añaden relativamente poco oxígeno a la sangre, en comparación con la disminu-
ción causada por los alvéolos con el cociente ventilación-perfusión bajo. Así, la
sangre capilar mixta tiene una menor concentración de O
2 que la de las unidades
con un cociente ventilación-perfusión normal. Esto puede explicarse por la forma
no lineal de la curva de disociación del oxígeno, que indica que, aunque las unida-
des con un cociente ventilación-perfusión elevado tienen una Po
2 relativamente
elevada, esto no aumenta mucho la concentración de oxígeno de su sangre. Esta
razón añadida para la depresión de la Po
2 no se aplica a la elevación de la Pco
2,
porque la disociación de la curva es casi lineal en el intervalo de estudio.
P
O2
= 101 mm Hg
89
132
97
Figura 5-12. Disminución de la Po
2 arterial
por desequilibrio ventilación-perfusión. En este
esquema de los pulmones en posición vertical,
sólo se muestran dos grupos de alvéolos, uno en
el vértice y otro en la base. Los tamaños relativos
de las vías respiratorias y los vasos sanguíneos
indican sus ventilaciones y flujos sanguíneos re
­­
lativos. Como la mayor parte de la sangre pro-
cede de la base poco oxigenada, es inevitable la disminución de la P
o
2.
Concentración de O
214,61 6,0 19,5 20,0 17,9 ml/100 ml
Q
=
V
A
10
1
Q
=
V
A
10
10
Q
=
V
A
1
10
a
V

Figura 5-13. Otra razón para la disminución de la Po
2 arterial por desajuste entre la ven-
tilación y el flujo sanguíneo. Las unidades pulmonares con un cociente ventilación-perfusión
elevado añaden relativamente poco oxígeno a la sangre, comparado con la disminución
causada por los alvéolos con un cociente ventilación-perfusión bajo.

78  CAPÍTULO 5
El resultado neto de estos mecanismos es una disminución de la Po
2 arterial
por debajo de la Po
2 alveolar mixta, es decir, la denominada diferencia alveoloar-
terial de O
2. En el pulmón sano en posición vertical, esta diferencia es insignifi-
cante, tan sólo de unos 4
 mm Hg, por el desequilibrio ventilación-perfusión. Su
aparición se describe aquí sólo para ilustrar el modo en que la ventilación y el flujo
desiguales deben producir una disminución de la P
o
2 arterial. En las neumopatías,
la disminución de la Po
2 arterial por este mecanismo puede ser extrema.
Distribuciones de los cocientes
ventilación-perfusión
Es posible obtener información sobre la distribución de cocientes ventilación-per-
fusión en pacientes con afecciones pulmonares inyectando, en una vena periférica, una mezcla de gases inertes disueltos que tienen un margen de solubilidades, y medir después las concentraciones de los gases en la sangre arterial y en el aire espirado. Los detalles de esta técnica son demasiado complejos para describirlos aquí, y se usa con fines de investigación, más que en el laboratorio de función pulmonar. La técnica proporciona una distribución de ventilación y flujo sanguí- neo representada frente al cociente ventilación-perfusión con 50 compartimientos igualmente espaciados en una escala logarítmica.
La figura 5-14 muestra un resultado típico de una persona joven sana.
Obsérvese que toda la ventilación y el flujo sanguíneo se dirigen a compartimien-
1,5
1,0
0,5
0
00 ,010 ,1 1,0 10,0 100, 0
Flujo sanguíneo
Sin cortocircuito
Ventilación
Ventilación o flujo sanguíneo (l/min)
Cociente ventilación-perfusión
Figura 5-14. Distribución del cociente ventilación-perfusión en una persona joven y
sana. Obsérvese la estrecha dispersión y la ausencia de cortocircuito.

RELACIÓN ENTRE VENTILACIÓN Y PERFUSIÓN  79
tos cercanos al cociente ventilación-perfusión normal de alrededor de 1 y, en
­particular, aquí no hay flujo sanguíneo hacia el compartimiento no ventilado (cor-
tocircuito). Las distribuciones en pacientes con neumopatías son, a menudo, muy
diferentes. En la figura 5-15, se muestra un ejemplo de un paciente con bronqui-
tis crónica y enfisema. Obsérvese que aunque gran parte de la ventilación y el flujo
sanguíneo va a compartimientos con cocientes ventilación-perfusión cercanos a la
normalidad, una parte considerable de flujo sanguíneo se dirige a compartimien-
tos con cocientes ventilación-perfusión de entre 0,03 y 0,3. La sangre de estas
unidades se oxigenará mal y disminuirá la Po
2 arterial. También hay excesiva ven-
tilación hacia unidades pulmonares con cocientes ventilación-perfusión de hasta
10. Estas unidades no son eficaces para eliminar CO
2. Este paciente concreto tenía
hipoxemia arterial, aunque la Pco
2 arterial era normal (v.
 más adelante). En otros
tipos de neumopatías, se observan otros patrones.
Desequilibrio ventilación-perfusión
como causa de retención de CO
2
Imagínese un pulmón uniformemente ventilado y perfundido, y que está transfi- riendo cantidades normales de O
2 y CO
2. Supongamos que, de forma algo mágica,
el equilibrio entre ventilación y flujo sanguíneo se altera repentinamente, perma- neciendo todo lo demás sin cambios. ¿Qué ocurriría con el intercambio de gases? Parece que el efecto de este desequilibrio ventilación-perfusión «puro» (es decir,
0 0,01 0,11 ,0 10,0 100,0
0,6
0,4
0,2
0
Flujo sanguíneo
Sin cortocircuito
Ventilación
Ventilación o flujo sanguíneo (l/min)
Cociente ventilación-perfusión
Figura 5-15. Distribución de los cocientes ventilación-perfusión en un paciente con
bronquitis crónica y enfisema. Obsérvese particularmente el flujo sanguíneo hacia unidades
pulmonares con cocientes ventilación-perfusión muy bajos. Compárese con la figura 5-14.

80  CAPÍTULO 5
con todo lo demás constante) es reducir tanto la captación de O
2 como la salida de
CO
2 de los pulmones. En otras palabras, el pulmón se vuelve menos eficiente
como intercambiador para ambos gases. Por tanto, la desigualdad entre ventila-
ción y flujo sanguíneo debe causar hipoxemia e hipercapnia (retención de CO
2),
permaneciendo lo demás constante.
No obstante, en la práctica, los pacientes con desigualdad indudable del
cociente ventilación-perfusión, como los que padecen enfermedad pulmonar obs-
tructiva crónica, con frecuencia tienen una Pco
2 arterial normal. La razón es que
siempre que los quimiorreceptores perciben una elevación de la Pco
2, existe un
aumento del impulso ventilatorio (cap. 8). El consiguiente aumento de la ventila-
ción alveolar suele ser eficaz en el regreso de la Pco
2 arterial a la normalidad. Sin
embargo, estos pacientes sólo pueden mantener una Pco
2 normal a expensas de
este aumento de ventilación hacia los alvéolos; la ventilación excesiva con respecto
a la que se necesitaría normalmente se denomina, a veces, ventilación malgastada o
inútil, y es necesaria porque las unidades pulmonares con cocientes ventilación-
­
perfusión anormalmente elevados no son eficaces para eliminar CO
2. Se dice que
estas unidades constituyen un espacio muerto alveolar. Esto se suma al espacio muerto anatómico expuesto antes.
Aunque el aumento de la ventilación en un pulmón con desequilibrio ventila-
ción-perfusión suele ser eficaz para disminuir la Pco
2 arterial, lo es mucho menos
para aumentar la Po
2 arterial. La razón del diferente comportamiento de los dos
gases se encuentra en las formas de las curvas de disociación de CO
2 y O
2 (v.
 cap. 6).
La curva de disociación del CO
2 es casi recta en el intervalo fisiológico, y un
aumento de la ventilación aumentará la salida de CO
2 de unidades pulmonares
con cocientes ventilación-perfusión altos y bajos. Por el contrario, la parte supe- rior casi plana de la curva de disociación del O
2 significa que sólo unidades con
cocientes ventilación-perfusión moderadamente bajos se beneficiarán de forma apreciable del aumento de ventilación. Esas unidades que aparecen muy arriba en la curva de disociación (cociente ventilación-perfusión elevado) aumentan muy poco la concentración de O
2 de la sangre que sale de ellas (fig. 5-13). De las
­unidades que tienen un cociente ventilación-perfusión muy bajo sigue saliendo sangre con una concentración de O
2 cercana a la de la sangre venosa mixta. El
resultado neto es que la Po
2 arterial mixta sólo aumenta modestamente, y siempre
queda algo de hipoxemia (Tabla 5-1).
Tabla 5-1.  Las cuatro causas de la hipoxemia con su diferencia
alveoloarterial y la respuesta de la Po
2 arterial cuando se administra
oxígeno al 100 %
Diferencia alveoloarterial Respuesta al O
2
Hipoventilación Ninguna Buena
Limitación de
la difusión
Aumentada Buena
Cortocircuito Aumentada Pequeña pero a menudo útil
Desigualdad V
.
A /Q
.
Aumentada Buena

RELACIÓN ENTRE VENTILACIÓN Y PERFUSIÓN  81
Medición del desequilibrio
ventilación-perfusión
¿Cómo se puede valorar la magnitud del desequilibrio ventilación-perfusión en
los pulmones enfermos? Pueden usarse gases radioactivos para definir diferencias
topográficas de ventilación y flujo sanguíneo en el pulmón sano en posición verti-
cal (v. figs. 2-7 y 4-7), pero en la mayoría de los pacientes, existen grandes des-
igualdades entre unidades muy adyacentes, y esto no pueden distinguirlo los
contadores colocados sobre el tórax. En la práctica, observamos índices basados
en la alteración resultante del intercambio de gases
2
.
Una medida útil es la diferencia alveoloarterial de Po
2, obtenida restando la Po
2
arterial de la Po
2 alveolar denominada «ideal». Esta última es la Po
2 que tendría el
pulmón si no hubiera desequilibrio ventilación-perfusión y hubiera intercambio
de gases con el mismo cociente de intercambio respiratorio que en el pulmón real.
Se obtiene a partir de la ecuación del gas alveolar:
Pao
2 = Pi o
2 –
Pa
co
2
R
+ F
La Pco
2 arterial se usa para el valor alveolar.
Un ejemplo aclarara todo esto. Supongamos que un paciente que está respi-
rando aire a nivel del mar tiene una Po
2 arterial de 50
 mm Hg y una Pco
2 arterial
de 60 mm Hg, y un cociente de intercambio respiratorio de 0,8. ¿Puede explicarse
la hipoxemia arterial por hipoventilación?
• El desequilibrio ventilación-perfusión (V
.
A / Q
.
) determina el intercambio
de
 gases en cualquier unidad pulmonar.
• Las diferencias regionales de V
.
A / Q
.
en el pulmón humano en posición
vertical causan un patrón de intercambio de gases regional.
• El desequilibrio V
.
A / Q
.
altera la captación o la eliminación de todos los
gases por los pulmones.
• Aunque la eliminación de CO
2 está alterada por el desequilibrio V
.
A / Q
.
,
esto puede corregirse aumentando la ventilación alveolar.
• Por el contrario, la hipoxemia causada por el desequilibrio V
.
A / Q
.
no puede
eliminarse por aumentos de la ventilación.
• El comportamiento diferente de los dos gases se debe a las diferentes
formas de las curvas de disociación.
Desequilibrio ventilación-perfusión
2
Puede encontrar más detalles sobre este complicado tema en JB West, Fisiopatología pulmonar, 8.ª ed.
Lippincott Williams & Wilkins. Barcelona, 2013.

82  CAPÍTULO 5
A partir de la ecuación del gas alveolar, la Po
2 alveolar ideal viene dada por:
Pao
2 = 149 –
60
0,8
+ F = 74 mm
Hg
donde la Po
2 del aire inspirado es de 149 mm Hg, e ignoramos el pequeño factor F.
Así pues, la diferencia alveoloarterial de Po
2 es de aproximadamente (74 – 50) =
24
 mm Hg. El valor normal es de unos 10 mm Hg a 15 mm Hg, así que esta cifra es
anormalmente alta e indica que existe una desigualdad del cociente ventilación-per-
fusión. El valor normal de la diferencia alveoloarterial de Po
2 aumenta con la edad.
Para utilizar esta ecuación, hay que conocer exactamente la Po
2 inspirada, como
sucede en el paciente que respira aire ambiente o recibe ventilación mecánica. No
obstante, la Po
2 inspirada es variable con algunos métodos de administración de
oxígeno suplementario (cánula nasal, mascarilla de alto flujo), lo que dificulta el uso
de la ecuación.
En el capítulo 10 puede encontrarse más información sobre la determinación
del desequilibrio ventilación-perfusión. CONCEPTOS CLAVE
1. Las cuatro causas de hipoxemia son: hipoventilación, limitación de la difusión, cortocircuito y desequilibrio ventilación-perfusión.
2. Las dos causas de hipercapnia, o retención de CO
2, son la hipoventilación y el
desequilibrio ventilación-perfusión.
3.
El cortocircuito es la única causa de hipoxemia en la que la Po
2 arterial no se
eleva hasta el nivel esperado cuando se administra a un paciente O
2 al 100
%.
4. El cociente ventilación-perfusión determina la Po
2 y la Pco
2 en cualquier uni-
dad pulmonar. Como el cociente es elevado en el vértice pulmonar, la Po
2 está
aquí elevada y la Pco
2 es baja.
5.
El desequilibrio ventilación-perfusión disminuye la eficacia del intercambio de gases en los pulmones, para todos los gases. Sin embargo, muchos pacientes con desequilibrio ventilación-perfusión tienen una Pco
2 arterial normal porque
aumentan la ventilación de los alvéolos. Por el contrario, la Po
2 arterial es siem-
pre baja. El comportamiento diferente de los dos gases puede atribuirse a las formas diferentes de las dos curvas de disociación.
6.
La diferencia alveoloarterial de Po
2 es una medida útil del desequilibrio ven-
tilación-perfusión. La Po
2 alveolar se calcula a partir de la ecuación del gas
alveolar, usando la Pco
2 arterial.

RELACIÓN ENTRE VENTILACIÓN Y PERFUSIÓN  83
Un varón de 60 años acude al servicio de urgencias con
empeoramiento de la dificultad para respirar (disnea), tos y
producción de esputo de 2 días de evolución después de una
rinofaringitis vírica. La historia clínica de consulta externa indica que
fumaba dos cajetillas de cigarrillos al día desde hacía mucho tiempo
y que se había sometido a seguimiento durante varios años en la
clínica de medicina pulmonar por disnea crónica de esfuerzo y una
tos diaria que producía esputo amarillo. Las pruebas de la función
pulmonar realizadas en la clínica confirmaron que padecía
enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). La gasometría
arterial realizada con aire ambiente en régimen ambulatorio mostró
un pH de 7,38, una P
co
2 de 45 mm Hg y una Po
2 de 73 mm Hg.
En el servicio de urgencias, era obvio que tenía dificultad
para respirar. Tenía los labios ligeramente azulados y, durante la
auscultación pulmonar, presentó ruidos musicales agudos y difusos
con la exhalación. La radiografía de tórax mostró sobreinsuflación
pulmonar con zonas de transparencia anómala, pero sin opacidades
focales. La gasometría arterial realizada con aire ambiente mostró
un pH de 7,30, una P
co
2 de 55 mm Hg y una Po
2 de 45 mm Hg.
Como parte del tratamiento, se le administró oxígeno mediante cánula nasal a una velocidad de 2 litros/min. Al cabo de 30 minutos se realizó una gasometría arterial, que mostró que la P
o
2 había
aumentado a 90 mm Hg.
• Suponiendo que el cociente de intercambio respiratorio sea de
 0,8, ¿cuál era la diferencia alveoloarterial de oxígeno en
el ambulatorio y qué nos dice esto acerca de la causa de
la hipoxemia en ese momento?
• ¿Cuál era la diferencia alveoloarterial de oxígeno cuando el paciente fue atendido en el servicio de urgencias? ¿Qué nos dice esto acerca de la(s) causa(s) de la hipoxemia en ese momento?
• ¿Por qué la P
co
2 era más alta en el servicio de urgencias que en
la clínica?
• ¿Qué nos dice la variación de la Po
2, después de la administración
de oxígeno suplementario, acerca de las causas de la hipoxemia del paciente?
CASO CLÍNICO

84  CAPÍTULO 5
Elija la mejor respuesta para cada pregunta.
1. Un alpinista alcanza una altitud de 4 500 m, donde la presión atmosférica es de
447 mm Hg. La Po
2 del aire húmedo inspirado (en
 mm Hg) es:
A. 47
B. 63
C. 75
D. 84
E. 98
2. Un hombre con los pulmones sanos y una Pco
2 arterial de 40 mm Hg ingiere
una sobredosis de barbitúricos que reduce a la mitad la ventilación alveolar
pero
que no altera la eliminación de CO
2. Si su cociente de intercambio respi-
ratorio es de 0,8, ¿cuál será su Po
2 arterial (en mm
Hg), aproximadamente?
A. 40
B. 50
C. 60
D. 70
E. 80
3. En la situación descrita en la pregunta 2, ¿cuánto tiene que aumentar la con- centración (%) de O
2 inspirado para que la Po
2 arterial regrese a su nivel ori-
ginal?
A. 7
B. 11
C. 15
D. 19
E. 23
4.
En un cateterismo, se observa que un paciente con los pulmones sanos y un cortocircuito de derecha a izquierda presenta concentraciones de oxígeno en sangre arterial y venosa mixta de 18 ml/100 ml y 14 ml/100 ml, respectiva- mente. Si la concentración de O
2 de la sangre que abandona los capilares pul-
monares se calcula que es de 20 ml/100 ml, ¿qué cortocircuito presenta, como porcentaje de su gasto cardíaco?
A. 23
B. 33
C. 43
D. 53
E. 63
PREGUNTAS

RELACIÓN ENTRE VENTILACIÓN Y PERFUSIÓN  85
5. Si en la cima del monte Everest (presión atmosférica de 247 mm Hg) un alpi-
nista mantiene una Po
2 alveolar de 34
 mm Hg y se encuentra en situación esta-
ble (R ≤ 1), su Pco
2 alveolar (en
 mm Hg) no puede ser mayor de:
A. 5
B. 8
C. 10
D. 12
E. 15
6. Un paciente con enfermedad pulmonar obstructiva crónica grave, que pro-
duce un importante desequilibrio ventilación-perfusión, tiene una Po
2 arterial
de 50
 mm Hg y una Pco
2 arterial de 40
 mm Hg. La Pco
2 es normal a pesar de
la hipoxemia porque:
A. El desequilibrio ventilación-perfusión no interfiere en la eliminación de CO
2.
B. Gran parte del CO
2 es transportado como bicarbonato.
C. La formación de ácido carbónico se acelera por la anhidrasa carbónica.
D. El CO
2 difunde más rápido a través de los tejidos que el O
2.
E. Las curvas de disociación del CO
2 y el O
2 tienen diferentes formas.
7.
El vértice del pulmón humano en posición vertical en comparación con la base tiene:
A. Mayor Po
2.
B. Mayor ventilación.
C. Menor pH en la sangre al final de los capilares.
D. Mayor flujo sanguíneo.
E. Alvéolos más pequeños.
8. Si el cociente ventilación-perfusión de una unidad pulmonar disminuye por obstrucción bronquial parcial, mientras el resto del pulmón no se altera, la unidad pulmonar afectada presentará:
A. Aumento de la Po
2 alveolar.
B. Disminución de la Pco
2 alveolar.
C. Ningún cambio en la Pn
2 alveolar.
D. Aumento del pH de la sangre al final de los capilares.
E. Disminución de la captación de oxígeno.
9. Un paciente con neumopatía que respira aire tiene una Po
2 y una Pco
2 arteria-
les de 49 y 48 mm Hg, respectivamente, y un cociente de intercambio respira-
torio de 0,8. La diferencia alveoloarterial aproximada de la Po
2 (en
 mm Hg) es:
A. 10
B. 20
C. 30
D. 40
E. 50

86  CAPÍTULO 5
10. Un varón de 52 años con antecedentes de enfermedad coronaria y ante-
cedentes importantes de tabaquismo acude al servicio de urgencias con
disnea, fiebre y una tos que produce esputo de color óxido de 2 días de evo-
lución. Se realiza una gasometría arterial a su llegada al servicio de urgen-
cias y después de iniciar la administración de oxígeno suplementario. Los
resultados son:
¿Cuál es el mecanismo o los mecanismos predominantes de su hipoxemia?
A. Hipoventilación.
B. Desigualdad del cociente ventilación-perfusión.
C. Cortocircuito.
D. Hipoventilación y desigualdad del cociente ventilación-perfusión.
E.
Deterioro de la difusión.
11. Una mujer de 69 años ingresa en el hospital con neumonía grave del lóbulo
inferior izquierdo. Las determinaciones en la unidad de cuidados intensivos
mostraron que su fracción de cortocircuito era del 20
%. Suponiendo que
tuviera una fracción de cortocircuito normal antes del ingreso, ¿cuál de los siguientes cabría esperar ver como consecuencia del cambio en la fracción de cortocircuito?
A. Disminución de la Po
2 alveolar.
B. Aumento de la Pco
2 arterial.
C. Aumento del espacio muerto fisiológico.
D. Ningún cambio en la diferencia alveoloarterial de oxígeno.
E.
Una respuesta a la administración de oxígeno suplementario que dista
de ser óptima.
12.
En un varón de 35 años se observa una gran malformación arteriovenosa (fístula) en uno de los segmentos más inferiores del lóbulo inferior derecho. ¿Cuál de los siguientes cambios cabría esperar ver cuando el paciente pase del decúbito supino a la posición erguida?
A. Disminución de la Po
2 alveolar.
B. Disminución de la diferencia alveoloarterial de oxígeno.
C. Aumento de la Pco
2 arterial.
D. Aumento de la fracción de espacio muerto.
E. Aumento de la fracción de cortocircuito.
F
IO2 pH PaCO
2
PaO
2
HCO
3

0,21 7,48 32 51 23
0,80 7,47 33 55 23

87
6
A hora consideraremos el transporte de
los gases de la respiración, oxígeno y dióxido
de carbono, por la sangre. En primer lugar,
analizaremos los dos medios por los cuales
el oxígeno se transporta, se disuelve en la sangre
y se une a la hemoglobina, incluyendo la curva de disociación del oxígeno-hemoglobina, y los
 factores que afectan a la afinidad del oxígeno
por la hemoglobina. A continuación, el dióxido
de carbono, que se transporta en la sangre
en tres formas. Consideraremos, después,
el estado acidobásico de la sangre, y las cuatro
alteraciones principales: acidosis y alcalosis respiratorias, y acidosis y alcalosis metabólicas. Finalmente, hablaremos brevemente del intercambio de
 gases en los tejidos periféricos.
Transpor
tE
DE GASES POR
LA SANGRE
Cómo los gases se desplazan
hasta
 los tejidos periféricos
• Oxígeno
O
2 disuelto
Hemoglobina
Curva de disociación
del
 oxígeno O
2
• Dióxido
de carbono
Transporte del CO
2
Curva de disociación del CO
2
• Estado
acidobásico
Acidosis respiratoria Alcalosis respiratoria Acidosis metabólica Alcalosis metabólica
• Intercambio
de gases entre
la sangre y los tejidos

88  CAPÍTULO 6
Oxígeno
El O
2 se transporta por la sangre en dos formas: disuelto y combinado con la
hemoglobina.
O
2 disuelto
Obedece a la ley de Henry, según la cual, la cantidad disuelta es proporcional a la
presión parcial (fig. 6-1). Por cada mm
Hg de Po
2, existe 0,003 ml O
2/100 ml de
sangre. De este modo, la sangre arterial normal, es decir, con una Po
2 de 100
 mm Hg
contiene 0,3 ml O
2/100 ml.
Resulta fácil ver que esta forma de transportar O
2 no debe ser adecuada.
Supongamos que el gasto cardíaco durante el esfuerzo intenso es de 30 l/min. Dado que la sangre arterial contiene 0,3 ml O
2/100 ml de sangre (es decir, 3 ml
O
2/l de sangre) como O
2 disuelto, la cantidad total aportada a los tejidos es sólo
de 30 × 3 = 90 ml/min. Sin embargo, las necesidades tisulares pueden ser de hasta 3
000 ml O
2/min. Está claro que se necesita un método adicional para
transportar O
2.
Hemoglobina
El hemo es un compuesto de hierro y porfirina que está unido a cada una de las
 cuatro cadenas polipeptídicas, que juntas constituyen la proteína globina. Las
100
22
18
14
10
6
2
80
60
40
20
0
20 40 60 80 100600
Saturación de Hb (%)
Concentración de O
2
(ml/100 ml )
PO
2
(mmHg)
O
2
total
O
2
disuelto
O
2
combinado con Hb
Figura 6-1.
 Curva de disociación del O
2 (línea continua) para pH 7,4, P co
2 40 mm Hg y
37 °C. Se muestra también la concentración total de O
2 en sangre para una concentración de
hemoglobina de 15 g/100 ml de sangre.

TRANSPORTE DE GASES POR LA SANGRE  89
cadenas son de dos tipos, a y b, y las diferencias en sus secuencias de aminoácidos
dan lugar a varios tipos de hemoglobina humana. La hemoglobina normal del
adulto se denomina A. La hemoglobina F (fetal) forma parte de la hemoglobina
del recién nacido, y se sustituye, gradualmente, durante el primer año, aproxima­
damente, de vida posnatal. La hemoglobina fetal tiene una alta afinidad por el
oxígeno, lo que resulta útil porque el entorno del feto es muy hipóxico. La hemo
­
globina S (sickle, falciforme) tiene valina en lugar de ácido glutámico en las cade­
nas b. Esto produce una disminución de la afinidad por el O
2 y una desviación de
la curva de disociación hacia la derecha, pero, y más importante, la forma desoxi­
genada es poco soluble y cristaliza en el interior del hematíe. Debido a ello, la
forma del hematíe cambia, dejando de ser bicóncava para tener forma de media
luna o falciforme, con una mayor fragilidad y una tendencia a la formación de
trombos. Se han descrito otras muchas formas de hemoglobina, algunas con afini­
dades extrañas por el O
2. Si desea más información sobre la hemoglobina, podrá
encontrarla en un tratado de bioquímica.
En la hemoglobina normal A, el ion ferroso puede estar oxidado en la forma
férrica por la acción de diversos fármacos, entre ellos los nitritos, las sulfamidas y
la acetanilida. Esta forma férrica se denomina metahemoglobina. Se trata de una
alteración congénita en la que existe un déficit de la enzima metahemoglobina
reductasa en el hematíe. La presencia de metahemoglobina dificulta más la libera­
ción de O
2 de la sangre a los tejidos periféricos. Otra forma anómala de hemoglo­
bina es la sulfohemoglobina, que no es útil para transportar O
2. Esto no es útil
para transportar O
2.
Curva de disociación del O
2
El O
2 forma una combinación reversible con la hemoglobina (Hb) para dar oxihe­
moglobina: O
2 + Hb  HbO
2. Supongamos que contamos con un número de
recipientes de cristal (tonómetros), cada uno de ellos con un pequeño volumen
de
 sangre, y añadimos aire con varias concentraciones de O
2. Tras dejar un tiempo
para que el aire y la sangre alcancen un equilibrio, medimos la Po
2 del aire y la
concentración de O
2 de la sangre. A veces, la concentración de oxígeno se deno­
mina contenido de oxígeno. Sabiendo que en cada 100 ml de sangre/mm
Hg Po
2
se disolverán 0,003 ml O
2, podemos calcular el O
2 combinado con la Hb (fig.
 6-1).
Obsérvese que la cantidad de O
2 transportada por la Hb aumenta rápidamente
• Tiene cuatro sitios hemo que pueden unirse al oxígeno.
• La globina tiene dos cadenas α y dos cadenas β que pueden experimen-
tar distintas mutaciones.
• La hemoglobina A del adulto tiene hierro ferroso. Si se oxida en la forma
férrica, la unión al oxígeno se deteriora.
• La hemoglobina fetal (F) tiene una alta afinidad por el oxígeno.
Hemoglobina

90  CAPÍTULO 6
hasta una Po
2 de unos 50 mm Hg, pero por encima de ésta, la curva se aplana
mucho.
La cantidad máxima de O
2 que se puede combinar con la Hb es lo que se deno­
mina capacidad de O
2, y significa que todos los lugares de unión disponibles están
ocupados por O
2. Puede medirse exponiendo la sangre a una Po
2 muy elevada
(600 mm
Hg) y restando el O
2 disuelto. Un gramo de Hb pura puede combinarse
con 1,39 ml de O
2
1, y como la sangre normal tiene unos 15 g de Hb/100 ml, la
capacidad de O
2 es de unos 20,8 ml O
2/100 ml de sangre.
La saturación de O
2 de la Hb es el porcentaje de lugares de unión disponibles
que tienen O
2 fijado, y viene dada por:
O
2 combinado con Hb
capacidad de O
2
× 100
La saturación de O
2 de la sangre arterial con Po
2 de 100 mm
Hg es de, aproxi­
madamente, el 97,5 %, mientras que la de la sangre venosa mixta con una Po
2 de
40
 mm Hg es de alrededor del 75 %.
El cambio en la Hb desde el estado totalmente oxigenado a su estado desoxi
­
genado se acompaña de un cambio de conformación en la molécula. La forma
oxigenada es el estado R (relajado), mientras que la forma desoxigenada es el
estado T (tenso). Es importante entender las relaciones entre la Po
2, la satura­
ción de O
2 y la concentración de O
2 (fig. 6-2). Por ejemplo, supongamos que un
paciente con anemia grave tiene una concentración de Hb de sólo 10 g/100
 ml de
Hb = 20
Hb = 15
(HbCO = 33%)
Hb = 10
30
100
50
20
10
00
30 60 901200
100
50
0
100
50
0
Concentración de O
2
(ml/100 ml )
Saturación de HbO
2
(%)
PO
2
(mmHg)
Figura 6-2. Efectos de la anemia y la policitemia sobre la concentración y la saturación
de O
2. Además, la línea discontinua muestra la curva de disociación del O
2 cuando una ter-
cera parte de la hemoglobina normal está unida a CO. Obsérvese que la curva está desviada
hacia la izquierda.
1
Algunas mediciones dan 1,34 o 1,36 ml. La razón es que, en condiciones normales del organismo,
parte de la hemoglobina se encuentra en formas como la metahemoglobina, que no pueden combinarse con el O
2.

TRANSPORTE DE GASES POR LA SANGRE  91
sangre, pulmones sanos y una Po
2 arterial de 100 mm Hg. La capacidad de O
2 de
este paciente será de 20,8 × 10/15 = 13,9 ml/100 ml. La saturación de O
2 del
paciente será de 97,5
% (a pH, Pco
2 y temperatura normales), pero el O
2 combi­
nado con Hb será sólo de 13,5 ml/100 ml. El O
2 disuelto contribuirá con 0,3 ml,
dando una concentración total de O
2 de 13,8 ml/100 ml de sangre. En general,
la concentración de oxígeno de la sangre viene dada (en ml de O
2/100 ml de
sangre) por:
1,39 × Hb ×
Sat
100
 + 0,003 Po
2
donde Hb es la concentración de hemoglobina en g/100 ml, Sat es el porcentaje
de saturación de la hemoglobina y la Po
2 está en mm
Hg.
La
forma curva de la curva de disociación del O
2 tiene varias ventajas fisiológi­
cas. La parte superior aplanada significa que, incluso si la Po
2 del gas alveolar
desciende algo, la carga de O
2 se afectará poco. Además, a medida que el hematíe
capta O
2 a lo largo del capilar pulmonar (v.
 fig. 3-3), sigue existiendo una gran
diferencia de presión parcial entre el aire alveolar y la sangre cuando la mayor parte del O
2 se ha transferido. Como resultado, se acelera el proceso de difusión.
La parte inferior empinada de la curva de disociación significa que los tejidos periféricos pueden retirar grandes cantidades de O
2 con sólo un pequeño descenso
de la Po
2 capilar. Este mantenimiento de la Po
2 de la sangre ayuda a la difusión de
O
2 al interior de las células tisulares.
Como la Hb reducida es de color morado, una baja saturación arterial de O
2
causa cianosis. Sin embargo, no es un signo fiable de desaturación leve porque su
reconocimiento depende de demasiadas variables, como condiciones de ilumina­ ción y pigmentación cutánea. Como lo importante es la cantidad de Hb reducida, la cianosis es notable, a menudo, cuando hay policitemia, pero es difícil de detec­ tar en un paciente con anemia.
La curva de disociación del O
2 se desplaza a la derecha, es decir, la afinidad de
la Hb por el O
2 es reducida, por un aumento de la concentración de hidrogeniones
(H
+
), Pco
2, temperatura y la concentración de 2,3
-difosfoglicerato (DPG) en los
hematíes (fig. 6-3).
Cambios opuestos la desvían hacia la izquierda. La mayor
parte del efecto de la Pco
2, que se conoce como efecto Bohr, puede atribuirse a su
acción sobre la concentración de hidrogeniones. Una desviación hacia la derecha significa más descarga de O
2 para una Po
2 determinada en un capilar tisular. Una
forma sencilla de recordar estas desviaciones es que un músculo en ejercicio es ácido, hipercápnico y está caliente, y que se beneficia del aumento de la descarga de O
2 desde sus capilares.
El entorno de la Hb en el interior del hematíe también afecta a la curva de
disociación. Un aumento del 2,3
-DPG, que es un producto final del metabolismo
de los hematíes, desplaza la curva a la derecha. Un aumento de la concentración del 2,3
-DPG se produce en la hipoxia crónica, por ejemplo, a gran altitud o en
presencia de una neumopatía crónica. A causa de ello, se favorece la descarga de O
2 a los tejidos periféricos. Por el contrario, la sangre almacenada en un banco
de
 sangre puede tener agotado el 2,3-DPG y, por lo tanto, se altera la descarga de
O
2. Una medida útil de la posición de la curva de disociación es la Po
2 para una
saturación de O
2 del 50
%. Es lo que se conoce como P
50, y su valor normal en la

92  CAPÍTULO 6
sangre humana es de unos 27 mm Hg. Hay tres puntos útiles en la curva de diso­
ciación para recordar convertir una Po
2 determinada a su saturación aproximada.
Son para la sangre arterial normal Po
2 100, So
2 97
%; para la sangre venosa mixta
normal P
o
2 40, So
2 75
%, y P
50 27, So
2 50 %.
El monóxido de carbono interfiere con la función de transporte de O
2 de la
sangre al combinarse con la Hb para formar carboxihemoglobina (COHb). El CO
tiene una afinidad por la Hb 240 veces superior a la del O
2, lo que significa que el
CO se combinará con la misma cantidad de Hb que el O
2 cuando la presión par­
cial de CO es 240 veces menor. De hecho, la curva de disociación del CO tiene
una forma casi idéntica a la curva de disociación del O
2 de la figura 6
-3, con la
excepción de que el eje de la P
co está muy comprimido. Por ejemplo, para una
Pco de 0,16 mm
Hg, el 75 % de la Hb está combinado con CO en forma de
COHb. Por esta razón, pequeñas cantidades de CO pueden unirse a una gran cantidad de Hb de la sangre, haciendo que no esté disponible para el transporte de O
2. Si esto sucede, la concentración de Hb y la Po
2 de la sangre pueden tener
valores normales, pero la concentración de O
2 está muy disminuida. La presencia
de COHb también desplaza la curva de disociación hacia la izquierda (fig. 6
-2),
con lo que interfiere con la descarga de O
2. Es una característica adicional de la
toxicidad del CO.
100
100
0
60
80
40
20
0
P
O2
(mm Hg)
P
CO2
P
O2
Temp.
20
40 8060
100
1000
20°
%
Sat.
38°
43°
100
0
P
O2
P
CO2
100
20
%
Sat.
40
70
7,2
7,4
100
0
P
O2
pH
100
7,6
%
Sat.
H
+
Temp.DPG
Saturación de Hb (%)
Figura 6-3. Desviación hacia la derecha de la curva de disociación del O
2 por aumento de
H
+
, P
co
2, temperatura y 2,3-difosfoglicerato (DPG).

TRANSPORTE DE GASES POR LA SANGRE  93
Dióxido de carbono
Transporte del CO
2
El CO
2 se transporta en la sangre de tres formas: disuelto, como bicarbonato y en
combinación con proteínas como compuestos carbamino (fig. 6-4).
1. El CO
2 disuelto, al igual que el O
2, obedece a la ley de Henry, pero el CO
2 es unas
24 veces más soluble que el O
2, siendo su solubilidad de 0,067 ml/dl/mm
Hg.
Como resultado, el CO
2 disuelto desempeña un importante papel en su trans­
porte, de forma que alrededor del 10
% del gas que pasa a los pulmones desde
la sangre se encuentra en la forma disuelta (fig. 6-4).
2. El bicarbonato se forma en la sangre por la siguiente secuencia:
CO
2 + H
2O 
ac
H
2CO
3  H
+
+ HCO
3

• Puntos «de fijación» útiles: Po
2 40, So
2 75 %; Po
2 100, So
2 97 %; P
50 27, So
2 50 %.
• La curva se desvía a la derecha con los aumentos de la temperatura,
la Pco
2, la concentración de H
+
y el 2,3-DPG.
• Una adición pequeña de CO a la sangre causa una desviación a la iz­
quierda.
Curva de disociación del oxígeno
5
5
100%
0%
90
30
10
60
HCO
3

Carbamino
Disuelto
Sangre
arterial
Diferencia
venosa-arterial
Figura 6-4. La primera columna muestra las
proporciones de la concentración total de CO
2
en sangre arterial. La segunda columna muestra
las proporciones que constituyen la diferencia
venosa-arterial.

94  CAPÍTULO 6
La primera reacción es muy lenta en el plasma, aunque es rápida en el interior
del hematíe debido a la presencia aquí de la enzima anhidrasa carbónica (AC).
La segunda reacción, la disociación iónica del ácido carbónico, es rápida sin la
acción de enzima alguna. Cuando la concentración de estos iones aumenta en el
hematíe, el HCO
3
– se moviliza fuera de este, pero el H
+
no puede hacerlo fácilmente
porque la membrana celular es relativamente impermeable a los cationes. Así, para
mantener una neutralidad eléctrica, iones de Cl

se desplazan al interior de la célula
desde el plasma; es lo que se denomina desviación de cloruro (fig. 6-5). El desplaza­
miento de cloruro se produce de acuerdo con el equilibrio de Gibbs
-Donnan.
Algunos de los iones H
+
liberados se unen a hemoglobina reducida:
H
+
+ HbO
2  H
+
· Hb + O
2
Esto se produce porque la Hb reducida es menos ácida (mejor aceptor de proto­
nes) que la forma oxigenada. Así, la presencia de Hb reducida en la sangre periférica contribuye a la carga de CO
2, mientras que la oxigenación que se produce en el capi­
lar pulmonar ayuda en la descarga. El hecho de que la desoxigenación de la sangre aumente su capacidad para transportar CO
2 es lo que se conoce como efecto Haldane.
Estos acontecimientos asociados a la captación de CO
2 por la sangre aumentan
el contenido osmolar del hematíe y, en consecuencia, entra agua en la célula, con lo que aumenta su volumen. Cuando las células pasan a través de los pulmones, éstos se encogen un poco.
3.
Los compuestos carbamino se forman por la combinación de CO
2 con los grupos
amino terminales de las proteínas sanguíneas. La proteína más importante es
la globina de la hemoglobina: Hb · NH
2 + CO
2  Hb · NH · COOH, dando
carbaminohemoglobina. Esta reacción se produce rápidamente sin acción
enzimática, y la Hb reducida puede unir más CO
2 como carbaminohemoglo­
CO
2CO
2
H
2OH
2O
Cl

Na
+
Cl

K
+
HCO3H
+
HHb
CO
2 CO
2
O2O2O2O2
CO
2 + H
2OH
2CO
3
CA

HCO3

HbO
2
Hb

Tejido
Pared capilar
Plasma Hematíe
DisueltoDisuelto
C
a
r
b
a
m
i
n
o

H
b

Figura 6-5. Esquema de la captación de CO
2 y liberación de O
2 en los capilares sistémi-
cos. En los capilares pulmonares, se produce exactamente lo opuesto.

TRANSPORTE DE GASES POR LA SANGRE  95
bina que la HbO
2. Así, de nuevo, la descarga de O
2 en los capilares periféricos
facilita la carga de CO
2, mientras que la oxigenación tiene el efecto opuesto.
En la figura 6
-4, se resumen las contribuciones relativas de las diversas formas
de CO
2 en la sangre a la concentración total de CO
2. Obsérvese que la mayor parte
del CO
2 está en forma de bicarbonato. La cantidad disuelta es pequeña, así como
la que está en forma de carbaminohemoglobina. Sin embargo, estas proporciones
no reflejan los cambios que se producen cuando la sangre carga o descarga CO
2.
De la diferencia venosa
-arterial total, un 60 % puede atribuirse al HCO
3
–, un 30
%
a los compuestos carbamino y un 10 % al CO
2 disuelto.
Curva de disociación del CO
2
En la figura 6-6, se muestra la relación entre la Pco
2 y la concentración total de
CO
2 de la sangre. Por analogía con el O
2, a menudo se habla de curva de disocia­
ción del CO
2, y es mucho más lineal que la curva de disociación del O
2 (fig. 6
-1).
Obsérvese también que cuanto menor es la saturación de la Hb con O
2, mayor es
• Las reacciones del bicarbonato son la principal fuente de CO
2 espirado y
dependen de la anhidrasa carbónica presente en el hematíe.
• El transporte en la disolución representa aproximadamente el 10 % del
CO
2 emitido por el pulmón.
• Los compuestos carbamino se forman principalmente con hemoglobina.
• La desoxigenación de la sangre aumenta el transporte de CO
2.
Transporte de CO
2 por la sangre
% HbO2
60
40
20
20 6040 800
55 40
100
50
45
P
CO2
P
O2
V
a
–5040
07597,5
Disuelto
Concentración de CO
2
(ml/100 ml )
Concentración
de CO
2
Presión parcial de CO
2
(mmHg)
Figura 6-6.
 Curvas de disociación del CO
2 en sangre con diferentes saturaciones de O
2.
Obsérvese que la sangre oxigenada transporta menos CO
2 para la misma P
co
2. La gráfica
pequeña muestra la curva fisiológica entre la sangre arterial y venosa mixta.

96  CAPÍTULO 6
la concentración de CO
2 para una Pco
2 determinada. Como ya hemos visto, este
efecto Haldane puede explicarse por la mejor capacidad de la Hb reducida para
tomar los hidrogeniones producidos cuando se disocia el ácido carbónico, y
la
 mayor facilidad de la Hb reducida para formar carbaminohemoglobina. La
figura 6-7 muestra que la curva de disociación del CO
2 es considerablemente más
empinada que la del O
2. Por ejemplo, en el intervalo de 40 a 50 mm
Hg, la con­
centración de CO
2 cambia alrededor de 4,7, en comparación con una concentra­
ción de O
2 de sólo 1,7 ml/100 ml. Esta es la razón por la que la diferencia de Po
2
entre la sangre arterial y la venosa mixta es grande (habitualmente, de unos 60
 mm Hg), aunque la diferencia de Pco
2 es pequeña (unos 5 mm
Hg a 7 mm Hg).
Estado acidobásico
El transporte de CO
2 tiene un efecto profundo sobre el estado acidobásico de la
sangre y el organismo como un todo. Los pulmones excretan más de 10 000 mEq
de ácido carbónico al día, comparado con menos de 100 mEq de ácidos fijados por los riñones. Por lo tanto, alterando la ventilación alveolar y
, así, la eliminación de
CO
2, el cuerpo tiene mayor control sobre su equilibrio acidobásico. Este tema
sólo se tratará brevemente, ya que se superpone al área de la fisiología renal.
El pH que resulta de la disolución del CO
2 en la sangre y la consiguiente diso­
ciación de ácido carbónico viene dado por la ecuación de Henderson
-Hasselbalch.
En la ecuación:
H
2CO
3  H
+
+ HCO
3

20
30
40
50
60
10
0
4020 8060 1000
CO
2
O
2
a
a
v
v
Concentración de O
2

o de CO
2
(ml/100ml)
Presión parcial de O
2
y CO
2
(mmHg)
Figura 6-7. Curvas de disociación tí­­
picas del O
2 y del CO
2 representadas a la
misma escala. Obsérvese que la curva del
CO
2 es mucho más empinada. a y v

indican
sangre arterial y venosa mixta, respectiva-
mente.
• El CO
2 se transporta disuelto, en forma de bicarbonato o en compuestos
carbamino.
• La curva del CO
2 tiene una mayor pendiente y es más lineal que la curva
del O
2.
• La curva del CO
2 se desvía a la derecha si se producen aumentos de la S
o
2.
Curva de disociación del dióxido de carbono

TRANSPORTE DE GASES POR LA SANGRE  97
la ley de acción de masas da la constante de disociación del ácido carbónico, K'
a,
como:
(H
+
) × (HCO
3
–)
(H
2CO
3)
Como la concentración de ácido carbónico es proporcional a la concentración
de dióxido de carbono disuelto, podemos cambiar la constante y escribir:
K
A =
(H
+
) × (HCO
3
–)
(CO
2)
Tomando logaritmos,
log K
A = log (H
+
) + log
(HCO
3
–)
(CO
2)
de donde:
–log (H
+
) = –log K
A + log
(HCO
3
–)
(CO
2)
Como el pH es el logaritmo negativo,
pH = pK
A + log
(HCO
3
–)
(CO
2)
Como el CO
2 obedece a la ley de Henry, la concentración de CO
2 (en mmol/l)
puede sustituirse por (Pco
2 × 0,03). La ecuación queda:
pH = pK
A + log
(HCO
3
–)
0,03 Pco
2
El valor de pK
a es de 6,1, y la concentración normal de HCO
3
– en la sangre
arterial es de 24 mmol/l. Sustituyendo:
pH = 6,1 + log
24
0,03 × 40
= 6,1 + log 20 = 6,1 + 1,3
Por lo tanto,
pH = 7,4
Obsérvese que mientras el cociente entre la concentración de bicarbonato y
(Pco
2 × 0,03) permanece igual a 20, el pH permanecerá en 7,4. La concentración

98  CAPÍTULO 6
de bicarbonato viene determinada, principalmente, por los riñones, y la Pco
2, por
los pulmones. El pH normal oscila entre aproximadamente 7,38 y 7,42.
Las relaciones entre pH, Pco
2 y HCO
3
– se muestran de forma conveniente en
un esquema o diagrama de Davenport (fig. 6-8). Los dos ejes muestran HCO
3
– y
pH, y líneas de igual Pco
2 se extienden a través del diagrama. El plasma normal se
representa por el punto A. La línea CAB muestra la relación entre el HCO
3
– y el
pH cuando se añade ácido carbónico a la sangre total, es decir, es parte de la curva
de titulación de la sangre, y se denomina línea amortiguadora. También, la
 pen­
diente de esta línea es más empinada que la medida en plasma separado de sangre, a causa de la presencia de hemoglobina, que tiene una acción amortiguadora adi­ cional. La pendiente de la línea medida en sangre total in vitro suele ser un poco
diferente de la que se observa en un paciente, debido a la acción amortiguadora del líquido intersticial y otros tejidos corporales.
Si los riñones alteran la concentración plasmática de bicarbonato, la línea
amortiguadora se desplaza. Un aumento de la concentración de bicarbonato des­ plaza la línea amortiguadora hacia arriba, como se muestra, por ejemplo, con la línea DE de la figura 6
-8. En este caso, el exceso de bases está aumentado, y viene
dado por la distancia vertical entre las dos líneas amortiguadoras DE y BAC. Por el contrario, una disminución de la concentración de bicarbonato desplaza la línea amortiguadora hacia abajo (línea GF), y ahora existe un exceso de bases negativo, o déficit de bases. Un exceso de bases superior a 2 indica alcalosis metabólica, mien­
tras que un exceso de bases inferior a –2 (que también se denomina déficit de ba
­­
ses) indica acidosis metabólica.
El cociente entre el bicarbonato y la P
co
2 puede alterarse de cuatro formas:
tanto la Pco
2 como el bicarbonato pueden aumentar o disminuir. Cada una de
estas cuatro alteraciones origina un cambio acidobásico característico.
Acidosis respiratoria
La acidosis respiratoria se debe a un aumento de la Pco
2, que disminuye el cociente
HCO
3
–/Pco
2 y, por tanto, desciende el pH. Se corresponde con un desplazamiento
desde A a B, véase en la figura 6
-8. Siempre que la Pco
2 aumenta, el bicarbonato
debe también aumentar en alguna medida, a causa de la disociación del ácido car­
bónico producida. Esto se refleja por la pendiente hacia arriba izquierda de la línea amortiguadora en la figura 6-8. Sin embargo, el cociente HCO
3
–/Pco
2 disminuye.
La retención de CO
2 puede estar causada por hipoventilación o por desequilibrio
ventilación
-perfusión.
Si la acidosis respiratoria persiste, los riñones responden conservando HCO
3
–.
Lo que les impulsa a hacerlo es el aumento de la Pco
2 en las células tubulares
renales, que excretan entonces una orina más ácida, secretando hidrogeniones (H
+
). Éstos se excretan en forma de H
2PO
4
– o NH
4
+; los iones HCO
3
– se reabsorben.
El aumento resultante del HCO
3
– plasmático desplaza el cociente HCO
3
–/Pco
2
hacia su nivel normal. Esto corresponde al desplazamiento de B a D a lo largo de la línea de Pco
2 = 60 mm
Hg en la figura 6-8, y se conoce como compensación para
la acidosis respiratoria. Los acontecimientos típicos serán:
pH = 6,1 + log
24
0,03 × 40
= 6,1 + log 20 = 7,4
 (Normal)

TRANSPORTE DE GASES POR LA SANGRE  99
Figura 6-8. Diagrama de Davenport que muestra las relaciones entre HCO
3
–, pH y P
co
2.
A) Muestra la línea amortiguadora normal BAC. B) Muestra los cambios que se producen en
la acidosis y la alcalosis respiratorias y metabólicas (v. texto). La distancia vertical entre las
líneas amortiguadoras DE y BAC es el exceso de bases, y la distancia entre las líneas GF y
BAC es el déficit de bases (o exceso de bases negativo).
50
1208 06040302 0
15
C
A
B
40
30
20
10
P
CO2
(mm Hg)
7,06,8
7,2 7,4 7,6 7,88 ,0
A
Unidades de pH
HCO
3

plasmático (mEq/l )
P
CO2
Comp.
Resp.
Comp.
Resp.
Acid.
Resp.
Alc.
Resp.
Renal
Comp.
Renal
Comp.
Metab.
Acid.
Metab.
Alc.
40
60
40
20
30
20
10
7,1 7,4
pH
7,7
B
D
B
E
A
C
F
G
Acidosis Alcalosis
HCO
3

plasmático (mEq/l )

100  CAPÍTULO 6
pH = 6,1 + log
28
0,03 × 60
= 6,1 + log 15,6 = 7,29
 (Acidosis respiratoria)
pH = 6,1 + log
33
0,03 × 60
= 6,1 + log 18,3 = 7,36
 (Acidosis respiratoria compensada)
La compensación renal, habitualmente, es incompleta, por lo que el pH no
regresa totalmente al nivel normal de 7,4. La extensión de la compensación renal
puede determinarse a partir del exceso de bases, es decir, la distancia vertical entre
las líneas amortiguadoras BA y DE.
Alcalosis respiratoria
Se debe a una disminución de la Pco
2, que aumenta el cociente HCO
3
–/Pco
2 y, por
tanto, aumenta el pH (desplazamiento de A a C en la fig. 6
-8). Una disminución
de la Pco
2 está causada por hiperventilación, por ejemplo, a gran altitud (v.
 cap. 9).
Otro ejemplo es una crisis de ansiedad. La compensación renal se produce mediante un aumento de la excreción de bicarbonato, con lo que el cocien­
­te HCO
3
–/Pco
2 regresa hacia su valor normal (C a F a lo largo de la línea de
Pco
2
 = 20 mm Hg). Tras una estancia prolongada a una gran altitud, la compensa­
ción renal puede ser casi completa. Existe un exceso de bases negativo, o déficit de bases. Obsérvese que la compensación respiratoria típicamente es rápida, mientras que la compensación metabólica es lenta.
Acidosis metabólica
En este contexto, «metabólica» significa un cambio primario del HCO
3
–, es decir,
el numerador de la ecuación de Henderson
-Hasselbalch. En la acidosis metabó­
Cuatro tipos de alteraciones acidobásicas:
pH = pK + log
HCO
3
0,03 Pco
2
Primaria Compensación
Acidosis
 Respiratoria Pco
2 ↑ HCO
3 ↑
 Metabólica
HCO
3 ↓
Pco
2 ↓
Alcalosis
 Respiratoria Pco
2 ↓
HCO
3 ↓
 Metabólica HCO
3 ↑ Presencia variable

TRANSPORTE DE GASES POR LA SANGRE  101
lica, disminuye el cociente entre HCO
3
– y Pco
2, con lo que disminuye el pH. El
HCO
3
– puede disminuir por la acumulación de ácidos en la sangre, como en una
diabetes mellitus mal controlada, o tras hipoxia tisular, que libera ácido láctico. El
cambio correspondiente en la figura 6-8 es un desplazamiento desde A hacia G.
En este caso, la compensación respiratoria se produce mediante un aumento de
la ventilación, que disminuye la Pco
2 y eleva el cociente HCO
3
– /Pco
2 disminuido.
El estímulo para aumentar la ventilación es, fundamentalmente, la acción de los hidrogeniones sobre los quimiorreceptores periféricos (cap. 8). En la figura 6
-8, el
punto se desplaza desde G hacia F (aunque no llega a F). Existe un déficit de bases o exceso de bases negativo.
Alcalosis metabólica
Un aumento de HCO
3
– eleva el cociente HCO
3
–/Pco
2 y, por tanto, el pH. Las
causas son una ingestión excesiva de álcalis y la pérdida de secreción gástrica de ácido por vómitos. En la figura 6
-8, el desplazamiento se produce desde A hacia
E. A veces, se produce una cierta compensación respiratoria mediante una dismi­ nución de la ventilación alveolar, que eleva la Pco
2. El punto E se desplaza,
entonces, hacia D (aunque no todo el camino). Sin embargo, la compensación respiratoria de la alcalosis metabólica suele ser pequeña y puede faltar. El exceso de bases está aumentado.
Obsérvese que, con frecuencia, se producen alteraciones respiratorias y meta­
bólicas mixtas, y puede ser difícil desenmarañar la secuencia de acontecimientos.
Intercambio de gases entre la sangre
y los tejidos
El O
2 y el CO
2 se desplazan entre la sangre de los capilares sistémicos y las células
de los tejidos por difusión simple, igual que se desplazan entre la sangre capilar y el aire alveolar en los pulmones. Se comentó en el capítulo 3 que la velocidad de transferencia de un gas a través de una lámina tisular es proporcional a la superfi­ cie tisular y a la diferencia de presión parcial del gas entre ambos lados, e inversa­ mente proporcional al grosor. El grosor de la membrana alveolocapilar es menor de 0,5 μm, pero la distancia entre capilares abiertos en el músculo en reposo es del orden de 50 μm. Durante el ejercicio, cuando el consumo de O
2 en el músculo
aumenta, se abren más capilares, con lo que disminuye la distancia de difusión y aumenta el área para la misma. Como el CO
2 difunde unas 20 veces más rápido
que el O
2 a través de los tejidos (v. fig. 3
-1), la eliminación de CO
2 es un problema
mucho menor que el aporte de O
2.
En la figura 6-9, se muestra esquemáticamente el modo en que la Po
2 dismi­
nuye en el tejido entre capilares abiertos adyacentes. Cuando el O
2 difunde hacia
el exterior del capilar, el tejido lo consume, y la Po
2 disminuye. En A, el equilibrio
entre consumo y aporte de O
2 (determinado por la Po
2 capilar y la distancia entre
capilares) produce una Po
2 adecuada en todo el tejido. En B, la distancia interca­
pilar o el consumo de O
2 ha aumentado hasta que la Po
2 en un punto del tejido

102  CAPÍTULO 6
desciende a cero. Es lo que se denomina una situación crítica. En C, existe una
región anóxica donde es imposible el metabolismo aerobio (es decir, que utiliza
O
2). En esta situación, el tejido puede volver a la glucólisis anaerobia, con forma­
ción de ácido láctico.
Hay datos que indican que gran parte del descenso de la Po
2 en los tejidos
periféricos se produce en la vecindad inmediata de la pared del capilar, y que la Po
2
de las células musculares, por ejemplo, es muy baja (1 a 3 mm
Hg) y casi uniforme.
Este patrón puede explicarse por la presencia de mioglobina en la célula, que actúa como reservorio de O
2 y fomenta su difusión en la célula.
¿Cuánto puede descender la Po
2 tisular antes de que disminuya la utilización
de O
2? En las mediciones en suspensiones de mitocondrias hepáticas in vitro, el
consumo de O
2 continúa a la misma velocidad hasta que la Po
2 desciende a la
región de 3 mm
Hg. Así pues, parece que el objetivo de la Po
2 mucho más ele­
vada en la sangre capilar es asegurar una presión adecuada para la difusión de O
2
a las mitocondrias, y que en los lugares de utilización de O
2 la Po
2 puede ser muy
baja.
Cuando la Po
2 es anormalmente baja en los tejidos, se dice que existe hipoxia
tisular. Con frecuencia, esto se debe a un escaso aporte de O
2, que puede expre­
sarse como gasto cardíaco multiplicado por la concentración arterial de O
2, o
Q
˙
× Ca
o
2. Los factores que determinan la Cao
2 se comentaron en la pág. 91. La
hipoxia tisular puede deberse a: a) una Po
2 baja en la sangre arterial causada, por
ejemplo, por una enfermedad pulmonar («hipoxia hipóxica»); b)
 una disminución
de la capacidad de la sangre para transportar O
2, como en la anemia o la intoxica­
ción con monóxido de carbono («hipoxia anémica »), o c) una disminución del
flujo sanguíneo tisular, ya sea generalizado, como en el shock, o bien debido a obstrucción local («hipoxia circulatoria»). Otra causa añadida es alguna sustancia tóxica que interfiera con la capacidad de los tejidos para utilizar O
2 disponible
(«hipoxia histotóxica»). Un ejemplo es el cianuro, que impide el uso del O
2 por la
citocromo oxidasa. En este caso, la concentración de O
2 de la sangre venosa es
alta, y el consumo de O
2 de los tejidos es extremadamente bajo. La ingestión, por
ejemplo, de pesticidas para roedores o almendras amargas puede causar una intoxicación por cianuro. El incendio de una fábrica en que se produce cianuro mediante la quema de productos poliméricos también puede provocar una intoxi­ cación por cianuro. La tabla 6-1 resume algunas de las características de los dis­ tintos tipos de hipoxemia e hipoxia tisular.
AB C
P
O
2
mm Hg
25
50
0
Cap. Tejido Cap.
Figura 6-9. Esquema que muestra el descenso de Po
2 entre capilares adyacentes abier-
tos. A) El aporte de oxígeno no es adecuado. B) Crítico. C) Inadecuado para el metabolismo
aerobio en el núcleo tisular central.

TRANSPORTE DE GASES POR LA SANGRE  103
Tabla 6-1.  Características de diferentes tipos de hipoxemia o
hipoxia tisular
a
Pa
O
2P
a
CO
2Pa
O
2Pa
CO
2Ca
O
2Sa
O
2
Pv
O
2
Cv
O
2
¿Administración
de O
2 útil?
Pulmones
 Hipoventilación↓ ↑ ↓ ↑ ↓ ↓ ↓ ↓ Sí
 Alteración
de la difusión
O O ↓ O ↓ ↓ ↓ ↓ Sí
 Cortocircuito O O ↓ O ↓ ↓ ↓ ↓ Sí
b
 Desequilibrio
V
.
A/Q
.

Varía↑ o O↓↑
 o O↓ ↓ ↓ ↓ Sí
Sangre
 Anemia O O O O ↓O↓ ↓ Sí
b
 Intoxicación
por CO
O O O O ↓O
c
↓ ↓ Sí
b
Tejidos
 Intoxicación
por cianuro
O O O O O O ↑ ↑ No
a

O, normal; ↑, aumentado; ↓, disminuido.
b 
De algún valor (aunque limitado) a causa del aumento de oxígeno disuelto (v. fig. 5-4 para
cortocircuito).
c

Si se calcula la saturación de O
2 para hemoglobina no unida a CO.
CONCEPTOS CLAVE
1. La mayor parte del O
2 transportado en la sangre está unido a la hemoglobina.
La cantidad máxima que se puede unir se denomina capacidad de O
2. La satu­
ración de O
2 es la cantidad combinada con la hemoglobina dividido por la
capacidad, y es igual a la proporción de lugares de unión que están ocupados
por O
2.
2.
La curva de disociación de O
2 se desplaza a la derecha (es decir, disminuye la
afinidad del O
2 de la hemoglobina) si aumenta la Pco
2, H
+
, la temperatura y el
2,3
-difosfoglicerato.
3.
La mayor parte del CO
2 en la sangre se encuentra en forma de bicarbonato, y
hay pequeñas cantidades disuelto o en compuestos carbamino.
4.
La curva de disociación del CO
2 es mucho más empinada y más lineal que la
del O
2.
5.
El estado acidobásico de la sangre está determinado por la ecuación de Henderson
-Hasselbalch y, especialmente, el cociente entre la concentración
de bicarbonato y la Pco
2. Las alteraciones acidobásicas son la acidosis y la
alcalosis respiratorias y metabólicas.
6.
En algunos tejidos, la Po
2 es inferior a 5 mm Hg, y el objetivo de la Po
2 mucho
mayor de la sangre capilar es proporcionar un gradiente adecuado para la difu­ sión. Los factores que determinan el aporte de O
2 a los tejidos son la concen­
tración sanguínea de O
2 y el flujo sanguíneo.

104  CAPÍTULO 6
PREGUNTAS
Una mujer de 85 años acude al servicio de urgencias con
cansancio creciente y dificultad para respirar con el esfuerzo. Nunca
ha fumado y dice que no tiene tos, dolor torácico ni producción de
esputo, pero que sus heces han tenido un aspecto negro oscuro
(«alquitranado») durante las últimas semanas. Toma ácido
acetilsalicílico diariamente para el tratamiento de una enfermedad
coronaria estable. Durante la exploración, presentó unas palmas de
las manos y unas conjuntivas pálidas. La auscultación torácica era
normal y, aparte de una leve taquicardia (frecuencia cardíaca rápida),
la exploración cardíaca era normal. Se llevó a cabo un tacto rectal
y
 el análisis de heces reveló la presencia de hematíes. Se tomó
una muestra de sangre venosa, que mostró una concentración
de hemoglobina de 5 g/dl (normal: 14 g/dl a 15 g/dl).
• Si se realizara una gasometría arterial, ¿qué cambios cabría esperar en la P
o
2 y la saturación de oxígeno?
• ¿Qué cabría esperar en cuanto a la concentración de oxígeno arterial?
• ¿Por qué ha aumentado la frecuencia cardíaca?
• ¿Qué cabría esperar en cuanto a la concentración de oxígeno en sangre venosa mixta?
CASO CLÍNICO
Elija la mejor respuesta para cada pregunta.
1. ¿Cuántas veces, aproximadamente, la presencia de hemoglobina en la sangre
arterial normal aumenta la concentración de oxígeno?
A. 10
B. 30
C. 50
D. 70
E. 90
2.
La afinidad del O
2 por la hemoglobina aumenta al aumentar:
A. Temperatura.
B. Pco
2.
C. Concentración de H
+
.
D. 2,3-DPG.
E. Monóxido de carbono añadido a la sangre.

TRANSPORTE DE GASES POR LA SANGRE  105
3. Un paciente con una intoxicación con monóxido de carbono se trata con oxí­
geno hiperbárico, que aumenta la Po
2 arterial a 2
000 mm Hg. La cantidad de
oxígeno disuelto en la sangre arterial (en ml/100 ml) es:
A. 2
B. 3
C. 4
D. 5
E. 6
4.
Un varón de 42 años ingresa en la unidad de cuidados intensivos tras un acci­ dente de esquí durante el cual sufrió desgarros en el hígado y el bazo. Al segundo día del ingreso, su concentración de hemoglobina era de 7 g/dl (nor­ mal 13
-15 g/dl), y se le administró una transfusión de 2 unidades de concen­
trado de hematíes. ¿Cuál de los siguientes cambios cabría esperar ver como consecuencia de la transfusión?
A. Disminución de la concentración de oxígeno arterial.
B. Aumento de la Po
2 arterial.
C. Aumento de la concentración de oxígeno en sangre venosa mixta.
D. Aumento de la saturación de oxígeno arterial.
E. Aumento del consumo de oxígeno tisular.
5.
En una intoxicación por monóxido de carbono, se esperaría:
A. Po
2 arterial disminuida.
B. Concentración de oxígeno normal en sangre arterial.
C. Disminución de la concentración de oxígeno en sangre venosa mixta.
D. Curva de disociación del O
2 desviada a la derecha.
E. El monóxido de carbono con un olor característico.
6. El informe del laboratorio muestra la siguiente gasometría arterial en un paciente con una neumopatía grave que está respirando aire: Po
2 60 mm Hg,
P
co
2 110 mm
Hg, pH 7,20. Su conclusión es que:
A. El paciente tiene una Po
2 normal.
B. El paciente tiene una Pco
2 normal.
C. Existe alcalosis respiratoria.
D. Existe alcalosis respiratoria parcialmente compensada.
E. Los valores de Po
2 y Pco
2 no son compatibles.
7. La mayor parte del dióxido de carbono transportado en la sangre está en forma:
A. Disuelto.
B. Bicarbonato.
C. Fijado a la hemoglobina.
D. Compuestos carbamino.
E. Ácido carbónico.

106  CAPÍTULO 6
8. Un paciente con una neumopatía crónica tiene una Po
2 y una Pco
2 arteriales
de 50 y 60 mm Hg, respectivamente, y un pH de 7,35. ¿Cómo se describe
mejor este estado acidobásico?
A. Normal.
B. Alcalosis respiratoria parcialmente compensada.
C. Acidosis respiratoria parcialmente compensada.
D. Acidosis metabólica.
E.
Alcalosis metabólica.
9. La Po
2 (en mm Hg) en las células del músculo esquelético durante el esfuerzo
está más cerca de:
A. 3
B. 10
C. 20
D. 30
E.
40
10. Un paciente con neumopatía crónica es sometido a una intervención quirúr­
gica de urgencia. En el postoperatorio, los valores arteriales de la Po
2, la Pco
2
y el pH son de 50 mm
Hg, 50 mm Hg y 7,20, respectivamente. ¿Cómo se
describe mejor el estado acidobásico?
A. Acidosis respiratoria y metabólica mixta.
B. Acidosis respiratoria no compensada.
C. Acidosis respiratoria totalmente compensada.
D. Acidosis metabólica no compensada.
E.
Acidosis metabólica totalmente compensada.
11. El laboratorio proporciona el siguiente informe de la sangre arterial de un
paciente: Pco
2 32 mm
Hg, pH 7, 25, concentración de HCO
3
– 25 mmol/l. Su
conclusión es que existe:
A. Alcalosis respiratoria con compensación metabólica.
B. Acidosis respiratoria aguda.
C. Acidosis metabólica con compensación respiratoria.
D. Alcalosis metabólica con compensación respiratoria.
E.
Un error del laboratorio.
12. Un paciente con disnea está respirando aire a nivel del mar, y en una muestra de sangre arterial se obtienen los siguientes valores: Po
2 90 mm Hg, Pco
2
32 mm Hg, pH 7,30. Suponiendo que el cociente de intercambio respirato­
rio es de 0,8, estos datos indican:
A. Alcalosis respiratoria primaria con compensación metabólica.
B. Diferencia alveoloarterial de Po
2 normal.
C. Saturación arterial de O
2 inferior al 70
%.
D. La muestra se tomó, por error, de una vena.
E. Acidosis metabólica parcialmente compensada.

TRANSPORTE DE GASES POR LA SANGRE  107
13. Un varón de 46 años es hospitalizado tras ser rescatado de un incendio en
un almacén de muebles. Durante la evaluación inicial, estaba disneico y
mareado, pero ahora presenta una disminución del nivel de conciencia. Su
saturación de oxígeno arterial es del 99
% con oxígeno suplementario. La
radiografía de tórax muestra
ausencia de opacidades focales, mientras que la
electrocardiografía sólo muestra una frecuencia cardíaca rápida. Las prue­ bas analíticas revelan una Po
2 arterial de 200 mm
Hg, una hemoglobina de
15 g/dl y un nivel elevado de ácido láctico. Se coloca un catéter en la arteria
pulmonar y se observa que la saturación de oxígeno en sangre venosa mixta es del 85
%. ¿Cuál de los siguientes es más probable que explique la situación
clínica del paciente?
A. Carboxihemoglobina.
B. Intoxicación por cianuro.
C. Shock hipovolémico.
D. Metahemoglobina.
E.
Edema pulmonar.
14. Una mujer de 41 años recibe ventilación mecánica tras una sobredosis de drogas. Al quinto día del ingreso, presenta fiebre (39
ºC) y se observa que
tiene una infección de la sangre. La gasometría arterial realizada esa mañana mostró una P
o
2 arterial de 72 mm
Hg, que no había variado respecto a los
resultados de la gasometría del día anterior
. ¿Cuál de los siguientes cambios
fisiológicos cabría esperar?
A. Disminución de la producción de dióxido de carbono.
B. Disminución de la fracción de cortocircuito.
C. Aumento de la concentración de oxígeno arterial.
D. Aumento de la saturación de oxígeno arterial.
E.
Aumento de la P
50 para la hemoglobina.
15. Se realiza una gasometría arterial en un paciente ingresado en el servicio de urgencias, que revela los siguientes datos: pH 7,48, Pco
2 45 y HCO
3
– 32.
¿Cuál de las siguientes situaciones clínicas podría explicar estos datos?
A. Crisis de ansiedad.
B. Sobredosis de opiáceos.
C. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica grave.
D. Vómitos.
E.
Diabetes no controlada.

108
7
En el capítulo 2, vimos que el aire llega y sale de
los alvéolos por el proceso de ventilación. Veremos
ahora las fuerzas que mueven los pulmones y
la
 pared torácica, y las resistencias que superan.
En primer lugar, comentaremos los músculos de la
 respiración, tanto de la inspiración como de la
espiración. A continuación, veremos los factores que determinan las propiedades elásticas del pulmón, entre ellos los elementos tisulares y la tensión de la superficie aire-líquido. Examinaremos después los mecanismos de las diferencias regionales en la ventilación y también el cierre de
 pequeñas vías respiratorias. Igual que el pulmón
es elástico, la pared torácica también lo es, y observaremos la interacción entre ambos. Se considerarán los principios físicos de la resistencia de las vías respiratorias, junto con su medición, lugar principal en el pulmón y factores fisiológicos que la afectan. Se analizará la compresión dinámica de las vías respiratorias durante una espiración forzada y, finalmente, el trabajo necesario para mover los pulmones y
 la pared torácica.
MecÁnicA D
E
LA RESPIRACIÓN
Cómo se sostienen y 
se mueven los pulmones
• Músculos de la respiración
Inspiración
Espiración
• Propiedades elásticas
de los pulmones
Curva presión-volumen Distensibilidad Tensión superficial
• Causa
de las diferencias
regionales en la ventilación
Cierre de las vías
respiratorias
• Propiedades elásticas
de la pared torácica
• Resistencia de las vías
respiratorias
Flujo aéreo a través de tubos Medición de la resistencia
de las vías respiratorias
Presiones durante el ciclo
respiratorio
Principal ubicación de la
resistencia de las vías respiratorias
Factores que determinan
la resistencia de las vías respiratorias
Compresión dinámica de
las
 vías respiratorias
• Causas de la ventilación
desigual
• Resistencia tisular
• Trabajo respiratorio
Trabajo realizado por
los pulmones
Trabajo respiratorio total

MECÁNICA DE LA RESPIRACIÓN  109
Músculos de la respiración
Inspiración
El músculo más importante de la inspiración es el diafragma, que consiste en una
lámina muscular delgada, en forma de cúpula, que se inserta en las costillas infe-
riores, y que está inervado por los nervios frénicos de los segmentos cervicales 3,
4 y 5. Cuando se contrae, se empuja el contenido abdominal hacia abajo y hacia
delante, y aumenta la dimensión vertical de la cavidad torácica. Además, los már-
genes costales de levantan y alejan, haciendo que aumente el diámetro transversal
del tórax (fig. 7-1).
En la respiración corriente normal, el nivel del diafragma se desplaza, aproxi-
madamente, 1 cm, pero en la inspiración y la espiración forzadas, puede produ-
cirse un desplazamiento total de hasta 10 cm. Cuando un lado del diafragma se
paraliza, asciende, en lugar de descender, con la inspiración, porque disminuye la
presión intratorácica. Es lo que se conoce como movimiento paradójico, y puede
demostrarse mediante radioscopia cuando el paciente inhala.
Los músculos intercostales externos conectan costillas adyacentes y se mueven
hacia abajo y hacia delante (fig. 7-2). Cuando se contraen, empujan las costillas
hacia arriba y hacia delante, haciendo que aumenten los diámetros lateral y ante-
roposterior del tórax. La dimensión lateral aumenta a causa del movimiento en
«asa de cubo» de las costillas. Los músculos intercostales están inervados por los
nervios intercostales, que proceden de la médula espinal al mismo nivel. La pará-
lisis de los músculos intercostales solos no afecta gravemente a la respiración en
reposo, porque el diafragma es muy eficaz.
Los músculos accesorios de la inspiración son los músculos escalenos, que elevan
las dos primeras costillas, y el esternocleidomastoideo, que eleva el esternón.
Existe escasa actividad, o ninguna, en estos músculos durante la respiración
en
 reposo, pero durante el esfuerzo pueden contraerse enérgicamente. Otros
Diafragma
Espiración
Inspiración
Músculos
abdominales
Activa
Pasiva
Figura 7-1. En la inspiración, el diafragma en forma de cúpula se contrae, se empuja
hacia abajo y delante el contenido abdominal, y se ensancha la caja torácica. Ambos aumen-
tan el volumen del tórax. En la espiración forzada, los músculos abdominales se contraen y
empujan el abdomen hacia arriba.

110  CAPÍTULO 7
músculos que pueden desempeñar un papel menor son los alares de la nariz, que
producen el movimiento de las aletas de la nariz, y pequeños músculos en la
cabeza y el cuello.
Espiración
Es pasiva durante la respiración en reposo. El pulmón y la pared torácica son elás-
ticos, y tienden a regresar a sus posiciones de equilibrio tras expandirse activamente
en el transcurso de la inspiración. Durante el esfuerzo y la hiperventilación volun-
taria, la espiración pasa a ser activa. Los músculos más importantes de la espiración
son los de la pared abdominal, entre ellos los rectos abdominales, los músculos obli-
cuos externos e internos y el transverso abdominal. Cuando estos músculos se con-
traen, aumenta la presión intraabdominal, y el diafragma sufre un empuje hacia
arriba. La contracción de estos músculos se fuerza durante la tos, el vómito y la
defecación.
Los músculos intercostales internos contribuyen a la espiración activa empujando
las costillas hacia abajo y hacia dentro (acción opuesta a la de los músculos inter-
costales externos), con lo que disminuye el volumen torácico. Además, ponen rígi-
dos los espacios intercostales para evitar que sobresalgan hacia fuera durante la
tensión. Estudios experimentales muestran que las acciones de los músculos respi-
ratorios, especialmente los intercostales, son más complicadas de lo que esta breve
explicación indica.
Columna
vertebral
Músculos
intercostales
Externos
Internos
Costillas
Eje de rotación
Tubérculo
Cabeza
Figura 7-2. Cuando se contraen los músculos intercostales externos, las costillas se
empujan hacia ar
riba y hacia delante, y rotan sobre un eje que une la cabeza con el tubérculo
costal. Como resultado, aumentan los diámetros lateral y anteroposterior. Los intercostales
internos ejercen una acción opuesta.
• La inspiración es activa; la espiración es pasiva durante el reposo.
• El diafragma es el músculo más importante de la respiración; está iner-
vado por el nervio frénico, con un origen alto en la región cervical.
• Cuando la espiración es activa, como durante el esfuerzo, los músculos
abdominales se contraen.
Músculos respiratorios

MECÁNICA DE LA RESPIRACIÓN  111
Propiedades elásticas de los pulmones
Curva presión-volumen
Supongamos que tomamos los pulmones extirpados de un animal, canulamos la
tráquea y lo colocamos en un frasco (fig. 7-3). Cuando la presión en el interior del
frasco disminuye por debajo de la presión atmosférica, el pulmón se expande, y
puede medirse su variación de volumen con un espirómetro. Se mantiene la pre-
sión a cada nivel, como indican los puntos, durante unos segundos, para permitir
al pulmón que vuelva a la situación de reposo. De este modo, puede representarse
la curva de presión-volumen del pulmón.
En la figura 7-3, la presión que se expande alrededor del pulmón está generada
por una bomba, pero en los seres humanos, se produce por un aumento del volu-
men de la caja torácica. El hecho de que el espacio intrapleural entre el pulmón y
la pared torácica es mucho menor que el espacio entre el pulmón y la botella de la
figura 7-3 no supone una diferencia esencial. El espacio intrapleural contiene sólo
unos mililitros de líquido.
La figura 7-3 muestra que las curvas que sigue el pulmón durante la insuflación
y el desinflado son diferentes. Este comportamiento se denomina histéresis.
Obsérvese que el volumen pulmonar para cualquier presión concreta durante el
desinflado es mayor que durante la insuflación. Obsérvese también que el pulmón
sin presión de expansión tiene algo de aire en su interior. De hecho, incluso si la
presión que rodea al pulmón aumenta por encima de la presión atmosférica, es
escaso el aire adicional que se pierde, porque se cierran pequeñas vías respirato-
rias, atrapando aire en los alvéolos (compárese con la fig. 7-9). Este cierre de vías
respiratorias se produce con mayores volúmenes pulmonares al aumentar la edad y
también en algunos tipos de neumopatías.
0– 10 –20– 30
0,5
1,0
Bomba
Volumen
Presión
Pulmón
Presión alrededor del pulmón (cm H
2
O)
Volumen (l)
Figura 7-3. Medición de la curva presión-volumen en un pulmón extirpado. El pulmón se
mantiene a cada presión durante unos segundos, mientras se mide su volumen. La curva no
es lineal, y se aplana con presiones de expansión elevadas. Obsérvese que las curvas de
insuflación y desinflado no son iguales; es lo que se denomina histéresis.

112  CAPÍTULO 7
En la figura 7-3, la presión en el interior de las vías respiratorias y los alvéolos
pulmonares es la misma que la presión atmosférica, que es de cero en el eje hori-
zontal. Así, este eje también mide la diferencia de presión entre el interior y el
exterior del pulmón. Es lo que se conoce como presión transpulmonar, y es numé-
ricamente igual a la presión que rodea al pulmón cuando la presión alveolar es la
atmosférica. También puede medirse la relación presión-volumen del pulmón que
se muestra en la figura 7-3 insuflándolo con presión positiva y dejando la superfi-
cie pleural expuesta a la atmósfera. En este caso, el eje horizontal podría denomi-
narse «presión de la vía respiratoria», y los valores serían positivos. Las curvas
serían idénticas a las que se muestran en la figura 7-3.
Distensibilidad
La pendiente de la curva de presión-volumen, o el cambio de volumen por
­unidad de presión, es lo que se conoce como distensibilidad. Por lo tanto, la ecua-
ción es
V
P
=
fl
fl
Distensibilidad
En el intervalo normal (presión de expansión de unos –5 a –10 cm H
2O), el
pulmón es muy distensible. La distensibilidad del pulmón humano es de unos 200
 ml/cm H
2O. Sin embargo, con presiones de expansión elevadas, el pulmón es
más rígido, y su distensibilidad es menor, tal como muestra la pendiente más apla- nada de la curva.
Una disminución de la distensibilidad se produce por un aumento del tejido
fibroso pulmonar (fibrosis pulmonar); también disminuye por edema alveolar, que impide la insuflación de algunos alvéolos, así como en caso de que el pulmón no ventile durante un largo período, especialmente si su volumen es bajo. Esto puede deberse, en parte, a atelectasia (colapso) de algunas unidades, pero también se
­producen aumentos de la tensión superficial (v. más adelante). La distensibilidad
también disminuye algo si la presión venosa pulmonar aumenta y el pulmón se congestiona con sangre.
Se produce un aumento de la distensibilidad en el enfisema pulmonar y en el
pulmón sano de más edad. En ambos casos, la causa probable será una alteración del
 tejido elástico de los pulmones.
La distensibilidad de un pulmón depende de su tamaño. Claramente, el cambio
de volumen por unidad de cambio de presión será mayor en un pulmón humano que, por ejemplo, en el pulmón de un ratón. Por este motivo, a veces, se mide la distensibilidad por unidad de volumen del pulmón, o distensibilidad específica, cuando se desea extraer conclusiones sobre las propiedades elásticas intrínsecas del tejido pulmonar.
La presión que rodea a los pulmones es menor que la presión atmosférica en
la figura 7-3 (y en el tórax en vida) debido a la retracción elástica del pulmón. ¿Cuál es la causa del comportamiento elástico del pulmón, es decir, de su ten- dencia a regresar a su volumen de reposo después de la distensión? Un factor es el tejido
 elástico, que puede verse en los cortes histológicos. Pueden observarse
fibras de elastina y colágeno en las paredes alveolares y alrededor de vasos y

MECÁNICA DE LA RESPIRACIÓN  113
bronquios. Probablemente, el comportamiento elástico del pulmón tiene menos
que ver con el simple alargamiento de estas fibras que con su disposición geomé-
trica. Una analogía sería una media de nailon, que es muy distensible a causa de
su estructura de malla, aunque es muy difícil estirar las fibras de nailon por
separado. Los cambios en la retracción elástica que se producen en el pulmón al
avanzar la edad y en el enfisema se deben, probablemente, a cambios en este
tejido elástico.
Tensión superficial
Otro factor importante en el comportamiento de la presión-volumen pulmonar es
la tensión superficial de la película de líquido que tapiza los alvéolos. La tensión
superficial es la fuerza (en dinas, por ejemplo) que actúa a través de una línea ima-
ginaria de 1 cm de longitud en la superficie del líquido (fig. 7-4A). Se origina
porque las fuerzas de atracción entre moléculas adyacentes del líquido son mucho
más intensas que las fuerzas entre el líquido y el aire, con lo que la superficie del
líquido se hace tan pequeña como le es posible. Este comportamiento puede verse
claramente en una burbuja de jabón al final de un tubo (fig. 7-4B). Las superficies
de la burbuja se contraen cuanto pueden, formando una esfera (la menor superfi-
cie para un determinado volumen) y generando una presión que puede preverse
por la ley de Laplace:
P
T
r
=
4
donde P es la presión, T es la tensión superficial, y r el radio. Cuando sólo inter-
viene una superficie en un alvéolo esférico tapizado de líquido, el numerador tiene el número 2 en lugar del 4.
El primer dato de que la tensión superficial podría contribuir al comporta-
miento de la presión-volumen del pulmón se obtuvo cuando se demostró que los
AB C
1 cm
P
P=
4T
r
T
r
Burbuja de jabón
Figura 7-4. A) La tensión superficial es la fuerza (p. ej., en dinas) que actúa a través de una
línea imaginaria de 1 cm de longitud en una superficie líquida. B) Las fuerzas superficiales en
una burbuja de jabón tienden a reducir el área de la superficie, y generan una presión en el
interior de la burbuja. C) Como la burbuja más pequeña genera una mayor presión, aumenta
la burbuja mayor.

114  CAPÍTULO 7
pulmones insuflados con solución salina tienen una distensibilidad mucho mayor
(se distienden con mayor facilidad) que los pulmones llenos de aire (fig. 7-5).
Como la solución salina eliminaba las fuerzas de tensión superficial, pero proba-
blemente no afectaba a las fuerzas tisulares del pulmón, esta observación significó
que la tensión superficial contribuía en gran medida a la fuerza de retracción está-
tica del pulmón. Algún tiempo después, fisiólogos que estudiaban la espuma del
edema que procedía de pulmones de animales expuestos a gases nocivos observa-
ron que diminutas burbujas de aire de la espuma eran enormemente estables.
Reconocieron que esto indicaba que existía una tensión superficial muy baja, una
observación que condujo al importante descubrimiento del surfactante o agente
tensioactivo pulmonar.
Se sabe, actualmente, que algunas de las células que tapizan los alvéolos secre-
tan una sustancia que disminuye profundamente la tensión superficial del líquido
que tapiza los alvéolos. El agente tensioactivo es un fosfolípido, y la dipalmitoil
fosfatidilcolina (DPPC) es un constituyente importante. Las células del epitelio
• La curva de presión-volumen no es lineal y el pulmón se vuelve más rí­
gido con volúmenes altos.
• La curva muestra histéresis entre la insuflación y el desinflado.
• La distensibilidad es la pendiente ΔV/ΔP.
• El comportamiento depende tanto de las proteínas estructurales (colá-
geno, elastina) como de la tensión superficial.
Curva presión-volumen en los pulmones
200
150
100
50
0
01 02 0
Insuflación
de aire
Solución
salina
Volumen (ml)
Presión (cm H
2
O)
Figura 7-5. Comparación
de curvas de presión-v
o
­
lumen de pulmones llenos
de aire y llenos de solu­­
ción salina (gato). Círculos
vacíos, insuflación; círculos llenos, desinflado. Obsér
­
vese que los pulmones lle-
nos con solución salina tienen una mayor distensi- bilidad y, también, una his- téresis mucho menor que los que están llenos de aire.

MECÁNICA DE LA RESPIRACIÓN  115
alveolar son de dos tipos. Las células de tipo I tienen forma de huevo frito, con
largas extensiones citoplásmicas que se extienden ligeramente sobre las paredes
alveolares (v. fig. 1-1). Las células de tipo II son más compactas (fig. 7-6), y la
microscopía electrónica muestra cuerpos lamelados en su interior, que se expulsan
a los alvéolos y se transforman en agente tensioactivo. Parte de éste puede elimi-
narse de pulmones de animales aclarándolos con solución salina.
El fosfolípido DPPC se sintetiza en los pulmones a partir de ácidos grasos que
se extraen de la sangre o que se sintetizan en los pulmones. La síntesis es rápida, y
el recambio de agente tensioactivo es veloz. Si desaparece el flujo sanguíneo hacia
una región pulmonar a consecuencia de un émbolo, por ejemplo, puede desapare-
cer el agente tensioactivo allí. Esta sustancia se forma relativamente tarde en la
vida fetal, y los recién nacidos sin cantidades adecuadas de agente tensioactivo
presentarán dificultad respiratoria y pueden fallecer sin apoyo ventilatorio.
Figura 7-6. Microfotografía electrónica de una célula de tipo II del epitelio alveolar
(× 10 000). Obsérvense los cuerpos lamelados (LB), el gran núcleo y las microvellosidades
(flechas). El recuadro superior derecho es una microfotografía electrónica que muestra la
superficie de una célula de tipo II con su característica distribución de microvellosidades

 3 400).

116  CAPÍTULO 7
Los efectos de esta sustancia sobre la tensión superficial pueden estudiarse con
una balanza de superficie (fig. 7-7), que consiste en una bandeja con solución
salina en la que se coloca una pequeña cantidad de material de prueba. El área de
la superficie se expande y comprime, alternativamente, con una barrera móvil,
mientras se mide la tensión superficial a partir de la fuerza ejercida sobre una tira
de platino. La solución salina pura proporciona una tensión superficial de unas
70
 dinas/cm (70 mN/m), independientemente del área de su superficie. Si se
añade detergente, se reduce la tensión superficial, pero esto es, de nuevo, indepen- dientemente del área. Cuando se colocan los lavados pulmonares en la solución salina, se obtiene la curva que se muestra en la figura 7-7B. Obsérvese que la tensión superficial cambia enormemente con el área de la superficie, y que existe histéresis (compárese la fig. 7-3). Obsérvese también que la tensión superficial desciende a valores extremadamente bajos cuando el área es pequeña.
¿Cómo reduce tanto la tensión superficial el agente tensioactivo? Apa
­ren­
temente, las moléculas de DPPC son hidrófobas en un extremo e hidrófilas en
el otro, y se alinean en la superficie. Cuando esto sucede, sus fuerzas de repul- sión intermolecular se oponen a las fuerzas de atracción normales entre las moléculas de la superficie del líquido que son responsables de la tensión super-
ficial. La disminución de la tensión superficial es mayor cuando se comprime la película, porque las moléculas de DPPC se apiñan más y se repelen más entre sí.
¿Cuáles son las ventajas fisiológicas del agente tensioactivo? En primer lugar,
una baja tensión superficial en los alvéolos aumenta la distensibilidad del pul- món y disminuye el trabajo de expandirlo con cada respiración. Además, se pro- mueve la estabilidad de los alvéolos. Los 500 millones de alvéolos parecen ser inherentemente inestables, porque se forman con frecuencia áreas de atelectasia (colapso) cuando existe alguna patología. Se trata de un tema complejo, pero
AB
100
50
25 50 750
Transductor
de fuerza
Bandeja
Tira de
platino
Barrera
móvil
Extracto
pulmonar
Agua
Detergente
Superficie
Área relativa (%)
Tensión superficial (dinas/cm)
Figura 7-7.
 A) Equilibrio superficial. El área de la superficie se altera, y se mide la tensión
superficial a partir de la fuerza ejercida sobre una tira de platino colocada en la superficie.
B) Representaciones de la tensión superficial y el área obtenidas con un equilibrio de super-
ficie. Obsérvese que los lavados pulmonares muestran un cambio en la tensión superficial con el área, y que la tensión mínima es muy pequeña. Los ejes se elijen para permitir una comparación con la curva de presión-volumen del pulmón (figs. 7-3 y 7-5).

MECÁNICA DE LA RESPIRACIÓN  117
una forma de contemplar el pulmón es considerarlo como una agrupación de
millones de burbujas diminutas (aunque esto es, claramente, una simplificación
excesiva). En una disposición así, las burbujas pequeñas tienden a colapsarse y
formar otras grandes. La figura 7-4C muestra que la presión generada por las
fuerzas superficiales en una burbuja es inversamente proporcional a su radio,
con el resultado de que, si las tensiones superficiales son las mismas, la presión
en el interior de una burbuja pequeña es mayor que la de una burbuja grande.
Sin embargo, la figura 7-7 muestra que cuando hay lavados pulmonares, una
superficie pequeña se asocia a una pequeña tensión superficial. Así, la tendencia
de los alvéolos pequeños a vaciarse en otros alvéolos grandes, aparentemente, se
reduce.
Una tercera función del agente tensioactivo es contribuir a mantener secos
los alvéolos. Igual que las fuerzas de tensión superficial tienden a colapsar los
alvéolos, también tienden a succionar líquido al interior de los espacios alveo
­
lares de los capilares. En efecto, la tensión superficial de la superficie alveolar
curva disminuye la presión hidrostática en el tejido por fuera de los capilares. Al reducir estas fuerzas de superficie, el agente tensioactivo evita la trasudación de líquido.
¿Cuáles son las consecuencias de la pérdida de agente tensioactivo? Ba
­­sándonos
en sus funciones comentadas anteriormente, cabría esperar que fueran: pulmones rígidos (escasa distensibilidad), áreas de atelectasia y alvéolos llenos de trasudado. Realmente, se
trata de características fisiopatológicas del síndrome de dificultad
respiratoria del recién nacido, enfermedad causada por una ausencia de esta sus- tancia esencial. Actualmente, se puede tratar a estos recién nacidos mediante la instilación de agente tensioactivo sintético en los pulmones.
Existe otro mecanismo que aparentemente contribuye a la estabilidad de los
alvéolos en los pulmones. Las figuras 1-2, 1-7 y 4-3 nos recuerdan que todos los
 ­alvéolos (excepto los inmediatamente adyacentes a la superficie pleural) están
rodeados por otros alvéolos y
, por lo tanto, se sostienen entre sí. En una estructura
como ésta, con muchos lazos de conexión, cualquier tendencia de un grupo de unidades de reducir o aumentar su volumen con respecto al resto de la estructura se opone. Por ejemplo, si un grupo de alvéolos tiende a colapsarse, se desarrolla- rán grandes fuerzas de expansión sobre ellos, porque el parénquima circundante se expande. El sostén ofrecido a las unidades pulmonares por las que les rodean se denomina interdependencia. Los mismos factores explican la aparición de presiones
bajas alrededor de grandes vasos sanguíneos y vías respiratorias cuando el pulmón se expande (v. fig. 4-2).
• Disminuye la tensión superficial de la capa que tapiza los alvéolos.
• Está producido por células de tipo II del epitelio alveolar.
• Contiene dipalmitoil fosfatidicolina (DPPC).
• Su ausencia produce disminución de la distensibilidad pulmonar, atelec-
tasia alveolar y tendencia al edema pulmonar.
Agente tensioactivo pulmonar

118  CAPÍTULO 7
Causa de las diferencias regionales
en la ventilación
En la figura 2-7, se mostraba que las regiones más inferiores de los pulmones venti-
lan más que las zonas superiores, y éste es un buen momento para comentar la causa
de estas diferencias topográficas. Ya se ha mostrado que la presión intrapleural es
menos negativa en la base que en el vértice pulmonar (fig. 7-8), y la razón es el peso
del órgano. Todo lo que se sostiene necesita una mayor presión abajo que la que se
necesita arriba, para equilibrar las fuerzas del peso, que actúan hacia abajo, y los
pulmones, que se sostienen en parte por la caja torácica y el diafragma, no son una
excepción. Así pues, la presión en la base es mayor (menos negativa) que en el vértice.
La figura 7-8 muestra la forma en que el volumen de una parte del pulmón
(p.
 ej., un lóbulo) se expande cuando disminuye la presión que le rodea (compá-
rese con la fig. 7-3). La presión en el interior del pulmón es la misma que la pre- sión atmosférica. Obsérvese que el pulmón es más fácil de inflar a volúmenes bajos que a volúmenes elevados, cuando se vuelve más rígido. Como la presión de expansión en la base pulmonar es pequeña, esta región tiene un volumen de reposo pequeño. Sin embargo, como se sitúa en una parte empinada de la curva de pre- sión-volumen, se expande bien con la inspiración. Por el contrario, el vértice del pulmón tiene una gran presión de expansión, un gran volumen en reposo y cam- bios pequeños de volumen en la inspiración
1
.
–20– 30
50%
0
100%
–10 cm H
2O
–2,5 cm H
2O
–100+10
Volumen
Presión intrapleural (cm H
2
O)
Presión
intrapleural
Figura 7-8. Explicación de las
diferencias regionales de la ventila
-
ción al descender por el pulmón.
Debido al peso de éste, la presión
intrapleural es menos negativa en
la base que en el
 vértice. Como
consecuencia, la base pulmonar está relativamente comprimida en situación de reposo, pero se ex
­
pande más con la inspiración que el vér
tice.
1
La explicación es una simplificación excesiva porque el comportamiento presión-volumen de una parte
de una estructura como el pulmón puede no ser idéntica a la del órgano entero.

MECÁNICA DE LA RESPIRACIÓN  119
Cuando hablamos ahora de diferencia regional en la ventilación, quere­
mos decir cambio de volumen por unidad de volumen en reposo. Está claro en la
figura 7-8 que la base del pulmón tiene un mayor cambio de volumen y un volu-
men de reposo menor que el vértice, con lo que la ventilación es mayor. Obsérvese
la paradoja de que, aunque la base del pulmón se expande relativamente poco, en
comparación con el vértice, está mejor ventilada. Puede darse la misma explica-
ción para la mayor ventilación del pulmón declive tanto en decúbito supino como
en decúbito lateral.
Con volúmenes pulmonares bajos, se produce un cambio importante en la
distribución de la ventilación. La figura 7-9 es similar a la 7-8 salvo en que re
­­
presenta la situación con volumen residual (es decir, tras una espiración com-
pleta; v. fig. 2-2). Ahora, las presiones intrapleurales son menos negativas porque
el pulmón no se expande tan bien, y las fuerzas de retracción elástica son meno- res. Sin embargo, siguen existiendo las diferencias entre el vértice y la base, a causa del peso del pulmón. Obsérvese que la presión intrapleural en la base ahora supera realmente la presión de la vía respiratoria (atmosférica). En estas condi- ciones, la base pulmonar no se expande, sino que se comprime, y la ventilación es imposible hasta que la presión intrapleural local desciende por debajo de la pre- sión atmosférica. Por el contrario, el vértice pulmonar se encuentra en una parte favorable de la curva de presión-volumen, y ventila bien. Por tanto, la distribu- ción normal de
 la ventilación está invertida, y las regiones superiores ventilan
mejor que las zonas inferiores.
–20– 30
50%
0
100%
–4 cm H
2O
+3,5 cm H
2O
–100+10
Volumen (%)
Presión intrapleural (cm H
2
O)
Presión
intrapleural (VR)
Figura 7-9. Situación con vo­­
lúmenes pulmonares muy bajos.
Aquí,
las presiones intrapleurales
son menos negativas, y la presión
en la base excede realmente la
­presión de las vías respiratorias (atmosférica). Como consecuencia, se produce el cier
re de vías respira-
torias en esta zona, y con las inspi- raciones pequeñas no entra aire. VR, volumen residual.

120  CAPÍTULO 7
Cierre de las vías respiratorias
La región pulmonar comprimida en la base no ha expulsado todo el aire. En la
práctica, pequeñas vías respiratorias, probablemente en la región de los bronquío-
los respiratorios (v. fig. 1-4), se cierran antes, con lo que atrapan aire en los alvéolos
distales. Este cierre de vías respiratorias sólo se produce con volúmenes pulmonares
muy pequeños, en personas jóvenes y sanas. Sin embargo, en personas de edad
aparentemente sanas, el cierre de vías respiratorias en las regiones pulmonares
más inferiores se produce con volúmenes más elevados, y puede existir con capa-
cidad residual funcional (v. fig. 2-2). La razón es que el pulmón envejecido pierde
parte de su retracción elástica, y las presiones intrapleurales, por lo tanto, se vuel-
ven menos negativas, acercándose a la situación que se muestra en la figura 7-9.
En estas circunstancias, las regiones declive (las más bajas) del pulmón sólo pue-
den ventilar de forma intermitente, lo que conduce a un déficit en el intercambio
de gases (v.
 cap. 5). Se observa, frecuentemente, una situación similar en pacientes
con algunos tipos de neumopatía crónica.
Propiedades elásticas de la pared
torácica
Al igual que es elástico el pulmón, también lo es la caja torácica. Esto puede ilus- trarse introduciendo aire en el espacio intrapleural (neumotórax). La figura 7-10 muestra que la presión normal en el exterior del pulmón es subatmosférica, como lo es en el recipiente de la figura 7-3. Cuando se introduce aire en el espacio intra- pleural, elevando la presión a atmosférica, el pulmón se colapsa hacia dentro, y la pared torácica se dirige hacia fuera. Esto muestra que, en situaciones de equili- brio, la pared torácica es empujada hacia dentro mientras el pulmón lo es hacia fuera, equilibrándose los empujes entre sí.
Estas interacciones pueden verse más claramente si representamos una curva de
presión-volumen para el pulmón y la pared torácica (fig. 7-11). Para ello, la per -
sona inspira o espira desde un espirómetro, y luego relaja los músculos respirato- rios mientras se mide la presión en la vía respiratoria («presión de relajación»). Incidentalmente, esto es difícil para alguien no entrenado. La figura 7-11 muestra que, en la capacidad residual funcional (FRC), la presión de relajación del pulmón y la pared torácica es atmosférica. En realidad, la FRC es el volumen de equilibrio
• El peso del pulmón vertical genera una presión intrapleural más alta (me­
nos negativa) en torno a la base en comparación con el vértice.
• Debido a la curva de presión-volumen no lineal, los alvéolos situados en
la base se expanden más que los del vértice.
• Si se realiza una inspiración pequeña a partir del volumen residual (VR),
el límite de la base del pulmón no se ventila.
Diferencias regionales en la ventilación

MECÁNICA DE LA RESPIRACIÓN  121
cuando la retracción elástica del pulmón se equilibra por la tendencia normal de la
pared torácica de ir hacia fuera. Con volúmenes por encima de éste, la presión es
positiva, y con volúmenes más pequeños, la presión es subatmosférica.
La figura 7-11 también muestra la curva para el pulmón solo. Es similar a la de
la figura 7-3, salvo que, por claridad, no se indica histéresis y las presiones son
P = 0
P = 0
P = 0
P = 0
P = 0
P = –5
NeumotóraxNormal
Figura 7-10. La tendencia del pulmón a retraerse a su volumen desinflado se equilibra
con la tendencia de la caja torácica a expandirlo. Como resultado, la presión intrapleural es
subatmosférica. El neumotórax permite que el pulmón se colapse y que el tórax se expanda.
40
60
80
75
100
50
25
0
100
20
0
–20 –10 0 +10 +20 +30
FRC
P
a
r
e
d
to
r
á
c
ic
a
Capacidad pulmonar total (%)
Presión de la vía respiratoria (cm H
2
O)
Pared
torácica
en reposo
Nivel
respiratorio
en reposo
Volumen
Presión
Volumen
residual
Volumen
mínimo
Capacidad vital (%)
Pulmón + pared torácica
P
u
lm
ó
n
Figura 7-11.
 Curva de relajación de presión-volumen del pulmón y la pared torácica. El
paciente inspira (o espira) hasta un determinado volumen del espirómetro, se cierra la llave
y el individuo relaja sus músculos respiratorios. La curva pulmón + pared torácica puede
explicarse por la adición de las curvas individuales de los pulmones y de la pared torácica.

122  CAPÍTULO 7
positivas, en lugar de negativas. Son las presiones que se encontrarían en el experi-
mento de la figura 7-3 si, una vez que el pulmón ha alcanzado un determinado
volumen, se pinzara la vía hacia el espirómetro, se abriera el recipiente a la atmós-
fera (de modo que el pulmón se relajara contra la vía respiratoria cerrada) y se
midiera la presión en la vía respiratoria. Obsérvese que a presión cero el pulmón
está a su volumen mínimo, que se encuentra por debajo del volumen residual (VR).
La tercera curva es sólo para la pared torácica. Podemos imaginar que se mide
en una persona con una pared torácica normal y sin pulmón. Obsérvese que, en la
FRC, la presión de relajación es negativa. En otras palabras, para este volumen,
la
 caja torácica tiende a ir hacia fuera. La presión de relajación no es atmosférica
hasta que el volumen no aumenta hasta 75 % de la capacidad vital, es decir, que la
pared torácica ha encontrado su posición de equilibrio. Para cualquier volumen, la presión de relajación del pulmón más la pared torácica es la suma de las presio- nes para el pulmón y la pared torácica medidas por separado. Como la presión (para un determinado volumen) es inversamente proporcional a la distensibilidad, esto supone que la distensibilidad total del pulmón y la pared torácica es la suma de los recíprocos de las distensibilidades del pulmón y la pared torácica medidas por separado, o 1/C
T = 1/C
L + 1/C
CW.
Resistencia de las vías respiratorias
Flujo aéreo a través de tubos
Si el aire fluye a través de un tubo (fig. 7-12), existe una diferencia de presión entre los extremos. La diferencia de presión depende de la velocidad y el patrón del flujo. Con velocidades de flujo bajas, las líneas de la corriente son paralelas a los laterales del tubo (A); es lo que se conoce como flujo laminar. Cuando aumenta la veloci- dad
 del flujo, aparece inestabilidad, especialmente en las ramas. Aquí, puede produ-
cirse la separación de las líneas de la corriente de la pared, con la formación de remolinos locales (B). Con velocidades de flujo todavía elevadas, se observa una com- pleta desorganización de las líneas de la corriente; es lo que se llama turbulencia (C).
Las características de presión y flujo del flujo laminar las describió por primera
vez el médico francés Poiseuille. En tubos circulares rectos, la velocidad de flujo del volumen viene dada por:
• Las propiedades elásticas de los pulmones y de la pared torácica deter-
minan su volumen combinado.
• En la FRC, el empuje hacia dentro del pulmón se equilibra por la tenden-
cia hacia fuera de la pared torácica.
• El pulmón se retrae a todos los volúmenes por encima del volumen mínimo.
• La pared torácica tiende a expandir todos los volúmenes hasta, aproxi-
madamente, el 75% de la capacidad vital.
Curva de relajación presión-volumen

MECÁNICA DE LA RESPIRACIÓN  123

V
Pr
nl
=
π
4
8
donde P es la presión impulsora (ΔP en la fig. 7-12A), r es el radio, n es la viscosi-
dad, y l es la longitud. Puede observarse que la presión impulsora es proporcional
a la velocidad de flujo, o P = KV
·
. Como la resistencia al flujo R es la presión impul-
sora dividida por el flujo (compárese con la pág. 45), tenemos:
R
nl
r
=
8
4
π
Obsérvese la vital importancia del radio del tubo; si el radio se reduce a la mi­­
tad, ¡la resistencia aumenta 16 veces! Sin embargo, si se duplica la longitud, la resistencia sólo se multiplica por dos. Obsérvese también que la viscosidad del aire, y no la densidad, afecta a la relación presión-flujo en situaciones de flujo laminar
.
Otra característica del flujo laminar cuando está totalmente desarrollado es que
el aire del centro del tubo se desplaza a una velocidad que duplica la velocidad promedio. Así, hay una punta de aire que se desplaza rápidamente por el eje del tubo (fig.7-12A). Esta velocidad cambiante a través del diámetro del tubo es lo que se conoce como perfil de velocidad.
El flujo turbulento tiene propiedades diferentes. En este caso, la presión no es
proporcional a la velocidad de flujo, sino que lo es, aproximadamente, a su cua- drado: P = KV
·

2
. Además, la viscosidad del aire se hace relativamente poco impor-
tante, aunque un aumento de la densidad del aire aumenta la caída de presión para un determinado flujo. El flujo turbulento no presenta la elevada velocidad de flujo axial que es característica del flujo laminar.
P
1
A
C
B
P
1
P
2
P
2 P
1 P
2
fiP
Laminar Turbulento
De transición
Figura 7-12. PA) El flujo es laminar. B) Transitorio con
formación de remolinos en las ramificaciones. C) Turbulento. La resistencia es (P
1 – P
2)/flujo.

124  CAPÍTULO 7
Que el flujo sea laminar o turbulento depende en gran medida del número de
Reynolds, Re, que viene dado por:
Re
rvd
n
=
2
donde d es densidad, v es velocidad promedio, r es radio y n es viscosidad. Como
la densidad y la velocidad están en el numerador, y la viscosidad en el denomina-
dor, la expresión proporciona el cociente de fuerzas de inercia con respecto a
fuerzas viscosas. En tubos rectos y finos, es probable que exista turbulencia cuando
el número de Reynolds sea mayor de 2
000. La expresión muestra que es más pro-
bable que se produzca turbulencia cuando la velocidad de flujo es alta y el diáme- tro del tubo es grande (para una velocidad determinada). Obsérvese también que un gas de densidad baja, como el helio, tiende a producir menos turbulencia.
En un sistema complicado de tubos como el árbol bronquial con sus numerosas
ramificaciones, cambios de calibre y superficies irregulares de las paredes, la apli- cación de los principios anteriores es difícil. En la práctica, para que se produzca flujo laminar, son vitales las condiciones de entrada del tubo. Si se forman turbu- lencias en un punto previo de la ramificación, la alteración se transporta hacia delante una cierta distancia, antes de desaparecer. Así, en un sistema de rápida ramificación como es el pulmón, es probable que sólo se produzca un flujo lami- nar totalmente desarrollado (fig. 7-12A) en las vías respiratorias muy pequeñas, donde los números de Reynolds son muy bajos (aproximadamente 1 en los bron- quíolos terminales). En la mayor parte del árbol bronquial, el flujo es de transición (B), mientras que la turbulencia real puede producirse en la tráquea, especial- mente con el esfuerzo, cuando las velocidades de flujo son elevadas. En general, la presión impulsora está determinada tanto por la velocidad de flujo como por su cuadrado: P = K
1V
·
+ K
2V
·

2
.
Medición de la resistencia de las vías respiratorias
La resistencia de las vías respiratorias es la diferencia de presión entre los alvéolos y la boca, dividida por una velocidad de flujo (fig. 7-12). La presión en la boca se mide fácilmente con un manómetro. La presión alveolar puede deducirse a partir de mediciones realizadas en un pletismógrafo corporal. En la página 192, se ofrece más información sobre esta técnica.
• En el flujo laminar, la resistencia es inversamente proporcional a la cuarta
potencia del radio del tubo.
• En el flujo laminar, el perfil de la velocidad muestra una punta central de
aire más rápido.
• El flujo turbulento es más probable que se produzca con números de
Reynolds elevados, es decir, cuando las fuerzas de inercia dominan sobre
las fuerzas de la viscosidad.
Flujo turbulento y laminar

MECÁNICA DE LA RESPIRACIÓN  125
Presiones durante el ciclo respiratorio
Supongamos que medimos las presiones en los espacios intrapleural y alveolar
durante una respiración normal
2
. La figura 7-13 muestra que antes de que se
inicie la inspiración, la presión intrapleural es de –5 cm
H
2O, a causa de la retrac-
ción elástica del pulmón (compárense figs. 7-3 y 7-10). La presión alveolar es cero (atmosférica) porque si no hay flujo de aire, no hay caída de presión a lo largo de las vías respiratorias. Sin embargo, para que se produzca el flujo inspiratorio, la presión alveolar desciende, con lo que se establece la presión impulsora (fig. 7-12). En realidad, la magnitud del descenso depende de la velocidad del flujo y de la resistencia de las vías respiratorias. En las personas sanas, el cambio en la presión alveolar es sólo de 1 cm
H
2O, aproximadamente, pero en los pacientes con obs-
trucción de las vías respiratorias, puede multiplicarse muchas veces.
–1
0
+1
0
–0,5
0
–8
–7
–6
–5
0,4
0,3
0,2
0,1
+0,5
CB
'
B
A
P
1
P
2
Inspiración
Volumen
(l)
Presión
intrapleural
(cm H
2
O)
Flujo
(l/s)
Presión
alveolar
(cm H
2
O)
Espiración
Figura 7-13.
 P-
ratoria, la presión alveolar permanecería en cero, y la presión intrapleural seguiría la línea
discontinua ABC, que está determinada por la retracción elástica pulmonar. El descenso de
la presión alveolar es responsable de la parte sombreada de presión intrapleural (v. texto).
2
La presión intrapleural puede calcularse colocando una sonda con globo en el esófago.

126  CAPÍTULO 7
La presión intrapleural desciende durante la inspiración por dos razones. En
primer lugar, cuando el pulmón se expande, aumenta la retracción elástica
(fig. 7-3). Esto sólo haría que la presión intrapleural se desplazara a lo largo de la
línea de trazos ABC. Además, no obstante, la disminución de la presión alveolar
produce un descenso adicional de la presión intrapleural
3
, representado por el
área sombreada, de modo que el camino real es AB'C. Así, la distancia vertical
entre las líneas ABC y AB'C refleja la presión alveolar en cualquier instante. Como
una ecuación de presiones, (boca – intrapleural) = (boca – alveolar) + (alveolar –
intrapleural).
En la espiración, se producen cambios similares. Aquí, la presión intrapleu-
ral es menos negativa de lo que sería si no hubiera resistencia de la vía respira-
toria porque la presión alveolar es positiva. Realmente, con una espiración
forzada, la presión intrapleural está por encima de cero.
Obsérvese que la forma del trazado de la presión alveolar es similar a la del
flujo. En realidad, serían idénticas si la resistencia de las vías respiratorias per-
maneciera constante durante el ciclo. También, la curva ABC de la presión
intrapleural tendría la misma forma que el trazado de volumen si la distensibi-
lidad pulmonar permaneciera constante.
Principal ubicación de la resistencia de las vías
respiratorias
Al penetrar hacia la periferia del pulmón, las vías respiratorias se vuelven más
numerosas, pero mucho más estrechas (v. figs. 1-3 y 1-5). Basándose en la ecua-
ción de Poiseuille con su término (radio)
4
, sería natural pensar que la principal
parte de la resistencia se encuentra en las vías respiratorias muy estrechas. Eso fue
lo que se pensó, realmente, durante muchos años. Sin embargo, se ha demostrado,
mediante mediciones directas de la caída de presión a lo largo del árbol bronquial,
que el principal punto de resistencia son los bronquios de mediano tamaño, y que
los bronquíolos muy pequeños contribuyen relativamente poco a la resistencia. La
figura
 7-14 muestra que la mayor parte de la caída de presión se produce en
las vías respiratorias hasta la generación 7. Menos del 20 % puede atribuirse a vías
respiratorias de diámetro inferior a 2 mm (la generación 8, aproximadamente). La razón para esta aparente paradoja es el prodigioso número de pequeñas vías respi- ratorias.
El hecho de que las vías respiratorias contribuyan tan poco a la resistencia es
importante en la detección de enfermedades de la vía respiratoria en fase inicial. Como constituyen una «zona silente», es probable que pueda existir una afecta- ción considerable de las pequeñas vías respiratorias antes de que las mediciones habituales de resistencia de las vías respiratorias puedan detectar una alteración. En el capítulo 10, se comentará el tema con más detalle.
3
Existe también una contribución debida a la resistencia tisular, que se considera más adelante, en este
capítulo.

MECÁNICA DE LA RESPIRACIÓN  127
Factores que determinan la resistencia de las vías
respiratorias
El volumen pulmonar tiene un efecto importante sobre la resistencia de las vías
respiratorias. Al igual que los vasos sanguíneos extraalveolares (v. fig. 4-2), los bron-
quios se sostienen por la tracción radial del tejido pulmonar circundante, y su calibre
aumenta cuando el pulmón se expande (compárese la fig. 4-6). La figura 7-15 mues-
tra que cuando disminuye el volumen pulmonar, la resistencia de la vía respiratoria
aumenta rápidamente. Si se representa el recíproco de la resistencia (conductancia)
frente al volumen pulmonar, se obtiene una relación aproximadamente lineal.
Con volúmenes pulmonares muy pequeños, las pequeñas vías respiratorias
pueden cerrarse completamente, especialmente en la base pulmonar, donde el
pulmón se expande peor (fig. 7-9). Los pacientes con un aumento de la resistencia
de las vías respiratorias respiran, a menudo, con grandes volúmenes pulmonares,
lo que contribuye a disminuir la resistencia de su vía respiratoria.
La contracción de la musculatura lisa bronquial estrecha las vías respiratorias y
aumenta la resistencia de éstas. Esto puede producirse de forma refleja mediante
la estimulación de receptores en la tráquea y los grandes bronquios, con sustancias
irritantes como el humo de un cigarrillo. La inervación motora se realiza a través
del nervio vago. El tono de la musculatura lisa está controlado por el sistema ner-
vioso autónomo. La estimulación de receptores adrenérgicos causa broncodilata-
ción, como lo hacen la epinefrina y la isoprenalina.
0,08
0,06
0,04
0,02
52 010 150
Resistencia (cm H
2
O/l/s)
Generación de vía respiratoria
Bronquios
segmentarios
Bronquíolos
terminales
Figura 7-14.
 L­­
sérvese que los bronquios de tamaño intermedio contribuyen a la mayoría de la resistencia,
y que relati
vamente poca corresponde a las vías respiratorias muy pequeñas.

128  CAPÍTULO 7
Los receptores adrenérgicos β son de dos tipos: los receptores β
1 se encuentran
principalmente en el corazón, mientras que los receptores β
2 relajan la muscula-
tura lisa de los bronquios, vasos sanguíneos y útero. Se usan ampliamente agonis-
tas adrenérgicos β
2 selectivos en los tratamientos del asma y de la enfermedad
pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
La actividad parasimpática causa broncoconstricción, como la acetilcolina. Un
descenso de la Pco
2 del aire alveolar causa un aumento de la resistencia de las vías
respiratorias, aparentemente como resultado de una acción directa sobre la mus-
culatura lisa bronquial. La inyección de histamina en la arteria pulmonar causa
la
 contracción de la musculatura lisa localizada en los conductos alveolares. En la
EPOC se utilizan fármacos anticolinérgicos.
La densidad y la viscosidad del aire inspirado afecta a la resistencia que se ofrece
al flujo. La resistencia aumenta durante una inmersión profunda, porque el au­
mento de presión eleva la densidad del aire, pero disminuye cuando se respira una mezcla de helio-O
2. El hecho de que los cambios de densidad, en lugar de los
cambios en la viscosidad, tengan esa influencia sobre la resistencia es una prueba de que el flujo no es puramente laminar en las vías respiratorias de tamaño medio, donde reside el principal punto de resistencia (fig. 7-14).
3 3
4
2
1
4
2
1
28 4 60
Resistencia de vías respiratorias
(cm H
2
O/l/s)
Conductancia (l/s/cm H
2
O)
Volumen pulmonar (l)
RVR
Conductancia
Figura 7-15.
 Variación de
la resistencia de la vía respira
-
toria (RVR) con el volumen
pulmonar. Si se representa la
recíproca de la resistencia de
las vías respiratorias (conduc-
tancia), la gráfica es una línea
recta.
• Es máxima en los bronquios de tamaño medio, y baja en las vías respira-
torias muy pequeñas.
• Disminuye cuando aumenta el volumen pulmonar, porque se mantienen
abiertas las vías respiratorias.
• La musculatura lisa bronquial está controlada por el sistema nervioso au
­­
tónomo; la estimulación de los receptores adrenérgicos β causa bronco-
dilatación.
• Respirar un gas denso, como en la inmersión, aumenta la resistencia.
Resistencia de las vías respiratorias

MECÁNICA DE LA RESPIRACIÓN  129
Compresión dinámica de las vías respiratorias
Supongamos que una persona inspira hasta la capacidad pulmonar total, y luego
espira lo más posible hasta el volumen residual. Podemos registrar una curva de
flujo-volumen como A en la figura 7-16, que muestra que el flujo aumenta rápida-
mente hasta un valor elevado, pero luego disminuye durante la mayor parte de la
espiración. Una característica importante de esta gráfica flujo-volumen es que es
prácticamente imposible atravesarla. Por ejemplo, independientemente de que
empecemos a espirar lentamente y luego aceleremos, como en B, o que realicemos
una espiración menos forzada, como en C, la parte descendente de la curva flu-
jo-volumen sigue prácticamente el mismo camino. La velocidad de flujo es inde-
pendiente del esfuerzo y el flujo espiratorio está poderosamente limitado en la
mayor parte del volumen pulmonar.
Podemos obtener más información sobre este curioso estado de acontecimientos
representando los datos de otra forma, como se muestra en la figura 7-17. Para ello,
el paciente realiza una serie de inspiraciones (o espiraciones) máximas, y luego exhala
(o inhala) totalmente con diversos grados de esfuerzo. Si se representan las veloci-
dades de flujo y las presiones intrapleurales para el mismo volumen pulmonar y para
cada espiración e inspiración, pueden obtenerse las denominadas curvas isovolumétri-
cas de presión-flujo. Puede observarse que, con volúmenes pulmonares grandes, la
velocidad del flujo espiratorio sigue aumentando con el esfuerzo, como cabría espe-
rar. Sin embargo, con volúmenes medios o pequeños, la velocidad de flujo alcanza
una meseta y no puede aumentar con aumentos adicionales de la presión intrapleu-
ral. En estas situaciones, el flujo es, por lo tanto, independiente del esfuerzo.
La razón para este llamativo comportamiento es la compresión de las vías res-
piratorias por la presión intratorácica. La figura 7-18 muestra esquemáticamente
las fuerzas que actúan a través de una vía respiratoria en el interior del pulmón. La
presión por fuera de la vía respiratoria se muestra como intrapleural, aunque sea
una simplificación excesiva. En A, antes de que empiece la inspiración, la presión
A
C
B
Volumen
VRCPT
Flujo
Figura 7-16.
 Curvas flujo-volumen. A) Una inspiración máxima se siguió con una espira-
ción forzada. B) La inspiración fue inicialmente lenta, y luego forzada. C) El esfuerzo espi­
ratorio fue submáximo. En los tres, las partes descendentes de las curvas están casi
superpuestas. CPT, capacidad pulmonar total; VR, volumen residual.

130  CAPÍTULO 7
de la vía respiratoria es de cero (no hay flujo) en todas partes, y como la pre-
sión intrapleural es de –5 cm H
2O, hay una presión de 5 cm H
2O (es decir, presión
transparietal) que mantiene abierta la vía respiratoria. Cuando empieza la inspi­
ración (B) , tanto la presión intrapleural como la alveolar disminuyen 2 cm H
2O
(el mismo volumen pulmonar que en A, y se desprecia la resistencia tisular), y se
inicia el flujo. Debido a la caída de presión a lo largo de la vía respiratoria, la pre- sión en el interior es de –1 cm
H
2O, y existe una presión de 6 cm H
2O que man-
6
8
4
2
2
4
6
–20–15–10–5 510152025
Flujo espiratorio
(l/s)
Volumen pulmonar
elevado
Volumen medio
Volumen bajo
Flujo inspiratorio
(l/s)
Presión intrapleural
(cm H
2
O)
Figura 7-17.
 Curvas ­lu­
métricas de presión-volumen re­­
presentadas para tres volúmenes
pulmonares. Cada una de ellas se
obtuvo de una serie de espi­
raciones e inspiraciones forzadas (v
. texto). Obsérvese que, para el
volumen más elevado, un au­
mento de la presión intrapleural
(por aumento del esfuerzo espira- torio) produce un mayor flujo es
­­
piratorio. Sin embargo, para los v
olúmenes medio y bajo, el flujo
se vuelve independiente del es­
fuerzo después de superar una
determinada presión intrapleural.
A.Preinspiración
OOO
–5
B.
–1 O–2
–7
C.
OOO
–8
D.
+19 O+38
+30
+5 +6
+8 –11
Final de la inspiración
Durante la inspiración
Espiración forzada
Figura 7-18. A- Esquema
que muestra por qué las vías res- piratorias se comprimen durante la espiración forzada. Obsérvese que la diferencia de presión a tra- vés de la vía respiratoria la man- tiene abierta, excepto durante una espiración forzada. En el tex
­
to se exponen más detalles.

MECÁNICA DE LA RESPIRACIÓN  131
tiene abierta la vía respiratoria. Al final de la inspiración (C), el flujo es de nuevo
cero, y existe una presión transmural en la vía respiratoria de 8 cm H
2O.
Finalmente, al principio de la espiración forzada (D), tanto la presión intra- pleural como la presión alveolar aumentan 38 cm
H
2O (el mismo volumen
pulmonar que en (C). A causa de la caída de presión a lo largo de la vía respiratoria cuando se inicia el flujo, existe ahora una presión de 11 cm
H
2O, que tiende a cerrar
la vía respiratoria. Se produce la compresión de la vía respiratoria, y la presión de salida que limita el flujo se convierte en la presión por fuera de la vía respiratoria, o presión intrapleural. Así, la presión impulsora eficaz es la presión alveolar menos la presión intrapleural. Es el mismo mecanismo resistor de Starling que limita el flujo sanguíneo en la zona 2 del pulmón, donde la presión venosa deja de ser importante, igual que deja de serlo aquí la presión en la boca (v. figs. 4-8 y 4-9). Obsérvese que si la presión intrapleural se eleva más por el aumento del esfuerzo muscular en un intento por expulsar aire, la presión impulsora eficaz no se altera porque la diferen- cia entre la presión alveolar y la presión intrapleural viene determinada por el volu- men pulmonar. Por tanto, el flujo es independiente del esfuerzo.
El flujo máximo disminuye con el volumen pulmonar (fig. 7-16) porque la dife-
rencia entre la presión alveolar y la presión intrapleural disminuye y las vías respira- torias se estrechan. Obsérvese también que el flujo es independiente de la resistencia de las vías respiratorias distales del punto de colapso, denominado punto de igual presión. Cuando la espiración progresa, la resistencia de las vías respiratorias aumenta a medida que el volumen pulmonar disminuye y, por lo tanto, la presión en las vías respiratorias desciende más rápidamente con la distancia de los alvéolos.
Son varios los factores que exageran este mecanismo de limitación del flujo.
Uno de ellos es cualquier aumento de la resistencia de las vías respiratorias perifé- ricas, porque eso aumenta la caída de presión a través de ellas y, por tanto, dismi- nuye la presión intrabronquial durante la espiración (19 cm
H
2O en D). Otro es un
volumen pulmonar pequeño, porque disminuye la presión impulsora (alveolar-­
intrapleural). Esta presión impulsora también disminuye si lo hace la presión de retracción, como en el enfisema. T
ambién en esta enfermedad, la tracción radial
sobre las vías respiratorias está disminuida, y se comprimen más rápidamente. Realmente, mientras que este tipo de limitación de flujo se observa sólo durante la espiración forzada en personas sanas, puede suceder durante las espiraciones de una respiración normal en pacientes con una neumopatía grave.
• Limita el flujo aéreo en personas sanas durante una espiración forzada.
• Puede darse en enfermedades pulmonares a velocidades de flujo espira-
torio relativamente pequeñas, lo que disminuye la posibilidad de esfuerzo.
• Durante la compresión dinámica, el flujo se determina mediante la pre- sión alveolar menos la presión pleural (no la presión en la boca) y es, por lo tanto, independiente del esfuerzo.
• Se exagera en algunas neumopatías, por la disminución de la retracción elástica pulmonar y la pérdida de tracción radial de las vías respiratorias.
Compresión dinámica de las vías respiratorias

132  CAPÍTULO 7
En el laboratorio de función pulmonar, puede obtenerse información sobre la
resistencia de las vías respiratorias de un paciente con una neumopatía midiendo
la velocidad de flujo durante una espiración máxima. En la figura 7-19 se muestra
el registro del espirómetro obtenido cuando una persona realiza una inspiración
máxima y, a continuación, espira lo máximo que puede. El volumen espirado en el
primer segundo se denomina volumen espiratorio forzado, o FEV
1, y el volumen
total espirado es la capacidad vital forzada, o FVC (suele ser ligeramente menor
que la capacidad vital medida en una espiración lenta, como en la fig. 2-2). Nor
­
malmente, el FEV
1 es aproximadamente el 80 % de la FVC.
En situaciones patológicas, pueden distinguirse dos patrones generales. En las
enfermedades r
estrictivas, como la fibrosis pulmonar, tanto el FEV
1 como la FVC
están disminuidos, pero de forma característica el cociente FEV
1/FVC
% es nor-
mal o está aumentado. En las enfermedades
obstructivas, como la EPOC o el asma
bronquial, el FEV
1 está mucho más disminuido que la FVC, lo que proporciona
un cociente FEV
1/FVC
% bajo. Pueden observarse también patrones restrictivos
y obstructivos mixtos.
Una medida relacionada es el
flujo espiratorio forzado, o FEF
25-75
%, que es el
promedio de la velocidad de flujo medida en la mitad de la espiración. Ge­­
neralmente, está muy relacionado con el FEV
1, aunque en ocasiones está dismi-
nuido cuando el FEV
1 es normal. A veces, también se miden otros índices de la
curva de espiración forzada.
FEV
1
FEV
1
= 4,0
FVC = 5,0
%= 80
FVC
1 s
A.
FEV
1
FEV
1
= 2,8
FVC = 3,1
%= 90
FVC
C.
FEV
1
FEV
1
= 1,3
FVC = 3,1
%= 42
FVC
B.
1 s 1 s
Normal RestrictivaObstructiva
Litros
Figura 7-19. Medición del volumen espiratorio forzado (FEV
1) y la capacidad vital forza­
­da (FVC).
• Mide el FEV
1 y la FVC.
• Sencilla de realizar y suele proporcionar información.
• Distingue entre enfermedad restrictiva y obstructiva.
Prueba de espiración forzada

MECÁNICA DE LA RESPIRACIÓN  133
Causas de la ventilación desigual
La causa de las diferencias regionales en la ventilación pulmonar se comentaron
ya en la pág. 118. Aparte de estas diferencias topográficas, existe una cierta desi­
gual­dad de ventilación en cualquier nivel vertical concreto del pulmón sano, que
se ve exagerado en algunas enfermedades.
En la figura 7-20, se muestra un mecanismo de ventilación desigual. Si consi-
deramos una unidad pulmonar (v. fig. 2-1) como una cámara elástica conectada a la atmósfera por un tubo, la magnitud de la ventilación depende de la distensibili- dad de la cámara y de la resistencia del tubo. En la figura 7-20, la unidad A tiene una distensibilidad y una resistencia de la vía respiratoria normales. Puede obser-
varse que su cambio de volumen en la inspiración es grande y rápido, de modo que es completo antes de que empiece la espiración en todo el pulmón (línea disconti- nua). Por el contrario, la unidad B tiene una escasa distensibilidad, y su cambio de
volumen es rápido, pero pequeño. Finalmente, la unidad C tiene una gran resis- tencia de la vía respiratoria, de forma que la inspiración es lenta y no se completa antes
 de que el pulmón empiece a exhalar. Obsérvese que cuanto menor es el
tiempo disponible para la inspiración (frecuencia respiratoria rápida), menor es el
 volumen inspirado. Se dice que una unidad de este tipo tiene una constante de
tiempo prolongada, cuyo valor viene dado por el producto de la distensibilidad y la
resistencia. Así pues, la desigualdad en la ventilación puede deberse a alteraciones en la distensibilidad local o en la resistencia de la vía respiratoria, y el patrón de desigualdad dependerá de la frecuencia respiratoria.
Otro posible mecanismo de ventilación desigual es la difusión incompleta en
las vías respiratorias de la zona respiratoria (v. fig. 1-4). Comentamos, en el capí-
A
B
C
A
B
C
Volumen
Tiempo
Inspiración Espiración
Figura 7-20. Efectos de la disminución de la distensibilidad (B) y del aumento de la resis-
tencia de la vía respiratoria (C) sobre la ventilación de unidades pulmonares, comparado con
la normalidad (A). En ambos casos, el aire inspirado es anormalmente bajo.

134  CAPÍTULO 7
tulo 1, que el mecanismo dominante de la ventilación pulmonar más allá de los
bronquíolos terminales es la difusión. Normalmente, esto sucede con tal rapidez
que las diferencias en la concentración del aire en el ácino prácticamente desa
­
parecen en una fracción de segundo. Sin embargo, si las vías respiratorias de la
región de los bronquíolos respiratorios están dilatadas, como sucede en algunas enfermedades, la distancia que debe recorrerse por difusión puede estar muy aumentada. En estas circunstancias, el aire inspirado no se distribuye uniforme- mente en la zona respiratoria a causa de la ventilación desigual a lo largo de las unidades pulmonares.
Resistencia tisular
Cuando los pulmones y la pared torácica se mueven, se necesita cierta presión para superar las fuerzas viscosas de los tejidos cuando se deslizan unos sobre otros. Así, parte de la parte sombreada de la figura 7-13 debe atribuirse a estas fuerzas tisulares. Sin embargo, esta resistencia tisular es sólo el 20
%, aproximadamente,
de la resistencia total (tejidos + vías respiratorias) en los pacientes jóvenes y sanos, si bien puede aumentar en algunas enfermedades. Esta resistencia total recibe, a veces, el nombre de
resistencia pulmonar, para diferenciarla de la resistencia de las
vías respiratorias.
Trabajo respiratorio
Se necesita trabajo para mover los pulmones y la pared torácica. En este contexto, es más conveniente medir el trabajo como presión × volumen.
Trabajo realizado por los pulmones
Puede ilustrarse mediante una curva de presión-volumen (fig. 7-21). Durante la inspiración, la presión intrapleural sigue la curva ABC, y el trabajo realizado en los pulmones viene dado por el área 0ABCD0. De ésta, el trapezoide 0AECD0 repre- senta el trabajo necesario para superar las fuerzas elásticas, y el área sombreada ABCEA representa el trabajo que supera la resistencia viscosa (vías respiratorias o tejidos) (compárese con la fig. 7-13). Cuanto mayor sea la resistencia de las vías respiratorias o la velocidad del flujo inspiratorio, más negativo (hacia la derecha) será el desplazamiento de la presión intrapleural entre A y C, y mayor será el área.
En la espiración, el área AECFA es trabajo necesario para superar la resistencia
de la vía respiratoria (+ tisular). Normalmente, cae en el trapezoide 0AECD0, y por tanto este trabajo puede realizarse con la energía almacenada en las estructuras elásticas expandidas, y liberada durante una espiración pasiva. La diferencia entre las áreas AECFA y 0AECD0 representa el trabajo disipado en forma de calor.
Cuanto mayor sea la frecuencia respiratoria, más rápido será el flujo y mayor el
área ABCEA del trabajo viscoso. Por otro lado, cuanto mayor sea el volumen corriente, mayor será el área 0AECD0 del trabajo elástico.
Es interesante que los pacientes con una disminución de la distensibilidad (rigi-
dez pulmonar) tienden a realizar respiraciones cortas y rápidas, mientras que los

MECÁNICA DE LA RESPIRACIÓN  135
pacientes con una obstrucción importante de la vía respiratoria respiran lenta-
mente. Estos patrones tienden a disminuir el trabajo realizado en los pulmones.
Trabajo respiratorio total
El trabajo total realizado con el movimiento de los pulmones y la pared torácica
es difícil de medir, aunque se han realizado cálculos mediante la ventilación artifi-
cial de pacientes con parálisis (o voluntarios «completamente relajados») en un
respirador del tipo del pulmón de acero. Por otro lado, el trabajo total puede
calcularse midiendo el coste de O
2 de la respiración, y suponiendo una cifra para
la eficacia, dada por:
Eficacia (%) =
Trabajo útil
Energía total gastada (o coste de O
2)
× 100
Se cree que la eficacia es de, aproximadamente, el 5
% al 10 %.
El coste de O
2 de la respiración reposada es enormemente pequeño, inferior al
5
% del consumo total de O
2 en reposo. Con la hiperventilación voluntaria se
puede aumentar hasta el 30
%. En pacientes con neumopatía obstructiva, el coste
de O
2 de la respiración puede limitar su capacidad para el esfuerzo.
1,0
0,5
0 –5 –10
D
B
I n
s
p
.
C
A
FE
E
s
p
.
Volumen por encima de FRC (l)
Presión intrapleural (cmH
2
O)
Figure 7-21. Curva de presión-volumen
del pulmón que muestra el trabajo respirato-
rio realizado que supera las fuerzas elásticas
(área 0AECD0) y las fuerzas viscosas (área
sombreada ABCEA).
CONCEPTOS CLAVE CONCEPTOS CLAVE
1. La inspiración es activa, pero la espiración durante el reposo es pasiva. El mús-
culo más importante de la respiración es el diafragma.
2.
La curva de presión-volumen pulmonar no es lineal y muestra histéresis. La
presión de retracción pulmonar puede atribuirse a su tejido elástico y a la ten-
sión superficial de la capa que tapiza los alvéolos.
3. El agente tensioactivo (surfactante) pulmonar es un fosfolípido producido por las células de tipo II del epitelio alveolar. Si el sistema del surfactante es inma-

136  CAPÍTULO 7
duro, como sucede en algunos recién nacidos prematuros, los pulmones tienen
una escasa distensibilidad, y son inestables y edematosos.
4.
La pared torácica es elástica, al igual que el pulmón, pero normalmente tiende a expandirse. En la FRC, la retracción del pulmón hacia dentro y la retracción hacia fuera de la pared torácica están en equilibrio.
5. En el flujo laminar, como el que existe en las pequeñas vías respiratorias, la resistencia es inversamente proporcional a la cuarta potencia del radio.
6. La resistencia de la vía respiratoria pulmonar disminuye al aumentar el volu- men pulmonar. Si se contrae el músculo liso de la vía respiratoria, como sucede en el asma, la resistencia se reduce mediante tratamiento con agonistas adre- nérgicos β
2.
7. La compresión dinámica de las vías respiratorias durante una espiración for-
zada produce un flujo que no depende del esfuerzo. La presión impulsora es entonces la presión alveolar menos la presión intrapleural. En los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva, puede producirse compresión diná- mica durante el esfuerzo leve, lo que causa una importante discapacidad.
Un varón de 30 años acude al servicio de urgencias con dificultad
creciente para respirar, opresión torácica y sibilancias de 2 días
de evolución. Desde los 5 años de edad, padece asma, una
enfermedad asociada al estrechamiento episódico de las vías respiratorias. Observa que sus síntomas típicamente empeoran con
 el esfuerzo, en particular al aire libre en los meses de invierno.
Durante la exploración, parece inquieto, utiliza los músculos accesorios de la respiración y presenta ruidos musicales en ambos pulmones durante la auscultación. La radiografía de tórax muestra hiperinsuflación pulmonar, pero ausencia de opacidades focales.
• Si el diámetro de una de las vías respiratorias pequeñas de su
pulmón experimenta una reducción del 50
%, ¿cuál será el
aumento de la resistencia de est
a vía respiratoria?
• ¿Qué cambios cabría esperar ver en la presión alveolar durante la inspiración y la espiración en comparación con una persona
normal?
• ¿Cómo afecta la hiperinsuflación observada a la resistencia de las
 vías respiratorias durante su exacerbación asmática?
• ¿Qué sucede con la distensibilidad pulmonar como consecuencia de la sobreinsuflación?
CASO CLÍNICO

MECÁNICA DE LA RESPIRACIÓN  137
Elija la mejor respuesta para cada pregunta.
1. En cuanto a la contracción del diafragma:
A. Los nervios responsables surgen de la médula espinal al nivel de la parte in­
ferior del tórax.
B. Tiende a aplanar el diafragma.
C. Disminuye la distancia lateral entre los márgenes de las costillas inferio-
res.
D. Hace que se mueva la pared abdominal anterior.
E. Eleva la presión intrapleural.
2.
En cuanto al comportamiento de la presión-volumen del pulmón:
A. La distensibilidad disminuye con la edad.
B. Si se llena los pulmones de un animal con solución salina, disminuye la distensibilidad.
C. La extirpación de un lóbulo disminuye la distensibilidad pulmonar total.
D. La ausencia de agente tensioactivo (surfactante) aumenta la distensibili- dad.
E. En el pulmón vertical, en la FRC, para un cambio concreto de la presión intrapleural, los alvéolos próximos a la base pulmonar se expanden menos que los que están junto al vértice.
3. Dos burbujas tienen la misma tensión superficial, pero la burbuja X tiene un diámetro tres veces superior al de la burbuja Y. El cociente entre la presión en la burbuja X y la presión en la burbuja Y es:
A. 0,3:1
B. 0,9:1
C. 1:1
D. 3:1
E. 9:1
4. El agente tensioactivo pulmonar está producido por:
A. Macrófagos alveolares.
B. Células caliciformes.
C. Leucocitos.
D. Células alveolares de tipo I.
E. Células alveolares de tipo II.
PREGUNTAS

138  CAPÍTULO 7
5. Las regiones basales del pulmón humano en posición vertical están, normal-
mente, mejor ventiladas que las regiones superiores porque:
A. La resistencia de las vías respiratorias hacia las regiones superiores es mayor
que la de las regiones inferiores.
B. Existe menos agente tensioactivo en las regiones superiores.
C. El flujo de sangre hacia las regiones inferiores es mayor.
D. Las regiones inferiores tienen un pequeño volumen en reposo y un au­
mento de volumen relativamente grande.
E. La Pco
2 de las regiones inferiores es relativamente alta.
6. El agente tensioactivo pulmonar:
A. Aumenta la tensión superficial del líquido que tapiza los alvéolos.
B. Lo secretan las células de tipo I del epitelio alveolar.
C. Es una proteína.
D. Aumenta el trabajo necesario para expandir el pulmón.
E. Ayuda a evitar la trasudación de líquido desde los capilares a los espacios alveolares.
7. En cuanto a la espiración normal durante situaciones de reposo:
A. La espiración la generan los músculos espiratorios.
B. La presión alveolar es menor que la presión atmosférica.
C. La presión intrapleural desciende gradualmente (se vuelve más negativa) durante la espiración.
D. La velocidad de flujo del aire (en cm/s) en las grandes vías respiratorias supera la de los bronquíolos terminales.
E. El diafragma desciende cuando se produce la espiración.
8. Un paciente anestesiado con los músculos respiratorios paralizados y pulmo- nes sanos se ventila con presión positiva. Si el anestesista aumenta el volu- men pulmonar 2 l por encima de la FRC y mantiene los pulmones a ese volumen durante 5 s, la combinación más probable de presiones (en
 cm H
2O)
puede ser:
Boca Alveolar Intrapleural
A. 0 0 −5
B. 0 +10 −5
C. +10 +10 −10
D. +20 +20 +5
E. +10 0 −10

MECÁNICA DE LA RESPIRACIÓN  139
9. Cuando una persona sana sufre un neumotórax espontáneo en el pulmón
derecho, se espera que suceda lo siguiente:
A. El pulmón derecho se contrae.
B. La pared torácica del lado derecho se contrae.
C. El diafragma del lado derecho asciende.
D. El mediastino se desplaza hacia la derecha.
E.
Aumenta el flujo sanguíneo hacia el pulmón derecho.
10. Según la ley de Poiseuille, la disminución del radio de una vía respiratoria a una tercera parte, ¿cuántas veces aumentaría la resistencia?
A. 1/3
B. 3
C. 9
D. 27
E. 81
11. En cuanto al flujo de aire en el pulmón:
A. Es más probable que el flujo sea turbulento en vías respiratorias pequeñas que en la tráquea.
B. Cuanto más baja es la viscosidad, menos probable es que aparezca tur-
bulencia.
C. En el flujo laminar puro, al reducir a la mitad el radio de la vía respira- toria, la resistencia aumenta ocho veces.
D. Para que se produzca la inspiración, la presión en la boca debe ser menor que la presión alveolar.
E.
La
escafandra.
12.
El factor limitante de la velocidad de flujo más importante durante la mayor parte de la espiración forzada a partir de la capacidad pulmonar total es:
A. La velocidad de contracción de los músculos espiratorios.
B. La acción del diafragma.
C. La contracción de la musculatura lisa bronquial.
D. La elasticidad de la pared torácica.
E. La compresión de las vías respiratorias.
13. ¿Cuál de los siguientes factores aumenta la resistencia de las vías respiratorias?
A. Aumento del volumen pulmonar por encima de la FRC.
B. Aumento de la estimulación simpática de la musculatura lisa de las vías respiratorias.
C. Ascender a gran altitud.
D. Inhalación del humo de cigarrillos.
E. Respiración de una mezcla de O
2 al 21 % y helio al 79 % (peso molecu-
lar de 4).

140  CAPÍTULO 7
14. Una persona sana realiza un esfuerzo inspiratorio contra una vía respiratoria
cerrada. Se espera que ocurra lo siguiente:
A. Disminuye la tensión en el diafragma.
B. Se activan los músculos intercostales internos.
C. Aumenta la presión intrapleural (se vuelve menos negativa).
D. La presión alveolar desciende más que la presión intrapleural.
E.
Desciende la presión en el interior de los capilares.
15. Una mujer de 30 años da a luz a una niña a las 29 semanas de ges­tación. Poco
después del nacimiento, el bebé presenta dificultad creciente para respirar e
hipoxemia, y necesita ventilación mecánica. El fisioterapeuta respiratorio
observa que la resistencia de las vías respiratorias es normal, pero que la dis
­
tensibilidad es inferior a la prevista. ¿Cuál de los siguientes factores es proba-
ble que sea el causante de la insuficiencia respiratoria en este caso?
A. Disminución de la actividad de los macrófagos alveolares.
B. Disminución de la concentración de agente tensioactivo alveolar.
C. Aumento de la producción de moco en las vías respiratorias.
D. Aumento del edema de las paredes de las vías respiratorias.
E.
Aumento de la contracción de la musculatura lisa de las vías respirato-
rias.
16.
A un varón de 20 años se le pide que realice una espirometría como parte de un proyecto de investigación. En el primer intento, exhala deliberadamente con sólo el 50
% de su esfuerzo máximo. En el segundo intento, exhala con
el 100 % de su esfuerzo máximo. Si analizara los datos del segundo intento,
¿qué patrón de cambios cabría esperar ver en el flujo espiratorio máximo y el flujo en la última parte de la espiración en comparación con el primer intento?
Opción de respuesta Flujo espiratorio máximo Flujo al final de
la espiración
A Sin cambios Sin cambios
B Disminución Sin cambios
C Aumento Aumento
D Aumento Sin cambios
E Sin cambios Aumento

MECÁNICA DE LA RESPIRACIÓN  141
17. Un varón de 69 años con antecedentes prolongados de tabaquismo refiere
un empeoramiento de la disnea de 12 meses de evolución. Durante la ex­­
ploración, se observa que tiene sibilancias espiratorias difusas y una larga fase espiratoria. Se lleva a cabo una radiografía de tórax, que muestra unos volúmenes pulmonares muy grandes, unos diafragmas planos y un aumento de
la transparencia del pulmón, lo que es indicativo de enfisema. ¿Cuál de los
siguientes patrones cabría esperar ver en una prueba de espiración forzada (espirometría) en este paciente?
Opción de respuesta FEV
1 FVC FEV
1/FVC
A Normal Normal Normal
B Disminución Normal Normal
C Disminución Disminución Normal
D Disminución Disminución Disminución
E Normal Disminución Normal

142
8
Ya hemos visto cómo la principal función
de los pulmones es intercambiar O
2 y CO
2 entre
la sangre y el aire, y mantener así los niveles
normales de P
o
2 y Pco
2 en la sangre arterial.
En este capítulo, veremos que, a pesar de las
demandas muy diferentes de captación de O
2 y
expulsión de CO
2 por parte del organismo, la P
o
2
y la Pco
2 arteriales suelen mantenerse dentro
de unos límites estrechos. Esta importante
regulación del intercambio de gases es posible gracias a que el nivel de ventilación está controlado cuidadosamente. En primer lugar, comentaremos el controlador central y, a continuación, los diversos quimiorreceptores y
 otros receptores que le proporcionan
información. Se describen, finalmente, las respuestas integradas al dióxido de carbono, la
 hipoxia y el pH.
Control DE
LA VentilaCiÓn
Cómo se regula
el inter
cambio de gases
• Controlador central
Tronco encefálico
Corteza cerebral
Otras partes del encéfalo
• Efectores
• Sensores
Quimiorreceptores centrales
Quimiorreceptores
periféricos
Receptores pulmonares
Otros receptores
• Respuestas
integradas
Respuesta al dióxido
de carbono
Respuesta al oxígeno Respuesta al pH Respuesta al esfuerzo
• Patrones
respiratorios
anómalos

CONTROL DE LA VENTILACIÓN  143
Los tres elementos básicos del sistema de control respiratorio (fig. 8-1) son:
1. Sensor, que recogen información y la conducen al
2. Controlador central en el encéfalo, que coordina la información y, a su vez,
envía impulsos a los
3. Efectores (músculos respiratorios), que producen la ventilación.
Veremos que el aumento de actividad de los efectores suele disminuir, finalmente,
el impulso sensitivo al encéfalo, por ejemplo, disminuyendo la Pco
2 arterial. Es
una muestra de retroalimentación negativa.
Controlador
central
El proceso automático normal de la respiración se produce por impulsos que pro- ceden del tronco encefálico. Si se desea un control voluntario, la corteza cerebral puede no hacer caso a estos centros. En determinadas situaciones, se producen impulsos adicionales en otras partes del encéfalo.
Tronco encefálico
La naturaleza periódica de la inspiración y la espiración está controlada por el generador del patrón central que comprende grupos de neuronas localizadas en la protuberancia y el bulbo raquídeo. En la actualidad, se reconocen tres grupos principales de neuronas.
1. Centro ren la formación reticular del bulbo raquídeo, por
debajo del suelo del cuarto ventrículo. Existe un grupo de células en la
región ventrolateral, que se denominan complejo pre-Botzinger, que parece
ser esencial en la generación del ritmo respiratorio. Además, un grupo de
células de la región dorsal del bulbo raquídeo (grupo respiratorio dorsal) se
Controlador central
Sensores
Quimiorreceptores, receptores
pulmonares y otros receptores
Efectores
Músculos respiratorios
Bulbo raquídeo,
protuberancia, otras partes
del encéfalo
Estímulo Estímulo
eferente
Figura 8-1. Elementos básicos del sistema de control respiratorio. La información de
diversos sensores se dirige al controlador central, cuyos impulsos van a los músculos respi­
ratorios. Al variar la ventilación, los músculos respiratorios reducen las alteraciones de los
sensores (retroalimentación negativa).

144  CAPÍTULO 8
asocia principalmente a la inspiración, y otro grupo (grupo respiratorio ven-
tral) se asocia a la espiración. Estos grupos de células tienen la propiedad
de descarga periódica intrínseca y son responsables del ritmo básico de la
ventilación. Cuando se han eliminado todos los estímulos aferentes cono-
cidos, estas células inspiratorias generan descargas repetitivas de potencia-
les de acción que producen impulsos nerviosos que se dirigen al diafragma
y otros músculos inspiratorios.
El patrón del ritmo intrínseco del área inspiratoria empieza con un período
latente de varios segundos, durante el cual no existe actividad. Empiezan a
aparecer entonces potenciales de acción, que van aumentando durante los
siguientes segundos. Durante este tiempo, la actividad de los músculos inspira-
torios se hace más intensa, siguiendo un patrón de tipo «rampa». Finalmente,
los potenciales de acción inspiratorios cesan, y el tono de los músculos inspira-
torios desciende a su nivel preinspiratorio.
La rampa inspiratoria puede «desaparecer» prematuramente inhibiendo los
impulsos del centro neumotáxico (v. más adelante). Así, se acorta la inspiración y,
en consecuencia, aumenta la frecuencia respiratoria. El impulso de las células
inspiratorias se modula además por impulsos de los nervios vago y glosofarín-
geo. De hecho, éstos finalizan en el tracto solitario, que se localiza junto al área
inspiratoria.
El área espiratoria está en reposo durante la respiración tranquila normal,
porque la ventilación se realiza por contracción activa de los músculos inspira-
torios (principalmente, el diafragma), seguido de la relajación pasiva de la pared
torácica
 hasta su posición de equilibrio (v. cap. 7). Sin embargo, en la respira-
ción más forzada, como durante el esfuerzo, la espiración es activa, a causa de la actividad de las células espiratorias. Obsérvese que no existe aún un acuerdo universal acerca del modo en que los centros bulbares producen el ritmo intrín- seco de la respiración.
2.
Centro apnéusico en la parte inferior de la protuberancia. Esta zona se
denomina así porque si se secciona el encéfalo de un animal de laborato-
rio justo por encima de este punto, se observan boqueadas inspiratorias
prolongadas (apneusis) interrumpidas por esfuerzos espiratorios transito-
rios. Aparentemente, los impulsos del centro tienen un efecto excitador
sobre el área inspiratoria del bulbo, que tiende a prolongar los potenciales
de acción en rampa. Se desconoce si este centro apnéusico desempeña un
papel en la respiración normal en el ser humano, aunque en algunos tipos
de lesión cerebral grave, se observa esta forma de respiración anómala.
3.
Centro neumotáxico en la parte superior de la protuberancia. Como se
señaló anteriormente, esta zona parece «apagar» o inhibir la inspiración, y regular así el volumen inspiratorio y, secundariamente, la frecuencia res- piratoria. Se ha demostrado esto experimentalmente en animales de labo- ratorio mediante estimulación eléctrica directa del centro neumotáxico. Algunos investigadores creen que el papel que desempeña este centro es el de «sintonización precisa» del ritmo respiratorio, porque si este centro falta, puede existir un ritmo normal.

CONTROL DE LA VENTILACIÓN  145
Corteza cerebral
La respiración está bajo control voluntario en gran medida, y la corteza cerebral
puede ignorar la función del tronco encefálico dentro de unos límites. No es difí-
cil reducir a la mitad la Pco
2 arterial mediante hiperventilación, aunque la consi-
guiente alcalosis puede causar tetania, con contracción de los músculos de las
manos y los pies (espasmo carpopedio). La reducción a la mitad de la Pco
2 aumenta
el pH arterial en, aproximadamente, 0,2 unidades (v. fig. 6-8).
La hipoventilación voluntaria es más difícil. La duración de la contención de la
respiración está limitada por varios factores, entre ellos la Pco
2 y la Po
2 arteriales.
Un período preliminar de hiperventilación aumenta el tiempo de contención de la
respiración, especialmente si se respira oxígeno. Sin embargo, intervienen otros
factores, además de los químicos, y se demuestra por la observación que si, en el
punto de interrupción de la contención respiratoria, se inhala una mezcla de gases
que eleva la Pco
2 arterial y disminuye la Po
2, es posible un período adicional de
contención respiratoria.
Otras partes del encéfalo
Hay otras partes del encéfalo, como el sistema límbico y el hipotálamo, que pue-
den alterar el patrón de la respiración, por ejemplo, en estados emocionales como
la ira y el miedo.
Efectores
Los músculos respiratorios son el diafragma, los músculos intercostales, los múscu
­los abdominales y los músculos accesorios como el esternocleidomastoideo.
Al principio del capítulo 7,
se describen las acciones de todos ellos. También se
en
­vían impulsos a los músculos nasofaríngeos para mantener la permeabilidad de
las vías respiratorias superiores. Esto es especialmente importante durante el sueño. En el contexto del control de la ventilación, es de vital importancia que estos diversos grupos de músculos actúen de forma coordinada; ésta es la respon
-
sabilidad del controlador central. Hay datos que señalan que algunos recién naci- dos, particularmente los prematuros, presentan una actividad no coordinada de la musculatura respiratoria, en especial durante el sueño. Por ejemplo, los músculos torácicos pueden tratar de inspirar mientras los músculos abdominales espiran. Esto puede ser un factor en el síndrome de la muerte súbita del lactante.
• Responsables de la producción del patrón rítmico de inspiración
y espiración.
• Se localizan en el bulbo raquídeo y la protuberancia del tronco encefálico.
• Reciben impulsos de los quimiorreceptores, los pulmones y otros recep­ tores, así como de la corteza cerebral.
• El principal estímulo es hacia los nervios frénicos, pero también hay impulsos hacia otros músculos respiratorios.
Centros respiratorios

146  CAPÍTULO 8
Sensores
Quimiorreceptores centrales
Un quimiorreceptor es un receptor que responde a un cambio en la compo-
sición química de la sangre u otro líquido que le rodee. Los receptores más
importantes que intervienen en el control minuto a minuto de la ventilación son
los situados cerca de la superficie ventral del bulbo raquídeo, en la vecindad de la
salida de los pares craneales IX y X. En los animales, la aplicación local de H
+
o
CO
2 disuelto en esta zona estimula la respiración en unos segundos. En un tiempo,
se pensó que el propio centro respiratorio bulbar era el lugar de acción del CO
2,
pero actualmente se acepta que los quimiorreceptores están separados anatómica-
mente. Algunos datos indican que se encuentran unos 200 mm a 400 µm por
debajo de la superficie ventral del bulbo raquídeo (fig. 8-2).
Los quimiorreceptores centrales están rodeados por líquido extracelular encefá-
lico (LEE), y responden a cambios de la concentración de H
+
. Un aumento de
la
 concentración de H
+
estimula la ventilación, mientras que una disminución la
inhibe. La composición del líquido extracelular alrededor de los receptores está regida por el líquido cefalorraquídeo (LCR), el flujo sanguíneo local y el metabo- lismo local.
De todos ellos, el LCR es, aparentemente, el más importante. Está separado de
la sangre por la barrera hematoencefálica, que es relativamente impermeable a los iones H
+
y HCO
3
–, aunque el CO
2 molecular difunde a través de ella con facilidad.
Cuando aumenta la Pco
2 sanguínea, el CO
2 difunde al LCR desde los vasos sanguí-
neos cerebrales, liberando iones H
+
, que estimulan los quimiorreceptores. Así, el
nivel de CO
2 en la sangre regula la ventilación, principalmente, por su efecto sobre
el pH del LCR. La hiperventilación resultante disminuye la Pco
2 en la sangre y, por
pH
H
+
HCO
3CO
2

Encéfalo
LEE
LCR
Cráneo
Barrera
Vaso
sanguíneo
Quimiorreceptor
Figura 8-2.
 Entorno de los quimiorreceptores centrales. Están bañados por el líquido
extracelular encefálico (LEE), a través del cual difunde fácilmente el CO
2 desde los vasos
sanguíneos al líquido cefalorraquídeo (LCR). El CO
2 disminuye el pH del LCR, con lo que
estimula el quimiorreceptor. Los iones H
+
y HCO
3
– no pueden atravesar fácilmente la barrera
hematoencefálica.

CONTROL DE LA VENTILACIÓN  147
lo tanto, en el LCR. La vasodilatación cerebral que acompaña a un aumento de la
Pco
2 arterial estimula la difusión de CO
2 al LCR y al líquido extracelular encefálico.
El pH normal del LCR es de 7,32 y, como este líquido contiene muchas menos
proteínas que la sangre, tiene una capacidad de amortiguación mucho menor. A
causa de esto, el cambio del pH del LCR para un determinado cambio de la Pco
2
es mayor que el que se produce en la sangre. Si el pH del LCR varía durante un
tiempo prolongado, se produce un cambio compensador de HCO
3

como resul-
tado del transporte a través de la barrera hematoencefálica. Sin embargo, el pH
del LCR no suele regresar del todo a 7,32. El cambio del pH del LCR se produce
más rápido que el cambio del pH de la sangre arterial por compensación renal
(v.
 fig. 6-8), un proceso que tarda 2 a 3 días. Como el pH del LCR regresa casi a
su valor normal más rápidamente que el pH sanguíneo, tiene un efecto más importante sobre los cambios en el nivel de ventilación y la Pco
2 arterial.
Un ejemplo de estos cambios sería un paciente con neumopatía crónica y
retención de CO
2 de larga duración que puede tener un pH en el LCR casi normal
y, por lo tanto, una ventilación anormalmente baja para su Pco
2 arterial. El mismo
patrón puede ocurrir en pacientes muy obesos que hipoventilan. Se observa una situación similar en personas sanas que están expuestas a una atmósfera que con- tiene CO
2 al 3
% durante unos días.
Quimiorreceptores periféricos
Los quimiorreceptores periféricos se localizan en los cuerpos carotídeos, en la bifurcación de las arterias carótidas primitivas, y en los cuerpos aórticos, por encima y por debajo del arco o cayado aórtico. Los cuerpos carotídeos son los más importantes en el ser humano. Contienen células glómicas de dos tipos. Las células de tipo I muestran una intensa tinción fluorescente, debido a su gran contenido de dopamina, y están en estrecha aposición a las terminaciones del nervio del seno carotídeo aferente (fig. 8-3). El cuerpo carotídeo también con- tiene células de tipo
 II y abundantes capilares. El mecanismo preciso de los
cuerpos carotídeos sigue en duda, aunque muchos fisiólogos creen que las célu- las glómicas son los lugares de quimiorrecepción, y que la regulación de la libe- ración de neurotransmisores de las células glómicas mediante estímulos fisiológicos y químicos afecta al ritmo de
 descarga de las fibras aferentes del
cuerpo carotídeo (fig. 8-3A).
Los quimiorreceptores periféricos responden a disminuciones de la Po
2 y el
pH arteriales, y a aumentos de la Pco
2 arterial. Son característicos entre los teji-
• Se localizan junto a la superficie ventral del bulbo raquídeo.
• Son sensibles a la Pco
2, pero no a la Po
2, sanguíneas.
• Responde a la variación del pH en el LEE/LCR cuando el CO
2 difunde ha
­­
cia el exterior de los capilares cerebrales.
Quimiorreceptores centrales

148  CAPÍTULO 8
dos corporales porque su sensibilidad a los cambios de la Po
2 arterial se inicia a
unos 500 mm Hg. La figura 8-3B muestra que la relación entre la velocidad de
descarga y la Po
2 arterial es muy poco lineal; se produce una respuesta relativa-
mente escasa hasta que la Po
2 arterial disminuye por debajo de 100 mm
Hg, pero
luego la velocidad aumenta rápidamente. Los cuerpos carotídeos tienen un flujo
sanguíneo muy abundante para su tamaño y, por lo tanto, a pesar de su elevado
índice metabólico, la diferencia arteriovenosa de O
2 es escasa. Como resultado,
responden más a la Po
2 arterial que a la venosa. Obsérvese que la respuesta es a la
Po
2, no a la concentración de oxígeno. La respuesta de estos receptores puede ser
muy rápida; realmente, su frecuencia de descarga puede alterarse durante el ciclo
respiratorio a causa de los pequeños cambios cíclicos en los gases sanguíneos.
Los quimiorreceptores periféricos son responsables de todo aumento de ventila-
ción que se produce en los seres humanos en respuesta a la hipoxemia arterial. En
realidad, si estos receptores no existieran, la hipoxemia intensa podría disminuir
la ventilación, probablemente a través de un efecto directo sobre los centros res-
piratorios. Se ha demostrado una pérdida completa del impulso ventilatorio
hipóxico en pacientes con resección bilateral de los cuerpos carotídeos. La res-
puesta ventilatoria a la hipoxia varía considerablemente entre personas. Las per-
sonas que están expuestas a hipoxia crónica presentan hipertrofia de los cuerpos
carotídeos.
La respuesta de los quimiorreceptores periféricos a la Pco
2 arterial es menos
importante que la de los quimiorreceptores centrales. Por ejemplo, cuando una
persona sana respira una mezcla de CO
2, menos del 20
% de la respuesta ventila-
toria puede atribuirse a los quimiorreceptores periféricos. Sin embargo, su res- puesta es más rápida, y pueden ser útiles para adecuar la ventilación a cambios bruscos de la Pco
2.
500
25
0
50
75
50
BA
100
I
Cap
P
O
2P
CO
2
pH
II
P
O
2
arterial (mmHg)
Respuesta máxima (%)
SNC
Figura 8-3. A) Esquema de un cuerpo carotídeo que contiene células de tipo I y de tipo II
con muchos capilares (Cap). Los impulsos se desplazan hacia el sistema nervioso central
(SNC) por el nervio del seno carotídeo. B) Muestra la respuesta no lineal a la Po
2 arterial.
Obsérvese que la respuesta máxima se produce por debajo de una Po
2 de 50 mm Hg.

CONTROL DE LA VENTILACIÓN  149
En los seres humanos, los cuerpos carotídeos, aunque no los aórticos, respon-
den al descenso del pH arterial. Esto sucede independientemente de si la causa es
respiratoria o metabólica. Se produce la interacción de los diversos estímulos. Así,
los aumentos de la actividad de los quimiorreceptores en respuesta a descensos de
la Po
2 arterial se potencian por aumentos de la Pco
2 y, en los cuerpos carotídeos,
por descensos del pH.
Receptores pulmonares
1.
Recept
También conocidos como receptores de estiramiento pulmonar de adaptación lenta, se cree que se encuentran en la musculatura lisa de las vías respiratorias. Estos receptores emiten impulsos como respuesta a la distensión pulmonar, y su actividad se mantiene con la insuflación pulmonar; es decir, muestran una escasa adaptación. Los impulsos discurren por el nervio vago a través de grandes fibras mielínicas.
El principal efecto reflejo de estos receptores es una lentificación de la fre-
cuencia respiratoria, debido a un aumento del tiempo espiratorio. Es lo que se conoce como reflejo de insuflación de Hering-Breuer. Puede demostrarse bien en una preparación de conejo en la que el diafragma contiene un trozo de mús- culo del que pueden obtenerse registros sin interferir con los demás músculos respiratorios. Los experimentos clásicos mostraban que la insuflación de los pul- mones tendía a inhibir la actividad adicional de los músculos inspiratorios. También se observa la respuesta opuesta; es decir, el desinflado de los pulmones tiende a iniciar la actividad inspiratoria (reflejo de desinflado). Así pues, estos reflejos pueden proporcionar un mecanismo autorregulador de retroalimenta- ción negativa.
Se llegó a pensar que los reflejos de Hering-Breuer desempeñaban un papel
importante en la ventilación determinando la frecuencia y la profundidad respira- torias. Esto podría hacerse utilizando la información de estos receptores de esti
­
ramiento para regular el mecanismo de «desactivación» del bulbo raquídeo. Por ejemplo, la
vagotomía bilateral, que elimina el impulso que llega a estos recepto-
res, causa una respiración lenta y profunda en la mayoría de los animales. Sin embargo, estudios más recientes indican que los reflejos están fundamentalmente inactivos en los seres humanos adultos, salvo que se supere 1 litro el volumen corriente, como sucede en el esfuerzo. El bloqueo bilateral transitorio de los ner-
vios vagos por anestesia local en seres humanos despiertos no cambia ni la fre- cuencia ni el volumen respiratorios. Algunos datos apuntan que estos reflejos pueden ser más importantes en los recién nacidos.
• Se localizan en los cuerpos carotídeos y aórticos.
• Responden a la disminución de la Po
2 arterial, y al aumento de la Pco
2
y los iones H
+
.
• Responden rápidamente.
Quimiorreceptores periféricos

150  CAPÍTULO 8
2. Recept
Se cree que se encuentran entre las células epiteliales de las vías respiratorias, y se
estimulan por gases nocivos, humo de cigarrillos, polvo inhalado y aire frío. Los
impulsos ascienden por el vago en fibras mielínicas, y los efectos reflejos son
la
 broncoconstricción y la hiperpnea. Algunos fisiólogos prefieren denominar a
estos receptores «receptores de estiramiento pulmonar de adaptación rápida» porque muestran una rápida adaptación y, aparentemente, intervienen en funcio- nes adicionales de mecanorreceptores, así como responden a estímulos nocivos sobre las paredes de las vías respiratorias. Es posible que los receptores de sustan- cias irritantes desempeñen un papel en la broncoconstricción de las crisis asmáti- cas, como consecuencia de su respuesta a la histamina liberada.
3.
Recept
Estos receptores son las terminaciones de fibras C amielínicas y, a veces, se cono- cen por ese nombre. Se usa el término «yuxtacapilar», o J, porque se cree que estos receptores se encuentran en las paredes alveolares, junto a los capilares. La prueba de su localización es que responden con gran rapidez a sustancias químicas inyectadas en la circulación pulmonar. Los impulsos ascienden por el nervio vago en fibras amielínicas de conducción lenta, y pueden producir una respiración rápida y superficial, si bien la estimulación intensa causa apnea. Hay datos que indican que la congestión de los capilares pulmonares y los aumentos del volumen del líquido intersticial de la pared alveolar activan estos receptores. Pueden des- empeñar un papel en la respiración rápida y superficial, y la disnea (sensación de dificultad respiratoria) asociadas a la insuficiencia cardíaca izquierda y la neumo- patía intersticial.
4. Fibr
Están irrigadas por la circulación bronquial en lugar de por la circulación pulmo- nar, como sucede con los receptores J descritos anteriormente. Éstas responden rápidamente a las sustancias químicas inyectadas en la circulación bronquial. Las respuestas reflejas a la estimulación son una respiración rápida y superficial, bron- coconstricción y secreción de moco.
Otros receptores
1. Recept
La nariz, la nasofaringe, la laringe y la tráquea contienen receptores que respon- den a la estimulación mecánica y química. Son una extensión de los receptores de sustancias irritantes definidas anteriormente. Se han descrito varias respuestas reflejas, entre ellas el estornudo, la tos y la broncoconstricción. Puede producirse espasmo laríngeo si la laringe sufre una irritación mecánica, por ejemplo, durante la inserción de un tubo endotraqueal con anestesia local insuficiente.
2. Recept
Se cree que impulsos procedentes de las extremidades en movimiento forman parte del estímulo de la ventilación durante el esfuerzo, especialmente en los pri- meros momentos.

CONTROL DE LA VENTILACIÓN  151
3. Sist
Muchos músculos, entre ellos los músculos intercostales y el diafragma, contie-
nen husos musculares que perciben el alargamiento muscular. Esta información
se utiliza para controlar, de forma refleja, la potencia de la contracción. Estos
receptores pueden intervenir en la sensación de disnea que se produce cuando se
necesitan esfuerzos respiratorios inusualmente intensos para mover los pulmones
y la pared torácica, como cuando existe, por ejemplo, una obstrucción de las vías
respiratorias.
4.
Bar
Un aumento de la tensión arterial puede causar hipoventilación refleja o apnea a través de la estimulación de los barorreceptores del seno aórtico y carotídeo. Por el contrario, una disminución de la tensión arterial puede causar hiperventilación.
5. Dolor y temperatura
La estimulación de muchos nervios aferentes puede causar cambios en la ventila- ción. El dolor causa, con frecuencia, un período de apnea seguido de hiperventi- lación. El aumento de temperatura de la piel puede producir hiperventilación.
Respuestas integradas
Tras estudiar las diversas unidades que constituyen el sistema de control respira- torio (fig. 8-1), es útil considerar las respuestas globales del sistema a los cambios del CO
2, el O
2 y el pH arteriales, y al esfuerzo.
Respuesta al dióxido de carbono
El factor más importante en el control de la ventilación en condiciones normales es la Pco
2 arterial. La sensibilidad de este control es elevada. En el curso de la actividad
diaria, con períodos de reposo y esfuerzo, la Pco
2 arterial se mantiene, probable-
mente, en un intervalo de 3 mm
Hg. Durante el sueño, puede aumentar algo más.
La respuesta ventilatoria al CO
2 se mide normalmente haciendo que el paciente
inhale mezclas de CO
2 o reinspire de una bolsa, de modo que la Pco
2 inspirada
aumenta gradualmente. Según una técnica, el paciente reinspira de una bolsa que se ha llenado previamente con 7
% de CO
2 y 93 % de O
2. Al volver a respirar, se
añade CO
2 metabólico a la bolsa, pero la concentración de O
2 permanece relativa-
mente elevada. En este procedimiento, la Pco
2 del aire de la bolsa aumenta a un
ritmo de 4 mm
Hg/min.
La figura 8-4
muestra los resultados de experimentos en los que se ajustaba la
mezcla inspirada para proporcionar una Po
2 alveolar constante. (En este tipo de
experimento en personas sanas, suelen tomarse la Po
2 y la Pco
2 al final de la respi-
ración alveolar para reflejar los niveles arteriales.) Puede observarse que con una Po
2 normal la ventilación aumenta unos 2 a 3 l/min por cada 1 mm
Hg de aumento
de la P
co
2. La disminución de la Po
2 produce dos efectos: la ventilación para una
Pco
2 determinada es mayor, y la pendiente de la línea se vuelve más pronunciada.
Hay una variación considerable entre las personas.

152  CAPÍTULO 8
Otra forma de medir el impulso respiratorio es registrar la presión inspiratoria
durante un breve período de oclusión de la vía respiratoria. El paciente respira a
través de una boquilla conectada a una caja de distribución, y con un obturador en
la rama inspiradora. Se cierra durante una espiración (sin que lo sepa el paciente),
de forma que la primera parte de la siguiente inspiración se realiza contra una vía
respiratoria cerrada. Se abre el obturador después de 0,5 s. La presión generada
durante el primer 0,1 s de intento inspiratorio (conocida como P
0,1) se toma como
medida del impulso del centro respiratorio. Esto prácticamente no se ve afectado
por las propiedades mecánicas del aparato respiratorio, aunque sí está influido por
el volumen pulmonar. El método puede utilizarse para estudiar la sensibilidad
respiratoria al CO
2, la hipoxia y otras variables.
50
40
30
20
10
0
3020 40 50
37
47
110°
o 169
Pc
O
2
alveolar (mmHg)
Ventilación (l/min BTPS)
PO
2
alveolar
Figura 8-4. Respuesta ventilatoria al
CO
2. Cada curva de ventilación total contra
la P
o
2 alveolar es para una Po
2 alveolar di­­
ferente. En este estudio, no se observó
diferencia alguna entre valores de Po
2 al­
veolar de 110 mm Hg y 169 mm Hg, aunque
algunos in
vestigadores han observado que
la pendiente de la línea es ligeramente menor para la mayor Po
2. BTPS, tempera­
tura ­corporal, presión ambiental, satura­
ción de vapor de agua.
• La Pco
2 arterial es el estímulo más importante para la ventilación en la
mayor parte de las situaciones, y suele estar estrechamente controlada.
• La mayor parte del estímulo viene de los quimiorreceptores centrales,
aunque los periféricos también contribuyen y su respuesta es más rá­­
pida.
• La respuesta aumenta si la Po
2 arterial está disminuida.
• El sueño y la edad avanzada reducen la respuesta.
Respuesta ventilatoria al dióxido de carbono

CONTROL DE LA VENTILACIÓN  153
Una disminución de la Pco
2 arterial es muy eficaz para reducir el estímulo para
la ventilación. Por ejemplo, si el lector hiperventila voluntariamente durante unos
segundos, sentirá que no necesita respirar durante un corto período. Un paciente
anestesiado dejará de respirar, con frecuencia, durante un minuto, aproximada-
mente, si primero el anestesista lo hiperventila. En las carreras cortas, algunos
nadadores hiperventilan en el taco de salida para reducir la necesidad de respirar
durante la carrera.
La respuesta ventilatoria al CO
2 disminuye con el sueño, el aumento de la edad,
y por factores genéticos, raciales y de personalidad. Los buceadores y deportistas
entrenados tienden a presentar una baja sensibilidad al CO
2. Varios fármacos depri-
men el centro respiratorio, entre ellos la morfina y los barbitúricos. Los pacientes
que han ingerido una sobredosis de uno de estos fármacos suelen presentan una
notable hipoventilación. La respuesta ventilatoria al CO
2 también disminuye si
aumenta el trabajo respiratorio, lo que puede demostrarse al hacer respirar a perso-
nas sanas a través de un tubo estrecho. No disminuye el impulso neurológico del
centro respiratorio, pero no es tan eficaz en la producción de ventilación. La res-
puesta ventilatoria anormalmente escasa a la CO
2 y la retención de CO
2 en algunos
pacientes con neumopatía puede explicarse, en parte, por el mismo mecanismo. En
estos pacientes, la disminución de la resistencia de las vías respiratorias con bronco-
dilatadores aumenta, con frecuencia, la respuesta ventilatoria. También hay signos
de que la sensibilidad del centro respiratorio está disminuida en estos pacientes.
Como ya hemos observado, el principal estímulo para aumentar la ventilación
cuando se eleva la Pco
2 procede de los quimiorreceptores centrales, que respon-
den al aumento de la concentración de hidrogeniones del líquido extracelular
encefálico junto a los receptores. Un estímulo adicional procede de los quimiorre-
ceptores periféricos, producido tanto por el aumento de la Pco
2 arterial como por
el descenso del pH.
Respuesta al oxígeno
El modo en que una disminución de la Po
2 de la sangre arterial estimula la venti-
lación puede estudiarse haciendo que una persona respire mezclas de gases hipóxi-
cas. La Po
2 y la Pco
2 al final de la espiración se usan como medida de los valores
arteriales. La figura 8-5 muestra que cuando la Pco
2 alveolar se mantiene a unos
36 mm
Hg (alterando la mezcla inspirada), la Po
2 puede disminuir hasta un valor
próximo a 50 mm
Hg antes de que se produzca algún aumento apreciable de la
ventilación. La elevación de la P
co
2 aumenta la ventilación con cualquier valor de
Po
2 (compárese la fig. 8-4). Obsérvese que cuando aumenta la Pco
2, una disminu-
ción de la Po
2 por debajo de 100 mm
Hg estimula algo la ventilación, a diferencia
de la situación en la que la P
o
2 es normal. Así, los efectos combinados de ambos
estímulos superan la suma de cada estímulo por separado; es lo que se denomina interacción entre estímulos de CO
2 elevado y O
2 bajo. Se producen respuestas
muy diferentes entre las distintas personas.
Dado que la Po
2 puede disminuirse tanto, normalmente, sin provocar una res-
puesta ventilatoria, el papel que desempeña este estímulo hipóxico en el control diario de la ventilación es pequeño. Sin embargo, si se asciende a gran altitud, se produce un gran aumento de la ventilación en respuesta a la hipoxia (v.
 cap. 9).

154  CAPÍTULO 8
En algunos pacientes con neumopatía grave, el impulso hipóxico de la ventila-
ción se vuelve muy importante. Estos pacientes presentan una retención crónica
de CO
2, y el pH del líquido extracelular encefálico ha regresado casi a la normali-
dad, a pesar de una elevada Pco
2. Por tanto, han perdido la mayor parte del au
­
mento del estímulo del CO
2 para la ventilación. Además, la depresión inicial del
pH sanguíneo casi ha desaparecido, por compensación renal, por lo que la estimu- lación del pH sobre los quimiorreceptores periféricos es escasa (v. más adelante). En estas condiciones, la hipoxemia arterial se convierte en el principal estímulo para la ventilación. Si un paciente de este tipo respira una mezcla con abundante O
2 para aliviar la hipoxemia, la ventilación puede disminuir mucho. Intervienen
varios factores, entre ellos la liberación de la vasoconstricción hipóxica. El estado de la ventilación se controla mejor midiendo la Pco
2 arterial.
Como hemos visto, la hipoxemia estimula, de forma refleja, la ventilación por
su acción sobre los quimiorreceptores de los cuerpos aórticos y carotídeos. Ésta carece de acción sobre los quimiorreceptores centrales; en realidad, si no existen quimiorreceptores periféricos, la hipoxemia disminuye la respiración. Sin em­
bargo, la hipoxemia prolongada puede causar una leve acidosis cerebral que, a su vez, puede estimular la ventilación.
48,7
43,7
35,8
60
50
40
30
20
10
0
6040 8020 100120140
PCO
2

alveolar
Ventilación (l/min BTPS)
PO
2
alveolar (mmHg)
Figura 8-5. Curvas de respuesta a la
hipoxia. Obsérvese que cuando la Pco
2 es
de 35,8 mm Hg, casi no se produce au­
mento de la ventilación hasta que la Po
2
disminuye a 50 mm Hg, aproximadamen­
­te. BTPS, temperatura corporal, presión
ambiental, saturación de vapor de agua.
• Sólo intervienen los quimiorreceptores periféricos.
• En condiciones de normoxia, el control es insignificante.
• El control adquiere importancia a gran altitud, y en la hipoxemia prolon­
gada causada por una neumopatía crónica.
Respuesta ventilatoria a la hipoxia

CONTROL DE LA VENTILACIÓN  155
Respuesta al pH
Una disminución del pH de la sangre arterial estimula la ventilación. En la prác-
tica, con frecuencia es difícil separar la respuesta ventilatoria producida por un
descenso del pH de la causada por una elevación acompañante de la Pco
2. Sin
embargo, en animales de laboratorio en los que es posible disminuir el pH con
una Pco
2 constante, puede demostrarse de forma convincente el estímulo para la
ventilación. Los pacientes con una acidosis metabólica parcialmente compensada
(como una diabetes mellitus no controlada) que tienen un pH bajo y una Pco
2 baja
(v. fig. 6-8) muestran un aumento de la ventilación. Realmente, a esta se debe la
disminución de la Pco
2.
Como ya hemos comentado, el principal lugar de acción de un pH arterial dis-
minuido son los quimiorreceptores periféricos. También es posible que los quimio-
rreceptores centrales o el propio centro respiratorio puedan verse afectados por un
cambio del pH sanguíneo, si es lo suficientemente importante. En este caso, la
barrera hematoencefálica se vuelve parcialmente permeable a los hidrogeniones.
Respuesta al esfuerzo
Con el esfuerzo, la ventilación aumenta rápidamente, y durante el esfuerzo agota-
dor puede alcanzar niveles muy elevados. Los jóvenes en forma que alcanzan un
consumo de oxígeno máximo de 4 l/min pueden presentar una ventilación total de
150 l/min, es decir, más de 15 veces su nivel de reposo. Este aumento de la venti-
lación se empareja estrechamente con el aumento de la captación de O
2 y la expul-
sión de CO
2. Hay que señalar que se sabe poco acerca de la causa del aumento de
la ventilación durante el esfuerzo.
La Pco
2 arterial no aumenta durante el esfuerzo; en realidad, durante el
esfuerzo intenso, es típico que descienda ligeramente. La Po
2 arterial suele aumen-
tar ligeramente, aunque puede descender con niveles de esfuerzo intensos. El pH
arterial permanece casi constante durante el esfuerzo moderado, aunque durante
el esfuerzo intenso desciende, a causa de la liberación de ácido láctico por glucó-
lisis anaerobia. Está claro, sin embargo, que ninguno de los mecanismos que
hemos comentado hasta el momento pueden ser la causa del gran aumento de la
ventilación que se observa durante el esfuerzo leve a moderado.
Se han propuesto otros estímulos. El movimiento pasivo de las extremidades
estimula la ventilación tanto en los animales anestesiados como en los seres huma-
nos despiertos. Se trata de un reflejo con receptores probablemente localizados en
las articulaciones o los músculos, y puede ser responsable del brusco aumento de la
ventilación que se observa durante los primeros segundos del esfuerzo. Una hi
­­
pótesis sugiere que oscilaciones de la Po
2 y la Pco
2 arteriales pueden estimular los
quimiorreceptores periféricos, incluso aunque el nivel medio permanezca sin alte- raciones. Estas fluctuaciones se deben a la naturaleza periódica de la ventilación, y aumentan cuando lo hace el volumen corriente, como sucede con el esfuerzo. Otra teoría sugiere que los quimiorreceptores centrales aumentan la ventilación para mantener la P
co
2 arterial constante por algún tipo de servomecanismo, igual que el
termostato puede controlar una caldera con pocos cambios en la temperatura. La objeción de que la Pco
2 arterial a menudo desciende con el esfuerzo se contesta con
la afirmación de que el nivel preferido de Pco
2 se retoma (reset) de algún modo. Los

156  CAPÍTULO 8
que proponen esta teoría creen que la respuesta ventilatoria a la inhalación de CO
2
puede no ser una indicación fiable de lo que sucede con el esfuerzo.
Otra de las hipótesis afirma que la ventilación está relacionada, de algún modo,
con la carga de CO
2 adicional que llega a los pulmones en la sangre venosa mixta
durante el esfuerzo. En experimentos con animales, se ha demostrado que un au
­
mento de esta carga, producida por infusión de CO
2 en la sangre venosa o por un
aumento del retorno venoso, se relacionaba con la ventilación. Sin embargo, el pro-
blema que plantea esta hipótesis es que no se ha encontrado un receptor adecuado.
Entre otros factores que se han propuesto, se encuentran el aumento de la tem-
peratura corporal durante el esfuerzo, que estimula la ventilación, y los impulsos
desde la corteza motora. Sin embargo, ninguna de las teorías propuestas hasta la
fecha es totalmente satisfactoria.
Pa
Las personas con una hipoxia grave muestran a menudo un patrón de respiración periódica conocido como respiración de Cheyne-Stokes. Se caracteriza por períodos de apnea de 10 s a 20 s, separados por períodos aproximadamente iguales de hiper-
ventilación, en que el volumen corriente aumenta y disminuye gradualmente. Es un patrón que se observa con frecuencia a grandes altitudes, especialmente por la noche, durante el sueño. También se observa en algunos pacientes con cardiopatía grave o lesión encefálica.
Puede reproducirse el patrón en animales de experimentación aumentando la
distancia a través de la cual la sangre se desplaza en su camino hacia el cerebro desde los pulmones. En estas circunstancias, existe un gran retraso antes de que los quimiorreceptores centrales perciban la alteración de la Pco
2 causada por un
cambio en la ventilación. Debido a ello, el centro respiratorio busca la situación de equilibrio, llegando siempre más allá. Sin embargo, no todos los casos de res- piración de Cheyne-Stokes pueden explicarse basándose en esto. En algunas enfermedades, pueden observarse otros patrones respiratorios anómalos.
1.
Los centros respiratorios responsables del patrón rítmico de la respiración se localizan en la protuberancia y el bulbo raquídeo del tronco encefálico. La corteza cerebral puede no hacer caso, en cierta medida, de los impulsos de estos centros.
2. Los quimiorreceptores centrales se localizan junto a la superficie ventral del bulbo raquídeo, y responden a cambios en el pH del LCR que, a su vez, se deben a la difusión de CO
2 desde capilares cerebrales. Las alteraciones de la
concentración de bicarbonato del LCR regulan el pH y, por lo tanto, la res- puesta de los quimiorreceptores.
3.
Los quimiorreceptores periféricos, principalmente en los cuerpos carotídeos, responden a una disminución de Po
2 y a un aumento de la Pco
2 y la concen-
CONCEPTOS CLAVE CONCEPTOS CLAVE

CONTROL DE LA VENTILACIÓN  157
tración de hidrogeniones. La respuesta al O
2 es escasa por encima de una Po
2
de 50 mm Hg. La respuesta al aumento de CO
2 es menos intensa que la de los
quimiorreceptores centrales, pero se produce con mayor rapidez.
4.
Otros receptores se localizan en las paredes de las vías respiratorias y los
alvéolos.
5.
La Pco
2 de la sangre es el factor más importante del control de la ventilación
en circunstancias normales, y la mayor parte del control se realiza a través de los quimiorreceptores centrales.
6.
La Po
2 de la sangre no afecta normalmente a la ventilación, pero adquiere
importancia a gran altitud y en algunos pacientes con enfermedad pulmonar.
7.
El esfuerzo produce un gran aumento de la ventilación, aunque su causa, espe- cialmente durante el esfuerzo moderado, no está muy clara.
Un estudiante de 23 años ascendió durante un período de 1 día
desde el nivel del mar hasta una estación de investigación situada a
3 800 m de altitud (presión barométrica 480 mm Hg). Antes de partir
hacia la estación, una muestra de sangre arterial mostró un pH de 7,40, una P
co
2 de 39 mm Hg, una Po
2 de 93 mm Hg, un HCO
3
− de 23 y
una concentración de hemoglobina de 15 g/dl. Después de llegar a la estación de investigación al cabo de 8 horas, se obtuvo otra muestra de sangre arterial, que mostró un pH de 7,46, una P
co
2 de 32 mm Hg,
una Po
2 de 48 mm Hg y un HCO
3
− de 22. Tras un período de 1 semana
en la estación de investigación, una tercera muestra de sangre arterial reveló un pH de 7,41, una P
co
2 de 27 mm Hg, una Po
2 de 54 mm Hg,
un HCO
3
− de 17 y una concentración de hemoglobina de 16,5 g/dl.
Para el componente final del proyecto de investigación, llevó a cabo una prueba de esfuerzo en la estación de investigación en la
 que
pedaleó con niveles crecientes de resistencia hasta su capacidad máxima de esfuerzo. Al final de la prueba, se obtuvo una muestra de
 sangre arterial, que mostró un pH de 7,30, una Pco
2 de 22 mm Hg
y una Po
2 de 40 mm Hg.
• ¿Cómo explica los resultados observados en la gasometría arterial a su llegada a la estación de investigación?
• ¿Cómo explica el cambio en la gasometría durante la primera semana en la estación de investigación?
• ¿Por qué aumentó la concentración de hemoglobina durante su estancia en la estación de investigación?
• ¿Qué mecanismos explican el cambio de la P
co
2, Po
2 y pH
arteriales durante la prueba de esfuerzo?
CASO CLÍNICO

158  CAPÍTULO 8
PREGUNTAS
Elija la mejor respuesta para cada pregunta.
1. Acerca de los centros respiratorios:
A. El patrón rítmico normal de la respiración tiene su origen en neuronas del
área motora de la corteza cerebral.
B. Durante la respiración tranquila, las neuronas espiratorias descargan de
forma activa.
C. Impulsos del centro neumotáxico pueden estimular la actividad inspira-
toria.
D. La corteza cerebral puede ignorar la función de los centros respiratorios.
E. La única salida de los centros respiratorios se produce a través de los ner
­
vios frénicos.
2. Acerca de los quimiorreceptores centrales:
A. Se localizan junto a la superficie dorsal del bulbo raquídeo.
B. Responden tanto a la Po
2 como a la Pco
2 sanguíneas.
C. Se activan por cambios del pH del líquido extracelular circundante.
D. Para un determinado aumento de la Pco
2, el pH del líquido cefalorraquí-
deo desciende menos que el de la sangre.
E. La concentración de bicarbonato del LCR no puede afectar a su salida.
3.
Acerca de los quimiorreceptores periféricos:
A. Responden a cambios de la Po
2 arterial, pero no del pH.
B. En condiciones de normoxia, la respuesta a los cambios de la Po
2 es muy
escasa.
C. La respuesta a cambios de la Pco
2 es más lenta que la de los receptores
centrales.
D. Son los receptores más importantes que producen un aumento de la ven- tilación en respuesta a
 un aumento de la Pco
2.
E. Tienen un flujo sanguíneo escaso por gramo de tejido.
4.
Acerca de la respuesta ventilatoria al dióxido de carbono:
A. Aumenta si lo hace la Po
2 alveolar.
B. Depende sólo de los quimiorreceptores centrales.
C. Aumenta durante el sueño.
D. Aumenta si lo hace el trabajo respiratorio.
E. Es un factor importante en el control del nivel normal de la ventilación.
5. Acerca de la respuesta ventilatoria a la hipoxia:
A. Es el principal estímulo para la ventilación a gran altitud.
B. Se origina fundamentalmente por los quimiorreceptores centrales.
C. Disminuye si también aumenta la Pco
2.
D. Rara vez estimula la ventilación en pacientes con neumopatías crónicas.
E. Es importante en la intoxicación leve por monóxido de carbono.

CONTROL DE LA VENTILACIÓN  159
6. El estímulo más importante en el control del nivel de ventilación en reposo es:
A. Po
2 sobre los quimiorreceptores periféricos.
B. Pco
2 sobre quimiorreceptores periféricos.
C. pH sobre quimiorreceptores periféricos.
D. pH del LCR sobre los quimiorreceptores centrales.
E. Po
2 sobre los quimiorreceptores centrales.
7. El esfuerzo es uno de los estimulantes más potentes para la ventilación.
Actúan fundamentalmente por la acción de:
A. Po
2 arterial baja.
B. Pco
2 arterial elevada.
C. Po
2 baja en sangre venosa mixta.
D. pH arterial bajo.
E.
Ninguno de los anteriores.
8. Acerca del reflejo de insuflación de Hering-Breuer:
A. Los impulsos se desplazan hacia el encéfalo a través del nervio del seno carotídeo.
B. Produce esfuerzos inspiratorios adicionales si se mantienen insuflados los pulmones.
C. Se observa en los adultos con volúmenes corrientes pequeños.
D. Puede contribuir a insuflar los pulmones del recién nacido.
E. La abolición del reflejo en muchos animales produce una respiración
rápida y superficial.
9.
De un varón de 59 años con enfermedad pulmonar obstructiva crónica grave se obtiene una muestra de sangre arterial, mientras respira aire ambiente, para determinar si es apto para recibir oxigenoterapia domiciliaria. La mues- tra de sangre revela un pH de 7,35 y una Pco
2 de 53 mm Hg. ¿Cuál de los
siguientes
cambios cabría esperar ver en el líquido cefalorraquídeo en com-
paración con los valores normales?
A. Disminución de la Pco
2.
B. Disminución de la concentración de hidrogeniones.
C. Aumento de la concentración de bicarbonato.
D. Aumento del pH.
E.
Aumento de la concentración de lactato.
10. Un varón de 64 años se sometió a cirugía bilateral de la arteria carótida para el tratamiento de su enfermedad aterosclerótica carotídea, durante la cual se extirparon ambos cuerpos carotídeos. El paciente tiene pensado hacer sende- rismo con unos amigos a más de 3
000 m de altitud. Si realizara una gasome-
tría arterial en este paciente a esa altitud, ¿qué diferencia cabría esperar ver en comparación con sus compañeros de viaje sanos?
A. Un pH más alto.
B. Un bicarbonato más bajo.
C. Una Pco
2 más alta.
D. Una Po
2 alveolar más alta.
E.
Una Po
2 arterial más alta.

160  CAPÍTULO 8
11. Una mujer de 23 años participa en un proyecto de investigación en el cual
se realizan determinaciones a nivel del mar mientras inhala mezclas de gases
con concentraciones variables de dióxido de carbono. Si repitiera el expe-
rimento inmediatamente después de la llegada de la mujer a una altitud de
4
000 m y comparara los resultados con sus respuestas a nivel del mar, ¿cuál
de los siguientes cabría esperar ver con cualquier CO
2 alveolar?
A. Disminución del pH arterial.
B. Disminución del volumen de producción de quimiorreceptores perifé- ricos.
C. Disminución de la presión arterial pulmonar.
D. Aumento del bicarbonato sérico.
E.
Aumento de la ventilación total.

161
9
Los pulmones sanos tienen grandes reservas
en reposo, lo que les permite satisfacer el
aumento de las demandas del inter­cambio de
gases durante el esfuerzo. Además, los pulmones actúan como nuestro principal vínculo fisiológico con el entorno en el que vivimos; su superficie es aproximadamente 30 veces mayor que la de la piel. El impulso humano por ascender cada vez más y sumergirse más profundamente somete al
 aparato respiratorio a un gran estrés, ¡aunque
estas situaciones son leves agresiones, en comparación con el momento del nacimiento!
APARATO
Res
piratorIO
Y EStrÉs
Cómo se produ
ce el intercambio
de gases durante el esfuerzo,
a presiones barométricas
bajas y elevadas, y al nacer
• Esfuerzo
• Gran altitud
Hiperventilación
Policitemia
Otros cambios fisiológicos
a
 gran altitud
Residentes permanentes
a gran altitud
• Toxicidad del O
2
Atelectasia por absorción
• Vuelo
espacial
• Aumento de presión
Efectos de la descompresión Narcosis por gases inertes Toxicidad del O
2
Tratamiento con O
2
hiperbárico
• Atmósferas
contaminadas
• Respiración de líquidos
• Respiración perinatal
Intercambio de gases a
través de la placenta
Primera respiración
Cambios circulatorios

162  CAPÍTULO 9
Esfuerzo
Las demandas del intercambio de gases en los pulmones aumentan notablemen­
te durante el esfuerzo. Habitualmente, el consumo de oxígeno en reposo de
300 ml/min puede aumentar a unos 3 000 ml/min en una persona moderadamen­
te en forma (y hasta 6 000 ml/min en los deportistas de élite). De igual modo, la
expulsión de CO
2 en reposo, es decir, 240 ml/min aumenta a unos 3
000 ml/min.
Típicamente, el cociente respiratorio (R) aumenta desde alrededor de 0,8, en re­­
poso, hasta 1, con el esfuerzo. Este aumento refleja una mayor disposición de los hidratos de carbono, en lugar de las grasas, para producir la energía necesaria. Realmente, R alcanza, a menudo, niveles incluso mayores durante la situación inestable
de esfuerzo intenso, cuando se produce ácido láctico por glucólisis anae­
robia, y se elimina, por lo tanto, CO
2 adicional desde el bicarbonato. Además,
existe un aumento de la eliminación de CO
2 porque el aumento de la concentra­
ción de hidrogeniones estimula los quimiorreceptores periféricos, con lo que la ventilación aumenta.
El esfuerzo se estudia convenientemente en una cinta sin fin o en una bicicleta
estática. Cuando se aumenta el ritmo (o potencia) de trabajo, la captación de oxí­ geno aumenta de forma lineal (fig. 9-1A). Sin embargo, cuando se supera un determinado ritmo de trabajo, V
·
o
2 se vuelve constante; es lo que se conoce como
V
·
o
2 máx. Un aumento del ritmo de trabajo por encima de este nivel sólo puede
producirse mediante glucólisis anaerobia.
La ventilación también aumenta de forma lineal inicialmente cuando se repre­
senta frente al ritmo de trabajo o V
·
o
2, aunque con valores de V
·
o
2 elevados, aumenta
con mayor rapidez porque se libera ácido láctico, y esto aumenta el estímulo ven­ tilatorio (fig. 9-1B). A veces, existe un claro corte en la pendiente; es lo que se ha
denominado umbral anaerobio o umbral de ventilación, aunque el término es algo
V
O
2

(l/min) 2
4
0
A
100 200 3000
Q
V
O
2
máx
50
100
5
10
150
00
B
2 40
V
E
UA
L
a
V
O
2 (l/min)Índice de trabajo (vatios)
Ventilación y gasto cardíaco (l/min)
Lactato en sangre (mM)
Figura 9-1. A) El consumo de O
2 (V
·
o
2) aumenta de forma casi lineal con el índice de trabajo
hasta alcanzar el
V
·
o
2 máx. B) La ventilación aumenta, en un principio, de forma lineal con el
consumo de O
2, pero aumenta más rápidamente cuando se forman cantidades importantes de
lactato. Si existe un punto de inflexión claro, se denomina, a veces, umbral anaerobio o umbral
de ventilación (UA). El gasto cardíaco aumenta más lentamente que la ventilación.

APARATO RESPIRATORIO Y ESTRÉS  163
controvertido. Las personas que no hacen ejercicio producen lactato con niveles
de esfuerzo relativamente bajos, mientras que las que están bien entrenadas pue­
den alcanzar niveles de esfuerzo bastante elevados antes de que aparezca una glu­
cólisis anerobia importante.
Son muchas las funciones del aparato respiratorio que varían en respuesta al
esfuerzo. La capacidad de difusión de los pulmones aumenta a causa de incremen­
tos en la capacidad de difusión de la membrana (D
M) y del volumen de sangre en
los capilares pulmonares, V
c. Estos cambios se producen por reclutamiento y dis­
tensión de capilares pulmonares, particularmente en las partes superiores de los
pulmones. Normalmente, la capacidad de difusión aumenta, al menos, tres veces.
No obstante, algunos deportistas de élite muestran, con niveles de esfuerzo extre­
madamente elevados, una disminución de la Po
2 arterial causada probablemente
por una limitación de la difusión debido al reducido tiempo disponible para la
carga de oxígeno en los capilares pulmonares (v. fig. 3
-3).
El gasto cardíaco aumenta de forma, aproximadamente, lineal con respecto al
nivel de esfuerzo, a causa del aumento tanto de la frecuencia cardíaca como del volumen sistólico. Sin embargo, el cambio del gasto cardíaco es sólo una cuarta parte del aumento de la ventilación (en l/min). Esto tiene sentido, porque es mucho más fácil desplazar aire que sangre. Si observamos la ecuación de Fick, V
·
o
2 = Q
·

(Cao
2 – Cv
– o
2), el aumento de V
·
o
2 se produce tanto por un aumento del
gasto cardíaco como por un aumento de la diferencia arteriovenosa de O
2 a causa
de la disminución de la concentración de oxígeno de la sangre venosa. Por el con­ trario, si observamos la ecuación análoga de la ventilación, V
·
o
2 = V
·
e

(Fi o
2 – Fe o
2),
la diferencia entre las concentraciones de O
2 inspirado y espirado no varía. Esto
 es
compatible con el aumento mucho mayor de la ventilación que del flujo sanguí­
neo. El aumento del gasto cardíaco se asocia a elevaciones en las presiones tanto arterial como venosa pulmonar, que son la causa del reclutamiento y
 la distensión
de capilares pulmonares. La resistencia vascular pulmonar desciende.
En las personas sanas, la magnitud del desequilibrio ventilación-perfusión dis­
minuye durante el esfuerzo moderado, debido a la distribución topográfica más uniforme del flujo sanguíneo. Sin embargo, dado que el grado de desequilibrio ventilación
-perfusión en las personas sanas no es importante, las consecuencias
son escasas. Se ha observado que, en los deportistas de élite, se produce un cierto desequilibrio ventilación
-perfusión cuando realizan un esfuerzo muy intenso,
posiblemente a causa de un ligero nivel de edema pulmonar intersticial. Cier­ tamente, debe salir líquido de los capilares pulmonares a causa del aumento de presión en su interior.
La curva de disociación del oxígeno se desplaza a la derecha en los músculos
que realizan esfuerzo, debido al aumento de la Pco
2, la concentración de hidroge­
niones y la temperatura. Esto ayuda a la descarga de oxígeno en los músculos. Cuando la sangre regresa a los pulmones, la temperatura de la sangre desciende un poco y la curva se desplaza algo hacia la izquierda. En algunos animales, como los caballos y los perros, el hematocrito aumenta con el ejercicio, porque se expul­ san hematíes desde el bazo, aunque es algo que no sucede en los seres humanos.
En los tejidos periféricos, se abren capilares adicionales, con lo que disminuye
la distancia de la vía de difusión a las mitocondrias. La resistencia vascular perifé­ rica disminuye porque el gran aumento del gasto cardíaco no se asocia en gran parte con un aumento de la presión arterial media durante el esfuerzo dinámico,

164  CAPÍTULO 9
como correr aunque la presión sistólica con frecuencia aumenta de manera consi­
derable. Durante el esfuerzo estático, como el levantamiento de peso, se producen
con frecuencia grandes aumentos de la presión arterial sistémica. El entrena­
miento aumenta el número de capilares y mitocondrias en el músculo esquelético.
Como vimos en el capítulo 8, el gran aumento de la ventilación que se produce
durante el esfuerzo es ampliamente desconocido. Sin embargo, el resultado neto
es que la Po
2, la Pco
2 y el pH arteriales se afectan poco por el esfuerzo moderado.
Con niveles de trabajo muy elevados, la Pco
2 a menudo desciende, la Po
2 alveolar
se eleva pero la Po
2 arterial puede descender, y el pH desciende a causa de la aci­
dosis láctica.
Gran altitud
La presión atmosférica disminuye con la distancia por encima de la superficie
terrestre, de un modo aproximadamente exponencial (fig. 9-2). La presión a
5
800 m es sólo la mitad de la normal de 760 mm Hg, de modo que la Po
2 del aire
húmedo inspirado es de (380 – 47) × 0,2093 = 70 mm
Hg (47 mm Hg es la presión
parcial del vapor de agua a temperatura corporal). En la cima del Everest (8 848 m),
la Po
2 inspirada es sólo de 43 mm
Hg. A 19 200 m, la presión atmosférica es de
47 mm Hg, por lo que la Po
2 inspirada es cero.
A pesar de la hipoxia asociada a la gran altitud, unos 140 millones de personas
viven a alturas superiores a 2
500 m, y en los Andes, los residentes permanentes
viven por encima de los 5 000 m. Se produce un importante grado de aclimatación
cuando los seres humanos ascienden a estas altitudes; en realidad, los alpinistas previamente han vivido varios días a altitudes elevadas que, de lo contrario, pro
­
ducirían inconsciencia en unos segundos si no se hubiera realizado la aclimata­ ción.
Hiperventilación
La característica más importante de la aclimatación a las grandes altitudes es la hiperventilación. Su valor fisiológico puede observarse al considerar la ecuación
• La captación de O
2 aumenta de forma lineal con el ritmo de trabajo.
• La ventilación aumenta de forma lineal con la captación de O
2 hasta que
se alcanza el umbral de ventilación (o anaeróbico), tras lo cual la ventila-
ción aumenta más rápidamente.
• El gasto cardíaco aumenta, pero mucho menos que la ventilación.
• Los deportistas de élite pueden presentar una limitación de la difusión de
la transferencia de O
2 con el esfuerzo máximo, y algunos presentan una
desigualdad del cociente ventilación-perfusión, que puede estar causada
por un edema intersticial.
Esfuerzo

APARATO RESPIRATORIO Y ESTRÉS  165
del aire alveolar para un alpinista en la cima del Everest. Si la Pco
2 alveolar del
alpinista fuera de 40 y el cociente de intercambio respiratorio
1
tuviera un valor
de
 1, la Po
2 alveolar del alpinista sería de 43 – (40/1) = ¡3 mm
Hg! Sin embargo, al
multiplicar
por cinco la ventilación del alpinista, y reducir así la Pco
2 a 8 mm
Hg
(v
. pág. 20), la Po
2 alveolar aumenta a 43 – 8 = 35 mm
Hg. Normalmente, la Pco
2
arterial en residentes permanentes a 4 600 m es de unos 33 mm Hg.
El mecanismo de la hiperventilación es la estimulación hipóxica de los qui­
miorreceptores periféricos. La baja Pco
2 arterial y la alcalosis resultantes
tienden a inhibir este aumento de la ventilación, pero al cabo de un día, aproxi­
madamente, el pH del líquido cefalorraquídeo regresa por la salida de bicarbo­
nato del LCR y, al cabo de 2 o 3 días, el pH de la sangre arterial regresa casi a la
normalidad, por la excreción renal de bicarbonato. Estos frenos sobre la ventila­
ción disminuyen, y esto hace que aumente más. Además, no hay signos de que la
sensibilidad de los cuerpos carotídeos a la hipoxia aumente durante la aclimata­
ción. Curiosamente, las personas que han nacido a gran altitud presentan una
disminución de la respuesta ventilatoria a la hipoxia, que sólo se corrige si des­
pués se vive a nivel del mar.
Policitemia
Otra característica aparentemente importante de la aclimatación a grandes altitu­
des es un aumento de la concentración sanguínea de hematíes. El consiguiente
incremento de la concentración de hemoglobina y, por lo tanto, de la capacidad de
600
150
100
50
0
800
400
200
0
2000
10 000 20 0000
80004000 60000
Presión atmosférica (mmHg)
P
O
2
inspirada (mmHg)
Altitud (m)
Altitud (ft)
Pico Pikes
Denver
A nivel del mar
Morada más elevada
de seres humanos
Cabina
de un avión
comercial
Everest
Figura 9-2. Relaciones entre altitud y presión atmosférica. Obsérvese que la Po
2 del aire
húmedo inspirado es de unos 130 mm Hg a 1 520 m (Denver, CO), pero es sólo de 43 mm Hg
en la cima del Everest.
1
Cuando R = 1, el factor de corrección mostrado en la pág. 81 desaparece.

166  CAPÍTULO 9
transporte de O
2, significa que, aunque la Po
2 y la saturación de O
2 arteriales dis­
minuyen, la concentración de oxígeno de la sangre arterial puede ser normal o
incluso superior a lo normal. Por ejemplo, en algunas personas que residen per­
manentemente a 4 600 m en los Andes, la Po
2 arterial es sólo de 45 mm
Hg, y la
correspondiente saturación arterial de O
2 es sólo del 81
%. Por lo común, esto
disminuiría considerablemente la concentración arterial de O
2, pero debido a la
policitemia, la concentración de hemoglobina aumenta desde 15 a 19,8 g/100 ml, dando una concentración arterial de O
2 de 22,4 ml/100 ml, que es realmente supe­
rior a lo habitual a nivel del mar. La policitemia también tiende a mantener la Po
2
de sangre venosa mixta, y típicamente, en los nativos de los Andes que viven a 4
600 m, esta Po
2 es sólo 7 mm
Hg inferior a lo normal (fig. 9-3). La hipoxemia es
el principal estímulo para el aumento de la producción de los hematíes. Esto de
­sencadena un aumento de la liberación de eritropoyetina del riñón a los dos a
tres días de la exposición a una gran altitud, lo que estimula posteriormente el aumento de la actividad de la médula ósea. El hematocrito empieza a aumentar antes de que se den estos efectos, en buena parte debido a una reducción del volu
­
men plasmático. También se observa policitemia en muchos pacientes con hipoxe­ mia crónica causada por cardiopatía o neumopatía.
Aunque la policitemia de las grandes altitudes aumenta la capacidad de trans­
porte de O
2 de la sangre, también eleva la viscosidad sanguínea. Esto puede ser
P
O
2
(mm Hg)
150
50
100
0
Aire
alveolar
Aire
inspirado
Sangre
arterial
Sangre venosa
mixta
A nivel del mar
4600 m
Figura 9-3. Valores de Po
2 desde el aire inspirado a la sangre venosa mixta a nivel del
mar y en residentes a una altitud de 4 600 m. Obsérvese que, a pesar de la Po
2 inspirada
mucho menor en altitud, la Po
2 de la sangre venosa mixta es sólo 7 mm Hg menor.

APARATO RESPIRATORIO Y ESTRÉS  167
nocivo, y algunos fisiólogos creen que la intensa policitemia que a veces se observa
es una respuesta inadecuada.
Otros cambios fisiológicos a gran altitud
En altitudes moderadas, existe una desviación hacia la derecha de la curva de diso­
ciación de O
2 que produce una mejor descarga de O
2 en la sangre venosa, para una
determinada Po
2. La causa de la desviación es un aumento de la concentración de
2,3
-difosfoglicerato, que aparece a causa de la alcalosis respiratoria. A grandes
altitudes, existe una desviación hacia la izquierda de la curva de disociación causada por la alcalosis respiratoria, lo que contribuye a la carga de O
2 en los capilares
pulmonares. El número de capilares por unidad de volumen en los tejidos periféricos aumenta, y se producen cambios en las enzimas oxidativas del interior de las célu­ las. La capacidad respiratoria máxima aumenta porque el aire es menos denso, y esto contribuye a la enorme ventilación (hasta 200 l/min) que se produce con el es­ fuerzo. Sin embargo, la máxima captación de O
2 disminuye rápidamente por
encima de 4
600 m.
Como respuesta a la hipoxia alveolar
, se produce una vasoconstricción pulmo­
nar (v.
 fig. 4-10). Esto aumenta la presión arterial pulmonar y el trabajo realizado
por el corazón derecho. La hipertensión se exagera por la policitemia, que eleva la viscosidad de la sangre. Se observa hipertrofia del corazón derecho, con cambios característicos en el electrocardiograma. No parece haber ventajas fisiológicas en esta respuesta, salvo que la distribución topográfica del flujo sanguíneo se hace más uniforme. La hipertensión pulmonar se asocia a veces a edema pulmonar, aunque la presión venosa pulmonar es normal. El mecanismo probable es que la vasoconstricción arteriolar es desigual y se produce filtración en los, desprotegi­ dos, capilares dañados. El líquido del edema tiene una elevada concentración de proteínas, lo que indica que la permeabilidad de los capilares aumenta.
Quienes llegan sin aclimatarse a grandes altitudes se quejan frecuentemente de
cefalea, fatiga, mareo, palpitaciones, insomnio, pérdida de apetito y náuseas. Es lo que se conoce como mal de altura o de las montañas agudo, y se atribuye a la hipoxe­ mia y la alcalosis. Los residentes a largo plazo presentan, a veces, un síndrome mal definido caracterizado por una intensa policitemia, cansancio, disminución de la tolerancia al esfuerzo e hipoxemia grave. Es lo que se denomina mal de las monta- ñas crónico.
• La característica más importante es la hiperventilación.
• La policitemia aparece lentamente, pero con el tiempo puede elevar la
concentración de oxígeno arterial de manera considerable.
• Otras características son los aumentos de enzimas oxidativas celulares
y de la concentración de capilares en algunos tejidos.
• La vasoconstricción pulmonar hipóxica no es beneficiosa a una gran
altitud.
Aclimatación a grandes alturas

168  CAPÍTULO 9
Residentes permanentes a gran altitud
En algunas partes del mundo, fundamentalmente en el Tíbet y en los Andes, un
gran número de personas ha vivido a gran altitud durante muchas generaciones.
Se sabe que los tibetanos tienen características de selección natural para la hipoxia
a gran altitud. Por ejemplo, existen diferencias en cuanto al peso al nacer, las con­
centraciones de hemoglobina y la saturación de oxígeno arterial en los lactantes y
los adultos que realizan esfuerzo físico, en comparación con los habitantes de
zonas más bajas que se desplazan a una gran altitud.
Los estudios recientes muestran que los tibetanos han desarrollado diferencias
en su estructura genética. Por ejemplo, el gen que codifica el factor inducible por
la hipoxia 2α (HIF
-2α) es más frecuente en los tibetanos que en los chinos Han.
El factor HIF-2α es un factor de transcripción que regula muchas respuestas fisio­
lógicas a la hipoxia.
Toxicidad del O
2
El problema habitual es obtener suficiente O
2 en el organismo, pero es posible
tener demasiado. Cuando se respiran grandes concentraciones de O
2 durante
muchas horas, pueden dañarse los pulmones. Si se colocan cobayas en O
2 al 100
%
a presión atmosférica durante 48 h, presentan edema pulmonar
. Los primeros
cambios fisiopatológicos se observan en las células endoteliales de los capilares pulmonares (v. fig. 1-1). Es difícil (quizá afortunadamente) administrar concentra­
ciones de O
2 muy elevadas a los pacientes, pero se han demostrado signos de
alteración del intercambio de gases tras la inhalación de O
2 al 100
% durante 30 h.
Los voluntarios sanos que respiran O
2 al 100
% a presión atmosférica durante 24 h
se quejan de molestias subesternales, que se agravan con la respiración profunda, y presentan una disminución de la capacidad vital de 500 ml a 800 ml. Pro
­ba­
blemente, esto se deba a atelectasia por absorción (v
. a continuación).
Otro riesgo de la respiración de O
2 al 100% se observa en los recién nacidos
prematuros que presentan ceguera debido a retinopatía de la prematuridad, es decir, formación de tejido fibroso por detrás del cristalino. Aquí, el mecanismo es
 la vasoconstricción local causada por la elevada Po
2 en la incubadora, y puede
evitarse si se mantiene la Po
2 arterial por debajo de 140 mm
Hg.
Atelectasia por absorción
Es otro de los peligros de la respiración de oxígeno al 100 %. Supongamos que se
obstruye una vía respiratoria con moco
(fig. 9-4). La presión total en el aire atra­
pado está próxima a 760 mm
Hg (puede ser unos mm Hg menos, ya que se absorbe
debido a las fuerzas elásticas del pulmón). Pero la suma de las presiones parciales de la sangre venosa es bastante menor que 760 mm
Hg, porque la Po
2 de la sangre
venosa permanece relativamente baja, incluso cuando se respira O
2. De hecho, la
elevación de la concentración de O
2 de la sangre arterial y venosa cuando se respira
O
2 será la misma si no varía el gasto cardíaco, aunque debido a la forma de la curva
de disociación del O
2 (v. fig. 6
-1), el aumento de la Po
2 venosa es sólo de unos 10 a
15 mm Hg. Así, como la suma de las presiones parciales en el aire alveolar supera

APARATO RESPIRATORIO Y ESTRÉS  169
con mucho la de la sangre venosa, el aire difunde a la sangre y, rápidamente, se
produce el colapso alveolar. Puede ser difícil reabrir un área atelectásica debido a
los efectos de la tensión superficial en estas pequeñas unidades.
También se produce colapso por absorción en una región bloqueada incluso
cuando se respira aire, aunque aquí el proceso es más lento, La figura 9
-4B muestra
que, de nuevo, la suma de las presiones parciales de la sangre venosa es inferior a 760 mm
Hg, porque el descenso de la Po
2 desde la sangre arterial a la sangre venosa
es mucho mayor que la elevación de la Pco
2 (es un reflejo de la gran pendiente del
CO
2 en comparación con la curva de disociación del O
2; v. fig. 6
-7). Como la pre­
sión total del aire en los alvéolos se acerca a 760 mm Hg, la absorción es inevitable.
Realmente, los cambios en las presiones parciales alveolares durante la absorción son algo complicados, pero puede observarse que la velocidad de colapso se limita por la velocidad de absorción de N
2. Dado que este gas tiene una escasa solubilidad,
su presencia actúa como una «férula» que, como si lo fuera, sostiene los alvéolos y evita el colapso. Incluso concentraciones relativamente pequeñas de N
2 en el aire
alveolar tienen un efecto de sostén útil. No obstante, la atelectasia postoperatoria es un problema frecuente en pacientes tratados con mezclas de O
2. Es particularmente
probable que se produzca colapso en la base pulmonar, donde el parénquima se expande peor (v. fig. 7
-8) o las vías respiratorias pequeñas están realmente cerradas
(v. fig. 7-9). Este mismo mecanismo básico de absorción es el responsable de la
desaparición gradual de un neumotórax, o del aire introducido por debajo de la piel.
760
147
760
705
A
O
2
Puro
O
2668
CO
245
H
2O
Total
47
O
255
CO
245
H
2O
Total
47
B
Aire
O
2(100)
CO
2(40)
N
2
Total
573
H
2O47O
240
CO
245
N
2
Total
573
H
2O47
Figura 9-4. Razones para la aparición de atelectasia de los alvéolos más allá de las vías
respiratorias bloqueadas cuando se respira O
2 (A) y cuando se respira aire (B). Obsérvese
que, en ambos casos, la suma de las presiones parciales de los gases en la sangre venosa
mixta es menor que la de los alvéolos. B) La P
o
2 y la Pco
2 se muestran entre paréntesis por -
que estos valores cambian con el tiempo. Sin embargo, la presión alveolar total permanece a pocos mm
Hg de 760.

170  CAPÍTULO 9
Vuelo espacial
La ausencia de gravedad provoca diversos cambios fisiológicos, y algunos de ellos
afectan a los pulmones. La distribución de la ventilación y del flujo sanguíneo se
vuelve más uniforme, con una correspondiente mejora del intercambio de gases
(v.
 figs. 5-8 y 5-10), aunque sigue existiendo alguna desigualdad debida a factores
no gravitatorios. Se altera el depósito de aerosol inhalado, a causa de la ausencia de sedimentación. Además, el volumen sanguíneo torácico aumenta inicialmente por­
que la sangre no se almacena en las extremidades inferiores, y esto eleva el volumen de sangre en los capilares pulmonares y la capacidad de difusión. Al regresar a la Tierra, aparece hipotensión postural; es lo que se conoce como descondicionamiento cardiovascular. Puede producirse descalcificación ósea y atrofia muscular, probable­ mente por falta de movimiento. Existe también una pequeña reducción de la masa eritrocitaria. El mal del espacio durante los primeros días de vuelo puede suponer un grave problema operativo.
Aumento de presión
Durante la inmersión, la presión aumenta 1 atmósfera por cada 10 m de descenso. La presión en sí es relativamente inocua, en tanto esté equilibrada. Sin embargo, si una cavidad con aire, como los pulmones, el oído medio o un seno intracraneal no puede comunicar con el exterior, la diferencia de presión puede causar com­ presión al descender o hiperexpansión al ascender. Por ejemplo, es muy impor­
tante para los buceadores con escafandra exhalar al ir ascendiendo, para evitar la hiperinsuflación y la posible rotura pulmonar. Esto se conoce como barotrauma­ tismo. El aumento de densidad del aire en la profundidad aumenta el trabajo res­ piratorio, lo que puede causar retención de CO
2, especialmente con el esfuerzo.
Efectos de la descompresión
Durante la inmersión, la elevada presión parcial del N
2 fuerza a este aire poco
soluble a entrar en solución en los tejidos corporales. Esto se produce sobre todo en el tejido adiposo, que tiene una relativamente elevada solubilidad para el N
2.
Sin embargo, el aporte sanguíneo del tejido adiposo es escaso, y la sangre puede transportar poco N
2. Además, el gas difunde lentamente a causa de su escasa solu­
bilidad. Como resultado, el equilibrio entre los tejidos y el entorno tarda horas.
Durante el ascenso, el N
2 se elimina lentamente de los tejidos. Si la descompre­
sión es excesivamente rápida, se forman burbujas de N
2 gaseoso, igual que cuando
se libera CO
2 al abrir una botella de champán. Pueden aparecer algunas burbujas sin
que se produzcan alteraciones fisiológicas, pero las grandes cantidades de burbujas y el aumento de volumen que experimentan durante el ascenso pueden causar dolor, especialmente en la región de las articulaciones. En casos graves, pueden aparecer alteraciones neurológicas como sordera, alteración de la visión e incluso parálisis, debido a burbujas en el sistema nervioso central que obstruyen el flujo sanguíneo.
El tratamiento de los efectos de la descompresión es una nueva compresión. Se
reduce así el volumen de las burbujas, y se las fuerza a volver a entrar en solución,

APARATO RESPIRATORIO Y ESTRÉS  171
consiguiéndose a veces una notable disminución de los síntomas. La prevención se
realiza mediante una cuidadosa descompresión siguiendo una serie de pasos regu­
lados. Existen pautas, basadas en parte en la teoría y en parte en la experiencia, que
demuestran con que rapidez un buceador puede ascender con escaso riesgo de
sufrir los efectos de la descompresión. Una inmersión corta pero muy profunda
puede necesitar horas de descompresión gradual. Se sabe que la formación de
burbujas durante el ascenso es muy habitual; por lo tanto, el objetivo de la des­
compresión es evitar que las burbujas lleguen a ser demasiado grandes.
El riesgo de los efectos de la descompresión tras inmersiones muy profundas
puede disminuirse respirando una mezcla de helio y O
2 durante la inmersión. El
helio tiene, aproximadamente, la mitad de solubilidad que el N
2, por lo que se
disuelve menos en los tejidos. Además, su peso molecular es siete veces menor que el
del N
2 y, por lo tanto, difunde más rápidamente a través de los tejidos (v. fig. 3
-1).
Estos dos factores reducen el riesgo de los efectos de la descompresión. Otra ventaja

de la mezcla de helio y O
2 en los buceadores es su baja densidad, que reduce el trabajo
respiratorio. El O
2 puro o mezclas de O
2 enriquecidas no pueden usarse para la pro­
fundidad porque existe peligro de toxicidad producida por el O
2 (v. a continuación).
Los buceadores que trabajan a grandes profundidades, por ejemplo, en gaseo­
ductos, utilizan a veces inmersión por saturación. Cuando no están en el agua, viven en una cámara de alta presión en el barco de apoyo durante varios días, lo que sig­ nifica que no regresan a la presión atmosférica normal durante este tiempo. De este modo, evitan los efectos de la descompresión. Sin embargo, al final del período a presión elevada, pueden tardar varias horas en realizar una descompresión segura.
Narcosis por gases inertes
Aunque solemos considerar el N
2 como un gas inerte fisiológico, afecta al SNC a
presiones parciales elevadas. A una profundidad de 50 m, existe una sensación de euforia (no muy diferente a la que se siente tras tomar un vermut o dos), y los bucea­ dores han reconocido ¡haber ofrecido sus boquillas a los peces! Con presiones par­
ciales superiores, puede producirse una pérdida de coordinación y, finalmente, coma.
No se conoce bien el mecanismo de acción, pero puede que esté relacionado
con la gran solubilidad grasa
-agua del N
2, que es una propiedad general de los
anestésicos. Otros gases, como el helio y el hidrógeno, pueden usarse a profundi­ dades mucho mayores sin que se produzcan efectos narcóticos.
• Se deben a la formación de burbujas de N
2 durante el ascenso desde una
inmersión profunda.
• Puede causar dolor sobre todo en las articulaciones y alteraciones neu­­
rológicas.
• P
uede evitarse mediante un ascenso lento, por etapas.
• Se trata mediante nueva compresión en una cámara.
• Disminuye su incidencia si se respira una mezcla de helio y oxígeno.
Efectos de la descompresión

172  CAPÍTULO 9
Toxicidad del O
2
Ya comentamos que la inhalación de O
2 al 100 % a 1 atmósfera puede dañar los
pulmones. Otra forma de toxicidad del O
2 es la estimulación del SNC, que pro­
duce convulsiones, cuando la Po
2 supera considerablemente los 760 mm
Hg. Las
convulsiones pueden ir precedidas por síntomas como náuseas, pitidos en los
oídos y espasmo facial.
La probabilidad de que aparezcan convulsiones depende de la P
o
2 inspirada y
de la duración de la exposición, y aumenta si las personas realizan esfuerzo. Con
una Po
2 de 4 atmósferas, aparecen convulsiones, frecuentemente, en 30 min. En
inmersiones cada vez más profundas, la concentración de O
2 disminuye progresi­
vamente para evitar los efectos tóxicos, y puede, finalmente, ser de tan sólo un 1
%
¡para una
Po
2 inspirada normal! El submarinista aficionado nunca debe llenar sus
tanques con O
2, a causa del peligro de sufrir una convulsión bajo el agua. Sin
embargo, los militares utilizan el O
2 puro, en ocasiones, para inmersiones a poca
profundidad, porque un circuito respiratorio cerrado con un dispositivo para absorber CO
2 no produce burbujas detectables. No se conoce bien la base bioquí­
mica de los efectos nocivos de una elevada Po
2 sobre el SNC, pero es probable que
se encuentre en la inactivación de determinadas enzimas, especialmente deshidro­ genasas que contienen grupos sulfhidrilo.
Tratamiento con O
2 hiperbárico
En algunas situaciones clínicas, es útil aumentar la Po
2 arterial hasta un nivel muy
elevado. Una de ellas es la intoxicación grave con CO en la que la mayor parte de la hemoglobina está unida al CO y, por lo tanto, no está disponible para el trans­ porte de oxígeno. Al elevar la Po
2 inspirada a 3 atmósferas, en cámaras especiales,
la cantidad de O
2 disuelto en sangre arterial puede aumentarse hasta unos
6
 ml/100 ml (v. fig. 6-1) y, de este modo, pueden satisfacerse las necesidades de los
tejidos sin hemoglobina funcionante. De vez en cuando, un episodio de anemia grave se trata de este modo. El O
2 hiperbárico también es útil para tratar la gan­
grena gaseosa, ya que el microorganismo no puede vivir en un entorno con una Po
2 elevada. La cámara hiperbárica tiene utilidad también para tratar los efectos
de la descompresión.
El fuego y las explosiones son graves riesgos de una atmósfera con O
2 al 100
%,
especialmente con presión aumentada. Por este motivo, el O
2 se administra con
mascarilla en una cámara de presión, y la propia cámara se llena con aire.
Atmósferas contaminadas
1
La contaminación atmosférica es un problema cada vez mayor en muchos países, a medida que aumenta el número de industrias y de automóviles. Los principales contaminantes son varios óxidos de nitrógeno y azufre, el ozono, el monóxido de carbono, varios hidrocarburos y materia particulada. De ellos, el óxido de nitró­
1
Puede encontrar más información en JB West, Fisiopatología pulmonar, 8.ª ed., Lippincott Williams &
Wilkins. Barcelona 2013.

APARATO RESPIRATORIO Y ESTRÉS  173
geno, los hidrocarburos y el CO se producen en grandes cantidades en los moto­
res de combustión interna, los óxidos de azufre proceden principalmente de las
fábricas de combustibles fósiles, y el ozono se forma fundamentalmente en la
atmósfera por la acción de la luz solar sobre óxidos de nitrógeno e hidrocarburos.
La concentración de contaminantes en la atmósfera aumenta notablemente por
una inversión térmica que evita la salida normal del aire caliente de la superficie a
la capa atmosférica superior.
Los óxidos de nitrógeno causan inflamación de las vías respiratorias superiores
e irritación ocular, y son los responsables de la neblina amarillenta, del smog. Los
óxidos de azufre y el ozono pueden causar también inflamación bronquial, y
el
 ozono en grandes concentraciones puede causar edema pulmonar. El peligro del
CO es su tendencia a ocupar la hemoglobina, y los hidrocarburos cíclicos son posi­ bles carcinógenos. Ambos se encuentran en el humo del tabaco, que se inhala en concentraciones bastante superiores a las de cualquier otro contaminante atmosfé­ rico. Existen datos de que algunos contaminantes actúan de forma sinérgica, es decir, que sus acciones combinadas superan la suma de sus acciones por separado.
La mayoría de los contaminantes se encuentran en forma de aerosoles, es decir,
partículas muy pequeñas que permanecen suspendidas en el aire. Cuando se inhala un aerosol, su destino depende del tamaño de las partículas. Las partículas grandes se eliminan por impacto en la nariz y la faringe. Esto significa que las partículas no
pueden rodear las esquinas rápidamente a causa de su inercia, y se empotran en la mucosa húmeda y quedan atrapadas. Las partículas de tamaño medio se depositan en pequeñas vías respiratorias y otros puntos, debido a su peso. Es lo que se deno­ mina sedimentación, y se produce especialmente donde la velocidad de flujo dis­
minuye repentinamente debido al enorme aumento de la sección transversal combinada de las vías respiratorias (v. fig. 1
-5). Por esta razón, el depósito es
intenso en los bronquíolos terminales y respiratorios, y los pulmones de un minero del carbón muestran, en esta región, una gran concentración de polvo. Las partí­ culas más pequeñas (> 0,1 μm de diámetro) alcanzan los alvéolos, donde se pro­ duce algún depósito por difusión a través de las paredes. Muchas partículas
pequeñas no se depositan, sino que se exhalan con la siguiente respiración.
Una vez depositadas, la mayoría de las partículas se eliminan por diversos
mecanismos. Las partículas que se depositan en las paredes bronquiales se elimi­ nan por el moco en movimiento que es impulsado por los cilios, y se degluten o se expectoran. Sin embargo, la acción ciliar puede paralizarse por irritantes inhala­ dos. Las partículas depositadas en los alvéolos suelen englobarlas los macrófagos que salen a través de la sangre o los linfáticos.
Respiración de líquidos
Es posible que los mamíferos sobrevivan unas horas respirando líquido en lugar de aire, algo que se observó por primera vez con ratones en solución salina en los que se aumentó la concentración de O
2 por la exposición a O
2 al 100 % a 8 atmósferas
de presión. Posteriormente, ratones, ratas y perros han sobrevivido un período respirando fluorocarburo expuesto a O
2 puro a 1 atmósfera. Este líquido presenta
una gran solubilidad tanto para el O
2 como para el CO
2. Los animales volvieron
sin problema a respirar aire.

174  CAPÍTULO 9
Como los líquidos tienen una densidad y viscosidad mucho mayores que el
aire, el trabajo respiratorio aumenta notablemente. Sin embargo, puede lograrse
la oxigenación adecuada de la sangre arterial si se eleva lo suficiente la concentra­
ción inspirada. Curiosamente, la eliminación de CO
2 es un grave problema.
Comentamos anteriormente que la difusión en las vías respiratorias es fundamen­
talmente responsable del intercambio de gases que se produce entre los alvéolos y
los bronquíolos terminales o respiratorios, donde se produce la mayor parte del
flujo por convección. Como los índices de difusión de gases en líquido son muchos
órdenes de magnitud menores que en la fase de gas, esto significa que debe man­
tenerse una gran diferencia de presión parcial de CO
2 entre los alvéolos y los
bronquíolos terminales. Los animales que respiran líquido, sin embargo, suelen
presentar retención de CO
2 y acidosis. Obsérvese que la presión de difusión del
O
2 puede elevarse siempre aumentando la Po
2 inspirada, pero esta opción no
existe para contribuir a eliminar CO
2.
Respiración perinatal
Intercambio de gases a través de la placenta
Durante la vida fetal, el intercambio de gases se produce a través de la placenta. Su circulación discurre en paralelo a la de los tejidos periféricos del feto (fig. 9-5), a diferencia de lo que sucede en el adulto, en el que la circulación pulmonar se dis­ pone en serie con la circulación sistémica. La sangre de los mamíferos entra en la placenta por las arterias uterinas y avanza a espacios pequeños denominados sinusoides intervellosos, que actúan como los alvéolos en el adulto. La sangre fetal desde la aorta (Ao) llega a esos capilares que sobresalen en los espacios intervello­ sos. El intercambio de gases se produce a través de la barrera sangre
-sangre, de
unos 3,5 μm de grosor.
Esta disposición es mucho menos eficaz para el intercambio de gases que la del
pulmón del adulto. La sangre materna se arremolina, aparentemente, alrededor de los sinusoides de un modo aleatorio, y existen probablemente grandes diferen­ cias de Po
2 en estos espacios sanguíneos. Contrasta esta situación con los alvéolos
llenos de aire, en los que la rápida difusión de los gases remueve el contenido alveolar. Como resultado, la Po
2 de la sangre fetal que deja la placenta es tan sólo
de unos 30 mm
Hg (fig. 9-5).
La sangre se mezcla con sangre venosa que drena de los tejidos fetales y alcanza
la aurícula derecha (AD) a través de la vena cava inferior (VCI). Debido a la corriente en la aurícula derecha, la mayor parte de esta sangre fluye directamente a la aurícula izquierda (AI), a través del foramen oval (FO) abierto y, por tanto, se distribuye por la Ao ascendente hasta el encéfalo y el corazón. La sangre menos oxigenada que regresa a la aurícula derecha a través de la vena cava superior (VCS) encuentra su camino hacia el ventrículo derecho (VD), pero sólo una pequeña parte alcanza los pulmones. La mayor parte se desvía a la Ao a través del conducto arterioso (CA). El resultado neto de esta compleja disposición es que la sangre mejor oxigenada llega al encéfalo y el corazón, y los pulmones que no intercam­ bian gases reciben sólo un 15
% del gasto cardíaco. Obsérvese que la Po
2 arterial
en la Ao descendente es sólo de unos 22 mm
Hg.

APARATO RESPIRATORIO Y ESTRÉS  175
Ver a continuación el resumen de las tres diferencias más importantes entre las
circulaciones fetal y del adulto:
1.
La placenta está dispuesta en paralelo a la circulación de los tejidos, mien­
tras que el pulmón está en serie en el adulto.
2. El conducto arterioso desvía la mayor parte de la sangre desde la arteria
pulmonar a la Ao descendente.
3. La corriente en la aurícula derecha significa que la sangre oxigenada de la placenta
llega preferentemente a la aurícula izquierda a través del foramen
oval y, por lo tanto, ascendiendo de la Ao al cerebro.
Primera respiración
La llegada de un niño al mundo es quizá el mayor cataclismo de su vida. Es bom­
bardeado repentinamente con una diversidad de estímulos externos. Además, el
Placenta
14
FO
19
14
22
Ao
25
30
Pulmón Pulmón
Tejidos
VD VI
AD AI
A la cabeza
CA
V
C
S
VCI
Figura 9-5. Circulación sanguínea en el feto humano. Los números muestran la Po
2 apro-
ximada de la sangre en mm Hg. En el texto, se ofrecen más detalles.

176  CAPÍTULO 9
proceso del nacimiento interfiere con el intercambio de gases a través de la pla­
centa, con las consiguientes hipoxemia e hipercapnia. Finalmente, la sensibilidad
de los quimiorreceptores aparentemente aumenta de forma considerable al nacer,
aunque se desconoce el mecanismo. Como consecuencia de todos estos cambios,
el recién nacido realiza su primera respiración.
Los pulmones fetales no están colapsados, sino inflados con líquido hasta apro­
ximadamente el 40
% de la capacidad pulmonar total. Este líquido es continua­
mente secretado por células alveolares durante la vida fetal, y su pH es bajo. Parte sale cuando el niño se desplaza a través del canal del parto, pero el resto tiene un papel importante en la posterior insuflación de los pulmones. Cuando entra aire en éstos, las grandes fuerzas de tensión superficial deben superarse. Dado que cuanto mayor sea el radio de curvatura, menores serán las presiones (v.
 fig. 7-4),
esta preinsuflación al parecer disminuye las presiones necesarias. No obstante, la presión intrapleural durante la primera respiración puede descender a –40 cm H
2O antes de que entre aire en el pulmón, y se han medido presiones máximas de
tan sólo –100 cm H
2O durante las primeras respiraciones. Estas presiones transi­
torias tan elevadas se deben, en parte, a la gran viscosidad del líquido pulmonar comparada con la del aire. El feto realiza movimientos respiratorios muy peque­ ños y rápidos en el útero durante un período de tiempo bastante considerable antes del nacimiento.
Al principio, la expansión de los pulmones es muy desigual. Sin embargo, se
dispone de agente tensioactivo pulmonar, que se forma relativamente tarde en la vida fetal, para estabilizar los alvéolos abiertos, y el líquido de los pulmones se elimina a través de los linfáticos y los capilares. En unos momentos, la capacidad residual funcional casi ha alcanzado su valor normal, y se ha establecido una superficie adecuada para el intercambio de gases. Deberán, no obstante, pasar varios días antes de que se establezca una ventilación uniforme.
Cambios circulatorios
Tras las primeras respiraciones, se produce un espectacular descenso de la resis­ tencia vascular pulmonar. En el feto, las arterias pulmonares están expuestas a la presión sanguínea sistémica total a través del conducto arterioso, y sus paredes son muy musculares. Debido a ello, la resistencia de la circulación pulmonar es enor­
memente sensible a agentes vasoconstrictores como la hipoxemia, la acidosis y la serotonina, y a vasodilatadores como la acetilcolina. Son varios los factores que intervienen en el descenso de la resistencia vascular pulmonar al nacer, entre ellos el brusco ascenso de la Po
2 alveolar, que elimina la vasoconstricción hipóxica, y el
aumento del volumen de los pulmones, que aumenta el calibre de los vasos extra­ alveolares (v. fig. 4
-2).
Con el aumento resultante del flujo sanguíneo pulmonar, aumenta la presión
en la aurícula izquierda, y el foramen oval se cierra rápidamente. Un aumento de la presión aórtica, como resultado de la pérdida de la circulación umbilical para­ lela, también aumenta la presión en la aurícula izquierda. Asimismo, la presión en la aurícula
 derecha desciende a medida que se interrumpe el flujo umbilical. El
conducto arterioso empieza a contraerse en unos minutos después, en respuesta a la acción directa del aumento de Po
2 sobre su musculatura lisa. Además, a esta

APARATO RESPIRATORIO Y ESTRÉS  177
constricción contribuye la reducción en los niveles de prostaglandinas locales y
circulantes. El flujo a través del conducto arterioso se invierte pronto, ya que la
resistencia de la circulación pulmonar desciende.
• El recién nacido realiza intensos esfuerzos respiratorios y se produce su
primera respiración.
• Hay una gran disminución de la resistencia vascular pulmonar.
• Se cierra el conducto arterioso (CA), al igual que el foramen oval (FO).
• El líquido de los pulmones se elimina por los linfáticos y los capilares.
Cambios al nacer o poco después
CONCEPTOS CLAVE
1. El esfuerzo aumenta notablemente la captación de O
2 y la expulsión de CO
2.
El consumo de O
2 aumenta de forma lineal con el ritmo de trabajo hasta el V
˙
o
2
máx. Se produce un gran aumento de la ventilación, aunque el gasto cardíaco
aumenta menos.
2.
La característica más importante de la aclimatación a gran altitud es la hiper­
ventilación, que produce valores de Pco
2 arterial muy bajos a altitudes extre­
mas. La policitemia aumenta la concentración de O
2 de la sangre, pero aparece
de forma lenta. Otras características de la aclimatación son los cambios de enzimas oxidativas y un aumento de la concentración de capilares en algunos tejidos.
3.
Los pacientes que respiran una concentración elevada de O
2 pueden sufrir
atelectasia si se obstruye una vía respiratoria, por ejemplo, por moco. Las ate­ lectasias también pueden producirse al respirar aire, aunque de forma mucho más lenta.
4.
Tras una inmersión profunda, pueden aparecer los efectos de la descompre­ sión a causa de la formación de burbujas de N
2 en la sangre. Estas burbujas
pueden causar dolor en las articulaciones y, también, efectos sobre el SNC. Puede evitarse mediante un ascenso gradual, y el tratamiento consiste en una nueva compresión.
5.
Los contaminantes atmosféricos se encuentran, frecuentemente, como aero­ soles que se depositan en los pulmones por impacto, sedimentación o difusión, dependiendo del tamaño de las partículas. Posteriormente, se eliminan de las vías respiratorias a través del sistema mucociliar, y de los alvéolos, mediante los macrófagos.
6. El entorno del feto es muy hipóxico, con una Po
2 en la Ao descendente inferior
a 25 mm Hg. La transición del intercambio de gases a través de la placenta
al intercambio pulmonar produce cambios llamativos en la circulación, entre ellos un gran descenso de la resistencia vascular pulmonar
, y el cierre final del
conducto arterioso y el foramen oval.

178  CAPÍTULO 9
Un ciclista de competición de 25 años realiza una prueba de
esfuerzo como parte de su entrenamiento. Pedalea en una bicicleta
ergométrica mientras el ritmo de trabajo se aumenta regularmente
hasta quedar agotado. Se miden la ventilación total, el consumo de
oxígeno, la eliminación de dióxido de carbono, la saturación de
oxígeno arterial (mediante pulsioximetría) y la presión arterial
pulmonar sistólica (mediante ecocardiografía), y a continuación se
muestran los resultados.
A continuación se muestra un gráfico de los cambios de la
captación de oxígeno y la ventilación total durante la prueba:
4 000
3 000
2 000
1 000
0
0 100 200
Índice de trabajo (vatios)
(ml/min)

V
O2
300 400 500
150
120
90
60
30
0
0 100 200
Índice de trabajo (vatios)
(l/min)

V
E
300 400500
• ¿Por qué el consumo máximo de oxígeno se estabiliza en la fase
tardía del esfuerzo?
• ¿Qué explica el patrón de la ventilación total durante la prueba?
• ¿Qué sucede con la diferencia alveoloarterial de oxígeno en la
fase tardía del esfuerzo?
• ¿Cuál es la explicación de los cambios observados en el estado
acidobásico durante la prueba de esfuerzo?
CASO CLÍNICO
Variable Reposo
Esfuerzo
intermedio
Esfuerzo
máximo
Consumo de O
2
(ml/min)
250 2
000 4 000
Gasto de CO
2 (ml/min) 200 1
950 4 500
Ventilación (l/min) 6 60 150
Presión arterial
­sistémica (mm Hg)
1
10/70 180/75 230/80
Presión arterial pulmo- nar sistólica (mm
Hg)
25 28 35
Po
2 arterial (mm Hg) 90 90 89
Pco
2 arterial (mm Hg) 40 39 31
pH 7,
4 7,39 7, 1 0

APARATO RESPIRATORIO Y ESTRÉS  179
PREGUNTAS
Elija la mejor respuesta para cada pregunta.
1. En cuanto al esfuerzo:
A. Puede aumentar el consumo de oxígeno más de diez veces, en comparación
con el reposo.
B. El cociente de intercambio respiratorio no puede ser mayor de 1,0.
C. La ventilación aumenta menos que el gasto cardíaco.
D. Con el esfuerzo leve, las concentraciones de lactato aumentan, normal­
men
­te, con rapidez.
E. El cambio que se produce en la ventilación durante el esfuerzo puede explicarse totalmente por el descenso del pH arterial.
2. En la aclimatación a las grandes altitudes:
A. La hiperventilación tiene escaso valor.
B. La policitemia aparece rápidamente.
C. Existe una desviación a la derecha de la curva de disociación del O
2 en
al­titudes extremas.
D. Disminuye el número de capilares por unidad de volumen en el músculo esquelético.
E. Se producen cambios en las enzimas oxidativas dentro de las células mus­ culares.
3.
Si el moco bloquea una pequeña vía respiratoria en un pulmón, la parte de pulmón distal a este bloqueo sufre atelectasia. ¿Cuál de las siguientes afirma­ ciones es cierta?
A. La atelectasia se produce más rápidamente si la persona respira aire que si respira oxígeno.
B. La suma de las presiones parciales en la sangre venosa mixta es menor que en la sangre arterial durante la respiración de aire.
C. Aumentará el flujo sanguíneo al pulmón con atelectasia.
D. La absorción de un neumotórax espontáneo se explica por un mecanismo diferente.
E. Las propiedades elásticas del pulmón resisten con firmeza la atelectasia.
4. Si, en la inmersión profunda, se utilizan mezclas de helio y oxígeno, en lugar de mezclas de nitrógeno y oxígeno (con la misma concentración de oxígeno):
A. Disminuye el riesgo de sufrir los efectos de la descompresión.
B. Aumenta el trabajo respiratorio.
C. Aumenta la resistencia de las vías respiratorias.
D. Disminuye el riesgo de toxicidad por el O
2.
E. Aumenta el riesgo de narcosis por gases inertes.

180  CAPÍTULO 9
5. Si un astronauta sentado realiza la transición de 1G a 0G, ¿qué disminuye?
A. El flujo sanguíneo al vértice pulmonar.
B. La ventilación al vértice pulmonar.
C. El depósito de partículas de aerosol inhaladas.
D. El volumen de sangre torácico.
E. La Pco
2 en los alvéolos del vértice pulmonar.
6. ¿Cuál de los siguientes parámetros aumenta en mayor porcentaje con el es­
fuerzo máximo, comparado con el resto?
A. Frecuencia cardíaca.
B. Ventilación alveolar.
C. Pco
2 de la sangre venosa mixta.
D. Gasto cardíaco.
E. Volumen corriente.
7.
La transición del intercambio de gases a través de la placenta al intercambio pulmonar se acompaña de:
A. Disminución de Po
2 arterial.
B. Aumento de la resistencia vascular pulmonar.
C. Cierre del conducto arterioso.
D. Aumento del flujo sanguíneo a través del foramen oval.
E. Esfuerzos respiratorios débiles.
8. Un varón de 45 años practica submarinismo durante sus vacaciones en Hawái. Preocupado porque se le está agotando el oxígeno de la botella, asciende rápi­ damente a la superficie, donde, durante un período de varias horas después de emerger, presenta dolor intenso en las rodillas y los codos, y prurito (picor), seguidos de dificultad para respirar y problemas con el oído y la vista. ¿Cuál de los siguientes mecanismos es más probable que explique estos problemas?
A. Presión parcial de dióxido de carbono excesiva en la profundidad del mar.
B. Presión parcial de oxígeno excesiva en la profundidad del mar.
C. Imposibilidad de exhalar durante el ascenso.
D. Compresión sinusal y del oído medio.
E. Burbujas de nitrógeno gaseoso.

APARATO RESPIRATORIO Y ESTRÉS  181
9. Una mujer de 23 años asciende desde el nivel del mar hasta la cima de una
montaña de 4 000 m en 1 día. Si se le toma una muestra de sangre arterial
poco después de llegar a la cima, ¿cuál de los siguientes cabría esperar?
10.
Una mujer de 48 años pedalea hasta su capacidad máxima de esfuerzo du­­
rante una prueba de esfuerzo cardiopulmonar a nivel del mar y otra vez tras el ascenso a una altitud de 5
400 m. Se realiza una gasometría arterial en
reposo y con el esfuerzo máximo. A continuación se muestran los valores de la P
o
2 arterial en mm
Hg:
¿Cuál de los siguientes mecanismos es más probable que explique los cambios observados en la P
o
2 arterial?
A. Disminución de la fracción de espacio muerto.
B. Disminución de la concentración de hemoglobina.
C. Hipoventilación.
D. Aumento de la fracción de cortocircuito.
E. Reducción del tiempo de tránsito de los hematíes en los capilares.
Opción pH P co
2 (mm Hg) Po
2 (mm Hg) HCO
3
− (mEq/l)
A 7,33 50 90 26
B 7,40 40 90 23
C 7,47 32 55 22
D 7,41 29 55 18
E 7,38 50 55 29
Lugar de la prueba Reposo Esfuerzo máximo
Nivel del mar 90 90
5 400 m 50 38

FEV 10
Este último capítulo está dedicado a
las pruebas funcionales respiratorias, que
constituyen una importante aplicación práctica
de la fisiología respiratoria a la clínica. En primer
lugar, comentaremos la espiración forzada, una
 prueba muy sencilla y, sin embargo, de gran
utilidad. A continuación, presentamos secciones
sobre relaciones entre ventilación y perfusión, gasometría, mecánica pulmonar, control de la ventilación y papel que desempeña el esfuerzo. El capítulo finaliza haciendo hincapié en que es más importante entender los principios de fisiología respiratoria que contienen los capítulos 1 a 9 que concentrarse en los detalles de las
 pruebas funcionales respiratorias
PRUEBAS
FUNCIONALES
RESPIRATORIAS
Cómo se apli
ca
la fisiología ­respiratoria
para medir la función
pulmonar
1
• Ventilación
Espiración forzada
Volúmenes pulmonares
• Difusión
• Flujo
sanguíneo
• Relaciones
ventilación-perfusión
Distribución topográfica de
la ventilación y la perfusión
Desigualdad de la ventilación Desequilibrio
ventilación-perfusión
• Gasometría
y pH
• Mecánica de la respiración
Distensibilidad pulmonar Resistencia de las vías
respiratorias
Volumen de cierre
• Control
de la ventilación
• Esfuerzo
• Perspectiva sobre las pruebas
funcionales respiratorias
1
El presente capítulo es sólo una introducción breve a las
pruebas funcionales respiratorias. Una descripción más de­­
tallada el lector la puede encontrar en JB W
est, Fisiopato-
logía pulmonar, (8.ª ed). Lippincott Williams & Wilkins.
Barcelona, 2013.
182

PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS  183
Una importante aplicación práctica de la fisiología respiratoria son las pruebas
funcionales respiratorias. Estas pruebas son útiles en diversos contextos, de los
que el más importante es el laboratorio de función pulmonar de los hospitales o,
en pequeña escala, la consulta del médico, donde son pruebas que contribuyen al
diagnóstico y el tratamiento de pacientes con afecciones respiratorias y cardíacas.
Además, pueden ser valiosas para decidir si un paciente está en condiciones sufi­
cientemente buenas o no para someterse a una intervención quirúrgica, como por
ejemplo una resección pulmonar en un paciente con carcinoma pulmonar. Otra
utilidad es la evaluación de la discapacidad para casos de seguros médicos y com­
pensaciones a trabajadores. De nuevo, se utilizan algunas de las pruebas más sen­
cillas en estudios epidemiológicos para evaluar los riesgos de las industrias o para
documentar la incidencia de enfermedad en la comunidad.
El papel de las pruebas funcionales respiratorias debe contemplarse en el con­
texto. Rara vez constituyen un factor esencial para realizar un diagnóstico defini­
tivo a un paciente con neumopatía; más bien, los diversos patrones de alteración
funcional superponen afecciones. Mientras que las pruebas son útiles a menudo
para controlar la evolución de un paciente con una neumopatía crónica y evaluar
los resultados del tratamiento, suele ser bastante más importante para el estu­
diante de medicina (o para el médico) entender los principios según los cuales
funcionan los pulmones (caps. 1 a 9) que concentrarse tan sólo en las pruebas
funcionales respiratorias.
Ventilación
Espiración forzada
La medición del volumen espiratorio forzado (FEV) y la capacidad vital forzada
(FVC) se ha explicado en el capítulo 7 (v. fig. 7
-19). A veces, esto se denomina
espirometría.
Otro método útil de contemplar las espiraciones forzadas es con curvas de flujo-­
volumen (v . fig. 7-16). La figura 10-1 nos recuerda que después de exhalar una
cantidad de aire relativamente pequeña, el flujo se ve limitado por la compresión de la vía respiratoria, y está determinado por la fuerza de retracción elástica del pulmón y la resistencia de las vías respiratorias previas al punto de colapso. En las enfermedades restrictivas, disminuye el flujo máximo, como el volumen total espi­
rado. Sin embargo, si se relaciona el flujo con el volumen pulmonar absoluto (es decir, incluyendo el volumen residual, que no puede medirse mediante una sola espiración), el flujo es entones anormalmente alto durante la última parte de la
 espiración, debido al aumento de la retracción pulmonar (fig. 10-1B). Esto
puede explicarse por el aumento de la retracción pulmonar y el aumento de la tracción radial que mantienen las vías respiratorias abiertas. Por el contrario, en las enfermedades obstructivas, el flujo es muy bajo con respecto al volumen pulmo­
nar, y a menudo se observa un aspecto hundido tras el punto de máximo flujo.
¿Qué importancia tienen estas medidas de espiraciones forzadas? La FVC
puede disminuir en su extremo superior o inferior (fig. 10
-1). En las enfermedades
restrictivas, la inspiración está limitada por la disminución de la distensibilidad de los pulmones o de la pared torácica, y la debilidad de los músculos inspiratorios.

184  CAPÍTULO 10
En las enfermedades obstructivas, la capacidad pulmonar total es, de forma típica,
anormalmente grande, pero la espiración finaliza de forma prematura. La razón se
encuentra en el cierre temprano de la vía respiratoria producido por un aumento
del tono de la musculatura lisa de los bronquios, como en el asma, o la pérdida de
tracción radial desde el parénquima circundante, como en el enfisema. Otras cau­
sas son el edema de las paredes bronquiales o las secreciones en el interior de las
vías respiratorias.
El FEV
1 (o el FEF
25
-75 %) disminuye por un aumento de la resistencia de las vías
respiratorias o una disminución de la retracción elástica del pulmón. Es extraordi­ nariamente independiente del esfuerzo espiratorio. La razón para ello es la com­ presión dinámica de las vías respiratorias, que ya se comentó anteriormente (v.
 fig. 7-18). Este mecanismo explica por qué el flujo es independiente de la resis­
tencia de las vías respiratorias más allá del punto de colapso, pero viene determi­ nado por la presión de retracción elástica del pulmón y la resistencia de las vías respiratorias previo a ese mismo punto. La localización del punto de colapso es en las grandes vías respiratorias, al menos inicialmente. Así pues, tanto el aumento de la resistencia de las vías respiratorias como la disminución de la
 presión de retrac­
ción elástica pulmonar pueden ser factores importantes en la reducción del FEV
1,
como, por ejemplo, en el enfisema.
Volúmenes pulmonares
La determinación de los volúmenes pulmonares por espirometría y la medición de la capacidad residual funcional (FRC) mediante el método de dilución de helio y pletismografía corporal ya se comentaron anteriormente (v. figs. 2
-2 a 2-4). La
FRC también puede determinarse haciendo que el paciente respire O
2 al 100
%
durante varios minutos y arrastrando todo el N
2 de sus pulmones.
Supongamos que el volumen pulmonar es V
1, que el volumen total de aire
espirado en 7 min es V
2 y que su concentración de N
2 es C
2. Sabemos que la
concentración de N
2 en los pulmones antes del lavado era del 80
%, y podemos
2
A
8
6
4
2
6543210
B
8 6
4
6879 543210
Colapso de vías respiratorias
Parte independiente
del esfuerzo
Volumen pulmonar (l)
Normal
Obstructiva
Restrictiva
Volumen pulmonar (l)
Flujo (l/s)
Figura 10-1. Curva de flujo-volumen obtenida mediante el registro del flujo frente al vo­­
lumen durante una espiración forzada desde una inspiración máxima. La figura muestra
v
o
­­lúmenes pulmonares absolutos, aunque no pueden medir se por espiraciones únicas.
Véase texto para más detalles.

PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS  185
medir la concentración que queda en los pulmones mediante una muestra de
aire espirado y un medidor de N
2 en los labios. Llamemos C
3 a esta concentra­
ción. Ahora, suponiendo que no existe variación neta en la cantidad de N
2,
podemos escribir: V
1 × 380 = (V
1 × C
3) + (V
2 × C
2). A partir de aquí, puede deri­
varse V
1. Uno de los inconvenientes de este método es que la concentración de
nitrógeno en el aire recogido tras 7 min es muy baja, y un pequeño error en la
medición produce un mayor error en el volumen pulmonar calculado. Además,
parte del N
2 que es eliminado procede de los tejidos corporales, y eso debe
tenerse en cuenta. Este método, al igual que la técnica de dilución de helio, sólo
mide volumen pulmonar ventilado, mientras que, como vimos en la figura 2
-4,
el método de pletismografía corporal incluye aire atrapado más allá de las vías respiratorias cerradas.
La medición del espacio muerto anatómico mediante el método de Fowler ya
se describió anteriormente (v. fig. 2
-6).
Difusión
Los principios de la medición de la capacidad de difusión para el monóxido de carbono mediante el método de respiración única se comentaron en la pág. 36. La capacidad de difusión para el O
2 es muy difícil de medir, y sólo se realiza como
procedimiento de investigación.
Flujo sanguíneo
La medición del flujo sanguíneo pulmonar total mediante el principio de Fick y por el método de dilución por indicador se comentó en las págs. 48
-49.
Relaciones
ventilación-perfusión
Distribución topográfica de la ventilación y la perfusión
Las diferencias regionales de ventilación y flujo sanguíneo pueden medirse usando xenón radioactivo, como se ha comentado anteriormente (v. figs. 2
-7 y 4-7).
Desigualdad de la ventilación
Puede determinarse mediante los métodos de respiración única y respiración múl­ tiple. El método de respiración única es muy similar al descrito por Fowler para medir el espacio muerto anatómico (v. fig. 2
-6). Allí vimos que si se mide la con­
centración de N
2 en los labios tras una respiración única de O
2, la concentración
de N
2 del aire alveolar espirado es casi uniforme, proporcionando una «meseta
alveolar» casi plana. Esto refleja la dilución aproximadamente uniforme del aire alveolar por el O
2 inspirado. Por el contrario, en pacientes con neumopatía, la
concentración de N
2 alveolar sigue aumentando durante la espiración, a causa de
la dilución desigual del N
2 alveolar por el O
2 inspirado.

186  CAPÍTULO 10
La razón por la que la concentración aumenta se debe a que los alvéolos mal
ventilados (aquellos en los que el N
2 se ha diluido menos) se vacían siempre al
final, probablemente porque tienen constantes prolongadas (v. figs. 7
-20 y 10-4).
En la práctica, el cambio en el porcentaje de concentración de N
2 entre 750
 ml y
1 250 ml de volumen espirado se usa con frecuencia como índice de ventilación
desigual. Es una prueba sencilla, rápida y de utilidad.
El método de respiración múltiple se basa en la velocidad de eliminación de N
2,
como muestra la figura 10-2. Se conecta al paciente a una fuente de O
2 al 100
%
y un medidor de N
2 de respuesta rápida obtiene muestras en los labios. Si la ven­
tilación pulmonar fuera uniforme, la concentración de N
2 se reduciría la misma
fracción en cada respiración. Por ejemplo, si el volumen corriente (excluyen­
­do el espacio muerto) fuera igual a la FRC, la concentración de N
2 se reduciría
a
 la mitad con cada respiración. En general, la concentración de N
2 es
FRC/[FRC + (V
T – V
D)] veces el de la respiración anterior, donde V
T y V
D son el
volumen corriente (tidal) y el espacio muerto anatómico, respectivamente. Como
el N
2 disminuye la misma fracción con cada respiración, la representación de la
escala logarítmica de la concentración de N
2 frente a al número de respiraciones
sería una línea recta (fig. 10
-2), si los pulmones se comportaran como un compar­
timiento único y uniformemente ventilado. Esto es casi lo que sucede en las per­
sonas sanas.
En los pacientes con neumopatías, sin embargo, la ventilación desigual, no
uniforme, produce una gráfica curva porque unidades pulmonares diferentes diluyen su N
2 a diferentes velocidades. Así pues, los alvéolos ventilados rápida­
mente producen un descenso rápido inicial del N
2, mientras que los espacios
ventilados lentamente son los que corresponden a la larga cola de la eliminación (fig. 10
-2).
100% O
2
80
40
0
012345
80
8
0,8
010203040
80
8
0,8
010203040
Concentración de N
2
(%) Medidor de N
2
(escala log.)
Número de respiraciones
Normal
Número de respiraciones
Espacio rápido
Espacio
lento
Anómalo
Número de respiraciones
Figura 10-2. Prueba con N
2 obtenida cuando un paciente respira O
2 al 100 %. Los pulmo-
nes sanos proporcionan una gráfica casi lineal de concentración de N
2 frente al número de
respiraciones sobre papel semilogarítmico, pero esta gráfica no es lineal cuando existe ven-
tilación desigual.

PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS  187
Desequilibrio ventilación-perfusión
Riley introdujo una forma de medir el desajuste entre la ventilación y el flujo san­
guíneo en los pulmones enfermos. Se basa en las determinaciones de Po
2 y Pco
2
en la sangre arterial y el aire espirado (los principios se describieron brevemente
en el cap. 5). En la práctica, el aire espirado y la sangre arterial se obtienen al
mismo tiempo del paciente, y se computan varios índices de desequilibrio ventila­
ción
-perfusión.
Una medida útil es la diferencia alveoloarterial de P o
2. En la figura 5-11 ya
observamos cómo se producía a causa de diferencias regionales del intercambio de gases en el pulmón sano. La
figura 10-3 es un gráfica O
2
-CO
2 que nos permite
estudiar esto con más detalle. En primer lugar, supongamos que no existe desequi­ librio ventilación
-perfusión y que todas las unidades pulmonares se representan
por un solo punto (i) en la línea de ventilación-perfusión. Es lo que se conoce
como punto «ideal». Cuando se produce desequilibrio ventilación-perfusión, las
unidades pulmonares empiezan a alejarse de i hacia v¯ (cocientes ventilación-­
perfusión bajos) y hacia I (cocientes ventilación-perfusión elevados) (compárese la
fig. 5-7). La línea sobre la v hace referencia a sangre venosa mixta. Cuando esto
sucede, la sangre capilar mixta (a) y el gas alveolar mixto (A) también se alejan de i. Lo hacen a lo largo de las líneas i a v¯ e i a I, que representan un cociente de
intercambio respiratorio constante (expulsión de CO
2/captación de O
2), ya que
éste se determina por el metabolismo de los tejidos corporales
2
.
P
CO
2
mm Hg
P
O2
mm Hg
40
V

I
40
120 140
20
0
60
i
a
A
60 80 100
V
A/Qbajo
V
A
/
Q
elevado
Línea del R del aire
Línea del R
de la sangre
Figura 10-3. Gráfica O
2-CO
2 que muestra el punto ideal (i), es decir, la composición hipo-
tética del aire alveolar y la sangre al final de los capilares cuando no existe desequilibrio
ventilación-perfusión. Cuando aparece desequilibrio, los puntos arterial (a) y alveolar (A)
divergen a lo largo de las líneas de sus respectivos R (cociente de intercambio respiratorio).
La diferencia alveoloarterial mixta de la P
o
2 es la distancia horizontal entre los puntos.
2
En esta descripción, necesariamente simplificada, se omiten algunos detalles. Por ejemplo, cuando el
punto de sangre venosa mixta se altera durante el desequilibrio ventilación-perfusión.

188  CAPÍTULO 10
La distancia horizontal entre A y a representa la diferencia alveoloarterial
(mixta) de O
2. En la práctica, esto sólo puede medirse fácilmente si la ventilación
es esencialmente uniforme pero el flujo sanguíneo es desigual, porque sólo enton­
ces puede obtenerse una muestra representativa de gas alveolar mixto. Es lo que
sucede, a veces, en la embolia pulmonar. Con mayor frecuencia, se calcula la dife­
rencia de Po
2 entre el gas alveolar ideal y la sangre arterial: diferencia alveoloar
­
terial (ideal) de O
2. La Po
2 ideal puede calcularse a partir de la ecuación del gas
alveolar que relaciona la Po
2 de cualquier unidad pulmonar con la composición
del aire inspirado, el cociente de intercambio respiratorio y la Pco
2 de la unidad.
En el caso de alvéolos ideales, se considera que la Pco
2 es la misma que la de la
sangre arterial, porque la línea a lo largo de la cual se desplaza el punto i es prác­ ticamente horizontal. Obsérvese que esta diferencia alveoloarterial de Po
2 está
causada por unidades entre i y v¯, es decir, aquellas que tienen cocientes ventila­
ción
-perfusión bajos. Al calcular la Po
2 alveolar ideal es necesario conocer la Po
2
inspirada y a veces esto es difícil, por ejemplo, si el paciente recibe oxígeno mediante cánula nasal.
Con frecuencia, se obtienen otros dos índices de desequilibrio ventilación
-per­
fusión. Uno de ellos es el cortocircuito fisiológico (denominado también mezcla venosa). Para ello, simulamos que todo el desplazamiento hacia la izquierda del punto arterial (a) alejándose del punto ideal (i), es decir, la hipoxemia, se debe a la adición de sangre venosa mixta (v¯) a la sangre ideal (i). Esto no es tan irreal como
parece en un principio, porque de unidades con cocientes ventilación
-perfusión
muy bajos sale sangre que tiene, esencialmente, la misma composición que la san­ gre venosa mixta (v. figs. 5
-6 y 5-7). En la práctica, la ecuación del cortocircuito
(v. fig. 5-3) se usa del siguiente modo:
Q
.
PS
Q
.
T
=
Ci
o
2
– Ca
o
2

Ci
o
2
– Cv

o
2
donde Q
.
PS/Q
.
T se refiere al cociente entre el cortocircuito fisiológico y el flujo
total. La concentración de O
2 de la sangre ideal se calcula a partir de la Po
2 ideal
y la curva de disociación del O
2.
El otro índice es el espacio muerto alveolar. Suponemos ahora que todo el des­
plazamiento del punto alveolar (A) alejándose del punto ideal (i) se debe a la adición de aire inspirado (I) al aire ideal. De nuevo, no es una idea tan extrava­ gante como pueda parecer en principio, porque unidades con cocientes ventila­ ción
-perfusión se comportan de forma muy parecida al punto. Después de todo,
una unidad con un cociente ventilación-perfusión infinitamente elevado con­
tiene aire con la misma composición que el aire inspirado (v. figs. 5-6 y 5-7). La
ecuación de Bohr para el espacio muerto (v. pág. 22) se utiliza del siguiente modo:
Vd
alv
V
T
=
Pi
co
2
– Pa
co
2

Pi
co
2

PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS  189
donde A se refiere al aire alveolar espirado. El resultado se denomina espacio muerto
alveolar, para diferenciarlo del espacio muerto anatómico, es decir, el volumen de las
vías respiratorias de conducción. Como el aire alveolar espirado suele ser difícil de
obtener sin contaminación por el espacio muerto anatómico, a menudo se mide el
CO
2 espirado mixto. El resultado se denomina espacio muerto fisiológico, que incluye
componentes del espacio muerto alveolar y del espacio muerto anatómico. Como
la Pco
2 del aire ideal está muy próxima a la de la sangre arterial (fig. 10
-3), la ecua­
ción para el espacio muerto fisiológico es:
Vd
fis
V
T
=
Pa
co
2
– Pe
co
2

Pa
co
2
El valor normal del espacio muerto fisiológico es, aproximadamente, el 30
%
del volumen corriente en reposo, y menor con el esfuerzo, y consiste casi total
­
mente en espacio muerto anatómico. En las neumopatías, puede aumentar hasta el 50 % o más, a causa de la existencia de desequilibrio ventilación-perfusión.
Gasometría y pH
La Po
2, la Pco
2 y el pH se miden fácilmente con electrodos en muestras de sangre.
Se utiliza un electrodo de vidrio para medir el pH de la sangre total. El electrodo para medir la Pco
2 es, en efecto, un diminuto medidor de pH en el que una solu­
ción amortiguadora de bicarbonato se separa de la muestra de sangre a través de una membrana muy delgada. Cuando el dióxido de carbono difunde a través de la membrana desde la sangre, el pH del amortiguador cambia según la relación de Henderson
-Hasselbalch. El medidor de pH realiza la lectura de la Pco
2. El elec­
trodo para medir el
o
2 es un polarógrafo, es decir, un dispositivo que, cuando se
le aplica el voltaje adecuado, proporciona una corriente muy pequeña que es pro­ porcional a la cantidad de O
2 disuelto. En la práctica, se disponen los tres electro­
dos para proporcionar sus estímulos al mismo medidor, mediante conexiones adecuadas, y puede realizarse un análisis completo de una muestra de sangre en unos minutos. A veces, la saturación de O
2 arterial también se mide con un instru­
mento que se denomina cooxímetro.
En el capítulo 5, se explicaron las cuatro causas de una Po
2 arterial baja, o
hipoxemia: 1) hipoventilación; 2) difusión; 3) cortocircuito y, 4) desequilibrio ven­
tilación
-perfusión. La Po
2 arterial también puede estar reducida si el valor inspi­
rado es bajo, como sucede, por ejemplo, a una gran altitud.
Para diferenciar estas causas, hay que tener en cuenta que la hipoventilación
siempre se asocia a una Pco
2 arterial elevada, y que sólo cuando existe un cortocir­
cuito la Po
2 arterial no aumenta hasta el nivel esperado al administrarse O
2 al
100
%. En las neumopatías, la alteración de la difusión siempre se acompaña de
desequilibrio ventilación-perfusión y, en realidad, suele ser imposible determinar
hasta dónde la alteración de la difusión es responsable de la hipoxemia.
Dos son las causas del aumento de la Pco
2 arterial: a) hipoventilación, y b) dese­
quilibrio ventilación
-perfusión. Esta última no siempre causa retención de CO
2,

190  CAPÍTULO 10
porque una tendencia de la Pco
2 arterial a aumentar avisa al centro respiratorio a
través de los quimiorreceptores para que aumente la ventilación y, por tanto, man­
tener baja la Pco
2. Sin embargo, si no existe este aumento de ventilación, la Pco
2
debe aumentar. En la tabla 6
-1, se resumen los cambios de los gases sanguíneos en
diferentes tipos de hipoxemia.
Como recordatorio, en el capítulo 6, se explica la evaluación del estado acido­
básico de la sangre.
Mecánica de la respiración
Distensibilidad pulmonar
La distensibilidad se define como el cambio de volumen por unidad de cambio de presión a través del pulmón. Para obtenerla, es necesario conocer la presión intra­ pleural. En la práctica, la presión esofágica se mide mediante un pequeño globo en el extremo de una sonda introducida en el esófago del paciente. Esta presión no es idéntica a la presión intrapleural, pero refleja bastante bien sus cambios. La medición no es fiable en decúbito supino, debido a la interferencia del peso de las estructuras mediastínicas.
Una forma sencilla de medir la distensibilidad consiste en hacer espirar al
paciente desde la capacidad pulmonar total (CPT) en un espirómetro por etapas de, por ejemplo, 500 ml, y midiendo la presión esofágica simultáneamente. La glotis debe estar abierta, y debe dejarse que los pulmones se estabilicen durante unos segundos después de cada etapa. De esta forma, se obtiene una curva pre­ sión
-volumen similar a la línea superior de la figura 7-3. La curva entera es el
modo que proporciona más información sobre el comportamiento elástico de los pulmones. Pueden derivarse índices a partir de la forma de la curva. Obsérvese que la distensibilidad, que es la pendiente de la curva, variará dependiendo del volumen pulmonar utilizado. Por convención, se recoge la pendiente sobre el litro por encima de la FRC medida durante el desinflado. Aun así, la medición no puede repetirse mucho.
También puede medirse la distensibilidad pulmonar durante la respiración en
reposo, como se muestra en la figura 7
-13. En este caso, aprovechamos el hecho
de que, en puntos sin flujo (final de la inspiración o la espiración), la presión intra­ pleural refleja sólo las fuerzas de retracción elástica y no las asociadas al flujo de aire. Así pues, la distensibilidad es la diferencia de volumen dividida por la dife­ rencia de presión en estos puntos.
Este método no es válido en pacientes con afecciones de las vías respiratorias,
porque la variación de constantes de tiempo a través del pulmón significa que sigue existiendo flujo en el interior de los pulmones cuando ha cesado en la bo
­­
ca. La
figura 10-4 muestra que, si consideramos una región pulmonar que tiene
una vía respiratoria parcialmente obstruida, siempre irá por detrás del resto del pulmón (compárese con la fig. 7-20). De hecho, puede seguir llenándose cuando
el resto del pulmón ha empezado a vaciarse, con lo que el aire se desplaza a su interior desde unidades adyacentes: es lo que se denomina pendelluft (aire osci­
lante). Cuando la frecuencia respiratoria aumenta, la proporción del volumen corriente que se dirige a esta región parcialmente obstruida disminuye gradual­

PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS  191
mente. Así pues, cada vez es menor la parte pulmonar que participa en los cam­
bios del volumen corriente y, por lo tanto, el pulmón parece volverse menos
distensible.
Las presiones inspiratoria y espiratoria máximas también pueden medirse para
determinar si un paciente con un patrón restrictivo en la espirometría padece o no
un trastorno neuromuscular.
Resistencia de las vías respiratorias
La resistencia de las vías respiratorias es la diferencia de presión entre los alvéolos
y la boca por unidad de flujo de aire (v. fig. 7
-12). Puede medirse en un pletismó­
grafo corporal (fig. 10-5).
Antes de la inspiración (A), la presión en el habitáculo es la atmosférica. Al
principio de la inspiración, la presión en los alvéolos disminuye a medida que el
 aire alveolar se expande mediante un volumen Δ V. Esto comprime el aire
del habitáculo, y de su cambio de presión puede calcularse Δ V (compárese
la fig. 2-4). Si se conoce el volumen pulmonar, Δ V puede convertirse en presión
1
1
2
2
1
2
12
A
C
B
D
Figura 10-4. Efectos de constantes de tiempo desiguales sobre la ventilación. El compar-
timiento 2 tiene una vía respiratoria parcialmente obstruida y, por lo tanto, una larga cons-
tante de tiempo (compárese con la fig. 7-20). Durante la inspiración (A), el aire entra
lentamente y, por lo tanto, continúa llenándose después de que el resto del pulmón (1) ha
dejado de moverse (B). Realmente, al principio de la espiración (C), la región anómala (2)
puede estar inhalando mientras que el resto del pulmón ha empezado a exhalar. D) Ambas
regiones están exhalando, pero el compartimiento 2 se retrasa con respecto al comparti-
miento 1. Con frecuencias mayores, el volumen corriente hacia la región anómala se hace
cada vez más pequeño.

192  CAPÍTULO 10
alveolar usando la ley de Boyle. El flujo se mide simultáneamente y, de este mo­­
do, se obtiene la resistencia de la vía respiratoria. La medición se realiza durante

la espiración de igual forma. El volumen pulmonar se determina como se des­
cribe en la figura 2
-4.
También puede medirse la resistencia de las vías respiratorias durante una res­
piración normal a partir del registro de presión intrapleural como el obtenido con un globo esofágico (v. fig. 7
-13). Sin embargo, en este caso, también se incluye la
resistencia viscosa de los tejidos (v. pág. 134). La presión intrapleural refleja dos conjuntos de fuerzas, las que se oponen a la retracción elástica del pulmón y las que superan la resistencia al aire y el flujo tisular. Es posible deducir la presión causada por las fuerzas de retracción durante la respiración tranquila porque es proporcional al volumen pulmonar (si la distensibilidad es constante). La deduc­ ción se realiza con un circuito eléctrico. Nos quedamos entonces con una gráfica de presión frente a flujo que proporciona resistencia (vías respiratorias + tejidos). Este método no es satisfactorio en pulmones con una afección grave de las vías respiratorias porque las desiguales constantes de tiempo evitan que todas las regiones se muevan juntas (fig. 10
-4).
Volumen de cierre
Puede buscarse una afección inicial en las vías respiratorias pequeñas usando el método de respiración única con N
2 (v. fig. 2
-6) y, por tanto, aprovechando las
diferencias topográficas de ventilación (v
. figs. 7
-8 y 7-9). Supongamos que una
persona realiza una respiración hasta la capacidad vital con O
2 al 100
% y
la posterior exhalación, se mide la concentración de N
2 en los labios (fig. 10-6).
Pueden reconocerse cuatro fases.
En primer lugar, se exhala el espacio muerto puro (1), seguido de una mezcla
del espacio muerto y el aire alveolar (2), y a continuación el aire alveolar puro (3).
A B
fiV
C
Antes de la
inspiración
Durante la
inspiración
Durante la
espiración
Figura 10-5. Medición de la resistencia de las vías respiratorias mediante un pletismó-
grafo corporal. Durante la inspiración, el aire alveolar se expande y, por lo tanto, aumenta la
presión en el habitáculo. A partir de esto, puede calcularse la presión alveolar. La diferencia de
presión entre los alvéolos y la boca, dividida por el flujo, proporciona la resistencia de las vías
respiratorias (v. texto).

PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS  193
Hacia el final de la espiración, se observa un aumento brusco de la concentración
de N
2 (4). Esto marca el cierre de las vías respiratorias en la base pulmonar
(v.
 fig. 7-9), y se debe al vaciado preferente del vértice, que tiene una concentra­
ción de N
2 relativamente elevada. El motivo de esta mayor concentración está en
que durante una respiración de O
2 hasta la capacidad vital, esta región se expande
menos (v. fig. 7
-9) y, por lo tanto, el N
2 está allí menos diluido con O
2. Así pues,
puede extraerse del trazado el volumen pulmonar en el que las vías respiratorias declives empiezan a cerrarse.
En personas jóvenes y sanas, el volumen de cierre es de, aproximadamente, el
10 % de la capacidad vital (CV). Aumenta uniformemente con la edad, y equivale,
aproximadamente, al 40 % de la CV, es decir, la FRC, alrededor de los 65 años de
edad. Afecciones relativamente poco importantes en las pequeñas vías respirato­ rias aumentan, aparentemente, el volumen de cierre. A veces, se comunica la capa- cidad de cierre, que es el volumen de cierre más el volumen residual.
Control de la ventilación
La respuesta de los quimiorreceptores y el centro respiratorio al CO
2 puede
medirse haciendo que el paciente respire en una bolsa, como se comentó en la página
 151. Vimos que la Po
2 alveolar también afecta a la ventilación, de forma
que, si sólo se necesita la respuesta al CO
2, la Po
2 inspirada debe mantenerse por
encima de 200 mm Hg para evitar cualquier impulso hipóxico. La respuesta ven­
30
40
50
12 34
20
10
0
5 14 32 06
VRCPT
CV
Concentración de N
2
(%)
Volumen
de cierre
Volumen pulmonar (l)
Figura 10-6. Medición del volumen de cierre. Si una inspiración de O
2 al 100 % hasta la
capacidad vital va seguida por una espiración completa, pueden reconocer
se cuatro fases en
la concentración de N
2 medida a nivel de los labios (v. texto). La última se debe al vaciado
preferente del vértice pulmonar después de que se hayan cerrado las vías respiratorias de
zonas inferiores. CPT, capacidad pulmonar total; CV, capacidad vital; VR, volumen residual.

194  CAPÍTULO 10
tilatoria a la hipoxia puede medirse de forma similar si el paciente respira de una
bolsa con una Po
2 baja pero con una Pco
2 constante.
Esfuerzo
Si se realizan pruebas cuando la persona realiza esfuerzo, pueden obtenerse datos adicionales sobre la función respiratoria. Como se comenta al principio del capí­ tulo
 9, los pulmones en reposo tienen enormes reservas; su ventilación, flujo san­
guíneo, transferencia de O
2 y CO
2, y su capacidad de difusión pueden aumentar
varias veces con el esfuerzo. Al principio de las enfermedades, los resultados de las pruebas funcionales respiratorias de los pacientes se encuentran dentro de los límites de la normalidad en reposo, pero aparecen alteraciones cuando el esfuerzo afecta al aparato respiratorio.
La banda sin fin y la bicicleta ergométrica son métodos para realizar un esfuerzo
controlado. Las mediciones que suelen hacerse durante el esfuerzo son la ventila­ ción total, la frecuencia del pulso, la captación de O
2, la expulsión de CO
2, el
cociente de intercambio respiratorio, la gasometría arterial y la capacidad de difu­ sión pulmonar para el monóxido de carbono. A veces, estas mediciones pueden identificar si el esfuerzo está condicionado por limitaciones de la función cardíaca, la capacidad ventilatoria o la capacidad para intercambiar gases a través de la membrana alveolocapilar.
Perspectiva sobre las pruebas
­funcionales respiratorias
En este capítulo, hemos comentado algunas de las pruebas funcionales respirato­
rias disponibles actualmente. En conclusión, debe destacarse que no todas estas
pruebas suelen utilizarse en los laboratorios de función pulmonar de los hospita­
les. Sólo algunas pueden usarse en la consulta de un médico o en un estudio epi­
demiológico.
La prueba más sencilla y útil en el marco clínico es la espiometría forzada. Sin
importar mucho los índices que derivan de esta prueba, el FEV
1 y la FVC se noti­
fican con frecuencia. Esta prueba es particularmente útil para la evaluación de la
disnea crónica y otros síntomas respiratorios. Además, es esencial poder medir
la
 gasometría arterial si se está atendiendo a pacientes con insuficiencia respiratoria
aguda o crónica, y es, a menudo, una prueba valiosa en cualquier caso. Después de esto, la importancia relativa de las
 pruebas se convierte más en una preferencia
personal, aunque un laboratorio de función pulmonar bien equipado debe poder medir volúmenes pulmonares, ventilación desigual, diferencia alveoloarterial de Po
2, espacio muerto fisiológico y cortocircuito, capacidad de difusión para el
monóxido de carbono, resistencia de las vías respiratorias, distensibilidad pulmo­ nar, respuesta ventilatoria al CO
2 y a la hipoxia, y la respuesta del paciente al
esfuerzo. En laboratorios grandes, pueden realizarse pruebas más específicas, como la distribución topográfica de la ventilación y el flujo sanguíneo.

PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS  195
1. La medición de la espiración forzada es sencilla de realizar y, a menudo, pro­
porciona mucha información. Se producen patrones específicos en las neumo­
patías obstructivas y restrictivas.
2. La gasometría arterial puede medirse rápidamente con electrodos, y esta infor­
mación es, con frecuencia, esencial en el tratamiento de pacientes en estado grave.
3.
El grado de desequilibrio ventilación-perfusión en unos pulmones enfermos
puede evaluarse a partir de una muestra de sangre arterial, calculando la dife
­
rencia alveoloarterial de Po
2.
4.
Los volúmenes pulmonares y la resistencia de las vías respiratorias puede medirse mediante un pletismógrafo corporal con relativa facilidad.
5. Las pruebas de esfuerzo pueden ser valiosas para identificar la causa de la limi­ tación del esfuerzo del paciente.
CONCEPTOS CLAVE
Elija la mejor respuesta para cada pregunta.
1. En cuanto al volumen espiratorio forzado en 1 s:
A. La prueba puede utilizarse para evaluar la eficacia de los broncodilatadores.
B. No se afecta por la compresión dinámica de las vías respiratorias.
C. Disminuye en pacientes con fibrosis pulmonar, pero no en la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
D. Es normal en los pacientes con asma.
E. La prueba es difícil de realizar.
2. En un paciente con enfermedad pulmonar obstructiva crónica, el FEV
1 puede
disminuir por:
A. Hipertrofia diafragmática.
B. Administración de un broncodilatador.
C. Aumento del esfuerzo espiratorio.
D. Pérdida de la tracción radial sobre las vías respiratorias.
E. Aumento de la retracción elástica del pulmón.
3.
En la prueba de respiración única con nitrógeno para la ventilación desigual:
A. La pendiente de la meseta alveolar disminuye en la bronquitis crónica en comparación con la normalidad.
B. La pendiente se produce porque unidades bien ventiladas se vacían, en la espiración, después que unidades mal ventiladas.
C. El último aire exhalado procede de la base pulmonar.
D. Puede usarse un procedimiento similar para medir el espacio muerto ana­ tómico.
E. La prueba lleva mucho tiempo.
PREGUNTAS

196  CAPÍTULO 10
4. En la evaluación del desequilibrio ventilación-perfusión basada en mediciones
de P
o
2 y Pco
2 en sangre arterial y aire espirado:
A. La Po
2 alveolar ideal se calcula usando la Pco
2 del aire espirado.
B. La Po
2 alveolar se calcula a partir de la ecuación del aire alveolar.
C. El desequilibrio ventilación
-perfusión disminuye la diferencia alveoloar­
terial de P
o
2.
D. El desequilibrio ventilación
-perfusión reduce el cortocircuito fisiológico.
E. El desequilibrio ventilación-perfusión disminuye el espacio muerto fisio­
lógico.
5.
Si una persona sana sentada exhala hasta el volumen residual (VR):
A. El volumen de gas que permanece en los pulmones es más de la mitad de la
capacidad vital.
B. La Pco
2 del aire espirado desciende justo antes del final de la espiración.
C. Si la boquilla se cierra a VR y la persona se relaja por completo, la presión
en las vías respiratorias es mayor que la presión atmosférica.
D. La presión intrapleural supera a la presión alveolar a VR.
E. Todas las vías respiratorias pequeñas de los pulmones se cierran a VR.
6. Una mujer de 66 años acude al médico con un empeoramiento de la disnea de esfuerzo de 9 meses de evolución. La espirometría revela un FEV
1 significati­
vamente inferior al teórico basándose en su edad, estatura y sexo, una FVC inferior a la teórica y un cociente FEV
1/FVC disminuido. ¿Cuál de los si
­­
guientes podría explicar estos resultados?
A. Disminución del número de capilares pulmonares.
B. Disminución de la retracción elástica del pulmón.
C. Alteraciones fibróticas en el espacio intersticial.
D. Aumento del área transversal para el flujo de aire.
E. Engrosamiento de la membrana alveolocapilar.
7.
Se lleva a cabo una prueba de respiración múltiple con nitrógeno como parte de la evaluación de un varón con disnea crónica. La representación del loga­ ritmo de la concentración de N
2 frente al número de respiraciones revela dos
fases distintas, con un descenso rápido de la concentración de N
2 en la primera
fase y más lento en la segunda. ¿Qué conclusión puede extraerse respecto a la función del aparato respiratorio en este paciente?
A. La concentración de hemoglobina está disminuida.
B. El caudal de quimiorreceptores periféricos está disminuido.
C. La membrana alveolocapilar está engrosada.
D. El número de capilares pulmonares está disminuido.
E. El paciente tiene una ventilación no uniforme.

PRUEBAS FUNCIONALES RESPIRATORIAS  197
8. Una mujer de 33 años presenta insuficiencia respiratoria hipoxémica grave a
consecuencia de la complicación de una neumonía y recibe tratamiento con
ventilación mecánica. La concentración de oxígeno inspirado aumenta al
100
% poco después de la intubación y una muestra de sangre arterial propor­
ciona los siguientes resultados: pH 7,32, P
co
2 34, Po
2 70 mm
Hg y HCO
3
− 16.
¿Cuál de los siguientes mecanismos es probable que sea el causante de la hipoxemia de la paciente?
A. Hipoventilación.
B. Deterioro de la difusión.
C. Desigualdad del cociente ventilación
-perfusión.
D. Cortocircuito.
E. Hipoventilación y desigualdad del cociente ventilación-perfusión.

199
SÍmbolOs,
UniDADEs, Y
ECuaCionEs
AApÉndiCE
Símbolos
Símbolos básicos
C Concentración del gas en la sangre.
F Concentración fraccional en aire seco.
P Presión o presión parcial.
Q Volumen de sangre.
Q
˙
Volumen de sangre por unidad de tiempo.
R Cociente respiratorio.
S Saturación de la hemoglobina con O
2.
V Volumen de gas.
V
˙
Volumen de gas por unidad de tiempo.
Símbolos secundarios para la fase gaseosa
A Alveolar.
B Barométrica (atmosférica).
D Espacio muerto.
E Espirado.
I Inspirado.
L Pulmonar.
T Corriente.
Símbolos secundarios para la fase sanguínea
a Arterial.
c Capilar.
c'Capilar final.
i Ideal.
v Venosa.
vVenosa mixta.

200  APÉNDICE A
Ejemplos
Contenido de O
2 en sangre arterial: Cao
2.
Fracción espirada de N
2: Fe
N
2.
Presión parcial de O
2 en sangre venosa mixta: Pv
O
2.
Unidade
s
En este libro, se han usado las unidades tradicionales del sistema métrico. Las
presiones se proporcionan en mm Hg; el torr es una unidad casi idéntica.
En Europa, se usan habitualmente las unidades SI. La mayor parte son muy
habituales, pero el kilopascal, la unidad de presión, es algo confusa al principio.
Un kilopascal = 7,5 mm Hg (aproximadamente).
Ecuaciones
Leyes de los gases
Ley general de los gases: PV = RT
donde T es temperatura y R es una constante. Esta ecuación se usa para corregir volúmenes de gas por cambios de presión de vapor de agua y temperatura. Por ejemplo, la ventilación se proporciona convencionalmente como BTPS, es decir, temperatura corporal 37 °C (body temperature), presión ambiental y saturada con vapor de agua, porque corresponde a los cambios de volúmenes del pulmón. Por el contrario, los volúmenes de gases en sangre se expresan como STPD, es decir, temperatura (0 °C o 273 °K) y presión (760 mm Hg) habituales (standard tempera- tura and pressure) y seco (dry), como es habitual en química. Para convertir un volumen de gas en condiciones BTPS a un volumen en condiciones STPD, se usará la siguiente ecuación:
273
310
×
P
b – 47
760
donde 47 mm Hg es la presión del vapor de agua a 37 °C.
La Ley de Boyle: P
1V
1 = P
2V
2 (a temperatura constante)
y
la Ley de Charles:
V
1
V
2
=
T
1
T
2
(a presión constante)
son casos especiales de la ley general de los gases.

SÍmbolOs, UniDADEs, Y ECuaCionEs  201
La ley de Avogadro establece que volúmenes iguales de gases diferentes medi-
dos en las mismas condiciones de presión y temperatura contienen el mismo
número de moléculas. Una molécula gramo o mol, p. ej., 32 g de O
2, ocupa 22,4
 l
a STPD.
La ley de Dalton
establece que la presión parcial de un gas (x) en una mezcla
gaseosa es igual a la presión que ejercería en caso de ocupar él solo el volumen total de la mezcla.
Así pues, P
x = P · F
x, donde P es la presión total del gas seco, ya que F
x se refiere
a gas seco. En aire con una presión de vapor de agua de 47 mm Hg,
P
x = (P
B – 47) · F
x
También, en los alvéolos, Po
2 + Pco
2 + Pn
2 + Ph
2o = P
B.
La presión parcial de un gas en solución es igual a su presión parcial en una mezcla
gaseosa que esté en equilibrio con la solución.
La ley de Henry establece que la concentración de gas disuelto en un líquido es
proporcional a su presión parcial. Así, C
x = K · P
x.
Ventilación
V
T = V
D + V
A
donde V
A se refiere aquí al volumen de aire alveolar en el volumen corriente:
V
˙
A = V
˙
E – V
˙
D
V
˙
co
2 = V
˙
A · Faco
2
(medidos ambos V
˙
a BTPS)
V
˙
A =
V
˙
co
2
Paco
2
× K (ecuación de ventilación alveolar)
Si V
˙
A está a BTPS y V
˙
co
2 está a STPD, K = 0,863. En las personas sanas, la Paco
2
es casi idéntica a Pa
co
2.
Ecuación de Bohr:
V
D
V
T
=
Paco
2 – Pe co
2
Paco
2

O, usando la Pco
2 arterial,
V
D
V
T
=
Paco
2 – Pe co
2
Paco
2
Esto proporciona el espacio muerto fisiológico.

202  APÉNDICE A
Difusión
En la fase de gas, la ley de Graham establece que la velocidad de difusión de un gas
es inversamente proporcional a la raíz cuadrada de su peso molecular.
En líquido o un corte tisular, la ley de Fick
1
establece que el volumen de gas por
unidad de tiempo que difunde a través de una lámina tisular viene dado por:
V
·
gas =
A
T
· D · (P
1 – P
2)
donde A y T son el área y el grosor (thickness) de la lámina, P
1 y P
2 son la presión
parcial del gas en los dos lados, y D es una constante de difusión, a veces denomi- nada coeficiente de permeabilidad del tejido para ese gas.
Esta constante de difusión está relacionada con la solubilidad (Sol) y el peso mole-
cular (PM) del gas:

Sol
D
PM
Cuando la capacidad de difusión del pulmón (D
L) se mide con monóxido de
carbono y se toma la Pco capilar como de valor cero,
D
L =
V
·
co
Pa
co
D
L tiene dos componentes. Uno de ellos es la capacidad de difusión de la mem-
brana alveolar (D
M), y el otro depende del volumen de la sangre capilar (V
c) y el
índice de reacción del CO con la hemoglobina, θ:
1
D
L
=
1
D
M
+
1
θ · V
c
Flujo sanguíneo
Principio de Fick:
Q
.
=
V
.
o
2
Cao
2 – Cv
– o
2
Resistencia vascular pulmonar:
PVR =
P
art – P
ven
Q
·

1
La ley Fick se expresó originalmente en términos de concentraciones, pero las presiones parciales son
más convenientes para nosotros.

SÍmbolOs, UniDADEs, Y ECuaCionEs  203
donde P
art y P
ven son las presiones arterial y venosa pulmonares medias, respecti-
vamente.
Ley de Starling del intercambio de líquidos a través de los capilares:
Flujo de salida neto = K[(P
c – P
i ) – σ (π
c – π
i)]
donde i es el líquido intersticial que rodea el capilar, π es la presión coloidosmó-
tica, σ es el coeficiente de reflexión y K es el coeficiente de filtración.
Relaciones entre ventilación y perfusión
Ecuación del aire alveolar:
Pao
2 = Pi o
2 –
Pa
co
2
R
+ 
Paco
2 · Fio
2 ·
1 – R
R

Esto sólo es válido si no hay CO
2 en el aire inspirado. El término entre corche-
tes es un factor de corrección relativamente pequeño cuando se respira aire
(2
 mm Hg cuando Pco
2 = 40, Fi o
2 = 0,21 y R = 0,8). Así, una aproximación útil será:
Pao
2 = Pi o
2 –
Pa
co
2
R
Cociente de intercambio respiratorio: Si no hay CO
2 en el aire inspirado,
R =
V
˙
co
2
V
˙
o
2
=
Pe
co
2
(1 – Fi
o
2
)
Pi
o
2 – Pe o
2 – ( Pe co
2 · Fio
2
)
Cortocircuito venosoarterial:
Q
˙
S
Q
˙
T
= Cc'
o
2
– Ca
o
2

Cc'
o
2
– Cv

o
2
donde c' significa final de los capilares.
Ecuación de la relación entre ventilación y perfusión:
V
˙
a
Q
.
=
8,63R (Ca
o
2
– Cv

o
2
)
Pa
co
2
donde las concentraciones de los gases en sangre vienen dadas en ml/dl.

204  APÉNDICE A
Cortocircuito fisiológico:
Q
.
PS
Q
.
T
=
Ci
o
2
– Ca
o
2

Ci
o
2
– Cv

o
2
Espacio muerto alveolar:
V
d
V
T
=
Pi
co
2
– Pa
co
2

Pi
co
2
La ecuación para el espacio muerto fisiológico se ha proporcionado en la pág. 22.
Gases sanguíneos y pH
Oxígeno disuelto en sangre:
Co
2 = Sol · Po
2
donde Sol es 0,003 ml O
2/dl sangre dividido por mm
Hg.
Ecuación de Henderson-Hasselbalch:
pH = pK
A + log
(HCO
3
–)
(CO
2)
La pK
A para este sistema suele ser 6,1. Si las concentraciones de HCO
3
– y CO
2
están en milimoles por litro, puede sustituirse CO
2 por Pco
2 (mm Hg) × 0,030.
Mecánica de la respiración
Distensibilidad = ΔV/ΔP
Distensibilidad específica = ΔV/(V · ΔP)
Ecuación de Laplace para la presión causada por la tensión superficial de una
esfera:
P =
2T
r
donde r es el radio y T es la tensión superficial. Obsérvese que, para una burbuja de jabón, P = 4T/r porque existen dos superficies.
Ley de Poiseuille para el flujo laminar:
V
·
=
Pπr
4
8nl

SÍmbolOs, UniDADEs, Y ECuaCionEs  205
donde n es el coeficiente de viscosidad
2
y P es la diferencia de presión a través de
la longitud l.
Número de Reynolds:
Re =
2rvd
n
donde v es la velocidad lineal promedio del gas, d es su densidad y n es su viscosi-
dad.
La caída (descenso) de presión para el flujo laminar es PαV, pero la caída de pre-
sión para el flujo turbulento es PαV
˙
2 (aproximadamente).
Resistencia de las vías respiratorias:
P
alv – P
boca
V
·

donde P
alv y P
boca se refieren a las presiones alveolar y bucal, respectivamente.
2
Para los que sabemos poco latín y menos griego: se trata de una deformación de la letra griega η.

206
Capítulo 1
1. La respuesta correcta es la D. Las paredes de los capilares son tan delgadas que,
si la presión en su interior se eleva en exceso, se dañan, filtrándose plasma o
sangre, una afección conocida como insuficiencia por estrés. Las demás opcio-
nes no son correctas porque la parte más delgada de la membrana alveoloca-
pilar tiene unos 0,3 μm de grosor, su área total supera los 50 m
2
, casi toda el
área de la pared alveolar está ocupada por capilares y el oxígeno atraviesa la
membrana por difusión pasiva.
2.
La respuesta correcta es la B. Véase el pie de la figura 1-1.
ApÉndiCE BRESPUESTAS
Cabría esperar que el volumen estuviera reducido un 50 %. No
obstante, cuando se extirpa un pulmón, los alvéolos del otro pulmón
aumentan de tamaño debido al gran aumento de volumen disponible
en la cavidad torácica. Otro factor en este ejemplo es que el pulmón
izquierdo es un poco más pequeño que el derecho, porque el corazón
normalmente ocupa parte del
 volumen de la parte izquierda del tórax.
La reducción de la capacidad de la membrana alveolocapilar
para transferir gases puede explicarse por la eliminación de casi la
mitad de los capilares. Esto reduce mucho la zona de la membrana
disponible para el intercambio de gases.
La presión arterial pulmonar aumentaba más con el esfuerzo
después de la operación que antes de la operación debido a la
gran reducción del número de capilares. En reposo, estos capilares
que quedan experimentan reclutamiento y distensión (v. cap. 4)
y, por lo tanto, la resistencia vascular pulmonar es prácticamente
normal. Puesto que los capilares pulmonares ya están reclutados
y distendidos en reposo tras la
 neumonectomía, cuando el flujo
sanguíneo pulmonar aumenta con el esfuerzo, hay una menor posibilidad de reclutamiento y distensión adicionales y la presión arterial pulmonar aumenta.
La capacidad de esfuerzo se redujo como mínimo por dos
razones. En primer lugar, como se ha indicado anteriormente, la capacidad del pulmón para transferir gases está reducida. En
 segundo lugar, con un único pulmón, la capacidad ventilatoria
del aparato respiratorio está disminuida.
Caso clínico

RESPUESTAS  207
3. La respuesta correcta es la B. El cálculo es 0,2093 × (247 – 47).
4. La respuesta correcta es la E. El área transversal total de los conductos alveola-
res es tan grande (v. fig. 1-5) que el principal modo de transporte es la difusión
en lugar de la convección. Las demás opciones son incorrectas. El volumen de
las vías respiratorias de conducción es de unos 150 ml, el volumen pulmonar en
FRC es de unos 3 l; es el bronquíolo respiratorio, y no el bronquíolo terminal,
el que tiene alvéolos en sus paredes, y existen unas 16 ramificaciones de las vías
respiratorias de conducción antes de que aparezcan los primeros alvéolos.
5.
La respuesta correcta es la D (v. fig. 3-2). Las demás opciones son incorrectas porque es el patrón de ramificación de las arterias, y no el de las venas, el que es igual al de vías respiratorias; el diámetro promedio de los capilares es de unos 7-10 μm; el flujo sanguíneo en la circulación bronquial es muy escaso en com- paración con la circulación pulmonar y la presión media en la arteria pulmonar es de unos 15 mm
Hg.
6. La respuesta correcta es la A. La cara delgada de la membrana alveolocapilar mide 0,8 μm, mucho más de lo normal. Esto lentificará la velocidad de difu- sión del oxígeno a través de la membrana, pero no afectará al volumen de los hematíes individuales, la difusión de aire en las vías respiratorias distales ni las concentraciones de agente tensioactivo alveolar. El riesgo de rotura de la membrana alveolocapilar no debería ser mayor. De hecho, si el engrosamiento está causado por depósitos de colágeno, el riesgo de rotura podría ser menor.
Capítulo 2
1. La respuesta correcta es la B. La capacidad residual funcional incluye el volu- men residual y no puede medirse con un espirómetro sencillo. Las demás opciones pueden medirse con un espirómetro y un cronómetro (v. fig. 2-2).
2. La respuesta correcta es la D. Un ácino es la parte del pulmón a la que llega un bronquíolo terminal. Las demás opciones son incorrectas porque toda la capta-
Su ventilación total es de 8 respiraciones/minuto × 300 ml/
respiración, lo que corresponde a 2 400 ml/min. Esta cifra es muy
inferior al nivel normal de 7 a 10 litros/min. La reducción de la
ventilación se debe a la disminución del ímpetu (esto es, «impulso»)
normal de la paciente para respirar. En este caso, esto podría estar
causado por la ingestión de algunas sustancias, es de suponer
que en una fiesta. Suponiendo que su espacio muerto anatómico
sea de
 150 ml, el espacio muerto como fracción del volumen
corriente es 150 dividido por 300, es decir, un 50 %, una cifra muy
superior al valor normal de aproximadamente 0,3 o un 30 %. Puesto
que su ventilación alveolar está extremadamente disminuida y la P
co
2 es inversamente proporcional a la ventilación alveolar cuando
se asume que la producción de CO
2 es constante, cabría esperar ver
una elevación considerable de la P
co
2 arterial.
Caso clínico

208  APÉNDICE B
ción de oxígeno se produce en los ácinos, la variación de volumen de los ácinos
durante la respiración es mayor que la de todo el pulmón, porque el volumen
de las vías respiratorias de conducción permanece casi constante, el volumen
de los ácinos es de aproximadamente el 95
% del volumen pulmonar total con
FRC (la FRC es de alrededor de 3 l, el volumen de las vías de conducción es de unos 150
 ml) y la ventilación de los ácinos es mayor en la base que en el vértice
del pulmón vertical con la FRC (v. fig. 7-8).
3.
La respuesta correcta es la C. Si el volumen de la FRC se representa por V, la cantidad de helio inicialmente en el espirómetro es de 5 × 0,1 y la cantidad tras la
 dilución es (5 + V) × 0,06. Por lo tanto, V = 0,5/0,06 – 5, o 3,3 l.
4.
La respuesta correcta es la D. Cuando el paciente realiza un esfuerzo espirato- rio, comprime el aire en los pulmones de forma que la presión en las vías respira- torias aumenta y el volumen pulmonar disminuye ligeramente. La disminución del volumen en el pulmón indica que el volumen de aire en el ple
­tismógrafo
aumenta y, por lo tanto, su presión disminuye, según la ley de Boyle.
5.
La respuesta correcta es la B. La ecuación de la ventilación alveolar establece que si la producción de CO
2 es constante, la Pco
2 alveolar está inversamente
relacionada con la ventilación alveolar. Por lo tanto, si la ventilación se triplica, la Pco
2 se reducirá a la tercera parte de su valor anterior, es decir, un 33
%.
6. La respuesta correcta es la D. Puesto que el volumen del espacio muerto ana- tómico se mantiene en buena parte igual al cambiar los ajustes del respirador cuando se aumenta la frecuencia respiratoria, la ventilación del espacio muerto aumenta. Como la ventilación por minuto no varía, la fracción de espacio muerto de la ventilación total aumenta. Las otras opciones son incorrectas. La Po
2 arterial de hecho aumentaría, mientras que la producción de CO
2 y la
resistencia de las vías respiratorias no variarían.
7.
La respuesta correcta es la C. La Pco
2 arterial está relacionada con el cociente
entre la producción de CO
2 y la ventilación alveolar. En presencia de fiebre y
una infección de la sangre, la producción de CO
2 aumenta. Puesto que la venti-
lación por minuto está fija, el paciente no puede aumentar la ventilación alveo- lar para compensar el aumento de la producción de CO
2 y, como consecuencia
de ello, la Pco
2 arterial aumenta.
Capítulo 3
La capacidad de difusión para el monóxido de carbono está
disminuida debido al engrosamiento de la membrana alveolocapilar
tal como indica la biopsia pulmonar. Como muestra la figura 3-1,
la velocidad de difusión del aire a través de un corte de tejido es
inversamente proporcional al grosor del corte.
La Po
2 arterial disminuyó con el esfuerzo porque éste reduce el
tiempo que los hematíes permanecen en los capilares pulmonares. Como muestra la figura 3-3A, el engrosamiento de la membrana alveolocapilar lentifica la velocidad de elevación de la P
o
2 en el capilar
Caso clínico

RESPUESTAS  209
1. La respuesta correcta es la C. La ley establece que la velocidad de difusión es
proporcional a la solubilidad, pero inversamente proporcional a la raíz cuadrada
de la densidad. Por lo tanto, el cociente entre X e Y es 4/(
4) o 4/2, es decir, 2.
2. La respuesta correcta es la E. La ecuación es captación de CO dividida por la Pco alveolar, o 30/0,5, es decir, 60 ml/min/mm
Hg.
3. La respuesta correcta es la E. La pregunta se refiere realmente a las situaciones en las que la captación de oxígeno o la eliminación de CO
2 están limitadas
por la difusión. La única respuesta correcta es la captación máxima de oxígeno a
 una altitud extrema (v. fig. 3-3B). Ninguna de las demás opciones se refiere a
si­­­tuaciones en las que la transferencia de gases esté limitada por la difusión. La
única opción alternativa posible es la respuesta B, pero no es probable que la captación de oxígeno en reposo esté limitada por la difusión cuando una per-
sona respira oxígeno al 10
%. Además, en todas las preguntas, se busca la mejor
de las respuestas, y en este caso es claramente la respuesta E.
4.
La respuesta correcta es la C. Esta pregunta está comprobando los conceptos de limitación por la difusión y la perfusión. El monóxido de carbono es un gas limitado por la difusión, por lo que se transfiere a la sangre en toda la longitud del capilar, y existe una gran diferencia en cuanto a la presión parcial entre el aire alveolar y la sangre al final de los capilares (v. fig. 3-2). Lo contrario sucede con el óxido nitroso.
5. La respuesta correcta es la C. Al respirar oxígeno, disminuye la capacidad de difusión medida para el monóxido de carbono porque el oxígeno compite con éste por la hemoglobina y, por lo tanto, disminuye la velocidad de reacción del monóxido de carbono con la hemoglobina (θ ). Las otras opciones son incorrec-
tas porque la razón para utilizar monóxido de carbono para medir la capacidad de difusión del pulmón es que se trata de un gas limitado por la difusión, y no porque difunda lentamente a través de la membrana alveolocapilar (su velo- cidad de difusión no es muy diferente de la del oxígeno). La limitación por la difusión de la transferencia de oxígeno durante el esfuerzo físico tiene más pro- babilidades de suceder a una altitud elevada que al nivel del mar, y la capacidad de difusión aumenta con el esfuerzo físico y disminuye en la fibrosis pulmonar.
pulmonar y se traduce en una Po
2 reducida al final del capilar y, por lo
tanto, en una Po
2 arterial reducida, cuando el tiempo de tránsito de los
hematíes en los capilares pulmonares disminuye durante el esfuerzo.
La transferencia de oxígeno a través de la membrana
alveolocapilar podría mejorar elevando la P
o
2 del aire inspirado.
Esto aumentaría la Po
2 en el aire alveolar e incrementaría mucho
el diferencial de presión responsable de la difusión de oxígeno
a través de la membrana alveolocapilar.
No cabría esperar que la Pco
2 arterial estuviera elevada, porque
la velocidad de difusión para el dióxido de carbono es mucho mayor
que la del oxígeno. De hecho, a veces estos pacientes presentan
una P
co
2 arterial reducida, porque el bajo oxígeno en la sangre
estimula la ventilación, tal como se describe en el capítulo 8.
Caso clínico

210  APÉNDICE B
6. La respuesta correcta es la D. El esfuerzo físico aumenta la capacidad de difu-
sión debido al reclutamiento y la distensión de los capilares pulmonares. El
enfisema, la asbestosis, la embolia pulmonar y la anemia grave disminuyen la
capacidad de difusión debido a una disminución de la superficie de la mem-
brana alveolocapilar, un aumento de su grosor o una disminución del volumen
de sangre en los capilares pulmonares.
7.
La respuesta correcta es la C. La capacidad de difusión disminuida para el monóxido de carbono es congruente con la biopsia pulmonar, que muestra un engrosamiento de la membrana alveolocapilar. Esto lentificará la velocidad de difusión del oxígeno a través de la membrana alveolocapilar. En reposo, los hematíes permanecen tiempo suficiente en los capilares pulmonares como para permitir un equilibrio completo entre la Po
2 alveolar y al final de los capilares;
pero, con el esfuerzo, el tiempo de tránsito de los hematíes disminuirá hasta el punto de que puede que no se alcance un equilibrio completo y la Po
2 al final
de los capilares sea inferior al valor alveolar. Las otras opciones son incorrectas. La Po
2 inspirada no varía con el esfuerzo, mientras que la Po
2 alveolar se man-
tiene en buena parte constante durante casi la totalidad del esfuerzo antes de aumentar al final de la prueba en la mayoría de las personas. El espacio muerto anatómico puede aumentar ligeramente cuando la persona respira a volúmenes más altos durante el esfuerzo.
8.
La respuesta correcta es la A. La capacidad de difusión para el monóxido de carbono depende del volumen de sangre en los capilares pulmonares o, más rigurosamente, del volumen de hematíes que contienen hemoglobina. Dado que está reducido en la anemia grave, la capacidad de difusión está disminuida. Ésta es la razón por la cual la capacidad de difusión se corrige para la concen- tración de hemoglobina.
Capítulo 4
Aunque el émbolo bloqueó una parte considerable de la circulación
pulmonar, el aumento de la presión arterial pulmonar fue pequeño,
porque la sangre se desvía de los vasos ocluidos por la embolia
pulmonar a otras zonas del pulmón donde el aumento resultante
de la presión transmural de los capilares lleva al reclutamiento y
la distensión de los capilares. No obstante, la resistencia vascular
pulmonar está aumentada, lo que explica el pequeño aumento de
la
 presión arterial pulmonar.
Si el paciente se sienta en posición erguida en la cama, cabría
esperar un aumento del flujo sanguíneo al vértice del pulmón derecho debido a la elevación de la presión arterial pulmonar.
Al interrumpir el flujo sanguíneo a las unidades ventiladas,
los émbolos pulmonares crean un espacio muerto alveolar y, como consecuencia de ello, aumentan la ventilación del espacio muerto. Las personas que tienen una mecánica ventilatoria y unos impulsos respiratorios normales elevarán su ventilación total para compensar el aumento de la ventilación del espacio muerto y, como
Caso clínico

RESPUESTAS  211
 1. La respuesta correcta es la D. Los flujos de las circulaciones sistémica y pul-
monar son iguales, pero la diferencia de presión media a lo largo de la circu-
lación pulmonar es de unos (15 – 5) mm
Hg, mientras que en la circulación
sistémica esta diferencia es de unos (100
– 2) mm
Hg (v. fig. 4-1). Por lo
tanto, el cociente es de aproximadamente 10:1.
 2. La respuesta correcta es la B (v. fig. 4-3). Las demás opciones son incorrectas porque la tensión en las paredes alveolares circundantes tiende a mantener abiertos los vasos extraalveolares, estos vasos no están expuestos a la presión alveolar, la vasoconstricción pulmonar hipóxica se produce principalmente en las pequeñas arterias y el calibre de los vasos extraalveolares aumenta por la insuflación pulmonar (v. figs. 4-2 y 4-6).
 3. La respuesta correcta es la E. La resistencia vascular pulmonar viene dada por la diferencia de presión dividida por el flujo, o (55 – 5) dividido por 3, es decir, aproximadamente 17 mm
Hg/l/min.
 4. La respuesta correcta es la D. La distensión de los capilares pulmonares dis- minuye su resistencia vascular. Sin embargo, una disminución de la presión arterial pulmonar y de la presión venosa pulmonar reduce la presión capi- lar (permaneciendo todo lo demás sin cambios) y, por lo tanto, la resisten- cia aumenta. Lo mismo sucede con un aumento de la presión alveolar, que tiende a comprimir los capilares. La hipoxia alveolar aumenta la resistencia vascular debido a vasoconstricción pulmonar hipóxica.
 5. La respuesta correcta es la C. El principio de Fick establece que el gasto car-
díaco es igual al consumo de oxígeno dividido por la diferencia de concentración arteriovenosa de oxígeno. La última es (20 – 16) ml/100 ml o (200
 – 160) ml/l.
Por lo tanto, el gasto cardíaco es igual a 300/(200 – 160) o 7,5 l/min.
 6. La respuesta correcta es la D. En la zona 2, el flujo viene determinado por la presión arterial menos la presión alveolar. Las demás opciones son incorrectas porque la presión arterial supera a la presión alveolar, la presión alveolar supera a la presión venosa y, por supuesto, la presión arterial supera a la presión venosa.
 7. La respuesta correcta es la D. El aumento brusco de la presión venosa pul- monar elevará la presión capilar, y produce reclutamiento y distensión de los capilares. Las demás opciones son incorrectas porque la extirpación de un pulmón disminuye considerablemente el lecho vascular, al respirar oxígeno al 10
% se produce vasoconstricción pulmonar hipóxica, la reducción del
volumen
pulmonar al volumen residual aumenta la resistencia de los vasos
extraalveolares, y la ventilación pulmonar mecánica con presión positiva aumenta la presión alveolar y, por lo tanto, tiende a comprimir los capilares.
 8. La respuesta correcta es la B. La gran disminución de la resistencia vascular pulmonar durante la transición de la respiración a través de la placenta a la
consecuencia de ello, la Pco
2 arterial se mantendrá constante. Si
el dolor y la ansiedad asociados al émbolo pulmonar hacen que
las personas eleven su ventilación total por encima del aumento de
la ventilación del espacio muerto, la Pco
2 arterial puede descender.
Caso clínico

212  APÉNDICE B
respiración de aire se debe fundamentalmente a la liberación de la vasocons-
tricción pulmonar hipóxica. Las demás opciones son incorrectas, porque la
Po
2 del aire alveolar es mucho más importante que la Po
2 de la sangre venosa
mixta, la captación de CO
2 es irrelevante, la constricción desvía parcialmente
flujo sanguíneo de regiones poco ventiladas, no bien ventiladas de pulmones
enfermos, y la inhalación de óxido nítrico invierte parcialmente la vasocons-
tricción pulmonar hipóxica.
 9. La respuesta correcta es la A. El desplazamiento de líquido entre la luz de los capilares y el intersticio obedece a la ley de Starling. En el ejemplo que se pro- porciona, la diferencia de presión hidrostática que hace que salga líquido del capilar es de (3 – 0), y la presión coloidosmótica que tiende a desplazar líquido al interior del capilar es de (25 – 5) mm
Hg. Por lo tanto, la presión neta en
mm Hg que desplaza líquido al interior de los capilares es de 17 mm Hg.
10. La respuesta correcta es la D. Los leucotrienos se eliminan casi por completo de la sangre en la circulación pulmonar (v. tabla 4-1). Las demás opciones son incorrectas, porque la angiotensina I se convierte en angiotensina II, la bradicinina está principalmente inactivada, la serotonina se elimina casi por completo y la eritropoyetina no se modifica.
11. La respuesta correcta es la A. La presión arterial pulmonar elevada en la ecocardiografía es muy probable que esté relacionada con la vasoconstric- ción pulmonar hipóxica. El estímulo es una Po
2 alveolar disminuida antes
que la Po
2 arterial. La presión venosa pulmonar aumentada puede incremen-
tar la
 presión arterial pulmonar, pero cabría esperar esto en un paciente con
insuficiencia cardíaca antes que en un paciente con neumonía.
12.
La respuesta correcta es la D. La paciente tiene una función sistólica dete- riorada después de padecer un infarto de miocardio. Esto lleva a un aumento de la presión venosa pulmonar y la presión telediastólica de las cavidades iz
­­quierdas del corazón, lo que eleva la presión hidrostática de los capilares
pulmonares. El resultado es un desequilibrio de las fuerzas de Starling y la salida
de líquido de los capilares. La Po
2 disminuida es una consecuencia del
edema pulmonar, mientras que la presión coloidosmótica sería normal dada la concentración normal de albúmina de la paciente.
Capítulo 5
La diferencia alveoloarterial de oxígeno se calcula a partir de la
ecuación del aire alv
eolar. Puesto que el paciente respira aire, la P
o
2
inspirada es de 149 y restamos la Pco
2 arterial de 45 dividida por 0,8,
lo que da una Po
2 alveolar de 93 mm Hg. Por lo tanto, la diferencia
alveoloarterial es de 20 mm Hg. Esta cifra es anormalmente
alta y la causa probable es una desigualdad del cociente
ventilación-perfusión.
Utilizando el mismo cálculo, la diferencia alveoloarterial de
oxígeno en el servicio de urgencias es 80 – 45 = 35 mm Hg. Este
Caso clínico

RESPUESTAS  213
 1. La respuesta correcta es la D. La Po
2 del aire húmedo inspirado viene dada
por 0,2093 × (447 – 47), es decir, unos 84 mm Hg.
 2. La respuesta correcta es la B. Para responder a esta pregunta, se utiliza en
primer lugar la ecuación de la ventilación alveolar, que establece que si no
varía la eliminación de CO
2, la Pco
2 es inversamente proporcional a la ven-
tilación alveolar. Por lo tanto, dado que la ventilación alveolar se redujo a la
mitad, la Pco
2 aumentó de 40 mm Hg a 80 mm Hg. A continuación, se utiliza
la ecuación del aire alveolar Pa o
2
= Pio
2
– Paco
2
/R + F, y se ignora F porque
es muy bajo. Por
 lo tanto, Pa o
2
= 149 – 80/0,8, que es aproximadamente igual
a 50
 mm Hg.
 3. La respuesta correcta es la A. La ecuación anterior muestra que, para retor-
nar la Po
2 arterial a su valor normal en torno a 100, es necesario aumentar la
Po
2 inspirada desde 149 mm
Hg a 199 mm Hg. Recuérdese que la Po
2 inspi-
rada equivale a la fracción de oxígeno × (760 – 47). Por lo tanto, la fracción es igual a 199/713 o 0,28, aproximadamente. Así pues, la concentración, como un porcentaje, de oxígeno inspirado debe aumentar desde 21 a 28, es decir, un 7
%. Obsérvese que en este ejemplo se destaca la potencia del efecto de
aumentar la concentración
de oxígeno inspirado sobre la Po
2 arterial cuando
la hipoxemia se debe a hipoventilación.
 4. La respuesta correcta es la B. Esta pregunta se refiere a la ecuación del corto- circuito que se muestra en la figura 5-3. El cortocircuito como una fracción del gasto cardíaco viene dado por (Cc'o
2
– Cao
2
)/(Cc'o
2
– Cv

o
2
) en que todas las
concentraciones hacen referencia a O
2. La introducción de valores propor-
ciona el cortocircuito como (20 – 18)/(20 – 14) o 2/6, es decir, 33
%.
 5. La respuesta correcta es la B. La Po
2 del aire inspirado es de 0,21 × (247 – 47),
o 42 mm Hg. Por lo tanto, utilizando la ecuación del aire alveolar como se
indicó anteriormente y despreciando el factor F, la Po
2 alveolar viene deter-
minada por 42 – Pco
2/R, donde R es igual o inferior a 1. Así pues, para man-
tener una Po
2 alveolar de 34 mm
Hg, la Pco
2 alveolar no puede ser mayor
de 8 mm Hg.
 6. La respuesta correcta es la E. En esta pregunta se comprueban los cono- cimientos sobre los efectos del desequilibrio ventilación-perfusión sobre
aumento indica un empeoramiento de la desigualdad del cociente
ventilación-perfusión.
La principal razón por la cual la Pco
2 es más alta en el servicio
de urgencias que en la clínica es la desigualdad creciente del cociente ventilación-perfusión. Además, puede haber una reducción de la cantidad de ventilación a los alvéolos debido a la creciente obstrucción del flujo de aire.
Cuando al paciente se le administró oxígeno para respirar
mediante cánula nasal, se produjo un aumento considerable de la P
o
2 arterial, que pasó de 55 a 90 mm Hg. Esto es indicativo
de que la causa de la hipoxemia es una desigualdad del cociente
ventilación-perfusión, y no un cortocircuito.
Caso clínico

214  APÉNDICE B
la transferencia de O
2 y CO
2 por el pulmón. El desequilibrio V
A/Q altera
tanto la transferencia de O
2 como la de CO
2, de forma que, permaneciendo
todo lo demás sin cambios, este paciente tendría una Po
2 arterial baja y una
Pco
2 arterial elevada. Sin embargo, al aumentar la ventilación a los alvéolos,
la Pco
2 puede regresar a los valores normales, pero la Po
2 no. El motivo
está en las formas diferentes de las curvas de disociación del O
2 y del CO
2.
Las demás opciones son incorrectas porque, como ya se ha establecido, el
cociente V
A/Q interfiere en la eliminación de CO
2. Las afirmaciones de que
gran parte del CO
2 se transporta como bicarbonato, de que la formación
de ácido carbónico se acelera por la anhidrasa carbónica y de que el CO
2
difunde mucho más rápido a través de los tejidos que el O
2 son ciertas, pero
no explican que la Po
2 sea normal a pesar de la hipoxemia.
 7. La respuesta correcta es la A. El vértice del pulmón humano en posición vertical tiene un cociente ventilación-perfusión elevado (v. figs. 5-8, 5-9 y 5-10). Por lo tanto, el vértice tiene una Po
2 alveolar mayor que la base. Las
otras opciones son incorrectas porque la ventilación del vértice es menor que la de la base, el pH en la sangre al final de los capilares es mayor debido a la menor Pco
2 apical, el flujo sanguíneo es menor como ya se ha afirmado y los
alvéolos son de mayor tamaño debido a las diferencias regionales de presión intrapleural (v. fig. 7-8).
 8. La respuesta correcta es la E. Un cociente ventilación-perfusión disminuido reduce la Po
2 alveolar y, por lo tanto, la captación de oxígeno por la unidad
pulmonar. Las demás opciones son incorrectas porque la unidad mostrará una Po
2 alveolar disminuida como ya se ha afirmado, una Pco
2 aumentada,
un cambio en la Pn
2 alveolar (de hecho, una pequeña elevación) y una dis-
minución del pH de la sangre al final de los capilares debido al aumento de la Pco
2.
 9. La respuesta correcta es la D. En primer lugar, se calcula la Po
2 alveolar ideal
mediante la ecuación del aire alveolar, que será: Pa o
2
= Pio
2
– Paco
2
/R + F,
y
 se ignora el pequeño factor F. Por lo tanto, la Po
2 alveolar ideal es igual
a 149 – 48/0,8, es decir, 89 mm
Hg. Sin embargo, se proporciona una
Po
2 arterial de 49, por lo que la diferencia alveoloarterial de la Po
2 es de
40
 mm Hg.
10.
La respuesta correcta es la C. Cuando el paciente recibe oxígeno suplemen- tario, la Po
2 arterial aumenta tan sólo un poco. Esto es indicativo de corto-
circuito, que, en este caso, puede ser consecuencia de una neumonía. Si el paciente tuviera predominantemente una desigualdad del cociente ventila- ción-perfusión, la Po
2 arterial se habría elevado en mucha mayor medida con
el oxígeno suplementario. No hay hipoventilación dada la baja Pco
2 arterial,
mientras que el deterioro de la difusión casi nunca causa hipoxemia a nivel del mar.
11.
La respuesta correcta es la E. Cuando la fracción de cortocircuito está au­
mentada, la respuesta al oxígeno suplementario es menor que la respuesta observada con la administración de oxígeno en pacientes con otras causas de hipoxemia.
Los aumentos de la fracción de cortocircuito llevan a aumentos
de la diferencia alveoloarterial de oxígeno, pero no afectan a la Po
2 alveo-
lar. Aunque un cortocircuito tiende a aumentar la Pco
2 arterial, los quimio-

RESPUESTAS  215
rreceptores pueden elevar fácilmente la ventilación lo suficiente como para
mantener la Pco
2 a un nivel normal.
12.
La respuesta correcta es la E. Con una malformación arteriovenosa, la san- gre arterial pulmonar entra en las venas pulmonares sin pasar por las regio- nes ventiladas del pulmón, es decir, es un cortocircuito. Puesto que el flujo sanguíneo al lóbulo inferior donde se encuentra el cortocircuito aumentará cuando el paciente pase del decúbito supino a la posición erguida, el cor-
tocircuito aumentará. Las otras opciones son incorrectas. La Po
2 alveolar
no se verá afectada. La diferencia alveoloarterial aumentará; no se produce ningún aumento de la Pco
2 arterial por la razón dada en la respuesta a la
pregunta
 11, y el espacio muerto no varía.
Capítulo 6
1.
La respuesta correcta es la D. La sangre arterial normal tiene una Po
2 de
unos 100 mm Hg. La concentración de oxígeno en ausencia de hemoglo-
bina es el oxígeno disuelto, que es 100 × 0,003, o 0,3 ml O
2/100 ml de
sangre. Sin embargo, la sangre arterial normal contiene unos 15 g/100 ml de hemoglobina, y cada gramo puede combinarse con 1,39 ml de O
2. Dado
que la saturación de oxígeno de la sangre arterial normal es de alrededor del 97
%, la concentración total de oxígeno viene dada por (1,39 × 15 × 97/100)
+ 0,3 ml O
2/100 ml de sangre. Esto da un valor en torno a 20,5, que se
opone a la concentración de
 oxígeno disuelto de 0,3 ml O
2/100 ml de san-
Puesto que los pulmones de la paciente aparentemente están
sanos, cabría esperar que la Po
2 arterial y la saturación de oxígeno
fueran normales. No se verían alteradas por la anemia grave.
Cabría esperar que la concentración de oxígeno arterial fuera
muy baja, de aproximadamente un tercio del valor normal, porque
la concentración de hemoglobina está reducida aproximadamente
a un tercio de lo normal. Podemos pasar por alto la cantidad de oxígeno disuelto.
Su frecuencia cardíaca está aumentada, porque el gasto cardíaco
aumenta en respuesta a la concentración tan baja de oxígeno arterial. Este mecanismo de compensación ayudará a aumentar la cantidad de oxígeno transportado a los tejidos, aunque, dada la gravedad de la anemia, el transporte de oxígeno aun así será bajo.
Cabría esperar que la concentración de oxígeno en sangre
venosa mixta fuera baja. Puesto que el transporte de oxígeno, es decir, el producto del gasto cardíaco y la concentración de oxígeno arterial, está disminuido, mientras que la cantidad de oxígeno necesaria para satisfacer las necesidades metabólicas (consumo de oxígeno) no ha variado, la concentración de oxígeno en sangre venosa mixta tiene que estar reducida.
Caso clínico

216  APÉNDICE B
gre. Por lo tanto, la presencia de hemoglobina aumenta la concentración de
oxígeno unas 70 veces.
2.
La respuesta correcta es la E. Una pequeña cantidad de monóxido de carbono
añadida a la sangre aumenta su afinidad por el oxígeno, es decir, produce una
desviación hacia la izquierda de la curva de disociación del O
2 (v. fig. 6-2).
Las demás opciones reducen la afinidad de la hemoglobina por el oxígeno, es
decir, desvían la curva de disociación hacia la derecha (v. fig. 6-3).
3. La respuesta correcta es la E. Dado que la solubilidad del oxígeno es de 0,003
 ml de O
2/100 ml de sangre, una Po
2 arterial de 2
000 mm Hg aumen-
tará la concentración del oxígeno disuelto a 6 ml de O
2/100 ml de sangre.
Obsérvese que esto realmente supera la diferencia arteriovenosa normal de la concentración de oxígeno.
4.
La respuesta correcta es la C. Con una hemorragia grave, la concentración de oxígeno arterial y el transporte de oxígeno a los tejidos disminuyen. Los tejidos periféricos aun así tienen que extraer la misma cantidad de oxígeno de la sangre para satisfacer su metabolismo. A raíz de esto, se produce una disminución de la concentración de oxígeno en sangre venosa mixta. Tras la transfusión, el transporte de oxígeno mejorará, lo que llevará a una elevación de la concentración de oxígeno en sangre venosa mixta. La transfusión no modificará la Po
2 arterial, sólo la concentración de O
2, y no modificará el
consumo de oxígeno en los tejidos. Aunque la transfusión aumenta la con- centración de oxígeno para cualquier Po
2, la saturación de oxígeno para una
Po
2 determinada no varía.
5.
La respuesta correcta es la C. Como la concentración de oxígeno de la sangre arterial está disminuida, también deberá estarlo en la sangre venosa mixta, permaneciendo todo lo demás sin cambios. Las demás opciones son incorrectas. Si los pulmones del paciente están sanos, la Po
2 arterial
será normal, pero evidentemente la concentración de oxígeno de la sangre arterial estará disminuida. El monóxido de carbono desplaza la curva de disociación del O
2 a la izquierda, es decir, aumenta la afinidad de la hemo
­
globina por el oxígeno. El monóxido de carbono es inodoro, y éste es uno
de los motivos por los que es tan peligroso. En la tabla 6-1 se muestran las variaciones.
6.
La respuesta correcta es la E. Dado que el paciente está respirando aire, la Po
2 inspirada está en torno a 149 mm Hg. Usando la ecuación del aire alveo-
lar, la Po
2 alveolar será de 149 – 110, es decir, 39 mm
Hg para un valor R de
1, e incluso menor para un valor R inferior a 1. Esto se encuentra por debajo de la P
o
2 arterial establecida, lo que no puede ser correcto. Además, las otras
cuatro opciones son claramente erróneas. El paciente no tiene una Po
2 ni
una Pco
2 normales, y existe una acidosis en lugar de una alcalosis.
7.
La respuesta correcta es la B. Como se muestra en la primera columna de la figura 6-4, aproximadamente el 90
% del CO
2 transportado en la sangre
arterial lo es en forma de bicarbonato. Alrededor del 5
% está disuelto y otro
5 % se transporta en forma de compuestos carbamino, el más importante de
los cuales es la carbaminohemoglobina.

RESPUESTAS  217
8. La respuesta correcta es la C. La Pco
2 anormalmente elevada de 60 mm Hg
y el pH reducido de 7,35 son compatibles con una acidosis respiratoria par-
cialmente compensada. En la figura 6-8A se muestra que si la P
co
2 aumenta
a 60
 mm Hg y no se produce una compensación renal, el pH es inferior a 7,3.
Por lo tanto, el paciente muestra una cierta compensación. El hecho de que
el pH no haya regresado totalmente al valor normal de 7,4 significa que la
acidosis respiratoria
está sólo parcialmente compensada. Las demás opcio-
nes son incorrectas porque claramente el intercambio de gases con la Pco
2
elevada no es normal, existe una acidosis en lugar de una alcalosis porque el
pH está disminuido y no se trata de una acidosis metabólica porque la Pco
2
está elevada.
9.
La respuesta correcta es la A. Como se describe en la sección «Intercambio de gases entre la sangre y los tejidos», la Po
2 en el interior de las células
musculares es de unos 3 mm Hg. La sangre en los capilares periféricos tiene
valores de Po
2 mucho más elevados con el fin de permitir la difusión de oxí-
geno a las mitocondrias.
10.
La respuesta correcta es la A. Existe una acidosis respiratoria porque la Pco
2
está aumentada a 50 mm Hg y el pH ha disminuido a 7,20. Sin embargo,
debe existir un componente metabólico en la acidosis porque, como muestra la figura
 6-8A, una Pco
2 de 50 reducirá el pH tan sólo a 7,3 si el punto se des-
plaza a lo largo de la línea amortiguadora normal de la sangre. Por lo tanto, debe existir un componente metabólico para reducir aun más el pH. Las demás opciones son incorrectas porque, como se ha indicado anteriormente, una acidosis respiratoria no compensada proporcionaría un pH por encima de 7,3 para esta Pco
2. Claramente, el paciente no tiene una acidosis respira-
toria totalmente compensada porque entonces el pH sería de 7,4. No existe una acidosis metabólica no compensada porque la Pco
2 está aumentada, lo
que indica la presencia de un componente respiratorio. Finalmente, no existe una acidosis metabólica totalmente compensada porque eso proporcionaría un pH de 7,4.
11.
La respuesta correcta es la E. La respuesta A es incorrecta porque no existe una compensación metabólica. De hecho, la concentración de bicarbonato está anormalmente elevada. La respuesta B no es correcta porque la Pco
2 es
baja, lo que es incompatible con una acidosis respiratoria. La respuesta C es incorrecta porque una acidosis metabólica necesita una concentración de bicarbonato anormalmente baja, algo que no se observa en este paciente. La respuesta D es incorrecta porque el paciente tiene una acidosis, no una alca- losis. Por lo tanto, puede encontrarse la respuesta correcta eliminando las otras cuatro. Sin embargo, además, la figura 6-8A muestra que no es posible que los tres valores proporcionados puedan coexistir en el esquema. Por lo tanto, debe tratarse de un error del laboratorio.
12.
La respuesta correcta es la E. La disminución del pH a 7,3 con una pequeña disminución de la Pco
2 de 40 a 32 es compatible con una acidosis metabó-
lica parcialmente compensada. La compensación es sólo parcial, porque si fuera completa, el pH sería de 7,4. Las demás opciones son incorrectas. No se trata de una alcalosis respiratoria porque el pH está anormalmente bajo.

218  APÉNDICE B
Cuando se calcula la diferencia alveoloarterial de Po
2 usando la ecuación
del aire alveolares, la Po
2 alveolar está en torno a 149 – 32/0,8, es decir,
109
 mm Hg, dada una diferencia de 109 – 90, o 19 mm Hg; esta es una cifra
anormalmente elevada. La saturación arterial de oxígeno será mayor del
70 % porque, con una Po
2 de 90 mm
Hg, la saturación estará por encima
del 90 %, como se muestra en la figura 6-1. Es cierto que la Pco
2 disminuida
desviará ligeramente la curva hacia la izquierda y que el aumento de la con- centración de hidrogeniones la desviará ligeramente hacia la derecha, pero la Po
2 está tan elevada que la saturación debe ser superior al 70
%. Recuérdese
que con una curva de disociación del oxígeno normal, una P
o
2 arterial de 40
proporciona una saturación de oxígeno de aproximadamente el 75
%, por lo
que una P
o
2 de 90 producirá evidentemente una saturación por encima del
70
%. La muestra no se obtuvo por error de una vena porque entonces la Po
2
sería mucho más baja.
13.
La respuesta correcta es la B. Aunque la exposición al humo en un incen- dio debería generar preocupación por la posibilidad de una intoxicación por monóxido de carbono, la observación de una saturación de oxígeno elevada en sangre venosa mixta es muy indicativa de intoxicación por cianuro, otra complicación de la exposición a un incendio, en que el desacoplamiento de la fosforilación oxidativa lleva a una disminución de la captación de oxígeno en los tejidos. La saturación de oxígeno en sangre venosa mixta está dismi- nuida en la intoxicación por monóxido de carbono y la metahemoglobinemia debido a la disminución del transporte de oxígeno. El shock hipovolémico y el edema pulmonar también estarían asociados a una baja saturación de oxígeno en sangre venosa mixta.
14. La respuesta correcta es la E. La fiebre provoca un desplazamiento hacia la derecha (esto es, un aumento de la P
50) de la curva de disociación hemo­
globina-oxígeno, de tal manera que con cualquier Po
2, habrá una saturación
de oxígeno más baja y, por lo tanto, una concentración de oxígeno más baja. La fiebre está asociada a un aumento de la producción de dióxido de carbono y en sí no está asociada a un aumento de la fracción de cortocircuito.
15.
La respuesta correcta es la D. El paciente tiene alcalosis metabólica prima- ria con acidosis respiratoria compensatoria. El único elemento de la lista que puede provocar este cuadro son los vómitos, porque la pérdida de ácido hidroclórico durante los vómitos lleva a alcalosis metabólica. Las crisis de an
­­siedad pueden provocar alcalosis respiratoria aguda, mientras que una
sobredosis de opiáceos lleva a acidosis respiratoria aguda. Con frecuencia, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica grave está asociada a acidosis respiratoria compensada, mientras que la diabetes no controlada puede pro
-
vocar acidosis metabólica primaria con compensación respiratoria.

RESPUESTAS  219
Capítulo 7
1. La respuesta correcta es la B. Cuando el diafragma se contrae, se aplana
como se muestra en la figura 7-1. Las demás opciones son incorrectas.
Los nervios frénicos que inervan el diafragma proceden de la parte alta
del cuello, es decir, los segmentos cervicales 3, 4 y 5. La contracción del
diafragma hace que la distancia lateral entre los márgenes de las costillas
inferiores aumente y que la
 pared abdominal anterior se desplace hacia
fuera, como se muestra en la figura 7-1. La presión intrapleural disminuye porque el mayor volumen de la caja torácica aumenta la presión de retrac- ción pulmonar.
2.
La respuesta correcta es la C. Si existe menos pulmón, el cambio total de volumen por unidad de cambio de presión disminuirá. Las demás opciones son incorrectas. La distensibilidad aumenta con la edad; llenando un pulmón con solución salina se aumenta la distensibilidad (v. fig. 7-5); la ausencia de agente tensioactivo (surfactante) disminuye la distensibilidad, y en el pul- món en posición vertical a FRC, la inspiración causa un mayor aumento del volumen alveolar en la base pulmonar en comparación con los próximos al vértice (v. fig.
 7-8).
3.
La respuesta correcta es la A. La relación de Laplace que se muestra en la figura 7-4C establece que la presión es inversamente proporcional al radio para la misma tensión superficial. Dado que la burbuja X tiene un radio que triplica al de la burbuja Y, la relación de las presiones será, aproximadamente, de 0,3:1.
El flujo en las vías respiratorias pequeñas es laminar y, por lo tanto,
obedece a la ley de Poiseuille, que establece que la resistencia
es inversamente proporcional al radio del tubo elevado a la cuarta
potencia. Por lo tanto, si el radio se reduce a la mitad, la resistencia
aumenta por 2 elevado a la cuarta potencia, es decir, 16 veces.
La
 presión alveolar será anormalmente baja durante la inspiración
y anormalmente alta durante la espiración. La razón es que,
debido a la mayor resistencia de las vías respiratorias, la diferencia
de presión entre la boca y los alvéolos tiene que aumentar para conservar el flujo.
La hiperinsuflación observada, es decir, un volumen pulmonar
aumentado, tenderá a reducir la resistencia de las vías respiratorias debido a la mayor tracción radial ejercida por las paredes alveolares sobre las vías respiratorias. A pesar de esto, la resistencia de las vías respiratorias será mayor de lo normal a causa de la constricción de las vías respiratorias.
La sobreinsuflación, es decir, un volumen pulmonar alto, reduce
la distensibilidad del pulmón, es decir, hace que sea más rígido (v.
 fig. 7-3).
Caso clínico

220  APÉNDICE B
4. La respuesta correcta es la E. El agente tensioactivo (surfactante) lo produ-
cen las células de tipo II del epitelio alveolar, como se expone en relación
con la figura 7-6.
5. La respuesta correcta es la D. Como se muestra en la figura 7-8, las regiones pulmonares inferiores tienen un volumen en reposo relativamente pequeño y un gran aumento de volumen en comparación con las que están cerca del vértice pulmonar. Las demás opciones son incorrectas. La resistencia de las vías respi- ratorias de las regiones superiores es probablemente algo menor que la de las regiones inferiores, porque allí el parénquima se expande mejor. Sin embargo, en cualquier caso, no explica la diferencia de ventilación. No hay signos de que exista menos agente tensioactivo (surfactante) en las regiones pulmonares supe- riores. Es cierto que el flujo sanguíneo hacia las regiones inferiores es mayor que hacia las regiones superiores, pero es algo que aquí carece de importancia. También es cierto que la Pco
2 de las regiones inferiores es relativamente elevada
comparada con la de las regiones superiores, pero no es la explicación de la diferencia de ventilación.
6.
La respuesta correcta es la E. La presencia de agente tensioactivo reduce la tensión superficial de la capa que tapiza los alvéolos y, por lo tanto, el empuje hacia dentro de la pared alveolar (v. fig. 7-4B). Esto significa, a su vez, que la presión hidrostática del intersticio que rodea a los capilares es menos negativa cuando existe agente tensioactivo. En consecuencia, esto ayuda a evitar la trasudación de líquido desde los capilares al intersticio o a los espacios alveolares. Las demás opciones son incorrectas. El agente tensioactivo (surfactante) disminuye la tensión superficial del líquido que tapiza los alvéolos, es secretado por las células de tipo II del epitelio alveo- lar, se trata de un fosfolípido y disminuye el trabajo necesario para expandir el pulmón.
7. La respuesta correcta es la D. La velocidad del aire en las grandes vías respiratorias supera a la de los bronquíolos terminales porque estos últi- mos tienen un área transversal total muy grande (v. fig. 1-5). Las demás opciones son incorrectas. En situación de reposo, la espiración es pasiva, se asocia a una presión alveolar que supera la presión atmosférica, la presión intrapleural aumenta gradualmente (se hace menos negativa) durante la espiración y el diafragma asciende en la espiración.
8. La respuesta correcta es la D. Si el pulmón se mantiene con un volumen determinado, la presión en la boca y la presión alveolar deben ser iguales porque no existe flujo aéreo. Por lo tanto, la respuesta es la C o la D. Como el pulmón se expandió con presión positiva, todas las presiones del interior del tórax aumentan. Dado que la presión intrapleural normal es de unos –5
 cm H
2O, no puede descender a –10, como se muestra en C. Por lo tanto,
la única respuesta posible es la D.
9.
La respuesta correcta es la A. El neumotórax espontáneo del pulmón dere- cho disminuirá su volumen porque se elimina la presión de expansión nor-
mal. Las demás opciones son incorrectas. El aumento de presión en el lado derecho hará que la pared torácica de ese lado se expanda, que el diafragma descienda y que el mediastino se desplace hacia la izquierda. El flujo san-

RESPUESTAS  221
guíneo hacia el pulmón derecho disminuirá, tanto porque su volumen es
pequeño, como también porque existe vasoconstricción pulmonar hipóxica.
10.
La respuesta correcta es la E. La ley de Poiseuille establece que durante el flujo laminar la resistencia de la vía respiratoria es inversamente proporcio- nal a la cuarta potencia del radio, permaneciendo todo lo demás sin cam- bios. Por lo tanto, una disminución del radio por un factor de 3 aumenta la resistencia en 3
4
, es decir, 81.
11. La respuesta correcta es la E. Durante la inmersión con escafandra, la den- sidad del aire aumenta debido a la presión elevada, y por lo tanto, la resis- tencia de la vía respiratoria aumenta. Las demás opciones son incorrectas. Lo más probable es que el flujo sea turbulento en las grandes vías respirato- rias; cuanto mayor sea la viscosidad, menos probabilidad hay de que se pro- duzca turbulencia; al dividir por dos el radio de la vía respiratoria, aumenta su resistencia 16
 veces; y durante la inspiración, la presión alveolar debe ser
menor que la presión en la boca.
12.
La respuesta correcta es la E. Durante la mayor parte de una espiración for­­
zada desde la capacidad pulmonar total, la compresión dinámica de las vías
respiratorias limita el flujo (v. figs. 7-16 a 7-18). El resto de las opciones son incorrectas. En particular, el flujo es independiente del esfuerzo.
13.
La respuesta correcta es la D. La inhalación del humo de cigarrillos pro- duce una constricción refleja del músculo liso de las vías respiratorias debido a la estimulación de receptores de sustancias irritantes en la pared de la vía respiratoria (v. cap. 8). Las demás opciones son incorrectas. Tanto el aumento del volumen pulmonar por encima de la FRC como la estimu- lación simpática del
 músculo liso de las vías respiratorias disminuyen la
resistencia de éstas. Al ascender a una gran altitud sucede lo mismo porque la densidad del aire disminuye. La densidad también disminuye cuando el nitrógeno se sustituye por helio en el aire inspirado.
14.
La respuesta correcta es la E. Cuando se realiza un esfuerzo inspiratorio contra una vía respiratoria cerrada, todas las presiones del interior del tórax descien- den, incluidas las presiones vasculares pulmonares. Las demás opciones son incorrectas. Durante la inspiración, la tensión en el diafragma aumenta, se acti- van los músculos intercostales externos (no los internos), la presión intrapleural se vuelve más negativa y la presión alveolar también descenderá con la presión intrapleural si el volumen pulmonar no varía. Si el volumen pulmonar aumenta ligeramente, la presión intrapleural disminuirá más que la presión alveolar.
15. La respuesta correcta es la B. A veces, los recién nacidos prematuros care- cen de agente tensioactivo, que es necesario para superar la tensión super-
ficial
 de los alvéolos y evitar la atelectasia. Esto les confiere riesgo de
síndrome de ­di­­ficultad respiratoria del recién nacido, que está asociado a una
menor distensibilidad. El aumento de la producción de moco, la contracción de la mus
­culatura lisa de las vías respiratorias y el aumento del edema de la
pared de las vías respiratorias están asociados a una mayor resistencia de las vías respiratorias. La disminución de las concentraciones de macrófagos alveolares podría afectar a la predisposición a padecer infecciones, pero no afectaría a la distensibilidad.

222  APÉNDICE B
16. La respuesta correcta es la D. Durante las pruebas de espiración forzada,
el mayor esfuerzo provoca un aumento del flujo espiratorio máximo, pero
no tiene ningún efecto sobre el flujo al final de la exhalación (v. fig. 7-16).
Este período de flujo independiente del esfuerzo es debido a la compresión
dinámica de las vías respiratorias durante la exhalación forzada. Las otras op
­­
ciones de respuesta no encajan en este patrón y son incorrectas.
17. La respuesta correcta es la D. Los signos y síntomas clínicos de este caso, incluidos los antecedentes prolongados de tabaquismo, las sibilancias y la exhalación prolongada durante la exploración, así como la radiografía de tórax con unos grandes volúmenes pulmonares y un aumento de la trans- parencia del pulmón, son indicativos de enfermedad pulmonar obstructiva. Una característica diagnóstica es un bajo cociente FEV
1/FVC. Típicamente,
el FEV
1 está reducido al igual que la FVC. Ninguna de las otras opciones
presenta un bajo cociente FEV
1/FVC y, por lo tanto, todas son incorrectas.
Capítulo 8
Al llegar a una gran altitud, la Po
2 arterial está reducida debido a
una reducción de la Po
2 inspirada. La hipoxemia provoca un aumento
de la ventilación como consecuencia de la estimulación de los
quimiorreceptores periféricos, lo que explica la reducción de la Pco
2,
el aumento del pH y la reducción de la concentración de bicarbonato.
Tras 1 semana a una gran altitud, la Po
2 ha aumentado debido a
una elevación adicional de la ventilación. Este aumento adicional se explica por la normalización de los valores del pH de la sangre y el LCR, que es consecuencia de la compensación renal de la alcalosis respiratoria en la sangre y un cambio parecido en el LCR. A raíz de esto, su efecto inhibidor sobre la ventilación disminuyó. El nivel casi normal del pH arterial es congruente con esto. El descenso adicional de la P
co
2 y el bicarbonato refleja el aumento de la ventilación.
La concentración de hemoglobina aumentó de 15 a 16,5 g/dl
durante la semana. Aunque la concentración de eritropoyetina sérica ha aumentado para entonces, el cambio en la concentración de hemoglobina es demasiado rápido para poderse explicar por este mecanismo y tiene que estar causado, en cambio, por la hemoconcentración, es decir, una pérdida de volumen plasmático.
Durante la prueba de esfuerzo, la P
o
2 arterial descendió debido
a la limitación de la difusión de oxígeno a través de la membrana alveolocapilar. Esto sucede a causa de la reducción de la P
o
2 alveolar
y del menor tiempo de tránsito de los hematíes en los capilares pulmonares como consecuencia del aumento del gasto cardíaco durante el esfuerzo. La desigualdad del cociente ventilación- perfusión como consecuencia del edema intersticial en el pulmón es otro posible factor contribuyente. El descenso de la P
co
2 y el pH
pueden explicarse por un aumento de la ventilación en respuesta a
 la acidosis láctica observada en la fase tardía del esfuerzo.
Caso clínico

RESPUESTAS  223
1. La respuesta correcta es la D. La corteza cerebral puede ignorar la fun-
ción de los centros respiratorios, por ejemplo, durante la hiperventilación
voluntaria o la contención respiratoria voluntaria. Las demás opciones son
incorrectas. El patrón respiratorio rítmico normal se origina en el tronco
encefálico, no en la corteza cerebral. La espiración es pasiva durante la respi-
ración tranquila, los impulsos del centro neumotáxico inhiben la inspiración,
y el impulso de los
 centros respiratorios incluye estímulos de la médula espi-
nal hacia los músculos intercostales y otros músculos, además de los nervios frénicos.
2.
La respuesta correcta es la C (v. fig. 8-2). Las demás opciones son incorrec- tas. Los quimiorreceptores centrales se localizan cerca de la superficie ven- tral del bulbo raquídeo; no responden a la Po
2 sanguínea; para un aumento
determinado de la Pco
2, el pH del líquido cefalorraquídeo (LCR) desciende
más que el de la sangre porque el LCR tiene menos amortiguación; y la concentración de bicarbonato del LCR puede afectar al estímulo de los qui- miorreceptores centrales amortiguando las variaciones del pH.
3.
La respuesta correcta es la B. Los quimiorreceptores periféricos res- ponden a la Po
2 arterial, pero durante la normoxia la respuesta es escasa
(v. fig. 8-3B). Las demás opciones son incorrectas. Los quimiorreceptores
periféricos responden a cambios del pH sanguíneo; la respuesta a los cam- bios de la Pco
2 es más rápida que la de los quimiorreceptores centrales;
los quimiorreceptores centrales son más importantes que los quimiorre- ceptores periféricos en la respuesta ventilatoria al aumento del CO
2, y los
quimiorreceptores periféricos tienen un flujo sanguíneo muy abundante en relación con su masa.
4.
La respuesta correcta es la E. El nivel normal de ventilación está controlado por la respuesta ventilatoria al CO
2. Las demás opciones son incorrectas. La
respuesta ventilatoria al CO
2 aumenta si la Po
2 disminuye; la respuesta venti-
latoria depende de los quimiorreceptores periféricos, además de los quimio- rreceptores centrales, y la respuesta ventilatoria disminuye durante el sueño, y el trabajo respiratorio aumenta.
5.
La respuesta correcta es la A. La ventilación aumenta enormemente a gran altitud en respuesta a la estimulación hipóxica de los quimiorreceptores. Las demás opciones son incorrectas. Son los quimiorereceptores periféricos, y no los quimiorreceptores centrales, los que son responsables de la respuesta. La respuesta está aumentada si la Pco
2 también lo está. La estimulación hipóxica
suele ser importante en pacientes con una neumopatía grave crónica que tie- nen valores casi normales del pH en el LCR y la sangre. La intoxicación leve por monóxido de carbono se asocia a una Po
2 arterial normal y, por lo tanto,
no hay estimulación de los quimiorreceptores periféricos.
6.
La respuesta correcta es la D. Como se muestra en la figura 8-2, el estí- mulo más importante procede del pH del LCR sobre los quimiorrecepto- res centrales. Las demás opciones son incorrectas. El efecto de la Po
2 sobre
los quimiorreceptores periféricos en situación de normoxia es muy leve. Los cambios en la Pco
2 afectan a los quimiorreceptores periféricos, pero la
magnitud es menor que la de los quimiorreceptores centrales. El efecto de

224  APÉNDICE B
los cambios del pH sobre los quimiorreceptores periféricos en condiciones
normales es escaso, y los cambios en la Po
2 no afectan a los quimiorrecep-
tores centrales.
7.
La respuesta correcta es la E. El esfuerzo moderado no reduce la Po
2 arterial,
aumenta la Pco
2 arterial ni reduce el pH arterial. La Po
2 de la sangre venosa
mixta desciende, pero no se conocen quimiorreceptores que se estimulen por ello.
8.
La respuesta correcta es la D. Las demás opciones son incorrectas. Lo impul- sos viajan hacia el encéfalo a través del nervio vago; el reflejo inhibe esfuer-
zos respiratorios adicionales si el pulmón se mantiene insuflado; el reflejo no se observa en adultos con escaso volumen corriente, y la abolición del reflejo cortando los nervios vagos en animales de laboratorio produce una respiración profunda y lenta.
9.
La respuesta correcta es la C. Cuando la Pco
2 en sangre aumenta, el CO
2 se
difunde al LCR. Esto aumenta la Pco
2 del LCR, lo que lleva a la liberación
de hidrogeniones y a una disminución del pH. Si el pH del LCR queda des­­plazado durante un largo período de tiempo, como en un paciente con
hipercarbia crónica debida a EPOC grave, la concentración de bicarbonato del LCR aumenta como respuesta compensatoria. El pH aumentará, pero habitualmente no alcanzará el pH normal del LCR de 7,32.
10.
La respuesta correcta es la C. Los quimiorreceptores periféricos más impor-
tantes que actúan como mediadores de la respuesta ventilatoria a la hipoxia se encuentran en los cuerpos carotídeos. Tras una resección bilateral de los cuerpos carotídeos, el paciente no experimentaría el mismo aumento de la ventilación por minuto y alveolar después de ascender a una gran altitud que las personas con unos cuerpos carotídeos intactos, y tendría una Pco
2 arterial
más alta. Con un menor aumento de la ventilación por minuto que una per-
sona normal, la Po
2 alveolar y arterial serían más bajas. El pH también sería
más bajo a causa de la Pco
2 más alta.
11.
La respuesta correcta es la E. La ventilación aumenta en respuesta a los incre- mentos de la Pco
2 arterial. Cuando la Po
2 arterial disminuye, como sucedería
tras el ascenso a una gran altitud, la ventilación para una Pco
2 determinada es
más alta que en la normoxia y la pendiente de la curva de respuesta ventilato- ria es más pronunciada. Las otras opciones son incorrectas. La hipoxia alveo- lar desencadenaría una vasoconstricción pulmonar hipóxica y aumentaría la presión arterial pulmonar, mientras que la hipoxemia aumenta el volumen de producción de quimiorreceptores periféricos. La disminución de la Pco
2 que
tiene lugar como consecuencia del aumento de la ventilación total llevará a una disminución del bicarbonato sérico y a un aumento del pH.

RESPUESTAS  225
Capítulo 9
1. La respuesta correcta es la A. En algunos deportistas de elite, el consumo de
oxígeno puede multiplicarse por 15 veces o incluso por 20. Las demás opcio-
nes son incorrectas. El valor R medido puede ser superior a 1 con niveles
ele
­­vados de esfuerzo físico porque se produce ácido láctico y existen nive-
les elevados de ventilación. La ventilación aumenta mucho más que el gasto
cardíaco (v. fig. 9-13), y con niveles de esfuerzo físico escasos, suele produ-
cirse escaso lactato o no se produce en absoluto. Con niveles de esfuerzo físico moderado, no existe esencialmente variación alguna del pH.
2.
La respuesta correcta es la E. Existe un aumento de las enzimas oxidativas en las células musculares que ayuda a la aclimatización. Las demás opciones son incorrectas. La hiperventilación es la característica más importante de la aclimatación; la policitemia aparece lentamente; existe una desviación a la izquierda de la curva de disociación del O
2 en altitudes extremas debido
a alcalosis respiratoria, y el número de capilares por unidad de volumen del músculo esquelético aumenta con la aclimatación.
3.
La respuesta correcta es la B (v. explicación completa en la fig. 9-4). Las demás opciones son incorrectas. La atelectasia se produce con mayor rapidez duran
­­te la respiración de oxígeno que al respirar aire; el flujo sanguíneo que
El consumo máximo de oxígeno se estabiliza en la fase tardía
del esfuerzo porque el sistema de transporte de oxígeno, incluidos
la ventilación, el gasto cardíaco y las propiedades de difusión del
pulmón y los tejidos periféricos, no pueden transportar más oxígeno
a los músculos que realizan el esfuerzo. El aumento del ritmo de
trabajo después de alcanzar el consumo máximo de oxígeno tiene
que atribuirse a la glucólisis anaerobia.
Inicialmente, la ventilación por minuto aumenta de forma lineal
con el ritmo de trabajo. No obstante, en este ejemplo, por encima
de un ritmo de trabajo de 350 vatios, la ventilación aumenta mucho
más rápidamente. Esto puede explicarse por la
 acumulación de
ácido láctico en la sangre y la estimulación de los quimiorreceptores que ello provoca.
La diferencia alveoloarterial de oxígeno en reposo y con el
esfuerzo leve es pequeña, pero puede aumentar hasta unos 30
 mm Hg con el esfuerzo máximo. Se cree que esto está causado
por la desigualdad del cociente ventilación-perfusión que puede producirse como consecuencia del edema intersticial en el pulmón. Es posible que las personas en forma que alcanzan unos niveles muy altos de potencia puedan presentar una limitación de la difusión del transporte de oxígeno a través de la membrana alveoloarterial, pero esto es raro a nivel del mar.
El pH varía poco con el esfuerzo leve, pero desciende
notablemente con el esfuerzo máximo debido a la formación de
 ácido láctico en la sangre.
Caso clínico

226  APÉNDICE B
llega a un pulmón con atelectasia está disminuido debido al escaso volu-
men pulmonar y quizá a vasoconstricción pulmonar hipóxica; la absorción
de un neumotórax espontáneo puede explicarse por el mismo mecanismo y
las propiedades elásticas del pulmón tienen escaso efecto en la resistencia de
la atelectasia causada por absorción de aire.
4.
La respuesta correcta es la A, porque los efectos de la descompresión se deben a burbujas de gas, y el helio es menos soluble que el nitrógeno. Las demás opciones son incorrectas. El trabajo respiratorio y la resistencia de las vías respiratorias están disminuidos. El riesgo de toxicidad por el O
2 no varía,
pero el riesgo de narcosis por gases inertes está disminuido.
5.
La respuesta correcta es la C. Con gravedad (G) cero, el depósito por sedi- mentación de partículas inhaladas no existe. Las demás opciones son inco- rrectas. Tanto el flujo sanguíneo como la ventilación del vértice pulmonar están aumentados porque los efectos normales de la gravedad están abolidos (v. figs. 2-7, 4-7 y 5-8). El volumen de sangre torácico aumenta porque la sangre ya no se acumula en regiones declive del organismo debido a la gra- vedad. La Pco
2 en el vértice pulmonar aumenta porque la eliminación de la
gravedad produce una disminución de la relación V
A/Q en el vértice pulmo-
nar (v.
 fig. 5-10).
6.
La respuesta correcta es la B. Al igual que la ventilación total, la ventilación alveolar puede multiplicarse por 10 o más. Las demás opciones son incorrec- tas. La frecuencia cardíaca, el gasto cardíaco y la Pco
2 de la sangre venosa
mixta aumentan mucho menos. Además, el volumen corriente aumenta mucho menos porque parte del aumento de la ventilación alveolar se debe al aumento de la frecuencia respiratoria.
7.
La respuesta correcta es la C. El conducto arterioso se cierra (v. explicación de la fig. 9-5). Existe un gran aumento de la Po
2 arterial, un gran descenso
de la resistencia vascular pulmonar, una disminución del flujo sanguíneo a través del agujero oval y esfuerzos inspiratorios muy importantes.
8.
La respuesta correcta es la E. La aparición de artralgias, picor (prurito), síntomas respiratorios y signos y síntomas neurológicos tras el ascenso rá
­­pido a la superficie es muy indicativa de enfermedad por descompre-
sión («enfermedad del buzo»). Esto sucede porque se forman burbujas de nitrógeno en los tejidos que se expanden más durante el ascenso. La imposibilidad de exhalar durante el ascenso puede llevar al desgarro de los pulmones (barotraumatismo), mientras que las presiones parciales exce- sivas de dióxido de carbono y oxígeno pueden causar alteraciones en el estado mental antes que los signos y síntomas observados en este paciente. La compresión sinusal y del oído medio es consecuencia de los cambios de presión que tienen lugar durante la inmersión, pero no son la causa de los signos y síntomas en este caso.
9.
La respuesta correcta es la C. Inmediatamente después del ascenso a una gran altitud, una persona presentará alcalosis respiratoria aguda, como con- secuencia del aumento de la ventilación total, debido a la respuesta ventila- toria a la hipoxia. La opción C proporciona la única serie de resultados de la gasometría congruente con este patrón. La opción A corresponde a una

RESPUESTAS  227
acidosis respiratoria aguda. La opción B muestra unos valores normales de la
gasometría a nivel del mar. La opción D corresponde a una alcalosis respira-
toria compensada. La opción E es indicativa de acidosis respiratoria crónica.
10. La respuesta correcta es la E. Con el ascenso a una gran altitud, la velo- cidad de elevación de la Po
2 en la sangre capilar pulmonar disminuye. Si
la persona permanece en reposo, todavía hay tiempo de que se produzca un equilibrio completo a través de la membrana alveolocapilar. No obs- tante, con niveles altos de esfuerzo, el tiempo de tránsito de los hematíes en los
 capilares disminuye y, como consecuencia de ello, la Po
2 al final de los
capilares no aumenta hasta el valor alveolar, lo que se traduce en hipoxe- mia. Las otras opciones son incorrectas. La fracción de espacio muerto disminuye con el esfuerzo, pero no contribuye a la aparición de hipoxemia. La concentración de hemoglobina no disminuye con el esfuerzo y cabría esperar que aumentara con el tiempo en la altitud. Las personas elevan su ventilación durante el esfuerzo, y no cabría esperar que la fracción de cor-
tocircuito aumentara en una persona sana a una gran altitud.
Capítulo 10
1.
La respuesta correcta es la A. Los broncodilatadores disminuyen la resisten- cia de las vías respiratorias, por lo que su eficacia puede valorarse mediante esta prueba. Las demás opciones son incorrectas. La compresión dinámica de las vías respiratorias es el principal factor que limita el flujo espiratorio máximo; el flujo está muy disminuido en la enfermedad pulmonar obstruc- tiva crónica (EPOC), pero puede ser normal o incluso estar aumentado en la fibrosis pulmonar; está disminuido en los pacientes con asma y es fácil de realizar.
2. La respuesta correcta es la D. La pérdida de tracción radial es uno de los fac- tores que contribuyen a la compresión dinámica de las vías respiratorias en la EPOC. Las demás opciones son incorrectas. La acción del diafragma no afecta a la compresión dinámica; si un broncodilatador es eficaz, puede aumentar el FEV; el flujo es independiente del esfuerzo espiratorio; y no se produce un aumento de la retracción elástica en la EPOC, aunque si se produjera, podría aumentar el FEV.
3. La respuesta correcta es la D (v. explicación en la figura 2-6). Las demás opcio- nes son incorrectas. La pendiente de la meseta alveolar está aumentada en la bronquitis crónica porque las unidades poco ventiladas se vacían más tarde en la
 espiración que las unidades bien ventiladas. El último aire exhalado proce­
­de del vértice pulmonar debido al cierre de las vías respiratorias en la base, y la
prueba no necesita mucho tiempo.
4.
La respuesta correcta es la B (v. la explicación en la sección «Medición del desequilibrio ventilación-perfusión» en el cap. 5). Las demás opciones son incorrectas. La Po
2 alveolar ideal se calcula usando la Pco
2 arterial, y el des-
equilibrio V
A/Q aumenta la diferencia alveoloarterial de Po
2, el cortocircuito
fisiológico y el espacio muerto fisiológico.
5.
La respuesta correcta es la B. Casi al final de la espiración, el aire espirado procede preferentemente del vértice pulmonar debido al cierre de las vías res-

228  APÉNDICE B
piratorias en la base (v. fig. 7-9). El vértice pulmonar tiene una Pco
2 relati-
vamente baja (v. fig. 5-10). Las demás opciones son incorrectas. El volumen
residual es mucho menor que la mitad de la capacidad vital; si la vía respiratoria
está obstruida a RV y la persona se relaja, la presión en las vías respiratorias es
menor que la presión atmosférica (v. fig. 7-11); la presión intrapleural siempre
es menor que la presión alveolar; y sólo las vías respiratorias cerca de la base
pulmonar están cerradas con volumen residual (v. fig. 7-9).
6.
La respuesta correcta es la B. El bajo cociente FEV
1/FVC indica que la paciente
tiene una obstrucción del flujo de aire. La disminución de la retracción elásti­­ca
del pulmón contribuye a la aparición de la obstrucción del flujo de aire mediante una disminución del gradiente de presión responsable del flujo de aire durante la exhalación y una reducción de la tracción radial en las vías respiratorias. Las otras respuestas son incorrectas. La disminución del número de capilares pul- monares y el engrosamiento de la membrana alveolocapilar pue
­den afectar al
intercambio de gases, pero no afectarán al flujo de aire. Las alteraciones fibróti- cas en el espacio intersticial aumentan la retracción elástica del pulmón y abren las vías respiratorias, y no están asociadas a la obstrucción del flujo de aire. El aumento del área transversal para el flujo de aire mejoraría el flujo de aire durante la exhalación en lugar de limitarlo.
7.
La respuesta correcta es la E. La presencia de dos fases distintas en la representa- ción de la concentración de nitrógeno frente al número de respiraciones indica que, en las unidades pulmonares, el nitrógeno se diluye a diferentes velocidades y, por lo tanto, la persona tiene una ventilación no uniforme (v.
 fig. 10-2). Las
otras opciones son incorrectas. La prueba con nitrógeno no se ve afectada por la concentración de hemoglobina, el caudal de quimiorreceptores periféricos o el grosor de la membrana alveolocapilar. La prueba con nitrógeno evalúa la desigualdad de la ventilación, antes que la perfusión, y no se vería afectada por el número de capilares pulmonares.
8.
La respuesta correcta es la D. La paciente tiene una gran diferencia alveolo­
arterial de oxígeno a pesar de inspirar O
2 al 100 %. Esto es indicativo de la
presencia de un cortocircuito. Las otras opciones son incorrectas. Puesto que la Pco
2 es de 34, la paciente no tiene hipoventilación. El deterioro de la difu-
sión casi nunca es una causa de hipoxemia a nivel del mar. La desigualdad del cociente ventilación-perfusión provoca hipoxemia, pero la Po
2 aumentaría en
mucha mayor medida de lo que se observa aquí con la administración de oxí- geno suplementario.

Figura 1-1. De Weibel ER: Respir Physiol 11:54, 1970.
Figura 1-2. Microfotografía electrónica de Nowell JA, Tyler WS.
Figura 1-4. Modificada de Weibel ER: The Pathway for Oxygen.
Cambridge: Harvard University Press, 1984, pág. 275.
Figura 1-6. De Maloney JE, Castle BL: Respir Physiol 7:150, 1969.
Figura 1-7. De Glazier JB, et al: J Appl Physiol 26:65, 1969.
Figura 2-1. Modificada de West JB: Ventilation/Blood Flow and Gas
Exchange, ed. 5. Oxford: Blackwell, 1990, pág. 3.
Figura 4-2. De Hughes JMB, et al: Respir Physiol 4:58, 1968.
Figura 4-7. Redibujada de Hughes JMB, et al: Respir Physiol 4:58, 1968.
Figura 4-8. De West JB, et al: J Appl Physiol 19:713, 1964.
Figura 4-10. De Barer GR, et al: J Physiol 211:139, 1970.
Figura 5-2. Modificada de West JB: Ventilation/Blood Flow and Gas
Exchange, ed. 5. Oxford: Blackwell, 1990, pág. 3.
Figura 5-4 De West JB. Pulmonary Pathophysiology: The Essentials. 8th
ed. Philadelphia, PA: Lippincott Williams & Wilkins;
2003:Figura 9-3.
Figura 5-6. De West JB: Ventilation/Blood Flow and Gas Exchange,
ed. 5. Oxford: Blackwell, 1990.
Figura 5-7. De West JB: Ventilation/Blood Flow and Gas Exchange,
ed. 5. Oxford: Blackwell, 1990.
Figura 5-8. De West JB: Ventilation/Blood Flow and Gas Exchange,
ed. 5. Oxford: Blackwell, 1990.
Figura 5-9. De West JB: Ventilation/Blood Flow and Gas Exchange,
ed. 5. Oxford: Blackwell, 1990.
Figura 5-10 De West JB. Ventilation/Blood Flow and Gas
Exchange. 5th ed. Oxford, UK: Blackwell; 1990.
Figura 5-12. De West JB: Lancet 2:1055, 1963.
Figura 5-13. Modificada de West JB: Ventilation/Blood Flow and Gas
Exchange, ed. 5. Oxford: Blackwell, 1990.
Figura 5-14. Redibujada de Wagner et al: J Clin Invest 54:54, 1974.
Figura 5-15. Redibujada de Wagner et al: J Clin Invest 54:54, 1974.
Figura 7-5. De Radford EP: Tissue Elasticity. Washington, DC:
American Physiological Society, 1957.
Figura 7-6. De Weibel ER, Gil J. In West JB: Bioengineering Aspects
of the Lung. New York: Marcel Dekker, 1977.
procedencia
de
 las FIGURAS
229

230  PROCEDENCIA DE LAS FIGURAS PROCEDENCIA DE LAS FIGURAS
Figura 7-8. De West JB: Ventilation/Blood Flow and Gas Exchange,
ed. 5. Oxford: Blackwell, 1990.
Figura 7-9. De West JB: Ventilation/Blood Flow and Gas Exchange,
ed. 5. Oxford: Blackwell, 1990.
Figura 7-14. Redibujada de Pedley TJ, et al: Respir Physiol 9:387, 1970.
Figura 7-15. Redibujada de Briscoe WA, Dubois AB: J Clin Invest 37:1279,
1958.
Figura 7-17. Redibujada de Fry DL, Hyatt RE: Am J Med 29:672, 1960.
Figura 7-20. Modificada de West JB: Ventilation/Blood Flow and Gas
Exchange, ed. 5. Oxford: Blackwell, 1990.
Figura 8-4. De Nielsen M, Smith H: Acta Physiol Scand 24:293, 1951.
Figura 8-5. Modificada de Loeschke HH, Gertz KH: Arch Ges Physiol
267:460, 1958.
Figura 9-3. De Hurtado A. In Dill DB: Handbook of Physiology, Adaptation
to the Environment. Washington, DC: American Physiological
Society, 1964.
Figura 10-5. Modificada de Comroe JH: The Lung: Clinical Physiology and
Pulmonary Function Tests, ed. 2. Chicago: Year Book, 1965.

231
A
Ácido araquidónico
metabolitos, 57t
vías, 58f
Acidosis, 87, 98, 99f, 100, 100t, 106, 216
metabólica, 100
parcialmente compensada, 106, 217
respiratoria, 98
compensada, 98
Ácino pulmonar, 5, 25, 207-208
Aclimatación, grandes altitudes, 167
Aire
alveolar, 15, 19, 31
ecuación, 66
hacia los tejidos, esquema, 67f
transporte de oxígeno, 64-65, 64f
Alcalosis
metabólica, 101
respiratoria, 100
Alvéolos, 2, 4f
estabilidad, 10
Amina, 57t
Anemia
concentración de oxígeno, 90f
baja en sangre venosa mixta,
105, 216
Angiotensina
I, 57t
II, 57t
Anhidrasa carbónica, 94
Aparato respiratorio bajo estrés, 161-181
Área espiratoria, 144
Arteria pulmonar, 7
Atelectasia, 177, 225
absorción, 168-169
causas, 169f
Atmósfera contaminada, 172-173
Avogadro, ley, 201
B
Barorreceptores arteriales, 151
Bicarbonato, 93, 95, 216
Bohr, ecuación, 188
efecto, 91
Boyle, ley, 200
Bradicinina, 57t
Bronquíolos, 2, 4f
terminales, 2, 5
C
Cambios circulatorios, respiración perinatal,
176-177
Capacidad
difusión, 34, 39, 202
captación máxima de oxigeno, 39, 209
medición, 34-35
monóxido de carbono, interpretación, 37
respiración de oxígeno, 40, 209
residual funcional 16, 120
dilución de helio, 16f, 26, 208
espirómetro y cronómetro, 24, 207, 16f,
25, 207
pletismógrafo, 17f
respiratoria máxima, 167
vital, 16
forzada, 183-184
Capilares
adyacentes abiertos, presión de oxígeno,
102f
cambios ultraestructurales, 8
diámetro, 9
endotelio, 3f
pulmón del perro, 9f
pulmonares, 3f, 4f
captación de oxígeno, 32-33, 32f
flujos, 55f
ÍNDICE ALFABÉTICO
DE MATERIAS
Los números de página seguidos de una t indican tablas y los seguidos de una f indican figuras.

232  ÍNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS
Célula tipo II del endotelio, microfotografía
electrónica, 115f
Centro/s
apnéusico, 144
neumotáxico, 144
respiratorio/s, 158, 223
bulbar, 143-144
Charles, ley, 200
Cianosis, 91
Circulación pulmonar/sistémica, presiones,
42-43, 42f, 60, 211
Coeficiente de filtración, 55, 203
Cociente ventilación-perfusión, 70-71
distribución de, 78, 78f, 79, 79f
ecuación, 72
gasto cardíaco, 84, 213
modelo para, 71f
patrón de desigualdad, 74f
prueba, 187-189
unidad pulmonar y, 71-72, 71f, 73f
Concentración fraccional, 19f, 20
Constante de tiempo desigual, ventilación,
191f
Controlador central, 143-144
Corteza cerebral, 145, 156, 158, 223
Cortocircuito (shunt)
disminución de presión arterial, 70f
ecuación, 188
fisiológico, 188
gasto cardíaco, 84, 213
medición del flujo, 69-70, 70f
sangre, 68
Cuerpo carotídeo, 148f
Curva/s
disociación del oxígeno, desviaciones
izquierda y derecha, 163
flujo-volumen, 129f
presión-flujo, isovolumétrica, 129, 130f
presión-volumen
medición, 111f
pulmones, 113
relajación, 121f
trabajo inspiratorio, 135f
D
Dalton, ley, 201
Davenport, diagrama, 99f
Déficit de bases, 98, 100
Descompresión, efectos, 170-171, 179, 226
Desequilibrio ventilación-perfusión
como causa de retención de CO
2, 79-81
curvas de disociación de CO
2 y O
2, 85,
213-214
disminución de presión arterial, 77f
ecuación del aire alveolar, 196, 227
esfuerzo, 163
intercambio global de gases, 76, 76f
medición, 81-82
pruebas, 187
resumen, 81
Desviación de cloruro, 94
2,3-Difosfoglicerato, 92
Difusión, 2, 7, 28-40, 67, 185
captación de oxígeno, 32-33, 32f
conceptos clave, 37
constante de, 202
índices de reacción con hemoglobina,
35-36, 36f
leyes de difusión, 29-30, 29f
limitaciones de la perfusión y, 30-32, 30f,
39, 209-210
pruebas, 185
tisular, 29f
transferencia
CO
2, 37
monóxido de carbono limitada por, 31
Dióxido de carbono, 93-96
concentración sanguínea, 93f
curva de disociación, 95-96, 95f, 96f
resumen, 96
disuelto, 93
esquema de captación, 94f
presión parcial, 95f, 96f
respuesta ventilatoria, 151-153, 152f, 158,
224
retención desequilibrio, ventilación-
perfusión, 79-80
transferencia a través de los capilares
pulmonares, 37
transporte, 93-95, 93f-94f
Dipalmitoil fosfatidilcolina, 114, 117
Distensibilidad, 112
aumento, 112
disminución, 112
efectos, 133f
específica, 112
Distensión, 47
Dopamina, 57t
E
Edema pulmonar, 163
Efectores, 145

ÍNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS  233
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica
(EPOC), 85, 195, 213, 227
Enzimas oxidativas, 167
Epitelio alveolar, 3f
Equilibrio
hídrico, pulmones, 54-56, 55f
superficial, 114, 116f
Esfuerzo, 159, 194-195, 224
aparato respiratorio bajo, 162-164
capacidad de difusión pulmonar,
163
consumo de oxígeno, 163f
curva de disociación de oxígeno, 163
desequilibrio ventilación-perfusión,
163
eliminación de CO
2, 162
gasto cardíaco, 163
presión arterial, 163
ventilación, 162, 162f
capacidad de difusión pulmonar
para el monóxido de carbono, 40, 210
consumo de oxígeno, 162f, 179, 225
desequilibrio ventilación-perfusión,
163
efectos respiratorios, 156
gasto cardíaco, 163
hiperventilación, 165
inspiratorio, 140, 221
Po
2 dentro de células musculares, 106,
217
pruebas funcionales respiratorias, 194
respuesta ventilatoria, 156
Espacio muerto
alveolar, 80
anatómico, 3, 22
método de Fowler, 21f, 22
fisiológico
ecuación, 201
método
Bohr, 22-23
Fowler, 21-22, 21f
Espiración, 110, 138, 220
flujo, 131
forzada, 129f, 130f, 131, 139, 195, 221
pruebas, 183-184, 184f
volumen, 131, 183-184
Estado acidobásico, 96-98, 99f
acidosis respiratoria
parcialmente compensada, 106, 217
y metabólica, 106, 217
Estrés, aparato respiratorio y, 161-181
Exceso de bases, 98, 100
F
Factor de transferencia, 37
Feto humano, circulación sanguínea, 175f
Fibras C bronquiales, 150
Fick
leyes de difusión, 29, 30, 29f, 202
principio, 48, 60, 202, 211
Flujo
aéreo, tubos, 122-124, 123f
independiente del esfuerzo, 129
inmersión con escafandra, 139, 221
laminar, 123
líquidos
capilares pulmonares, 55f
fórmula, 54-55
presión neta, 55, 61, 212
sanguíneo pulmonar
distribución, 49-52
fórmula, 48
medición, 48, 49
otras funciones, 56
presión parcial de oxígeno alveolar, 53f
sustancias, 57t
turbulento, 123
Fowler, método, espacio muerto anatómico,
21, 21f
G
Gasometría y pH, 189
ecuación, 204
Gasto cardíaco, esfuerzo, 84, 213
Graham, ley, 202
Gran altitud
aclimatación, 158, 168, 177, 223
curva de disociación de O
2, 167
frente a presión atmosférica, 164, 165f
hiperventilación, 164-165
mal de las montañas
agudo (mal de altura), 167
crónico, 167
policitemia, 165, 166f
residentes permanentes, 167
vasoconstricción pulmonar, 167
H
Haldane, efecto, 94
Helio, dilución, capacidad residual funcional,
26f
Hematíes, 7

234  ÍNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS
Hemoglobina, 88-89
afinidad del oxígeno, 104, 216
concentración del oxígeno, 104, 215
índices de reacción, 35-36, 36f
Henderson-Hasselbalch, reacción, 96, 204
Henry, ley, 88, 201
Hering-Breuer, reflejos, 159, 224
Hierro-porfirina, compuesto, 88
Hiperventilación, esfuerzo, 164-165
Hipotálamo, 145
Hipoventilación, 65-67
Hipoxemia
características/tipos, 103t
causas, 67
Hipoxia
respuesta ventilatoria, 156, 158, 223
tisular, características y tipos, 103t
Histamina, 57t
I
Inspiración, 5-6, 6f, 109-110, 109f-110f
Intercambio de gases
desequilibrio ventilación-perfusión, 76-77,
77f
placentario, 174-175, 175f
regional, 73-75, 73f-74f
diferencias en, 75f
sangre y tejidos, 101-102, 102f, 103t
Interdependencia, 117
Intersticio, 3f
L
Leucotrienos, 57t
Ley/es
difusión, 29
Fick, 29-30, 29f
gases, 200-201
Línea amortiguadora, 98
Líquido cefalorraquídeo, 146
M
Membrana alveolocapilar, 2
área, 2
desplazamiento de oxígeno, 12, 206
difusión de oxígeno, 33
función, 2, 3f
lesión, 11, 206
Metabolismo
conceptos clave, 58-59
flujo sanguíneo, 51-62
Método de respiración
múltiple, 186
única, 185-186
Monóxido de carbono
capacidad de difusión, 39, 209
esfuerzo, 40, 210
interpretación, 37
captación, 30f
intoxicación, 105, 216
transferencia, 30-32
Movimiento paradójico, 109
Músculo/s
inspiratorios accesorios, 109
intercostales
externos, 109
internos, 110
liso bronquial, 127
respiratorios, 109-110, 109f-110f
N
Narcosis por gases inertes, 171
Neumotórax, 121f
espontáneo, 139, 220
Norepinefrina, 57t
O
Óxido nitroso
captación, 30f
curso cronológico, 31
transferencia, 31
Oxígeno, 88
captación, 32-33, 32f
a través de capilares pulmonares, 32-33,
32f
concentración, efectos en
anemia, 90f
policitemia, 90f
consumo, esfuerzo, 162f
curso cronológico, 32, 32f
curva de disociación, 88f-92f, 89-93
difusión, membrana alveolocapilar, 33
disuelto, 88
hemoglobina, 88-89
hiperbárico, tratamiento, 172
presión parcial
entre capilares adyacentes abiertos, 102f
grandes altitudes, 166f
respuesta ventilatoria, 153-154, 154f
sanguíneo, 42

ÍNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS  235
saturación, 91
toxicidad, 168, 169f, 172
transporte, aire a tejidos, 64-65, 64f
esquema, 67f
Óxígeno-dióxido de carbono, esquema, 187f
P
Pared
abdominal, 110
atelectasia, absorción, 168-169, 169f
alveolar, 8, 8f
torácica, propiedades elásticas, 120-122,
121f
Pco
2 alveolar, 85, 213
Pendelluft (aire oscilante), 190
Péptidos, 57t
Perfil de velocidad, 123
Perfusión, limitaciones, 31
difusión y, 30-32, 30f
Plasma, 3f
Pletismógrafo, medición
capacidad residual funcional, 17f
medición resistencia vías respiratorias, 192f
Po
2 del aire húmedo inspirado, 84, 213
Poiseuille, ecuación, 126
Policitemia, 165, 166f
concentración de oxígeno, 90f
Poros de Kohn, 4f
Postura, flujo sanguíneo, 49-50
Presión/es
alrededor de vasos sanguíneos pulmonares,
43-45, 44f
apertura crítica, 47
arterial, disminución
por cortocircuito, 70f
por desequilibrio de ventilación-
perfusión, 77f
atmosférica, grandes altitudes, 165f
aumento
aparato respiratorio bajo estrés, 170-171
descompresión, 170-171
efectos respiratorios, 168-169
narcosis por gases inertes, 171
oxígeno hiperbárico, tratamiento, 172
toxicidad del O
2, 172
circulación sistémica/pulmonar, 42-43, 42f,
60, 211
coloidosmótica, 54-55
hidrostática
flujo sanguíneo, 50
intersticial, 55
interior de vasos sanguíneos pulmonares,
43-45, 44f
intrapleural, 119f, 126, 138, 220
parcial
aire inspirado (Po
2)
cálculo, 2
en Everest, 12, 207
gas en solución, 201
transmural, 43
transpulmonar, 112
unidades de uso, 200
Propiedades elásticas, pared torácica,
120-122, 121f
Prostaciclina, 57t
Prostaglandina A2, 57t
Prostaglandina E2/F2α, 57t
Protuberancia, 144
Prueba/s
cociente ventilación-perfusión,
185-189
control de la ventilación, 194
de respiración única con nitrógeno, 195,
227
diagnóstico definitivo, 183
difusión, 185
distribución topográfica, 185
esfuerzo, 194
espiración forzada, 183-184, 184f
flujo sanguíneo, 185
funcionales respiratorias, 192-197
perspectivas, 194
gasometría y pH, 189
distensibilidad pulmonar, 190, 191f
mecánica respiratoria, 190-193
perspectiva, 194
resistencia, vías respiratorias, 191-192,
192f,
ventilación, 183-185
desigual, 185-186, 186f
volumen
de cierre, 192, 193f
pulmonar, 184-185
Pulmón/es
curva presión-volumen, 114
distensibilidad, 137, 219
elasticidad, 7
eliminación de partículas inhaladas, 10
equilibrio hídrico, 54-55, 55f
esquema volumen/flujo, 15f
estructura, 1-13
flujo sanguíneo, distribución, 49-52, 49f
desigual, 50f

236  ÍNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS
función, 1-13
metabólica, 56-58, 57t, 58f
leucotrienos, 61, 212
intercambio regional de gases, 73-76,
73f-74f
neumotórax espontáneo, 139, 220
posición vertical
Po
2 alveolar, 85, 214
regiones basales, 138, 220
receptores, 149-151
trabajo, 134-135, 135f
unidad, cociente ventilación-perfusión,
71-73, 72f-73f
vías respiratorias, 5f
volumen, 15-18, 47
muy bajo, 119f, 120
pletismógrafo, 17-18, 17f
por espirometría, 16-17, 16f
pruebas, 184-185
resistencia vascular pulmonar, 47-48, 47f
resumen, 18
zonas, 50-52, 61, 211
Q
Quimiorreceptores
centrales, 146-147, 146f, 158, 223
entorno, 146f
resumen, 147
periféricos, 147-149, 148f
resumen, 149
R
Receptor/es
articulares/musculares, 150
barorreceptores arteriales, 151
dolor/temperatura, 151
estiramiento pulmonar, 149
fibras C bronquiales, 150
nasal, 150
sistema γ, 151
sustancias irritantes, 150
vías respiratorias superiores, 150
yuxtacapilares, 150
Reclutamiento, 46, 46f
Resistencia tisular, 134
Resistencia vascular pulmonar, 45-48, 47f,
60, 211
fórmula, 45
descenso, 46f
presión venosa pulmonar, 61, 211
volumen pulmonar, 47-48, 47f
Resistores de Starling, 51f
Respiración
capacidad máxima, 167
ciclos, presiones durante, 125, 125f
líquidos, 173
mecánica, 118-141
pruebas, 190-193
patrones anómalos, 156
perinatal
cambios circulatorios, 175-176
intercambio de gases a través de la
placenta, 174-175, 175f
primera respiración, 175
primera, 175
trabajo, 134-135, 135f
total, 135
Respuestas integradas, 151-156, 152f, 154f
Reynolds, número, 124
S
Sangre
capilar final, 33
concentración de dióxido de carbono,
93f
cortocircuito, 68-70
flujo
conceptos clave, 58-59
control activo, 52-54, 53f
distribución, 49-52, 49f-51f
de la ventilación, 74f
pulmón en posición vertical, 49, 49f
feto humano, 175f
metabolismo, 41-62
postura, 49-50
presión hidrostática, 50
principio de Fick, 202
pulmonar, 42-45, 42f, 47f, 48-49
resistencia vascular pulmonar, 46f
oxigenada, 42
respuesta ventilatoria al pH, 155
transporte de gases, 87-107
vasos, 7-10
Sensores, 146-151, 146f, 148f
Serotonina, 57t
Símbolos
básicos, 199
secundarios, 199
Sintasa de óxido nitroso endotelial, 53
Sistema límbico, 145
Pulmón/es (continuación)

ÍNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS  237
Starling
ley, 203
resistores, 51f
Surfactante pulmonar, 114, 117
células alveolares, 137, 220
prevención de trasudación de líquido, 138,
220
Sustancias vasoactivas derivadas del endotelio,
53
T
Tensión superficial, 113-117, 113f-116f
Tráquea, 2
Trabajo
inspiratorio en curva presión-volumen,
135f
realizado, pulmones, 134-135, 135f
Transporte de gases, sangre, 87-107
Trastornos acidobásicos, tipos, 98-100
Tronco encefálico, 143-145
U
Umbral anaerobio, 162
V
Vasoconstricción pulmonar hipóxica, 52-54,
61, 211-212
Vasopresina, 57t
Vasos
alveolares, 43-45
corte transversal, 54f
esquema, 54f
extraalveolares, 45
corte transversal, 54f
esquema, 54f
músculo liso y tejido elástico, 47, 60,
211
sanguíneos, 12, 207
pulmonares, presiones alrededor de,
43-45, 44f
Venas pulmonares, 7
Ventilación, 14-27
alveolar, 18-20
concentración de CO
2, gas espirado,
19f, 20
ecuación, 66
esfuerzo máximo, 180, 226
medición del espacio muerto
anatómico, 20-22
Pco
2 alveolar, 26, 208
control, 142-160
controlador central, 143-145
efectores, 145
elementos, 143, 143f
patrones respiratorios anómalos, 156
pruebas, 194
respuestas integradas, 151-156, 152f,
154f
sensores, 146-151, 146f, 148f
desigual, causas, 133-134, 133f
diferencias regionales, 23, 24f
causas, 118-119, 119f
distribución, flujo sanguíneo y, 74f
ecuación, 201
en reposo, 159, 223
esfuerzo, 159, 224
espacio muerto
anatómico, 21
fisiológico, método
Bohr, 22-23
Fowler, 21-22, 21f
espiración forzada, 183-184, 184f
fórmula, 19
malgastada, 80
mediciones, 18-20
pruebas, 183-185
respuesta a
dióxido de carbono, 151-153, 152f
esfuerzo, 155-156
hipoxia, 156
oxígeno, 153-154, 154f
pH sanguíneo, 155
resumen, 23
total, 18
volúmenes pulmonares, 184-185
espirómetro, 16-17, 16f
pletismógrafo, 17-18, 17f
resumen, 18
Ventilación-perfusión, relación
cociente de intercambio respiratorio, 203
cortocircuito
fisiológico, 204
venosoarterial, 203
desequilibrio
cocientes, 187
diferencia alveoloarterial de Po
2, 187-
189, 187f
espacio muerto
alveolar, 204
fisiológico, 188-189
distribución topográfica, 185

238  ÍNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS
ecuación
de aire alveolar, 196, 227
de relación, 203
espacio muerto alveolar, 204
pruebas, 185-189
ventilación desigual, método de respiración
múltiple, 186, 186f
única, 185-186
Vías respiratorias
cierre, 119f, 120
compresión dinámica, 129-132, 129f-130f,
132f
resumen, 131
conducción, 2-3, 5f
difusión, 12, 207
pulmones, 5f
resistencia, 122-132
factores determinantes, 127-128, 128f
inhalación de humo de cigarrillos, 139,
221
medición, 124
pruebas, 191-192, 192f
punto principal, 125f, 126
radio de la vía respiratoria, 139, 221
resumen, 128
resumen, 7
superiores, receptores, 150
Volumen
corriente, 15
de cierre, pruebas, 192-193, 193f
espiratorio forzado, 132
mínimo, 122
pulmonar muy bajo, 119, 119f
residual, 16, 119, 196, 227
Vuelo espacial, 170
W
Weibel, idealización de vías respiratorias, 6f
Z
Zona respiratoria, 5, 6f
Ventilación-perfusión, relación (continuación)
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